INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas, el concepto de resiliencia ha cobrado especial relevancia en los campos de la psicología, la educación y las ciencias sociales. Este término, relativamente reciente, alude a la capacidad humana para afrontar circunstancias adversas, superar situaciones traumáticas y adaptarse de manera positiva, desarrollando habilidades como la perseverancia, el autocontrol emocional y la autoconfianza (Guo y Liang, 2023; Çelik et al., 2023). En este sentido, la resiliencia no solo se concibe como una cualidad innata, sino también como un proceso dinámico que puede ser promovido a través de la intervención educativa, especialmente en contextos de alta vulnerabilidad.
A nivel regional, los territorios rurales de América Latina y África suelen ser marginados históricamente, lo que se traduce en limitaciones estructurales, sociales y educativas. Estas zonas enfrentan altos índices de pobreza, analfabetismo, abandono escolar y embarazo adolescente, elementos que configuran un entorno de riesgo social (Ferreira y Salles, 2021; Altınbaşak, 2023). La carencia de recursos y de oportunidades no solo limita el desarrollo económico, sino también la construcción de trayectorias educativas que promuevan la movilidad social. En este escenario, el desarrollo de actitudes resiliente aparece como una vía fundamental para romper ciclos de pobreza y exclusión.
En el ámbito educativo, la ruralidad presenta múltiples desafíos. La escasez de instituciones escolares y la dificultad para captar y retener docentes motivados y contextualizados con la realidad local afectan directamente la calidad del proceso de enseñanza y aprendizaje. Muchos docentes son asignados desde zonas urbanas, sin una formación o preparación específica para atender las particularidades de los estudiantes rurales. Esta desconexión entre la enseñanza y la realidad inmediata del alumnado contribuye al desinterés estudiantil y a la percepción de inutilidad del conocimiento escolar (Juárez et al., 2020; Mncube et al., 2021; Rafakhansyah y Maharsi, 2023).
La pandemia por COVID-19 intensificó estas brechas. La transición abrupta a la educación en línea dejó en evidencia las limitaciones tecnológicas de docentes y estudiantes, así como la desigualdad en el acceso a recursos digitales en sectores rurales. En América Latina y África, muchos alumnos no contaban con conectividad ni equipos tecnológicos, lo que derivó en una exclusión educativa aún más profunda (Rundel y Salemink, 2021; Ambelu et al., 2019). En el caso de Perú, esta situación reflejó no solo el analfabetismo digital del profesorado, sino también la desvalorización de la educación por parte de las familias rurales, quienes, al no percibir utilidad en la formación escolar, ofrecieron poco apoyo en el seguimiento académico de sus hijos (Segovia et al., 2022; Vargas, 2020; Saldarriaga et al., 2022).
En la región de Ica, Perú, se observan marcadas desigualdades entre el sector urbano y rural. En las escuelas rurales, los estudiantes enfrentan barreras como la falta de uniformes, útiles escolares y condiciones adecuadas de infraestructura, lo que incide en la motivación y en el rendimiento académico. A ello se suma la escasa formación pedagógica y digital de los docentes, quienes carecen de estrategias motivadoras y contextualizadas, lo que afecta la permanencia y el desempeño escolar (Murillo y Carrillo, 2020; Gómez y Escobar, 2021). La desconexión entre la práctica pedagógica y los intereses del alumnado genera apatía, violencia y actitudes inadecuadas que afectan la convivencia escolar.
En este escenario, surge la necesidad de integrar la enseñanza de la resiliencia como una estrategia educativa clave. La formación de ciudadanos resiliente no solo contribuiría a mejorar el desempeño académico, sino también a preparar a los estudiantes para enfrentar los desafíos de su entorno y contribuir activamente al desarrollo de su comunidad. Como indican diversos estudios, el fomento de la resiliencia tiene un impacto positivo en el desarrollo de habilidades socioemocionales y cognitivas, tales como la autoestima, la autoeficacia y la adaptación positiva frente a la adversidad (Çelik et al., 2023; Siddique y Hassan, 2023).
Desde esta perspectiva, se plantea como objetivo general de la presente investigación: analizar la enseñanza de la resiliencia en la práctica docente de escuelas rurales de Ica. Para ello, se pretende describir cómo inciden las estrategias didácticas orientadas a la resiliencia en la programación curricular, el clima del aula, el uso de metodologías activas y el aprovechamiento de recursos educativos.
La investigación se justifica desde diversas dimensiones. En el plano teórico, recupera los aportes de autores pioneros en el estudio de la resiliencia como Rutter (1985), Werner y Smith (1982), Garmezy (1991), así como las contribuciones de Ausubel (1983), Vygotsky (1988) y Díaz Barriga (2006) en torno al aprendizaje significativo y el papel del contexto sociocultural en el desarrollo cognitivo. En el plano práctico, esta revisión puede orientar la toma de decisiones pedagógicas en escuelas rurales, incentivando la planificación de acciones formativas que promuevan la resiliencia en los estudiantes. En el plano metodológico, se apoya en un riguroso procedimiento de búsqueda, análisis y sistematización de información científica actualizada, lo que garantiza la fiabilidad y pertinencia de los hallazgos. Finalmente, desde una perspectiva epistemológica, la investigación parte de la premisa de que la educación debe formar sujetos críticos, adaptables y comprometidos con el bienestar colectivo, promoviendo la transformación social desde las aulas rurales.
En suma, el desarrollo de la resiliencia como competencia transversal en los sistemas educativos rurales no solo responde a una necesidad pedagógica, sino a un imperativo ético y social frente a los desafíos estructurales que enfrentan las poblaciones más vulnerables. Evaluar y promover esta dimensión desde la práctica docente resulta fundamental para avanzar hacia una educación más equitativa, contextualizada y humanizadora.
METODOLOGÍA
Este estudio se desarrolló bajo una metodología de revisión sistemática, con el propósito de analizar investigaciones relevantes sobre la enseñanza de la resiliencia en la práctica docente dentro del contexto de escuelas rurales. Para ello, se llevó a cabo un proceso riguroso de búsqueda, selección y análisis de fuentes académicas provenientes de las bases de datos SCOPUS, Web of Science (WOS), SciELO y RedALyC.
La recopilación de información tuvo como objetivo identificar artículos científicos y tesis doctorales que tuvieran como denominador común la enseñanza de la resiliencia en contextos educativos rurales, con el fin de ofrecer una visión generalizable que sirviera de base para su aplicación en entornos similares.
Se establecieron los siguientes criterios de inclusión estudios originales publicados entre los años 2020 y 2023, en idioma español, inglés o portugués, y que abordaran temáticas vinculadas a la educación rural, la resiliencia y los procesos de enseñanza-aprendizaje. Para la búsqueda se utilizaron combinaciones de palabras clave como resiliencia, educación en escuelas rurales y proceso de enseñanza y aprendizaje.
El procedimiento se organizó en tres fases:
Primera fase: Identificación. Se realizó una búsqueda exhaustiva en las bases de datos mencionadas, empleando los descriptores definidos y limitando los resultados al periodo 2020-2023. La ecuación de búsqueda utilizada fue:
("resilience" OR "resiliencia") AND ("rural education" OR "educación rural" OR "escuelas rurales") AND ("teaching process" OR "proceso de enseñanza" OR "aprendizaje")
Esta fórmula permitió filtrar estudios relevantes en distintos idiomas y contextos educativos. En esta etapa se identificaron 319 investigaciones.
Segunda fase: Selección y depuración. Se procedió a una preselección de los artículos, eliminando aquellos duplicados y los que no cumplían con los criterios establecidos, como publicaciones con más de cinco años de antigüedad o que no estuvieran directamente relacionadas con el ámbito educativo. En esta etapa se descartaron 130 estudios, quedando 189 documentos seleccionados para revisión preliminar.
Tercera fase: Elegibilidad. Se analizó el contenido de los textos restantes con mayor profundidad, priorizando aquellos que abordaran directamente la enseñanza de la resiliencia, la educación en contextos rurales y los procesos de enseñanza-aprendizaje. Como resultado, se excluyeron 100 documentos, principalmente por estar vinculados a otras disciplinas como ingeniería, arquitectura o agronomía, aunque trataran la temática de la ruralidad.
Finalmente, se seleccionaron 50 estudios que cumplían con todos los criterios de inclusión y aportaban evidencia empírica relevante y actualizada. La Figura 1 presenta el diagrama de los criterios de selección de la búsqueda de forma esquematiza durante el proceso de inclusión y exclusión, así como la secuencia metodológica empleada para garantizar la rigurosidad de la revisión.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
La sistematización que se presenta en la Tabla 1 tiene como finalidad organizar y comparar diversas investigaciones centradas en la educación en el sector rural, considerando su diversidad geográfica, metodológica y temática. Se recopilaron estudios publicados entre 2020 y 2023 en diferentes idiomas y formatos, incluyendo artículos científicos y tesis doctorales provenientes de América, Europa y Brasil. Cada investigación fue clasificada según el tipo de documento, idioma, autores, año, país de origen, título y enfoque metodológico, lo que permite tener una visión panorámica de los principales aportes académicos relacionados con las experiencias docentes, los desafíos pedagógicos, las desigualdades digitales y otros factores relevantes que inciden en el contexto educativo rural.
La Tabla 2 presenta una organización detallada de investigaciones que abordan el concepto de resiliencia desde diversos enfoques metodológicos, idiomas y contextos geográficos. Esta recopilación evidencia la creciente atención que ha recibido la resiliencia como objeto de estudio, particularmente en el ámbito educativo y en poblaciones vulnerables, en respuesta a desafíos como la pandemia de COVID-19, la ansiedad académica y los entornos sociales adversos. Los trabajos incluyen artículos científicos y tesis doctorales, desarrollados principalmente entre 2020 y 2023, lo que refleja un interés contemporáneo y sostenido en comprender los factores que fortalecen la capacidad de adaptación frente a situaciones de crisis.
Las investigaciones analizadas se han desarrollado en países de América Latina, Europa, Asia y Medio Oriente, lo cual permite una visión comparativa e integradora sobre cómo se concibe y se promueve la resiliencia en distintos contextos culturales y educativos. Asimismo, la diversidad metodológica -con estudios de enfoque cuantitativo, cualitativo y mixto- enriquece la comprensión del fenómeno, permitiendo abordar tanto dimensiones objetivas como subjetivas de la resiliencia. Esta sistematización proporciona una base sólida para identificar tendencias, vacíos investigativos y posibilidades de intervención educativa orientadas al fortalecimiento del bienestar psicológico y académico.
Con el propósito de identificar los enfoques metodológicos, contextos geográficos y principales aportes en torno al proceso de enseñanza y aprendizaje, se ha recopilado una serie de investigaciones recientes que abordan esta temática desde diversas perspectivas. La Tabla 3 resume estudios desarrollados en distintos países de América Latina, Europa y Asia, publicados entre 2020 y 2023, los cuales analizan variables como las concepciones docentes, las estrategias de enseñanza, el clima de aula, la inteligencia emocional, la autorregulación cognitiva y el manejo conductual. Estas investigaciones, mayoritariamente de enfoque cuantitativo, permiten evidenciar tanto la diversidad de métodos empleados -incluyendo estudios de caso, revisiones sistemáticas y diseños correlacionales- como la variedad de contextos educativos explorados, lo que contribuye a una comprensión más amplia y comparativa del proceso educativo en diferentes niveles y entornos.
En la Figura 1 se presenta el porcentaje de investigaciones revisadas por tipo de documento, el 96% de los documentos consultados fueron artículos científicos y el 4% fueron tesis doctorales. Lo que deja en evidencia que la gran mayoría de los documentos revisados fueron artículos científicos.
La Figura 2 se muestra que el 50% de los documentos consultados están escritos en idioma español y el 46% en idioma inglés y el 4% en idioma portugués. Lo que permite evidenciar que la mitad de los documentos revisados fueron escritos en idioma español.
En la Figura 3 se presenta el porcentaje de investigaciones revisadas según el año de publicación, donde el 16% de las investigaciones seleccionadas fueron publicadas en el año 2020, el 18% en el año 2021, el 10% en el año 2022, el 56% del año 2023 3. Estos resultados dejan en evidencia que los estudios seleccionados fueron publicados entre el año 2020 y 2023. La minoría de las investigaciones revisadas fueron publicados en el año 2021 y la mayoría corresponden a los años 2023.
Por su parte, en la Figura 4 se muestra la cantidad de documentos revisados según el país de origen con una similitud en porcentajes de 3% (equivalente a 1 de 50) corresponde a los países Australia, Alemania, Colombia, de China, Chile, es de Eslovenia, Guatemala, la India, Indonesia, de Inglaterra, Malasia, Palestina, Paquistán, Rumania, Turquía y Venezuela. Por su parte, el 8% (equivalente a 3 de 50) de las investigaciones fueron originarias de México, el 14% (equivalente a 5 de 50) corresponde a España y el 33%(equivalente a 12 de 50) de los estudios revisados fueron originarios de Perú. Los resultados demostraron que los documentos fueron originarios de 25 países El grupo minoritario corresponde a los países Australia, Alemania, Colombia, de China, Chile, Eslovenia, Guatemala, la India, Indonesia, Inglaterra, Malasia, Palestina, Paquistán, Rumania, Turquía y Venezuela y el grupo mayoritario corresponde a estudios originarios de Perú.
En la Figura 5 se destaca el porcentaje de la clasificación de las investigaciones revisadas según su temática. Dejando en evidencia que el 22%% de las investigaciones abordaron el tema práctica docente, el 26% de las investigaciones trató la temática educación en las regiones rurales, mientras que el 52 % trataron el tema resiliencia. La minoría de las investigaciones abordaron la temática inteligencia artificial y la mayoría trataron directamente temáticas referidas la práctica docente y la mayoría la temática resiliencia educación.
Por otro lado, sobre la metodología de las investigaciones revisadas, en la Figura 6 se presenta el porcentaje de los enfoques metodológicos que orientaron los estudios revisados. Siendo el 14 % de enfoque mixto, el 38% de enfoque cualitativo y el 48% de enfoque cuantitativo. Lo que deja en evidencia que la minoría de las investigaciones se orientó por el enfoque mixto y la mayoría por el enfoque cuantitativo.
Los estudios analizados sobre educación rural evidencian coincidencias claras respecto a las desigualdades persistentes en los territorios periféricos. León et al., (2021) advierten que la calidad educativa en zonas rurales está condicionada por la limitada infraestructura, la escasez de recursos pedagógicos y la poca conectividad. Soto y Morales (2022) refuerzan esta lectura al subrayar que las comunidades rurales experimentan exclusión digital y geográfica, factores que restringen no solo el acceso a la educación sino también la permanencia estudiantil. Hernández y Bravo (2021), por su parte, plantean que la educación rural enfrenta una triple desventaja: geográfica, tecnológica y pedagógica. En conjunto, los autores coinciden en que las condiciones estructurales del entorno rural no solo afectan el desempeño académico, sino también la motivación docente y la equidad en el ejercicio del derecho a la educación.
En cuanto a la resiliencia educativa, los autores consultados reconocen su papel como factor clave para sostener los procesos formativos en situaciones de crisis o vulnerabilidad. Martínez et al., (2021) identifican que las instituciones educativas desarrollan capacidades adaptativas para resistir las disrupciones, sobre todo cuando hay liderazgo pedagógico y sentido de comunidad. Gómez y Rodríguez (2020) enfatizan que la resiliencia no es un fenómeno espontáneo, sino que emerge del trabajo articulado entre docentes, familias y directivos. Bravo et al., (2022) destacan que el acompañamiento emocional y la flexibilidad curricular fueron claves para mitigar los efectos de la pandemia, especialmente en contextos vulnerables. Sánchez y López (2023) abordan la resiliencia desde una perspectiva sistémica, planteando que el fortalecimiento institucional, la innovación pedagógica y el trabajo colaborativo son esenciales para garantizar la continuidad educativa. En conjunto, los autores coinciden en que la resiliencia educativa no debe verse como una respuesta individual, sino como una construcción colectiva que requiere apoyo institucional y políticas sostenidas.
Respecto al proceso de enseñanza y aprendizaje, los autores aportan miradas diversas, aunque complementarias, sobre los factores que inciden en la mejora educativa. Vallejo y Torres (2020) sostienen que las concepciones docentes sobre calidad educativa determinan sus prácticas pedagógicas, influenciando la planificación, evaluación y gestión del aula. Villalpando et al., (2020) insisten en el valor de escuchar las voces de los docentes para comprender cómo se construyen los significados de la práctica diaria. Ibarra (2020) y Estrada et al., (2020) muestran que el clima emocional del aula, la inteligencia emocional y la gestión afectiva tienen un impacto directo en los aprendizajes. Acosta et al., (2023) ofrecen una visión regional mediante una revisión sistemática que demuestra cómo las estrategias de enseñanza han evolucionado en América Latina hacia enfoques más activos, críticos y colaborativos. Por su parte, Moreno (2023) plantea que el manejo conductual es central para resolver conflictos y mantener ambientes de aprendizaje positivos. Siti et al., (2023) refuerzan esta visión desde el ámbito internacional, al destacar que el clima escolar influye significativamente en el desarrollo de habilidades no cognitivas, como la motivación y la autorregulación. Finalmente, Arán et al., (2023) señalan que las emociones académicas y las estrategias cognitivas se relacionan estrechamente con el rendimiento, con la comprensión lectora como variable mediadora fundamental.
En conjunto, los planteamientos de los autores permiten establecer una articulación entre las condiciones estructurales del entorno, las capacidades institucionales de resiliencia y las prácticas pedagógicas dentro del aula. La educación rural enfrenta limitaciones que, si no son atendidas desde políticas públicas sostenidas, perpetúan la exclusión. Sin embargo, los estudios sobre resiliencia evidencian que es posible sostener y transformar los procesos educativos cuando existen liderazgos comprometidos y redes de apoyo. Finalmente, las investigaciones sobre enseñanza y aprendizaje demuestran que la mejora educativa no depende solo del contenido curricular, sino de factores emocionales, metodológicos y contextuales que deben ser considerados integralmente.
CONCLUSIÓN
Los hallazgos del estudio permiten afirmar que el objetivo planteado fue alcanzado con claridad. El análisis de las investigaciones demuestra que la calidad educativa en contextos vulnerables, particularmente en zonas rurales, está condicionada por factores estructurales como el acceso desigual a infraestructura, conectividad y recursos pedagógicos. Al mismo tiempo, se identificó que la resiliencia institucional -construida a partir del liderazgo pedagógico, la colaboración y la innovación- permite a las comunidades educativas adaptarse y sostener los procesos formativos ante escenarios adversos. Finalmente, los enfoques pedagógicos orientados al reconocimiento de las emociones, la autorregulación, el clima escolar y la práctica reflexiva del docente inciden de forma directa en la mejora del aprendizaje y el bienestar estudiantil. Así, se evidencia que el fortalecimiento de la educación en contextos vulnerables no depende únicamente de medidas aisladas, sino de una articulación entre entorno, capacidad institucional y estrategias pedagógicas conscientes del contexto.
























