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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.16 La Paz  1992

 

ANALISIS DE COYUNTURA

RECESION ECONOMICO-SOCIAL

 

 

Por: Danilo Paz Ballivián

 

 


 

 

1. Marco General

Sobre todo en los últimos años, la economía mundial ha experimentado cambios importantes relativos a espacios financieros, crecimiento industrial y de relacionamiento económico entre los países de capitalismo adelantado y tardío. En lugar de una economía mundial dinamizada fundamentalmente por transacciones de bienes y servicios, nos hallamos frente a la aparición de una economía dominada por transacciones financieras, movimientos de capitales y tasas de interés, que en su conjunto se ha denominado economías de las "finanzas". Los Estados Unidos han usado elevadas tasasde interés para atraer capital extranjero, los japoneses han impulsado las exportaciones para mantener el empleo interno y, naturalmente para constituirse en una de las primera potencias del mundo.

Al interior de la economía de los países avanzados se ha operado un importante cambio; ante un aumento de la producción industrial, se halla un menor empleo y como consecuencia de esto, los costos de la mano de obra son menos importantes; dicho de otro modo, han disminuido los costos de producción, como resultado del desarrollo tecnológico. Esto ha influido en crear el supuesto que los países atrasados deben postergar por mucho tiempo sus expectativas de industrialización y empleo.

La demanda de los productos primarios ha sido reducida, pero sobre todo sus precios han caído verticalmente. Hacia 1986, los precios de las materias primas eran los más bajos de la historia en relación con los precios de bienes y servicios manufacturados. En este terreno, naturalmente, los países atrasados del Sur son los más afectados, desde el momento, que por cantidades iguales de materias primas reciben menores precios (Martner, 89).

Desde hace más de una década, el crecimiento mundial se viene debilitando.

A pesar de la caída de los precios del petróleo, control de la inflación y la existencia de materias primas baratas, las economías de los países adelantados no tienen un desarrollo sostenido. Sin embargo, no hay duda que la era de la microelectrónica tiene un profundo impacto sobre el uso de insumos; en efecto, desde ese momento existe un ahorro de capital, mano de obra y una demanda de nuevas materias primas.

Hasta hace poco, los países atrasados, tenían posibilidades en la provisión de recursos naturales tradicionales y la disponibilidad de mano de obra barata, que las innovaciones tecnológicas las están sustituyendo. Las materias primas como el cobre, estaño, acero, etc., tienen una competencia y otros sustitutos con menores costos de producción, sobre todos los derivados del polietileno, las fibras ópticas y de vidrio, que sin embargo, son en su mayoría nuevas materias primas provistas por los países del tercer mundo.

Debe en esta materia también mencionarse la política proteccionista ejercida por los países industrializados, que progresivamente han ido sustituyendo sus importaciones y ampliando sus exportaciones. Como es comprensible, sin embargo, son estos mismos países desarrollados los que obligan a los subdesa-rrollados a no subsistir sus importaciones manufacturadas y a practicar el más puro liberalismo. Los países desarrollados son liberalistas hacia afuera y proteccionistas hacia adentro, postergando las posibilidades de industrialización y desarrollo productivo de los paíse~ del tercer mundo.

Durante la última fase del capitalismo mundial, América Latina en su conjunto sufrió un deterioro de su economía en cuanto se refiere a su relaciona-miento con la economía internacional, reduciendo su participación en el mercado en términos de precios totales de sus exportacioneS. La participación de América latina en las exportaciones mundiales cayó del 12,42% del total en 1950 a5,41%en 1985. Más aún, la pérdida de competitividad en la arena internacional no ha sido compensada por la expansión de los mercados internos (Castells y Laserna, 89)

Otro factor a tomar en cuenta, para explicar la poca competencia de América latina en el contexto del mercado mundial, es que todas las actividades de investigación y desarrollo importantes se localizan en los países del centro, sin transferencia de tecnología a la periferia. Las corporaciones multinacionales no transfieren tecnología si esta acción no favorece a sus propios intereses. Al Japón, Corea del Sur y la propia China no se le hubieran transferido tecnologías si no fuera para acceder a un mercado promisorio y gigante, por otra parte, las multinacionales utilizan a esos países como plataforma industrial formada y controlada por empresas estadounidenses.

Un fenómeno no siempre considerado como un factor retardatorio y de la persistencia de la dependencia tecnológica latinoamericana, es la significativa fuga de cerebros que sufren los países de América Latina en el campo de la ciencia y la tecnología (Castells y Lasema, 89).

Las políticas de austeridad impuestas por el Fondo Monetario Internacional, mediante la reducción del gasto público, limitan la inversión, impidiendo la modernización de la infraestructura productiva, por lo demás, los gastos en investigación y desarrollo tecnológico a cargo del estado quedan fatalmente postergados. Sin embargo, de todo ello, las economías latinoamericanas son impulsadas a una estrategia de exportación sin disponer de los equipos e insumes tecnológicos requeridos, el resultado es que al competir en el mercado mundial, se sobreexplota la fuerza de trabajo dada la ineficiencia del capital y la tecnología que se dispone. El valor de la producción destinada a la exportación de los países atrasados no es reconocida a nivel del mercado mundial, de este modo, día a día se transfiere una parte del valor de la producción a los países desarrollados.

Paralelo a estas anotaciones de orden económico, no pueden dejar de mencionarse el replanteamiento y prevalecencia de la ideología liberal a nivel mundial, que en este momento abarca, con matices distintos, extremos como la política económica estadounidense, de la Comunidad Económica Europea. El propio proceso de transformación que vive la ex-Unión Soviética y Europa Oriental, no escapan al fenómeno denominado neoliberal. Hablar de proteccionismo para potenciar la transformación de los países del Tercer Mundo, mencionar posibilidades del capitalismo de Estado en sectores estratégicos de la economía, fortalecer el mercado interior antes que el externo o, señalar la necesidad de una planificación de la economía desde el estado, parece aberrante en el momento actual. La dominación económica tiene su correlato en la dominación ideológica, el liberalismo aparece como el pensamiento práctico y posible, el mercado como regulador de la actividad económica, la propiedad privada como incentivo del desarrollo y la democracia representativa como la fórmula ideal de reglamentación política. Estos factores, sumados al dominio de las comunicaciones que tienen los países desarrollados, son la base del paradigma dominante en el mundo actual, que nos muestra una derechización coyuntu-ral del planeta en su conjunto. Es tan cierto esto, que movimientos como el liderizado por Víctor Paz, el justicialista de Menen, el social demócrata de Andrés Pérez y de Jaime Paz o el conservador Collor de Mello, indistintamente proclaman y aplican los programas definidos por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (INESC, 90)

Las organizaciones no gubernamentales, que progresivamente han ido sustituyendo servicios públicos, son en su mayoría también parte de la política de privatizaciól) neolibcral y de achicamiento del estado. Muchas de las iniciativas progresistas de la clase media son sistemáticamente distorsionadas por las organizaciones financieras que en última instancia responden a los intereses hegemónicos de los países desarrollados.

La crisis económica en la que se encuentra el mundo contemporáneo, repercute y agrava en fonna directa la situación en la que viven los pueblos de los países subdesarrollados, potenciando las terribles consecuencias que conforman sus calidades de vida. El hambre, miseria, enfermedad, ignorancia, desempleo, injusticia, desesperanza, cte., resumen las condiciones de vida de una mayoría de la población del mundo. la injusticia social, contiene el abismo que separa las condiciones de vida de los sectores altos de las sociedades desarrolladas, de las masas explotadas del mundo subdesarrollado. Se puede concluir que la injusticia generalizada en la base, va gestando una movilización indefectible ante el deterioro de las condiciones de vida.

Cuando se habla del mundo subdesarrollado, se hace referencia a 3 de 4 habitantes del planeta, cifra que tiene a ampliarse, en la medida que el ritmo de crecimiento de la población de las regiones desarrolladas es de 0,6%, frente al 2,1 % anual del mundo subdesarrollado. Se calcula que a fines de siglo el 80% de la población mundial de aproximadamente 6 mil millones de habitan tes vivirá en la parte menos desarrollada del mundo. (Ca~tro, 85)

Las estadísticas de ingresos, muestran la gran desigualdad que existe entre los países más ricos y más pobre. Según datos de Naciones Unidas, el año 1988, el Producto Bruto por cápital de los 1O países más ricos suma $us 19.622 y en el otro

extremo, los países de más bajos ingresos tienen simplemente un promedio de $us. 160. Realizando una comparación entre los dos extremos, vemos que un habitante promedio de los países más desarrollados tienen un ingreso 122 veces superior a un habitante promedio de los países más atrasados (UNICEF, 91).

El hambre es la manifestación más patética de la crisis actual, aproximadamente 600 millones de seres humanos, habitantes de países subdesarrollados pasan hambre hoy en día. La desnutrición crónica afecta al 20% de los pobladores del tercer mundo. Según la FAO, más de 40 millones de personas, la mitad de ellos niños, mueren cada año de hambre u desnutrición.

UNICEF calcula que 100 millones de niños menores de 5 años (el 20% de la población de esa edad), sufren desnutrición proteínico-calórica. Se estima que en la actualidad la media per cápita de consumo calórico de los países desarrollados asciende a 3.400 unidades día, mientras que en el mundo sub desarrollado fluctúan entre 2.000 y 2.400 unidades (UNICEF, 91).

La insalubridad y enfermedades, son aspectos fundamentales, que junto al hambre caracterizan la situación social de los países atrasados. Mientras la esperanza de vida al nacer en los países desarrollados alcanza un promedio de 76 años, en los países subdesarrollados esta es menor a los 55 años. En algunas regiones del tercer mundo la esperanza de vida fluctúa solo entre 42 y 45 años de edad.

Según datos de Naciones Unidas, la mortalidad infantil de los países desarrollados fluctúan entre 10 y 16 muertos por cada 1.000 nacidos vivos, en cambio en los países más pobres, de cada 1.000 niños nacidos vivos, 118 mueren antes de cumplir el primer año de edad, otros 100 antes de los 5 años y solo 500 llegan a cumplir 40 años.

El atraso y el subdesarrollo significa la carencia de saber y de las posibilidades de saber, es decir, no es solo el mundo de los que no saben leer y escribir, es también el Universo de los que no pueden leer o continuar sus estudios por falta de escuelas, maestros y las deficientes condiciones de vida. UNESCO calcula que en los 80 habían más de 800 millones de adultos analfabetos, ubicados en su mayoría en los países subdesarrollados. Manteniéndose las tendencias actuales el mundo llegará a las puertas del Siglo XXI con más de 1.000 millones de analfabetos (Castro, 85).

El fenómeno del desempleo y subcmpleo en los países atrasados, se va acentuando por la creciente migración del campo a la ciudad, motivada por las condiciones miserables de existencia en el sector rural. Se estima que más de 500 millones de habitantes del mundo subdesarrollado se encuentran desocupados y subocupados. Como emergencia del establecimiento de la política neoliberal en muchos países del tercer mundo, los índices de subempleo y desocupación se han desarrollado vertiginosamente.

La Guerra del Golfo Pérsico, ha mostrado la gran distancia tecnológica y científica que separa al mundo desarrollado del mundo subdesarrollado, pero sobre todo la hegemonía sin atenuantes restrictivos de los Estados Unidos en el momento actual, que no solo impone una determinada economía a los países subdesarrollados, sino también una ideología que está obligando a los habitantes a elegir gobiernos que simplemente administran el "reajuste estructural" o política neoliberal.

A criterio del Gobierno Norteamericano, el proyecto de conformar una sola economía en América basada en una política neoliberal, requiere de una reestructuración total de las instituciones militares latinoamericanas. En realidad, se quiere transformar a las Fuerzas Armadas en guardias policiales que olviden sus funciones de salvaguarda de la patria y la soberanía. La intervención militar en la lucha contra el narcotráfico, es una imposición que forma parte de esa estrategia global estadounidense.

Esta sombría situación, es la expresión de la injusticia económica y la desigualdad social prevaleciente; sin embargo, no prefigura un destino inexorable. Los países subdesarrollados, mediante una recuperación de la iniciativa y confianza, pueden derrotar son su acción la injusticia y conquistar su propio futuro. Un importante reto para los países latinoamericanos, por ejemplo, está en implantar un mercado común de América Latina y el Caribe, en el que pueda ser factible la complementariedad de nuestras tecnologías y especialidades productivas, el uso de una tecnología media, la defensa de nuestro mercado interior y ejercitar un proteccionismo de nuestra industria y agricultura.

 

2. Situación Económica

El modelo económico aplicado a partir del D.S. 21060 del 29 de agosto de 1985, es tal vez el cambio más profundo de los últimos años operado en materia de política económica, desde el momento que afecta a la globalidad de la sociedad boliviana. El Gobierno liberalizó la economía más que en cualquier otro intento anterior. La esencia del modelo correspondió a los lineamientos diseñados por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que plantean achicar el estado, liberalizar la economía y privatizar las actividades. Se implantó la libertad de precios, se eliminó las subvenciones y se estableció la libre comercialización. Se liberalizó el mercado de cambios, con un mecanismo de flotación administrada. La liberalización abarcó la libre contratación de la mano de obra y el libre juego en la determinación de los salarios en el sector privado.

Se estableció la libre importación y exportación, la venta libre de divisas y la libertad de movimiento de capitales, por lo demás, en cuanto a importaciones se refiere, se efectuó una rebaja e uniformidad de aranceles. Con el propósito de incentivar la repatriación de ahorros, se estableció "blanqueo" de capitales y se implementó una ventanilla en el Banco Central, para la compra de divisas de cualquier origen (Ramos, 89).

La privatización de la economía, se efectúa mediante transferencias de actividades al Sector Privado, entre ellas el transporte, finanzas y la comercialización. La venta de empresas estatales a privados internos y externos es parte del proceso. Por otra parte, se levantan las reservas mineras y petroleras para efectuar concesiones a empresas extranjeras.

El Decreto 21060 halla su continuidad en el 22407 que reafirma el espíritu neoliberal, en este marco, la privatización es tal vez la tarea más específica que se le está imponiendo al actual gobierno. Más de 60 empresas públicas deben privatizarse según esta óptica, en la que se prevé la venta de activos a inversionistas nacionales y extranjeros, conformación de sociedades de riesgo compartido (Joint Ventures), consolidación de sociedades anónimas mixtas de carácter privado, etc.

En esta materia, sin embargo, la historia económica del país, nos revela que los empresarios están acostumbrados a vivir protegidos y subsidiados por el estado, por ello no sería casual que actualmente esté en juego una subasta de empresas públicas a precios bajos y lo que es 'llás grave, este fenómeno pueda extenderse a los servicios sociales de educación, salud y seguridad social, eximiendo de esta responsabilidad constitucional al Estado y poniendo a amplios sectores populares librados a la suerte del libre mercado de estos servicios básicos. (INESC. 91).

Las medidas del D.S. 21060, tienen una "furia anti-estatal" extrema. Confía en la "Omnipotencia del mercado" para asegurar la acumulación de capital. Su concepción anti-crisis pasa simplemente por el saneamiento de las finanzas y la lucha contra la hiperinflación. Se concede un aval incondicional a la actividad de la empresa privada, sin ver que este sector en Bolivia nunca arriesgó capitales para dinamizar la transformación. En realidad se dedicó a especular y succionar los recursos de! Estado. Considerar a las inversiones privadas nacionales y extranjeras, como portadoras de capital fresco para reactivar la economía, es una idea que no tiene sustento en la realidad, sino en una ideología abstracta no comprobada (Toranzo, 88).

La profundidad de la crisis económica, la carencia de respuestas de la UDP para revertir una recesión prolongada, crearon las condiciones favorables a las clases dominantes para proponer y establecer programas neoliberales. El D.S. 21060 pone en marcha una estrategia de estabilización fundamentada en parar el proceso hiperinflacionario. Los intentos fiscales para llevar a cabo este objetivo fueron básicamente: (a) Incrementar los ingresos fiscales mediante el reajuste de los precios y tarifas del Sector Público (Incremento de carburantes y la absorción e gran parte de los recursos de YPFB). (b) Asimismo, la reforma tributaria amplía los ingresos del Estado, (e) En cuanto a los egresos, se establece una drástica contención del salario, se paralizan compras de la inversión estatal y se aplican los despidos colectivos, bajo el denominativo de "Relocalización" (Aguirre, Pérez y Villegas, 90).

En el aspecto fundamental, la generación de un excedente económico, no es resultado de la aplicación de mejorar en la producción o desarrollo de los sectores productivos, por el contrario, los bajos niveles de productividad y el empleo son fenómenos intrínsecos al modelo neoliberal. El excedente económico proviene más bien de la reducción de los salarios reales y el menor empleo productivo. Sin embargo, esta situación anómala de la economía no puede mantenerse por mucho tiempo. No solamente por los efectos destructivos de la base productiva, sino por el daño ocasionado al recurso humano de Bolivia. La recesión económica prolongada es en realidad, la destrucción del principal recurso nacional, que es el hombre boliviano.

La inversión productiva del excedente, aspecto imprescindible para mantener ritmos de crecimiento, no fue precisamente la característica de los inversionistas privados; por el contrario, una mayoría abandona el proceso desembocando en gastos improductivos (Comercio, Banca y Finanzas), determinando una regresión del aparato productivo. En síntesis, el patrón de acumulación primario-exportador vigente en los últimos decenios y la Nueva Política Económica (NPE), fortalecen la tendencia boliviana hacia la tercialización y parasitismos (Aguirre, Pérez, Villegas, 90). Nunca como ahora se puede evidenciar la incapacidad de la burguesía nacional, imposibilitada de pensar a largo plazo y de procurar un verdadero desarrollo de los sectores productivos. La creciente terciarización de la economía, está convirtiendo al país en una corporación de comerciantes de productos de los países vecinos (INESC, 1990).

En un Foro auspiciado por la Confederación de Empresarios de Bolivia, relativo a los factores que intervienen en la no existencia de inversiones en Bolivia, ellos sostienen que esto se debe sobre todo a las altas tasas de interés, elevados costos de los servicios, débil infraestructura, la presencia de la corrupción, excesiva burocracia, etc. (CEPB, 1991), pero no se anota la falla estructural básica, consistente en que la nueva política económica, ha enfrentado a un país atrasado tecnológicamente con economías comparativamente más desarrolladas, postergando el crecimiento e inversión sobre todo en los sectores productivos.

El desarrollo capitalista, puede ser medido en un determinado momento, observando la magnitud de su mercado interior. El sistemático deterioro de los sectores productivos, la creciente terciarización de la economía y el desarrollo de las importaciones, sin duda está significando, a largo plazo, la destrucción de nuestro mercado interior, que como alguien seftalaba es un patrimonio producto de un lento esfuerzo nacional. Al contrario, un potenciamiento de nuestro mercado interior basado en una reactivación y progreso de los sectores productivos, defensa de la producción propia y desarrollo del empleo, parece definitivamente que solo será posible como creación de los sectores populares interesados en el destino nacional.

 

3. Minería

Primero se debe señalar las causas principales por las que han disminuido las importaciones de minerales y metales tradicionales por parte de los países adelantados. En este sentido y en orden de importancia pueden señalarse los siguientes: (a) Los avances de la revolución tecnológica que tienen el menor uso de minerales y metales por unidad de producto industrial y la sustitución de los metales básicos por materiales compuestos avanzados como productos de vidrio, plástico o materiales orgánicos. (b) La acumulación de reserva de chatarra, que permite una rápida sustitución de metal primario por secundario. (e) La sustitución de productos manufacturados de uso duradero, construidos con insumos mineros (Sanz Guerrero, 89). A todos los factores internacionales mencionados, debe sumarse la venta de reservas estratégicas de estaño por parte de EE.UU. y la presencia de nuevos exportadores como Brasil y China, que determinaron la caída vertical de los precios, los mismos que bajaron de 5,60 dólares la libra fina en octubre de 1985,a 2,38 en mayode 1986. (Fernández, 89).

Fuera de las causas de orden externo, el desarrollo de la minería boliviana ha enfrentado una serie de factores internos adversos que en su conjunto la han colocado al borde del colapso. Primero, desde la nacionalización no se han realizado prospecciones importantes que permitan el descubrimiento y desarrollo de yacimientos, obligando a una producción en áreas tradicionales con decrecientes leyes de concentración. Y los pocos estudios de prospección realizados, han servido para dotar de yacimientos a la creciente minería "mediana" boliviana. Segundo, los costos de producción, que en lugar de disminuir han tenido incrementos constantes hasta situarse por encima de los niveles de los precios del mercado mundial. Tercero, el manejo de las empresas estatales ha estado generalmente en manos de administradores comprometidos con el sector minero privado. Cuarto, y tal vez estructural mente más general, es el hecho que las ganancia'i producidas por el sector estatal no fueron invertidas en la modernización de la minería si no fueron destinadas a otros sectores y al gasto burocrático creciente.

Estos factores motivaron una solución por el desastre en la aplicación de la NPE, determinando el despido de alrededor de 26 mil trabajadores mineros y reduciendo la COMIBOL a una expresión minúscula que absorbe alrededor de 6 mil trabajadores. El resultado fue que el valor de la producción de minerales del conjunto de la minería nacional bajó de 754 millones de dólares del año 1980 a 137 millones de dólares el año 1986. En este mismo terreno, el estaño bajó de una producción de 27.272 toneladas métricas en 1980, a solo 8128 toneladas métricas el año 1987 (Aguirre, Pérez, Villegas, 90).

Sin embargo, en contradicción al achicamiento de la COMIBOL, la Minería "Mediana" sigue creciendo, como resultado de tener mejores yacimientos, pero sobre todo por haberse diversificado a otros minerales más rentables como el oro, zinc, antimonio, etc..

La .privatización de la minería no tiene los resultados previstos por el Gobierno, por la resistencia obrera, pero también debido al hecho que muchos años antes, progresivamente los principales yacimientos mineros ya pasaron a manos privadas.

Los factores causales de la pérdida progresiva del dinamismo de la actividad minera estatal, no es explicable solo por los condicionantes externos o cambios tecnológicos en el mundo desarrollado, sino sobre todo por el manejo irracional que tuvo la empresa estatal de COMIBOL, en la que no prevalecieron criterios técnicos y económicos, que garanticen los objetivos de diversificación, minimi-zación de costos, maximización de beneficios, reinversión productiva, etc.. La actividad productiva rentable no es patrimonio privado. Podemos concluir que no es que la minería ha muerto, sino que se han hecho todos los esfuerzos por liquida~ a la COMIBOL. En consecuencia, la defensa y desarrollo de la empresa minera del estado sigue siendo una reivindicación nacional y popular.

 

4. Agricultura

Luego de 39 años de producida la Reforma Agraria Boliviana, el panorama agrario y campesino muestra básicamente las siguientes particularidades: (a) El sector del pequeño productor campesino, formadopormásde559mil unidades, es el principal proveedor de alimentos del país, en ¡>rogresiva disminución como efecto de la política de libre importación. La empresa capitalista agrícola, solo contribuye en un 20% del abastecimiento alimentario interno. (b) De las 36 millones de hectáreas distribuidas por Reforma Agraria; 32 millones son de propiedad de solo 40 mil empresas agrarias, en cambio 4 millones de hectáreas se entregaron a 550 mil campesinos. (e) Los campesinos no solo proveen más del 60% de la canasta familiar del Sector Rural y urbano del país, también participan en el mercado nacional como consumidores de productos industriales complementarios a su dieta alimentaria e insumos para la producción agropecuaria, (d) Los campesinos son los principales proveedores de la fuerza de trabajo a la agricultura empresarial del oriente y del empleo temporal de las ciudades, (e) El Estado y organismos de cooperación, han privilegiado y fortalecido la agricultura empresarial en desmedro de la pequeña producción campesina, (f) Bolivia es el país más pobre de América latina después de Haití, con un ingreso per capita en el área rural que apenas alcanza a 60 dólares anuales, sin infraestructura sanitaria rural y el más alto índice de mortalidad infantil (Urioste, 89)

El campesino boliviano es explotado desde varios extremos: Primero, por los comerciantes y rescatadores que compran barato y venden caro. segundo, por el intercambio desigual, es decir, todo lo que compra el campesino (insumos agrícolas, productos agroindustriales, etc.), tiene altos precios en el mercado y, todo lo que vende (productos agrícolas y su propia fuerza de trabajo), tiene precios bajísimos (Paz, 83).

La NPE denominada de "ajuste estructural", ha provocado un achicamiento del mercado interno y los sectores productivos en general, entre los que se destaca la agricultura. El sector también está sometido a la tendencia recesiva que experimenta la economía productiva, solo dos productos: la coca y la soya han tenido un desarrollo y los estímulos provienen casi exclusivamente de la expansión de la demanda externa. Entre 1980 y 1988, el producto Interno bruto del Sector Agropecuario creció a una tasa inferior a la tasa de crecimiento de la población. La pequeña expansión, por lo demás, se debe al producto de la coca, de acuerdo a datos disponibles en 1980, el Valor de la Producción de la Coca representó el 8% del Valor de la Producción Agropecuaria; el 17% el año 1983; el 16% el año 1986 y el 19% el año 1988. (Aguirre, Pérez, Villegas, 90).

La NPE, tiene otros efectos sobre el sector agropecuario, se puede anotar por ejemplo: (a) La disminución del poder Adquisitivo y el desempleo de las ciudades contrae la demanda de la producción agropecuaria y disminuye consecuentemente los precios de los productos campesinos. De ese modo, la crisis descansa también sobre la pobreza del sector rural. (b) Disminuye la inversión en el sector, como efecto de la política de reducción del gasto público. (e) La liberalización irrestricta hace competir la débil producción agrícola interna con una más desarrollada de los países vecinos, en desmedro sistemático de la nuestra. (d) La eliminación del arancel diferenciado de equipos e insumos agrícolas desincentiva y encarece la producción nacional. (e) Las nuevas formas tributarias que involucran a los campesinos al régimen del impuesto al Valor Agregado postergan aún más las posibilidades de ganancia. (f) El aumento a gran escala de programas alimentarios, perjudica directamente la producción agrícola nacional.

La producción de la coca ha tenido un crecimiento excepcional, el volúmen producidoen 1988 era 220% mayor al registrado en 1980, la superficie cultivada creció en 163% y el rendimiento por hectárea es superior en un 21 % en el mismo período (Aguirre, Pérez, Villegas, 90).

Este sorprendente desarrollo de la coca es producto y está inducido por el tráfico de estupefacientes. La causa es la expansión del consumo de la cocaína en los países desarrollados. Bolivia ha disminuido su articulación histórica con la economía mundial basada en la producción y exportación de estaño y otros minerales, viéndose obligada a una nueva forma de "integración perversa" entre el desarrollo y el subdesarrollo, y en particular bajo la economía del narcotráfico, que en la actualidad es el mecanismo fundamental de rearticulación en la nueva dependencia.

Bolivia, como otras sociedades, se encontró vinculada a la economía internacional a través de una conexión nueva e inesperada. Una conexión que en medio de la crisis económica, efectivamente impulsa la economía nacional y reorganiza el sistema social mediante el complejo coca-cocaína. Esto es tan cierto, que a mediados de los 80, se calcula que el doble del valor de las exportaciones legales constituían las exportaciones ilegales. Por supuesto, la demanda determina la oferta. Los nuevos agentes de la intemacionalización han podido reconvertir a la economía boliviana hacia la producción de esta nueva mercadería, precisamente porque en los países desarrollados existe una demanda por lo que se ha denominado "alteradores de conciencia". El consumo de drogas se ha convertido en el síntoma más importante de los problemas de los países ~esarrollados. Podría argumentarse que la cocaína es el producto primario-cultural adecuado a las nuevas necesidades mentales del desarrollo tecnológico de los países opulentos. (Castelles y Lasema, 89).

De acuerdo a estimaciones, en Bolivia se cultivan más de 60 mil hectáreas de coca. Se estima asimismo que algo más de 40 mil familias campesinas están ocupadas directamente en ese cultivo. Los cálculos sobre el valor de las exportaciones de pasta de cocaína y cocaína fluctúan entre mil y 2 mil millones de dólares anuales. Estimándose que la ci fra que queda en la econom ía boliviana es del orden de 600 millones de dólares anuales (Fernández, 89).

Los antiguos planes de sustitución de la coca y los actuales de desarrollo alternativo, en la práctica no están pudiendo cumplir con la necesidad de invertir en las zonas productoras de coca y en las áreas expulsoras de población (Altiplano y Valles). Lo que puede resultar de efectuar dominantemente la lucha contra el narcotráfico sin generar una economía alternativa de desarrollo, será una mayor crisis económico-social.

No se puede hablar de desarrollo agropecuario y campesino sin una política de protección del mercado interno, que privilegie la producción de la demanda alimentaria nacional y disminuya los márgenes de explotación del pequeño productor campesino por el comercio y el intercambio desigual con la industria.

Un factor que no se puede dejar de mencionar en materia de desarrollo agropecuario es el de la recuperación de la tecnología propia. Los resultados productivos evidenciados antes con las terrazas y ahora con los camellones son indicadores de un camino hasta hoy subestimado por una visión eurocéntrica y angloamericana, que ve el progreso agrícola solo asimilable a la maquinaria y la gran propiedad.

 

5. Industria e Hidrocarburos

Para establecer la situación actual de la industria manufacturera, debemos referirnos a dos fenómenos concretos: la vigencia del patrón de acumulación primario-exportador y, en el momento, las repercusiones de la NPE que obligan a un proceso de desindustrialización nacional.

La revolución Nacional de 1952, se planteó un tipo de modernidad capitalista que privilegió la minería, el comercio, las finanzas y, secundariamente, algunas líneas agroindustriales. En realidad, en el país nunca existió un ambiente de industrialización. Bolivia no tuvo opciones serias de ingresar a una fase de sustitución de importaciones, por ello el bloque de poder, no se planteó como reto nacional la expansión y la transformación de la industria nacional. Por otra parte, a diferencia de otros países de América latina, las empresas transnacionales no jugaron un papel importante en el desarrollo industrial, en realidad las empresas no tuvieron interés en establecer sus filiales en Bolivia.

El sistema vigente, está basado en la explotación de materias primas: estaño, hidrocarburos, coca, etc., con cuyas ganancias no se desarrolla una industria competitiva, sino al contrario, se incentiva el comercio y las finanzas. La débil estructura industrial vigente, se gestó en base a inversiones aisladas y espontáneas y, no por una política económica estatal. Como resultado de esto, la burguesía industrial nunca asumió hegemonía al interior de las clases dominantes, ni pudo influir a su favor las determinaciones del gobierno. Las clases dominantes bolivianas, en realidad nunca propiciaron la expansión y la transformación de la industria nacional.

A lo largo de la década de los 80, se puede constatar un deterioro y achicamiento de la industria manufacturera. En efecto, la producción industrial de 1988 fue de 33% menor que la obtenida en 1980. Con referencia al grado de industrialización, existe también una menor participación en el Producto Interno Bruto, así en 1980, la industria contribuía con el 14,62% de loa Producción Nacional, en cambio el 1988 aportó escasamente el 10.79% (Aguirre, Pérez, Villcgas, 90).

En el último tiempo se constata un desarrollo de la economía informal, formada por las pequeñas empresas donde el patrón es un trabajador más y los trabajadores por cuenta propia que en realidad se autoemplean. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje de estas unidades económicas están dedicadas a la manufactura, el gran porcentaje está relacionado al comercio y los servicios. En efecto, según datos últimos, el 16% de los establecimientos informales pertenecen a la manufactura, 45% al comercio, el 21% a los servicios y el restante 18% a la construcción, transporte y finanzas (Paz, 91).

La crisis a lo largo de los 80 han deteriorado las condiciones de vida de los trabajadores. A diferencia de las empresas industriales que reorientan sus capitales a sectores de mayor rentabilidad, los trabajadores soportan el peso de la crisis mediante la disminución de su salario real y, pero aún, a través de altas tasas de desempleo. De 177.118 trabajadores fabriles en 1980, en 1987 solo se demandaron 118.100, lo que implica un despido de 59.018 trabajadores en el período.

La NPE que posibilita el ingreso indiscriminado de productores externos, favorecidos por un arancel uniforme, tiene el objetivo de incrementar la oferta y bajar el alza general de los precios, pero a costa del deterioro del mercado interior y particularmente de la descentralización del país. Todo esto agudizado aún más con el creciente contrabando.

Desde un tiempo atrás, se ha sumado una falsa expectativa mediante el Decreto Supremo 22410 que autoriza la creación de zonas francas y el establecimiento de "Maquilas", porque en el supuesto de implantarse industrias, estas serían solo de armado, sobreexplotando fuerza de trabajo nacional y creando productos para un desarrollo de un mercado internacional muy lejano y desvinculado del mercado interno. Los inversionistas extranjeros no pagan impuestos y tienen trabajadores sin beneficios sociales.

Respecto a los hidrocarburos, debemos comenzar por decir que en el momento actual, representa uno de los sectores fundamentales de la economía nacional, desde el momento que provee de insumos a actividades productivas, pero sobre todo genera divisas e ingresos para el Tesoro General de la Nación.

Los hidrocarburos son por esencia productos estratégicos del acontecer económico nacional, pueden ser usados dominantemente para exportar o por el contrario, principalmente para generar un proceso de industrialización nacional.

A partir del D.S. 21060, la empresa productora de hidrocarburos no genera excedentes para usarlos como reinversión, sino sobre todo para solventar gastos del Tesoro General de la Nación. La Empresa YPFB solo percibe el 10.18 de los ingresos generados por ella misma, con los cuales debe solventarse el pago de sueldos y salarios y gastos corrientes, por esta razón la prospección y explotación se hallan totalmente restringidas. Está sucediendo como en el caso de la COMIBOL, los excedentes no están siendo utilizados en la modernización de la explotación y la ampliación de recursos mediante la prospección. En realidad, para la prospección e incluso operaciones regulares de YPFB, se están contrayendo nuevos créditos internacionales. De continuar este mecanismo a la larga puede resultar una nueva forma de privatización.

En la década de los 80, la producción petrolera disminuyó continuamente, de tal suerte que la producción de 1988 fue 20% menos que la producción en 1980, estas cifras relativas incluyen a YPFB como a las empresas contratistas de Tesoro y Occidental.

Frente al petróleo, la producción de gas natural en la década del 80 tiene un desarrollo, porque Bolivia es fundamentalmente gasífero; sin embargo, los precios obtenidos por la exportación de gas a la República Argentina disminuyen drásticamente. En 1984 se obtuvo el precio de 16,99 centavos de dólar por metro cúbico; en cambio en 1988 solo 9,64 centavos de dólar, lo que significa una caída de los precios del orden de40%. En valores, las exportaciones de 1982 sumaron 382 millones de dólares, en cambio en 1988 solo 215 millones de dólares, originando para el país una pérdida de 167 millones de dólares en un solo año (Aguirre, Pérez, Villegas, 90)

Actualmente, una nueva ley de hidrocarburos se establece con el propósito explícito de nuevamente transnacionalizar nuestros recursos de gas y petróleo, sin considerar que ni la NPE hubiera sido posible de ejecutarse sin un dominio de esos recursos por parte del estado boliviano mediante YPFB.

Tanto en la industria como en los hidrocarburos, el criterio de independencia económica es imprescindible. El desarrollo de la manufactura deberá estar primero referido al crecimiento del mercado interior y el desarrollo de los hidrocarburos sujeto a una demanda nacional vinculada al bienestar de la población y al potenciamiento de la industria propia.

 

6. Economía Informal

La economía informal está constituida por las unidades económicas, sean estas del sector productivo como improductivo, donde el propietario además de administrar el establecimiento participa directamente en el proceso de producción o comercialización. La característica de estas unidades es que prevalece en ellas una división poco desarrollada del trabajo y sus ocupados son sometidos a una gran inestabilidad.

La economía informal comprende al sector de las semiempresas y al sector familiar de la economía, es decir, a las pequeñas empresas, donde el proletario participa directamente en el proceso productivo o comercial, pero contrata regularmente un mínimo de fuerza de trabajo asalariado y, los trabajadores por cuenta propia, donde el jefe de familia participa con el resto de los miembros activos de ella y eventualmente existen aprendices y asalariados.

En los últimos años, sobre todo a partir de la NPE, este sector se ha desarrollado en desmedro de la economía formal. A mediados de los 70, la población que figuraba en la economía informal era el 44% de la población económicamente activa de las ciudades de Boli via, e la actualidad, cerca del 60% de la población activa se ubica en el sector informal.

En estas unidades informales predomina la explotación del trabajador directo por vía de aumentar las horas de trabajo y disminuir los costos de producción evitando la seguridad de salud y otros beneficios sociales reconocidos por ley, por ello es apropiado hablar de una sobreexplotación de la fuerza de trabajo cuando nos referimos a la economía informal (Paz, 91)

Actualmente, muchos investigadores aparentemente progresistas, plantean como una vía el desarrollo de la economía informal sin considerar que esta supone una sobreexplotación de la fuerza de trabajo y retroceder en el avance tecnológico. Lo correcto es fomentar y apoyar la industria nacional formal ya que no se puede desarrollar a costa de un empobrecimiento del trabajador directo.

 

7. Salud y Educación

La salud del hombre boliviano es desde todo punto de vista insatisfactoria, contribuyendo a esta situación limitaciones de servicios como sobre todo factores de niveles de vida traducidos en bajo ingresos, nutrición y educación.

La tasa de mortalidad infantil en la década 1979-1989 señala que 80 en la zona urbana y 112 en la zona rural de cada m il nacidos vi vos m urieron antes de cumpl ir el primer año de edad, mostrando una de las tasas promedio más altas de América latina (INE, 90)

Las causas de defunción de los niños detallas que más de una cuarta parte de ellos murieron debido a infecciones respiratorias y más de un tercio murieron por diarrea; enfermedades que en otras realidades son prevenibles y naturalmente curables (INE, 1990).

El recurso humano que atiende al interior del sector públ ico alcanza solamente alrededor de 4 mil médicos, representando una tasa de 5 médicos para cada 1O mil habitantes. Por otra parte, este recurso mal pagado se halla inequitativamente distribuido; según estimaciones el 80% del recurso humano médico que atiende la salud se encuentra en las ciudades y sólo el 20% en el área rural.

En cuanto al consumo energético y proteínico de la población boliviana, se observa que el déficit de consumo de calorías es superior al 15% y el déficit relativo al consumo de proteínas animales es aproximadamente de 35%, arrojando el consecuencia alto grado de desnutrición de la población urbana y rural.

En materia educativa persisten grandes problemas, los servicios de educación nacional no han podido absorber a toda la población en edad escolar, en este orden los datos del INE, señalan que el año 1987 el 49% de la población escolarizable no está siendo atendida por este servicio.

Del 51 % de la población en edad escolar que está siendo atendida, aproximadamente el 7% deserta anualmente en el Básico, el l0% en el intermedio y el l3% en el medio. Asimismo, reprueban anualmente el 8% en el Básico, el l2% en el Intermedio y el 15% en el medio (INE, 89).

Los factores que inciden en el rendimiento deficitario del sistema educativo, son de orden endógeno y exógeno. Se observa que el sistema no ha realizado los ajustes para incorporar y retener la población escolar como lo demuestran las altas tasas de deserción e inasistencia escolar.

La deserción se debe básicamente a la falta de consistencia de los planes y programas que no toman en cuenta las particularidades regionales y los sectores sociales a los que corresponde la población escolar. Por lo demás, el sistema no prepara al individuo para la lucha por la vida, es decir, para lo que efectivamente desarrolla en su medio urbano y rural.

Las causas exógenas al sistema, son principalmente los bajos niveles de la población y la participación laboral de los estudiantes en los niveles de ingresos más bajos.

Los efectos de la NPE, sobre todo mediante su instrumento de reducción del gasto público, ha debilitado aún más los deficitarios servicios del estado en salud y educación. En el campo de la educación, por ejemplo, no obstante de existir un déficit de aproximadamente 50 mil maestros para atender a toda la población de Bolivia en edad escolar, alrededor de 10 mil maestros han abandonado sus funciones por los bajos salarios. respecto a la salud, cada vez menos porcentaje de la población activa está incluida en el Seguro Social, como consecuencia del desempleo y la ocupación informal que no da seguro a sus miembros.

La nueva política económica ha provocado la agudización de la crisis de la seguridad social boliviana. Se ha producido una disminución considerable de asegurados' y un aumento de rentistas. Se generalizó el desfinanciamiento e iliquidez de las Cajas de Salud y de los fondos de Pensiones. Se institucionaliza la corrupción Administrativa y la parcelación partidista en los Centros de Salud (INESC,91).

No se puede pensar en un desarroilo que no contemple mejorar las condiciones de vida del recurso humano mayoritario y que por el contrario lo mantenga en el hambre, la ignorancia y la desatención médica. Será necesario revertir el proceso y poner el servicio del hombre boliviano los recursos existentes.

 

8. Situación Socio-política

Nos encontramos frente a una gran contradicción; por un lado, Estados Unidos se presenta como el defensor principal del sistema democrático, pero al mismo tiempo prohíbe a los movimientos políticos establecer mejoras económicas y sociales, por el contrario, los condiciona a ejercitar políticas neolibcralcs, que dCrecientan la desocupación, concentra la riqueza, descuidan la responsabilidad del estado en materia de Salud y Educación, empobrece a los sectores y achica los sectores productivos.

Otra paradoja, es que los Estados Unidos conociendo de sobra nuestra vinculación principal con el mercado mundial mediante el circuito coca-cocaína y que la erradicación de esa economía significa profundizar el colapso económico nacional, privilegia las acciones represivas al narcotráfico,. frente al desarrollo y diversificación agrícola industrial, que podría suplir este importante ingreso y ocupación nacional.

La NPE, que encamina al país por una senda retardataria y niega una democracia real, fue posible de establecerla por una serie de hechos sumatorios: una hiperinflación acumulada de 21.000% en 1985, una caída de la producción industrial del orden del 10% anual, retroceso en las ramas de la minería y construcción, disminución del 27% de la producción agrícola en el año 1983, una deuda externa de 4.987 millones de dólares en 1984, frente a una exportación de solo 802 millones de dólares.

El nuevo estilo de gobierno se realiza con beneplácito de estados Unidos y la propia Social Democracia y, tal vez más importante, cuenta con una sociedad civil en retirada y una izquierda acomplejada por su derrota y perpleja ante las posibilidades futuras. A diferencia de la revolución Nacional que abrió las puertas para acercar el Estado a la sociedad civil, a partir del 21060 se crean las mejores condiciones para distanciar la sociedad civil de su expresión estatal, para que en definitiva el estado sea sordo a las demandas populares (Toranzo, 88).

La implantación de la NPE, tiene no solo el objetivo e disminuir el déficit público, en realidad genera un sobredimensionamiento del ejército industrial de reserva, que va disminuyendo la fuerza o la capacidad de reacción de los explotados. Persigue presionar sistemáticamente para desarmar la ideología combativa de los sindicatos. Sin embargo, todo esto tropieza con la conciencia de clase acumulada en la historia del país. La historia de construcción unitaria de los organismos sindicales, la lucha por la democracia y por las nacionalizaciones, son sentimientos aquietados por el momento, pero que resurgirán una vez demostrada la inviabilidad del neoliberalismo como política de reactivación y desarrollo económico. Esto tampoco es nuevo en el país, de la propia Guerra del Chaco, emanó la duda generalizada sobre la eficiencia de la política económica liberal, que favorecía y apuntaba los intereses de la oligarquía minero-terrateniente, sin respetar los requerimientos de la sociedad civil. Justamente en esa época afloraban los planteamientos revolucionarios sobre el control de las divisas por el estado y la reforma Agraria (Toranzo, 89)

A tantos años de lanzado el D.S. 21060, se pueden evidenciar que los sectores populares y más particularmente la COB y los partidos políticos que por mucho tiempo tuvieron influencia en su interior, se encuentran aún en una situación de perplejidad, producto tal vez de una subestimación de la clase capitalista boliviana, que de todas maneras se fue desarrollando desde la Revolución Nacional, hasta construir una importante clase dominante conformada por las fracciones de la burguesía minera, burguesía agroindustrial, pero sobre todo la burguesía comercial y financiera, que en su conjunto apoyados por la coyuntura mundial libcralista han ido imponiendo un sello determinado a la sociedad.

En la base, los campesino se hallan en una situación crítica, sin asistencia técnica y crediticia, explotados por comerciantes y rescatadores, con un mercado libre en el que no puede competir con productos alimentarios del exterior, comprando insumos a al tos precios y vendiendo sus productos a bajos, en fin, con una educación rural pública en retroceso efectivo y sin condiciones de salubridad mínimas.

Lo propio sucede con los sectores populares de las ciudades, sometidos a altas tasas de desocupación abierta, sobreexplotados en las subempresas, sin seguros médicos, vacaciones, subsidios e involucrando en el proceso productivo a la mayoría de los miembros de sus familias. Viviendo en barrios desprovistos en su mayor parte de agua potable, alcantarillado y luz eléctrica, sin transporte apropiado y las seguridades mínimas. Con familias en proceso de desintegración como consecuencia de la necesidad de trabajo en todos los miembros activos en empleos y trabajos remunerados miserablemente.

El deterioro o recesión económica, es en última instancia la postergación del recurso humano boliviano, que en su mayoría se debateen la miseria, desempleo y hambre. La reactivación económica y social puede ser obra de los sectores populares. La activación de la agricultura y la industria tendiente al desarrollo del mercado interno, es en el momento actual, un trabajo que requiere de un propuesta política organizada de obreros, campesinos y clases medias progresistas dentro de un proceso de liberación nacional.

 

9. Alternativa General

De lo dicho hasta el momento, puede señalarse algunas consideraciones hacia la formulación de lo que podría resultar un planteamiento de cambio, que tenga en cuenta básicamente una respuesta al momento sin descuidar la estrategia futura:

a)    Es necesario establecer una política económica global que proteja y fortalezca los sectores productivos de la agricultura e industria nacional.

b)   Globalmente también debe trazarse una política de defensa de nuestros recursos naturales y del propio hombre boliviano, considerando la protección y desarrollo del mercado interior y la utilización de nuestros recursos en el progreso de los sectores productivos y las condiciones de vida de los sectores populares del país.

e) Debe mantenerse las Empresas Públicas en los sectores estratégicos: hidrocarburos, minas, comunicación, transportes e industria básica, caracterizadas por su eficiencia e importancia en el desarrollo nacional.

d)  Por el nivel tecnológico alcanzado y la complementariedad productiva de los países latinoamericanos, es necesario establecer un mercado común que proteja y desarrolle nuestras economías.

e)   En la misma escala latinoamericana, desarrollar nuestra investigación y tecnología apropiada a nuestros recursos y necesidades, complementando los avances de los países y reteniendo la fuga de investigadores y científicos.

f)   En materia de minería es necesaria una inversión en prospección para el desarrollo de posibilidades de explotación y di versificación, al mismo tiempo de establecer o reactivar empresas mineras estatales con carácter y criterios de rentabilidad.

g)     Una estrategia de desarrollo rural, deberá por la importancia de la presencia campesina, partir de la economía del pequeño productos, reconociendo sus costos productivos, el valor de su fuerza de trabajo y disminuyendo la explotación comercial a la que está sujeto.

h) Debe priorizarse la inversión pública en educación y salud rural, pero sobre todo la habilitación de tierras, sistemas de riego, maquinarias, equipos agropecuarios, crédito, asistencia técnica, investigación y capacitación agrícola.

i) La coca y el circuito coca-cocaína, excede el marco campesino y agrícola, para adquirir una importancia estratégica nacional. Siendo nuestra principal exportación del momento, su sustitución sin potenciar otros sectores de la economía, solo conducirán a una mayor crisis.

j) La ampliación y modernización de la incipiente industria nacional, pasa por una protección necesaria y por un relacionamiento en el entorno latinoamericano. Por lo demás, no es el mercado que hace a la producción sino la producción al mercado y se tendrá en definitiva un mercado importante cuando existe una producción grande.

k) YPFB requiere invertir productivamente una importante parte de sus ingresos generados, tanto en la prospección como en la ampliación y modernización de su producción priorizando la demanda interna.

l) En las principales ciudades de Bolivia debe tenderse a modernizar las denominadas semiempresas y asociar a los trabajadores por cuenta propia, con el objeto de mejorar sus condiciones laborales y erradicar el trabajo de los niños.

m) Los sectores populares, sus direcciones sindicales y la COB, deben retomar la iniciativa interpretando y vanguardizando las nuevas reivindicaciones del momento, es decir, dando respuesta a la necesidad de desarrollar la industria y agricultura, resolver el desempleo, plantear el uso racional de los recursos naturales, proponer un tipo de desarrollo que mejore las condiciones de vida de las mayorías populares del sector urbano y rural boliviano.

 

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