1. Introducción
La Organización Mundial de la Salud [OMS] (2022), proclamó el 30 de enero del 2020 estado de emergencia sanitaria debido a la propagación del virus COVID-19. A partir de esta situación, fue posible visibilizar que la mayoría de los sistemas sanitarios a nivel mundial presentaron problemas para afrontar la pandemia, lo cual dejó en evidencia la brecha social existente y la aparente agudización de la problemática (Egas et al., 2020).
La pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto profundo y multifacético en la salud mental a nivel mundial. Investigaciones como la de Wang et al. (2020) han demostrado que, durante sus etapas iniciales, hubo aumentos significativos en los niveles de ansiedad y estrés entre la población general. Factores como la incertidumbre prolongada, el aislamiento social y los cambios drásticos en la vida diaria contribuyeron a una prevalencia elevada de síntomas de ansiedad y estrés (Wang et al., 2020). Sumado a esto, se presume que las alteraciones en la salud mental también dependen en gran medida de los diferentes datos sociodemográficos, entre ellos: sexo, grupo etario y condiciones de vida (Beldarraín, 2020).
En la misma línea, se ha establecido que los riesgos en la salud mental derivados del impacto por la pandemia difieren según los grupos etarios. En los adolescentes, por ejemplo, se observan problemas de adaptación, sintomatología ansiosa y afectación en su rendimiento escolar (Hernández, 2020), así como también se han distinguido cuadros de depresión, estrés o crisis emocionales, rasgos que aparentemente son respuestas psíquicas a una angustia experimentada (Valenzuela, 2022).
En torno a la población de adolescentes, existen reportes de afectaciones tanto físicas como cognitivas como resultado del impacto causado por una situación estresante (Lavigne et al., 2021). Al respecto, Helgadóttir et al. (2023) analizaron los efectos de las restricciones de la pandemia de COVID-19 en patrones de actividad física, tiempo de pantalla y sueño en adolescentes suecos, encontrando que, aunque la actividad física de moderada a vigorosa se mantuvo constante, la actividad física ligera disminuyó y el tiempo sedentario aumentó. Lo anterior se complementa con el hecho de que en esta etapa ocurren transiciones a nivel físico, comportamental, social y cognitivo, siendo la última dimensión especialmente relevante debido a que es la base fundamental de su rendimiento académico (Flores et al., 2020).
Estados emocionales ansiosos aparentemente traen como consecuencia una disminución de la actividad de lóbulos frontales, comprometiendo procesos cognitivos como las funciones ejecutivas (FE) (Balbi y Roussos, 2010; Lavigne et al., 2021), como las habilidades de los individuos para resolver problemas de forma autónoma, movilización de la atención, planificación, inhibición de conductas inapropiadas y búsqueda de soluciones (Tirapú et al., 2011). Por otra parte, la preocupación y ansiedad de los sujetos, de acuerdo con lo planteado por Tallis et al. (1991), podrían ser factores que influirían directamente en la velocidad y la fluidez con la cual se ejecutan distintas tareas.
Sumado a lo anterior, en la adolescencia las FE no han alcanzado su desarrollo definitivo, a diferencia de una persona adulta (Flores et ál., 2020). Sin embargo, en ambos grupos, dichas habilidades son primordiales para desempeñar actividades cotidianas. Corroborando la información previa, Anderson (2018) asegura que a lo largo del proceso madurativo cerebral se va potenciando el funcionamiento ejecutivo, la planificación y el planteamiento de metas. Asimismo, al parecer el estado emocional estaría estrechamente ligado con el rendimiento ejecutivo, siendo la ansiedad una de las psicopatologías que más lo afectarían (Emerson et al., 2018), en donde, individuos con dicha afección requerirían de un mayor tiempo para completar las actividades (Andrés et al., 2017).
El objetivo de la presente investigación es determinar si existe una relación entre la ansiedad y el rendimiento ejecutivo en un grupo de estudiantes ecuatorianos de décimo año, posterior al periodo de confinamiento por COVID-19.
2. Tipo de Enfoque, Alcance y Diseño
La presente investigación adopta un enfoque cuantitativo, en el cual se recopilan datos numéricos con el propósito de probar hipótesis mediante análisis estadístico, y así plantear los resultados y conclusiones del caso (Hernández et al., 2014). El diseño de la investigación es no experimental y transversal, ya que se basa en la observación de las variables en su contexto natural, sin intervenciones ni modificaciones en su espacio y tiempo (Donis, 2013).
Muestra
El estudio emplea una muestra no probabilística por conveniencia, seleccionada no por la probabilidad de ser escogida, sino en función de los objetivos de la investigación y la accesibilidad a la población requerida (Donis, 2013), en la cual se incluyeron a 50 estudiantes de décimo grado de una institución educativa fiscomisional perteneciente a la ciudad de Cañar, Ecuador. La caracterización sociodemográfica de los participantes del estudio se encuentra en la Tabla 1.
Instrumentos:
Escala de Ansiedad Manifiesta en Niños Revisada (CMASR-2) (Reynolds y Richmond, 2012): Instrumento autoaplicado, validado en México, destinado a evaluar la intensidad de la ansiedad en niños y adolescentes de 6 a 19 años. Consta de 49 afirmaciones con formato de respuesta binario “Sí/No”. Su índice de confiabilidad es α = .87 y su validez es de .881 mediante el método de mitades partidas. Los resultados se interpretan según rangos de puntuación T, con categorías que varían desde extremadamente problemático hasta menos dificultades de ansiedad.
Trail Making Test A (TMT-A) (Arango et al., 2017): Reactivo neuropsicológico que evalúa la atención visual, rapidez motora, flexibilidad cognitiva y cambio de tarea. El puntaje total corresponde al número de segundos que los participantes necesitan para completar la actividad, con un límite de tiempo de 60 segundos en el formato A. Este instrumento ofrece puntuaciones normativas para nueve países en América Latina y España, según el grupo etario y sexo.
Plan de análisis estadístico
Para caracterizar la población del estudio, se emplearon técnicas de estadística descriptiva e inferencial. Las variables cuantitativas se describieron mediante la mediana y el rango intercuartílico, mientras que las variables cualitativas se presentaron en función de su frecuencia absoluta y relativa, todo ello en función de la presencia o ausencia de ansiedad. Además, se realizaron pruebas de estadística inferencial para corroborar asociaciones o diferencias estadísticamente significativas, según corresponda. Se aplicó la prueba exacta de Fisher para el primer caso y la prueba U de Mann-Whitney para el contraste de medianas, ambas robustas ante violaciones de los supuestos de normalidad.
En cuanto a la verificación de la asociación entre ansiedad y rendimiento ejecutivo (TMT-A), se estimaron cuatro modelos de regresión logística multivariada, uno crudo y tres que permitieron el ajuste según variables de interés y presentando los odds ratio (OR) ajustados y con intervalos de confianza al 95% (IC95%) robustos para cada caso. La determinación de los modelos óptimos que explicaban dicha asociación se llevó a cabo mediante la librería “glmulti” (Calcagno y de Mazancourt, 2010) en el software estadístico Rstudio, utilizando un enfoque exhaustivo que estima todos los posibles modelos existentes. La selección del mejor modelo se basó en el criterio de información de Akaike, corregido para muestras pequeñas (AICc, en inglés, Hurvich y Tsai, 1989). El nivel de significancia estadística adoptado para este estudio fue del 5%.
3. Resultados
Tabla 1 Caracterización sociodemográfica de la población en estudio.

1 P50(RIQ): percentil 50 (mediana) y rango intercuartílico. 2 Rendimiento en Trail Making Test A dicotomizado. * Significancia estadística, prueba U de Mann-Whitney o prueba exacta de Fisher cuando corresponda.
Como se puede observar, no se encontró una asociación bivariada entre la presencia de ansiedad y las variables de sexo y rendimiento en el Trail Making Test A (funciones ejecutivas). No obstante, se detectaron diferencias en las medianas de edad entre los individuos con y sin ansiedad. Además, se identificaron diferencias estadísticamente significativas entre las medianas del promedio de calificaciones de los participantes con y sin ansiedad, siendo el rendimiento menor en aquellos estudiantes con ansiedad.
En cuanto a la relación entre la presencia de ansiedad y el rendimiento en funciones ejecutivas, la Tabla 2 muestra los tres modelos de regresión logística que ofrecieron el mejor ajuste para dicha estimación.
Tabla 2 Modelos de regresión logística para el ajuste de la relación entre ansiedad y funciones ejecutivas.

1OR = Odds Ratio, IC 95%: intervalo de confianza al 95%,2 TMT: Trail Making Test, 3Dicotomización del promedio de calificaciones (aprobación/reprobación), 4AICc: criterio de información de Akaike corregido para muestras pequeñas.* Significancia estadística del OR según cada modelo ajustado.
Como se observa, tanto en el modelo crudo como en los modelos ajustados por variables de interés, se mantiene estadísticamente significativa la relación entre el rendimiento en funciones ejecutivas (TMT-A) y la ansiedad en los participantes. Esto se sostiene al controlar por promedio y sexo en el primer caso (Modelo 1), rendimiento académico (Modelo 2) y promedio de notas (Modelo 3). Tras comprobar dicha asociación, el modelo crudo resultó ser el mejor, con un AICc de 59,0. De esta manera, se puede afirmar que por cada segundo menos en el TMT-A, la odds de ansiedad disminuye un 22%. Complementariamente, cada segundo adicional en la realización del Trail Making Test aumenta aproximadamente un 22% el riesgo de ansiedad.
4. Discusión
En el análisis univariado se observaron asociaciones significativas entre la presencia de ansiedad, en las medianas de edad y en el promedio de calificaciones entre estudiantes con y sin ansiedad. Estos hallazgos sugieren que la ansiedad puede tener un impacto más pronunciado en ciertos grupos de edad y estar asociada con un rendimiento académico más bajo, tal como se evidencia en un estudio que muestra cómo los síntomas de ansiedad y depresión afectaron negativamente las percepciones de los estudiantes sobre su rendimiento académico durante la pandemia (Barbosa-Camacho et al., 2023).
Por otro lado, los modelos de regresión logística crudos y ajustados revelaron una relación significativa entre la ansiedad y las funciones ejecutivas, independiente del sexo, promedio de notas o rendimiento académico presentado cualitativamente. Este hallazgo es coherente con la literatura científica actual, que ha documentado de manera extensa el impacto de la ansiedad en el funcionamiento cognitivo, especialmente en contextos de estrés elevado como la pandemia de COVID-19. En el estudio Castanheira et al., (2021) se ilustra este punto, destacando una disminución notable en el control ejecutivo individual como función de las diferencias individuales en el miedo/preocupación y ansiedad experimentados durante la pandemia. Estos hallazgos refuerzan la idea de que la ansiedad, exacerbada por situaciones estresantes como una pandemia global, puede influir significativamente en el funcionamiento ejecutivo y por ende el bienestar emocional de los adolescentes, un aspecto crucial en su desarrollo socio educativo.
Por contraparte, el modelo de regresión ajustado no permitió evidenciar la asociación estadística que diera cuenta de la influencia de variables como el sexo o promedio de notas, esto puede ser explicado por factores tales como la variabilidad individual y heterogeneidad en la muestra escogida, el tamaño de muestra, la influencia de factores no medidos (principalmente, en este caso, para evitar la influencia del sesgo de memoria o recuerdo) o porque en la muestra del presente estudio no hubo diferencias debido a que las condiciones de pandemia fueron similares para todos, impidiendo manifestar las reales diferencias atribuibles a esta variable en el contexto de pandemia.
Desde la evidencia de las diferencias de sexo, son varios los investigadores que identifican que, si bien es cierto que los trastornos de ansiedad se presentan más frecuentemente en mujeres, la edad en que aparece es diferente entre ambos sexos, pues en hombres su inicio suele ser entre los 14 y 24 años, mientras que en el género femenino el comienzo de dichas afecciones se evidencia más tarde, en edades comprendidas desde los 35 y hasta los 44 años (Eaton et al., 1994).
Es importante mencionar que el cuadro sintomatológico de ansiedad y sus características comportamentales influyen directamente en el contexto de las personas que la padecen. En lo que respecta a los adolescentes, pueden verse afectadas las áreas: familiar, social y su rendimiento escolar (Moreno et al., 2013). Sumado a lo anterior, las relaciones establecidas entre los niños con afectaciones en su salud mental y sus maestros suelen caracterizarse por una menor cercanía, a comparación de aquellos que no presentan dicha condición, lo que puede crear escenarios distintos en el ámbito académico (Contreras et ál., 2005).
5. Conclusiones
El presente estudio encontró una relación cruda entre funciones ejecutivas alteradas y presencia de ansiedad en jóvenes. En ese contexto, el aporte de la investigación a la psicoterapia radica en visibilizar la importancia de brindar una intervención adecuada en las instituciones educativas. Uno de los casos más encontrados suele ser el de estudiantes con dificultades a nivel académico, mismos que son etiquetados como personas con poco interés para cumplir las demandas escolares. Sin embargo, no siempre esta es la única razón, pues existen factores de tipo familiar, personal o cognitivo que pueden influir en su desempeño y al que actualmente se añade la situación de pandemia, sobre la cual se estructuraron los objetivos de la presente investigación.
Dentro de las limitaciones del presente estudio se encuentra la cantidad relativamente reducida de la muestra, lo que posiblemente acarrea una dificultad para identificar diferencias significativas en la comparación de distintos grupos. Asimismo, la investigación se ejecutó en una sola institución educativa de tipo fiscomisional, dejando de lado otras modalidades como fiscal y particular, donde los resultados podrían cambiar. La muestra utilizada consideró un rango de edad de 14 años, por lo tanto, se debe tener precaución al ampliar la información a otros grupos etarios. Asimismo, la falta de baremos específicos para el contexto podría interferir en la realidad de la población investigada, trayendo como consecuencia la posible variación de resultados.
Finalmente, es de relevancia destacar que, como síntesis, el presente estudio refuerza la relación entre ansiedad y compromiso de funciones ejecutivas en el contexto posterior a la pandemia. Esta información resulta clave de cara a la promoción y prevención tanto de la salud mental, como del control de hábitos de vida saludable, tanto físicos como cognitivos, que lleven a los adolescentes a mantener hábitos de vida positivos para poder enfrentar los cambios y condiciones complejas que no sólo pueden expresarse como consecuencia de una pandemia, sino que como resultado de conflictos sociales, económicos, familiares o de diversa índole. Del mismo modo, la proyección o utilidad de estos hallazgos deben ser considerados en el contexto educativo, donde se debe indagar la situación cognitiva y socioemocional de estas personas, para poder favorecer las condiciones que permitan al estudiante llevar de la manera más significativa posible su proceso de enseñanza y aprendizaje.