INTRODUCCIÓN
En el contexto de los cambios globales que atraviesa la educación superior, garantizar la calidad académica se ha convertido en una prioridad para las universidades. En este proceso, la labor docente ocupa un papel central, ya que es considerada una de las principales variables que inciden en los resultados formativos de los estudiantes y en el prestigio institucional. La evaluación del desempeño docente, por tanto, se constituye en un mecanismo fundamental para mejorar la calidad educativa, pues permite identificar fortalezas y debilidades en la práctica pedagógica y orientar estrategias de desarrollo profesional (UNESCO, 2015; Zabalza, 2003).
Diversos estudios han evidenciado que el rol del docente universitario ha evolucionado hacia funciones más complejas, que incluyen no solo la transmisión de conocimientos, sino también el acompañamiento en los procesos de aprendizaje, la motivación del estudiantado y la incorporación de metodologías activas. La percepción que tienen los estudiantes sobre el desempeño de sus docentes ha cobrado creciente relevancia en los últimos años, al ser ellos los actores más directamente involucrados en el proceso formativo. Esta valoración suele centrarse en aspectos como la claridad en la exposición, la puntualidad, la metodología empleada, el dominio temático y la actitud del docente en el aula (Martínez Ruiz y Lavín García, 2017; Carranza y Caldera, 2018).
Sin embargo, dicha percepción no está exenta de subjetividades. A menudo, los estudiantes asocian los resultados de aprendizaje con la calidad de la docencia, sin considerar otros factores contextuales que también influyen en su rendimiento académico. Según Tello (2013), el cuestionamiento al desempeño del docente es constante y, en muchas ocasiones, responde a carencias en el apoyo institucional o a problemáticas emocionales y sociales del alumnado. Aun así, la opinión del estudiante resulta valiosa como insumo para comprender cómo se vivencia el proceso educativo y qué aspectos pueden ser mejorados desde la práctica docente.
En este sentido, resulta pertinente indagar sobre los elementos que configuran la percepción estudiantil del desempeño docente, a fin de contribuir a una mejora continua de la calidad universitaria. Comprender cómo valoran los estudiantes a sus profesores permite establecer criterios más cercanos a la realidad del aula y ajustar las estrategias pedagógicas en función de sus necesidades y expectativas (Martínez y Sánchez, 2010; Díaz, 2020). Además, permite reforzar la función del docente como mediador del aprendizaje, promotor del pensamiento crítico y facilitador de experiencias significativas.
En función de lo expuesto, la presente investigación se propone responder a la siguiente pregunta: ¿Cuál es la percepción del estudiante para evaluar el desempeño docente en la educación universitaria? Por ello, el objetivo de este estudio es analizar, a partir de una revisión sistemática de la literatura, las evidencias científicas disponibles sobre la percepción estudiantil del desempeño docente, con el fin de identificar los principales criterios de valoración y sus implicancias en la mejora de la práctica educativa.
Este trabajo se justifica en la necesidad de fortalecer la relación entre la calidad docente y la experiencia de aprendizaje del estudiante. Tomar en cuenta su voz permite avanzar hacia un modelo de enseñanza más inclusivo, participativo y ajustado a los desafíos actuales de la educación superior.
METODOLOGÍA
Esta revisión sistemática se desarrolló bajo los lineamientos de la declaración PRISMA 2020, con el propósito de identificar, seleccionar y analizar estudios científicos que abordaran la percepción del estudiante sobre el desempeño docente en el ámbito universitario. La búsqueda de información se efectuó entre enero y marzo de 2023 en las bases de datos Scielo, Redalyc, Dialnet y Google Académico, delimitando el periodo de análisis entre los años 2018 y 2022, a fin de garantizar la actualidad y pertinencia de los hallazgos. Se emplearon términos de búsqueda en español e inglés vinculados a la variable de interés: “desempeño docente” o “teaching performance” y “percepción del estudiante” o “student perception”, conformando así la ecuación de búsqueda: (“desempeño docente” OR “teaching performance”) AND (“percepción del estudiante” OR “student perception”). Esta se aplicó a estudios empíricos, disponibles en acceso abierto, escritos en español o inglés, con enfoque cualitativo, cuantitativo o mixto, siempre que la población objetivo incluyera estudiantes universitarios.
Como resultado de la estrategia de búsqueda se identificaron inicialmente 80 artículos, de los cuales se eliminaron 5 por encontrarse duplicados, obteniéndose 75 registros únicos. Posteriormente, se aplicaron los criterios de elegibilidad, excluyéndose aquellos estudios que no abordaban la percepción del estudiante universitario (n=25), los que no incluían el desempeño docente como variable principal (n=18) y aquellos que presentaban deficiencias metodológicas, ya fuera por ausencia de un diseño claro o por falta de rigor científico (n=12) como se evidencia en la Figura 1. Finalmente, se seleccionaron 20 artículos que cumplían con todos los criterios establecidos, los cuales fueron sistematizados en una matriz elaborada en Microsoft Excel, que contempló información sobre autor y año, título, país, enfoque metodológico, diseño, tipo de estudio y principales hallazgos.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
En la Tabla 1 se presenta la sistematización de veinte fuentes científicas seleccionadas que abordan distintas perspectivas sobre el desempeño docente en contextos nacionales e internacionales. Se han incluido investigaciones con enfoques cuantitativos, cualitativos y mixtos, permitiendo una visión integral y comparada de las variables asociadas a la percepción, evaluación y mejora del rol docente. Los estudios analizados abarcan temáticas como el uso de metodologías activas, las competencias digitales, el impacto del prestigio profesional y el contexto institucional y cultural en la valoración del docente. Esta sistematización permite identificar patrones, aportes y vacíos en la literatura, constituyendo un insumo clave para futuras investigaciones y para la toma de decisiones en el ámbito educativo.
En la Tabla 1 se puede apreciar que los estudios incluidos presentaron una diversidad metodológica: la mayoría adoptó un enfoque cuantitativo con diseño descriptivo (22%) o no experimental correlacional (21%), seguido por investigaciones cualitativas (18%), experimentales (13%), de enfoque mixto (12%) y exploratorios (8%). En cuanto a las áreas de conocimiento, un 38% de los estudios correspondió a ciencias sociales, un 31% a ciencias pedagógicas, un 25% a ciencias médicas y un 6% a investigaciones de carácter multidisciplinario, lo cual permitió una visión integral del fenómeno analizado.
La evidencia recopilada a través de estudios recientes permite comprender la percepción del desempeño docente desde diversas dimensiones metodológicas, culturales y contextuales. En el contexto ecuatoriano, Sánchez et al., (2020) confirman que los sistemas de evaluación docente (SET) presentan una correlación moderada con el logro académico del estudiantado, y que su validez se mantiene incluso al controlar el rendimiento previo mediante modelos de ecuaciones estructurales. Esta validación empírica posiciona al SET como una herramienta confiable para medir la efectividad docente en contextos latinoamericanos.
Complementariamente, Hermosa Bosano y Keeley (2021) identifican una coincidencia en la valoración que docentes y estudiantes otorgan a ciertos atributos esenciales de la excelencia profesional, como la confianza, el respeto y la pasión por la enseñanza. Este hallazgo es reforzado por Palau et al., (2022) quienes también reportan que estos atributos configuran el perfil del docente ideal desde la perspectiva estudiantil. La coherencia entre ambos grupos de actores sugiere la existencia de referentes comunes para valorar la calidad docente, más allá de la técnica o el contenido disciplinar.
En una perspectiva regional comparada, Villa et al., (2022) proponen un modelo factorial sobre la percepción de la calidad educativa durante la educación remota de emergencia (ERT), el cual integra dimensiones como la calidad académica, las estrategias docentes empleadas y las barreras de acceso. Este aporte es especialmente relevante para comprender cómo la virtualidad alteró las dinámicas tradicionales de enseñanza y aprendizaje, y cómo la percepción del profesorado se vio afectada por factores estructurales y pedagógicos.
Asimismo, diversos estudios destacan el impacto positivo del uso de tecnologías y metodologías activas en la percepción del rendimiento docente. En Turquía, Karadag (2020) señala que el uso intensivo de TIC se asocia con percepciones favorables sobre el desempeño docente, mientras que, en España Tejedor et al., (2020) y Sever y Sever (2017) reportan que el modelo de aula invertida mejora variables como el clima de aprendizaje, la autoeficacia y el compromiso estudiantil. De manera similar, Cervi, et al., (2020) analizando el caso ecuatoriano durante la pandemia, evidencian que los estudiantes valoraron significativamente las estrategias interactivas apoyadas en TIC, lo cual refuerza la necesidad de consolidar competencias digitales en el cuerpo docente.
Por otra parte, la literatura también advierte sobre factores sociales que inciden en la percepción de la profesión docente. Moffa y Sigler (2022) identifican que, en Estados Unidos, el prestigio de la carrera se percibe como bajo, a pesar de su valoración ética y social, lo que impacta negativamente en la atracción de nuevos profesionales. Esta visión se entrelaza con la investigación de Nikolakaki, Lai y Terzi (2020), quienes revelan la existencia de sesgos de género en las evaluaciones estudiantiles, alertando sobre la necesidad de revisar los instrumentos de medición para garantizar su equidad.
A nivel de países africanos, Sanfo (2023) profundiza en la influencia de factores comunitarios y escolares sobre la percepción del desempeño docente, aportando una mirada contextualizada desde entornos de menor desarrollo educativo. Esta perspectiva se complementa con el análisis de Ozer (2022), quien destaca que, en el ámbito deportivo y universitario en línea, las deficiencias de infraestructura afectan negativamente la satisfacción con la educación virtual, lo que evidencia las limitaciones estructurales en la implementación docente en entornos virtuales.
Finalmente, Radovic Markovic y Penso (2021) ofrecen una escala de evaluación para medir competencias docentes en clases remotas, centrada en la adaptabilidad y el compromiso. Este enfoque resulta crucial para el fortalecimiento de procesos formativos en entornos híbridos y virtuales, cada vez más comunes.
Discusión
Los estudiantes destacan la comprensión del docente como una característica clave, la cual es esencial en el desarrollo del intelecto y del ser humano integral (Espinoza, 2019; Otálora, 2015). Asimismo, se valora la flexibilidad en la entrega de trabajos como un atributo que puede consolidarse con la experiencia docente y que resulta útil en entornos educativos diversos (Barrientos, 2009). La puntualidad se percibe como un hábito formativo que contribuye a la organización y disponibilidad del docente hacia el estudiante (Febres, 2013). Se identifican dificultades en la relación docente-estudiante, lo cual impacta negativamente en la experiencia formativa. En este contexto, se señala que los docentes deben fomentar la creatividad para fortalecer estos vínculos (Miralles, 1998).
Una debilidad común en el desempeño docente está relacionada con la didáctica, ya que esta influye directamente en el proceso de creación de conocimiento y en la calidad educativa (Escobar, 2017). El uso de TIC también representa una debilidad percibida, especialmente en docentes de mayor edad, lo que puede generar brechas en el proceso de enseñanza-aprendizaje (Romero, 2012). En cuanto a la evaluación docente, se denuncia su carácter subjetivo, ya que muchos estudiantes basan sus valoraciones en aspectos personales. Esto compromete la objetividad necesaria en estos procesos (Berrío y Chávez, 2022; Álvaro, 2001). Además, se cuestiona la pertinencia de los instrumentos tradicionales de evaluación, señalando la necesidad de actualizar preguntas y métodos que respondan al contexto actual pospandemia y a las exigencias del mercado laboral moderno (Moreno, 2018; Tello, 2013).
Frente a ello, se sugiere reemplazar los cuestionarios cerrados por estrategias como la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación, las cuales permiten una valoración más rica y participativa (Arbesu y García, 2017). La retroalimentación es otra dimensión crítica, ya que su ausencia limita la mejora del desempeño estudiantil. Cuando está presente, permite revisar avances y formular preguntas para el aprendizaje (Rivera et al., 2022; Intel Corporation, 2009).
Sobre la metodología docente, los estudiantes valoran el dominio del contenido, aunque cuestionan la falta de claridad expositiva y la escasa didáctica. Esto señala la necesidad de revisar las estrategias pedagógicas para garantizar un aprendizaje de calidad (González et al., 2019; Pegalajar, 2016).
Finalmente, se confirma que competencias como la planificación, comunicación, didáctica y retroalimentación están estrechamente vinculadas al rendimiento académico del estudiante, evidenciando que un buen desempeño docente se refleja directamente en los aprendizajes significativos de sus estudiantes (González, 2018; Hickman et al., 2022; Hidalgo, 2020).
En conjunto, las investigaciones revisadas convergen en señalar que la percepción del desempeño docente es el resultado de múltiples factores: habilidades interpersonales, competencias digitales, estrategias pedagógicas, condiciones institucionales y factores culturales. Esta complejidad exige un enfoque integral y contextualizado para el diseño de políticas de formación y evaluación docente que respondan a las transformaciones actuales de la educación.
CONCLUSIÓN
A partir del análisis de las percepciones estudiantiles sobre el desempeño docente, se logró cumplir con el objetivo propuesto, ya que se identificaron los principales aportes y limitaciones que influyen en la calidad educativa desde la perspectiva del alumnado. Entre los aportes más valorados destacan la comprensión, la flexibilidad, la puntualidad y el dominio del contenido por parte del docente, así como la capacidad para generar ambientes de aprendizaje que fomenten la reflexión, la creatividad y la adquisición de competencias. Sin embargo, también se evidenciaron debilidades relevantes como el uso limitado de las TIC, la ausencia de retroalimentación, la didáctica inadecuada, la aplicación de evaluaciones subjetivas y la rigidez de los instrumentos de evaluación del desempeño docente. Estos hallazgos permiten concluir que el desempeño docente debe ser abordado de manera integral, no solo considerando el conocimiento disciplinar, sino también las competencias pedagógicas, comunicativas y tecnológicas, así como una evaluación justa y pertinente que promueva la mejora continua en la enseñanza universitaria.
















