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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.16 La Paz  1992

 

ESTUDIOS TEORICOS

NOTAS ACERCA DEL CONOCIMIENTO EMPIRICO EN CIENCIAS SOCIALES

 

 

Por: Constantino Tancara

 

 


 

 

O. INTRODUCCION.-

Desde el punto de vista de la filosofía lo empírico está estrechamente relacionado con la noción de experiencia. ~¿ así que no existe dificultad alguna en concebir que las cosas materiales influyen sobre los órganos de los sentidos, y que el hombre percibe estas influencias; surgiendo de este modo, la experiencia. Si esta tesis es cierta, la fuente de lo empírico en toda percepción vendría a ser la cosa material. Pero, ¿qué es cosa material? Si esta pregunta trasladásemos al hombre de la calle, seguramente nos repondería, ¡vaya que pregunta!. ¿Acaso no es todo lo que sentimos, tocamos, oímos?

Este modo de ver la cosa material del hombre común no ha sido ajena a la filosofía, al cual se le ha denominado Realismo Ingenuo. Pero, al propio tiempo, esta doctrina sobre la cosa material ha sido refutada sin mayor dificultad (1). Por lo que, si el punto de vista del Realismo Ingenuo, que representa una reflexión sistemática del hombre común sobre el problema de la cosa material, ha sido refutado, ¿a quién dirigir nuestra pregunta?

Por el momento nos resistimos a abandonar el terreno de la filosofía. Entonces, ahí encontramos al genial Kant, quién nos dice: "la experiencia es sin duda el primer producto que elabora nuestro entendimiento, con la materia bruta de nuestras percepciones sensibles" (2). Esto quiere decir, que de la cosa material tenemos percepciones en nuestra sensibilidad y no fuera de ella. Hasta aquí no hay problema. Pero, ¿qué es, pues, esa cosa material? Inquirimos. Acto seguido nos responde: "eso nos será siempre desconocido y hasta nos será desconocido también si semejante conocimiento trascendental (extraordinario) es posible, al menos como un conocimiento que está bajo nuestras categorías ordinarias. El entendimiento y la sensibilidad no pueden, en nosotros, determinar objetos, más que enlazados uno a otra" (3). En otras palabras, la cosa material en cuanto cosa material, sin que intervenga la sensibilidad con sus conceptos a priori en la elaboración de la experiencia, no es posible conocerla bajo estas condiciones.

Ante esta imposibilidad que nos presenta Kant, ¿podemos recurrir a algún otro? ¿Quizá Berkeley? Pues, no. Sabemos que nuestro Obispo y su escuela no solo niegan la posibilidad de conocer la cosa material, sino hasta la posibilidad de su existencia.

¿Qué hacer?

Quizá tomar otro camino y recurrir, por ejemplo, a la ciencia.

La cosa material existe --nos dice un científico--, más aún, son dos cosas materiales (4). La primera está constituída por una sustancia. ¿Y qué es sustancia? "No veo mejor manera de describir la sustancia, en este caso, que tomar como ejemplo este trozo de naturaleza representado por una mesa ordinaria" (5). Esta noción, como vimos, es pues la del hombre común del que hablamos al principio. Además nos es muy familiar, por cuanto nos conducimos así con todas las cosas que están dentro de lo que llamamos este mundo.

La segunda está exenta de sustancia. "Casi toda ella es espacio; un espacio poblado por campos de fuerzas... Ni siquiera podemos conferir la conocida noción de sustancia a aquella minúscula parte que no es~ vacía" (6). Pero, ¿que significa todo esto? ¿Cuál es la cosa material verdadera?

Si aceptamos el primer punto de vista, estaríamos muy cerca de la concepción del Realismo Ingenuo, a la que consideramos superada. Al parecer, no nos queda. otro camino que aceptar el punto de vista sustentado por el segundo. Al menos nos parece interesante, aunque la Física moderna asegura que ésta es la única que en realidad esta ahí. Tendremos que creerlo por el momento.

¿Cómo es, pues, esta cosa material que nos presenta la ciencia?. Aunque ya dijimos en el párrafo anterior, sin embargo, debemos precisarlo aún más. Se dijo que era espacio; luego, que está formado por cargas eléctricas en movimiento, muy separadas las unas de las otras. Pero, el término espacio nos remite a la noción de lugar, el lugar de un hecho, de un acaecimiento. ¿Las cargas eléctricas en movimiento, serán acaecimientos? La Física asegura que sí.

Para describir un acaecimiento, ademas de referir el lugar dónde sucede, necesitamos del tiempo para indicar cúando se produce y cúanto dura.

Si admitimos que este nuestro mundo es una cosa material, debemos admitir que es un espacio con cargas eléctricas en movimiento. Por lo tanto, es a su vez un acaecimiento. Pero, al mismo tiempo, es el espacio donde se producen acaecimiento~. Mas, el espacio por sí sólo no es concebible, está necesariamente ligado al tiempo. De tal suerte, podemos afirmar con toda seguridad "que el mundo en que vivimos es un continuo de espacio-tiempo de cuatro dimensiones" (7).

En un sentido más abstracto, queriendo penetrar en la naturaleza de la cosa material, la pregunta por ésta podemos transformarla como sigue: ¿Qué es la materia? De hecho, aquí "hemos descartado el concepto místico de sustancia. Podríamos quizá describir la estructura atómica y eléctrica de la materia... Si nos limitamos a la mecánica..., la materia puede definirse como la incorporación de tres magnitudes físicas ligadas entre ellas: la masa (o energía), el momento y la presión. ¿Qué son la masa, el momento y la presión?... Son expresiones que contienen potenciales y sus derivados" (8). "¿Qué son los potenciales? Pueden ser definidos como cantidades deducidas por simple cálculo matemático de ciertas cantidades fundamentales llamadas intervalos...[Y los intervalos] son las relaciones existentes entre dos sucesos que pueden medirse con una escala o un reloj o con ambos instrumentos" (9). Sin embargo, con un lenguaje menos simbólico que el utilizado para describir la materia, podemos decir, que ésta, en general, puede definirse como una clase de masa-energía con una velocidad inferior a la de la luz. Como toda masa-energía, la materia es, pues, un acaecimiento que para referirlo necesitamos de un continuo espacio-tiempo ().

Ahora bien ,nuestra conversación hasta aquí ha versado sobre el acaecim ien to, acontecimiento o suceso. ¿Qué son, pues, todos éstos? La respuesta intentaremos darla en el próximo apartado.

Para concluir esta parte diremos que si todo lo dicho hasta aquí es cierto, entonces, lo empírico de nuestra experiencia constituye el acaecimiento o suceso --y la cosa material resulta ser nada más que eso, acaecimiento o suceso--. Dicho de otro modo, desde el punto de vista de la ciencia, la cosa material o materia noes más queespacio y un conjunto de acaecimientos o sucesos. Y estos acaecimientos son los que afectan a nuestros sentidos en una experiencia, por lo tanto, constituyen el elemento empírico de ella.

 

1. LOS ACAECIMIENTOS, SUCESOS O HECHOS.

No es difícil comprender que todo acaecimiento o suceso, sea de cualquier clase, incluyendo los hechos sociales, o cualquier otro objeto, siempre se produce y se encuentra en un determinado lugar (11). A este lugar, el espacio donde se producen estos sucesos o acaecimientos, podemos referirlo con indicaciones que consisten en la aplicación de medidas numéricas. Tal cosa obtiene la Física con el empleo de sistema~ de coordenadas cartesianas (12). "Este sistema está constituído por tres planos rígidos mutuamente perpendiculares entre sí y que están vinculados a un cuerpo rígido. El lugar de un acontecimiento cualquiera, con respecto al sistema de coordenadas, se encuentra determinado (en lo fundamental) indicando la longitud de las tres perpendiculares o coordenadas, x, y, z" (13).

Una aproximación gráfica de este sistema puede representarse en la figura no.

Fig. 1. Sistema de coordenadas cartesianas.

Por otro lado, no existe dificultad en reconocer la existencia de acaecimientos simultáneos que se suceden todos en un mismo momento y en distintos lugares. Además, ver que los objetos materiales poseen cierta extensión. Este reconocimiento nos pennite visualizar y establecer relaciones espaciales entre los acaecimientos o hechos, entendiendo por relaciones espaciales la existencia de distancias o espacios vacíos entre acaecimientos, hechos, objetos, etc., y a partir de éste la ubicación respectiva de los acaecimientos o hechos tomando como referencia a uno de ellos, asignando, de tal suerte, a cada objeto, acaecimiento o hecho un lugar delante de, atrás de, a la derecha de, arriba de, etc., en un determinado momento.

De este modo, la noción de acaecimiento o hecho que se produce en distintos lugares a un mismo tiempo nos remite a la noción de espacio. Dicho de otro modo, si admitimos la existencia de sucesos o hechos simultáneos producidos a un mismo tiempo, éstos pueden producirse sólo si existe un espacio para que ello suceda. De ello resulta esta definición preliminar de espacio como un lugar, un continuo amorfo en el que están colocados los objetos con sus extensiones y los acaecimientos o hechos con sus duraciones, estableciéndose entre ellos ciertas relaciones espaciales.

El problema de la naturaleza del espacio, si es finito o infinito, relativo o absoluto, objetivo o subjetivo, de acuerdo a los propósitos de este trabajo, trasciende sus límites, por lo que no trataremos esta temática. Con lo dicho creemos suficiente el abordaje de este problema para comprender el tema de los acaecimientos o hechos.

Sin embargo, además del lugar donde se suscita un acaecimiento o hecho, tal como dijimos líneas arriba, éste se sucede en un determinado tiempo, y mas aún, dura un determinado tiempo. ¿Qué significa todo esto? Pues, simplemente, tal como afirma la Teoría de la Relatividad, que en todo acontecimiento o hecho está presente además de la noción de espacio la noción de tiempo. Dado que nuestra existencia es también un acontecimiento en un lugar-espacio y tiempo, podemos decir que "el mundo en que vivimos es un continuo de espacio-tiempo de cuatro dimensiones" (14).

Pero, ¿qué es, pues, el tiempo? ¿Qué papel juega en el orden de los acaecimientos o hechos? Son las preguntas que inevitablemente surgen.

Sin negar la existencia de sucesos o acontecimientos que se suscitan fuera de la conciencia, hecho que admite sin objeciones la Física, el acaecimiento más cercano e inmediato a nosotros es nuestra Propia Existencia. De ahí que, tomamos a este nuestro acaecimiento o hecho como un punto o marco de referencia para referimos a otros acontecimientos, tanto para los que se producen a un mismo tiempo como para los que se produjeron o ~ los que se producirán en el futuro, y los que se producen en nuestra propia conciencia como los de fuera de ella. Pero, nuestra Propia Existencia, como cualquier otro acaecimiento que se sucede en el mundo, está referido a un marco referencial o una coordenada cartesiana, que no es más que el continuo espacio-tiempo en un cuerpo rígido. En nuestro caso, el planeta Tierra, del que nos habla la teoría de la Relatividad (15).

De entre todos los sucesos en el Universo, tal como dijimos, es de nuestra Propia Existencia del que nos damos cuenta inmediatamente, y éste es un suceso que se produce Aquí-Ahora (16). "Los demás acaecimientos están situados a distancias más o menos remotas de Aquí-Ahora, y desde luego, se hace evidente para mí que esta lejanía no sólo es de distinto grado sino también de naturaleza diferente. Algunos sucesos se dirigen hacia lo que de una manera general llamo el Pasado. Puedo contemplar a otros que se encuentran distantes en el Futuro; otros que se encuentran muy lejos en otra dirección, hacia la China o el Perú, o en términos generales, en Otra Parte" (17).

Por lo tanto, si admitimos que el suceso Aquí-Ahora coincide con nuestra Propia Existencia -mi Yo Instantáneo, como dice Eddington-, los demás sucesos que ocurren simultáneamente ya sea en el interior de nuestra conciencia como los de Otra Parte, se suceden efectivamente ahora, y los que se produjeron o los posibles que se efectivizarán después tienen un marco de referencia quees nuestra Propia Existencia. Es decir, la coordenada espacio-temporal para cualquier acaecimiento se proyecta desde nuestra Propia Existencia. Esto quiere decir, que es nuestra Propia Existencia la que determina si un acaecimiento o hecho se produjo en el pasado, si es simultáneo, o si se efectivizará en el futuro; y, además, son producidos Ahora, o son Aquí o en Otra Parte. Pero, esto no quiere decir que nuestra Propia Existencia sea el acaecimiento más importante o fundamental de entre todos los acaecimientos que se suceden en el Universo,

es sólo un acaecimiento puntual, un punto en el Universo --según la expresión de Minkowski-- (18).

Como marco de referencia, como un sistema de coordenadas espacio-temporales, nuestra Existencia, a su vez, está referido a un sistema de coordenadas espacio-temporales. Es así que, podemos suponer que el sistema de coordenadas llamada nuestra Propia Existencia y las relaciones que ésta entabla es un sistema k, y la de otros acaecimientos y sus relaciones, sean éstos simultáneos o no, k', k"..., etc. Y el sistema a que está referido k sea k*; suponiendo, además, que entre cada sistema de coordenadas existe un movimiento uniforme, es decir, un tiempo único. Sin embargo, k*, k, k', k"...es una clase de eventos del conjunto K, que es una Totalidad Mayor respecto a otras Totalidades Menores (el conjunto k minúscula) (19).

La conversión del continuo espacio-tiempo entre los distintos sistemas en la Física, se realiza mediante ciertas operaciones que consisten en un sistema de ecuaciones llamadas de Transformación de Lorentz (20). En cuanto a la conversión del sistema que constituye nuestra existencia, como una Totalidad Menor y como parte integrante de la Totalidad Mayor, a otros sistemas, debérá verse si una derivación del modelo de Transformación de Lorentz es válida.

Una aproximación gráfica de los sistemas superpuestos puede observarse en la figura No.2.

 

De lo considerado hasta ahora, respecto a la relatividad de los sistemas de coordenadas espacio-temporales, podemos extraer las siguientes conclusiones importantes. Primero, nuestra Propia Existencia nos es muy útil como marco de referen cia, en cuanto debemos referimos a acaecimientos o hechos que duran Ahora sin importar Dónde. Pero, no nos es útil en cuanto debemos hacer referencias a acaecimientos o hechos que se producen Ahora y en Otros Lugares, cuyos sistemas poseen otras magnitudes temporales. Y si esto es así, afectarían también las magnitudes temporales, tal como nos enseña la Relatividad de la Simultaneidad de la distancia espacial (21).

Segundo, si las conclusiones preliminares dichas hasta aquí son ciertas, esto significa que nuestra Propia Existencia, en la consideración estricta del Aquí, en un sistema de coordenadas, no es más que un acaecimiento como cualquier otro en el Universo, un punto másen la vastedad ~spacial de acaecimientos. Pero, en la consideración del Ahora, en cualquier sistema de coordenadas, nuestra Propia Existencia se constituye en un marco de referencia, en un continuo espacio-temporal para la colocación de los acaecimientos en el tiempo, en primera instancia; y en el espacio, posteriormente. De ahí que, a todos los acaecimientos que no son los Nuestros, podemos ubicarlos en el Presente, Futuro y Pasado. Sin dar demasiada importancia como lo dió Descartes a su cogito ergo sum, podemos afirmar con certeza, que nuestra Propia Existencia es el primer acaecimiento del que tenemos experiencia inmediata. A partir de este momento, los acaecimientos que se suceden Ahora, los que se proyectan al Futuro, o los que se produjeron en el Pasado, cobran sentido.

La duración o estados de duración de nuestra Propia Existencia (movimientos físicos, fisiológicos, de nuestro cuerpo; o psíquicos de nuestra conciencia), si bien nos proporcionan la noción de Tiempo, el Tiempo no se origina, precisamente, en nuestro acaecimiento cercano, ni en nuestra conciencia. Debemos creer con la Física, que el Tiempo y el Espacio, no son más que formas fundamentales de existencia de la materia. Por lo tanto, es en la materia donde se origina el Tiempo, tal cual nos enseña la Teoría de los Cuantos cuando considera el átomo en acción (22).

Respecto a nuestro propio cuerpo, parece que no existe dificultad en admitir que no es más que materia. Pero, nuestra Propia Existencia no sólo es materia, sino que contiene algo distinto a la materia, al que se le ha denominado

Conciencia. ¿Cómo se relaciona el cuerpo material con su movimiento con la conciencia espiritual también con su movimiento? Este es uno de los problemas que debe resolver la Filosofía. En los hechos, tal como sostiene la Filosofía Materialista y la biología, la conciencia parece ser nada más que un desarrollo y evolución de un organismo vivo -cuerpo material (23).

Si tomamos como marco de referencia, como un sistema de coordenadas, nuestra Propia Existencia, los acaecimientos que coinciden con ella, se producen Aquí-Ahora. Los sucesos que existen Ahora pero no-Aquí, se efectivizan en Otra Parte. Todo esto en cuanto damos preeminencia a la relación espacial. Desde una dimensión temporal, tenemos acaecimientos que se produjeron Aquí pero no-Ahora, es decir, en el Pasado. Estos sucesos pueden semos dados a la experiencia, por lo tanto, ser conocidos y cognoscibles. Mas, existen otros que nos serán ignorados totalmente, de modo que permanecerán en el Pasado Absoluto. Respecto a los acaecimientos que se produjeron en Otra Parte y en el Pasado, en cuanto a su cognoscibilidad, podemos decir lo mismo en cuanto a los sucesos Aquí Pasado.

Los acaecim ientos potenciales, desde nuestro Yo Instantáneo, nos son dados a medida que transcurre el tiempo, cuando los acaecimientos posibles se convierten en reales-efectivos. Esto quiere decir, los sucesos Aquí-Futuro, mientras nuestro Yo Instantáneo dura en sentido positivo del tiempo (es decir, del pasado al presente, y no en el sentido contrario), se hacen Aquí-Ahora. Sin embargo, como en los sucesos Aquí-Pasado, existen en el Aquí-Futuro y en Otra Parte-Futuro, acaecimientos o hechos que nunca llegarán a nuestra experiencia, por lo tanto, permanecerá completamente ignorados por Nosotros, estarán en un Futuro-Absoluto.

Si existen el Pasado-Absoluto y el Futuro-Absoluto, debemos admitir la existencia de un Presente-Absoluto, como un permanente Aquí-Ahora, mientras dura nuestra Propia Existencia, en un sistema de coordenadas, en laque éste, tal como nos enseña la Física, tendrá que ser un cuerpo rígido (24).

Una aproximación gráfica de la colocación de los acaecimientos o hechos desde la perspectiva de nuestro Yo Instantáneo tenemos en la figura No.3.

Una breve observación de este gráfico nos hace comprender que nuestra Propia Existencia, en un Aquí-Ahora, es un acaecimiento o conjunto de acaecimientos que se arrastran desde el pasado; y desde el presente se proyectan al futuro, en cuanto constituyen acaecimientos potenciales. Esto significa que la dirección de la línea del tiempo --desde el pasado al futuro, con un intermedio, el presente--, es en un sentido positivo, por lo que nunca puede ser reversible. Por lo tanto, podemos afirmar con seguridad que la línea del tiempo es única, no puede haber la vuelta al pasado, aunque existiesen otros sistemas de coordenadas con diferentes magnitudes espacio-temporales. Esta es una verdad que la Física sostiene sin objeciones.

Otra de las conclusiones importantes que extraemos de las consideraciones anteriores, son que los acaecimientos o hechos que se producen en un sistema de coordenadas, no tienen existencia aislada o individual. Entre los distintos acaecimientos existe una relación funcional que conforma un conglomerado y una red compleja que constituye la realidad. Si la relación es íntima, el conjunto de acaecimientos o hechos no es simplemente una yuxtaposición de ellos, sino un continuo orgánico que los llamamos entes o Totalidades, con los que está poblado la realidad. Nuestra Propia Existencia -el Yo Instantáneo--, es un acaecimiento de este tipo.

Ahora bien, nuestra Propia Existencia constituye una de las premisas fundamentales para la constitución de un ente o totalidad mucho más compleja que la descrita hasta ahora. Y éste es el acaecimiento o hecho social.

Pero, nuestra Propia Existencia, u otras similares a la nuestra, para constituir un elemento esencial del acaecimiento o hecho social debe ser entendida como un producto desarrollado de la sociedad. Es decir, no es suficiente que exista en un conti puo espacio-tiempo el individuo humano para que se de el acaecimiento o hecho social, sino que este individuo -el Yo Instantáneo- -debe haberse formado como Persona Humana (25).

Entendemos por Persona al individuo humano que a través de la educación o autoeducación realiza y reproduce la cultura de su entorno social, con el fin de ejercitar su libertad (26). Esta finalidad suprema en la formación de la persona sólo es posible, tal como nos muestra la experiencia de estos últimos tiempos, si el Estado y la sociedad crean un ambiente propicio para ello mediante el ejercicio pleno de la democracia. A partir de estas premisas se puede elaborar una filosofía o teoría del hombre entendido como persona, cuyo propósito no está en este trabajo.

Esta persona (o grupos de ellos) es la que entabla relaciones con otra semejante (o grupos semejantes), dando lugar a un tipo peculiar de relación llamada relaciones sociales. El conjunto de estas relaciones sociales de las personas constituyen, de tal suerte, los acaecimientos o hechos sociales.

Ahora bien, existe la tesis de Engels que señala, que las relaciones sociales de las personas cobran sentido, y por lo tanto diferencian de los animales, en tanto y en cuanto están orientadas por la producción y la reproducción (27). De este modo, una motivación subjetiva, como lo es la satisfacción de las necesidades materiales como espirituales, engendra en su seno el elemento objetivo de los hechos sociales: la acción de producir o reproducir.

Este cambio de plano en la consideración del objeto de estudio de la Ciencias Sociales —-lo óntico en la actitud cognoscitiva—-, ha hecho que estas ciencias ingresen en el terreno de su madurez. Dicho en términos de T. Kuhn (28), se ha transitado de una ciencia pre-paradigmática a una paradigmática (29).

Por otro lado, si lo dicho respecto a la existencia de relaciones funcionales es cierto, de ello resulta que en una investigación científica, cuando form ulamos un hipótesis, la conjetura enunciada versa sobre la potenciái reÍación funcional o el nexo existente entre estas totalidades menores (un recorte teórico de los hechos sociales) vista desde la perspcctiva de una totalidad mayor, hasta que los propios acaecimientos comprueban dicha hipótesis. Este proceso se ha denominado la prueba empírica para una verdad empírica. Pero, la búsqueda de la prueba empírica no es otra cosa que la aplicación de técnicas, métodos, procesos lógicos o matemático-estadísticos, conocido en el ambiente investigativo como la construccion del dato empírico. Este dato empírico será el fundamento del conocimiento empírico en Ciencias Sociales.

El dato empírico se expresa en un conjunto de signos conocido como Palabra, que es también, a su vez, un acaecimiento o hecho, por lo que pasamos a considerar los eventos lingüísticos.

 

3. LOS ACAECIMIENTOS O HECHOS LINGÜISTICOS.

En el mundo de los acaecimientos existen unos que tienen cierta peculiaridad que no la tienen otros. Estos acaecimientos o hechos son conocidos como PALABRAS. ¿Qué son las palabras? Ya adelantamos algo, son acaecimientos o hechos del mundo sensible. "Desde este punto de vista, las palabras son de cuatro clases: habladas, oídas, escritas y leídas" (30).

Desde el punto de vista de la Teoría de las Cosas, Entes o Totalidades (Ontología), la Palabra tiene un status diferente; pues, necesita de una otra --p.e. el individuo humano, considerado como una serie orgánica de acaecimientos -- para poder existir. Sin embargo, una investigación profunda revela que la palabra tiene una conexión íntima con el conocimiento, por lo que muchos autores han reducido, o por lo menos minimizado, este último por aquélla.

En la palabra, como acaecimiento, distinguimos lo siguiente:

La "emisión verbal a lo que ocurre cuando una persona dice una palabra; sonido verbal, a lo que ocurre cuando la oye; el objeto físico que consiste en una palabra escrita o impresa ... forma verbal" (31).

Como todo acaecimiento, la Palabra existe en una coordenada o continuo espaci0rtiempo. En verdad, la Palabra, así en abstracto, en una generalización, puesto que, lo que realmente existe en este continuo son palabras tales como: 'perro', 'gato', 'rojo', 'Sócrates', 'igual',etc., que son ruidos o gráficos más o menos semejantes aplicables (representantes) a acaecimientos o hechos y a relaciones o abst.Clcciones mentales (32). En cada emisión verbal o forma verbal, una palabra determinada, es un acaecimiento o hecho único. Y si una misma pahbra se repite una y otra vez, hasta n veces, esto sólo es posible en cuanto ocurran tantas emisiones verbales o formas verbales que la repetición requiere (33). Es decir, existen ciertos acaecim ientos que vuelven a aparecer bajo nuevas circunstancias, y de esta clase son, precisamente, las palabras. De lo contrario, en el continuo espacio-tiempo, el tiempo no tendría una dirección única en el sentido positivo, lo que supondría que el tiempo no pasaría nunca, es decir, una a-historicidad de los hechos o acaecimientos.

La existencia de las palabras, como se dijo, se debe a un soporte. Es posible distinguir entre el soporte y lo soportado. Dada esta distinción podría argüirse, sin embargo, que mientras el soporte es un acaecimiento único, la palabra, como lo soportado, no lo es. Por ejemplo, si en este instante decimos "revolución", poco después de unos instantes volvemos a decir "revolución", así n veces, en todos estos instantes hemos dicho misma la palabra "revolución". Lo que querría decir, la palabra hablada "revolución" ha sido repetida varias veces, por lo tanto no es un acaecimiento único. Al no ser único este acaecimiento, no es determi-nable en un continuo espacio-tiempo, por lo que la palabra no es un acaecimiento. ¿Es legítimo este contra-argumento? Veamos.

Cuando decimos "revolución", aún sin considerar la relación espacial, la primera emisión ha sido dicha en un tiempo t, y si después de un instante volvemos a decir "revolución", lo decimos ya no en el mismo instante, sino en otro tiempo determinado t', aunque la diferencia temporal sea mínima, y así, sucesivamente. Por la acción del tiempo --si nos es permitido decirlo de este modo--, la palabra emitida "revolución" en el tiempo t, no es la misma que la dicha en el tiempo t'. En la segunda emisión la palabra apareció bajo circunstancias diferentes que en la primera, por lo tanto le son propias, por lo que no se han dado ni se darán más. Esta posibilidad de aparecer una y otra vez, sin perder su singularidad, hace posible que el contenido (significado) de la palabra sea general, por lo tanto, los conceptos sean generales.

Si admitimos que los movimientos corporales -acaecimientos no-lingüísticos- -son la base de las palabras, sean éstas habladas, oídas o escritas, debemos distinguir entre los meros movimientos corporales y los movimientos corporales que constituyen la palabra. Entonces, ¿qué hace que un movimiento corporal sea Palabra? ¿Cómo distinguir entre estos movimientos corporales? B. Russell, el filósofo que se ocupó de estos temas dice: "las palabras -habladas, oídas o escritas- -difieren de los demás clases de movimientos corporales, ruidos y formas, en que tienen significado" (34).

Esta respuesta nos conduce a otro grupo de preguntas. ¿Qué es tener significado? ¿Qué es significar?

Significar es designar. Y algo es que designado por algo que se presenta en vez de, en este caso, el primero, recibiendo el nombre de signo. Por lo tanto, tener significado significa tener signo. Se dice de un signo que es un objeto material --un continuo de acaecimientos--, una acción, o acaecimientos senso-rialmente perceptibles que señalan otro objeto o acaecimientos. "Los signos dependen, por lo regular, de hábitos adquiridos por experiencia" (35).

En nuestro caso, la palabra constituye un signo o un sistema de signos que denotan acaecimientos. De ahí que, cuando se emplea una palabra no es porque se halle presente en los sentidos o en la imaginación loque significa, sino porque queremos que quienen lo oigan sea algo relacionado con ella. Cuando se usan las palabras con este carácter "existe generalmente una intención que es más o menos social" (36).

En esta significación de las palabras intervienen tres elementos psicológicos: las causas ambientales de su pronunciación, los efectos de haberla oído y (como parte de las causas de la pronunciación) los efectos que el que pronuncia espera tenga el oyente (37).

Se debe distinguir entre el significado de las palabras y la intención de la oración. Una oración está compuesto de palabras relacionadas entre sí conforme a ciertas leyes o reglas, en la que su significación depende de la que tengan las palabras que la integran. Cada una de estas palabras tienen su significado propio, es decir, son signos de un acaecimiento, las que en una oración manifiestan un determinado fin, una intención, del individuo humano que las emite o las escribe. Las intenciones de las oraciones pueden ser desde la mera comunicación de una información hasta la revelación de un acaecimiento -hecho- -real (38), con el propósito de provocar alguna acción del que oye o lee. En este último consiste, precisamente, la intención de la oración (39). Por todo esto caemos en la cuenta de que de las significaciones de las palabras dimanan el poder de las intenciones. De ello resulta que conocer un lenguaje consiste en usar las palabras de un modo apropiado y en comportarse de un modo apropiado cuando se oyen o leen aquellas palabras (40).

Resumiendo lo dicho en este punto, podemos concluir señalando que existen ciertos acaecimientos denominados lingüísticos en los que el significado y la intención hacen que estos se distingan de otros. La naturaleza del significado y de la intención dijimos líneas arriba.

Los acaecimientos lingüísticos constituyen el lenguaje, definido éste como un sistema de signos que cumplen una función cognoscitiva y de comunicación entre los individuos humanos; donde, además, los signos parecen reemplazar a los acaecimientos mismos. Este hecho tiene enorme importancia en la actividad mental de los hombres, por cuanto permite la generalización del pensamiento hasta llegar a conceptos abstractos. La primera fase de esta generalización es, pues, el conocimiento empírico, cuyo tema esta íntimamente relacionado con los niveles del lenguaje. Puesto que, en esta relación <acaecimiento lingüístico>-<acaecimiento no-lingüístico> podemos encontrar desde palabras expresando la presencia sensible de los acaecimientos o adquiriendo significado sólo en un contexto. Dada esta distinción tendremos palabras de objeto o de niveles superiores, constituyéndose en lenguajes primarios, secundarios, terciarios, etc.

3.1. EL LENGUAJE PRIMARIO.

Cuando se estableció la posibilidad de un lenguaje primario, darnos por supuesto la validez de la existencia de los distintos tipos o niveles de lenguaje. Sin embargo, esta jerarquía debe extenderse de abajo hacia arriba, teniendo como base un tipo de lenguaje más ínfimo, y éste no puede ser más que el lenguaje primario o, también llamado así, el lenguaje de objeto (41).

De acuerdo a B. Russcll, el lenguaje de objeto podemos definirlo "como lenguaje que consta de 'palabras de objeto', siendo definido lógicamente el concepto 'palabra de objeto' en el sentido de palabras que tienen un sentido aisladas, y, psicológicamente, como palabras que han sido aprendidas sin que fuera necesario aprender previamente otras palabras cualesquiera" (42). Estas palabras de objeto se distinguen de las demás, porque aprendemos su significado directamente por asociación entre la palabras --<acaecimiento lingüístico>-— y la cosa --<acaecimiento no-lingüístico>--. Por esta asociación aprendemos nombres propios, nombres genéricos, nombres de las cualidades sensibles, nombres de acciones y nombres de relaciones (43). En cuanto se ha establecido esta asociación, la palabra es entendida en ausencia del objeto, es decir, que sugiere la palabra el objeto, exactamente en el mismo sentido en que la vista y el tacto sugieren objetos (44). De ahí se explica el hecho que cuando oímos una palabra de objeto que entendemos, nuestra conducta sea, hasta cierto punto, la misma que la presencia del objeto habría provocado. Pero, este nuestro comportamiento que se da al oír una palabra, cuando esta palabra ha adquirido un significado para nosotros, es decir, cuando se ha convertido en el signo de la cosa o acaecimiento, es porque en nosotros el signo se comporta como la cosa o acaecimiento. Por eso a la palabra se le asigna un poder misterioso en algunas sectas religiosas. De lo contrario, la palabra permanece como ruidos o signos sin significado, por lo tanto como no-palabra, como cualquier otro acaecimiento no-lingüístico (45). Dicho de otro modo, una palabra de objeto es una clase de acaecimiento lingüístico que ha adquirido el status de signo de otros acaecimientos no-lingüísticos, dando como resultado cierto tipo de comportamiento en las personas que las entienden, como si la presencia del mismo objeto o acaecimiento provocase.

Sin embargo, a lo dicho hasta aquí se podría formular la siguiente objeción. Admitamos la existencia de ciertas palabras de objeto, mas éstas no pueden ser sino de nombres propios o acaecimientos que se producen una sola vez. Por lo tanto, no pueden existir palabras de objeto de cosas o acaecimientos que se repiten una y otra vez. Además, si fuese cierto la existencia de palabras de objeto para estos últimos, cada hecho o acaecimiento tendría su propia palabra de objeto, con lo que se daría lugar a un crecimiento ininterrumpido de estas palabras, hasta llegar a tal punto que se le sería imposible a un humano conocerlas todas. Si esto fuera así, el lenguaje de nada le serviría al género humano, puesto que se pasaría inventando palabras de objeto todo el tiempo. Por lo tanto, se tendría que desechar la teoría de las palabras de objeto.

¿Tendrá validez esta objeción?

Hemos señalado en los puntos precedentes, que todo objeto, acción o acaecimiento, tiene lugar en un sistema de coordenadas espacio-temporales. Lo que quiere decir, que cada objeto, acción o acaecimiento tiene lugar en un espacio y tiempo determinado. Por ello es que éstos suceden en algún lugar sólo una vez en el tiempo. Y si alguno de estos acaecimientos vuelven a aparecer en estas coordenadas son bajo otras condiciones tanto espaciales como temporales. De ahí que, como se ha mostrado, todo objeto o acaecimiento, además del lugar, tiene una duración única. Por ello podemos afirmar resueltamente que todos los objetos o acaecimientos son objetos y acaecimientos únicos en la historia de este mundo. Las palabras, como acaecimientos lingüísticos, son también acaecimientos de este género. Pero, aunque son únicos, podemos clasificarlos en una clase. Y como clase, la~i palabras pueden adquirir una significación e intención única mediante un proceso inductivo./Ahí está la magia de la generalización y la abstracción! Por ello es posible que una clase-palabra signifique a cada uno de los hechos o acaecimientos de esta clase de hechos o acaecimientos. Y si esto es posible, la supuesta objeción queda refutada.

En realidad, una palabra de objeto es un ejemplo de la clase-palabra-deobjeto que representa, y que en el fondo significa la existencia de un ejemplo de la palabra de objeto para cada ejemplo de la clase-acaecimiento u objeto. A su vez, cada clase de palabra de objeto es susceptible de convertirse en ejemplo de una clase superior, así sucesivamente. En esto consiste pues, el proceso de generalización y abstracción. Y a la inversa, en cada clase de palabras de objeto, tenemos ejemplos de palabras de objeto correspondientes para cada ejemplo de la clase de acaecimientos u objetos que significan. Así, "si A1, A2, A3... es una serie de fenómenos semejantes, a1, a2, a3...una serie de ruidos o emisiones semejantes, cuando A1 ocurre, oímos el ruido a1; cuando ocurre A2, el ruido a2, y así sucesivamente. Cuando esto ha sucedido gran número de veces, y notamos un acaecimiento A", que es análogo a A1, A2, A3..., y, por asociación, nos hace emitir o imaginar un ruido an, análogo a a1, a, aj... Si pues, A es una clase de fenómenos semejantes entre sí, de la cual son miembros A1, A2, A3,••• A", y a es una clase de sonidos o emisiones semejantes entre sí, de la cual son miembros a1, a2, a3,••• a", podemos decir que a es una palabra que es el nombre de la clase A o 'significa' la clase 'A"' (46). Expresado simbólicamente tendríamos:

Donde a cada clase de acaecimientos u objetos A, les corresponde el acaecimiento lingüístico de la clase a. "En teoría, dada la suficiente capacidad, podríamos expresar en el lenguaje de objeto todo acaecimiento no-lingüístico" (47). Además, una palabra de objeto, no sólo puede ser signo de un acaecimiento real presente, pues, existen palabras de objeto posibles que expresan acaecimientos posibles, las que nos serán dadas a medida que transcurra el tiempo. Aún es posible concebir la existencia de palabras de objeto para acaecimientos que están colocados en el Futuro Absoluto. Aunque aquí cabe distinguir dos tipos de acaecimientos futuros. Aquellos que siendo ejemplos de una clase aparecidos en el pasado o el presente, sus ejemplos volverán a aparecer en el futuro, aún en el mismo futuro absoluto. De esta clase de eventos lingüísticos ya tenemos sus palabras de objeto correspondientes. En cambio, otros acaecimientos sólo aparecerán en el futuro y el futuro absoluto, por lo tanto, se inventarán sus palabras de objeto correspondientes. Esto quiere decir, que existen acaecimientos o hechos sean físicos o sociales apareciendo, durando, desapareciendo en un sistema de coordenadas espacio-temporales, de los que algunos de sus signos --especialmente los que denotan clases-- sobreviven a los que representan. Tal cosa sucede, por ejemplo, con la palabra 'mamut' que sobrevivió ai objeto que significó en su momento.

En el aprendizaje de una palabra de objeto, debemos examinar lo siguiente: el entender la palabra oída en presencia y en ausencia del objeto, el proferir la palabra en presencia y en ausencia del objeto. Esta distinción tiene importancia para nosotros, por cuanto "el significado de una palabra de objeto sólo puede ser aprendido oyéndola pronunciar repetidas veces en presencia del objeto. La asociación entre la palabra y el objeto es exactamente la misma que la de las demás asociaciones habituales, verbigracia, la de entre la vista y el tacto" (48). Sobre el mecanismo de esta asociación, la psicología de Pavlov tiene mucho que decirnos.

Para concluir este punto diremos que la palabra de objeto determina un cierto tipo de conducta de la persona que entiende el significado de esta palabra, por este tipo de asociación directa. Es decir, estas aserciones son creíbles, por lo que determinan un cierto tipo de comportamiento, independientemente de cualquier argumento a su favor. Debido a esta característica, B. Russell la llama proposiciones básicas (49). El rasgo importante de esta clase de proposiciones es que son transparentes, es decir, sus efectos sobre la conducta de quién las entiende depende únicamente de lo que significan, y, hasta cierto punto, son idénticas a los efectos que resultarían de la presencia sensible de lo que designan (50).

Ahora bien, la verdad o falsedad de estas proposiciones básicas pueden expresarse con palabras tales como verdadero o falso. Sin embargo, estas palabras ya no pertenecen a este primer nivel del lenguaje.

3.2. LOS LENGUAJES DE ORDEN SUPERIOR.

Si admitimos que el lenguaje es un sistema de signos, y éstos ruidos, formas, movimientos corporales, etc., por lo tanto, acaecimientos, debemos admitir que son acaecimientos de distinto género. Eso que distingue a los signos de otros acaecimientos es que tienen significación, por ello son acaecimientos lingüísticos. Sin embargo, dentro del universo de estos acaecimientos no todos tienen el mismo status. Unos son producto de una asociación directa entre el acaecimiento no-lingüístico con el lingüístico, constituyéndose en el lenguaje primario o de primer orden.

Si todo nuestro lenguaje se quedase en este nivel primario, por más rica que fuese nuestra experiencia, no tendríamos la suficiente capacidad para comprender la compleja relación existente en el mundo y en la sociedad. Pues, la mera descripción de los hechos no es suficiente para una adecuada comunicación entre la personas, menos para comprender y explicar los fenómenos que suceden en el mundo y la sociedad, tal cual exige la ciencia y la investigación científica. Por lo que tienen que existir ciertas palabras que describan estados de ánimo de la conciencia de los hombres, o que se refieran de algún modo, a las palabras que describen acaecimientos no-lingüísticos. De este modo surgirán palabras y, por consiguiente, lenguajes de órdenes superiores.

En primer término, encontramos palabras que califican de verdadero o falso, establecen relaciones, general izan o individualizan, a las palabras que se refieren a los 3caecimientos o hechos. A este tipo de palabras, B. Russell las llama palabras lógicas. Estas palabras no pueden pertenecer al lenguaje primario porque su aprendizaje y su significación se da no por asociación directa entre el signo y el acaecimiento o hecho, al contrario, se adquiere en un contexto que ya presupone otras palabras. Además el oírla no provoca expectación alguna, como lo haría una palabra de objeto. Por ello, constituyen el lenguaje secundario (51).

De esta suerte, podemos establecer una jerarquía en el lenguaje. El lenguaje primario, constituído por palabras de objeto que constituyen la~ proposiciones básicas. El lenguaje secundario, constituído por palabras lógicas. El lenguaje terciario puede ser el lenguaje que se refiera al lenguaje secundario e, indirectamente, al primario. El lenguaje cuaternario, al terciario, y así sucesivamente.

Ahora bien, es nuestra opinión que en una investigación científica el uso del lenguaje no va más allá del lenguaje secundario, y quizá eventualmente hasta el terciario, sobre todo si ésta es una investigación concreta. De ahí que el sistema del lenguaje que se crea en este uso y las significaciones que se derivan constituyen nuestro conocimiento empírico de estos hechos o acaecimientos.

 

BIBLIOGRAFIA CITADA

(1) Véase, HARTMANN, N. 1965. Ontología. México, F.C.E. v.l./pp. 65 y SS.        [ Links ]

(2) KANT, l. 197? Crítica de la razón pura. México, Porrúa. p.29.        [ Links ]

(3) Idem p. 152.

(4)VéaseEDDINGTON,A.S. 195? La naturaleza del mundo físico. Buenos Aires, Losada. p.11-19.

(5) Idem p. 11-12.

(6) Idem p. 13.

(7) EINSTEIN, A. 197? La teoría de la relatividad. Buenos Aires, Nova. p.

77.

(8) EDDINGTON, op. cit. p. 303.

(9) Idem p. 302.

(10) ASIMOV, ISAAC. 1981. Viday tiempo.= Life and Time. Tr. Amalia Monasterio. 2a. ed. Barcelona, Plaza y Janés. pp. 26-27, dice: "las células contienen una mezcla enormemente compleja de sustancias, pero éstas están formadas sólo por unos pocos elementos. Casi todos los átomos que contienen son de unas seis clases diferentes: carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, fósforo y azufre. Hay cantidades menores de otros átomos, tales como de hierro, calcio, magnesio, sodio, potasio, e indicios de cobre, cobalto, cinc, magnesio y molibdeno"; lo que quiere decir, que la vida que en principio parece ser totalmente diferente de la materia, al final de cuentas, no es más que una combinación de elementos llamados materiales. La diferencia entre una cosa viva y no viva consistiría en que "las cosas que nunca han estado vivas, o que estuvieron una vez vivas y ya no lo están, no poseen moléculas activas de ADN o ARN" (p.28).        [ Links ]

(11) EINSTEIN, op. cit. p. 18, dice: "Toda descripción del lugar en que se produce un acontecimiento, o bien, en donde se encuentra un objeto, consiste en indicar el punto de un cuerpo rígido [cuerpo de referencia] con el cual dicho acontecimiento coincide").        [ Links ]

(12)  KINDLE, JOSEPH H. 1980. Teoría y problemas de Geometría Analitica plana y del espacio. México, McGraw-Hill. p. 104, explica: "En el espacio, un punto se determina mediante sus distancias a tres planos perpendiculares dos a dos y que se llaman planos coordenados. La distancia del punto a estos planos se denominan coordenadas del punto").        [ Links ]

(13) EINSTEIN, A. op.cit.p. 19.

(14) Idem p. 77.

(15)  "El universo de los acontecimientos físicos, llamado por Minkowski abreviadamente el universo, tiene naturalmente cuatro dimensiones, en ese mismo sentido espacio temporal. Porque está compuesto de acontecimientos individuales y cada uno de ellos se encuentra determinado por cuatro números, a saber, por tres coordenadas espaciales, x, y, z, y una coordenada temporal t. El universo, en este sentido, es también un continuo, porque para cada acontecimiento existe un número cualquiera de acontecimientos vecinos (realizados o imaginarios) cuyas coordenadas x1, y1, z1, t1, difiere tan poco como se quiera de las coordenadas x, y, z, t, del primer acontecimiento considerado" (EINSTEIN, A. op. cit. p. 78).        [ Links ]

(16) Cfr.EDDINGTON, A. op. cit. p. 66. Un suceso Aquí-Ahora, puede ser cualquiera que sucede en este lugar y en este momento.

(17) Idem p. 66.

(18) EINSTEIN, A. op. cit. p. 166.

(19)   Cfr. CASTRO, NILS. 1970. Para el estructuralismo histórico. In: Lcfebvre, H. Estructuralismo y marxismo. Mexico, Siglo XXI. pp. 82-121.

(20) Cfr. EINSTEIN, A. op. cit. pp. 47 y ss.

(21) Idem pp. 41-46.

(22) Cfr. EDDINGTON, A. op. cit. pp. 215 y ss.

(23)  ASIMOV, l. op. cit. pp. 181-191, sugiere que la concienciade un individuo humano se desarrollaría al par que laespecie en el tiempo histórico. Y esto se debería sobre todo a un mecanismo que se producirían en algunas células especializadas llamadas neuronas. Esteautor dice: "Es la complejidad resultan te de miles y de millones de células en un conjunto de intrincadas conexiones la que hace posible aprender, razonar, imaginar y crear el nivel humano. Y todos los aspectos de la actividad mental se apoyan en la memoria. Aprender supone almacenar nuevos recuerdos. Y apoyándonos en esos recuerdos, viejos y nuevos, hacemos lo demás, incluso crear, porque no hay creación completamente nueva, sino que invariablemente parte de la base de lo antiguo y recordado" (p. 182). El mecanismo que constituye la memoria, según experimentos que nos cuenta Asimov, atribuídos al neurólogo sueco Holger Hyden, consistiría en un aumento de ARN sobre lo normal en las neuronas. Pero, el ARN es una molécula que regula la formación de moléculas proteínicas en las células. "Quizá el proceso de aprender requiere la formación de numerosas moléculas proteínicasespeciales, guiadas por las numerosas moléculas especiales ARN formadas en el proces~ de aprendizaje" (p. 187). El hecho de que Hyden en los años 60 descubriera un tipo particular de proteína en el cerebro de la rata, denominada por él S100, al parecer producidas sólo en las células cerebrales, la que aumenta en cantidad en el proceso de aprendizaje, parece confirmar la hipótesis de que la conciencia humana se desarrollaría a la par que la especie humana.

(24) Todo el desarrollo sobre el tema de la colocación de losacontecimientos ha sido tomado de las ideas expuestas porEDDINGTON, A., op. cit. pp. 61 y ss.        [ Links ]

(25)  Cfr. KIRILENKO, G. Y KORSHUNOVA, L. 1989. ¿Qué es la personalidad? Tr. Boris Semiónov. Moscú, Progreso.pp. 10 y ss. Estos autores llaman personalidadaunacaecimientoohechodel tipo descrito por nosotros.        [ Links ]

(26) Este concepto es de suma importancia para entender lo que esla persona o personalidad, pues "supone la capacidad de aprender de manera crítica e independiente el sistema de relaciones sociales existente, de pensar y actuar independientemente, de tomar decisión y ponerla en práctica" (ldem p. 12).

(27)ENGELS,F. 198? Ludwig Feue(bach y el fin deidad la filosofía clásica Alemana. In: Marx, C. y Engels,F. Obras escogidas. Moscú, Progreso. pp.471-472.        [ Links ]

(28) KUHN, T. 1975. La estructura de las revoluciones científicas. = The Structure of Scientific Revolucions. Tr. Agustín Contin. México, Fondo de Cultura Económica. pp. 51 y ss.

(29) Sobre este tema tenemos un pequeiío trabajo escrito en: TANCAR A, C. 1989. La materialidad de los hechos histórico-sociales; ideas parala determinación de la naturaleza del objeto de la historia. Kollasuyo (La Paz) 4(2):52-60.

(30) RUSSELL, B. 197? Investigación sobre el significado y la verdad. p.

27.

(31) Idem p. 28.

(32) Cfr. ldem p. 29.

(33) Cfr. Idem p. 28.

(34) Idem p. 30.

(35) Idem p. 14.

(36) Idem p. 63.

(37) Idem p. 32.

(38) Cfr. Idem p. 65. Russell seiíala, que la intención de una alocución no siempre puede ser el de revelar un hecho o acontecimiento real, puesto que puede ser también el deseo de engaiíar. Sin embargo, en ambos casos, está presente el primero, pues el segundo se presenta como negación del primero (cfr. Idem p. 32-33).

(39) "El hecho sensible tiene cierto efecto sobre A, que se dacuenta de ello; A desea que B actúe de un modo que resulte apropiado en virtud de este hecho; por consiguiente A emite palabras que 'expresan' el hecho y que —así lo espera él- -determinarán que B actúe de cierto modo... Una frase que expresa verdaderamente un hecho sensible presente, capacita al oyente para obrar (hasta cierto punto) como lo haría si el hecho fuese sensible para él" (ldem p. 63-64).

(40) "Una alocución consiste, con algunas excepciones, en ruidoshechos por personas en vistas a lograr de otras que hagan acciones que aquéllas desean" (Idem p. 31-32).

(41) Russell piensa que "la jerarquía tiene que extenderse haciaarriba, pero no hacia abajo, puesto que si así fuese, el lenguaje no podría comenzar nunca. Por

consiguiente, tiene que haber un lenguaje del tipo más ínfimo" (ldem p. 76).

(42) Idem p. 79.

(43) Cfr. Idem p. 83.

(44) Cfr. Idem pp. 81-82.

(45)  "Los objetos les sugieren sus nombres, estos nombres lessugieren los objetos y pueden ser sugeridos no sólo por la presencia de los objetos, sino también por el pensar en ellos" (ldem p. 84).

(46) Idem p. 91. "Una palabra de objeto --dice Russell--, es una clase de ruidos o emisiones de voz semejantes que por hábito se han ido asociando a una clase de fenómenos semejantes entre sí frecuentemente experimentados al propio tiempo que uno de los ruidos o emisiones en cuestión". Y tal como una palabra vuelve a aparecer en este continuo espacio-tiempo las veces que uno desea, así también ciertos acaecimientos u objetos vuelven a aparecer en este continuo, aunque muchas veces no por causa de algún individuo humano. Dada la semejanza que existe entre estos acaecimientos u objetos, es posible agruparlos en determinadas clases. Esto quiere decir, que a cada clase de acaecimientos' les corresponderá una palabra que signifique éstos. Es decir, cada clase tendrá su 'palabra de objeto'. Pero, a su vez, estas palabras pueden agruparse en clases. De este modo se establecen relaciones de clases entre acaecimientos lingüísticos y acaecimientos no-lingüísticos.

(47) Idem p. 92.

(48) Idem p. 81-82.

(49) Cfr. Idem p. 19.

(50) Cfr. Idem p. 83-84. De ahí que muchas palabras de objeto tienen que ser imposibles de decir lo que significan, salvo apelando a una tautología, pues, con ellos comienza el lenguaje de objeto. El único modo de explicar la palabra rojo es señalar algo que sea de ese color (cfr. Idem p. 81). En lógica esta forma de definir una palabra se llama definición ostensiva.

(51)  Idem p. 95. Estas palabras son características de la lógica. Ellas son 'verdadero', 'falso', 'no', 'o', 'algún', 'todo'.

 

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