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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.26 La Paz  2005

 

Miscelánea

La influencia del Microcrédito en las Mujeres

 

 

lblin Helen Herbas Cuevas1

 

 


 

 

Es imposible afirmar que los microcréditos en la ciudad de La Paz hayan generado la elevación de la calidad de vida de las mujeres que ingresaron a estas redes de abierta succión económica a través de las tasas de interés. Sin embargo, dejando un poco abierta la posibilidad, desde el punto más positivo, pueden existir algunas mujeres que siendo parte de los sistemas de microcrédito hayan podido mejorar su economía familiar y por ende lograr cierta autonomía no sólo económica sino en otras esferas que hacen a la vida.

Pero, valga la redundancia, esta es una hipótesis muy poco probable debido a los acontecimientos acaecidos por las "deudoras", como. las califican los medios de comunicación impresos y audiovisuales, no consideran que las clientes de las instituciones de microcrédito se deben someter a la evaluación de la unidad familiar, para ver si tienen la posibilidad de pagar el préstamo que están requiriendo ya sea en dinero al contado o en bienes inmuebles2. He ahí que hubo un tiempo cuando en la ciudad y en sus laderas principalmente se pintaba grafitis que denunciaban con nombres y apellidos a las deudoras; en algunos casos también colocaban afiches en los postes de alumbrado público y por poco mandaban invitaciones a todas las familias del vecindario para que juzguen y condenen con las miradas y los rumores la actitud de aquella irresponsable que se prestó dinero, no importando el para qué, y no tiene la "honestidad" de devolverlo.

Otra evaluación es el "estudio" de las relaciones de género en la unidad familiar, donde la "señorita" trabajadora social constata si la mujer puede pagar el capital, los intereses... y de paso si el compañero y/o las(os) hijas(os) están en posibilidad de asumir la deuda en caso de que muera físicamente la "deudora" o m uera "espiritualmente" porque después de todo para aquellas que acostumbran a rezar/orar ya no pueden hacerlo sin tener un peso en la conciencia y desconfiar del poder de la oración "Perdona nuestras deudas así como también nosotros perdonamos a nuestros deudores ". Lamentablemente nadie las perdona y viven en un permanente purgatorio terrenal donde están conflictuadas por su ingreso al cielo y la institución del microcrédito les hace vivir un infierno cuando se atrasan en el pago y peor aún si dejan de cumplir con los pagos. Tampoco es casual que estas instituciones de microcrédito estén fundamentalmente dirigidas a mujeres porque ellas son mejores pagadoras que los varones.

La presente evaluación pretende verificar las condiciones económicas, sociales, culturales y los valores de los miembros de la unidad doméstica. No dudo que esta sea una forma de ver si la mujer, que quiere prestarse el dinero, puede mostrar la suficiente capacidad de agradecimiento infinito que la acompañe al cielo al recibir el dinero y luego al infierno al pagar hasta los intereses. Es decir se quiere asegurar que la clienta, hasta antes del préstamo y, luego la deudora, cinco minutos después de asumir la deuda, tenga la posibilidad de hacer hasta lo imposible para pagar.

¿Qué programas de capacitación reciben las mujeres que se prestan un cierto monto de dinero para su capital de inversión en negocios y que por lo general engrosan el mundo de la informalidad?3 Ninguno. Si el préstamo es en grupos se les enseña a que todas son hermanas por lo tanto si una, no paga, el resto de las hermanas deben hacerle el favor de pagar su cuota, porque si no lo hacen, se les quita el privilegio de aumentar el monto de dinero para su capital la próxima vez que quieran recibir un préstamo. También se les enseña por supuesto las estrategias de cómo cobrar a la hermana deudora económica de la institución; se t rata d e q ue 1 a r esponsable a suma unad euda m oral e on 1 as hermanas que le salvaron por pagar su cuota: una estrategia consiste en ir a la casa de la deudora en grupo familiar y gritarle que debe aprender a ser responsable y que está perjudicando al resto de la familia.

"Y si no está o se hace negar hay que esperar hasta que llegue, no importa que todo el vecindario se entere. Para darle un escarmiento y para que no vuelva a hacerles pagar a ustedes su cuota, porque otras se acostumbran y ya son cara duras". (Señorita gerente de un grupo de préstamo solidario para mujeres de la zona norte de La Paz. Septiembre 2004.Bolivia)4•

De hecho este grupo de préstamo solidario dirigido a mujeres que viven en la zona, mejor si es un barrio determinado, donde todas se conozcan entre sí, funciona para que el momento en que una de ellas falle en el pago de sus cuotas, el grupo con el cual sacó el préstamo pueda acudir al domicilio de la "deudora" a denunciarla públicamente, aunque sea de manera silenciosa; su sola presencia corporativa identifica a la mujer (y a su familia) envuelta en problemas.

Este grupo comunal de préstamo fue fundado por dos hermanas quienes hace unqs años atrás eran prestamistas de ProMujer, que es otra entidad que trabaja con microcrédito. y que, a partir del conocimiento adquirido en calidad de prestatarias, adquirieron saberes que ahora (2004) las llevan a ser gerente y subgerente de este grupo de préstamos

Otra estrategia es la de aparecerse en la casa de la deudora en un Toyota todo terreno último modelo, para contrastar la pobreza del barrio marginal de la ciudad y para que "todo el mundo lo vea" mientras levanta el polvo de las calles hasta estacionarse en la puerta de la casa de la deudora. Entonces el chofer le abre la puerta al gerente asistente del "banco" y éste sale del auto con un montón de papeles de todos colores, con letras tamaño piojo, amenazando con que la institución en la que trabaja ha contratado a un abogado para iniciar un proceso judicial en contra de la mujer que no ha podido pagar la(s) cuota(s) y que pronto vendrán a embargar sus bienes y propiedades.

"Le voy a esperar la próxima semana, voy a tratar de que no prosiga el interés por el pago del abogado y que éste suspenda el proceso judicial; pero tiene que venir a la oficina para llegar a un arreglo, podemos reprogramarla. Aquí tiene mi tarjeta, llámeme si va llegar tarde o si no a venir, para quedar otro día y hora, es que tengo mucho que hacer y n o voy a e star e n m i o ficina d espués de la hora en la que la esperaré". (Oficial de crédito (cobro) de un b aneo u bicado en 1 a zona o este de 1 a e iudad de L a Paz. Septiembre. 2004. Bolivia)5.

El oficial de cobro, no aceptó ser entrevistado, argumentando que no estaba autorizado para brindar información alguna por el gerente del banco y, sugirió que pasara por la entidad en horarios de oficina para "programar" hora y día de entrevista con el gerente. Este oficial, dio a entender que no tenía tiempo y que no estaría en su oficina porque tenía que ir en busca de otras "deudoras morosas" en su Toyota y con su chofer.

Esto de" reprogramarla", e n p alabras t extuales d el o ficial, p uede ser entendido en doble sentido, porque como narró un economista ex-trabajador del Banco Solidario6, los oficiales de cobro eran (1994) egresados de Economía o estudiantes de últimos años de esta carrera, que p.-eferentemente conocían a las personas a quienes afianzarían lazos de préstamo con el banco y que posteriormente aprovechando estas redes, muchas veces parentales, que les permitían asistir a las casas de manera continua, les podrían cobrar diariamente. La idea consistía, contaba este ex-trabajador, en respirar en el oído de las/os deudoras(es).

¿Cuántas relaciones familiares y/o comunales se habrán deteriorado por causa de estas rupturas culturales/simbólicas que van más allá del plano económico monetario?

Por otro lado, en lo que concierne a la reprogramación de la deuda, el banco crea la ilusión de que es una nueva forma de demostrar la solidaridad con la deudora, cuando en realidad la entidad está velando por la cancelación de préstamo a largo, mediano o corto plazo.

"Yo ya he pagado el capital que me he prestado, más los intereses; pero ahora dicen que tengo que pagar por no sé qué papeles y a un abogado que no he contratado y niconozco, y de eso se han hecho otros intereses, yo no entiendo porque me he prestado sólo 100 dólares, he pagado el doble y todavía dicen que les debo". (Señora Lucy que se prestó de un Banco en la zona central de la ciudad de La Paz. Septiembre 2004 Bolivia).

Bajo este panorama lo que las instituciones de microcrédito hacen es prestar dinero para luego cobrarlo con intereses que rayan la irracionalidad económica, moral y ética de cualquier ser humano. No existe Voluntad de ayudar a la economía precaria de las mujeres; pero si les exige voluntad de pago, no se les brindan insumos para que logren mayor productividad en los negocios que ellas, con conocimientos de la vida forjan diariamente; pero si se llenan la boca hasta atragantarse, argumentando que están ayudando a la recuperación económica de la población a la que llegan, que por lo general es el grupo de mujeres "pobres". No tienen la capacidad de brindar cursos/ talleres sobre gestión de microempresas a las mujeres que quieren sacar adelante su actividad productiva o de servicios o de comercio; lo único que prevén es la capacidad de los "pescados(as)" de pagar lo adeudado. Esto implica que estas instituciones llegan a la gente pobre e conómicamente, p ero no a la gente más pobre, e s d ecir aquella que no puede acceder al microcrédito porque no tiene como pagarlo.

Por estas razones no debieran l lamarse i nstituciones formales o informales de microcrédito dirigido a la mujer, sino simple y francamente casa de préstamos donde queda empeñada hasta el alma de las deudoras.

Si bien el microcrédito de alguna forma ha democratizado el crédito a las familias que hasta antes de este proceso de descentralización financiera no podían acceder a un préstamo de las instituciones formales por los requisitos que estas exigen para acceder a un financiamiento, su contraparte ha demostrado que los niveles de interés que se pagan por cada préstamo están por encima de lo que una institución bancaria cobraría, a esto se llama generalmente una tasa de interés usurera. Es decir, se explota más a aquellas mujeres que no tienen las garantías reales y posibilidades de pagar a una entidad de microcrédito bancario, exaccionándolas hpsta el último instante de la existencia de la deuda.

Aunque el microcrédito ha creado la posibilidad de que las mujeres cuyas familias viven con una economía precaria puedan acceder a un préstamo, de ninguna manera esto significa que las reconozcan como ciudadanas reales, con lo que esto implica, es decir con las condiciones de acceder a los derechos de un lndice de Desarrollo Humano (IDH) promedio, con acceso a los servicios básicos de salud, educación, vivienda... por el contrario la brecha entre los IDHs de sectores sociales acomodados y otros "desacomodados" se sostiene aún con esta descentralización financiera a través del microcrédito.

Pero además es importante hacer notar que esto implica que si en un primer momento la mujer a través del tejido de relaciones con que ella cuenta pudo acceder al microcrédito, logró adquirir simbólica y materialmente cierto respeto por parte de los (as) componentes de su familia, repito gracias a este capital relacional que ella conserva en y entre las redes de mujeres. Sin embargo, este respeto ganado/otorgado a la mujer, no logra mantener por mucho tiempo cierto nivel de equidad de género entre ella y su compañero (esposo, concubina o cualquier otra figura masculina). El traer dinero a la casa le da la posibilidad de ser respetada, pero cuando no se puede pagar el dinero prestado se retira la ilusión de equidad de género en su familia.

Esto muestra que la independencia económica de las mujeres hasta cierto punto puede ser una estrategia cuando se trata conseguir equidad de género, menos desigualdad, discriminación y violencia; pero si ésta independencia no es sostenida es simplemente una ilusión. Es decir, la independencia económica de las m ujeres, d ebe ir acompañada de un eambio procesal d e 1 os géneros construidos social, cultural e históricamente.

Muchas mujeres que son jefas de familia, a pesar de llevar dinero a sus casas, para los fines de producción y reproducción de esta unidad básica de la sociedad, no son valoradas tanto o más que aquellas figuras masculinas que por no cumplir el rol masculino que la sociedad les ha designado, es decir el de proveedor de la familia, terminan por renunciar a ella, sintiéndose "poco hombres" abandonan a sus esposas e hijos, quedándose ellas "solas" a cargo de la familia.

"Mi esposo nos ha abandonado a mí a y sus hijos hace un año y tres meses, por problemas de dinero. Yo me he prestado del Banco Los Andes, quería traer mercadería del D esaguauer o, p orque mis a migas mehand icho q ue trabajando con ropa interior y vendiendo aquí al por mayor o por menor se ganaba nomás dinero. Poco a poco te puedes hacer de mayor capital me han dicho, hay problemas; pero quien no sufre si quiere vivir bien.

Entonces yo me he prestado, el dinero se ha hecho agua entre las manos ese dicho había sido nomás cierto, nos lo hemos comido, con poco he ido a comprar y aquí se pedían conjuntos de ropa y me pagaban de pucho en pucho, diez pesos, cinco pesos, y para el pasaje o el pan nomás servía. Apenas pagábamos la cuota, mi esposo en lo que podía me ayudaba para pagarla, luego ya no había de donde sacar, cada cuota era una pelea, de todo y de nada, mis hijos sufrían, yo creo que todos sufríamos hasta mi esposo. Me he endeudado, además del banco, de la carnicera, de la tienda, todo para comer pues, no había de otra, ya miedo me dada salir de mi casa, como vivo en alquiler hasta la dueña de la casa me mira mal, le debo de dos meses, yo pienso que es capaz de botarme con mis cosas a 1 a e alle, p ero espero e sta s emana e onseguir su dinero.

Todavía debo al banco y me vienen a cobrar, mis hijitos salen y 1e dicen que he viajado, igual no más dejan sus cartas de aviso de cárcel, de abogados, de confiscación. Qué puedo hacer, no tengo de donde pagar, como tu ves ni tele tengo, todo he vendido, con decirte que antes vivía en el departamento de arriba, ahora en este cuarto, poco a poco la dueña me está sacando de su casa, pero esta bien, tampoco me sentía bien viviendo arriba mi comedor, mi living, los muebles de los dormitorios todo lo he vendido, por pagar las cuotas y aún debo, no el capital que me he prestado eso a hace rato ya lo le devuelto pero como me he retrasado, han subido los intereses. Así que ya no me preocupo, que me hagan lo que quieran, que se lleven hasta el bacín. A mis hijitos les he dicho si me llevan a la cárcel, ustedes tienen que ser fuertes, tiene que trabajar y e studiar, yo d esde d onde esté 1 es voy a estar ayudando, no ve que en la cárcel se trabaja también, desde ahí les puedo estar dando un dinero, claro yo tengo aquí mi familia, pero como debo y me vienen a cobrar dicen que soy una i nconsciente y sin vergüenza, q ue se presta para darse la vida, me han cansado, y les he mando a cierta parte, tu ya te imaginas.

Dios me juzgará si he hecho mal o hecho bien, además si me meten a la cárcel, aunque sea por compasión espero que recojan a mis hijos, voy a tener que rogarles, porque su padre no lo dice pero ya debe tener otra familia. Viene de vez en cuando con algo para ellos y mis hijos como a Dios le reciben, eso me duele, no valoran lo que yo hago por ellos, porque si por mi fuera, puedo morirme, ir tranquila a la cárcel, pero ellos son mi preocupación. Deben extrañar a su padre pues, le ruegan para que los lleve con él, por un tiempo le dicen, pero él les dice que ahora no puede, después, después les dice. Yo quiero morirme cuando mis hijos le piden eso, tal vez no van a querer volver, no los voy a volver a ver digo; pero si van a estar bien entonces que se vayan, yo lo poco que les doy es honradamente, con cariño, porque son mis hijos, si no es suficiente, nada más puedo hacer. Por eso, también me amargo, ellos me piden y no tengo para darles, ¿su rebeldía será?, en sus años de burro están pues, me hacen renegar, cuando venga su padre 1e voy a decir lo que me hacen renegar, ellos harto le quieren, le respetan, se eomportan bien también. É1, les dice, novan hacer renegar a su mamá, les recomienda.

Volvé con mi papá me dicen mis hijos, yo le he pedido que vuelva con nosotros, no por mí por tus hijos le digo, no quiere volver, ya debe tener mujer pues. No voy a humillarme más ya basta como me siento, mal siempre estoy (lagrimea). S ola m e s iento, es d ifícil a guantar e sta situación, no sé si tu alcanzas a comprenderme, es difícil ponerse en mis zapatos. Por eso yo aconsejo a que nadie se preste dinero, son unos rateros, te destruyen la vida, no conozco un caso donde alguien que se ha prestado le haya ido bien, están algunas conocidas en la cárcel, otras se han ido a España7, dicen que lavan baños y platos, pero sus familias de borrachas dicen que son prostitutas; la otra semana no más en un preste que ido acompañando a mi amiga, el que estaba pasando el preste le ha puñeteado a su mujer, si tu hija es una puta, de que te estiras, le ha dicho, feo le ha dicho, la madre igual a la hija, ha gritado a todos los que estabamos presentes. Llorando se ha salido la señora. Yo hasta de eso puedo trabajar, pero no quiero darle el gusto al banco, porque me voy a destruir por ellos pues, ya he pagado suficiente, le devuelto lo que me he prestado y sus intereses y, todavía más quieren. No pues, así no vale.

No sé si puedes, pero diles a los que conoces que no se presten del banco ni del Los Andes ni del Sol o Promujer, ahora en los barrios hay instituciones que igualito te prestan y luego se cobran hasta de lo que respiras, nada cambia, igual sus intereses son altos, y como algunas mujeres ya no pueden prestarse de otro banco porque están sus nombres en la Central de Riesgo a estas instituciones acuden, ahí aunque estés en la Central te prestan, ¡claro! si igual se encargan de cobrarte por todo y nada, les conviene prestar, de eso viven. Primero vienen con chompita no más, luego con traje se hacen llamar licenciadas. De las que pagan viven. Te voy a presentar a una señora que está en estos préstamos barriales, que ahora están de moda. Pero desde ya te digo igual que los bancos o financiamientos de microcrédito son, no hay que dejar engañarse" (Margarita. Septiembre. La Paz-Bolivia. 2004).

Las relaciones de género no mejoran con el microcrédito que se les da a las mujeres, por el contrario cuando, ellas ya no pueden cancelar las cuotas, su posición intra-familiar, se torna mucho mas subordinada, llegando a transformar su relación de pareja y cambiar la composición familiar, por la desagregación de uno de los miembros. La situación narrada no es excepcional pues por el abandono del padre, q ueda la mujer, de un momento a otro, e n posición de jefa de familia, sin las condiciones económicas y simbólico/culturales necesarias para llevar adelante tal situación y sin lazos de parentesco familiar que la apoyen, porque ha fracturado sus relaciones sociales, su afectividad y solidaridad.

Las mujeres son arrojadas al mercado laboral, sin el correspondiente proceso de información aunque sea referencial, que las cualifique y más aún las profesionalice en las labores productivas que desean emprender. Por tanto, es inexistente una información, formación y capacitación previa al otorgamiento del microcrédito, que aunque probablemente surgió como una política social para mejorar las condiciones de vida de aquellas familias con menos recursos económicos; en la práctica parece ser fundamentalmente una política de lucro económico; mostrando efectos preponderantemente sociales y económicos, que empeoran la realidad de estas familias.

Por otra parte, ¿los alcances y las metas de las instituciones de microcrédito están dirigidos a crear una empresa familiar donde todas/os trabajen para pagar lo prestado? Si estos son sus objetivos, están actuando consecuentemente con ellos.

"Yo no sabía, pero inocentemente he dado todos los nombres de mi familia, todo he dicho, había sido para que si algo me pasa a mí, a mi esposo o a mis hijas les sigan cobrando. No hay que dar información así no más, porque ellos de todo se quieren asegurar, para que les pagues de cualquier forma. Sabiendo esto no hubiera dado los nombres de mi familia, ni siquiera me hubiera prestado, súper usureros son, antes yo me prestaba de una señora que es la más usurera prestamista porque te presta al veinte por ciento de i nterés, por necesidad me prestaba, hay otras señoras que te prestan con tres por ciento, para su pan no se ganan pero no estafan, en cambio los bancos al cien por ciento o más, cuanto siempre cobrarán, así nos habían sabido cobrar, sin saber nada con la urgencia de salir de la pobreza también uno se presta. Ahora mis dos hijas mi esposo y yo trabajamos para pagarle al banco, sino lo hacemos me han dicho que me van a quitar mi casita ni siquiera es de mí, es de mis papás que se han ido al campo ahí viven (...). Harto estamos sufriendo, pero gracias a cómo les he educado a mis hijas ellas me ayudan, no vamos a dejar que nos quiten la casa, me han dicho, cuando se casen quieren vivir aquí conmigo, no quieren dejarme y, a mi esposo lo han finiquitado de la fábrica donde trabajaba, por eso ahora una cosa hace, otra cosa también está haciendo, para juntar ese maldito dinero y de una vez librarnos del banco (...). Yo ahora estoy vendiendo cosméticos de Yanbal y Avon, además tengo un pequeño horno, ahí me hago galletas y vendo a las instituciones, donde puedo, donde me dejan entrar, así nos trabajamos". (Felipa Septiembre La Paz-Bolivia 2004).

En este sentido el microcrédito, sirvió para desarrollar las potencialidades y capacidades de la familia convirtiéndola en una unidad productiva, no precisamente para su propio desarrollo, puesto que no buscan tener un capital para emprender su negocio y generar ahorros, buscan ganar dinero, trabajando todas/os para cancelar su deuda con el banco.

El empoderamiento, el despertar de las potencialidades, capacidades y productividades de las mujeres a partir de su desesperación producida por la presión psicológica que ejercen sus cobradores, hace que estas mujeres sufran sanciones de su contorno social y se autoperciban como víctimas de una política económica mal encaminada que prometió ayudarles a mejorar sus ingresos pero sin darles un correlato social.

El Estado con sus políticas de ajuste estructural empuja a miles de trabajadores/as a la calle, generando un gran sector social que se aboca a una economía informal8 y, las instituciones de microcrédito -que a nombre de mejorar sus condiciones.de trabajo en 1a calle o sacarlas de ésta- las empuja a emigrar (Argentina, Brasil, España) o sobreemplearse en trabajos eventuales, con salarios por debajo del mínimo nacional.

Las mujeres pasan de ser subsidiadas completa o medianamente por sus proveedores (esposo, concubina o cualquier otra figura masculina, posiblemente femenina también), para ser subsidiadas, al menos por un tiempo, por sus vecinas; es decir por otras mujeres, quienes más tarde a la hora de cobrar no desaparecerán.

Los subsidios que todavía se brinda a las/os más pobres y que ahora se ha cambiado por microcréditos, que pretendieron no dar más pescado, sino prestar dinero para comprar pescado, son una política económica que no fue aplicada junto a políticas sociales, generando una insuficiente "prestación social".

Por otro lado, datos del mes de julio de 2004 identifican que el sistema bancario formal que financió préstamos hasta del 44 por ciento en millones de dólares. Entre 1999 y el 2003 el Banco Sol crece en un 22 por ciento en sus préstamos. Estos datos son proporcionados por Herbert M uller, q uien d ice "Sinoexistiera 1 a industria del microcrédito, más de 300 mil personas estarían marginadas del sistema financiero" (Muller Herbert LA PRENSA 2004: 14 a); sin embargo, es mejor quedar fuera del sistema formal o alternativo, cuando ninguno de estos procura el bienestar social y por el contrario aumenta los índices de pobreza económica.

Muller añade: "(El importante aporte de las microfinanzas en la creación de puestos de trabajo y de mecanismos de supervivencia en periodos de crisis (...) evidencia que el pequeño prestatario tiene una buena cultura de pago (...); este sabe que en la medida en que cumpla con sus obligaciones podrá acceder a otros préstamos, constituyendo de esta manera al fortalecimiento de la única alternativa real de crédito para los sectores más pobres de la economía boliviana (...). Resultan peligrosas, demagógicas e irresponsables aquellas iniciativas que eon un falso concepto de solidaridad buscan destruir a la industria de las microfinanzas en Bolivia". (Muller Herbert Ibídem).

Es irresponsable parcializarse al ver los hechos sociales, sólo desde una perspectiva, velando consecuentemente el beneficio personal y de las personas allegadas a Muller, ya que éste personaje público fue parte del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lazada, ex-presidente expulsado de Bolivia y socio mayoritario del Banco Solidario (Banco Sol). No parece que sus criterios personales contengan cierta mínima neutralidad, al juzgar la situación de los/as prestatarias(os). No, en tanto estas opiniones emerjan como respuesta a la articulación movilizada de la Organización de Pequeños Prestatarios de las ciudades de La Paz y El Alto.

Muller opina que las microfinanzas crean puestos de trabajo y ayudan a sobrevivir, pero lo que cuenta uno de los miembros de la Organización de los Pequeños Prestatarios de La Paz y del Alto, narra todo lo contrario. A continuación transcribo la conversación:

"Mi esposa se prestó pues un poco de dinero, yo he salido de Comunicación Social, soy egresado de la UMSA, pero como está la situación no he podido encontrar trabajo, la crisis nos afecta a los que hemos estudiado y imagínate peor a los que no han tenido esta oportunidad. Bueno, hemos pensado con mi pareja prestarnos para tener un cierto capital con el cual podamos empezar a trabajar un negocio por ahí, pero no ha dado para nada, todo lo hemos perdido, con decirte que hasta mi casa me han quitado, todo lo hemos perdido, estos son unos usureros, hasta la dignidad nos han quitado. Yo como sea estoy sobreviviendo, pero mi esposa no ha aguantado, se ha enfermado y ni de otra, ha vuelto con su mamá a Cochabamba, para que le voy a mantener aquí sufriendo conmigo, le he dicho que se vaya, no es que le haya botado, no creas que soy malo, es que todas las ilusiones que tenía, teníamos con ella cuando nos hemos casado, ahora lo veo negro, gracias a Dios no tenemos hijos, sino no sé que hubiera sido de nosotros, peor para la mujer ¿no ve? como madre.

Ahora sólo estoy, la extraño, pero que voy hacer, tengo que sacarme la mugre trabajando para pagar al banco, ya estoy harto, por eso con los prestatarios yo quiero que nos unamos, s olo así e reo que p odemos v encer e 1 r obo q ue nos están haciendo, te sacan de todo y de nada, no comprenden que ya hemos pagado el capital que nos hemos prestado y hasta el doble con los intereses, pero igual nomás te siguen cobrando, como sus siervos nos tienen. He visto llorar a las señoras, hasta arrodillarse para que no les sigan cobrando o quitando sus bienes, pero igual ellos en la Ley dicen que se respaldan y la hacen respetar entre comillas trasquilando a quien se pone en su camino. No te miento, grave nos hacen, como zancudos hasta la última gota nos quieren chupar, así como esqueletos de películas de terror, así andamos. Por eso mi esposa hasta el hospital ha ido, le han operado de la vesícula, e omo 1 as d esgracias n o v ienen s olas, s in plata con deuda, grave hemos sufrido. No hay expectativas de vida, si antes no había trabajo, ahora hay que hasta rascar la tierra para conseguir dinero, que fuera mí, para traer a mi esposa conmigo, puede ser soportable, pero es para el Banco". (Ramiro. Abril 2004 Ceja del El Alto-Bolivia).

Durante la entrevista se evidencia la ilusión de que con un préstamo se pueda iniciar un negocio en el cual trabajar, sin embargo mientras no se capacite a los prestatarios para puedan invertir productivamente e1 dinero prestado, la situación se torna incompleta y groseramente monstruosa al medir los efectos sociales, que en las entrevistas transcritas aquí, muestran la desagregación familiar por la mala aplicación de una política que no mide sus costos sociales.

Bajo esta perspectiva los problemas que surgen a partir del incumplimiento con el pago del crédito proyectan la utilización de los recursos humanos no calificados de toda la familia para cancelar el préstamo, de tal manera que se afecta las relaciones interpersonales en la familia y con su entorno social. Las mujeres prestatarias entienden que el dinero que se prestaron pasa a ser una deuda generacional en la medida en que ellas hayan dado los nombres de sus garantes, esta situación genera relaciones conflictivas y traumáticas para la prestataria y para todo su entorno. En algunas situaciones la familia "deudora" desarrolla o incrementa los lazos, la lealtad y el espíritu de cuerpo familiar para trabajar y cancelar lo adeudado; en otras ocasiones, se disgrega.

Por tanto, si bien la descentralización del crédito en algunos casos ha logrado mejorar las condiciones económicas de las familias que hasta entonces no podian acceder a un financiamiento bancario para emprender o fortalecer sus microempresas o algún proyecto de a ctividad productiva e on e 1 e ual s uperar s u e risis e conómica; por el contrario, esta política descentralizada de crédito, incompleta en su parte social, no brinda información y seguimiento de las microempresas o actividades productivas para que estas concreten sus objetivos (salir de la pobreza); lo que ha deteriorado las condiciones no sólo económicas, sino simbólicas de las mujeres prestatarias y de sus familias.

 

Notas

1  lblin Helen Herbas es tesista de la Carrera de Sociología.

2  Para garantizar los recursos prestados, los bancos aceptan bienes inmuebles, equipos, maquinaria, y otros valorados al monto del crédito; otros organizan garantías solidarias, donde el grupo de personas que obtuvo el préstamo sea quien autogarantice la cancelación del crédito, pero existen algunos bancos que utilizan ambos métodos como garantía del crédito.

3 El concepto de sector informal, surge de los planteamtentos del antropólogo Keith Hart, en los setenta, en su informe "informal income Opportunities and Urban Employmellt ;, A.frica" (1973), donde intenta explicar el origen y desarTollo de la informalidad, a partir de en~onces se comienza a hablar de "Sector illformal". Mg. Jhon Ricardo l.oayza Bmja 2003: 1~

4 No accedió a una entrevista aludiendo de manera indefinida que no tenía tiempo. Su hermana no acepta ninguna entrevista.

5 Tuve la oportunidad de estar presente a la hora y lugar indicado. para presenciar la llegada de este oticial del Banco Sol (Banco Solidario) al lugar donde vive mi entrevistada, la señora Margarita.

6 En una reunión de prestatarios realizado en instalaciones del auditorio de Radio Pachamama en la ciudad de El Alto 2004.

7 En la prensa, se presentan datos "fidedignos" del Servicio Nacional de Migración de Bolivia y la página web del Instituto de Estadística de España, con el objetivo de desconfinnar el llamado éxodo de bolivianos a Espai'ia. Me temo que al decir bolivianos como ingrediente o!JI'io se incluye a las bolivianas También se menciona que es necesario determinar la condición de migratoria de lns y las bolivianas. Tras la inquietud del escribiente, propnngo la hipótesis por auto-experiencia empírica de que la mayoría de las mujeres migrante, salen del país como ilegales. A \cces para no distorsionar la realidad se debe dejar de recurrir a datos oficiales/formales e incursionar en la recolección de información brindada por medios altemativos (El Diario 3-12-2004 Cuerpo 1: 2 La Paz-Bolivia).

8 "La evolución de las estructuras ocupacionales entre la población femenina y masculina registra un incremento de las mujeres no asalariadas entre 1985 y 1992 lo que no se verificó en el caso de los hombres (...). El sector estatal expulsó tanto a mujeres como hombres, mientras que el sector empresarial demandó más trabajo masculino que el femenino (...). La mayor participación femenina en el universo ocupacional estuvo dirigida principalmente a las actividades en el sector familiar (informal), en tanto la participación de los hombres en este sector pem1aneció constante". (Comité Nacional Preparatorio de la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer 1994:71-72).

9A petición de las y el entrevistado, se cambiaron sus nombres por temor a mayores represalias.

Bibliografía

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