INTRODUCCIÓN
En el contexto educativo actual, se evidencia una creciente necesidad de enriquecer la formación de los estudiantes más allá del desarrollo puramente cognitivo. La educación, desde el nivel preescolar hasta la universidad, enfrenta el desafío de promover activamente el desarrollo socioemocional de los estudiantes. Un componente crucial de este desarrollo es la inteligencia emocional, que engloba la habilidad de reconocer, comprender, gestionar y utilizar las emociones propias y ajenas (Belsky y Barends, 2002).
A lo largo de los años, la investigación educativa se ha centrado, predominantemente, en el desarrollo del coeficiente intelectual y en aspectos puramente racionales; sin embargo, en la actualidad, se reconoce que la educación debe trascender los límites de lo intelectual y abordar de manera esencial el cultivo de habilidades emocionales y la autoestima. La promoción de la educación emocional y la valoración de uno mismo se han vuelto componentes fundamentales de la educación moderna. Existe una fuerte relación entre los procesos emocionales y los de aprendizaje, que podría provocar que el desajuste emocional afecte a la habilidad de los estudiantes para concentrarse y recordar, resultando esto en un pobre trabajo escolar, el cual posteriormente, incrementa la ansiedad y frustración (Ramos, 2024).
Por otra parte, la globalización ha generado un creciente interés por parte de las personas en abordar las diversas situaciones asociadas a ellas. En este contexto, se hace esencial poseer habilidades centradas en la gestión y regulación de las emociones. En ocasiones, esta capacidad puede verse alterada, lo que lleva a una pérdida de la toma de decisiones racionales y la adopción de conductas de riesgo (Cudris et al., 2020). En esta misma línea, Goleman (2019), subraya la importancia de desarrollar una sólida inteligencia emocional en tiempos recientes, dado el aumento percibido de múltiples factores que predisponen al desequilibrio emocional.
Según la información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud, se estima que una de cada ocho personas experimenta desequilibrios emocionales, lo que se traduce en tasas de trastornos de ansiedad y depresión que afectan al 9% y 8% de la población mundial, respectivamente (Ministerio de Salud, 2021). Paralelamente, de acuerdo con la Organización Panamericana de Salud (2022), este problema de salud mental ha aumentado en los países latinoamericanos en los últimos años, en parte debido a la falta de recursos para gestionar las emociones y manejar el estrés.
Además de lo anteriormente mencionado, la evidencia científica y la literatura especializada indican que el desarrollo efectivo de la inteligencia emocional conduce a la obtención de mejores resultados en el ámbito académico. Este desarrollo se relaciona con aspectos tales como las emociones y las relaciones sociales académicas (MacCann et al., 2020).
La relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en estudiantes universitarios es un tema de investigación complejo y multifacético. Si bien la inteligencia emocional puede desempeñar un papel positivo en el rendimiento académico, también puede plantear desafíos y problemáticas. Amplias investigaciones sobre la inteligencia emocional han subrayado su relevancia para el bienestar general de las personas, dado que la constituye un conjunto de habilidades, competencias y aptitudes no cognitivas, que tienen un impacto significativo en la capacidad de las personas para adaptarse de manera exitosa a las demandas y presiones del entorno (Bar-On, 2000).
Esta relación puede verse influenciada, además, por factores culturales y contextuales. Las expectativas culturales y las diferencias en la educación pueden afectar la forma en que se manifiesta la inteligencia emocional y su impacto en el éxito académico. Medir la inteligencia emocional de manera precisa es un desafío, los instrumentos de evaluación varían y pueden no captar completamente la complejidad de esta habilidad. Esto puede dificultar la investigación y la interpretación de los resultados (Sánchez et al., 2023).
La relevancia social, científica y contemporánea de realizar estudios sobre la inteligencia emocional en estudiantes universitarios es muy alta, ya que puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los estudiantes y en la sociedad en general. Como señalan Quevedo y Rivera (2020), la inteligencia emocional en el aula es un tema relevante y de actualidad que merece una atención continua por parte de los investigadores y educadores.
La investigación sobre la inteligencia emocional en el proceso docente, también puede tener implicaciones prácticas significativas. Los resultados pueden ser utilizados por educadores y otros profesionales para desarrollar programas y prácticas que promuevan la inteligencia emocional y el bienestar estudiantil. De hecho, diversos estudios recientes han demostrado la efectividad de las intervenciones de inteligencia emocional en el aula para mejorar el rendimiento académico, la adaptación socioemocional y la satisfacción escolar de los estudiantes (Moreno et al., 2023).
Por tanto, la investigación sobre la inteligencia emocional en el contexto docente es socialmente relevante, debido a su impacto en el bienestar de los estudiantes y la sociedad en general, científicamente relevante debido al creciente interés en el tema y la necesidad de investigar y validar las prácticas efectivas, y contemporánea debido a la importancia cada vez mayor de la inteligencia emocional en la educación y la vida en general.
En este contexto, el propósito del presente artículo de revisión sistémica es describir el estado de las investigaciones sobre la relación entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico en estudiantes universitarios.
MÉTODO
La metodología utilizada fue una revisión sistemática cualitativa. Se realizó una búsqueda exhaustiva en bases de datos académicas relevantes para identificar investigaciones originales, que examinaron la relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes universitarios. Los artículos seleccionados fueron analizados en profundidad para extraer información clave, como diseños de investigación, medidas utilizadas, hallazgos principales y conclusiones. Los datos recopilados fueron sintetizados y organizados de manera sistemática para facilitar la interpretación y discusión de los resultados.
Criterios de selección y bases de datos utilizadas
Para sistematizar la información, se seleccionaron artículos publicados entre 2020 y 2024, en español e inglés, en las bases de datos Scopus, SciELO, Dialnet y Redalyc. En total, se identificaron 403 artículos relevantes para el estudio. La selección de estas bases de datos se justifica por su amplia cobertura de investigaciones en diversas áreas del conocimiento y regiones geográficas, ya que permiten acceder a una amplia gama de literatura científica, conocer el estado del arte en un campo de investigación, analizar el impacto de las publicaciones y promover la visibilidad de la producción científica. Su uso adecuado es fundamental para el desarrollo de investigaciones de calidad.
La estrategia de búsqueda se basó en definir los descriptores adecuados en español e inglés, combinado con operadores lógicos “Y”, “AND”, “O” y “OR” y “NOT” Y las palabras claves que definen las variables estudiadas. Se usaron filtros para restringir la búsqueda a los años comprendidos entre 2020 y 2024.
("inteligencia emocional") Y (“rendimiento académico”) Y (“estudiantes universitarios”) NO revisión
(“emotional intelligence”) AND (“academic performance”) AND (“college students”) NOT review
Criterios de inclusión y exclusión
La inclusión se basó en criterios claros y específicos relacionados con el contenido, artículos científicos publicados en revistas arbitradas, publicados entre 2020 y 2024, escritos en español o inglés, de acceso abierto. Por otro lado, se excluyeron aquellos que no cumplían con los criterios de inclusión establecidos, así como los de revisión sistemática y los duplicados.
Se utilizó el modelo PRISMA para guiar la evaluación y selección, utilizando los criterios de elegibilidad, se incluyeron 20 artículos, como se muestra en la Figura 1.
Una vez seleccionados los artículos, se procedió a examinar cuidadosamente sus resúmenes y contenido. Para facilitar el análisis, se elaboraron matrices que incluyeron los siguientes indicadores, año de publicación, país de origen, autores, resultados principales y conclusiones de cada estudio. Posteriormente, se realizó una lectura detallada de cada artículo, construyéndose nuevas matrices a partir de la identificación de conceptos clave, aportes relevantes y nivel de significación en la relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico.
RESULTADOS
La revisión sistemática de la literatura científica, realizada entre los años 2020 y 2024, permitió identificar y analizar las investigaciones más relevantes y recientes en este ámbito.
La Tabla 1 ofrece una visión clara y organizada de la producción académica en diversas áreas geográficas, mostrando la distribución de autores por región y país. De los 20 artículos revisados, Europa y América contribuyen, como regiones, con 4 y 16 respectivamente, destacándose la relevancia en las investigaciones sobre la relación entre la inteligencia emocional y su incidencia en el rendimiento académico.
Esta distribución geográfica destaca la relevancia de ambas regiones en la investigación y sugiere a) la relevancia que ha adquirido el estudio de la inteligencia emocional y su impacto en el ámbito educativo en América Latina y el Caribe, reflejado en una mayor producción científica sobre el tema en la región; b) posibles diferencias en los enfoques y perspectivas entre las investigaciones europeas y americanas, lo que podría enriquecer el debate y el avance del conocimiento en este campo; c) la necesidad de promover una mayor colaboración e intercambio académico entre Europa y América Latina para fomentar sinergias y aprovechar las fortalezas de ambas regiones en la investigación sobre el tema; y d) factores contextuales, culturales y educativos específicos de cada región que podrían estar influyendo en el interés y la producción científica sobre esta temática.
La evidencia de un mayor protagonismo de los países americanos en la investigación a través del conjunto de artículos analizados, puede abrir oportunidades a futuras investigaciones que profundicen en las causas y consecuencias de estas diferencias regionales, así como en las posibilidades de colaboración académica internacional en este campo de estudio.
En la región europea, se refleja una concentración de la investigación sobre inteligencia emocional y rendimiento académico en dos países, se destacan los autores españoles y portugueses. Esto pudiera deberse a diversos factores, dados porque la influencia de la tradición académica, el desarrollo de las ciencias sociales y de la educación pueden ser más consolidados en España y Portugal, lo que se traduce en una mayor actividad investigativa en estos temas. En contraste en América, las fuentes abarcan una mayor diversidad de países, México, Perú, Colombia, Paraguay, Ecuador y República Dominicana, lo que indica una distribución más amplia y descentralizada de la producción científica en esta temática en el continente americano (Figura 2).
En América Latina, la investigación sobre inteligencia emocional y rendimiento académico, reflejó intereses y enfoques particulares en cada contexto nacional. Las diferencias en políticas educativas, la inversión en I+D y las redes de colaboración académica entre Europa y América Latina podrían estar influyendo en esta distribución geográfica de la producción científica.
Para facilitar la comprensión y el análisis de los datos, la tabla 2 presenta una visión general y una comparación directa entre los estudios, lo que ayuda a identificar similitudes, diferencias y tendencias en los resultados. De manera significativa, se comprueba que la mayoría de los artículos científicos seleccionados, siete, que representa el 35.0% pertenecen a revistas indexadas en Dialnet; seis para un 30.0%, en la base de datos Scopus, seguidos por Scielo con cuatro para un 20.0%; y tres en Redalyc para un 15.0%.
Estos resultados manifiestan la relevancia de Dialnet como una importante fuente de literatura científica sobre la relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes universitarios, especialmente en el contexto iberoamericano. El equilibrio entre las contribuciones de las bases de datos internacionales, Scopus, y regionales, SciELO y Redalyc, enriquece la diversidad de enfoques y perspectivas en las investigaciones analizadas. Es necesario, por tanto, explorar en mayor profundidad las fortalezas y particularidades de cada una de estas bases de datos para comprender mejor la distribución de la producción académica en esta temática y determinar la importancia de utilizar múltiples fuentes de información para obtener una visión integral del estado del arte sobre la relación entre las variables estudiadas.
Tabla 2. Investigaciones incluidas en la revisión sistemática sobre inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes universitarios.

Al analizar los hallazgos de las investigaciones seleccionadas, se comprueba que, de las 20 contribuciones, 15 consideran altamente significativa la relación entre la inteligencia emocional, sus dimensiones y el rendimiento académico, cinco indexadas en Scopus, cinco en Dialnet, tres en ScIELO y dos en Redalyc; moderadamente significativa se revelan tres investigaciones, una en ScIELO, Dialnet y Redalyc respectivamente; sin relación se encuentran dos investigaciones, una en Scopus y una en Redalyc (Figura 3).

Figura 3. Nivel de significación en la relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico.
Se comprueba que el escenario universitario actual, donde las realidades y estímulos resultan ser múltiples y complejos, son diversos los factores que podrían influir en los resultados académicos del estudiante y por ende en su deserción o permanencia en las universidades. Sin embargo, queda demostrado que no se puede medir el éxito solamente por el coeficiente intelectual, sino también por la capacidad emocional. Cualidades como la capacidad de entender los sentimientos propios, la de los compañeros y el control de las emociones para lograr un fin, son más importantes a veces en las aulas universitarias que ser exitoso en todas las materias.
DISCUSIÓN
Diversas investigaciones coinciden con los resultados de la presente revisión sistemática, algunas determinan un nivel de relación altamente significativo entre las variables estudiadas, otras moderado y en algunos no se encuentra relación. Así, Morales et al. (2020), encontraron una correlación positiva entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico, el estudio se basó en 28 investigaciones extraídas con el método PRISMA, en todas se demuestra que la inteligencia emocional es una valiosa herramienta para predecir el rendimiento académico, teniendo un efecto significativo moderado, asimismo consideran que implementar programas de inteligencia emocional puede mejorar, no solo el desarrollo social de los estudiantes, sino también su rendimiento académico.
Por otro lado, Corti y Gelati (2020), analizan 15 investigaciones publicadas en Iberoamérica y demuestran que el 58.33% de las publicaciones manifiestan una correlación entre las variables, en tanto, para el 40% de no existe correlación entre ellas. Los estudios se asociaban a carreras universitarias, asimismo destacan el aspecto cognitivo como el punto más relevante en el estudio, considerando que, los estudiantes con habilidades emocionales bien desarrolladas pueden ser más efectivos en la gestión del estrés, la resolución de conflictos y la toma de decisiones, lo que puede contribuir a un mejor desempeño en sus estudios.
Según Barrera et al. (2019), en los informes de evaluaciones nacionales e internacionales donde los estudiantes peruanos obtuvieron bajas calificaciones, se asume como uno de los factores condicionantes de estos resultados, la incapacidad emocional de dichos estudiantes, cuyas causas más importantes son, la baja autoestima, las condiciones socio económicas de la familia y el clima en el aula.
En Estados Unidos Salovey et al. (2002), han demostrado que los alumnos universitarios con más inteligencia emocional informan menor número de síntomas físicos, menos ansiedad social, depresión y mejor autoestima, mayor satisfacción interpersonal y mejor utilización de estrategias de afrontamiento activo para solucionar sus problemas. Además, cuando estos alumnos son expuestos a tareas estresantes de laboratorio, perciben los estresores como menos amenazantes y sus niveles de cortisol y presión sanguínea son más bajos, resultando en un rendimiento académico óptimo.
Por su parte en España, Extremera y Fernández (2004), investigaron acerca de los efectos de una adecuada inteligencia emocional sobre el rendimiento académico, siendo estos relacionados de forma directamente proporcional. Encontrando cuatro áreas fundamentales en las que una inadrcuada inteligencia emocional provoca o facilita la aparición de problemas entre los estudiantes como, déficit en los niveles de bienestar y ajuste psicológico del alumnado, disminución en la cantidad y calidad de las relaciones interpersonales, descenso del rendimiento académico, aparición de conductas destructivas y consumo de sustancias adictivas.
En la cotidianidad de los contextos escolares se observan situaciones preocupantes asociadas a las problemáticas que afectan a los estudiantes, como el estrés, la ansiedad y la depresión. En este sentido, Chávez y Salazar (2024), se refieren a estas situaciones identificadas en el entorno estudiantil que se relacionan con inestabilidades emocionales, baja autoestima y su impacto en la falta de interés por el desarrollo de las tareas académicas y el logro de altos rendimientos docentes.
Por tanto, integrar los elementos que plantea la educación emocional en el currículo adquiere un rol determinante para ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades emocionales que pueden ser relevantes no solo en su rendimiento académico, sino también en su bienestar personal. Esto implica guiar a los estudiantes en el proceso de reconocer y comprender sus emociones, de forma que les permita transversalmente construir mejores relaciones interpersonales, ser más empáticos, compasivos y más comprometidos con su propia formación académica.
CONCLUSIONES
Las investigaciones analizadas muestran resultados mixtos sobre la relación entre inteligencia emocional y rendimiento académico en estudiantes universitarios. En la revisión sistemática, el 75.0% de los estudios han encontrado correlaciones significativas entre los niveles de inteligencia emocional y el rendimiento académico de los estudiantes universitarios. Esto sugiere que una mayor capacidad para percibir, comprender y regular las emociones propias y ajenas se asocia con un mejor desempeño académico. Algunos estudios han identificado modelos de dependencia cúbica entre el coeficiente de inteligencia emocional y el rendimiento académico, siendo esta relación más clara en carreras como Medicina y Psicología.
Sin embargo, el 15.0% de las investigaciones encontraron una relación moderadamente significativa y el 10.0% no detectaron ninguna relación entre los niveles de inteligencia emocional y el rendimiento académico de los estudiantes universitarios, estos hallazgos sugieren que la inteligencia emocional no sería un factor determinante del éxito académico.
Independientemente de los resultados divergentes encontrados, el empeño en el estudio de la inteligencia emocional, demuestra el interés de investigadores y docentes por lograr en los estudiantes mejores rendimientos académicos y éxito profesional, a través del manejo de emociones, lo que a su vez afecta positivamente el desempeño y la calidad de vida.