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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.40 La Paz mayo 2017

 

SOCIOLOGÍA DEL CAMPO INTELECTUAL

 

Reflexión sobre el Pensamiento Anticolonial Expresado por Aimé Césaire en el "Discurso sobre el Colonialismo"y algunas Preocupaciones Vigentes

 

Reflection on the Anti-colonial Thought Expressed by Aimé Césaire in "Discourse on colonialism" and Some Existing concerns

 

Blanca Zulema Ballesteros Trujillo1
Fecha de recepción: marzo de 2017 Fecha de aceptación: abril de 2017

 

 


Resumen:

En este ensayo se recorren las líneas de un pensamiento anticolonial relevante que acuña el concepto de "negritud"2 para revelar el horror del espíritu colonial europeo en contra de la población de color y sus consecuencias en el orbe mundial y latinoamericano. Recuperando la amplitud y propuesta de esperanza de este pensamiento se reclama la inscripción tácita de los derechos de la mujer y de las personas olvidadas por la historia. Remarca la importancia, como parte de la diáspora, de la comunidad afroboliviana, cuya singularidad no se considera y sus derechos aún carecen de especificidad en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia.

Palabras clave: pensamiento anticolonial, negritud, diáspora, mujer, comunidad afroboliviana, Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia


Abstract:

This essay goes through the lines of a relevant anticolonial thought that coins the concept of negritude to reveal the horror of the european colonial spirit against the black population and its impact on the global and Latin American orb. Retrieving the proposal of hope of this thought, a tactical inscriptions of the rights of women and forgotten people by history are claimed. As part of the diaspora, the Afro-Bolivian community is highlighted because their singularity is not considered and there is not specificity in the law of the Plurinational State of Bolivia Constitution addressing their rights.

Keywords: anticolonial thought, negritude, diaspora, women, afro-bolivian community, Plurinational State of Bolivia Constitution.


 

 

... la colonización, repito, deshumaniza aún al más civilizado de los hombres; que la acción colonial, la empresa colonial, la conquista colonial, basada en el desprecio al hombre indígena yjustificada por ese desprecio, tiende inevitablemente a modificar al que la emprende; el colonizador que, para irse haciendo a la idea, se habitúa a ver en el otro a la bestia y a tratarlo como bestia, tiende objetivamente a transformarse él mismo en bestia (Césaire, 2006).

¿Cuál es el origen, significación e impacto epistemológico, social, cultural y político del concepto "negritud"? ¿Cuál es el olvido que debe integrar su propuesta de reivindicación colonial?

La "negritud" como concepto nace bajo la pluma de Aimé Césaire3 en París, durante los años treinta, y responde a una creación colectiva. Es fruto de las reflexiones de un grupo de estudiantes de color pertenecientes a las élites de distintas colonias francesas, cuyo desplazamiento geográfico a la metrópolis conlleva reflexiones intelectuales importantes. Según Oliva (2010), la "negritud" se transformó entonces en un arma conceptual de lucha contra algunas ideas instaladas, como la inferioridad, la bestialidad, la falta de civilización y la cultura del negro y los africanos en rechazo a las prácticas imitativas de la cultura francesa por parte de los pueblos colonizados. Interpretación que pretende abarcar el vasto sentido del concepto.

Césaire expone su pensamiento contra el colonialismo en los siguientes términos: "Es la protesta del hombre negro contra la Cultura Occidental que le ha negado y niega su calidad humana" (Césaire, 2006: 3). El autor, desarrolla sus ideas sobre la civilización y la colonización comprendiéndolas como dos procesos diferentes. Considera que la colonización es el acto de negación del otro, un acto en el que destaca la forma violenta y salvaje que convierte en bárbara y decadente a la civilización que ejecuta la empresa. Sostiene que: "...de la colonización a la civilización la distancia es infinita; que, de todas las expediciones coloniales acumuladas, de todos los estatutos coloniales elaborados, de todas las circulares ministeriales expedidas no sale airoso ni un solo valor humano" (Césaire, 2006: 7).

Su mirada crítica identifica a la civilización occidental y europea como protagonista principal del delito de lesa humanidad al que se refiere. Afirma que se trata de una cultura "moral y espiritualmente indefendible". Comprende que es el actor principal del hecho colonial, ante el cual se rebela y estrella radicalmente, por su carácter inhumano y racista que niega la posibilidad

de vivir al pueblo que subyuga, al que atribuye diferencias extrañas por su origen, el color de su cuerpo, lengua y rasgos propios de su cultura, vistos como defectos monstruosos. Histórica afrenta en contra de una humanidad cuya existencia no acepta de ninguna manera.

En su discurso desnuda la lógica del razonamiento colonial y realiza un complejo ejercicio radiográfico del poder que ejerce. Sostiene textualmente que:

...nadie coloniza inocentemente, que nadie coloniza tampoco impunemente; que una nación que coloniza, que una nación que justifica la colonización -y por tanto la fuerza- es y a una civilización enferma, una civilización moralmente minada que, irremesiblemente, de consecuencia en consecuencia, de negación en negación, clama por su Hitler, o sea, por su condena (Césaire, 2006: 10).

Palabras que expresan su posición aguda e intransigente frente al hecho colonial. La actitud de sometimiento establece los términos de una relación asimétrica que devalúa la condición del otro sin consideración alguna. Es una relación de sujeción en la que el colonizador calla la voz de quien pretende negar su existencia. Su postura delata que no hay posibilidad de "contacto humano" porque las relaciones de subordinación se imponen. El hombre agraviado se convierte en un simple instrumento de trabajo, explotación y producción; un objeto que se selecciona, usa, gasta, deshecha y sustituye sin objeción, después de la extracción de su fuerza de trabajo. Demás está decir que la fuerza colonial no guarda ningún compromiso por el destino del otro, puesto que su mentalidad es de humillación brutal y de despojo.

Césaire sostiene que bajo el régimen colonial ningún progreso material puede reivindicar a Europa ni a su entorno, más bien acusa la irracionalidad con la que indiscriminadamente atenta y destruye la vida de los otros. Esa línea de reflexión asume que la barbarie ejercitada por Europa es superada "ampliamente" sólo por Norte América. Revela que en ese marco se inscribe el contexto capitalista y la relación burguesía/proletariado, la enajenación de la propiedad de los medios de producción del trabajador, la posesión exclusiva de los mismos en manos de quienes detentan el poder, las relaciones sociales de explotación, la fuerza de trabajo no pagada, origen del plus valor y ganancia, aspectos que delatan la pervivencia del espíritu y razón colonial.

Quijano4 (2007) reconoce de sobremanera el aporte de Cesaire como una ruta interpretativa del colonialismo, el comunismo y la negritud, temas centrales en su agenda política e intelectual y en la reivindicación de la intelectualidad del mundo no europeo, en especial de la diáspora africana5.

Considero que el pensamiento de Césaire tiene importantes consecuencias epistemológicas, pues cuestiona la cualidad nefasta de los referentes autoritarios y excluyentes euro-norteamericano-céntricos, cuyo sentido provoca que la situación social se agrave por la presencia de los seres humanos negados en la historia, cuya condición marginal no es considerada por el régimen racial y clasista que varía sus formas de explotación de manera versátil, a medida del desarrollo técnico, tal como señala su mejor alumno, Frantz Fanon (1965) en "Racismo y cultura"; me refiero a la situación de los hombres de color en calidad de seres oprimidos. La abstracción de sus derechos humanos inspira el compromiso de Césaire, esfuerzo que se plasma en su obra intelectual, cultural, política y artística.

Césaire participa tempranamente en el denominado giro epistémico deco-lonial, desde donde se promueven lecturas contrapuestas a los universales abstractos modernos, contra la colonialidad del saber y el ser para registrar los cambios evidentes en la geografía de la razón en los sujetos epistémicos y en las perspectivas del pensamiento crítico contemporáneo; fenómenos que se movilizan en contravía de los diseños globales/imperiales como corrección de la mirada y la práctica eurocentrada. Se reconoce su contribución en los procesos de descolonización política, epistémica, ontológica y cultural de los pueblos y los sujetos del mundo no europeo (Quijano, 2007).

La trascendencia de su pensamiento es, sin duda, importante por su pertinencia y lucidez crítica, pues coadyuva a desnaturalizar y comprender las relaciones de opresión vigentes en el mundo actual. Según Quijano, él insiste en mostrar cómo la colonización incide en la "descivilización" del colonizador, en su embrutecimiento y en afirmar que el conjunto de prácticas racistas y genocidas europeas contra el mundo 'incivilizado', 'bárbaro', 'inferior' y colonizado termina afectando el espíritu y la mentalidad del colonizador (Quijano, 2007: 256-257). De donde deviene la construcción de la subjetividad cautiva que introyecta en su manera de ser quien sufre el maltrato. Su naturaleza se torna en la de una criatura sin derechos y su existencia se define en función exclusivo del propósito colonial con su propia anuencia.

Los efectos del proyecto moderno/colonial para Europa tambalean frente a los desastres que se cometen, así como lo hacen "...los límites del denominado humanismo (...) racista europeo, el mismo de donde se desprenden promesas de "igualdad fraternidad y libertad" (Quijano, 2007: 257), declaraciones de derechos, que tienen como único referente al hombre europeo blanco y heterosexual, en manifestación de un racismo imperial global, desde su óptica excluyente vertical.

Césaire fue miembro militante del partido comunista, abdica del mismo al conocer el "Informe Secreto" que devela las atrocidades cometidas por Sta-lin, no comulga con la ceguera del comunismo ante la difícil singularidad de grupos humanos colonizados y racializados. Afirma que.

... la lucha de los pueblos de color contra el racismo, es mucho más compleja, es, a mi juicio, de una naturaleza muy distinta a la lucha del obrero francés contra el capitalismo francés y de ningún modo podría ser considerada como una parte, como un fragmento de esta lucha (Césaire, citado por Quijano, 2007: 258).

Su discurso expone de manera magistral la tristeza de ese mundo de amos y esclavos en el que se desenvuelven los pueblos sometidos. El sentido de sus palabras traspasa tiempo y fronteras; compromete, sin excepción, a la totalidad de los pueblos que han sido humillados por la actitud salvaje de la civilización colonizadora. Situación que se agrava por la práctica cotidiana del colonialismo interno que se extiende hoy al ámbito de la vida latinoamericana que comparte la misma condición de sujeción. La experiencia de la empresa colonial familiariza íntimamente, sin duda, a estos pueblos.

La diáspora africana se expande allende fronteras. Llega a América y a nuestra propia tierra, hecho que multiplica el sentido de la empresa brutal de la colonia. Se calcula que de la comunidad afroboliviana6, 25.000 viven en Los Yungas y una parte importante en las ciudades de La Paz y Santa Cruz. En nuestro medio es un testimonio que no se puede eludir ni dejar de citar porque es un pedazo vivo de la diáspora. Es un pueblo que lucha por la reivindicación de sus derechos sin poder ser comprendido en su plena singularidad, tal como se observa en el artículo 32 del capítulo cuarto de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia: "El pueblo afroboliviano goza en todo lo que corresponda, de los derechos económicos, sociales, políticos y culturales reconocidos en la Constitución para las naciones y pueblos indígena originario campesinos" (CPE, 2009: 11).

Sus derechos se extienden como un apéndice de las naciones y pueblos indígena originario campesinos, tal como reza el artículo señalado. Pienso que este hecho marca la indeterminación de su reconocimiento, actitud que deja a esta población en el limbo de la normativa legal boliviana.

Al hablar de la falta de identificación de la singularidad del pueblo afroboli-viano pretendo comulgar, sinceramente, con la complejidad que establece el postulado teórico de Césaire al respecto:

No me entierro en un particularismo estrecho. Pero tampoco quiero perderme en un universalismo descarnado. Hay dos maneras de perderse: por segregación amurallado en lo particular o por disolución en lo "universal". Mi concepción de lo universal es la de un universal depositario de todo lo particular, depositario de todos los particulares, profundización y coexistencia de todos los particulares (Césaire, citado porYaksic en Oliva, Stechery Zapata, 2010: 55).

Cabe resaltar que, en la actualidad, la comunidad afroboliviana tiene una fuerte raíz cultural, basada en sus ancestros migrados de África. Sus expresiones culturales están basadas en el baile y la danza. Su mayor influencia es la Saya, baile popular a lo largo del país, donde plasma sus inquietudes sociales, alegrías, dolores, con coplas rimadas al ritmo africano de tambores que llevan el humor de los copleros que improvisan estrofas de expresión grupal y de crítica social. Interpreto que su arte es una expresión legítima de denuncia. Es la fuerza de su resistencia y para muestra basta un botón. El abuelo Manuel Medina de la Comunidad de Chillamani sostiene:

La vida en el tiempo de la hacienda fue la de mayor opresión, como dice el canto de saya que fue antes de 1952:

Quisiera volar por las alturas
Para revisar toda la malicia que hay en el mundo (Bis).
Ahora no es tiempo de la esclavitud
Para vivir en tu hacienda a plan de rigor (Bis).

(Ballivián, 2014: 53)

En nuestro país, los idiomas y variaciones dialectales, la música, la actitud y forma de ser del afroboliviano es una mezcla de la raza negra, el aymara y el mestizo criollo. Los afrobolivianos además de tener influencia religiosa cristiana, conservan elementos de rituales de Macumba y del Vuh-duh, sobre todo en las poblaciones de Chulumani y Mururata, donde perviven sus tradiciones. La población que se auto reconoció como afroboliviana en el censo del año 2012 fue de 16.329 personas. Aspecto que no se consideró en el censo del año 2001. Otra muestra de exclusión deliberada.

La lógica del colonialismo interno vigente contribuye a preservar las relaciones de explotación. Es un procedimiento denso de discriminación, dispositivo del poder cultural, instalado para ejercitar una negación sistemática. Su funcionalidad al mantenimiento del sistema es indiscutible y fatal; producto del enraizamiento tentacular del poder que da lugar a una sociedad de mentalidad racializada que niega derechos en todos los órdenes posibles de vida; mecánica que no es difícil de comprender en una sociedad como la nuestra. Los diferentes ejercicios de discriminación son parte de la rutina. Se refuerzan por la mala práctica de los "usos y costumbres" que tienen la intención de preservar el orden autoritario del poder colonial, desobedeciendo el mandato constitucional de construir:

Un Estado basado en el respeto e igualdad entre todos, con principios de soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, donde predomine la búsqueda del vivir bien; con respeto a la pluralidad económica, social, jurídica, política y cultural de los habitantes de esta tierra: en convivencia colectiva con acceso al agua, trabajo, educación y vivienda para todos (CPE, 2009: 7).

Transgresión que marca negativamente la condición de vida del pueblo afro-boliviano que se debiera cuidar celosamente por su significancia humana y riqueza histórica y cultural. Las consecuencias del desacato mellan el derecho y la dignidad, tal como ocurre en cualquier lugar por donde atraviesa la diáspora latinoamericana en pleno siglo XXI.

Retomo el pensamiento de Césaire para reiterar su postura intransigente ante el avasallamiento de los derechos por parte de la empresa colonial que elimina "impunemente" al pueblo en el que se instala. El autor recoge hechos históricos destacados para ilustrar el resultado de la mentalidad destructora del proyecto colonizador que no encuentra barrera ni límite alguno en su afán. Identifica con claridad la funcionalidad de la evangelización en su plan de aniquilación. Es un régimen que no se apodera sólo de los cuerpos para someterlos, sino que arrasa con las manifestaciones propias de su espiritualidad. Impone una religión extraña con la pretensión de doblegar e imponer su poder en la totalidad de los órdenes de la vida. Teresa Gisbert (2016), en Arte, poder e identidad, contribuye a comprender la complejidad del proceso de "superposición" de las deidades, a través del estudio que hace sobre el entorno virreinal dentro del área andina, con especial énfasis en la pervivencia de mitos y creencias que, identificándose con la doctrina cristiana propia de los conquistadores, pudieron pervivir. El arte sacro de la época documenta la relación de sujeción.

Césaire discute con vehemencia la idea psicoanalítica del complejo de dependencia de Mannoni, la idea ontológica de R. P. Tempels y la idea de la tropicalidad de Gourou. Las considera razones de explicación impertinentes que pretenden justificar la empresa colonial con argumentos sin fundamento. Declara que una esperanza llena su espíritu: "Mi único consuelo es que las colonizaciones pasan, que las naciones no permanecen mucho tiempo en letargo, y que los pueblos quedan" (Césaire, 2006: 14). Se refiere al valor de la resistencia y el poder de la memoria de los pueblos sometidos por la razón colonial.

Espero que el deseo expresado desde el dolor y la preocupación anticolonial de Césaire, penetre en los sentidos y la inteligencia de quienes pretendemos contribuir a la elaboración de un franco pensamiento crítico, de y post colonial, que pueda apoyar la construcción de un mundo en el que el "contacto" genuino, reclamado por el autor, sea una realidad posible, esfuerzo que tiene que ver, ante todo, con el reconocimiento de los derechos humanos de los pueblos vejados.

De la mano de Quijano (2007), pienso también que "el Discurso del colonialismo representa un sugerente manifiesto para el conjunto del sur global y del mundo aún colonizado por posturas y prácticas políticas, económicas,

epistemológicas y simbólicas" (2007: 262). En un mundo tan diverso que de ninguna manera puede ya soportar ningún tipo de construcción universal. Esto,

... importa no sólo para el público preconizador del procesos de descolonización y del giro decolonial, sino también para quienes registran aperturas en el contexto de las ciencias sociales de cara al necesario diálogo intermulticultural y al posicionamiento de saberes y prácticas que desbordan el canon euro-usa-céntrico. (Quijano, 2007: 256).

Ideas que necesitan ser comprendidas con amplitud en su verdadera dimensión.

Césaire se estrella en su obra contra todo tipo de discriminación que melle el derecho, la autonomía y la dignidad humana. Expresa también su preocupación central contra el racismo en sus textos Cultura y colonización (1956), Carta a Maurice Thorez (1956) y el Discurso sobre la negritud, Negritud y culturas afroamericanas (1989), que junto con el Discurso sobre el colonialismo, que nos ocupa ahora, constituyen "su legado a los procesos de liberación nacional y decolonización, así como su incidencia en la construcción de las ciencias decoloniales y en el enriquecimiento de los juicios a las ciencias con sustrato eurocéntrico" (Quijano, 2007: 256).

¿Qué aspecto preocupa en el pensamiento de Aimé Césaire?

En la propuesta de Césaire extraño la alusión explícita y específica de la situación de los derechos de la mujer de color, cuya imagen representa, allende fronteras, al género femenino en su totalidad. Por su importancia, sostengo que ni hablando genéricamente se puede suponer su presencia en el Discurso de la colonialidad. Insisto en esta omisión por las nefastas consecuencias históricas, políticas, sociales y culturales que provoca este descuido discursivo, que incluye la escandalosa omisión de nombrar a las múltiples subjetividades, tradicionalmente olvidadas. Es urgente que esa terrible distracción sea reparada para que la reivindicación de Cesaire goce de sentido completo.

Marco la relevancia socio política cultural de su pensamiento y comparto su preocupación sobre la reivindicación de los derechos humanos, advirtiendo que nunca más el nombre de la mujer, ni de colectivo subalterno alguno sean olvidados en ninguna manifestación de reclamo, ni discurso alguno, mucho menos si estos hechos pretenden ser de exigencia anti o post colonial.

El reconocimiento de la presencia de la mujer debe dejar de ser un simple apéndice, sus derechos tampoco se pueden suponer ni extender de manera simple e instrumental. La compleja singularidad femenina tiene que constar en todas las instancias. Su omisión delata las huellas perversas del contexto patriarcal en el que se enuncia el tan preciado Discurso sobre el colonialismo.

Los sujetos de reivindicación diferentes no pueden ser invisibilizados, tienen cuerpo, mente, espíritu y voz propia. El enfrentamiento contra la condición colonial no puede ser contradictorio, incompleto ni excluyente, sino abarcar el conjunto de las personas que conforman la raza humana de manera integral, Me refiero sobre todo a esa humanidad en la que suele caer de manera recurrente un olvido que no se detiene a pensar en la relevancia que tiene su inigualable particularidad, porque, como afirma Butler (2008), son cuerpos que también importan.

El poema "Lejos de los días pasados" de Aimé Cesaire es un regalo poético de protesta social que puede contribuir a comprender la fuerza de su sentimiento y pensamiento, a través de una poética cuyo lugar de enunciación expresa con energía la indignación e incomodidad con la que aboga la construcción de la esperanza de reivindicación que constituye, en realidad, el meollo de su propuesta. Recojo algunos versos, con la intención de remarcar el sentido de esta intervención e interpelar poética y políticamente la conciencia crítica de quien repasa estas líneas:

Pueblo mío // cuando // lejos de los días pasados // renazca una cabeza bien puesta sobre // tus hombros // reanuda // la palabra // despide a los traidores // y a los amos // recobrarás el pan y la tierra bendita // tierra restituida // cuando // cuando dejes de ser un juguete sombrío // en el carnaval de los otros // o en los campos ajenos // el espantapájaros desechado // mañana // cuando mañana pueblo mío // la derrota del mercenario // termine en fiesta // la vergüenza de occidente se quedará // en el corazón de la caña // pueblo despierta del mal sueño // pueblo de abismos remotos // pueblo de pesadillas dominantes // pueblo noctámbulo // amante del trueno furioso // mañana estarás muy alto muy dulce muy // crecido // y a la marejada tormentosa de las tierras // sucederá el arado saludable con otra tempestad.

Como afirma Yaksic (2010) en torno al Cuaderno al retorno a un país natal escrito por Césaire en 1939, efectivamente, la esperanza es el legado que Césaire nos deja:

El poeta martiniqueño cree en una humanidad capaz de realizar cambios en el curso de su propia historia: y desde esta concepción activa de lo humano, piensa las necesidades y posibilidades de cambio para su raza, pero sin perder de vista una noción de totalidad que comprende la humanidad en su conjunto (Yaksic en Oliva, Stecher y Zapata, 1910: 53).

El Discurso sobre el colonialismo de Aimé Césaire se nutre, indudablemente, del espíritu de su obra poética, así lo devela la breve estrofa con la que concluyo esta intervención: "sabéis que no es el odio a otras razas // lo que me hace ser el labrador de esta única raza lo que quiero // es por el hambre universal // es por la sed universal" (Césaire, 2006).

 

Notas

1 Boliviana. Socióloga. Magister en Ciencias Sociales con especialidad en Políticas Sociales (FLACSO). Docente Titular de la Carrera de Sociología, UMSA. Candidata a Dra. CIDES, UMSA. Coordinadora del foro: Sociedad, Género y Cultura, Instituto de Investigaciones Sociológicas (IDIS-UMSA). Email: zuleballe123@hotmail.com
2 En la Revista “El estudiante Negro”, fundada en 1934 por Aimé Césaire y otros estudiantes de las Antillas y de Guyana, surge por primera vez el término “Negritud”. Este concepto, ideado por Césaire como reacción a la opresión cultural del sistema colonial francés, tiene como objetivo rechazar el proyecto francés de asimilación cultural y también fomentar la cultura africana, desprestigiada por el racismo surgido de la ideología colonialista. Construido en contra de la ideología colonialista francesa de la época, el proyecto de la Negritud es más cultural que político. Se trata, más allá de una visión partidista y racial del mundo, de un humanismo activo y concreto, destinado a todos los oprimidos del planeta. Césaire declara: “Soy de la raza de los que son oprimidos”. En: es.wikipedia.org/wiki/Aimé Césaire
3 Aimé Césaire (1913-2008) nació en Basse-Pointe, Martinica, siendo esta isla antillana colonia Francesa. En su juventud se traslada a París para continuar sus estudios en el Liceo Louis-le-Grand y posteriormente en la prestigiada Escuela Normal, donde se hizo amigo del poeta senegalés Léopold Sédar Senghor, descendientes de africanos, enarbolaron la poesía de la negritud. Autor de unos 16 libros de poesía, teatro, ensayo e historia; su obra completa se publicó en 1976. Se pueden ver más datos sobre el autor en: circulodepoesia.com/nueva/2010/02/cinco-poemas-deaime-cesaire/
4 Olver Quijano Valencia, sociólogo destacado y político peruano. Actualmente, director de la Cátedra América Latina y la Colonialidad del poder en la Universidad Ricardo Palma en Lima y profesor del Departamento de Sociología de la Universidad de Binghamton, Nueva York, Estados Unidos.
5 Exodo de personas de origen negro y africano y de sus descendientes hacia diferentes lugares del mundo, al principio hacia Oriente Próximo, posteriormente Europa y desde entonces, mayormente, hacia América. El término se ha usado históricamente, y en especial, a los descendientes de africanos que fueron esclavizados y embarcados hacia América como parte del comercio atlántico de esclavos, estando su mayor población en Brasil. Actualmente, se usa el término también para designar a los africanos que han emigrado desde su continente para buscar educación, empleo y mejores condiciones de vida para ellos y sus hijos. La población subsahariana vive en África, al menos 800 millones de personas, y en el Hemisferio Occidental, alrededor de 140, siendo el 14% de la población mundial. Se cree que esta diáspora tiene el potencial de revitalizar África. Distintas ONG y académicos, entre los que me suscribo, vemos la diáspora africana como una herramienta a utilizar para mejorar las condiciones de vida de quienes la forman, así como de su continente de origen.
6 Son personas de nacionalidad boliviana que descienden de los antiguos esclavos negros traídos de África. Sus orígenes se remontan a la llegada de los conquistadores españoles, quienes trajeron consigo una gran cantidad de grupos de esclavos para trabajar en minas, haciendas, plantaciones y como servidumbre. A principios del siglo XVII, los dueños de las minas comenzaron a traer a esclavos negros en grandes cantidades, la mayoría provenientes de Antillas o países africanos como el Congo y Angola. Alrededor de ocho millones de africanos y nativos murieron por trabajar en las minas desde 1545 en que los españoles tomaron el control de las minas, hasta 1825 que terminó el periodo colonial y se declaró la independencia de Bolivia. La reducción de mineral en el Cerro rico de Potosí y la emancipación de los esclavos negros, la población de origen negro se desplazó a lugares más cálidos. Muchos grupos llegaron a los Yungas en el departamento de La Paz a través de 3 caminos incaicos. El Choro, Taquesi y Yunga Cruz y se asentaron en las poblaciones de Chicaloma y Mururata, entre otras. Sin embargo, siguieron trabajando como esclavos para los propietarios de las haciendas realizando trabajos como el cultivo de la hoja de coca o críticos entre otros.
En 1945, el presidente Gualberto Villarroel promulgó el Decreto supremo No. 319, que declara abolidos los servicios de Pongueaje y Mitanaje. En 1952, se eliminó el trabajo gratuito y la servidumbre. El 2 de agosto de 1953 mediante Decreto Ley No. 3464 se abolió el “pongueaje” y “mitanaje”, lo que favoreció a los afrobolivianos librándolos de la esclavitud. Se les otorgó tierras donde viven y trabajan actualmente.

 

Bibliografía

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