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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.33 La Paz set. 2013

 

SOCIOLOGIA POLITICA

 

La movilización de los diecinueve días:
La identidad colectiva potosina y su re-significación1

 

 

Luis Víctor Alemán Vargas2

 

 


Resumen

El presente artículo reflexiona acerca de la identidad colectiva de los habitantes de la ciudad de Potosí a través del análisis de la movilización social ocurrida entre los meses de Julio y Agosto de 2010. Este evento político es conocido entre los potosinos como la "movilización de los diecinueve días". Para esto se plantea tres hipótesis de trabajo que guiarán el documento: primera, los habitantes de la ciudad de Potosí, en tanto sujeto colectivo, han construido una identidad subalterna en relación a los diferentes gobiernos nacionales; segunda, la apropiación del espacio urbano por parte de los habitantes de la ciudad ha concedido la reproducción histórica de esta identidad subalterna; y tercera, la movilización social de los diecinueve días proyecta la lucha por la re-significación de esta identidad colectiva, enarbolando la consigna de la dignidad del "pueblo" Potosino.

Palabras clave: Identidad colectiva, Potosí, movimiento social, re-significación


 

 

Introducción

El presente artículo reflexiona acerca de la identidad colectiva de los habitantes de la ciudad de Potosí, a través del análisis de la movilización social ocurrida en esta ciudad entre los meses de Julio y Agosto del 2010.

Este evento político aun es recordado como una de las movilizaciones más importantes de la historia política de la ciudad, principalmente por el carácter multitudinario que asumieron sus medidas de presión: miles de personas acudiendo a mítines públicos e instalando huelgas de hambre masivas.

Pocos días después de la movilización, la población reflexionaba respecto a lo ocurrido durante el conflicto, analizaba las medidas de presión, el proceso de negociación y los resultados que se habían obtenido después de diecinueve días de flagelo. La mayoría coincidía en que el único resultado logrado era la unidad de los potosinos frente al gobierno central.

En un artículo publicado por el periódico El Potosí, el antropólogo belga Vincent Nicolas coincidía con esta apreciación, "El mayor logro de este movimiento cívico no se encuentra probablemente en las respuestas recibidas a su pliego petitorio sino en el sentimiento de unidad forjado entre los potosinos, en la autoestima recobrada y en el orgullo que ahora todos sienten de ser potosinos [...]" (Nicolas, 2010: 12c).

Ciertamente, el sentimiento potosinista se constituyó en el motor principal de la acción colectiva, y por lo mismo, terminó siendo el resultado inmediatamente perceptible. Por esto, la interrogante que se hace Nicolas es importante ¿Cómo es que llegó a afirmarse este sentimiento de potosinidad? teniendo en cuenta, que el pliego petitorio presentado por el Comité Cívico Potosinista guardaba inconsistencias y contradicciones3.

En un trabajo posterior, el filósofo potosino Vladimir Cruz planteó que las demandas del pliego petitorio habrían servido para sumar las fuerzas de varios sectores políticos a nivel departamental, consolidando el liderazgo dirigencial en torno al Comité Cívico Potosinista. Sin embargo, con el paso de los días los desacuerdos entre los sectores dirigenciales comenzaron a surgir, quebrando aquella centralización del poder y permitiendo la expresión autónoma de la acción colectiva potosina, "...las divisiones entre los niveles dirigenciales incentivo al pueblo y los sectores movilizados a tomar el riesgo de emprender acciones más extremas: masificación de la huelga de hambre, masificación de los bloqueos, y las continuas marchas por la ciudad." (Cruz, 2010: 15)

Teniendo en cuenta estas fisuras político-dirigenciales, la pregunta inicial toma mayor fuerza ¿cómo es que llegó a afirmarse este sentimiento potosinista? Las respuestas no son del todo claras.

Para Nicolas, la desatención del gobierno habría lastimado el orgullo potosino, por lo cual, la población habría cohesionado su accionar en torno a la defensa de su dignidad. Esto es parcialmente cierto, ya que la corriente pasional que transitaba subyacente al discurso racional de los dirigentes, mostraba que más allá del pliego petitorio la gente demandaba respeto, defendía su dignidad como sujeto social. Sin embargo, debemos recordar que esta efervescencia social se ha mostrado en diversas revueltas de la historia política de la ciudad de Potosí. No ha sido creada en relación al gobierno de Evo Morales, ni dejará de expresarse cuando él deje de gobernar. Esta efervescencia social más bien parece ser el habitus político del sujeto potosino a lo largo de su historia.

Cruz también plantea esta idea. Él menciona que la experiencia histórica del saqueo ha marcado la existencia del sujeto potosino, lo cual supone una sólida base ideológica para el desarrollo de una acción colectiva autónoma y multitudinaria4.

Entonces, la pregunta salta nuevamente a la vista ¿Cómo es que, pese a una pobre dirigencia y un pliego petitorio contradictorio, llegó a afirmarse el sentimiento y el discurso de potosinidad durante la movilización de los diecinueve días? En las siguientes páginas trataré de responder a esta pregunta a través de tres hipótesis de trabajo: primera, los habitantes de la ciudad de Potosí, en tanto sujeto colectivo, han construido una identidad subalterna en relación a los diferentes gobiernos nacionales; segunda, la apropiación del espacio urbano por parte de los habitantes de la ciudad ha permitido la reproducción histórica de esta identidad subalterna; y tercera, la movilización social de los diecinueve días proyecta la lucha por la re-significación de esta identidad colectiva, enarbolando la consigna de la dignidad del "pueblo" Potosino.

Para la argumentación de estas ideas se ha utilizado la metodología del análisis del discurso, privilegiando el análisis del discurso anónimo del "pueblo" potosino, expresado oralmente en los discursos públicos y espontáneos durante la movilización, pero también expresados de manera escrita a través de pancartas, afiches y escritos en las paredes. Esta información ha sido recabada mientras el autor participaba de la movilización social y, de forma paralela, a través de la revisión del periódico el Potosí.

 

1. Una breve memoria de los diecinueve días

Aquella movilización social se inició en el mes de julio y se extendió hasta el mes de agosto del año 2010, cumpliendo exactamente los diecinueve días de paralización de actividades en la ciudad de Potosí.

Semanas previas al conflicto, el Comité Civico Potosinista5 había determinado que la ciudad de Potosí paralice sus actividades productivas, en demanda a la atención de su pliego petitorio por parte del Gobierno Nacional. Entre los puntos de aquel pliego estaban: la conservación del Cerro Rico de Potosí, la construcción de un aeropuerto para la ciudad, la resolución del conflicto limítrofe entre poblaciones potosinas y orureñas, entre otras demandas.

Después de algunos intentos fallidos del Gobierno Nacional por establecer una mesa de dialogo que lograra atender dicho pliego petitorio. El Comité Cívico Potosinista y sus aliados políticos (Distrito Indígena de Coroma, Cooperativas mineras, Comerciantes agremiados, entre otros) tomaron medidas de hecho, determinando el día 29 de julio un paro indefinido de actividades con bloqueo de caminos.

Pese a la contundencia de estas medidas de presión el Gobierno Nacional simplificó la movilización, catalogándola como una acción política aislada que defendía intereses partidarios. Según el Gobierno Nacional, estas medidas de presión habían sido organizadas por el partido Alianza Social (AS), que tenía como líder político a René Joaquino, a punto de ser desvinculado de su cargo de Alcalde municipal por presuntos actos ilegales en la administración de los recursos municipales.

Después de varios días de movilización, el 3 de agosto, el Comité Cívico Potosinista convocó a la población a una marcha de protesta, con el fin de demostrarle al gobierno que aquel movimiento social no era desarrollado por una parcialidad política-partidaria de la ciudadanía. Dicha marcha de protesta fue multitudinaria, miles de personas se dieron cita en la plaza El Minero para luego descender hasta la avenida Universitaria, donde se intentaría instalar un cabildo abierto.

Los potosinos a la cabeza de los mineros y cívicos, colapsaron primero las principales calles de la urbe en una "interminable" marcha, con banderas de Potosí, para luego culminar en una masiva concentración sin precedentes en la avenida Universitaria, donde se trató de instalar un cabildo abierto. La sorpresiva decisión, en la zona denominada la pasarela, rebasó las expectativas y el pequeño equipo de sonido dispuesto se quemó lo que impidió concluir formalmente con el cabildo. (El Potosí, 3 / 08 / 2010).

La multitud enardecida pedía a gritos que sus dirigentes iniciaran el cabildo abierto. Sin embargo, la mala organización del evento imposibilitó que se llevara acabo aquella manifestación pública. Lo cual desencadenó la furia de los asistentes, que despidieron con silbidos a los incapaces dirigentes cívicos y terminaron coreando la consigna de "Potosí Federal".

Aquella manifestación fallida puso en evidencia la falta de liderazgo y de planificación con la que discurría la movilización social. El coherente bloque político formado por distintas organizaciones sociales en torno al pliego petitorio potosinista comenzaba a debilitarse. Los dirigentes no parecían tener una idea clara respecto al rumbo que deberían seguir las medidas de presión.

Debido a esto, el día 7 de agosto, el Comité Cívico Potosinista convocó a un concejo consultivo para discutir la invitación del Gobierno Nacional a una mesa de diálogo y la continuidad de las medidas de presión en la ciudad. Aquel día, cuando los dirigentes estaban apunto de aceptar la invitación al diálogo, una turba de gente ingresó abruptamente al salón de reuniones del Comité Cívico expresando su molestia frente a este acto de traición con el movimiento. La multitud anónima asumió el control de la reunión y obligó a los dirigentes de distintas organizaciones sociales, incluido el Gobernador que se encontraba en aquella reunión, a instalar un piquete de huelga que reforzaría las medidas de presión asumidas firmemente por el "pueblo" potosino:

La irrupción de ese grupo motivó a que la asamblea se suspenda temporalmente. Más gente llegó hasta el edificio cívico y se apostó tanto en su frontis como en los accesos y el patio. Mientras el gobernador, Félix Gonzales, y los dirigentes del Comité Cívico Potosinista (COMCIPO) guardaban silencio, los radicales gritaban "Potosí Federal" y "Potosí no se vende, carajo". Los dirigentes que impusieron la línea dura sostienen que los potosinos deben demostrar que están convencidos de lajusteza de sus demandas y mostrar al pueblo que hay decisión de lograr atención a sus pedidos incluso con el sacrificio general de la población. (El Potosí, 7-08-2010: 7, las negrillas son mías.)

Desde aquel día, la población potosina se fue sumando a la huelga de hambre, instalando los piquetes en juntas de vecinos, mercados, iglesias y domicilios particulares. El 8 de agosto se contabilizaban 60 piquetes de huelga, con cerca de 500 ayunadores. Muchos de estos piquetes estaban conformados por dirigentes de gremios, sindicatos u otras organizaciones laborales de la capital. Luego el día 9 de agosto, los piquetes de huelga sorprendentemente se habían duplicado. Como indica el asombrado autor de un artículo de prensa, incluso las trabajadoras sexuales se habían incorporado a la medida de presión6.

La última noche del conflicto, un grupo de estudiantes y docentes de la carrera de Estadística de la Universidad Autónoma Tomás Frías contabilizó 221 piquetes de ayuno voluntario instalados en la ciudad, que cobijaban a más de 2 mil ayunadores voluntarios.

Son estos dos actos políticos -la multitudinaria marcha del 3 de agosto y la masiva instauración de piquetes de huelga- los que nos interesan analizar en este artículo. Ambos constituyen el hecho político a través del cual se expresa de manera sintética la formación social Potosina. Es a través de este momento de crisis política, como indica Zavaleta, que podemos reconocer la identidad colectiva del sujeto potosino, su construcción histórica y sus aspiraciones como entidad social.

 

2. La identidad subalterna del sujeto potosino

Resulta interesante que la huelga de hambre se haya constituido en una de las medidas de presión contra el gobierno nacional. Miles de personas asumieron la decisión de no ingerir alimentos, con el consecuente riesgo que esto significó para su salud. Su único objetivo era presionar sobre un gobierno que se encontraba instalado a cientos de kilómetros y que parecía no preocuparse por lo ocurrido en la ciudad. La autoflagelación de estas personas, durante 10 días en algunos casos, parecía desprenderse de algún pasaje bíblico en el cual el actor principal alcanzaba la redención, la dignidad y la virtud a través del sufrimiento y la autoflagelación. Estos hechos no pueden comprenderse a través del análisis racionalista del cálculo político. Es la expresión del sentimiento que debe analizarse para comprender su lógica.

El historiador inglés E. P. Thompson, a través de su análisis de las revueltas en la Inglaterra del siglo XVIII, nos ha enseñado que toda sociedad contiene un ideario tradicional sobre las normas y obligaciones sociales. Cuando una de estas normas u obligaciones es transgredida, la economía moral de una sociedad también se transgrede, produciendo justificadamente una revuelta por parte de los actores que perciben una injusticia en aquella transgresión.

Siguiendo con este argumento para el caso potosino, me animo a afirmar que las revueltas históricas del pueblo potosino se constituyeron bajo esta justificación emotiva e ideológica. El abandono de los gobiernos de turno hacia una ciudad que había contribuido al tesoro nacional a lo largo de su historia, constituye la transgresión que justifica las revueltas multitudinarias contra los gobiernos centrales. Como indica Martínez, "En 1940, la rebeldía del pueblo potosino, se sustentaba y fortalecía en la humillante y sistemática postergación a la que era sometida esta región." (Martínez, 2011: 59).

Desde la cultura "popular", se encuentra recurrentemente una excelente metáfora para expresar esta ingrata relación. Esta metáfora es la del padre de familia que no cuida de uno de sus hijos, al punto que se duda de su paternidad. Este fue el tenor de los diversos discursos que se podía escuchar en las calles y las plazas de la ciudad de Potosí durante la movilización de los diecinueve días. "Todos los gobiernos nos han confundido con sus hijastros o sus entenados. Nos han tratado mal, nos han herido, nos han insultado, nos han subestimado." (Dr. Aurelio Peñaranda, entrevista informal, agosto 2010).

El mensaje político alcanzaba a toda la sociedad. La fuerza de la metáfora residía en la generalidad que asume el modelo familiar en nuestra sociedad, más en la potosina, que resguarda todavía algunos elementos como tesoros de su tradicionalidad. La simpleza del discurso pone de manifiesto el origen del mismo, la experiencia vivida condensada en el saber de la multitud. "Al gobierno también tenemos que traerle y decirle, -Eres nuestro padre ¿Por qué nos estás haciendo esto? O ¿es que acaso no somos tus hijos? Si eres nuestro padrastro nomás, haznos conocer a nuestro padre..." (Miguelina Paco, entrevista informal, agosto 2010).

La ciudad de Potosí se ha visto ensombrecida, en varios pasajes de su historia, por el fantasma de esta injusticia social. Cuya insistencia terminó determinando el carácter subalterno de su identidad colectiva y su memoria colectiva.

Esto es lo que ha puesto de manifiesto la movilización de los diecinueve días. El carácter subalterno que asume la identidad del sujeto po-tosino. Entendiendo por subalterno a todo aquel ser que se encuentra subordinado ".“. en términos de clase, casta, edad, género y oficio o de cualquier otro modo"7. Es decir, no estamos frente a un evento común, hablamos de un hecho histórico que devela en su transcurrir, los sentimientos, los temores y las aspiraciones de toda una ciudad.

Es justamente, esta identidad colectiva subalterna del ser potosino, el motor emocional que empujó a las personas hacia la acción colectiva. Las multitudinarias marchas y la desmesurada huelga de hambre, encuentran su razón política en la lucha por la resignificación de la identidad colectiva, desde la subordinación hacia la dignidad del pueblo potosino.

 

3. La ciudad de Potosí y la reproducción de su subalternidad

El periódico local de fecha 15 de agosto del 2010, resalta un artículo periodístico sobre los piquetes de ayuno voluntario. El periodista encargado del artículo nos cuenta el sentimiento de admiración que le produjo el encuentro con varios ayunadores de la tercera edad en los piquetes de huelga que había visitado. El hecho de que varios ancianos y ancianas pusieran en riesgo su demacrada salud, parecía ser la muestra más admirable del sentimiento potosinista.

Uno de aquellos ancianos era don Juan Mamani, ex trabajador de la Cooperación Minera de Bolivia (COMIBOL), quien le confiaba al periodista las razones que justificaban aquella medida de presión. "A lo largo de muchos años, los mineros dejamos nuestros pulmones en los socavones del Cerro forjando el desarrollo del país. Pero, si vemos la realidad de Potosí, nos ubicamos que nada ha cambiado y seguimos sumidos en la pobreza sin tener ni una sola fábrica." (El Potosí, 15-08-2010: 2b. Las negrillas son mías).

Al igual que muchos potosinos, donJuan se pregunta ¿Por qué, pese a haber aportado al desarrollo del país, la ciudad de Potosí continúa sumida en la pobreza, dando la impresión de que nada habría cambiado en ella? Quien mejor que un rentista minero para realizar aquella interrogante en forma de interpelación.

Pero además, don Juan pone de manifiesto dos elementos centrales en la construcción del discurso político potosinista: el tiempo y el espacio. Cuando donJuan menciona, "...nada ha cambiado..." está haciendo una valoración sobre un tiempo transcurrido, utilizando su memoria colectiva para desplazarse hacia un pasado relativamente lejano y poder compararlo con el tiempo presente8.

Pero el tiempo, como categoría, no puede valorarse en sí mismo ya que es infinito y único. Por esto la valoración recae sobre el espacio geográfico que denominamos Potosí, la expresión de sus calles, la falta de fábricas, la intensidad de sus colores, lo que le permite decir a don Juan ".nada ha cambiado." . Es a través del uso de la memoria colectiva que el sujeto potosino construye y reproduce su identidad colectiva subalterna.

Esto es posible debido a que el espacio en el que vive un grupo social no es cosa mínima. No hablamos de una suma incoherente de objetos, construcciones, calles y plazas que no tienen orden ni sentido. Sino al contrario, hacemos referencia a un proceso de significación mutua entre el espacio y el grupo social, "Cuando un grupo se encuentra inmerso en una parte del espacio, la transforma a su imagen, pero a la vez se somete y se adapta a cosas materiales que se le resisten. Se encierra en el marco que ha construido. La imagen del entorno exterior y de las relaciones estables que mantiene con él pasa al primer plano de la idea que se forma de sí mismo. Penetra en todos los elementos de la conciencia, ralentiza y regula su evolución." (Halbwachs, 1968/2004: 133).

Esta relación dialéctica del grupo social con su entorno material, determinará la idea que tiene el grupo sobre sí mismo y sobre su ciudad, determinando también la construcción del discurso político sobre la ciudad, ya que como indica Beatriz Sarlo, "No hay ciudad sin discurso sobre la ciudad"9.

Hablar sobre la ciudad, fundamentar una idea y luego tejer un discurso sobre su apariencia, supone también expresar la idea que tenemos sobre nosotros mismos, ya que en ella vivimos y hemos impreso nuestro ser en sus calles y edificios. Esta construcción discursiva no se hace a la ligera pues el carácter de la identidad colectiva está en juego. Por esto se puede afirmar que cuando los potosinos hablan sobre su ciudad, hablan también sobre ellos mismos. "Bueno nuestra ciudad ha dado mucho, a lo cual Santa Cruz, La Paz, Cochabamba han crecido y nuestro Potosí sigue en las mismas, no tenemos ningún crecimiento [...] nuestros gobernantes pareciera que no les interesa nuestra ciudad, no tienen interés de poner una fábrica, de poner más trabajo." (Jenny Claure, entrevista informal, febrero 2011).

El dejo de abandono, que subyace a este discurso, resulta recurrente cuando los potosinos hablan sobre la ciudad. Se percibe el sentimiento demarginalidad y abandono en la construcción discursiva que desarrollan sobre la calidad de sus lugares o el carácter trunco de su crecimiento.

Este carácter aprensivo de la identidad potosina no es un rasgo accidental o irracional, al contrario supone una construcción discursiva reflexionada sobre si mismos como sujeto colectivo. Y es su expresión sentimental la que pone de manifiesto su centralidad en la construcción de su identidad colectiva. "En todas partes mejoran y para nosotros nadie se acuerda, ni ADN, ni MIR, ni MNR, ¡Bueno! Todos los gobiernos que han entrado no velan por nuestro progreso. Mientras tanto nuestro dinero sigue saliendo, ha salido en la época de la plata, del estaño, del oro ¿Cuántos años ya es? Más de quinientos años." (Miguelina Paco, entrevista informal, febrero 2011).

Es a partir de este principio ideológico que se reproduce el carácter subalterno del ser potosino. Resguardando este carácter en la memoria colectiva, para expresarse con facilidad en los momentos de crisis política, es decir, en aquellos momentos en los que la acción social necesita de un significado y una identidad colectiva.

 

4. La re-significación de la identidad colectiva

Los primeros días de movilización se podía sentir una fuerte carga emotiva en los discursos políticos, la misma que se fue incrementando con el transcurrir de los días. Pero fue cuando el gobierno central expuso su desidia por asistir a la ciudad de Potosí, el momento en que comenzaron a incendiarse los corazones potosinos. Aquella posición gubernamental no hizo más que recordar el carácter subalterno al que se había sometido históricamente esta entidad social. El pliego petitorio pasaba a segundo plano, el conflicto se había planteado en términos culturales e ideológicos, la lucha de los potosinos era por la dignidad en contra de la subordinación. El resultado de la misma le brindaría un nuevo significado a la identidad colectiva.

Solamente a través del análisis de la acción emocional es que podemos comprender el desarrollo de una larga huelga de hambre. Pues como dice Calhoun, "en muchos movimientos sociales, los actos de coraje desmesurado, aunque parezcan ridículos, son esenciales" (Calhoun, 1999: 77). Esto porque la identidad colectiva se ve comprometida en la lucha política. Lo que se encuentra en juego no son ganancias materiales o la cooptación de espacios de poder, sino la significación de la identidad colectiva.

En esta lucha por la re-significación, la ciudad se constituye nuevamente en el ámbito central de disputa de los significados. Si bien, como dice donJuan "...nada ha cambiado... , la acción colectiva tenía por objetivo lograr que algo cambie, que se le atribuya a los espacios urbanos un nuevo significado, recreando también un nuevo sentido de la identidad colectiva del sujeto potosino. Y para esto fue fundamental la palabra escrita, puesta en escena a través del graffiti10.

Si bien estos escritos parecen ser fugaces. Forman parte central del uso significativo que hacemos del espacio urbano, ya que no sólo se habita el espacio para satisfacer las necesidades biológicas más viscerales, sino también para la expresión de las ideas, ya sean artísticas o políticas. Lo cual facilita la producción de significados colectivos a través de la ciudad:

El espacio real se llena de significación solo cuando es percibido, usado y reconocido por quienes lo ocupan: por eso, vivir una ciudad implica adueñarse de ella y percibirla como propia. Más aún, para habitar una ciudad imaginamos relatos que nos permiten insertar en ellos los recuerdos, afectos, ilusiones y deseos de nuestra propia existencia [...]por lo tanto, es importante reconocer las escrituras -el graffiti y la crónica- que viabilizan la apropiación de dicho espacio por parte de sus habitantes reales, para llenarlo de sentidos y de memoria. (Ortega, 1999: 22)

Este proceso de semantización de los espacios urbanos, habla de la importancia que tiene el graffiti como estrategia para crear lugares de la memoria dentro de la ciudad11. Y por lo mismo, justifica su importancia como objeto de estudio y análisis social.

Los graffitis que fueron construidos por la multitud anónima, tuvieron la capacidad de transmitir mensajes o símbolos cuyo significado fue comprendido por la población potosina, convirtiéndose en el lenguaje compartido de la revuelta. Esta significación colectiva sólo fue posible porque corría un tiempo altamente político, cuyo conflicto revelaba la memoria y la identidad colectiva del sujeto potosino, dotándole a estos mensajes de un significado político históricamente condensado. En este sentido, la mayoría de los mensajes grafiteados durante los diecinueve días, constituyen construcciones históricas del discurso político potosinista.

Cualquier persona que hubiera estado en la ciudad de Potosí durante aquellos días, podría haber percibido el cambio en el paisaje urbano. Las calles amanecían empapeladas, los muros se veían atestados por mensajes discursivos, las pancartas y los pasacalles se convirtieron en los medios de comunicación para el lenguaje de la revuelta.

Y es justamente el excedente pasional al cual acuden las formas discursivas de la potosinidad, para generar y reproducir el gesto transgresor en una sociedad fuertemente tradicionalista. La construcción de este contenido se asienta sobre la identidad colectiva subalterna, para significar y motivar la lucha por la dignidad del pueblo potosino. De esta manera, el graffiti recrea la posibilidad de construir una comunidad emocional, asentada en el histórico sentimiento de subordinación del pueblo potosino, para generar el discurso ideológico de la dignidad.

 

5. Algunas consideraciones finales

Alo largo de este artículo se han argumentado tres hipótesis de trabajo: primera, los habitantes de la ciudad de Potosí, en tanto sujeto colectivo, han construido una identidad subalterna en relación a los diferentes gobiernos nacionales; segunda, la apropiación del espacio urbano por parte de los habitantes de la ciudad ha concedido la reproducción histórica de esta identidad subalterna; y tercera, la movilización social de los diecinueve días proyecta la lucha por la re-significación de esta identidad colectiva, enarbolando la consigna de la dignidad del "pueblo" Potosino. Con la ayuda de estas tres hipótesis se puede responder a la pregunta que inició este documento ¿Cómo es que, pese a una pobre dirigencia y un pliego petitorio contradictorio, llegó a afirmarse el sentimiento y el discurso de potosinidad durante la movilización de los diecinueve días?

El sentimiento potosinista logró afirmarse durante la movilización de los diecinueve días porque, de manera subyacente al discurso coyuntural de sus dirigencias, fluían los significados políticos construidos históricamente por este sujeto social. La actitud de desdén del gobierno de Evo Morales no hizo otra cosa que recordar el carácter subalterno de la identidad colectiva del sujeto potosino, generando la respuesta de la multitud en forma de movilización social. Esta lucha no reivindicó el pliego petitorio del Comité Civico Potosinista, sino el horizonte histórico y político del sujeto social, que intentaba (e intentará en el futuro) transcurrir de manera sintética desde la construcción ideológica de la subalternidad hacia el discurso de la dignidad potosina. Esta lucha por la re-significación de la identidad colectiva es la condición ideológica para el ejercicio del poder en la ciudad.

Sin embargo, esta lucha por la re-significación de la identidad colectiva fue temporal, correspondiente al hecho político de la movilización de los diecinueve días, que terminó cediendo paso a la marcha rítmica del orden social. La ciudad recuperó su semblante y las grandes aspiraciones políticas fueron fragmentadas por la vorágine de la vida política local. La movilización de los diecinueve días pasó a ser parte de nuestra memoria colectiva.

 

Notas

1      Este artículo se ha escrito en base a la monografía titulada "Una reflexión sobre la identidad potosina: El caso de los 19 días", escrita para optar el grado de Diplomado en Estudios de Interculturalidad e Integración Plurinacional, organizada por la Universidad Privada Domingo Savio de la ciudad de Potosí, durante la gestión 2010 - 2011.

2      Licenciado en Sociología por la Universidad Mayor de San Andrés. Realizó investigaciones sobre el sistema de transporte público en la ciudad de La Paz y actualmente investiga acerca de la construcción social en la ciudad de Potosí. Email: luisnada@hotmail.com

3 Nicolas se pregunta ¿cómo exigir a la vez la reactivación de Karachipampa (una gigantesca fundidora de plata) y la preservación del Cerro Rico? Además de esta contradicción expresa, el pliego petitorio se había constituido como una sumatoria de necesidades regionales, sumatoria que no expresaban ningún proyecto político e ideológico. Era una respuesta pragmática de los dirigentes ante los hechos políticos ocurridos en el departamento.

4 "Las demandas regionales son la expresión de un largo proceso de olvido y de saqueo por parte del Estado y de grupos de poder político y económico que durante siglos, primero en la colonia y luego en la república, estructuraron una historia del saqueo de "larga duración", estructurando un imaginario que ha marcado la visión de ser potosino." (Cruz, 2010: 4).

5 El Comité Cívico Potosinista (COMCIPO) es la organización de reivindicación política por excelencia en la ciudad de Potosí. Bajo el discurso cívico regional, esta institución aglutinó las intenciones políticas de gran parte de la población citadina. Durante sus primeros años se constituyó en una organización elitista que centraba su poder en torno a la defensa de algunos intereses sectarios de la población, de ahí el discurso cívico. Sin embargo, la realidad política de la ciudad, obligó a que la institución aglutinara rápidamente a sectores populares, sectores como: los trabajadores mineros, los comerciantes agremiados, los trabajadores de las instituciones públicas de la ciudad, los transportistas, las organizaciones de derechos humanos y Organizaciones No Gubernamentales con fuertes lazos políticos en los barrios peri-urbanos. Este proceso de aglutinación y construcción de un discurso de defensa de los intereses citadinos y luego regionales, le brindó un respaldo popular cada vez mayor en la ciudad.

6 "...hasta anoche existían más de 120 piquetes con más de mil ayunadores entre los que no sólo estaban autoridades oficialistas sino también trabajadoras sexuales." (El Potosí, 9-08-2010:3).

7 Definición de RanajitGuha, recuperada del texto de Lamus, 2006. También se puede consultar la compilación realizada por Silvia Rivera Cusicanqui y Rossana Barragán titulada Debates Post Coloniales: Una introducción a los Estudios de la Subalternidad.

8 Según el sociólogo francés Maurice Halbwachs, los recuerdos colectivos están dotados de mayor longevidad, en contraposición con los recuerdos individuales. Esto se debe, según el autor, al proceso colectivo de atribución de significado sobre determinados hechos o fenómenos ocurridos en la vida de un grupo social. En la medida que un hecho o fenómeno fuere importante para el grupo, el mismo sería dotado de un sentido especial, lo cual permitiría que fuera recordado de manera colectiva. A este proceso Halbwachs le denomina memoria colectiva (Halbwachs, 1968/2004).

9 (Sarlo, 2009: 97).

10 Apoyándome en la definición de Ortega, entiendo por graffiti a todo aquel texto inscrito en los muros de la ciudad o sobre la superficie de cualquier objeto citadino (mesas, puertas, postes, barandas). Formando también parte de ellos, los textos inscritos en papel que fueron colgados sobre alguna superficie urbana.

11 Se entiende por lugares de la memoria, a aquellos espacios materiales que han sido cargados de sentidos y significados particulares, por medio del uso mismo del espacio. "Fue el historiador francés Pierre Nora, quien gestó este concepto de lugares de la memoria, bajo la idea de que no hay memoria espontánea, por lo cual se hace necesario crear archivos, mantener aniversarios, organizar celebraciones, levantar actas." (Nardi, 2006: 5).

 

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