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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.30 La Paz  2010

 

SOCIOLOGÍA HISTÓRICA

 

El combate en las laderas de La Paz en la insurrección popular de 1952

 

 

Mario Murillo Aliaga

 

 


El combate en las laderas de La Paz en la insurrección popular de 1952
"El señor Paz Estenssoro subió al poder en una hora en que se había derrumbado la esperanza de Patria y podía haber sido el caudillo que necesitaba el país. Esa revolución del 52 la debían haber hecho otros.
La hicieron los del M.N.R. aprovechándose de circunstancias favorables, le siguió un pueblo enfervorizado que pretendía ponerse de pie. El señor Paz le ofreció muchas cosas desde los balcones de palacio. Le mintió generalmente"

Tristan Marof, Breve biografía de Víctor Paz Estenssoro.


 

 

Introducción

La "Revolución" del 52 es uno de los hitos más importantes de la historia boliviana. Sin embargo, el tratamiento historiográfico que ha tenido este suceso ha sido bastante pobre. Usualmente, en la mayoría de los textos históricos, los hechos que dieron pie al gobierno del MNR se dan por descontado y se inicia el verdadero relato en base a las medidas y las acciones del gobierno resultante de la insurrección. En algunos otros, donde sí se intenta realizar una descripción de los tres días de abril, el relato está marcado por la hegemonía de los militantes del partido y sus grandes líderes.

En este acercamiento convencional al 52, no hay espacio para los actores anónimos, para el sentimiento de incertidumbre que marcó esos días, para las acciones espontáneas (épicas y sorprendentes) que sucedieron mientras el pueblo se enfrentaba al ejército intentando el derrocamiento de Ballivian. La historiografía convencional construye un relato totalizante y objetivista porque su mirada parte de dos pivotes esenciales: por un lado, se basa en una postura nacionalista que observa al 52 como la gran gesta del MNR y, en base a esta idea, reduce el hecho insurreccional a las medidas resultantes del proceso y a sus principales líderes. Por otro lado, se basa en una postura que intenta descifrar "la verdad", mostrar el hecho desde todas sus aristas, como una continuidad completa que se enmarca dentro de un proceso más grande. Afán de protagonismo y certidumbre. Dentro de esta lógica, las acciones puntuales de los tres días de abril tienen poca atención y poco espacio.

En contra de esta forma convencional de (re)crear la historia se construye este trabajo. Este ensayo intenta acercarse a la insurrección popular de 1952 en aras de reseñar los sucesos concretos y los acontecimientos vividos por sujetos determinados durante los tres días de insurrección que se vivieron en La Paz. Para cumplir con este cometido, se realiza una crónica de los hechos acaecidos en las laderas de la ciudad de La Paz durante la insurrección de 1952. Esta zona de la ciudad, compuesta principalmente por Villa Victoria, Pura Pura y la zona del Cementerio General, fue testigo de una férrea batalla entre combatientes populares y tropas del ejército. En esta zona se libraron diversas batallas que terminaron con las huestes populares subiendo hacia la Ceja de El Alto, desde distintos flancos, después de infringir al ejército distintas derrotas en Villa Victoria y el Cementerio. Este espacio estaba compuesto principalmente por fabriles y gente de clase baja, y cobraba especial relevancia por su conexión con la ciudad de El Alto, espacio donde estaban atrincherados los principales regimientos del ejército, llegados desde el altiplano. Este ensayo pretende mostrar cómo se desenvolvieron los sucesos de abril en este lugar de la ciudad.

La información en la cual se basa esta investigación procede de una fuente esencial: charlas con personas que vivieron los hechos del 52 de manera directa. En ese sentido, realicé más de cincuenta conversaciones con personas que vivieron los hechos. Sin embargo la información central se basa en entrevistas en profundidad con veinte personas. En muy pocos casos realicé una sola entrevista a estas personas; casi en su totalidad, las entrevistas en profundidad contaron con varias sesiones donde se fueron reconstruyendo los hechos. No ha sido mi intención buscar la "representatividad" en los testimonios que he recopilado, no me ha interesado buscar "todas" las versiones ni la mayor cantidad de éstas. Siguiendo a Rosana Guber, me ha importado mucho más la "significación" que la "representatividad" (Guber, 2004: 119). Además, en términos metodológicos, la recolección de información siguió varias de las premisas establecidas por Ferrarotti en sentido de establecer una "relación significativa" con las personas que brindaron información para este trabajo (Ferrarotti, 2007). En ese sentido, se pretendió primero establecer una relación profunda, íntima y fluida con los entrevistados, antes de realizar las entrevistas. Esto además coadyuvó a una selección de las entrevistas más interesantes.

Queda un aspecto por expresar. Este ensayo, por sus características metodológicas y sus fuentes de análisis, es también, de alguna manera, un homenaje a la memoria. Los principales datos con los que se trabajaron surgieron de los recuerdos de las personas que gentilmente compartieron sus vivencias conmigo. Así, conviene hacer algunas disquisiciones sobre las propiedades de la memoria, en tanto características desde donde se narran los hechos. Como dice Ferrarotti, la memoria es un proceso misterioso y fecundo: "En efecto, la memoria es una realidad plural, dinámica, proteiforme. Más que una realidad dada, fijada, se trata de un magma, de un proceso. Es cierto que no se la puede considerar como una placa que registra -de forma neutra, notarial, desde lo externo- nuestras experiencias. Es reactiva, huye al control plenamente lógico. Es enigmática, en ocasiones puntualiza en la reconstrucción de los particulares hasta la crueldad, a veces de repente bloqueada, apagada, pérdida en un vacío turbio" (Ferrarotti, 2007). La memoria, entonces, es un proceso enigmático que no registra los recuerdos de manera mecánica y pura. En realidad, de manera misteriosa, hace énfasis, deforma y privilegia.

Este aspecto es absolutamente esencial para esta investigación. Se parte de la premisa de que los materiales con los que se trabaja son reflexiones filtradas por las propiedades del recuerdo y no realidades incontrastables. De ahí que no hayan guiado esta búsqueda principios relacionados a la verdad absoluta y la descripción unívoca de los hechos.

 

La historiografía convencional

La descripción historiográfica de los hechos del 52, harto común en Bolivia, se enmarca, desde mi punto de vista, en lo que Spedding llama el "nacionalismo escolar". Esta idea puede relacionarse con la conceptualización que Smith hace del nacionalismo; él plantea como uno de los factores más importantes en el proceso de construcción de las naciones al Estado, sus políticas nacionales de integración y la difusión de la industrialización. Sin embargo, el factor preponderante para construir la integración nacional es organizar y monopolizar la educación masiva como condición para la formación de la nación (Smith, 2000). Tenemos entonces que esta reducción de la insurrección de abril a los liderazgos personales y a las medidas resultantes del proceso puede entenderse como una estrategia que influye en la construcción de la identidad nacional.

En relación a la insurrección de 1952, el nacionalismo revolucionario estableció una mirada particular que ahora, después de más de 50 años, forma parte del sentido común. Es lo que yo llamo la historiografía convencional2. La reconstrucción del relato histórico de este suceso fue una invención estatal que se construyó en base de la importancia del partido (el Movimiento Nacionalista Revolucionario), de sus líderes (Víctor Paz Estenssoro, Hernán Siles Suazo y otros) y de las medidas resultantes del proceso (la nacionalización de las minas, la reforma agraria, el voto universal y la reforma educativa). La versión que ha quedado de la insurrección de abril del 52 es un artificio nacionalista que se postula como una verdad objetiva que con los años se ha aceptado como incuestionable.

Este ensayo pretende superar estas concepciones y reseñar el hecho desde una mirada que no esté influenciada por esta pulsión nacionalista.

 

La derrota en el regimiento Calama y la huída hacia el Cementerio

Luis Valdivia, siendo un jovenzuelo del colegio Ayacucho, luchó en toda esta zona de la ciudad. En principio fue a combatir, con otros jóvenes del barrio, al regimiento Calama, principal cuartel de los carabineros, actores esenciales en el conflicto de abril. En esa zona, los primeros enfrentamientos fuertes se realizaron en ese lugar. "Donde es el regimiento Colorados de Bolivia, eso era de la policía, era el regimiento de Carabineros, es en la calle Calama, paralelo a la Sucre. Nosotros fuimos a reforzar el Calama, con algunos jóvenes más, porque el ejército también estaba subiendo a atacar ahí, a los carabineros. En el Calama nos dimos contra el ejército y nos ganaron los soldados del polvorín, eran soldados que estaban por la cueva de los cinco dedos que ahora es museo por la Periférica, ellos vinieron hacia el regimiento y ellos nos hicieron salir del regimiento. Nos atacaron por el cerro por arriba, salimos corriendo y fuimos a dar al Cementerio después de pasar por la villa"23.

En el cuartel Calama, los carabineros y los insurrectos recibieron una dura derrota por parte de los soldados que estaban custodiando el polvorín de Caiconi, ubicado en un espacio elevado, encima del cuartel. "El Calama está al frente del mercadito, que ahora es el Colorados de Bolivia y ahí arriba hay un cerro, ése es el calvario de la zona norte y si subes hasta la punta vas a llegar a lo que antes se llamaba la zona de Caiconi, y el Andino estaba ahí, que no ha debido tener más de 150 hombres, que eran solamente seguridad del polvorín, ellos subieron por ese lado y le dieron al regimiento Calama"24.

Los soldados del ejército, que eran, los que resguardaban el polvorín de Caiconi, atacaron el cuartel de los carabineros y lograron vencerlos. Se enfrentaron contra los policías y gente del pueblo que, al ver cercana la derrota, escaparon con dirección al Cementerio.

La huída se realizó por el viejo camino a El Alto. Pasaron por la Estación Central y continuaron la escapatoria, con los soldados pisándoles los talones. En ese tránsito, se acercaron a Villa Victoria, lograron entrar a la villa y ahí los obreros que estaban concentrados se encontraron con los soldados que perseguían a los derrotados en el cuartel Calama y los vencieron duramente. "Entonces como nos vencieron ahí (se refiere a/ regimiento Ca/ama), nos replegamos hacia el lado del Cementerio, con la gente de la Villa Victoria. Y al perseguirnos, de ahí se dice "villa balazos", porque los del ejército nos perseguían a nosotros, como hemos pasado por la villa para ir al Cementerio, entonces la gente de la villa salió y le dio con todo al ejército, ahí ya es el problema de "villa balazos". Hemos ido por la Estación, hemos subido por el antiguo camino a El Alto, para entrar al Cementerio, porque este lado de Apumalla era una quebrada peligrosa para entrar, hemos subido a la villa y de la villa hemos ido al cementerio. Tranquilos hemos entrado al Cementerio, pero ya más tranquilos porque "villa balazos" derrotó al ejército en Villa Victoria, ya pudimos subir con ellos más. Si ha sido una estrategia, ha sido muy buena, hemos servido de cebo para subir al ejército en Villa Victoria, y ahí los han hecho bolsa"25.

 

La lucha en Villa Victoria

Tenemos entonces que un grupo de carabineros y gente del pueblo peleaba contra soldados del ejército, que habían estado resguardando el polvorín de Caiconi, y que se enfrentaron en el regimiento Calama por la zona de la avenida Armentia. El ejército logró vencer a los insurrectos y éstos tuvieron que escapar con dirección al Cementerio. Durante la huída, ingresaron a Villa Victoria, donde los pobladores del barrio proporcionaron una dura derrota a los soldados.

Antes de continuar con el devenir de los hechos, conviene analizar brevemente las características de este barrio paceño para entender mejor el grupo de combatientes que infringió tan dura paliza al ejército. Al respecto, hay dos aspectos de vital importancia: por un lado, el espíritu eminentemente obrero de este barrio y, por otro lado, la identidad resultante de los sucesos de 1950. Veamos.

Villa Victoria tenía en ese momento la principal característica de ser un barrio eminentemente fabril. En un sugestivo libro sobre este emblemático barrio paceño, Humberto Tapia plantea interesantes datos al respecto. "Terminada la Campaña del Chaco, el barrio Pura Pura, colindante de Villa Victoria, se transformó en un sector enteramente fabril, porque allí se instalaron una serie de fábricas, a ambas riveras del Río Choqueyapu, como la Said, la Soligno, Forno, Fanase, Vidrios, Ibusa, La Papelera y otras que se convirtieron en la vanguardia del sindicalismo boliviano por la atracción y concurrencia masiva de mano de obra. Los villa victorianos prestaban sus servicios en las diferentes fábricas de Pura Pura; por eso, la Villa era más conocida como zona "Obrero- Fabril" por los años 40 y 50" (Tapia, 2007:189).

Evidentemente, el carácter predominantemente obrero del barrio influía en el hecho de que sus habitantes eran personas feroces y valientes, dispuestas a levantarse siempre frente al gobierno de turno y sus principales instituciones coercitivas: la policía y el ejército.

Este aspecto cobró aún mayor relevancia después de los sucesos de 1950, bajo el gobierno de Mamerto Urriolagoitia. En ese año, se realizó una gran convocatoria a una huelga general indefinida, que provocó el levantamiento de varias zonas paceñas, con principal énfasis en los barrios fabriles de la zona norte de la ciudad. Durante ese suceso, se vivieron duros enfrentamientos entre obreros de Villa Victoria y regimientos del ejército y la policía. El escenario central de estos sucesos fue el puente de Villa Victoria. Fue un enfrentamiento sangriento que tuvo como resultado la muerte de muchos obreros.

René Espinoza, antiguo vecino del barrio y ex presidente de la junta de vecinos, vivió estos hechos muy de cerca. "Se dice 'villa balazos' por nuestra titánica lucha el año 1950, con cinco regimientos, en un cabildo abierto en las pampas de Pura Pura, en 1950, el 18 de mayo, hemos sido cercados por esos cinco regimientos en el gobierno de Urriolagoytia y del lado del puente de la villa, el famoso regimiento Calama de carabineros nos han batido a tantos fabriles y mujeres. Eso tiene que entrar en la historia de Bolivia. No ha sido después de la revolución sino en el 50"26. La lucha de los obreros terminó, durante ese levantamiento, con un saldo trágico: muchos compañeros muertos y la desilusión de la derrota completa. Sin embargo, estos hechos marcaron a fuego la identidad de los obreros de Villa Victoria. Los volvieron más combativos todavía y les plantearon complejos aprendizajes que aplicarían más tarde.

Otro antiguo vecino del barrio, René Chacón, vivió estos hechos de manera privilegiada. Su versión concuerda directamente con la de otros habitantes del barrio. "Villa Victoria tuvo muchas amargas experiencias, a partir del año 1950. El 50 recuerdo porque aquí corría bala por todo lado. Por eso le dicen 'Villa Balazos'. En esa época, en el puente de la villa, los fabriles se enfrentaron contra las fuerzas del ejército y la policía, mataron a casi todos los fabriles que se parapetaron en el puente, incluso los pocos que sobraron fueron recogidos por carros basureros"27.

El regimiento Calama, que combatiría años después, durante la revuelta de abril del 52, del mismo lado que los obreros, fue uno de los principales grupos del Estado que acabó violentamente con el levantamiento fabril. Junto a otros regimientos del ejército, sofocaron la insurrección de manera violenta, dejando a su paso muertos y tristeza. Este hecho marcó profundamente la identidad de toda la zona fabril. Por un lado, acentuó su carácter combativo y profundizó el resentimiento frente al Estado y sus principales instituciones coercitivas; por otro lado, legó a los obreros una serie de enseñanzas referidas al combate contra el ejército y la policía. "La huelga de mayo ha sido una decisión, no había confederación de fabriles todavía,era la unión de trabajadores fabriles, y luego sabiendo que no había esa fuerza, nos han intervenido. Ya hemos visto como nos han hecho corretear en mayo, ya sabíamos nuestra flaqueza, y nuestra gran ventaja, y ahí nos hemos atrincherado"28.

La ventaja era, pues, asumir posiciones defensivas, atrincherarse subrepticiamente en espacios estratégicos del barrio, utilizar el conocimiento directo que tenían del mismo y esperar la llegada de los militares.

Queda un aspecto más que muestra la importancia del barrio dentro de la ciudad de La Paz: su carácter de principal espacio de entrada y salida a la ciudad. "Todo aquel ciudadano que tenía necesidad de llegar a El Alto o de llegar de El Alto a La Paz, necesariamente tenía que transitar por Villa Victoria, por eso era un barrio conocido y querido. Antes de las nuevas carreteras, de El Alto entraban un montón de lIameros, llamas cargadas de leña para los hornos y traían también productos alimenticios como papa, chuño. Todo era mediante la circulación de llamas, el 40, 45, 50. Después construyeron las carreteras y desaparecieron los lIameros, aparecieron los camiones, los colectivos"29. Este hecho permitió que el barrio de Villa Victoria se convirtiera en un espacio estratégico dentro de la lucha en la ciudad, ya que era un lugar de tránsito privilegiado entre La Paz y El Alto. Tanto los contingentes armados del ejército que querían bajar a la ciudad desde El Alto, como los combatientes populares que pretendían subir hacia esa ciudad para enfrentarse al ejército en el cuartel de la Fuerza Aérea, tenían que pasar por él.

Después de revisar estos aspectos particulares del barrio, que lo caracterizaban como uno de los principales bastiones revolucionarios de la ciudad, continuemos con el relato de los hechos durante la insurrección del 52.

Antes de la digresión, veíamos que un grupo de insurrectos huían de los soldados del ejército que intentaban acabarlos después de haberles propinado una inicial derrota en el cuartel Calama. En su escape hacia el Cementerio, los combatientes populares ingresaron a Villa Victoria, seguidos por los soldados. Estos miembros del ejército tuvieron que enfrentarse, dentro de la Villa, con los vecinos que les propinaron una tremenda derrota. Veamos estos hechos con mayor detalle.

Al anoticiarse del estallido de la revolución, los vecinos empezaron a organizarse y prepararse para combatir. Los hechos del 50 les habían mostrado que los enfrentamientos serían inevitables y crueles, y que debían llevar adelante otra estrategia para poder salir victoriosos. La estrategia, como se verá más adelante con mayor claridad, era eminentemente defensiva.

Los obreros empezaron a organizarse y a preparar la defensa de la Villa. "Ellos se contactaban de boca a boca y generalmente querían luchar en la noche. Se organizaban, un grupo allá, otro allá. Yo vivo en una casa cuya azotea da al parque Huallparrimachi, el único parque de la zona, en ese tiempo no era como ahora, era una hondonada como un riachuelo que cruzaba y ahí se juntaban los fabriles, masticaban coca, le echaban alcohol y en la noche se distribuían para luchar por la Villa"30.

Los vecinos del barrio, principalmente debido a las enseñanzas del enfrentamiento contra la policía y el ejército en 1950, decidieron asumir esencialmente una posición defensiva en el combate, parapetándose en distintas zonas del barrio.

La pelea dentro de la Villa se registró esencialmente en dos espacios: por un lado, las calles y hondonadas cercanas a la entrada del barrio que lo comunicaba con la ciudad de La Paz. En este espacio, la pelea en la Villa se registró calle por calle, casa por casa. Por otro lado, la zona del puente de la Villa y el bosquecillo, espacios que comunicaban al barrio con la ciudad de El Alto.

Como vimos más arriba, Villa Victoria tenía la característica de ser una entrada obligada a la ciudad de La Paz viniendo de El Alto, era una ruta de paso esencial para comunicar ambas ciudades. De ese modo, el barrio se constituía en un espacio estratégico dentro de la contienda bélica entre las fuerzas del ejército y los insurrectos.

El primer espacio de lucha se registró contra los soldados que venían de vencer en el cuartel Calama. Los vecinos del barrio se parapetaron en distintos espacios de la Villa y los recibieron con un nutrido fuego que los venció rápidamente. "Los combatientes estaban en su salsa como si estuvieran recordando los sucesos del Chaco. Luchaban calle por calle, la lucha fue calle por calle. Se paraban en las esquinas, detrás de los postes, en los umbrales, en las terrazas, ahí con sus fusiles, y disparaban a los policías, incluso había una ametralladora liviana que los ponía a raya, incluso hubo combates cuerpo a cuerpo"31.

Los vecinos recibieron a los militares con una furia incontrolable que los venció totalmente. En distintas calles del barrio eran recibidos por combatientes populares que, apostados en lugares estratégicos, les disparaban sin pausa. "Se reunían los vecinos. Yo salí a la puerta de calle, observaba cómo los fabriles, los obreros, de bajada de subida, sudorosos sedientos pasaban, mi padre desaparecía, acompañado sólo por su perrita Polaca"32.

La consigna era no permitir la entrada del ejército a la villa. Desde esa posición defensiva, los vecinos mantuvieron a raya a los militares que llegaron a Villa Victoria persiguiendo al grupo de insurrectos y carabineros que habían sido desplazados del cuartel Calama. "En la villa la pelea ha sido totalmente confusa, porque no había una dirección clara, a pesar de que el jefe de comando esa época era Donato Machicao, y organizaron así aprovisionar donde faltaba munición. Del estanque de agua se disparaba a la avenida 9 de abril. Del Corazón de Jesús disparaban también tanques a este lado. Era como defensiva. La cuestión era no permitir que el ejercito entre aquí"33.

Este combate urbano, esquina por esquina, contaba con una profunda red de apoyo logístico compuesto por un grueso grupo de mujeres que apoyaban a los combatientes suministrándoles comida, medicamentos y otros pertrechos esenciales para la lucha. "Habían muchas mujeres, vecinas, que se organizaban para ir detrás de ellos, con medicamentos, comida, refrescos, para ayudarlos y apoyarlos"34. Éste fue otro aspecto esencial en el conflicto. Además del hecho de asumir una posición defensiva, utilizando el conocimiento profundo del barrio, lo que permitía ubicar las posiciones más favorables para el combate, los vecinos contaban con una red de apoyo que no tenían los militares. En ese sentido, los insurrectos combatían mejor pertrechados, apoyados por todo el barrio, mientras los militares se encontraban en una zona que les era extraña, sin ninguna ayuda logística, asediados por todos los habitantes del barrio.

Debido a todas estas ventajas, los vecinos lograron infringir una dura derrota a los militares llegados de otros barrios de la ciudad. La villa no pudo ser tomada por los militares. Los insurrectos, vencidos inicialmente en la avenida Armentia, pudieron continuar el camino hacia el cementerio. Sus perseguidores habían sucumbido en Villa Victoria. "Era como El Álamo, Villa Victoria se constituyó en un reducto irreductible, no se podía tomar. Esta zona ha sido famosa por eso, era eminentemente revolucionaria y combativa"35.

El segundo espacio de lucha se realizó contra fracciones del ejército que pretendían ingresar a la ciudad desde El Alto. Los vecinos se parapetaron en dos lugares claves dentro de la zona que comunicaba ambas ciudades a través de la Villa: el puente de la villa y el bosquecillo. "La concentración máxima ha sido en el puente pero más a la izquierda, cerca de la bajada de la calle Murguía. Ahí arriba era el estanque de agua. Ahí había espacio. Ahí hemos dormido dos noches. Y yo que era reservista, yo era el que cargaba munición de la Virrey Toledo, ahí era la policía, desde ahí traíamos munición. Al saber que en Villa Victoria había concentración de gente que estaba luchando, vinieron, yo me acuerdo de un gran boxeador, Jorge Osorio, el gran boxeador de Hiska Nacional, él ha dormido con nosotros dos noches"36. El mítico puente de Villa Victoria, mudo testigo de muchos levantamientos y masacres, y el bosquecillo fueron los principales espacios donde los insurrectos se atrincheraron para intentar repeler a las tropas militares que intentaban ingresar a la villa desde la ciudad de El Alto. "Lo más fuerte fue en el puente y el bosquecillo, pero la villa entera se levantó y los combates eran en cada calle. Sin embargo, ésos fueron nuestros principales lugares, ahí se pararon bien los fabriles y aguantaron a los militares"37.

Ambas zonas, el puente y el bosquecillo, estaban muy cercanas a la salida de la Villa (es decir: la salida de la ciudad de La Paz para transitar hacia El Alto). Este lugar estaba marcado por dos aspectos: por un lado, la carretera antigua a El Alto, punto esencial de comunicación entre ambas urbes; por otro lado, la vía férrea que iba hacia Guaqui. Este lugar, por lo tanto, era un espacio de comunicación estratégica dentro del conflicto. En ese lugar, los fabriles constituyeron su principal posición de resistencia frente al ejército.

Los fabriles se parapetaron fuertemente en ese lugar, se concentraron en gran número y esperaron el arribo del ejército, bien apostados en sus posiciones. "Acá ha sido en el puente, era el sector donde estábamos atrincherados, ya hemos visto como nos han hecho corretear en mayo, ya sabíamos nuestra flaqueza, y nuestra gran ventaja, y ahí nos hemos atrincherado"38. Los fabriles asumieron esa posición defensiva bien pertrechados y armados, incluso se apostó una ametralladora liviana en ese sector para poder mantener a raya a los soldados que intentaban ingresar a la villa.

Los insurrectos lograron su cometido. Su posición se mantuvo en pie y pudieron evitar que el barrio fuera tomado y las tropas ingresen a la ciudad de La Paz. Las tropas no tuvieron más que intentar escapar, adentrándose en el bosquecillo, en una zona denominada los "veinticuatro huecos". "Mi abuelo me cuenta cómo se ha parapetado y los soldados querían entrar por la Naciones Unidas, tipo triunfante, así. Entonces mi abuelo se ha parado con la liviana y tatatata, los ponía a raya, han decidido entrarse al bosquecillo, ahí a los "veinticuatro huecos", que ahora le conocemos como los túneles, ahí han entrado, querían salir y no los dejaban. Sólo me ha contado después que cuando han salido victoriosos, los militares han salid,? descalzos, los han hecho salir descalzos. Han salido así, con las manos en la nuca, desfilando, los soldaditos. Inclusive los vecinos, como eran ex combatientes, se sentían con la potestad sobre los changos, somos antiguos, los pateaban a los sarnas. Ha sido básica la resistencia, los han mantenido a raya"39. Los fabriles lograron capturar a los vencidos, los sacaron del bosquecillo y los apresaron, haciéndolos pasar descalzos por las calles del barrio.

Después de esta resonante victoria, consiguiendo defender el barrio de las tropas del ejército que intentaron ingresar a la villa por los dos frentes, los combatientes se aprestaron a continuar la lucha, dirigiéndose a distintos lugares de la ciudad. Por un lado, un grueso grupo se organizó para subir a El Alto por diferentes rutas; por otro lado, un contingente se desplazó a seguir combatiendo en distintas zonas de la ciudad.

 

La subida a El Alto

Después de las victorias que fueron acumulando los insurrectos en las zonas populares de la ciudad de La Paz el 10 de abril, decidieron subir hacia la ciudad de El Alto para tomar la base aérea ubicada en esa ciudad. Éste era un recinto clave dentro de la contienda bélica y los insurrectos intuían que la toma de dicho espacio sería central para definir la victoria hacia su lado. El grupo de combatientes populares (fabriles, mineros y vecinos) que venció a los soldados en Villa Victoria, los carabineros e insurrectos que lograron llegar al cementerio, y los vecinos que combatían en otras zonas aledañas a éste recinto, fueron los principales grupos de combate que decidieron emprender la travesía, en medio de los cerros de la ciudad, para llegar hasta la ciudad de El Alto, en busca de decidir inexpugnablemente el triunfo a su favor a través de la toma del último gran baluarte del ejército: la base de la fuerza aérea que se encontraba en esta ciudad.

En principio, el día 9 de abril, antes de realizarse los combates en Villa Victoria y la zona del Cementerio, algunos contingentes intentaron subir a El Alto, zona donde, además de estar la base aérea, estaban atrincheradas las principales fuerzas del ejército. Se reunieron y decidieron subir a tomar el principal cuartel de la fuerza aérea. "Había la carretera antigua a El Alto pero no hemos subido por ahí, había que parapetarse para subir. Era de noche, es como éstos. Nos reuníamos en el puente y en la Said, y de ahí subíamos"4o.

La subida intentó realizarse primero por lo que ahora es la avenida 9 de abril, sin embargo las balas del ejército no permitían superar el terreno por ese camino, así que los insurrectos decidieron subir por la arboleda adyacente al barrio de Villa Victoria, zona que ofrecía mayor protección contra el fuego enemigo. Sin embargo, no pudieron cumplir su cometido: los soldados pudieron aguantar la embestida y, ayudados por algunos aviones de la fuerza aérea, lograron evitar que los insurrectos tomaran la base. "Hemos querido subir por acá, por la nueve de abril (se refiere a la avenida 9 de abril). Pero ya nos han hecho retroceder los del ejército, los de la base aérea. ¿Por dónde vamos? Hemos querido subir por la arboleda. Por ahí hemos subido. Hemos salido a Achachicala, acá arriba, donde está la represa de Achachicala. De ahí hemos avanzado a la base aérea. Yo disparaba sin motivo, por fregar, nomás. Con ametralladora, para mí era como jugar Cataman, mirábamos en película, esas películas mexicanas, yo así chango, parapetándome, al lado de la base aérea, en El Alto"41.

Ese grupo, que aún no era tan grande como el que el día siguiente lograría derrotar el bastión del ejército en El Alto, logró llegar a esta ciudad y acercarse a la base de la fuerza aérea. Subieron por la arboleda contigua a Villa Victoria y llegaron a la represa de Achachicala, de ahí se acercaron al esencial cuartel, sin embargo sus fuerzas eran todavía muy pequeñas y fueron derrotados por los soldados atrincherados en dicha base. Tuvieron que escapar por donde subieron: la arboleda que constituía un lugar privilegiado para poder movilizarse sin ser vistos fácilmente por las tropas del ejército. En la cima de la arboleda había unos tubos que fueron el canal por el cual los insurrectos pudieron escapar después de no poder conseguir su objetivo de tomar la base aérea. "De ahí nos han hecho retroceder, nos han hecho retroceder, por unos huecos nos hemos bajado, nos hemos venido a la arboleda. Donde está todo eso de la Said, eso que sube, esa arboleda. Ahí hemos bajado, casi de la curva que sube al Alto, ahí hemos salido, de ahí hemos bajado y han dicho: 'Mañana nos vamos a encontrar en la villa"'42.

De esa manera se frustró el primer intento de subir a la ciudad de El Alto y propinar al ejército el principal golpe, golpe que sería esencial en el devenir de los sucesos. El día 9 de abril los insurrectos no pudieron lograr su objetivo, sin embargo este esfuerzo sería un prolegómeno EJe los actos del día siguiente, donde esta vez la victoria no les sería esquiva.

Esta versión es corroborada por varios vecinos de la Villa que intentaron subir hacia la ciudad de El Alto pero no pudieron contra las fuerzas del ejército que contaban, además, con un efectivo apoyo aéreo. "Nosotros en la mañana, por el bosquecillo queríamos trepar allá, para salir ahí arriba, y vinieron los aviones, nos lanzaron granadas. Tuvimos que escapar por los túneles, unas cunetas, unas bajantes que había, hasta Pura Pura salimos nosotros, arrastrándonos. Así hemos arriesgado la vida"43. "Las balas pasaban sonando, como gatitos. Por el tubo hemos bajado, resbalando, hartos éramos. Hay unos tubos que van de Achachicala, por ésos hemos bajado"44.

Al día siguiente, el 10 de abril, los insurrectos se encontraban en mejor posición dentro de la contienda bélica. Ya habían registrado varias victorias en la ciudad y Villa Victoria había logrado infringir dos duras derrotas al ejército, además que empezaban a controlar toda la zona del Cementerio. Sus fuerzas eran mucho más grandes que las del día anterior. La cantidad de personas era mucho mayor y la moral estaba alta gracias a los triunfos que iban obteniendo a expensas del ejército. En esta nueva coyuntura, la subida a El Alto fue distinta y tuvo otro resultado.

El inmenso grupo de personas que decidió subir a El Alto estaba compuesto por distintos contingentes de combatientes revolucionarias que habían actuado el día anterior en distintos lugares de las zonas populares de la ciudad. Por un lado tenemos a muchos fabriles que habían estado luchando en Villa Victoria, por otro lado tenemos a los insurrectos que lucharon en la zona del Cementerio, tenemos también a los combatientes populares que habían sido, inicialmente, derrotados en el cuartel Calama y que, gracias a la ayuda de los vecinos de Villa Victoria que arrasaron con sus perseguidores, pudieron llegar a la zona del Cementerio para iniciar la subida. Era, entonces, un grupo muy numeroso conformado por distintos contingentes de combatientes que habían desplegado sus acciones durante el 9 de abril.

La subida a El Alto se realizó por distintos frentes, intentando esencialmente evitar las balas del ejército ubicado en la Cea de El Alto. En ese sentido, los insurrectos no subieron por la antigua carretera a El Alto (lugar donde eran presas fáciles de las balas enemigas) sino por caminos de herradura que permitían atravesar los cerros subrepticiamente. La multitud que empezó a recorrer ese trecho era inmensa, muchos de los testigos recuerdan que de lejos se la veía como una multitud de hormigas que iban avanzando por el agreste paisaje de la ladera oeste. Otros usan el ejemplo de una inmensa manifestación de las que recorre el Prado paceño pero que esta vez conquistaba los cerros e intentaba acceder hasta la urbe alteña. "El ejército se ha parapetado, no podía bajar, porque la gente estaba subiendo grave. Camino al Cementerio. La aviación salía, los aviones con ráfaga disparaban. Otros también por ese lado se han bajado y han llegado a la autopista. El otro lugar han subi~o por el Cementerio. Por la iglesia estaba el ejército, dominaban todo"45.

La subida se realizó esencialmente por dos flancos. Por un lado, un gran grupo de combatientes populares subió por lo que ahora es la avenida 9 de abril, al sur del Cementerio General, esa gente subió por caminos de herradura que rodeaban barrancos impenetrables y llegó a la zona donde está el Faro Murillo, para después alcanzar el actual barrio de ciudad satélite en El Alto. Esta gente era principalmente la que había combatido en la zona del Cementerio. Por otro lado, un gran contingente de insurrectos subió por la arboleda adyacente a Villa Victoria, cercana a la zona de Pura Pura, ese otro grupo subió protegido por los árboles y llegó al actual barrio de Munaypata, en el norte de la ciudad de El Alto. Esta gente era principalmente la que había estado combatiendo en Villa Victoria. "Yo recuerdo el grupo que subió hacia la base aérea y se veía subir a la gente en fila subiendo, cruzaban la Entre Ríos, yendo de La Ceja hacia mano derecha, hay un barranco grande, por el costado izquierdo del barranco subían, pero era como una manifestación, llegaban a la cumbre y desparecían, miles de personas. Salían al Faro Murillo. El otro grupo subía por Chacaltaya, Pura Pura, para llegar al lado norte de la ciudad de El Alto. Por donde es la ciudadela ferroviaria, por ahí subieron. Había hasta jóvenes, niños, que subían. Casi nadie iba por el camino, iban por los costados, no iban directo a la Ceja, rodeaban"46. La subida por ambos lados permitió que los insurrectos acorralaran la fuerza aérea atacándola por dos flancos. Por último, subió un último contingente de manera más directa, por el centro de la zona marcada por la avenida 9 de abril y la arboleda contigua a Pura Pura. Esta gente era la que había estado intercambiando fuego nutrido y lejano contra los regimientos parapetados en El Alto. Veamos estos aspectos con más detalle.

El grupo que subió por la zona del Cementerio estaba conformado principalmente por personas que lucharon en esa zona, muchos de ellos habían llegado desde el cuartel Calama y habían continuado la lucha en el espacio contiguo al Cementerio. Ese contingente subió principalmente por los caminos de herradura cercanos a la actual avenida 9 de abril, al sur de un gran barranco inexpugnable. "La subida no hemos ido directo, hemos ido del Cementerio hacia la izquierda hacia el Faro de Murillo, por donde hay ese camino, por Llojeta, hemos ido a ese lado, por medio de barrancos hemos subido casi a lo que es ahora Satélite y los otros estaban de este otro lado, entonces hemos ido avanzando así (hace un movimiento de tenazas que se intentaban juntar en la zona de la Fuerza Aérea), era como una cosa de película"47.

El grupo que subió por la zona de Pura Pura, más puntualmente la arboleda de esa zona, estaba conformado principalmente por fabriles de Villa Victoria y Pura Pura, que después de infringir dos duras derrotas al ejército defendiendo al barrio de su toma, decidieron subir a El Alto. Este contingente subió principalmente por la arboleda que comunica ambas ciudades y que está cercana a Pura Pura, la ciudadela ferroviaria y la antigua carretera a El Alto. Este lugar es el mismo por donde, un día antes, algunos fabriles lograron llegar a la base de la fuerza aérea y fueron obligados a escapar por el fuego del ejército. "Hemos subido por toda esta arboleda, por detrás de los árboles, por la mitad de eso hemos subido, hasta arriba, hay unos tubos en esos huecos, en esas cañadas. Eso sale a Munaypata, al Alto. De ahí hemos empezado a cañonearlos"48.

Después de llegar a El Alto, los insurrectos, apoyados por los mineros de Milluni, lograron tomar la base aérea y sellaron la victoria del pueblo. Ésa es otra parte de la historia que seguramente será contada en otro momento y espacio.

 

A manera de conclusión

Este documento intentó mostrar desde un ángulo determinado la insurrección popular de 1952. Intentó (re)construir algunos de los hechos vividos en la ciudad de La Paz en esos tres días de enfrentamiento e insurrección popular. En ese sentido, se intentó realizar una crónica de los sucesos vividos el 52 en un área específica de la ciudad. Por la orientación metodológica y teórica de este trabajo, es imposible pretender, en este acápite, plantear una serie de conclusiones cerradas y definitivas. Nunca fue el tenor de este trabajo buscar ninguna sentencia concluyente, acá se esbozan miradas antes que certezas.

Así, esta última parte del texto esboza determinados aspectos esenciales e interesantes que surgieron del trabajo investigativo antes que ideas cerradas que se postulen como "descubrimientos" certeros surgidos de todo el trabajo realizado.

La invención histórica

La historia es sólo una narración que cobra hegemonía por sobre otras. Es una construcción determinada, empapada de intereses, poder y dominación, que cobra el estatuto de verdad absoluta. Ya se ha dicho tanto que la historia la escriben los poderosos, que esta sentencia se ha convertido en un cliché. En el caso del 52, queda claro que la (re)construcción histórica que se realizó de la insurrección de abril fue un claro invento nacionalista con el principal objetivo de darle al MNR el papel preponderante en el devenir del suceso. Veamos dos aspectos que plantean profundos resquemores frente a esta postura.

En primer lugar, la historiografía convencional plantea que fue el MNR (a través de sus líderes y militantes) el partido que llevó adelante la insurrección. Es posible que sus líderes hayan sido los principales articuladores de la conspiración política que debía terminar en un golpe de estado contra el gobierno de Ballivián. Sin embargo, la lucha popular no fue protagonizada solamente por sus militantes. Los relatos que fueron base de esta crónica muestran que muchos ciudadanos no militantes del MNR se levantaron y organizaron de manera autónoma y espontánea. Los mineros, fabriles y muchos ciudadanos no se levantaron por una identificación con los valores del MNR sino por motivaciones propias y particulares. "La gente fue, no el MNR, la gente se levantó en tojpa, incluso los lustrabotas, ellos han sido los primeros, además tenían experiencia porque ellos colgaron a Villarroel. Fue una cosa más espontánea. La revolución de 9 de abril es del pueblo"49.

En segundo lugar, la historiografía convencional plantea que los mismos gestores de la insurrección llevaron a cabo el programa de gobierno subsiguiente. Los nuevos gobernantes, desde esta óptica de análisis, fueron resultado del proceso insurreccional de 1952. Sin embargo, en la práctica fue una nueva fracción de la misma clase (los "hijos pobres de la clase media" como dice Zavaleta) la que usufructuó el poder. Los actores directos de los sucesos, actores anónimos, retornaron a la vida cotidiana y el poder pasó a los dirigentes del MNR. El poder no transitó a las manos de los insurrectos, ellos sólo fueron la sacrificada fuerza de la insurrección que sirvió para que otra fracción de la elite criolla detentara el poder. "Vino el movimiento nacionalista, a quién han valorado, se han hecho autoridades gente que ni siquiera ha ido al cuartel. Gente que no ha peleado ha tenido buenos puestos. Posteriormente han hecho el canto: "En el puente de la Villa hice un juramento", han jurado después de que nosotros hemos arriesgado la vida, con esos proyectiles"50.

 

¿Cuáles fueron las razones del combate en las laderas? Las razones estructurales y el poder de movilización.

En principio, al tratar de responder esta pregunta, me concentré en motivaciones espontáneasy cotidianas, a partirde los testimonios de las personas que colaboraron conmigo en este trabajo. Sin embargo, decidí complementar esta explicación con algunas condiciones estructurales que también fueron importantes para este proceso. En ese sentido, para tratar de absolver la interrogante mencionada, se plantea a continuación una argumentación basada en aspectos estructurales y aspectos cotidianos más microsociales.

Acerca del primer espacio de análisis, evidentemente algunas condiciones estructurales coadyuvaron a la intensa movilización que caracterizó las jornadas de abril. Se pueden mencionar tres como las más importantes. En primer lugar, desde la Guerra del Chaco el país había vivido una profunda inflación que seguía teniendo profundas consecuencias para la época del estudio. Este aspecto, por supuesto, era uno de los detonantes estructurales de descontento. En segundo lugar, Bolivia vivía un momento de profunda descomposición social. Este proceso, que había comenzado después de la Guerra del Chaco, sucedía por varios factores: la desintegración del modelo productivo basado en la minería, el cansancio de los ciudadanos con la oligarquía y las pulsiones profundas de las masas indígenas que planteaban críticas profundas a la forma en que se había llevado adelante la nación boliviana, entre las más importantes. En tercer lugar, la convocatoria que el MNR tenía dentro de las ciudades donde se realizó el conflicto. En ese sentido, el MNR contaba con dos fortalezas: por un lado, era un partido conspirativo que iba construyendo redes para actuar contra el orden instituido; por otro lado, había ido ganando la simpatía de varios sectores de la sociedad que ya no se sentían interpelados por los valores de la oligarquía. Este hecho cobró aún mayor relevancia a partir de la no aceptación de la oligarquía de la victoria emenerrista en las urnas en 1951. Aunque estos procesos tuvieron peso específico para la movilización colectiva, no pretendemos decir que fueron las únicas condiciones para la acción insurreccional y menos plantear que el MNR fue el actor protagónico del proceso. Como dijimos más arriba, este partido fue un actor más en una red compleja que se fue tejiendo mientras se desenvolvían los acontecimientos.

La insurrección del 52 muestra otro aspecto esencial de la identidad colectiva de los bolivianos: el poder de movilización. En ese sentido, las personas, principalmente de clases populares y campesinas, fácilmente se movilizan colectivamente sin necesidad de demasiados insumos ideológicos. En el caso del 52 se observa claramente este hecho. Aunque la historiografía convencional intente demostrar que los insurrectos se movilizaron principalmente por su profundo compromiso con los valores nacionalistas-revolucionarios (es decir: su militancia en el MNR), las personas con las que charlé tenían otra mirada al respecto.

La mayoría de los movilizados lo hicieron por razones más prosaicas. Muchas personas me plantearon que se levantaron por indignación, en el sentido de que las fuerzas contrarias eran tropas del ejército que habían sido actores sistemáticos de la represión y la defensa de la oligarquía. En ese sentido, el odio al enemigo fue un importante catalizador para la insurrección. Tanto en Oruro, con el ataque al cuartel Camacho, como en los aprestos en las laderas y El Alto, la multitud se levantó en aras de acabar con los militares que tradicionalmente les habían hecho tanto daño.

Este aspecto está relacionado con el usual descontento que las personas poseen en Bolivia debido a sus condiciones de vida. En ese sentido, los individuos utilizan este tipo de eventos históricos para manifestar su indignación con el estado de las cosas en el país: la pobreza endémica, el racismo, la corrupción de las elites, la dominación extranjera, etc. En ese sentido, los individuos ven estos momentos como un espacio para manifestar su indignación contra el orden constituido y contra los dirigentes políticos del país. Así, muchas de las personas con las que hablé me plantearon que se levantaron no porque quisieran que Víctor Paz esté en el poder51, sino porque estaban cansados de ser pobres y ver cómo las clases altas usufructuaban toda la riqueza. Es decir, se levantaron porque estaban cansados de la situación en la que se encontraban.

Además, conviene aumentar un aspecto esencial: la movilización como acción espontánea, ya sea por curiosidad o como un "juego". Muchas veces escuché a personas que me decían: "Yo me metí porque era chango y tenía curiosidad" o "Tenía curiosidad de combatir". Más que por principios ideológicos la gente se levantó por este tipo de razonamientos más directos y espontáneos. No fue su militancia con el MNR sino ese sentimiento extendido y compartido de que era necesario levantarse y derrotar al ejército. Ese sentimiento de que en ese momento no se podía quedar uno en la casa, que tenía que formar parte de los sucesos que se estaban viviendo allá afuera. La identidad era la lucha, la movilización era un espacio esencial de participación política, de representación; aunque muchas personas vieran esto como un juego o un mecanismo para satisfacer su curiosidad.

 

La experiencia del Chaco

Otro de los aspectos esenciales que conviene remarcar de la insurrección popular de 1952 es la importancia que tuvo la experiencia en el Chaco por parte de los combatientes populares. Una gran parte de los insurrectos habían luchado en las áridas tierras del Chaco y habían adquirido una profunda experiencia relacionada a la lucha armada. Este aspecto brindó una gran ventaja a los combatientes y decidió de alguna manera el devenir de los sucesos.

Un aspecto esencial al respecto es el conocimiento de la táctica de los "corralitos" (es decir, emboscar al enemigo y atacarlos de varios frentes) como una arma esencial para el enfrentamiento. Muchos de los insurrectos habían sido víctimas de esta estrategia en la guerra del Chaco cuando los soldados paraguayos los emboscaban y les infringían duras derrotas. El 52, casi veinte años después, ellos utilizaron esta estrategia para enfrentarse a los soldados y la misma les redituó favorables resultados. En distintos espacios de Villa Victoria, en los caminos de herradura que conducen a la Ceja y en la explanada de El Alto, los insurrectos utilizaron los "corralitos" como principal estrategia de ataque a los soldados. Fruto de esto, en la mayor parte de las refriegas, los combatientes populares pudieron emboscar al ejército y vencerlos totalmente. Este conocimiento fue esencial para vencer a las fuerzas enemigas que contaban con mejor armamento y un mayor número de integrantes.

Otro aspecto esencial está relacionado al aplomo y serenidad que tenían los ex combatientes. La dura experiencia en el campo de batalla, más aún en un terreno desconocido y alejado como eran las tierras del Chaco, había hecho de estos hombres un grupo valiente e impávido. A diferencia de los soldados que no tenían ninguna experiencia de lucha armada, estos hombres se caracterizaban por una fiereza excepcional.

Este aplomo debe sumarse a otro aspecto esencial: el conocimiento militar que los ex combatientes poseían. Este conocimiento se expresaba en distintos sentidos de la lucha armada. Por un lado, eran personas que conocían muy bien el manejo de las armas; así que usualmente ellos manejaban las ametralladoras livianas o los lanzadores de morteros que los insurrectos rescataban. Por otro lado, como dijimos más arriba, ellos tenían un profundo conocimiento de la forma en que debían desenvolverse dentro del campo de batalla, de ahí que pudieran organizar los mencionados "corralitos", dirigiendo a los insurrectos con gran precisión y eficacia.

El aplomo y el conocimiento que tenían los ex combatientes hacían que éstos se convirtieran casi automáticamente en los líderes de los distintos grupos de insurrectos que participó del conflicto. Su liderazgo era prácticamente incuestionable y llevó a buen puerto los aprestos insurreccionales. "Había personas mayores que habían participado en la guerra civil del 49 y en la Guerra del Chaco. Ésos eran los más capos, los que mandaban"52. "Había mayores que eran reservistas, excombatientes, ellos automáticamente se volvían los líderes, nosotros changos los seguíamos"53.

 

NOTAS

22 Para ser más específico, las obras que se analizan, como muestra y fundamento de la historiografía convencional, son, principalmente, las siguientes: "La revolución inconclusa" de James Malloy, "Historia de Bolivia" de la familia Mesa, "Historia secreta del Movimiento Nacionalista Revolucionario" de Luis Antezana e Historia de Bolivia de Herbert Klein, entre otras.

23  Entrevista con Luis Valdivia, La Paz, abril, 2009.

24  Entrevista con Luis Valdivia, La Paz, agosto, 2009.

25  Entrevista a Luis Valdivia, La Paz, abril, 2009.

26  Entrevista a René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

27  Entrevista a René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

28  Entrevista a René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

29  Entrevista con Humberto Tapia, La Paz, junio, 2009.

30 Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

31  Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

32   Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

33  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

34   Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

35  Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

36  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

37  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

38 Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

39 Entrevista con Juan Luis Yapura, La Paz, agosto, 2009.

40 Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009.

41   Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009. La aclaración es mía.

42  Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009.

43  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

44  Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009.

45 Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009.

46  Entrevista con René Chacón, La Paz, agosto, 2009.

47  Entrevista con Luis Valdivia, La Paz, abril, 2009. La aclaración es mía.

48 Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, julio, 2009.

49  Entrevista con Luis Valdivia, La Paz, abril, 2009.

50  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

51 Escuché algunas veces el argumento de que al MNR se le había robado la victoria en las elecciones del gobierno de Mamerto Urriolagoitia y que por eso era necesario levantarse y derrocar al gobierno. Sin embargo, estas razones fueron muy esporádicas y sólo esbozadas por militantes del MNR.

52  Entrevista con René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

53  Entrevista con Gilberto Martínez, La Paz, junio, 2009.

 

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Personas entrevistadas

- Irma Aliaga, La Paz, julio, 2008.

- Gonzalo Murillo, La Paz, julio, 2008.

- Gladys Miranda, La Paz, julio, 2008.

- Javier Torres Goytia, La Paz, septiembre, 2008.

- Andrés (seudónimo), La Paz, septiembre, 2008. El entrevistado no quiso que se publique su nombre.

-  Juan (seudónimo), La Paz, septiembre, 2008. El entrevistado no quiso que se publique su nombre.

-  Pedro (seudónimo), La Paz, septiembre, 2008. El entrevistado no quiso que se publique su nombre.

- Freddy Choque, La Paz, octubre, 2008.

- Ena Fernández, La Paz, octubre, 2008.

- Luis Valdivia, La Paz, abril, 2009.

- Humberto Tapia, La Paz, junio, 2009.

- René Espinoza, La Paz, junio, 2009.

- Gilberto Martínez, La Paz, junio, 2009.

- Mario Arandia, julio, 2009.

- René Chacón, agosto, 2009.

 

 

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