INTRODUCCIÓN
En el mundo contemporáneo, caracterizado por el acceso instantáneo a información y la constante transformación del conocimiento, el desarrollo de habilidades cognitivas complejas se ha convertido en una prioridad educativa a nivel global. En este contexto, el pensamiento crítico se posiciona como una competencia esencial para afrontar los desafíos de la vida académica, laboral y ciudadana (Chee y Kin, 2020; Facione, 2011). Esta habilidad permite a los individuos analizar, evaluar, inferir y formular juicios razonados ante problemas complejos, contribuyendo así a una sociedad más reflexiva y autónoma (Pérez y Cela, 2022; Garro-Aburto et al., 2022).
Desde una perspectiva intermedia, la comprensión lectora también se reconoce como una competencia transversal en la formación del estudiante, ya que sustenta el aprendizaje en múltiples áreas del conocimiento (Osorio et al., 2018). Sin embargo, más de 617 millones de niños y adolescentes en el mundo carecen de niveles mínimos de competencia en lectura y escritura (Thulla, 2022), lo que evidencia una brecha alarmante en el acceso equitativo a una educación de calidad. Esta situación plantea la necesidad de estrategias educativas que no solo enseñen a leer, sino que estimulen la lectura crítica y comprensiva (Fonseca et al., 2019; Vásquez y Pérez, 2020; Mosako y Ngoepe, 2020).
A nivel local, los resultados del examen de comprensión lectora 2023 del MINEDU revelaron que un bajo porcentaje de estudiantes alcanzan niveles satisfactorios en comprensión literal, lo que sugiere limitaciones aún mayores en la comprensión inferencial. Este fenómeno no es exclusivo de la institución en estudio, sino que refleja una tendencia nacional que exige ser abordada con estrategias específicas.
El pensamiento crítico, como habilidad compleja vinculada al desarrollo del juicio, la reflexión y la autonomía, ha demostrado incidir positivamente en la capacidad de los estudiantes para comprender de forma inferencial textos complejos (Montes et al., 2021; Pérez-Morán et al., 2020; Ramírez, 2021). Su integración en procesos pedagógicos mediante estrategias metacognitivas ha sido respaldada por diversas investigaciones (Loaiza y Osorio, 2018; López et al., 2022; Medina y Gonzales, 2021). En este sentido, la presente investigación analiza la incidencia del pensamiento crítico -a través de las habilidades de análisis, inferencia y juicio basado en datos- sobre la comprensión inferencial en estudiantes de secundaria.
Desde el enfoque teórico, esta investigación se sustenta en el constructivismo de Piaget, que destaca la construcción activa del conocimiento mediante la interacción entre el sujeto y su entorno (Delval, 1990). Esta perspectiva se complementa con la propuesta de Facione (2011), quien define el pensamiento crítico como un proceso autorregulado que integra habilidades cognitivas esenciales como la interpretación, la inferencia y la evaluación. Para Cangalaya (2020) y Prado y Junyent (2017), el pensamiento crítico requiere una reestructuración del pensamiento, creatividad y evaluación constante de los resultados, lo cual permite enfrentar con solvencia situaciones complejas.
Por otro lado, en cuanto a la comprensión lectora, se recurre a la teoría psicolingüística de Chomsky, que considera la comprensión como un proceso cognitivo sustentado en estructuras innatas del lenguaje y procesos mentales como la atención y la memoria (Purba, 2018). Asimismo, se incluye la teoría interactiva de la lectura de Solé (1992), la cual destaca que el lector no es pasivo, sino que construye activamente significados durante las fases de preparación, desarrollo y reflexión crítica.
En lo que respecta al nivel inferencial de la lectura, este implica un proceso en el que el lector interpreta lo implícito a partir de lo explícito, activando sus conocimientos previos y estableciendo relaciones lógicas, causales o temporales con el contenido leído (MINEDU, 2016; Schmidt et al., 2021). Aini et al., (2021) subrayan que el desarrollo de inferencias permite a los estudiantes sintetizar información, anticipar contenido y formular conclusiones. Esto exige la activación de estructuras mentales profundas y habilidades cognitivas como la integración semántica y la metacomprensión (Herrada-Valverde y Herrada, 2017; Medina y Gonzales, 2021).
La comprensión inferencial, por tanto, no solo constituye un indicador clave del nivel lector, sino también un reflejo del pensamiento superior del estudiante. Investigaciones como la de Ripoll Salceda et al., (2017) destacan su carácter transversal, ya que impacta directamente en el rendimiento académico general. Para lograrla, es necesario que el lector sea capaz de establecer conexiones significativas entre sus conocimientos, su contexto y el texto leído, mediante inferencias inductivo-locales o deductivo-globales (Leyva et al., 2022; Kabalen y De Sanches, 2005).
En este proceso intervienen habilidades como la formulación de hipótesis, la evaluación de argumentos, la interpretación de lo implícito y la construcción de conclusiones, lo que convierte a la comprensión inferencial en una herramienta clave para el análisis textual y el juicio crítico (Márquez y Valenzuela, 2018; Mohamedi-Amaruch y Rico-Martín, 2020).
En consecuencia, esta investigación tiene como objetivo analizar la incidencia del pensamiento crítico en la comprensión inferencial en estudiantes de secundaria, considerando las dimensiones de análisis e interpretación de información, juicio basado en datos e inferencia de consecuencias. Su relevancia radica en la posibilidad de contribuir con propuestas pedagógicas orientadas a mejorar la calidad de la enseñanza de la lectura, mediante el fortalecimiento de habilidades cognitivas superiores que permitan a los estudiantes interpretar de manera profunda y crítica la información que los rodea.
MÉTODO
La investigación se desarrolló bajo un enfoque cuantitativo, con un diseño no experimental y de tipo correlacional, ya que se buscó analizar la relación entre el pensamiento crítico y la comprensión inferencial sin manipular las variables.
La población estuvo conformada por 124 estudiantes del quinto grado de secundaria. La recolección de datos se llevó a cabo de manera presencial, durante el horario escolar, con la debida autorización institucional y el consentimiento informado de los participantes. El proceso se realizó en una sola sesión por grupo, en un ambiente controlado que garantizó condiciones adecuadas para la aplicación de los instrumentos.
Para evaluar el pensamiento crítico, se aplicó un cuestionario estructurado compuesto por ítems tipo Likert, diseñados para medir habilidades como el análisis, la inferencia y la evaluación argumentativa. Este instrumento, validado previamente por expertos en el área educativa, permitió recopilar información cuantitativa de forma sistemática (
En el caso de la comprensión inferencial, se utilizó una prueba escrita con textos breves acompañados de preguntas inferenciales. Esta prueba fue elaborada considerando los niveles de lectura establecidos en el currículo nacional y permitió identificar el grado de comprensión implícita alcanzado por los estudiantes.
Una vez recolectados los datos, se elaboró la base correspondiente y se procesó la información mediante el software estadístico SPSS versión 26. Se aplicó un análisis descriptivo para caracterizar las variables y un análisis inferencial utilizando regresión logística, con el fin de contrastar las hipótesis planteadas y determinar la incidencia del pensamiento crítico sobre la comprensión inferencial.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El estudio examinó la relación entre el pensamiento crítico y la comprensión inferencial en estudiantes de secundaria. La variable independiente fue abordada en tres dimensiones: interpretación y análisis de información, juicio aplicado a situaciones específicas y capacidad de inferencia basada en juicio autorregulado. La variable dependiente se evaluó mediante una prueba de comprensión inferencial centrada en el procesamiento de información implícita.
Los resultados obtenidos a través del modelo de regresión logística ordinal mostraron un adecuado ajuste de los datos, confirmado por la prueba de Hosmer-Lemeshow, cuyo valor fue 0.710, superior al umbral de 0.05, lo que indica que el modelo no presenta discrepancias relevantes entre los valores observados y los esperados.
El valor de p = 0.000 en la prueba ómnibus evidencia la existencia de una relación estadística entre las variables, lo que respalda la pertinencia del modelo predictivo planteado.
Asimismo, el coeficiente de determinación de Nagelkerke fue de 0.163, lo cual sugiere que el pensamiento crítico explica aproximadamente el 16.3% de la variabilidad en los niveles de comprensión inferencial. Aunque el porcentaje de explicación es moderado, permite señalar que existe una incidencia parcial de la variable independiente sobre la dependiente en el grupo analizado.
Tabla 1. Resultados de la regresión logística ordinal - Relación entre pensamiento crítico y comprensión inferencial.
La Tabla 2 muestra los resultados asociados a la dimensión interpretación y análisis de información. Según la prueba de Hosmer-Lemeshow, el valor de significancia fue de 0.820, mayor al umbral de 0.05, lo que indica que el modelo presenta un buen ajuste y no existen discrepancias importantes entre los valores observados y los esperados. Esto permite aplicar la regresión logística ordinal con base en los datos recopilados.
Por otro lado, la prueba ómnibus arrojó un p-valor de 0.000, lo que respalda estadísticamente la existencia de una relación entre esta dimensión del pensamiento crítico y los niveles de comprensión inferencial evaluados.
El coeficiente de determinación de Nagelkerke, con un valor de 0.147, sugiere que la dimensión interpretación y análisis de información explica el 14.7% de la variabilidad en los niveles de comprensión inferencial. Si bien el grado de explicación es moderado, estos resultados permiten afirmar que existe una incidencia estadística relevante entre ambas variables dentro del contexto analizado.
La Tabla 3 presenta los resultados relacionados con la dimensión juicio aplicado a una situación específica con datos objetivos y subjetivos. De acuerdo con la prueba de Hosmer-Lemeshow, el valor de significancia fue de 0.905, superior al umbral de 0.05, lo que evidencia un buen ajuste del modelo y confirma que los datos observados se corresponden adecuadamente con los esperados. Esto respalda la pertinencia de aplicar una regresión logística ordinal sobre la base del modelo propuesto.
Adicionalmente, la prueba ómnibus del modelo arrojó un p-valor de 0.000, lo que respalda estadísticamente la existencia de una relación entre esta dimensión del pensamiento crítico y los niveles de comprensión inferencial en la muestra analizada.
El coeficiente de determinación de Nagelkerke, con un valor de 0.179, indica que esta dimensión explica aproximadamente el 17.9% de la variabilidad en los niveles de comprensión inferencial. Este porcentaje representa una contribución estadísticamente relevante dentro del contexto del estudio, destacando el peso del juicio aplicado en los procesos de comprensión inferencial de los estudiantes de secundaria.
La Tabla 4 recoge los resultados correspondientes a la dimensión inferencia de consecuencias derivadas del juicio autorregulado. De acuerdo con la prueba de Hosmer-Lemeshow, el valor de significancia fue de 0.872, superando el umbral establecido de 0.05. Esto evidencia que el modelo se ajustó adecuadamente a los datos observados, validando la aplicación de una regresión logística ordinal.
Asimismo, la prueba ómnibus arrojó un p-valor de 0.000, lo cual respalda estadísticamente la existencia de una relación entre esta dimensión del pensamiento crítico y la comprensión inferencial en la población estudiada.
Por otra parte, el coeficiente de determinación de Nagelkerke, con un valor de 0.142, indica que la dimensión inferencia de consecuencias explica aproximadamente el 14.2% de la variabilidad en los niveles de comprensión inferencial. Este resultado destaca la relevancia de esta habilidad cognitiva dentro del proceso de comprensión inferencial en estudiantes de secundaria.
Discusión
El pensamiento crítico, entendido como la capacidad para argumentar, construir discursos lógicos, enfrentar desafíos y tomar decisiones informadas, se consolida como una competencia fundamental desde las primeras etapas del desarrollo escolar. Su implementación permite no solo una mejor comprensión literal de los textos, sino también el fortalecimiento de habilidades cognitivas superiores (Pérez y Cela, 2022). Así, fomentar el pensamiento crítico desde edades tempranas constituye una estrategia efectiva para prevenir deficiencias en la lectura en niveles educativos posteriores.
En esta línea, la comprensión lectora, al ser esencial para la adquisición de conocimientos, demanda más que una lectura superficial. Implica entender profundamente el contenido y, a la vez, desarrollar otras competencias asociadas, como el razonamiento lógico, la inferencia y el análisis (Osorio et al., 2018). Para alcanzar este nivel de comprensión, diversos autores han propuesto estrategias pedagógicas centradas en el pensamiento crítico (Mosako y Ngoepe, 2020), considerando además que una alarmante cantidad de estudiantes a nivel mundial -más de 617 millones- continúa sin alcanzar niveles básicos de competencia lectora (Thulla, 2022). En este contexto, diseñar propuestas que estimulen el pensamiento crítico en el aula no solo favorece el aprendizaje autónomo y la reflexión, sino que también mejora el desempeño académico.
Los hallazgos del presente estudio confirman esta perspectiva. El análisis mediante regresión logística ordinal evidenció que el pensamiento crítico contribuye en un 16.3% a la comprensión inferencial de estudiantes de secundaria, relación que fue estadísticamente significativa (p = 0.000). Este resultado es consistente con estudios previos, como el de Medina y Gonzales (2021), quienes identificaron una influencia significativa de las estrategias metacognitivas sobre el pensamiento crítico, destacando un valor de Wald de 9.158 y un p-valor de 0.002.
Asimismo, Garro-Aburto et al., (2022) destacan que el pensamiento crítico permite a los estudiantes analizar, organizar y argumentar la información desde una perspectiva integral, lo que refuerza su impacto positivo en la comprensión lectora (Montes et al., 2021). En este sentido, Facione (2011) plantea que el pensamiento crítico implica procesos como la interpretación, el análisis y la inferencia, habilidades esenciales para una comprensión profunda de los textos. Por su parte, López et al., (2022) subrayan la importancia de integrar estas habilidades en el currículo escolar, recomendando programas educativos que promuevan el pensamiento crítico como medio para mejorar el rendimiento académico. Esta idea se alinea con los hallazgos de García-Mogollón y Mogollón-Rodríguez (2020), quienes evidenciaron una mejora significativa en las habilidades inferenciales de los estudiantes tras aplicar un programa de gamificación.
En relación con el primer objetivo específico, los resultados indicaron que la dimensión interpretación y análisis de información explicó el 14.7% de la variabilidad en la comprensión inferencial, con un p-valor estadísticamente significativo (p = 0.000). Este hallazgo se articula con el trabajo de Fernández (2020), quien resalta la efectividad de la lectura crítica como herramienta para fomentar el pensamiento crítico en adolescentes.
Respecto al segundo objetivo, la dimensión juicio aplicado a una situación específica con datos objetivos y subjetivos mostró una incidencia del 17.9% sobre la comprensión inferencial (p = 0.000), lo cual se relaciona con lo reportado por Loaiza y Osorio (2018). Estos autores enfatizan la importancia de habilidades como la argumentación, la inferencia y la toma de decisiones fundamentadas para potenciar el pensamiento crítico. Sin embargo, el estudio de Pérez-Morán et al., (2020) evidenció un desarrollo insuficiente de estas habilidades en su muestra, lo que sugiere la necesidad de reforzar su enseñanza en contextos educativos similares.
Por último, en relación con el tercer objetivo, la dimensión inferencia de consecuencias basadas en juicio autorregulado también mostró una incidencia del 17.9% (p = 0.000), confirmando su peso en la comprensión inferencial. No obstante, este hallazgo contrasta parcialmente con lo encontrado por Ríos y Espinoza (2019), quienes, aunque identificaron un bajo desempeño en niveles literal y analógico, señalaron un buen desarrollo en las inferencias (77%). Esto sugiere que, si bien los estudiantes poseen habilidades para inferir, estas no siempre se relacionan directamente con un juicio crítico autorregulado, lo que refuerza la necesidad de promover un enfoque más sistemático en la enseñanza de esta competencia.
En conjunto, estos resultados subrayan la relevancia de integrar el pensamiento crítico como eje transversal en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Su impacto positivo en la comprensión inferencial reafirma su valor como herramienta pedagógica clave para formar estudiantes reflexivos, analíticos y preparados para enfrentar los desafíos intelectuales del siglo XXI.
CONCLUSIONES
El análisis realizado permitió establecer que el pensamiento crítico tiene una incidencia destacada en la comprensión inferencial de los estudiantes de secundaria. Los resultados mostraron que el pensamiento crítico contribuyó en un 16.3% a la mejora de la comprensión inferencial, evidenciando la importancia de implementar estrategias que fomenten estas habilidades en el contexto educativo.
El estudio destacó que las dimensiones del pensamiento crítico, como la interpretación y análisis de la información, el juicio aplicado a situaciones específicas y la inferencia de consecuencias derivadas de un juicio autorregulado, impactan positivamente en la capacidad de los estudiantes para comprender inferencialmente los textos. Estas dimensiones explicaron entre el 14.7% y el 17.9% de la variabilidad en la comprensión inferencial, lo que resalta la necesidad de enfocarse en el desarrollo de estas habilidades en el aula.
Los hallazgos reflejan que, al integrar de manera continua el pensamiento crítico en la enseñanza, se favorece el desarrollo de competencias cognitivas superiores, como la capacidad de análisis, evaluación e inferencia. Estas habilidades son esenciales para una comprensión profunda de los textos y para la toma de decisiones fundamentadas.
En definitiva, el pensamiento crítico emerge como una habilidad fundamental no solo para la comprensión lectora, sino también para el fortalecimiento de capacidades cognitivas y académicas en los estudiantes. Su integración en la enseñanza secundaria contribuye de manera significativa al desarrollo de competencias lectoras y de razonamiento inferencial, mejorando el rendimiento académico.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.

















