Vivimos en un momento de la historia de la humanidad y del planeta en su conjunto en el que se percibe de manera tácita una total falta de valores humanos en toda su gama y expresión que se ve reflejada en la actualidad, en el accionar anómico del ser humano en distintas áreas y facetas de su existencia. Se tenía la expectativa de que en el balance de este primer cuarto de siglo que concluye el 2025 vislumbraríamos un panorama distinto y mucho más esperanzador considerando “el grado de evolución y desarrollo” que supuestamente tendríamos que haber alcanzado en esta tercera década del siglo XXI.
¿Pero…a qué grado de evolución y desarrollo hemos llegado como especie? Para enfocarnos en la respuesta, tal vez sea importante preguntarse sobre el significado que tienen los conceptos de evolución y desarrollo.
En el primer caso, del latín evolutio consideramos a la evolución como un proceso de adelantamiento, transformación y desarrollo…pero ¿qué es desarrollo? Significa adelante, avance, amplitud, aumento, crecimiento y progreso de algo…
¿La pregunta surge inevitable…hacia dónde nos dirigimos, hacia dónde avanzamos como sociedad en este transitar que es la vida? ¿En qué áreas hemos evolucionado y hacia dónde apunta nuestro desarrollo?
En este sentido refiero al lector al análisis del trabajo de dos grandes economistas: el primero de origen alemán, el segundo de nacionalidad chilena que a pesar de haber publicado sus escritos hacen 50 años, ambos se perfilaron como visionarios de una realidad que hoy emerge y que pone en vigencia lo que ellos cuestionaron en el pasado en torno al tema del desarrollo y la importancia de rescatar el sentido de lo humano.
En su libro publicado en la década de los 70 titulado “Lo pequeño es hermoso-Economía como si la gente importara”, el economista alemán Ernst Friedrich Schumacher menciona que como sociedad necesitamos reencauzar los objetivos de nuestra economía y ponerla al servicio del ser humano. De acuerdo con este investigador, consideramos una garantía de bienestar el desarrollo económico, pero no así el humano.
Como diría Schumacher, hay una creencia generalizada que se percibe en el accionar del ser humano en muchas partes del mundo que afirma que el camino de la paz, es el camino de la riqueza y si nos damos cuenta actualmente, esta manera de pensar en su forma extrema, es la que ha llevado y sigue llevando a guerras que no solo persisten en el tiempo, sino que se van agudizando cada día más.
Por su parte, Manfred Max Neef un destacado economista chileno Premio Nobel alternativo seguidor de la obra de Schumacher, publicó en la década de los 80 un libro titulado” Desarrollo a Escala Humana” que hoy también cobra vigencia cuando señala que estamos viviendo una crisis de la utopía, en donde el ser humano dejó de soñar para buscar ser dueño de grandes posesiones económicas que supuestamente le garantizarían bienestar en todos los ámbitos de su existencia y que sin embargo contrariamente a lo esperado, lo han dejado sumido en la más tremenda pobreza que de acuerdo a Max Neef no necesariamente es la falta de dinero sino una pobreza humana y valórica.
¿Y qué propone este autor?
Es vital enfocarnos en la satisfacción de necesidades humanas fundamentales como la subsistencia, protección, afecto, entendimiento, participación, creación, identidad, libertad entre otras, pero también es necesario enfocarse en la generación de niveles crecientes de auto dependencia y la articulación del ser humano con la naturaleza
Como diría Max Neef estamos viviendo en una sociedad de pseudo satisfactores que estimulan una falsa sensación de satisfacción de una necesidad determinada
Hoy cobra sentido esta propuesta porque estamos viviendo un escenario desolador para la vida del ser humano y de los habitantes del planeta entero, que nos lleva a analizar qué es lo que está sucediendo y trabajar para la superación de ese escenario desolador sobre todo para las nuevas generaciones
Interpretando la obra de Manfred Max Neef podríamos pensar en brindar alternativas de intervención del psicólogo en la comunidad, centradas en la búsqueda de bienestar de la persona, identificar las necesidades que no están siendo satisfechas para responder a ellas de manera inmediata e identificar los pseudo satisfactores que no resuelven los problemas.
¿Por qué? porque las necesidades no satisfechas son origen de pobrezas y patologías en el ser humano desde este autor.
¿Qué podemos hacer para evitar “las pobrezas”?
Promover el establecimiento de políticas educativas y sociales para transformar las carencias, en potencialidades, en recursos.
Trabajar por una educación que se centre en el desarrollo y crecimiento del ser humano
Estimular la creatividad de las nuevas generaciones y no el cercenamiento cognitivo y emocional de la persona
Comprender más en lugar de solo entender el contexto en el que vivimos, sin empatía alguna
Trabajar para superar la pobreza de protección debido a sistemas de salud insuficientes, pobreza de afecto debida al autoritarismo, pobreza de entendimiento debido a la deficiente calidad de la educación, pobreza de participación debido a la marginación y discriminación de mujeres y niños
Qué podemos hacer para evitar las patologías …de frustración
Dejar de poner rótulos de manera indiscriminada a los seres humanos
Dejar de estigmatizar a aquellos niños, jóvenes y adultos que tiene algún déficit
Dejar de definir a ultranza quién es normal y quien no lo es
Reconocer Capacidades para transformarlas en Habilidades
El psicólogo desde esta perspectiva no estará centrado en lo que la persona no tiene, en sus carencias … más bien trabajará para el descubrimiento de las capacidades que se deben rescatar y en buscar la autogestión y auto dependencia del ser humano.
Como diría Max Neef….
“Quizás tendría sentido que comenzáramos a ver hermanos a nuestro alrededor. Quizás sería positivo intentar creer en las posibilidades de armonía entre distintas verdades. Quizás sería bueno aceptar que no hay razón alguna para desterrar la intuición, la espiritualidad y la conciencia del reino de la ciencia.
Cabe la esperanza de una navegación hacia aquella ribera que nos convierta en seres completos, capaces de comprender la completitud de la vida.”
Esta frase cobra hoy vigencia porque vivimos en una anomia y conducta desviada sin precedentes.
Las problemáticas sociales se van incrementando y normalizando de tal manera que nos damos cuenta que perdimos de vista aquello que era inconmensurablemente bello en nuestro existir y que ya no está presente porque en esa búsqueda de poder a todo nivel olvidamos lo esencial para la convivencia y son los valores humanos y el reconocimiento de las necesidades de todos los seres vivos sin excepción que debieran ser satisfechas en una búsqueda de paz y armonía global
Pero, también están presentes los desastres ambientales que en su gran mayoría son producto de la poca consistencia y coherencia del ser humano por proteger sus recursos naturales y el lugar que lo alberga.
Hemos llegado a una falta de conciencia total y desproporcionada que parecía inimaginable en otros momentos de la historia, pero muy real actualmente, en donde el ser humano parece haberse olvidado de su condición finita y construye falsos imperios que tarde o temprano serán destruidos inevitablemente.
¿Frente a toda esta “realidad” …emerge de nuevo la pregunta… de qué evolución y desarrollo nos podemos jactar como humanidad, si lo que mostramos como producto es vergonzoso y lacerante en todos los sentidos?
Necesitamos nuevas generaciones de visionarios que busquen verdaderamente un desarrollo a escala humana como prioridad y para ello la escuela jugará un papel trascendental en el que el Educere sea más importante que el Educare…un rol en el que se eduzca e identifique el potencial de cada niño antes de llenar su mente de conocimientos muchas veces intrascendentes.
Hoy nos damos cuenta de que justamente los conocimientos por si solos, aunque valiosos, no llegan a ser garantía para la formación de seres con calidad humana
Necesitamos también profesionales en salud mental capaces de vislumbrar nuevas estrategias de protección de la vida en todos los ámbitos, necesitamos seres aún con “utopías”, seres idealistas con un corazón limpio.
“Se percibe la necesidad de cambio de mirada, que involucre a los futuros profesionales en un contexto de altos niveles académicos, pero también de un gran desarrollo de la sensibilidad social; y si bien se perdieron de vista en el camino objetivos esenciales de servicio, de cooperación, de intervención a nivel educativo, social, de salud, hoy deben ser rescatados a través del planteamiento de un nuevo accionar desde la carrera de psicología, un accionar que priorice la formación humana de los nuevos profesionales”. (Pérez. G. 2019).
Vayamos al rescate de los valores humanos …al rescate de la solidaridad, del respeto a la dignidad humana, demos un vuelco a la dirección que hemos estado imprimiendo a nuestra existencia.
¿Pero…como descubrimos los valores? Desde Tierno, B (1992), citado por Pérez (2019), descubrir los valores solo es posible a quien mira positivamente el mundo, al que previamente ha comprendido que todo lo que existe, “existe por algo y para algo”; que cualquier ser por pequeño que sea tiene su sentido y su razón de ser, es decir VALE. Para el que se coloca así ante el mundo, y no pasivamente como cosa entre las cosas, todo cuanto existe es un bien. De modo que podemos llamar BIEN a cualquier ser en cuanto es portador de valores. Y podemos designar como valor, aquello que hace buenas a las cosas, aquello por lo que las apreciamos, por lo que son dignas de nuestra atención y deseo.
Ojala que las instituciones educativas brinden a los más pequeños, herramientas funcionales para afrontar el acontecer de la vida actual en todas sus facetas, que se puedan desarrollar programas y talleres de alto contenido valórico para formar seres con calidez y calidad humana y promovamos también escenarios de esperanza, como contraparte a lo que vivimos hoy.
Seamos como psicólogos, portadores de vida y esperanza. ¿Pero… cuando nos sentimos esperanzados? Como diría en el 2001 Richard Snyder, experto en el tema de la Psicología de la Esperanza de la Universidad de Kansas... nos sentimos esperanzados cuando sabemos lo que queremos y tenemos metas, cuando pensamos en una variedad de maneras de llegar a eso que queremos y son nuestras metas y cuando tomamos acción y generamos opciones para cumplir esas metas.
Pero, también como psicólogos seamos agentes de un cambio trascendental, esto supone promover la emergencia de actitudes y nuevas formas de pensar, sentir y actuar centradas en el rescate de lo genuinamente humano, programas de paz y solidaridad en los que las personas comiencen a redescubrir y vislumbrar lo bello de la vida a pesar de lo que se percibe en la actualidad.
Finalmente, hoy más que nunca necesitamos repensar en el aporte de Schumacher y Max Neef; en un desarrollo a escala humana, rescatar los valores que se han perdido en el olvido y promover la esperanza en las nuevas generaciones que den nuevo sentido a sus vidas; sin embargo no es suficiente el esfuerzo por lograr un desarrollo a escala humana; debemos visualizar algo aún más importante y es el desarrollo de la conciencia del hombre en lo personal, social y colectivo, para alcanzar una mirada global a través de la cual podamos cuidar el planeta que nos alberga; la flora y la fauna, el aire, los mares y la naturaleza en su conjunto que son parte vital para la vida en todas sus expresiones.













