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Temas Sociales
versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720
Temas Sociales no.23 La Paz 2002
NOVELA
Contexto
Tomás Lenz
La lectura de la memoria altoandina pre 52, en sus vertientes indomestizas -por no decir etnosociales- se va disipando en la infinita niebla de los tiempos y espacios inexorables: sólo queda la inmutable geografía cordillerana, más de 4.300 m.s.n.m., donde el hombre cobrizo transita su legítima pertenencia que, aún cincuenta años después de su emancipación civil, sólo eso, sigue atizando en el viejo fogón de su historia milenaria el pan de su autodeterminación total y el reconocimiento pleno de sus derechos denegados desde tiempos coloniales hasta estos inmodificados días republicanos.
Me estoy refiriendo a demografías que comprenden los extremos del sur peruano y el norte boliviano, más concretamente a las pampas esteparias que, recostadas en la cordillera real u oriental del Apolobamba, corren de norte a sur en un perímetro de exuberantes pastizales de cientos de kilómetros cuadrados, por los que el río Suches -en parte hito fronterizo natural entre el Perú y Bolivia- se interna en los confines de Puerto Escoma. Este es el escenario hacenda! donde, por cerca de cien años (1850-1920), han aparecido y desaparecido familias y fortunas de comerciantes de lanas vinculados a las textileras de Manchester y Liverpool, mediante las famosas "casas" angloperuanas, como la casa Rickets. Sobre ella, hay un buen libro de los investigadores económicos Burga y Reategui que avizoran la red mercantilizada de lanas desde las zonas productoras de las pampas altoandinas hasta las ciudades intermedias de Puno y Arequipa principalmente.
En esta región, rica en recursos minerales y ganadería lanar, se asentaron inmigrantes europeos escapados pre y post guerra mundial del catorce, atraídos por la codicia del oro, la goma y la lana, estimulando el crecimiento de pueblos ayer muy florecientes y hoy definitivamente colapsados por la depresión de los años veinte y los cambios de los cincuenta. Me estoy refiriendo a los ya legendarios y míticos pueblos de Pelechuco, Charazani, Puerto Acosta y Cojata, este último en el Perú, el más importante de aquellos tiempos por ser punto de convergencia de productores y rescatadores de la lana y centro de limitada internación y distribución de bienes suntuarios llegados de Europa, como vajillas, bronces, textiles ingleses, vinos y licores, muebles de maderas exóticas, literatura de la época, para adornar escritorios y exaltar la vanidad de los "leídos" de estos prósperos comerciantes. Ni qué decir de aparejos de caballería y armería toledana y las famosas "mulas pianeras" tucumanas, que cargaban estos instrumentos de música desde el Puerto de Moliendo hasta estas desoladas pampas y valles interandinos.
Dicho esto como necesario referente histórico-espacial, pongo a consideración de los lectores de Temas Sociales un fragmento de una novela social que voy escribiendo sobre unas cuantas familias de grandes hacendados de la frontera, que pretendieron en estas cumbres reeditar su vieja cultura de dominación europea, enquistada en la pujante e indomable cultura de los pastores aymaras y quechuas.
Finalmente, considero importante incursionar en el género literario de la narrativa que voy ensayando, por entender que los problemas sociales se explicitan mejor y más objetivamente que en los clásicos "estudios sociales", muy formales y contundentes estadísticos, pero desprovistos de la calidez humana de sus actores. Sería muy plausible que tanto profesores como alumnos de la Carrera de Sociología adopten esta forma literaria de ver los hechos sociales. Ello, estoy seguro, haría más atractiva la labor no siempre leída, mucho menos comprendida, de los dentistas sociales.