INTRODUCCIÓN
En el contexto global de la educación superior, las metodologías activas de enseñanza han cobrado relevancia debido a su capacidad para fomentar aprendizajes significativos, colaborativos y centrados en el estudiante. Frente a los constantes avances pedagógicos y tecnológicos, las instituciones educativas buscan renovar sus enfoques para potenciar el protagonismo del estudiante en su propio proceso formativo (Rojas et al., 2024). En este marco, el aprendizaje colaborativo se presenta como una estrategia que promueve la inclusión, la participación activa y equitativa, así como el desarrollo de habilidades sociales y cognitivas esenciales para la vida académica y profesional (Borjas et al., 2024; Chávez et al., 2024).
Desde una perspectiva regional, se observa que en diversos países de América Latina esta metodología ha generado impactos positivos en el rendimiento académico, la motivación estudiantil y el fortalecimiento de competencias interpersonales (Medina, 2024; Tovar et al., 2024). Investigaciones recientes destacan que el aprendizaje colaborativo, al fomentar la interacción entre pares y el trabajo en equipo, mejora la comprensión lectora, el pensamiento crítico y la capacidad para resolver problemas de forma conjunta (Nieto, 2024; Salas et al., 2024). No obstante, su implementación efectiva aún enfrenta desafíos estructurales y pedagógicos, como la resistencia docente, la limitada formación en estrategias colaborativas y la participación desigual entre los estudiantes (Alcívar y Chancay, 2023).
A nivel local, se ha evidenciado que el rol del docente es determinante en el éxito del aprendizaje colaborativo. Estudios como los de Hernández et al., (2023, 2024) y Damián Ponte et al., (2021) señalan que el profesor actúa como mediador, guía pedagógico y organizador del proceso, facilitando espacios para la toma de decisiones, el análisis crítico y la gestión del conocimiento en equipo. En países como Colombia, México y Cuba, se han documentado experiencias en las que la colaboración estudiantil no solo mejora el desempeño académico, sino que también fortalece la autonomía, la iniciativa y la autorregulación emocional (García Chitiva, 2021; Reyes Cabrera, 2022; Palacios et al., 2022). Asimismo, después de la pandemia por COVID-19, esta estrategia se consolidó como una vía clave para mantener la interacción social, la equidad en el aprendizaje y el acompañamiento emocional entre los estudiantes (Andrade et al., 2023; Álamos y Montes, 2022).
En ese sentido, el presente estudio se desarrolla en una universidad pública de Lima, donde se busca analizar cómo se manifiesta el aprendizaje colaborativo entre los estudiantes universitarios, cuál es su nivel de desarrollo y si existen diferencias significativas entre varones y mujeres en esta práctica educativa.
El objetivo del estudio es determinar el nivel de aprendizaje colaborativo en los estudiantes de educación superior de una universidad pública de Lima. Este análisis permitirá comprender cómo se desarrolla esta metodología en el contexto universitario actual, identificando patrones de interacción, niveles de participación y percepciones estudiantiles.
Por lo tanto, este estudio radica en la necesidad de fortalecer las estrategias pedagógicas que potencien la colaboración, con el fin de mejorar la calidad del aprendizaje y formar profesionales competentes e integrales. Al proporcionar datos empíricos sobre la dinámica colaborativa en el aula universitaria, los resultados contribuirán a orientar a docentes y gestores educativos en la implementación de prácticas efectivas que respondan a las necesidades reales de los estudiantes y promuevan una educación más inclusiva, participativa y transformadora.
MÉTODO
El estudio fue de tipo básico, ya que se orientó a la comprensión de los fundamentos teóricos y principios subyacentes del enfoque pedagógico. Se adoptó un enfoque cuantitativo y un nivel descriptivo-analítico, lo que permitió examinar las interacciones entre los estudiantes y su influencia en el proceso de aprendizaje, con el fin de identificar cómo estas interacciones contribuían al desarrollo de competencias. De esta manera, se logró caracterizar la dinámica grupal, la motivación y la efectividad del aprendizaje colaborativo, generando conocimiento útil para la mejora de la experiencia educativa y el logro de mejores resultados académicos.
La población estuvo conformada por los estudiantes del primer semestre académico de una universidad pública de Lima. De esta población, se seleccionó una muestra de 110 estudiantes, utilizando el método probabilístico, mediante la fórmula para el cálculo del tamaño muestral con un nivel de confianza del 95%. Los criterios de inclusión fueron: estar matriculado en el periodo 2024-II y haber rendido ambos exámenes parciales del semestre académico.
La técnica de recolección de datos fue la encuesta, y el instrumento empleado fue un cuestionario validado por juicio de expertos, quienes evaluaron su coherencia, consistencia y pertinencia. La aplicación del cuestionario se realizó en línea, mediante formularios de Google enviados a los estudiantes. La participación fue voluntaria y anónima, y el tiempo estimado para completar el cuestionario fue de entre 10 a 15 minutos.
El cuestionario constó de 20 ítems con preguntas politómicas (siempre, casi siempre, a veces, casi nunca, nunca), orientadas a medir cinco dimensiones del aprendizaje colaborativo: interdependencia positiva (ítems 1-4), responsabilidad individual y grupal (ítems 5-8), interacción estimuladora (ítems 9-12), técnicas interpersonales y de equipo (ítems 13-16) y evaluación grupal (ítems 17-20). El instrumento fue validado por tres expertos y, posteriormente, se determinó su confiabilidad mediante el coeficiente Alfa de Cronbach, cuyo resultado fue de 0.830, indicando un nivel alto de consistencia interna.
El análisis de datos se realizó exportando las respuestas al programa Excel, en donde se procedió con la tabulación de la información y la elaboración de tablas. A partir de los resultados obtenidos, se realizó la descripción e interpretación de los datos en función de los objetivos planteados, lo que permitió contrastar los hallazgos con los referentes teóricos del estudio.
En cuanto a los aspectos éticos, se garantizó la confidencialidad de los participantes mediante el anonimato del cuestionario. A los estudiantes se les informó sobre el propósito de la investigación y el uso académico de los resultados. Finalmente, las conclusiones se redactaron con base en los objetivos de estudio, proporcionando una síntesis coherente de los principales hallazgos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
De acuerdo con los resultados obtenidos sobre el aprendizaje colaborativo, en la Figura 1 se presenta la distribución de los estudiantes de acuerdo al nivel alcanzado en el aprendizaje colaborativo.
En la Figura 1 se observa que para la variable aprendizaje colaborativo, 8 estudiantes alcanzaron el nivel bajo con un 7%; 26 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 24%; y 76 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 69%. Asimismo, en cuanto al porcentaje de participación de los sujetos, en varones presenta un 24% y mujeres es del 76%. Con respecto al nivel alto se observa un 43% de diferencia hacia las mujeres.
En cuanto a la dimensión interdependencia positiva, en la Tabla 1 se muestran los resultados sobre los niveles obtenidos.
Respecto a los resultados de la dimensión interdependencia positiva, en la Tabla 1 se aprecia que 11 estudiantes alcanzaron el nivel bajo con un 10%; 18 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 16%; y 81 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 74%. En cuanto a la diferencia entre hombre y mujeres se tiene que las mujeres tienen un mayor porcentaje en el nivel bajo en comparación a los hombres; pero, observando en los demás niveles es favorable paras mujeres, con diferencias en el nivel medio de 6% y en el nivel alto 42%.
Respecto a la dimensión de responsabilidad individual, en la Tabla 2 se presentan sus resultados sobre los niveles obtenidos.
En la dimensión responsabilidad individual, se evidencia en la Tabla 2 que 13 estudiantes alcanzaron el nivel bajo con un 11%; 27 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 25%; y 70 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 64%. El porcentaje presente del género masculino fue de 24% del total; el mayor porcentaje presenta el género femenino con un 52% de diferencia. Esta diferencia es muy notoria en los niveles medio y alto.
En cuanto a la dimensión interacción cara a cara, en la Tabla 3 se muestran los resultados sobre los niveles obtenidos.
Los resultados reflejados en la Tabla 3 evidencian que 8 estudiantes alcanzaron el nivel bajo en la dimensión interacción cara a cara con un 11%; 27 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 25%; y 75 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 64%. Asimismo, se observa una diferencia entre los géneros en el nivel bajo del 1%, en el nivel medio 11% y en el nivel alto del 40% en las mujeres.
Respecto a la dimensión técnicas interpersonales y de equipo, en la Tabla 4 se presentan sus resultados sobre los niveles obtenidos.
En la Tabla 4 de la dimensión técnicas interpersonales y de equipo de la variable aprendizaje colaborativo, se tiene a 9 estudiantes quienes alcanzaron el nivel bajo con un 8%; 19 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 17%; y 82 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 64%. Asimismo, se observa una diferencia entre los géneros en el nivel bajo del 4%, en el nivel medio 5% y en el nivel alto del 43% siendo las mujeres quienes tienen resultados altos.
En cuanto a la dimensión evaluación grupal, en la Tabla 5 se muestran los resultados sobre los niveles obtenidos.
En la Tabla 5 de la dimensión evaluación grupal de la variable aprendizaje colaborativo, se observa se tiene a 8 estudiantes quienes alcanzaron el nivel bajo con un 7%; 38 estudiantes se encuentran en el nivel medio con un 35%; y 64 estudiantes se encuentran en el nivel alto con un 58%. Asimismo, en los niveles medio y alto hay un mayor porcentaje en las mujeres del 72%, mientras en los varones se presenta en los niveles medio y alto un 21%.
Discusión
Conforme a los resultados obtenidos se puede evidenciar que el aprendizaje colaborativo tiene un desarrollo alto en los estudiantes de educación superior. En las 5 dimensiones se ha encontrado dicho resultado. Conforme a ello, se infiere que el aprendizaje colaborativo en la educación superior representa un enfoque pedagógico transformador que no solo fomenta la adquisición de conocimientos, sino que también desarrolla habilidades interpersonales y competencias críticas necesarias en el mundo laboral actual. De acuerdo con Bilbao et al., (2022) la colaboración propicia la iniciativa en los estudiantes manteniendo una expectativa de resultado y construyendo conocimientos en beneficio de cada uno de los estudiantes.
Debido a que el aprendizaje en el ámbito superior se centra en desarrollar una integración y dinámica de las competencias de los estudiantes, logra que el conocimiento sea sólido y genere habilidades para enfrentar a los desafíos de cada carrera (Carpio et al., 2024). De ello se tiene que el aprendizaje colaborativo junto a los entornos virtuales brinda un mecanismo de formación integral donde el estudiante construye sus conocimientos a partir de la interacción del conocimiento y de las habilidades tecnológicas permitiendo que el estudiante esté capacitado y pueda tener mejores resultados (Hernández et al., 2024).
La eficacia de los resultados del aprendizaje colaborativo es evidente ya que fortalece tanto el pensamiento crítico como el creativo. Asimismo, brinda mejores tomas de decisiones ante situaciones académicas y profesionales permitiendo que el estudiante tenga un progreso (Curay, 2022). Para Andrade et al., (2023) es con la creatividad, la toma de solución de problemas que los estudiantes pueden organizarse y lograr los contenidos permitiendo la interacción y el cumplimiento de las metas académicas. De igual manera, Peña (2023) precisa que el aprendizaje colaborativo está involucrado por la práctica personal que se manifiesta en los docentes quienes son capaces de brindar las estrategias de una práctica educativa donde asesora y guia constantemente la formación de los estudiantes. De igual manera, es capaz de construir la confianza por respuestas efectivas y comprensión que posibilite mejores resultados.
Sin embargo, su implementación efectiva enfrenta desafíos, como las diferencias en el nivel de compromiso y habilidades entre los estudiantes, así como la resistencia de algunos docentes a adoptar nuevas metodologías (Damián Ponte et al., 2021; Hernández et al., 2023). A pesar de estos obstáculos, investigaciones como Álamos y Montes (2022); Palacios et al., (2022); Reyes Cabrera (2022) muestran que cuando se aplica adecuadamente, el aprendizaje colaborativo puede mejorar significativamente la comprensión del contenido y la retención del conocimiento. Además, promueve un ambiente de aprendizaje inclusivo que valora las diversas perspectivas, lo que enriquece la experiencia educativa (Angulo Vilca (2021). Por lo tanto, es esencial que las instituciones de educación superior inviertan en la formación docente y en el desarrollo de estrategias que faciliten la colaboración efectiva, garantizando así que todos los estudiantes se beneficien de este enfoque innovador.
CONCLUSIONES
El aprendizaje colaborativo en la educación superior establece las relaciones interpersonales en los estudiantes generando un ambiente de aprendizaje significativo. Una de las principales razones es porque la interacción y el intercambio de las ideas mejora en la comprensión del contenido académico desarrollando una buena comunicación, trabajo en equipo y empatía. Por medio de la colaboración los estudiantes valoran el proceso de aprendizaje el cual contribuye a su formación académica y a las diferentes perspectivas que tienen del mundo laboral.
El logro del aprendizaje colaborativo requiere de un adecuado seguimiento por parte de los docentes al diseñar las actividades colaborativas en un ambiente de confianza. Asimismo, considerar la diversidad de las habilidades y las experiencias para potencializar la gestión del aprendizaje facilitando el contexto académico a partir de la comunicación y colaboración. De esa manera se prepara a los estudiantes al futuro laboral desarrollando conocimientos académicos y competencias prácticas que son altamente valoradas.




















