INTRODUCCIÓN
La enfermedad de un nuevo coronavirus, denominado por la Organización Mundial de la Salud como COVID-19, se convirtió desde 2019 en una emergencia sanitaria. Las cepas de la COVID-19 se han relacionado con el coronavirus del Síndrome Respiratorio Agudo Severo, SARS-CoV y el coronavirus del Síndrome Respiratorio del Medio Oriente, MERS-CoV2, características por las cuales se ha considerado de alta peligrosidad para el ser humano (Organización Mundial de la Salud, 2024). Debido a la alta incidencia de casos, su rápida propagación y gravedad, el 11 de marzo de 2020 la COVID-19 fue denominada como una pandemia. A partir de este comunicado los gobiernos del mundo, implementaron diversas estrategias de contención, tales como la cuarentena, aislamiento o distanciamiento social, entre otras, medidas que afectaron los patrones de conducta individual o colectivo, además de repercutir a nivel biopsicosocial y afectar la salud mental de la población (Brooks et al., 2020; Lippi et al., 2020).
El distanciamiento entre las personas y la ausencia de comunicación interpersonal, la falta de vacunas y tratamientos efectivos, desconocer la duración del aislamiento y el alto impacto económico, social y sanitario generaron incertidumbre en la población, y aumentaron el riesgo de sufrir trastornos depresivos, estrés y ansiedad (Ho et al., 2020; Johnson et al., 2020; Xiao, 2020). En una pandemia se puede esperar que las personas experimenten miedo, estrés, ansiedad, angustia, irritabilidad y enojo, así como recuerdos de experiencias traumáticas, dificultad para concentrarse y problemas del sueño. La COVID-19 ha afectado la salud mental de muchas personas alrededor del mundo y ha demostrado, en cierta medida, la fragilidad que se puede llegar a tener ante eventos que ponen en riesgo la salud y vida de las personas y ha sido reflejo de cómo una enfermedad física trasciende del área biológica para afectar el área mental, añadiendo manifestaciones psicológicas a la sintomatología común (Choi, 2020).
La aparición de estrés postraumático, provocado por el insomnio, sueños relacionados con la pandemia y síntomas disociativos de la realidad, se ha identificado en una prevalencia muy variable. Los factores de riesgo como tener cercanía a zonas expuestas o críticas de un gran número de casos, sueño pobre, soledad, mala salud percibida, entre los estresores sociales se relacionan con hacer ajustes en las rutinas, separación de amigos y familiares, pérdida de empleos y aislamiento social (Martínez, 2020).
Respecto al personal de salud, se ha señalado la preocupación, el miedo a contagiarse y al contagio de familiares, amigos o compañeros, lo que ha conllevado a renunciar al trabajo; otros estudios en este grupo fue el aumento de los síntomas de depresión, ansiedad, angustia psicológica y mala calidad del sueño (Sánchez et al., 2020). No obstante, la percepción de exageración y generación de miedo en la población fueron en mayor medida ocasionados por la televisión y las redes sociales (Mejia et al., 2020).
Existen, por tanto, diversos factores que influyen en estos estados anímicos y psicológicos en la población en general, también en sectores que por su labor estuvieron directamente vinculados con los enfermos y las consecuencias de la enfermedad. En este contexto, se plantean la interrogante: ¿cuál es la incidencia de la COVID-19 en la población mundial?, ¿cómo afectó a la población estudiantil de cualquier nivel de enseñanza?, ¿cuáles fueron los factores de riesgo que afectaron el equilibrio emocional del personal de salud? Teniendo en cuenta lo antes expuesto, el propósito del presente artículo de revisión sistémica es describir el estado de las investigaciones sobre los factores de riesgos asociados a la COVID-19 y su impacto en la ansiedad y la depresión en diversos sectores de la población.
MÉTODO
El presente estudio llevó a cabo mediante un enfoque cuantitativo, de corte longitudinal y de alcance descriptivo. Para sistematizar la información, se seleccionaron artículos publicados entre 2020 y 2024, en español e inglés, en las bases de datos Scopus, SciELO y Dialnet. En total, se identificaron 126 artículos relevantes para el estudio. La elección de estas bases de datos se justifica por su amplia cobertura de investigaciones centradas en diversas áreas del conocimiento y regiones geográficas, abarcan una variedad de revistas científicas y académicas internacionales, lo que garantiza el acceso a fuentes de alta calidad y relevancia, gracias a la diversidad de enfoques y perspectivas sobre las variables objeto de estudio.
La estrategia de búsqueda se basó en definir los descriptores adecuados en español e inglés, combinado con operadores lógicos “Y”, “AND”, “O” y “OR” y “NOT” Y las palabras claves que definen los diferentes trastornos estudiados. Se usaron filtros para restringir la búsqueda a los años comprendidos entre 2020 y 2024: ("ansiedad" O " depresión ") Y (“riesgos”) Y (“COVID-19”) NO revisión y (“anxiety” OR “depression”) AND (“risks”) AND (“COVID-19”) NOT review
Como criterios de inclusión se utilizaron los siguientes: artículos científicos publicados en revistas arbitradas, entre 2020 y 2024, escritos en español o inglés, de acceso: abierto. Por otro lado, se excluyeron aquellos que no cumplían con los criterios de inclusión establecidos, así como los de revisión sistemática y los duplicados. Todo el proceso se evaluación y selección se muestra en el flujograma PRISMA (Figura 1).
Una vez seleccionados los artículos, se procedió a examinar sus resúmenes y contenido. Para facilitar el análisis, se elaboraron matrices que incluyeron los siguientes indicadores, año de publicación, país de origen, autores, resultados principales y conclusiones de cada estudio. Posteriormente, se realizó una lectura detallada de cada artículo, construyéndose nuevas matrices a partir de la identificación de conceptos clave, aportes relevantes, factores de riesgo provocados por la COVID-19 y su incidencia en los trastornos emocionales de ansiedad y depresión.
RESULTADOS
Fueron identificados 525 artículos sobre el tema, de ellos en una primera lectura del título se eliminaron 399, luego de leer el resumen se eliminaron 82, posteriormente se eliminaron 14 duplicados y luego se eliminaron 10 por constituir artículos de revisión, quedando finalmente 20 artículos para el análisis (Figura 1).
La Tabla 1 ofrece una visión de la producción académica en diversas áreas geográficas, mostrando la distribución de autores por región y país. De los 20 artículos revisados, Europa, América e Iberoamérica contribuyen, como regiones, con 14, 5 y 1 respectivamente, destacando la relevancia en las investigaciones sobre la relación entre los factores de riesgo y su impacto en la ansiedad y la depresión en la etapa de pandemia.
Esta distribución geográfica destaca la relevancia de Europa y América en la investigación, ya que a) refleja la importancia global del tema, la investigación sobre los efectos psicológicos de la pandemia es una prioridad a nivel internacional; b) permite identificar focos de investigación, la distribución geográfica de los artículos revela los principales centros de producción académica en este campo, esto puede ayudar a identificar líderes y redes de investigación, así como áreas geográficas que requieren mayor atención; c) facilita la colaboración internacional, el hecho de que Europa y América lideren la producción académica, sugiere la importancia de la colaboración entre estas regiones, lo que puede fomentar el intercambio de conocimientos, metodologías y mejores prácticas para abordar los desafíos psicológicos de la pandemia a nivel global y d) destaca la necesidad de una perspectiva diversa, la baja representación de fuentes en coautoría con investigadores de diversos países de Iberoamérica, indica la necesidad de ampliar la diversidad geográfica y cultural de la investigación, lo que permitiría captar una imagen más completa de los factores de riesgo y sus impactos en diferentes contextos.
En este sentido, en la región europea, se destacan los autores españoles, en América, las fuentes abarcan una mayor cantidad de países, México, Perú, Colombia, Chile, Argentina, Cuba, Paraguay y Ecuador. Esta distribución más amplia en el continente americano sugiere que la problemática de la salud mental durante la pandemia ha sido abordada desde múltiples contextos nacionales y culturales en esta región. Esta distribución geográfica diversa enriquece el conocimiento al captar perspectivas y realidades distintas, lo cual es fundamental para comprender y abordar de manera integral los desafíos de salud mental que enfrentan las poblaciones a nivel internacional.
En la tabla 2 se presenta una visión general y una comparación directa entre los estudios revisados, lo que ayuda a identificar similitudes, diferencias y tendencias en los resultados. De esta manera se comprueba que la mayoría de los artículos científicos seleccionados, 11 para un 55.0%, se encuentran en revistas indexadas en la base de datos Scopus, seguidos por Dialnet con cinco, que representa el 25.00% y en Scielo cuatro para un 20.0%. Esta distribución es relevante, ya que, Scopus es una de las bases de datos más prestigiosas y selectivas a nivel internacional, lo que aumenta considerablemente la visibilidad y el potencial impacto de los trabajos; Dialnet es una plataforma especializada en literatura científica en español, mientras que SciELO es un referente regional para América Latina y el Caribe.
La combinación de indexaciones en bases globales como Scopus junto a plataformas regionales y temáticas como Dialnet y SciELO, sugiere que las fuentes seleccionadas tienen un buen nivel de difusión, tanto a escala internacional como en el ámbito hispanohablante.
En la Tabla 2 se presentan los estudios incluidos en el análisis, la información de los autores; los países de origen; la población estudiada; el segmento poblacional al que se dirigió cada investigación; así como los factores que incidieron en la aparición de la ansiedad y la depresión y los principales hallazgos y conclusiones de cada estudio.
Inicialmente se identificaron 25 factores que fueron agrupados en 12 categorías para facilitar el análisis. Asimismo, los nueve segmentos poblacionales iniciales, fueron consolidados en seis segmentos poblacionales.
Tabla 2. Investigaciones incluidas en la revisión sistemática acerca de riesgos de sufrir ansiedad y depresión por COVID-19.

En la figura 1, se aprecia que el personal de salud, médicos, internos, estudiantes, trabajadores con diferentes funciones en la atención primaria y de apoyo, que trabajaron con pacientes enfermos de COVID-19, constituyeron el 35.0% del total de los segmentos poblacionales estudiados; seguidos de la población en general, que incluyó familias, familiares con enfermos internados, infantojuveniles; estudiantes de diferentes niveles de enseñanza; embarazadas y policías.
Se aprecia que el factor que prevalece es el relacionado con la atención a pacientes contagiados, seguido del sexo y la edad, que se encuentran en la mayoría de las muestras estudiadas. Las condiciones sociodemográficas, incluyen los cambios de viviendas para evitar el contagio y el desempleo; le siguen los antecedentes de salud mental, las comorbilidades, el número de hijos y en menor medida, las condiciones de confinamiento, la educación virtual el estado civil y la preocupación por la salud propia y de los familiares.
Al realizar un análisis exhaustivo de los factores y su impacto determinante en la aparición de ansiedad y depresión, se comprueba que:
Atención a pacientes contagiados, fue el factor más relevante, presente en siete de los estudios analizados. Trabajar atendiendo a pacientes con COVID-19 se asoció a mayores niveles de estrés, ansiedad y depresión;
Sexo, fue un factor importante, con cuatro estudios que encontraron diferencias por género, siendo las mujeres más propensas a desarrollar problemas de salud mental;
Edad, se identificó como un factor influyente en 3 de los estudios, aunque los resultados no fueron consistentes en cuanto a qué grupos etarios se veían más afectados;
Nivel de preocupación por la salud propia y familiar, este factor estuvo presente en cuatro estudios, siendo un importante predictor de ansiedad y depresión;
Educación virtual, dos estudios encontraron que la transición a la educación en línea durante la pandemia tuvo un impacto negativo en la salud mental de estudiantes;
Confinamiento, el aislamiento también se asoció con mayores niveles de ansiedad y depresión en 3 de los estudios;
Número de hijos, tener más hijos a cargo fue un factor de riesgo identificado en 4 estudios;
Comorbilidades, la presencia de condiciones médicas previas se relacionó con peores resultados de salud mental en 4 de los estudios;
Estado civil, específicamente estar soltero, también se asoció con mayor probabilidad de desarrollar problemas de salud mental en 3 estudios;
Condiciones sociodemográficas, factores como el nivel socioeconómico, el empleo y la vivienda fueron identificados como determinantes en 6 de los estudios;
Antecedentes de salud mental, tener un historial previo de problemas de salud mental se asoció con peores resultados durante la pandemia en 4 estudios;
Eventos familiares, 6 estudios encontraron que eventos familiares relacionados con la pandemia, como la pérdida de un ser querido, también influyeron negativamente en la salud mental de los participantes.
Esta revisión sistémica resalta la importancia de estudiar los factores que incidieron en la aparición de ansiedad y depresión durante la pandemia de COVID-19. Los hallazgos demuestran que múltiples elementos, desde las condiciones laborales y demográficas hasta los antecedentes de salud mental y eventos familiares, desempeñan un papel clave en la salud psicológica de las personas. Estos resultados subrayan la necesidad urgente de desarrollar estrategias de prevención e intervención que aborden los factores de riesgo identificados, con el fin de mitigar el impacto psicológico de la pandemia.
DISCUSIÓN
Se conoce de estudios previos que concuerdan en la importancia de analizar los factores de riesgo que han incidido en la aparición de la ansiedad y la depresión asociados a la pandemia de COVID-19.
Se coincide con el estudio trasversal analítico, realizado por Sotomayor et al. (2023), aplicado a 40 profesionales de enfermería que laboraron en primera línea en la atención a pacientes con COVID-19, donde se comprobó que tener edades en el rango de 30 a 39 años, pertenecer al sexo femenino, ser soltero, tener hijos, experiencia laboral de 1 a 10 años, infectarse de coronavirus constituyeron factores asociados para padecer trastornos psicoemocionales. Los autores reiteran, además, la importancia del apoyo emocional, espiritual y económico, siendo estos factores los que afectaron la esfera mental del personal. Se determinan, además otros factores de riesgo como la preocupación por contagiar en el entorno, los conflictos con las personas contagiadas y los cambios en las funciones laborales habituales.
Estos resultados son corroborados por Meraz et al. (2023), quienes realizaron una investigación para evaluar los indicadores de depresión, estrés y ansiedad en el personal que trabaja con pacientes de COVID-19, así como en aquellos que trabajan en otras áreas, participaron 299 trabajadores de la salud, 74.2% mujeres y 25.4% hombres, con edades comprendidas entre 20 y 66 años, que respondieron a una encuesta en línea. A través de la prueba U de Mann Whitney, encontraron que quienes trabajan con pacientes con COVID-19 presentaban mayores indicadores de depresión, ansiedad y estrés; a través de la ODDS ratio, se observó que el personal que trabaja con pacientes con COVID-19 tenía una mayor probabilidad de riesgo de ansiedad, 2.53, y estrés, 2.59. Las mujeres médicas presentaban mayores niveles de estrés y depresión, por lo que recomiendan diseñar programas de atención a la salud mental con un enfoque basado en el sexo y el género para el personal sanitario.
Se concuerda con Legarra et al. (2024), quienes evaluaron el impacto de la pandemia sobre la salud mental en una muestra de mujeres embarazadas a través de la comparación de gestantes antes de la pandemia y aquellas que vivieron su embarazo durante esta; también evaluaron la relación con los principales factores de riesgo y protección, siendo uno de ellos el apoyo social. Aplicaron instrumentos de evaluación psicológica a mujeres que se encontraban en el tercer trimestre de embarazo, evaluando los factores sociodemográficos, situaciones de estrés vividas el último año e historial previo de depresión, depresión perinatal, ansiedad y apoyo social. Los resultados demostraron diferencias significativas entre los grupos evaluados antes y después de la pandemia, las puntuaciones de ansiedad y depresión, mostraron correlaciones negativas con el apoyo social. Estos resultados tienen implicaciones clínicas, en tanto que, el apoyo social, especialmente por parte de la pareja, puede ser una variable determinante a la hora de realizar una detección precoz efectiva y desarrollar programas de prevención.
Por su parte, Juncal et al. (2023), comparan la presencia de síntomas de ansiedad y de depresión en una muestra de 100 niños y adolescentes en tratamiento en una Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil y 93 voluntarios sanos durante el primer año desde el inicio de la pandemia COVID-19. Los resultados obtenidos sugieren que las mujeres adolescentes con antecedentes de problemas relacionados con la salud mental son las personas más vulnerables para desarrollar síntomas de ansiedad y depresión durante una crisis sanitaria, como la pandemia por COVID-19, y, por lo tanto, es necesario tenerlas en cuenta en los programas de detección, prevención e intervención precoz que se lleven a cabo.
Estos estudios y el realizado en la presente investigación, resaltan la importancia de abordar los factores de riesgo identificados para mejorar la salud mental de la población afectada por la pandemia de COVID-19.
CONCLUSIONES
Esta revisión sistémica subraya la frecuencia de estudios sobre los factores que influyeron en la aparición de ansiedad y depresión durante la pandemia de COVID-19. Los hallazgos evidencian que diversos elementos, que van desde las condiciones laborales y demográficas hasta los antecedentes de salud mental y eventos familiares, desempeñan un papel fundamental en la salud psicológica de las personas. Esta redacción mejora la fluidez y claridad del mensaje, manteniendo el enfoque en la relevancia del tema tratado.
Se destaca que el factor de riesgo más prevalente es la atención a pacientes contagiados, seguido del sexo y la edad. Las condiciones sociodemográficas, como cambios de vivienda y desempleo, son significativas. Además, se encuentran los antecedentes de salud mental, comorbilidades, número de hijos y, en menor medida, condiciones de confinamiento, educación virtual, estado civil y preocupación por la salud.
Las revisiones bibliográficas actualizadas sobre este tema son fundamentales para informar a los responsables políticos, profesionales de la salud y a la sociedad en general sobre las poblaciones más vulnerables y las áreas prioritarias de acción. Solo mediante un enfoque integral y basado en la evidencia se puede abordar de manera efectiva los desafíos de salud mental que plantea esta crisis sanitaria sin precedentes.