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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.24 La Paz  2003

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Elites Locales y Estructuras Señoriales

 

 

David Llanos Layme

 

 


 

 

1. Consideraciones generales sobre ei tema

En el marco de los ejes temáticos del III Congreso de Sociología, titulado «Medio Siglo de la Revo­lución Nacional de 1952», he considerado analizar el tema: «Elites locales y estructuras señoriales. Una aproximación a las relaciones sociales y diferenciación social entre los vecinos tradicionales, migrantes y comunarios en la región de Charazani». Este tema expresa la dinámica de las relaciones sociopolíticas entre los vecinos del pueblo y los originarios de la región Charazani en los 50 años después de la revolu­ción de abril, tomando en cuenta dos aspectos de la vida social local de la región mencionada: la fiesta pueblerina y el desarrollo de la educación formal, aunque también dentro de este marco incorporamos algunas aproximaciones a las dinámicas políticas en la región.1 Inicialmente, hay necesidad de realizar una precisa revisión bibliográfica y conceptualizar el tema en cuestión, que es lo que desarrollo a conti­nuación.

2. Referencias bibliográficas sobre el tema

Charazani es una de las poblaciones andinas que ha sido estudiada por profesionales y aficionados de diversas disciplinas. Para los investigadores, la llamada 'cultura kallawaya' fue uno de los temas más codiciados como objeto de investigación. Los estudios más sobresalientes son de Paredes, quién enfatiza que los kallawayas practican supersticiones y mitos de mala fama, explotan el espíritu supersticioso de sus ocasionales clientes, son vanidosos y orgullosos, etc.2 En su obra La piedra mágica, Otero imprimió una postura racial respecto a los kallawayas. La información se recogió desde de los vecinos del pueblo, los curas, etc. y no de los mismos kallawayas.3 Esta obra, igual que la de Paredes, fue muchas veces editada con la finalidad de desacreditar a dicho grupo social. Oblitas (1978) continúa en parte la misma corriente de Paredes y Otero, dado que el componente ritual de la medicina kallawaya para este autor continúa en la esfera de las supersticiones, aunque valora el otro brazo de esta cultura: la 'farmacopea kallawaya'. De Cárdenas (1979) nos ofrece una breve y sesgada historia de la provincia Bautista Saavedra. El autor pone de relieve la historia de 'los patricios' de este pueblo y comenta algunos pasajes positivos que ha tenido la 'elite dominante' de Charazani con relación al ámbito político y académico a nivel nacional. De Cárdenas en su obra a nivel local destaca que hasta la década de los '70 ésta elite dominante mantenía su vigencia. Mientras tanto, para este autor, la historia de los campesinos y sectores dominados es inexistente.

Posteriormente, aparecen los estudios de la becaria Ina Rósing. Esta autora inicia el registro, en parte sistemático, de los diferentes tipos de rituales familiares y comunales. A diferencia de los estudios ante­riores, debido a que la autora es psicoterapeuta, intenta ofrecer una lectura diferente acerca de las prácti­cas rituales. Con estos registros y algunas reflexiones sobre los rituales, Rósing trata de abrir un diálogo entre la medicina kallawaya y los exponentes de la medicina moderna. Para la autora, los ritos son una 'curación simbólica' que ejercen los kallawayas sobre los pacientes y con estas experiencias plantea 'humanizar la medicina moderna y por ende sus representantes'.4 No obstante, respecto a estas y otras investigaciones, en un estudio anterior hemos observado que a los investigadores sobre esta región no les ha llamado la atención las 'estructuras socio económicas y productivas de la región'5, excepto los estu­dios de Schulte que nos ofrecen información acerca de los diferentes cultivos y productividad en función del manejo de los recursos locales, la tecnología incluyendo los andenes, ciclos de cultivos, riego, uso de tiempo, espacio, variedades de semilla, la misma labranza, hasta las herramientas apropiadas al medio geográfico.6 Sin embargo, estas combinaciones de recursos no han sido cruzadas con la división social del trabajo que exige dicho sistema productivo. Como hemos destacado, de manera general, hasta la fecha no se tiene un estudio serio y científico sobre el desarrollo de las estructuras sociales ni el desarro­llo de los campos político y educativo en esta región. Este es el objetivo inicial de este estudio.

Conceptualmente, en este trabajo desarrollamos un análisis de estratificación social en los Andes y el papel de las elites tradicionales locales en la región de estudio después de la Revolución Nacional del '52. Según Giddens, elite nos sugiere a «...aquellos individuos o grupos. que están 'a la cabeza' en cualquier categoría dada de actividad...»; pueden ser tanto actores, deportistas, como 'líderes' políticos o económicos.7 En este caso concreto, se puede hablar de 'elites' locales que sobresalen en las actividades políticas e intelectuales a nivel regional y conforman determinados 'grupos de liderazgo' con fines de controlar el poder local y regional de Charazani.

Es así que, desde el pasado colonial, en la región de Charazani los Mistis o 'vecinos' del pueblo han venido liderando y controlando principalmente cargos públicos como Corregidor, Alcalde, cargos judi­ciales, etc. Aunque debemos destacar que, a diferencia de otras regiones del altiplano y los valles, en términos económicos, los vecinos de Charazani en ningún momento fueron grandes terratenientes, ni siquiera lograron concentrar extensiones considerables de tierra a nivel local. Siempre fueron combati­dos por los liderazgos de origen indígena, aunque en base a formas particulares de subordinación. Es más, en la región de Charazani sólo se tiene información de la existencia de no más de 5 haciendas pequeñas que lograron establecerse en Muruqarqa, Jat'ichulaya, Chipuicu, Quiabaya y Silix Playa. Entre los 'propietarios' (más que hacendados) estaban las familias Nogales, Tudela, Peñaloza, respectivamente entre otros. Los colonos mayormente eran gente de la misma región, aunque habían algunas personas de las regiones del Sur peruano. Se sabe también de la granja de Qallurwaya, que ha sido mantenida por los militares pero, al parecer, no fue hacienda como tal. El resto de las comunidades originarias, como des­tacan Canaza y otros, se mantuvieron como originarias aún cuando les tocó enfrentar las balas de los 'muchachos' de los vecinos del pueblo y las arremetidas de la familia de los Valencia, 'vecino notable' de Charazani.8

Después de la Revolución del '52, los 'vecinos' del pueblo fueron copando los espacios de educación (en calidad de profesores), la Subprefectura, actividades del transporte, hasta los cargos de la dirigencia sindical supracomunal. Es evidente que, en algunos casos, los vecinos del pueblo han llegado a consti­tuirse en intelectuales de renombre nacional, políticos y profesionales que han asumido responsabilida­des como la Prefectura del Departamento de La Paz, la Corte Suprema de Justicia, Diputados por dife­rentes partidos, etc. Para asumir dichas responsabilidades, pronto se marcharon de la provincia. Por tanto, su influencia en el orden local no fue más allá de cuestiones administrativas como la creación de la provincia en 1948. No tuvieron influencia en el desarrollo económico y educativo de la región.

En otras regiones, como los Yungas de La Paz, o en el mismo poblado de Achacachi, se ha visto que este tipo de elites locales consolidaban su liderazgo principalmente en el campo económico. En algunos casos son granjeros, empresarios que invierten en la misma región de origen, con el fin de buscar algún tipo de desarrollo para su región. Tienen algún grado de 'capital cultural' socialmente reconocido (abo­gados, médicos...) y capacidad de influencia en los pueblos de origen. En resumen, son sectores sociales que controlan recursos económicos, sociales y políticos y que, además, tienden a satisfacer las demandas de la población local en general. En el caso de Charazani, este tipo de elite se ha caracterizado más bien por ser de tipo señorial y estar sustentada en la reproducción de las viejas tradiciones de la herencia colonial. Después de la década de los '50, la elite señorial de esta región sólo se ocupó de continuar y renovar la imposición de los servicios y mantener formas de exacción económica coercitivas y laborales a los «originarios» de esta región. Para los detalles, véase la obra que está en preparación (Llanos 2002) y la segunda parte del trabajo.

Luego de los '50 (del siglo XX), en la región de Charazani la perspectiva de la elite señorial entró en decadencia. En otras regiones de los Andes, como los valles alto y bajo de Cochabamba, para barrer con el gamonalismo, después de la revolución del '52, el sindicalismo fue esencial. En regiones como Tarata, Cliza, Colomi y otros puntos, los colonos de las haciendas, tras el proceso del '52, arrasaron con los bienes de las haciendas y con los mismos terratenientes. Muchos recuerdan que los descendientes de los terratenientes de entonces tenían que huir entonando el himno de la revolución, haciendo la señal de victoria del MNR y descalzos, de lo contrario, sus propias vidas corrían riesgo. A contrario de ello, en la región de Charazani, debido a la subordinación solapada de los indígenas y campesinos, el proceso del '52 demoró en consolidarse. Por lo tanto, el tema a analizar aquí en parte corresponde a: ¿cómo los vecinos tradicionales de la región lograron mantener sus bienes hasta fines del siglo XX? Asimismo, ¿qué tipo de conexiones mantenían los vecinos tradicionales con las comunidades originarias? Al pare­cer, según la versión de los vecinos de Charazani, los mismos comunarios entretejían relaciones de solidaridad con los vecinos del pueblo. Es decir, para algunos comunarios, los vecinos fungían como cierto tipo de capital social para enfrentar los problemas locales. En las versiones de las elites comunales, el problema radicó más bien en la vigencia de los localismos cerrados de las mismas comunidades y la ausencia de una organización campesina indígena a nivel supracomunal, que tuviera la capacidad de aglutinar y expresar los intereses comunes.

Desde esta perspectiva, en esta región, hay la necesidad de considerar qué tipo de relaciones y capital social mantenían los comunarios con los vecinos tradicionales y viceversa. Bourdieu sostiene que 'capi­tal social' implica cierto tipo de relaciones o conexiones (de un individuo o grupo de personas) con la sociedad y el mundo que, llegado el momento, pueden proporcionar una serie de 'apoyos útiles' para que el individuo asegure cierta confianza con ese mundo y que van desde encontrar algún empleo, hasta acumular riqueza, desde ser parte o militante de un partido político, hasta ser un importante dirigente de la misma, etc. Lo que interesa de estas conexiones (de personas notables, de mucho poder y capacidad de influencia) es que las mismas tengan cierto nivel de 'capital de honorabilidad y de respetabilidad' respec­to a la sociedad que las circunda y más allá de la misma. Asimismo, lo que le interesa al individuo es 'movilizar' dichos nexos como capital social, de tal manera que le otorguen apoyos favorables en un momento dado (Bourdieu 1988/1991, Bourdieu & Wacquant 1995:79-97).

En nuestro medio, lo importante es ver cómo se mantienen dichos contactos y qué tipo de recursos intervienen al interior de estas relaciones sociales, económicas y culturales. Al parecer, los vecinos tradi­cionales entretejían una cadena de relaciones de parentesco con fines de mantener vínculos con fraccio­nes de elites comunales y comunarios de base. En muchos casos, se comenta que algún vecino tradicio­nal tenía y actualmente tiene más de 200 ahijados (entre ahijados de bautizos, matrimonios, rutuchas y tukuy imas). Además, estas relaciones eran heredadas por los descendientes. Por su parte, los comunarios ahijados acudían a sus padrinos mistis en ocasiones como cuando tenían que enfrentar conflictos serios incluso a nivel de su comunidad, dado que cualquier vecino podía fungir de 'tinterillo' y constituirse en asesor de las partes en conflicto. Es más, en el pasado, era motivo de prestigio tener padrino y madrina de origen misti. No es casual que algunos comunarios, hasta la década de los '80, aún intentaran buscar padrino misti para sus hijos, mientras los hijos ya habían cambiado de opinión frente a estas realidades y se rehusaban a establecer dichos nexos parentales.

Estos hechos nos muestran también que los vecinos tradicionales se valían de la «cultura letrada» para brindar algún apoyo a sus ahijados, lo que no era más que un pretexto. Al parecer, la finalidad de los vecinos tradicionales era tener controlado el orden establecido en la provincia. Es decir, aquí jugó un papel importante el 'capital cultural'. Según Bourdieu, el capital cultural 'es un conjunto de conocimien­tos socialmente reconocidos y valorados' en una determinada sociedad (1988/1991). En el pasado, los vecinos del pueblo de Charazani eran los que monopolizaban este recurso. Hacían culto a la intelectualidad en base a los pocos vecinos que habían logrado ser reconocidos por la intelectualidad boliviana (véase infra).

A nivel nacional, tradicionalmente hasta antes del '52, 'los vecinos' en calidad de hacendados vivían en las grandes ciudades'9 o centros poblados importantes. Mientras tanto, la administración de las ha­ciendas era delegada a terceras personas. Por tanto, en los pueblos vivía el personal administrativo de las haciendas, como mayordomos, comerciantes, rescatadores, etc. Asimismo, el pueblo por excelencia fue (y sigue siendo) el espacio donde se realizan una serie de eventos económicos (ferias) y festivos, entre ellos, fiestas patronales, cívicas hasta rituales, los que nos permite apreciar una dinámica entretejida de los diferentes grupos sociales en las poblaciones rural-urbanas. De la misma forma, en la región de Charazani, unos 'vecinos' vivían en dicho centro poblado y otros en la ciudad de La Paz.

En esta investigación, la categoría de 'vecinos' implica a gente mestiza blancoide (algunos hasta se consideran blancos), 'letrada', que habla el castellano a la perfección como idioma dominante, es «culta»10 y se autoidentifica como la encargada de velar por el progreso y de 'administrar', en el pasado, el cantón y, desde 1948, la provincia Bautista Saavedra. De aquí otorgamos la categoría de 'vecinos tradicionales' y hacemos el desglose y distinción social de dos grupos sociales. Un grupo corresponde a los 'vecinos señoriales o tradicionales', que son los que tenían (y aún tienen) la osadía de aprovechar cualquier espacio público y social para enseñorearse;sobre los individuos que consideran que no corres­ponden a su clase social. Muchos de este grupo tenían (y tienen) muy apenas una formación escolar básica, pero se jactaban de ser gente culta, civilizada y hasta moderna. Este grupo social vivía en la capital de la provincia. Asimismo, fueron los «delegados» (autodelegados) para llevar adelante el desa­rrollo de la provincia. El otro sector de este mismo grupo social son los 'vecinos notables'. Con esta categoría nos referimos a los descendientes de los antiguos fínqueros" de Charazani que han logrado notoriedad en el campo intelectual y la vida política del país. Ambos grupos son descendientes de los antiguos 'vecinos establecidos' del pueblo de Charazani. El origen social de estos dos grupos sociales son los resabios de los españoles e indígenas. Los campesinos los identifican como 'llajta mistikuna' (los blancoides del pueblo). Al igual que en la región de Huaquirca, en el Perú, los vecinos establecidos no practican el Ayni andino de manera personal, aunque podrían trabajar sus propias tierras11.

Justamente es este el grupo social de la región en estudio que en la actualidad ha ingresado en un proceso de decadencia. Han perdido los espacios político administrativos de la provincia que en el pasa­do les estaban reservados. Es evidente que, hasta mediados de la década de los '80, este grupo social tenía el control absoluto del poder administrativo de la provincia. Controlaba la mano de obra tanto servil como comunal, monopolizaba el transporte, etc. En la actualidad, su dominio ha quedado en la nostalgia. Desde mediados de la década de los '80, con la emergencia campesina (en parte colaborada por la des­centralización administrativa del país), los 'vecinos notables' han perdido el control político administra­tivo de la región. Aún mantienen el recurso tierra en base a la modalidad de trabajo 'al partir' con sus ex­colonos en calidad de cuidadores. Muchos de este grupo social han abandonado la capital. Algunos de los descendientes jóvenes de los 'vecinos notables' hoy están optando por adecuarse a los nuevos vientos de cambio, a los cuales nos referiremos en la segunda parte del trabajo.

Otro grupo social importante dentro de la estratificación social en la región de Charazani desde el pasado han sido los 'vecinos pueblerinos'. Hasta la década de los '80, este grupo social estaba conforma­do por los antiguos colonos y ex-colonos de los 'vecinos notables'. El origen social de este grupo es bastante diverso. Muchos llegaron de las regiones altiplánicas del Perú. Otros son de origen campesino de la misma región. Los campesinos los identificaban como 'llajta muchacho'. Hoy continúan siendo los cuidadores de las propiedades de los 'vecinos notables' de Charazani y han hecho algunos arreglos bajo la modalidad de trabajo al partir. El propietario de tierra dispone de su terreno y alguna vivienda, mien­tras es el aparcero el que invierte la mano de obra en todo el proceso de producción. Por tanto, los vecinos pueblerinos hoy viven bajo la dependencia de los 'vecinos notables'. Los definimos como 'vecinos pueblerinos' en parte porque se han acomodado a la vida pueblerina de la capital de la provincia. A partir de la década de los '80, se han establecido algunos comerciantes de origen campesino de la misma provincia. Los antiguos ex-colonos los identifican como 'los llamados'. Es decir, desde la perspectiva de los antiguos ex-colonos, ocuparían un estrato social inferior a ellos mismos. Ambos grupos conforman la categoría de 'vecinos pueblerinos'. Algunos descendientes de los tradicionales vecinos pueblerinos son también tenderos. Sin embargo, a este grupo social últimamente se han sumado algunos comerciantes exitosos de origen campesino.

Desde la perspectiva de los 'vecinos notables', el último 'escalón social' lo ocuparían los Campesinos- originarios. Mientras, los vecinos pueblerinos en parte han sido 'amaestrados o asimilados' al servicio de los 'vecinos notables', aunque estos últimos no los reconocen como 'vecinos' del pueblo, sino sólo con la categoría de 'mi gente'. Por su parte, la población mayoritaria es gente que habita en las comunidades rurales de la región. Unos viven en las zonas altas de la ganadería de camélidos, otros de la agricultura en los valles y en el subtrópico. Algunos varones practican la migración estacional hacia las ciudades, o las minas, otros combinan su actividad agropecuaria con el comercio. Asimismo, los habitantes varones de las comu­nidades (hoy cantones) de Chajaya (incluye K'anlaya), Curva y otros continúan con el antiguo oficio de herbolarios curanderos kallawayas que recorren gran parte de los países andinos, Norte argentino, Suroeste brasilero y Centro y Sur peruano. Muchos de ellos también se han establecido en las diferentes ciudades y poblaciones urbanas de las provincias del país en base a sus oficios tradicionales.

Esta configuración dinámica de estratificación social existente en la provincia Bautista Saavedra, desde la segunda mitad del Siglo XX, ha venido generando complejas y contradictorias relaciones socio- políticas y productivas en la región. Si bien hasta la década de los '80, el grupo social de los 'vecinos notables' monopolizaba los espacios de administración política jerárquica, entre ellos los cargos de Al­calde, corregidor, la sub-prefectura, Juez de Mínima Cuantía, etc., históricamente ya desde el proceso del '52, este grupo social dominante entró paulatinamente en decadencia como producto principalmente de complejos procesos de 'exclusión y segmentación social'. Asimismo, los vecinos notables más favoreci­dos (principalmente en el campo educativo) emigraron de la capital de provincia hacia las ciudades y otros al exterior. Mientras tanto, los 'vecinos notables' desfavorecidos, aún permanecen en el pueblo debatiendo el control de la vida política local conjuntamente los antiguos vecinos pueblerinos que, en la mayoría de los casos, también cuentan con una especie de 'doble residencia' entre la ciudad de La Paz y Charazani. Lo fundamental para la decadencia de los 'vecinos notables' post '52 parece ser que la misma estructura productiva ya no fue de su competencia para los descendientes de los ex - terratenientes, la mano de obra ya no estaba bajo su control, dado que el agro andino es altamente dependiente de la tenencia de la tierra y la organización de la mano de obra familiar. Sin embargo, también hay factores sociales y políticos que contribuyeron a su decadencia.

En esta investigación, intentamos escudriñar y presentar un análisis resumido de qué aspectos socia­les y políticos centrales han empujado a la decadencia de los mentados 'vecinos notables' que, teórica­mente, eran los 'destinados' a llevar a esta región al desarrollo y progreso como rezan y se destaca en muchas referencias bibliográficas y el discurso de los estratos sociales dominantes de esta región. A continuación, presentamos una etnografía y algunos estudios de.casos que nos permitirán entender esta realidad.

3. Etnografía de la 'cultura señorial'

La región de Charazani se encuentra en el norte paceño con una topografía muy accidentada y en plena cabecera de monte. A nivel regional, presenta varios niveles ecológicos. A esta región se ingresa por los pies de las cumbres elevadas de Isqani, Pumasani y otros que están en plena puna serrana desde los 4300 a más de 5000 msnm, atravesando la puna seca que está entre 4300 a 4000 msnm, bajando por cabecera de valle ubicada entre 3500 a 4000 msnm. Mientras, los valles interandinos están situados entre los 3500 a 3000 msnm, hasta llegar al sub trópico que está entie los niveles 3000 a 2000 msnm (I.G.M. Hoja 5748 I-II).

Esta región está ubicada al Norte del Departamento de La Paz, a una distancia de 270 Km. del centro urbano de la ciudad de La Paz. Hasta 1948, Charazani fue un cantón más de la provincia Muñecas. Justa­mente, el 17 de noviembre de ese año, Charazani toma el rango de Capital de la nueva provincia B. Saavedra. Anteriormente a esa fecha, el centro político más importante de la región, aunque otra vez no económico, fue Chuma. A Charazani, el camino carretero llegó recién en la década de los '60 del Siglo XX.

Hasta la década de los '50 del siglo XX, los vecinos de la población de Charazani mantenían el control absoluto del poder político-administrativo de la región, en base a las prácticas de la 'cultura señorial'. Entre tanto, las poblaciones indígenas/campesinas de una u otra manera estaban supeditadas a las estructuras de poder señorial de la capital Charazani. Es decir, tanto las poblaciones de las pequeñas haciendas como de las comunidades originarias estaban vinculadas con el poder vecinal en los diferentes campos de la vida local.

Consideramos que, en el siglo XIX, el dominio vecinal debió tener las mismas características del Siglo XX. Frente a esta realidad, muchas poblaciones rurales de la región junto con la fundación de la república (que fue el 6 de agosto de 1825) iniciaron un proceso de cantonización, con la finalidad de liberarse del dominio vecinal de la capital Charazani. Curva logró el rango de cantón en 1826. Cien años después, en 1926, Chajaya logró cantonizarse y así sucesivamente. El último en constituirse en cantón fue Chari, en 1992. Actualmente, la primera sección (capital Charazani) tiene 7 cantones y la segunda sección (Curva) cuenta con 8 cantones (cfr. Costa Arduz 1997:64) que a la vez fungen como asientos electorales. Al mismo tiempo, cada creación de cantón en las poblaciones rurales creó su fecha festiva como Santo Patrono.

La cultura señorial ha empujado a las diferentes comunidades a crear su propio cantón y por ende su 'propio' pueblo, sus 'propias' autoridades políticas, su 'propio' calendario festivo, etc. Con fines de dilucidar la problemática de cantonización y la estructura señorial, aquí presentamos dos casos concretos sobre el tema de cantonización. Caso 1. Teóricamente, Amarete se erigió como cantón favorecido por la Ley de 20 noviembre de 1914, que tomó la determinación de subir al rango de cantón a todos los vicecantones existentes hasta esa fecha (cfr. Costa Arduz 1997:26). Sin embargo, detrás de la categoría de los vicecantones hay una historia muy larga de idas y venida, conflictos y negociaciones, etc. En la memoria de algunos líderes tradicionales según la investigación de Canaza y otros (2001) se cuenta que Amarete para ser vicecantón inicialmente a fines del Siglo XIX acudió a las autoridades estatales como el Ministerio de Hacienda y otras instancias administrativas.

En dichas instancias estatales, para la fundación del cantón, pidieron como requisito la presencia de 'vecinos notables' (cultos, letrados) quienes puedan asumir los rangos de autoridad del Cantón y pro­muevan el progreso de Amarete. Las autoridades comunales informaron ello en la asamblea comunal y en una de ellas decidieron invitar a los 'mistis' de otras provincias (como Mocomoco, provincia Camacho) y hasta de las regiones del Perú (Villque Chico, Moho) para que puedan establecerse en Amarete. Por su parte, el Ayllu Amarete cedía a los nuevos vecinos algunos terrenos comunales para que puedan cultivar­los. Así se establecieron los vecinos del pueblo de Amarete con gente forastera y estos vecinos se erigie­ron como autoridades políticas del nuevo vicecantón y posteriormente cantón (cfr. Canaza y otros 2001). Con el transcurrir de los años, los comunarios fueron ante las autoridades del pueblo, principalmente para zanjar diferencias y conflictos sobre tierra, como también sobre conflictos comunes (riñas y peleas). Tanto los infractores como los demandantes pagaban la atención de la demanda en casos cediendo sus pequeñas parcelas. Así los vecinos del pueblo de Amarete fueron concentrando tierra. Estos 'vecinos notables' se turnaban en la administración política del pueblo de Amarete. Entre los cargos más impor­tantes estaban los de corregidor, juez de mínima cuantía, Agente Cantonal, a partir de la década de los '40 la Oficialía de Registro Civil, etc. Posterior a la revolución del '52, los 'vecinos notables' crearon más cargos reservados para este grupo dominante. Fueron los primeros profesores rurales, asumían dentro del sindicalismo el cargo de Central Campesina, eran dueños de medios de transporte, .:tc.

Los cargos políticos, educativos, hasta sindicales (a nivel supracomunal) estaban reservados para los 'vecinos notables' de la población de Amarete. Esta realidad se mantuvo mas o menos hasta la década de los '80, cargos que se ejercían en función de clase y cultura letrada. El capital cultural reconocido por la sociedad nacional fue esencial para el dominio de los 'vecinos notables' de Amarete. Por tanto, el grupo social dominante no sólo acrecentaba su caudal económico, sino ampliaba espacios de poder, como el campo educativo y el sindicalismo a nivel supracomunal, propietarios de transporte, para poder influir a favor de sus intereses de clase. En la perspectiva campesina, desde estos espacios reservados se cometía una serie de abusos de poder. Se dice, por ejemplo, que si los demandantes y demandados sobre un determinado terreno en conflicto no llegaban a un entendimiento, el corregidor o alguna autoridad de origen social 'vecino notable' destinaba este terreno para la administración de la autoridad política en vigencia. Una vez renovado el cargo público, dichos terrenos en conflicto pasaban a propiedad personal o privada del 'vecino notable' cesante en dicho cargo. Sobre las consecuencias de este proceso volvere­mos en los siguientes acápites.

Como caso dos, aquí presentamos el complejo proceso de cantonización del Cantón Chari. Producto de los cambios generados por el proceso del '52 y las conductas anti-indígenas de los «vecinos» de la capital, un grupo de comunarios de Chari inician el trámite de cantonización en fecha Io de abril de 1961 mediante una asamblea comunal. Teóricamente, los trámites de la misma concluyen un 7 de diciembre de 1992 mediante Ley No. 1387, y oficialmente se inaugura el 3 de mayo de 1993. El trámite del cantón Chari duró 31 años y a diferencia del caso anterior, desde los inicios empezaron con los trámites los mismos comunarios y algunos residentes, aunque el tramitador fue asesorado por algunos 'vecinos notables' de Charazani.

Se podría decir que los motivos principales de cantonización eran una forma de rechazo a las actitu­des señoriales de los 'vecinos' de la capital y a los constantes servicios que tenían que prestar los comunarios de Chari a la cabeza de sus autoridades tradicionales sindicales en beneficio del pueblo de Charazani. Hasta mediados de la década de los '80, las autoridades políticas de la provincia exigían a las autoridades sindicales la colaboración en trabajos públicos, reconocidos por algunos 'vecinos notables' como la modalidad de «auto-ayuda» para cualquier construcción o refacción de infraestructura en la capital de la provincia. Una de las evidencias más claras está registrada en la obra de De Cárdenas, cuando destaca que la Casa de Gobierno de Charazani se construyó mediante el sistema de «auto-ayuda» entre los años 1974 a 1975. Y la obra se inauguró en abril de 1976. Respecto a esta construcción, a la hora de poner en relevancia la participación de los 'vecinos notables' y comunarios, De Cárdenas nos dice que:

Se hizo la construcción de la casa de Gobierno. por el sistema de auto-ayuda... Colaboraron las autoridades de la capital, los vecinos de los cantones. Se utilizaron los brazos de todas las comunida­des (De Cárdenas 1979:123).

En resumen, podemos decir que las autoridades políticas imponían a todas las comunidades que formaban parte del Cantón Charazani una cadena de obligaciones públicas y otros servicios de tipo festivo en beneficio de la capital de la provincia y sus eventos culturales, mientras las comunidades que habían logrado el rango de Cantón no estaban obligadas a cumplir con estas obligaciones. Más bien prestaban colaboración a su propio pueblo, donde eventualmente recibían acogida y atención más directa y horizontal. Por los hechos descritos anteriormente, los comunarios de Chari estaban convencidos de que ser cantón para los de Chari y otras comunidades implicaba una forma de liberarse de estas obliga­ciones públicas en favor de la capital Charazani, donde reinaban relaciones sociales, económicas y polí­ticas verticales expresadas en una discriminación sistemática hacia los campesinos indígenas de la pro­vincia.

Asimismo, los conflictos entre estos dos grupos sociales se acentuaban por la atención a sus deman­das por parte de las autoridades de la capital de la provincia. Los mismos vecinos y también los comunarios han establecido desde el pasado relaciones de compadrazgo. Habitualmente los vecinos aprovechaban estas relaciones de compadrazgo vertical, a favor de sus intereses. En septiembre de 2001, un grupo de estudiantes universitarios de la Universidad Intercultural Indígena (con sede en Cochabamba), en una defensa de trabajos de investigación, presentó en forma teatralizada lo que habría ocurrido antes del proceso de cantonización en Chari. En el fondo del asunto, se destacaba que un comunario de Chari habría pasado el lindero al barbechar su parcela. El poseedor oficial demandó al infractor en las oficinas del Suprefecto de Charazani. Esta autoridad habría sido padrino de bautizo del demandante. En la escena encarcelaban al infractor, imponiendo una sanción monetaria y gravaban dos días de trabajo adicionales en la limpieza de la plaza. Es decir, la demanda sólo habría llegado a la sanción en favor de la autoridad y no así en beneficio de las partes en conflicto. Después de 7 años (del ciclo agrícola) repercute el mismo problema sobre el mismo terreno, dado que el tema no ha sido zanjado en el mismo terreno, tan sólo quedó en una notificación simple.

En esos siete años, el comunario infractor había hecho bautizar a su hijo con otro vecino notable de Charazani, con fines de contar con capital social para sus eventuales problemas. Sin embargo, el infractor fue nuevamente demandado ante el Subprefecto. En esta ocasión, las dos partes tenían su «defensor»12'vecino notable' (del demandante su padrino y del demandado su compadre). Al ver que no había enten­dimiento en las discusiones, las dos partes quedaron económicamente sancionadas y arrestadas por 24 horas. Al final, una vez que las partes en conflicto logran liberarse de las garras de la autoridad y supuesto 'defensor', ambos comunarios se dirigen por el mismo camino y se ponen a evaluar y reflexionan que, en dichas instancias, no había solución alguna. Lo mejor que podían hacer era zanjar el pleito ante sus propias autoridades. Entonces consideraron que era necesario constituir a Chari como Cantón para tener acceso a las autoridades políticas en su mismo pueblo. A pesar de que la información está en parte teatralizada, no está lejos de la realidad de los hechos. Justamente de allí surge el inicio de la cantonización.

Otro de los motivos centrales para la cantonización de Chari fueron las constantes instrucciones de las autoridades políticas de la capital de provincia a las autoridades comunales para imponer las obliga­ciones de trabajos públicos en beneficio de la capital provincial; principalmente la construcción y refac­ción de la infraestructura pública, entre ellos la iglesia, casa de gobierno, la casa del Corregidor y/o Subprefecto, la cancha de fútbol, el campo taurino que hoy es depositario de los toros para la misma fiesta, servicios festivos, ser 'Pasante' como 'Mayor' en las fiestas de 16 de julio, 6 de Agosto y como 'Altarero' en Corpus Christi. Asimismo cada 7 de agosto las autoridades de las diferentes comunidades, dependientes del cantón Charazani, tenían la obligación de erigir barreras de madera, palos y sogas para construir el 'Campo Taurino' ya sea en la plaza como en la cancha de fútbol. Las autoridades comunales tenían que 'fletar' maderas y otras herramientas de los vecinos de Charazani. Este último servicio sólo se dejó de hacer con la creación del cantón, mientras los anteriores servicios los de Chari ya los habían abandonado a principios de la década de los '80.

a) Las fiestas locales y la cultura señorial

En las poblaciones rurales, las fiestas pueblerinas (sobre todo patronal y fiestas patrias) ofrecen una representación simbólica tanto de los grupos que actualmente detentan (o detentaban en el pasado) el

poder, como de los grupos que aspiran a tenerlo. En otros casos, presentarse a bailar en la fiesta más bien representa un homenaje al poder central localizado en el pueblo. Estas diferentes posiciones y aspiracio­nes están representadas en la misma danza, la música y los disfraces a los cuales acuden los participantes. En el caso de danzas pueden ser danzas pesadas (como la Morenada), de moda (como los caporales en su tiempo, hoy los Tinku) o livianas como Ollantay, según la calidad de las vestimentas y las «salidas» (si es nuevo sin salida o ya tuvo varias salidas). La música es complementaria a esta distinción de grupos de danzas. Si la banda es de La Paz o mejor si es de Oruro tiene mayor distinción por su 'profesionalidad' y si es una banda de la misma región ocupan un nivel más bajo entre los músicos y frente al público.

Tradicionalmente, en Charazani, en la fiesta de 16 de Julio, los 'vecinos notables' y sus descendien­tes hasta mediados de la década de los '80 organizaban varios grupos de danzas que exhibían no sólo sus cualidades y la moda sino su nivel económico y de clase. Los 'vecinos notables' que radicaban en la capital de la provincia organizaban la Morenada, mientras los hijos que eran residentes en La Paz y otros puntos del país llevaban alguna danza de moda como los Caporales. Había competencia de bandas. En casos también eran competencias de clanes familiares establecidos: los Peñaloza frente a los Paredes, etc. Asimismo, se tomaba en cuenta la concurrencia a las tradicionales 'Canchas' (locales de las compar­sas). Una comparsa no sólo tenía como músicos a la banda, sino una amplificación y principalmente el tradicional Qantu.

En estas fiestas pueblerinas, los grupos de Qantus también tenían y tienen su lugar de preferencia. En el pasado (hasta la década de los '70 -'80), los grupos de Qantus en competencia estaban entre Niñocorín y Quiabaya, mientras desde la década de los '90 a la fecha el grupo de mayor prestigio parece ser el de los Qantus de Chari, secundado por Niñocorín. La distinción de estos grupos en parte responde a la calidad del sonido compacto, el ritmo y las piezas musicales. Por tanto, cada agrupación de comparsa estaba acompañada de los Qantus prestigiosos del momento para tener una mayor distinción y concurrencia. El prestigio de los Qantus también se podía 'medir' de la capacidad de convocatoria al baile del wayñu' (baile en pareja por la plaza).

Si bien es cierto que la descripción anterior nos muestra los grupos sociales de vecinos en competen­cia, lo central del tema en este estudio es quiénes asistían y asisten o colaboran en la generación fastuosa de estos espacios festivos y bajo qué condiciones. Evidentemente, entre los vecinos y residentes organi­zan la comparsa a la cabeza del Preste Mayor (reúnen a los integrantes, contratan la banda, fletan en grupo la indumentaria festiva, etc.). Para la organización en la sede de la fiesta mayormente intervienen una red de parientes consanguíneos, afínes y principalmente los rituales. Los parientes rituales de los «vecinos notables» (aunque este grupo no lo quiera reconocer como tal) son mayormente de origen campesino y vecinos pueblerinos. En la elaboración y atención de la comida y bebida normalmente asisten este tipo de parientes. Algunos 'vecinos notables' consideran que cuentan con alrededor de 200 (doscientos) ahijados de matrimonio, bautismo, de rutucha y tukuy imas.

Evidentemente, los padrinos de origen social 'vecino notable' invertían en establecer estas redes de parientes. Pero las inversiones como tal, son casi una vez en la vida, durante el bautizo o el matrimonio. El resto de las colaboraciones de los padrinos de origen 'vecino notable' consiste mayormente en reco­mendar y apoyar en algunos conflictos eventuales a los ahijados como parte del capital social generado. Sin embargo, se podría decir que los ahijados también asisten a cada una de las peticiones del padrino notable. En particular, para los eventos festivos, cuando los padrinos o sus hijos eran Prestes, los ahijados asistían organizando una agrupación de Qantus para colaborar en dichos eventos, que es otra inversión de años de ayni, la organización, los ensayos, la alimentación del grupo durante los ensayos, etc. En otros casos, hasta la actualidad, asisten con parte de insumos alimenticios (cargas de productos como la papa), combustible (leña para la cocina), para los Toreros Mayores (en la corrida de toros) con el flete y traslado de los toros e incluidos todos los servicios en dichas fiestas. Al mismo tiempo, este tipo de eventos festivos son los espacios donde se entretejen futuras relaciones de compadrazgo. En síntesis, los parien­tes rituales son el soporte principal durante la fiesta, donde se puede evidenciar las relaciones jerárquicas existentes en la sociedad regional. Los parientes rituales en parte financian la fiesta y todo el tiempo están de servicio a la fiesta en la 'cancha' de los pasantes vecinos.

La fiesta misma está establecida en los marcos de las relaciones jerárquicas. En fecha 16 de julio, hay varios tipos de prestes. Los Prestes Mayores de esta fiesta son cargos reservados para los 'vecinos notables', mientras hay Prestes de Aurora (al amanecer) siempre asumidos por personas de origen social campesino o 'vecino pueblerino'. El día central de la fiesta patronal, 16 de julio, los prestes de Aurora inician las actividades festivas de 5 a 6 de la mañana. Posteriormente, dichos prestes pasan desapercibidos, visitan a los Prestes Mayores o finalmente tan solo atienden a sus visitantes en sus locales. Mientras tanto, ese mismo día de la fiesta, los Prestes Mayores inician la fiesta principal a las 9 o 10 de la mañana.

Esta dinámica festiva no parece ser casual. Estructuralmente, los 'vecinos notables' siempre han copado espacios de poder centrales en la provincia. Este mismo hecho, al parecer, se reproduce en el ámbito festivo. Evidentemente, en el local del Preste Mayor, la dinámica de la fiesta es más concurri­da, más fastuosa, etc. Mientras, las 'canchas' (locales) de los prestes de Aurora y otros presteríos como el 6 de agosto, que son asumidos por gente de estrato social 'vecino pueblerino' y/o campesino indíge­na, son menos fastuosos y vistosos. Sin embargo, uno tiene que preguntarse, como señalamos líneas arriba, quiénes colaboran y en parte financian los presteríos de la fiesta de los 'vecinos notables'.

Otro elemento central a analizar es el hecho de los horarios. Los 'vecinos pueblerinos' y los campe­sinos indígenas asumen el presterío mañanero (La Aurora), que está relacionado con el horario de trabajo cotidiano que practican en la agricultura; de la misma manera, habitualmente se dice que los 'vecinos notables' que trabajaban en oficinas de la prefectura, la Alcaldía, los centros educativos, etc., tienen un horario de ingreso promedio aproximadamente entre las 9 a 10 de la mañana. Por tanto, corresponde a la estructura social existente en la región. Sin embargo, en muchas oportunidades, tanto los 'vecinos pueblerinos' como comerciantes del pueblo se han 'atrevido' a pasar el Preste Mayor, pero se han encon­trado con la oposición de los 'vecinos notables', con el argumento que ese cargo corresponde a los «vecinos del pueblo».

Estas relaciones conflictivas entre 'vecinos notables', 'pueblerinos' y campesinos nos dan mayores elementos para ser analizados. De un lado, los argumentos de los 'vecinos notables' pueden obedecer a que se consideran como 'verdaderos vecinos del pueblo de Charazani' y por tanto con derecho a organi­zar los eventos más importantes en esta población, como son los eventos festivos. De otro lado, los vecinos del pueblo están reproduciendo y haciendo prevalecer su posición de clase frente a los grupos sociales dominados. De allí viene un cuestionamiento: en la población de Charazani, ¿quiénes son los vecinos? Cuando formulamos esta pregunta a algunos 'vecinos', ellos consideraron que en la actualidad «Casi ya no hay vecinos en Charazani. Sólo hay unos cuatro vecinos del pueblo».13 Esta realidad nos permite reflexionar que los aquí denominados 'vecinos pueblerinos' prácticamente, desde la perspectiva de los 'vecinos notables', no ingresan a la categoría de 'vecinos' de la capital de la provincia. De allí hemos empezado a pensar ¿cuál es la definición de vecino? Desde la óptica de los 'notables', ingresarían a esta categoría sólo los vecinos descendientes de un tipo de 'ex-finqueros' de origen mestizo blancoide con rasgos de cultura urbarta, que normalmente ostentan el «capital cultural» (Bourdieu 1988/1991) socialmente reconocido a nivel nacional, mediante la «cultura letrada» y por esa su condición social y de clase, se consideran los encargados de presidir la administración política y guiar el progreso de la provin­cia, etc., como se destaca en las obras del grupo dominante de esta región.

Desde la perspectiva de las 'representaciones sociales' (en términos de imaginario social, conductas y prácticas sociales) podríamos decirr que las fiestas, tanto patronales como cívicas, son espacios donde se expresan las representaciones reales de la estructura social establecida en las regiones. Los grupos sociales dominantes patrocinan fiestas más concurridas, más fastuosas (con la activa colaboración de los parientes rituales de origen campesino pueblerino), más vistosas, en los horarios más cómodos del día, a la vista de toda la población local en general. Por su parte, los sectores sociales dominados han sido destinados a patrocinar fiestas más mañaneras sólo para despertar o amenizar el ambiente festivo del pueblo local en la mañana del día principal de la fiesta patronal. Los parientes rituales campesinos están sólo al servicio de la fiesta, por ende más 'oculta', menos vistosa, dado que la población de las comuni­dades y pueblos aledaños recién aparecen a media mañana y no llegan a ver el presterío de Aurora, propio de los sectores dominados. Por tanto, en términos de representaciones sociales, no tienen espacios para demostrar la representatividad (en términos festivos y sociales) de su agrupación ante la población en general. El patrocinio del Preste de Aurora siempre pasará desapercibido ante la sociedad regional. Mientras tanto, los vecinos notables crearán condiciones como para demostrar su capacidad de representatividad y capacidad de convocatoria a nivel de la estructura social establecida en la región.

Asimismo, entre los roles festivos de los diferentes grupos sociales se puede destacar que para algu­nos vecinos, tanto en las fiestas patronales como patrias, es imprescindible que amenicen estas fiestas los tradicionales qantus de la región. Normalmente, este 'motivo musical' lo interpretan los campesinos e indígenas de algunas comunidades específicas de la región, aunque los 'vecinos pueblerinos' también interpretan esta música. En las fiestas, es común ver que los músicos de Qantus interpretan y se esmeran en ofrecer un concierto musical novedoso, combinando piezas musicales clásicas de este estilo musical, mientras los 'vecinos notables' bailan (al centro del grupo de los qantus) con todo entusiasmo y gallardía. Los 'vecinos notables' jamás se ocuparán de tocar la música de los qantus en público en la región, aunque en otros espacios (en privado, en su casa, en las ciudades, en el exterior) lo harían con el mismo entusias­mo con que bailan en estas fiestas. Los que figuran en fiestas públicas como músicos de los qantus siempre son de origen social dominado de la región.

Por ello, podríamos concluir que en las regiones rurales con presencia de 'vecinos' tradicionales de pueblos antiguos y republicanos y comunidades originarias, campesinas o indígenas, la estructura social también se estructura y legitima mediante los campos festivos. En estos espacios, los grupos dominantes crean espacios de representación social estratificada, donde cada grupo social automáticamente se ads­cribe a cumplir determinado rol festivo. Sin embargo, esta antigua capacidad de crear condiciones de búsqueda y generación de espacios de representación, en la región de Charazani, a partir de la década de los '70, ha ingresado en un franco proceso de decadencia, debido a la continuidad de las estructuras señoriales de parte de los 'vecinos notables'. Entre los grupos sociales dominados se ha empezado a cuestionar dichas estructuras señoriales (por ejemplo, la estructura de las fiestas en este caso). En la siguiente parte del trabajo veremos cuáles han sido algunas de las condicionantes centrales para ese proceso de decadencia como grupo social representativo y dominante en la región. Y lo primero que se puede visualizar fue en el ámbito educativo.

b) «La 'educación' a paso de plomo»

Para el análisis de este tópico, se ha acudido a la información de los tres sectores sociales. Justamen­te, la frase «La educación en la región se desarrolló a paso de plomo» corresponde a los sectores domi­nantes de la región. Según los datos históricos, en 1895, en Charazani había una sola escuela particular, donde asistía un total de 30 alumnos, todos varones e hijos de los vecinos del pueblo (cfr. Paredes 1898:112). Para 1916, en Amarete ya existía otra escuela particular (cfr. Choque 1992:21). Consideramos también que sólo asistían a dicha escuela los hijos de los vecinos de esta población. Mientras, en las comunidades, hasta la década de los '40, sólo habían algunas escuelas clandestinas. Los vecinos no permitían escuelas rurales en las poblaciones campesinas.

Después del proceso del '52, con la Reforma Educativa, se abrieron las escuelas rurales. Se multipli­caron las escuelas seccionales bajo el lema de «la educación universal» y otras medidas. El primer esco­llo que se tuvo que vencer fue la ausencia de profesores con calificación solvente. Mientras tanto, los .vecinos que se quedaron en la provincia habían asumido este rol. Las autoridades escolares tenían la obligación de trasladar al profesor, su esposa y sus pertenencias en caballo o muías desde la capital de la provincia hasta las escuelas seccionales (en algunos casos, un día de caminata). Al mismo tiempo, la comunidad tenía que proveerles la alimentación y otros recursos y servicios con cierta normalidad. Caso contrario, los profesores no asistían a clases y, en caso de no haber cumplido con estos servicios, los mismos profesores se encargaban de hacer cerrar la escuela. Hasta fines de la década de los '80, la administración de la educación en la región de Charazani estaba en poder de los 'vecinos notables o señoriales' de esta región.

A partir de la década de los '70, en la capital de la provincia se estableció los ciclos Básico y Prima­ria. La dirección de las dos principales Unidades Educativas de Charazani estaba regentada por miem­bros de los vecinos del pueblo. Entre tanto, en las comunidades sólo había los primeros cursos del ciclo básico (primero, segundo y, a lo mucho, tercero básico). Si los niños escolares campesinos pretendían continuar con sus estudios tenían que asistir a las unidades educativas de la capital de la provincia. Los padres de familia de comunidades alejadas no tenían otra opción que 'alquilar' algún ambiente de los 'vecinos' del pueblo para que asistan sus hijos a la escuela. Aunque teóricamente los costos de alquiler (incluso hasta la actualidad) eran baratos (un cordero anual), este pago era complementado en algunos casos con un saco de papa o, finalmente, los niños escolares prestaban servicios al dueño de casa: llevar almuerzo a los trabajadores, llevar y traer el ganado del pastizal al corral cotidianamente, de Suka (bebe­dero) al corral. Incluso se practicaba una especie de división del trabajo por clase. En horarios de clase, los niños escolares iban por leña, mientras los hijos de los vecinos presenciaban las clases íntegras. Por lo tanto, los escolares de origen campesino no rendían adecuadamente a nivel de formación escolar. Por su parte, los antiguos vecinos ex-profesores argumentaban que los escolares de origen campesino no esta­ban en condiciones de asimilar la educación por deficiencias alimentarias, etc.

A esto se sumaban las actitudes señoriales de los mismos profesores hacia los alumnos de origen campesino. Los escolares sufrían constantes castigos corporales y psicológicos al identificarles con so­brenombres o apodos de corte racial. En ese ambiente de trabajos forzados y amedrentamiento, obvia­mente los resultados de rendimiento escolar por parte de los niños de origen campesino fueron pésimos. Y para los vecinos del pueblo (entre profesores y dueños de casa), los escolares y posteriormente colegia­les constituían mano de obra barata. Es decir, los vecinos habian creado, aún después del proceso del '52, nuevas formas y espacios de dominación que duraron hasta la década de los '80.

Pero, entre los jóvenes campesinos que pasaron por estas experiencias en casos nefastas, desde la década de los '80 hasta la actualidad, dichas condiciones educativas del pasado inmediato se convirtieron en parte de procesos de reflexión. En la actualidad, muchos de estos jóvenes son dirigentes sindicales y otros están copando espacios de poder político administrativo a nivel local, desde donde han asumido una franca reversión de esas realidades. Asimismo, producto de estas experiencias educativas, se han fundado nuevas escuelas rurales con nombres de héroes indígenas como Tupac Katari y otros, mientras las unidades educativas de la capital de la provincia llevan los nombres de los vecinos notables de esta población (Manuel Isauro Pastén, Dora Villamor de Vásquez). Es decir, producto de las actitudes seño­riales de parte de los vecinos del pueblo, hoy en la región reinan marcadas diferencias entre los diferentes sectores sociales y, al mismo tiempo, se han profundizado los localismos cerrados. Dentro de este desa­rrollo del campo educativo a nivel regional, algunos 'vecinos notables' consideran que a los educadores de entonces no se les podía pedir más, dado que no tenían formación para ocupar esos cargos, pero no había otra opción.

A manera de análisis conclusivo

Evidentemente, el proceso del '52 tuvo algunos impactos sobre la problemática de las regiones rura­les. Si bien el objetivo de este proceso fue 'incorporar al campesinado a la vida económica y social del país', en razón de este estudio podríamos inferir que en el campo económico dicho proceso tuvo más dificultades para generar impactos positivos (que es otro tema), mientras en el campo social al menos puso en debate los procesos de desarrollo de la estructura social. Se dio apertura a una educación básica universal, frente a la discriminación en el campo educativo, aunque debemos destacar que los vecinos de la región de Charazani han copado los nuevos espacios de poder generados por el proceso del '52. Es decir, en el campo educativo, los primeros profesores en unidades educativas fiscales rurales fueron los 'vecinos notables' en decadencia o, como algunos miembros de este grupo social señalan: «los fracasa­dos nos hemos quedado en la provincia». En cambio, los que tuvieron más opciones o supieron aprove­char las oportunidades de adquirir una educación superior se han acomodado en diferentes ciudades del país y el exterior.

En el fondo, las mismas actitudes señoriales de los antiguos vecinos tradicionales (identificados como 'vecinos notables') han generado condiciones para su propia decadencia. Es decir, los vecinos de Charazani no han tenido esa apertura a otros sectores sociales en competencia para inyectar nuevas formas de búsqueda de desarrollo regional, sino más bien las actitudes señoriales de estos vecinos han contribuido no sólo a la decadencia del grupo social dominante sino a la decadencia regional. Una mues­tra de ello es que, para los años '90 del siglo XX, los 'vecinos notables' perdieron gran parte de los espacios de poder local que en el pasado inmediato (incluso después de la Revolución del '52) les esta­ban reservados. Mientras tanto, en pueblos antiguos y reducciones (como Chulumani), o pueblos nuevos (como La Asunta) hay vecinos establecidos hasta para organizar más de dos Juntas Vecinales. En Charazani, como hemos descrito, la facción de los vecinos establecidos (notables) consideran que en la actualidad 'sólo hay cuatro vecinos' aunque, como pueblo, Charazani actualmente cuenta con más de 500 habitan­tes. Para los cuatro vecinos, el resto de la población del pueblo no encaja en su estructura señorial. No lo consideran vecinos. Esta realidad ha tenido efecto incluso para la constitución de la Junta de Vecinos dentro de los marcos de la Ley de Participación Popular y la Descentralización Administrativa. Hoy, el pueblo de Charazani tiene como una institución representativa al 'sindicato campesino', representado en el municipio del mismo nombre.14 Es decir, la vigencia de la estructura señorial excluyente de los 'veci­nos establecidos y notables' de la población de Charazani ha conducido no sólo a su decadencia como grupo social, sino a la decadencia institucional y regional.

Es también típico que el dominio vecinal se ejerciera en las comunidades donde no había haciendas (cfr. Spedding inédito sobre cantonización). Por el contrario, en las regiones donde se había establecido la hacienda, el patrón ejercía la autoridad plena sobre los colonos. Se puede concluir también que, en las regiones donde la hacienda no había establecido su pleno dominio, los vecinos ejercían el control políti­co, como hemos visto en el caso de Charazani, mientras en las regiones de haciendas consolidadas, los terratenientes controlaban principalmente el poder económico.

En el pasado (antes del '52), aparte de ocupar cargos públicos importantes, los vecinos oficiaban de tinterillos, dado que para cualquier motivo se requería documentos, entonces los letrados locales asu­mían esta responsabilidad. Hoy, este mismo oficio ha ingresado a su propia decadencia: hay abogados titulados por todas partes, quienes son los más autorizados para ejercer este oficio. En la región de Charazani, después de la década de los '50, los 'vecinos establecidos o notables' intentaron mantener el control político ampliando incluso los espacios de poder. No sólo ejercían por turno los cargos político administrativos de la provincia (como Subprefecto, Alcalde, Juez de Mínima Cuantía, Registro Civil...), sino que ampliaron su dominio hacia los espacios sindicales a nivel supracomunal (Centrales Campesi­nas y ejecutivo provincial), fueron los primeros transportistas, los primeros profesores rurales. Según la versión de los vecinos notables, los vecinos nacían profesores. Para ejercer este cargo, era suficiente hablar y escribir correctamente en castellano. No consideraban importante, por ejemplo, estudiar en las Normales. Una fracción de este grupo de vecinos incluso había descuidado la formación secundaria. En la década de los '80-'90 se plantearon exigencias desde el gobierno central para ejercer este cargo, seña­lando que los profesores tienían que ser normalistas. Por tanto, los nuevos espacios de dominio vecinal de parte de los 'vecinos notables' entraron en franca decadencia. De un lado, los 'misioneros del progre­so' (vecinos del pueblo) en parte habían descuidado la formación académica (que es la pieza clave de la cultura del progreso). De otro, las generaciones jóvenes de vecinos, si bien son profesionales en diferen­tes campos, se habían ido de la provincia y no estaban para reemplazar a sus padres. Y, cuando estas generaciones jóvenes querían retomar su dominio, resultaba que habían abandonado sus redes sociales y capital social con los sectores campesinos. Muchos de los ahijados campesinos de los vecinos ya no están dispuestos a cumplir con los roles tradicionales del ahijado de un vecino. Hoy, los comunarios cuentan como capital social, con sectores de migrantes y residentes exitosos de origen de las mismas comunida­des, aunque algunos tipos de migrantes, por ejemplo, los residentes conflictivos han asimilado posturas señoriales que es parte de la cultura señorial local del pueblo de Charazani. Sin embargo, este tipo de grupos sociales pronto se ven ignorados en la región. Es decir, las elites locales a la cabeza de los 'veci­nos notables' (misioneros de progreso) no cumplieron con lo que este grupo soñaba. Ni siquiera con el papel de 'intelectuales civilizadores'. Actualmente, los comunarios de esta región están incluso deman­dando a la CSUTCB cambiar la estructura organizativa sindical hacia una forma de organización comu­nitaria propia y acorde a su identidad, dentro de los marcos del Derecho Indígena.

Sobre el tema de los vecinos, investigaciones serias son casi inexistentes. Para una mayor profundización del tema de las relaciones sociales entre vecinos del pueblo y comunarios habrá que preguntarse: ¿cuánto se ha superado o no este tipo de actitudes señoriales y relaciones diferenciadas en las diversas regiones del país? ¿Estas realidades del pasado inmediato tendrán repercusión en el desarro­llo de la política local, regional y nacional? Son temas nuevos y fascinantes que nos permitirían hallar nuevas vetas de conocimiento de nuestra realidad nacional y, al mismo tiempo, reflexionar sobre los impactos del proceso del '52.

 

Notas

1. Esta ponencia es una síntesis de la investigación «Representaciones sociales y simbólicas de la diferenciación social», la que se llevó a cabo el año 2000 con el equipo del Taller Vertical «D», a cuya cabeza me encontraba como docente investigador.

2. Paredes 1976, pp. 253-264

3. Otero 1991

4. Rósing 1990

5. Llanos & Spcdding 1999, p. 35

6. Schultc 1996

7. Giddens 1979/1994, p. 137

8. Canaza y otros 2001

9. Dandlcr y Torneo nos muestran un ejemplo de esta realidad en las haciendas de Ayopaya, en el departamento de Cochabamba, donde había un dominio hcgcmónico de los hacendados sobre la propiedad de la tierra, la producción y la mano de obra. «Estos centros no eran lugar de residencia para la mayoría de las familias terratenientes. Los grandes hacendados de Ayopaya vivían en la ciudad de Cochabamba...» (1984:138). Entre tanto, las distancias sociales entre la gente del pueblo y los que vivian en la serranía de Ayopaya era marcada.

10. En la obra Bautista Saavedra, de Raymundo de Cárdenas, en muchos pasajes sobre los personajes notables de esta provincia se pone de relieve apreciaciones y títulos como «uno de los cerebros más cultivados» (1979:27), «Escritor de pluma fina» (1979:69), «se ha elevado a las alturas del intelecto» (1979:77), o finalmente aseveraban que «De su acción personal de Severo Ibañcz Murillo. depende el progreso y desarrollo de Amarete» (1979:139), haciendo alusión al protagonismo de los «vecinos notables» de esta provincia. En la actualidad, Amarete continúa siendo una comunidad indígena que vive en base a la producción agropecuaria bajo el sistema de Qapana (aynuqa en regiones aymaras), mantiene su vestimenta tradicional, su lengua originaria, etc.

11. Proviene de finca. Los fínqueros son «propietarios menores» que no han llegado a ser verdaderos hacendados.

12. Peter Gose considera que, tradicionalmentc, los vecinos notables por su situación de clase estaban encaramados en los trabajos administrativos como profesores, tinterillos, etc. (cfr. Gose 1991:1-27). Mi lectura va más allá de esta realidad, no todos los vecinos del pueblo son «notables». Es por eso que aquí destacamos tan sólo una fracción de vecinos que desde el pasado han demostrado su notoriedad, sobre todo en el campo intelectual a nivel regional y nacional. El grupo social de vecinos notables gozaba del reconocimiento social, tenía influencia en aspectos de la vida local y pueblerina. Mientras otros concsponden y aún demuestran su «notoriedad» de corte señorial ante los campesinos e indígenas que no tienen una forma­ción escolar como para responder a las actitudes jactanciosas y señoriales de los 'vecinos tradicionales'. Por esta situación ambigua de los vecinos tradicionales, en esta investigación consideramos entre comillas simples a los 'vecinos notables' identificando con preferencia al grupo de vecinos señoriales, dado además que hoy por hoy muchos de los verdaderos vecinos notables ya fallecieron y sus descendientes no tienen influencia en la dinámica del poder local regional porque viven fuera de las fronteras de la región.

12. «Defensor» es un concepto habitualmente utilizado en las 'demandas'. Cuando una persona está en conflicto, pide la 'cola­boración' de otra persona, preferentemente 'vecino notable' letrado, quién funge como 'abogado' y "consejero' para zanjar el pleito.

Testimonio de un 'vecino notable', criterio compartido incluso por algunos 'vecinos pueblerinos'.

14. Para estos y otros temas, véase Llanos (en prensa) en la obra «Ocaso y caída del imperio vecinal».

 

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