1. Introducción
El contexto laboral de los profesores ha cambiado significativamente en las últimas décadas, redefiniendo tanto la naturaleza de su trabajo como el papel de las instituciones en la educación superior. Santos (2007) y Blanch y Cantera (2011) señalan que las reformas educativas han desvalorizado la universidad como espacio de formación docente y explican que estas dinámicas de producción en el ámbito educativo responden a una nueva gestión pública del servicio de educación, que redefine los valores laborales y profesionales, llevando a una interpretación de la realidad y una relación con ella, influenciadas por un discurso gerencial y la valoración de la productividad, en línea con el paradigma empresarial, lo que ha generado repercusiones en la vida personal, el tiempo libre y en consecuencia en las experiencias de ocio de los profesores. Es en este marco que se propone abordar el análisis de los imaginarios sobre el ocio de los profesores universitarios.
Según Baeza (2000), los imaginarios sociales se conciben como matrices de sentido que se imponen hegemónicamente a los individuos a través de la interacción social. Estas matrices se materializan en metarrelatos y creencias colectivas que perpetúan prejuicios, estereotipos y símbolos, estableciendo conexiones entre lo particular y lo colectivo, así como entre lo privado y lo público. Para analizar los imaginarios, es fundamental considerar los contextos históricos y sociales mediante patrones discursivos y códigos culturales, lo que permite desvelar mitos ocultos, estructuras profundas, memorias colectivas y la subjetividad presente en el discurso social (Aliaga, 2022).
A diferencia de las representaciones sociales, que operan en un plano denotativo y manifiesto, los imaginarios sociales actúan en niveles connotativos profundos e invisibles, evidenciándose en los discursos culturales (Sancho y Riffo-Pavón, 2022). Según Baeza (2015), la realidad social y el estudio de los fenómenos sociales pueden ser abordados desde cuatro planos analíticos: el plano aparente, que permite descripciones básicas accesibles a través de los sentidos; el plano subyacente, que facilita descripciones más profundas y es medianamente accesible; el plano ideacional, que ofrece una comprensión más profunda; y el plano arquetípico, que se refiere a una mayor profundidad donde se hallan arquetipos que configuran los imaginarios sociales (Baeza, 2015; Riffo-Pavón, 2022).
En el estudio de los imaginarios de ocio en los profesores, se interpretó que el plano ideacional se relaciona con pensamientos y significaciones, el plano subyacente con emociones, y el plano aparente con prácticas. Un análisis conjunto de estos planos incluyendo elementos contextuales permite elaborar una propuesta interpretativa de estos imaginarios.
Además, se pueden distinguir dos categorías de imaginarios: los imaginarios instituidos o dominantes, que refuerzan significaciones establecidas, como tradiciones y costumbres arraigadas en la sociedad; y los imaginarios instituyentes o dominados, que emergen al configurar nuevos sentidos, generando rupturas en el orden establecido y promoviendo procesos de transformación social (Castoriadis, 1975; Baeza, 2003).
Lo anterior es relevante para identificar los imaginarios sociales del ocio, ya que, en el ámbito latinoamericano las concepciones sobre el ocio, han sido históricamente moldeadas por interpretaciones sesgadas y connotaciones negativas asociadas a conceptos como pereza, inactividad o vicios (Elizalde y Gomes, 2009; Tabares, 2011). Estas ideas han surgido como resultado de intervenciones civilizatorias, que buscan situar al trabajo en el epicentro de la valoración social, relegando el ocio a una categoría desvalorizada o a actividades consideradas meramente instrumentales para el descanso.
Una concepción predominante en el contexto actual, considera al ocio como un tiempo de descanso y sugiere que este es necesario para la recuperación de la fatiga física o nerviosa, en este sentido, el ocio es visto como sinónimo de reposo, liberación y reparación, dada la acumulación de tensiones en las jornadas de trabajo (Miranda, 2006). Esta postura ha sido rebatida por autores que aseveran que concebir el ocio para el descanso es una perspectiva instrumentalista, que centra su prioridad en aspectos técnicos de las actividades del ocio, en detrimento de sus potencialidades y la comprensión de las interacciones humanas (De Filippis y Marcellino, 2013), supeditando al ocio como instrumento de las relaciones en el complejo económico de producción capitalista.
En este sentido, autores latinoamericanos como Elizalde y Gomes (2010), han definido al ocio como algo que el poder siempre ha ocultado para evitar que sean conocidos sus beneficios liberadores ya que puede generar experiencias de reflexión, marcadas por actitudes que transgreden lo permitido y lícito. A esto se debe el grande temor y el peligro que representa para el mantenimiento del status quo, ya que permite el desarrollo de nuevas identidades y un sentido de pertenencia más amplio.
Gomes y De Souza (2011) sostienen que el ocio no debe ser visto únicamente como una manera de recargar energías para el trabajo, sino como un fenómeno que se puede abordar desde diversas prácticas colectivas, influenciadas por realidades histórico-sociales. Por lo tanto, el ocio no debe considerarse ingenuo, pacífico o inocente; es necesario adoptarlo desde una perspectiva integral que reconozca su capacidad para moldear el pensamiento, lo que lo convierte en una herramienta de manipulación y control social. Esto implica reconocer el peligro de reducir el ocio a una mera fuga de problemas o a un simple entretenimiento, ya que, en realidad, posee connotaciones profundas y un potencial alienante. Así, en lugar de ser solo un espacio de descanso, el ocio se presenta como un fenómeno sociocultural de gran relevancia para la clase trabajadora (Taffarel, 2012).
En línea con estas posturas que otorgan al ocio un lugar relevante para las sociedades, corrientes de pensamiento más recientes conceptualizan el ocio desde una perspectiva humanista, entendiéndolo como acciones subjetivas, personales y comunitarias que tienen sus raíces en la motivación y la voluntad. Se concreta en actividades que las personas realizan libremente y sin un propósito utilitario, principalmente porque disfrutan de ellas (Cuenca, 2013). Asimismo, se comprende como una necesidad humana fundamental y una dimensión de la cultura caracterizada por la vivencia lúdica de manifestaciones culturales en el tiempo/espacio social (Gomes, 2014; Max-Neef, 1986). De este modo, el ocio se percibe como un fenómeno que defiende, ante todo, la dignidad de la persona, considerándose un ocio positivo que favorece el desarrollo individual y comunitario. Este enfoque se fundamenta en tres valores esenciales: libertad, satisfacción y gratuidad, además de principios de identidad, superación y justicia (Cuenca, 2014).
Esta breve revisión de las diversas perspectivas sobre el ocio pone de manifiesto que se trata de un fenómeno concreto, contextual y en constante proceso de construcción, es decir, históricamente determinado. Según Elías y Dunning (1992), en el ámbito de la teoría sociológica, un análisis adecuado del ocio solo es posible si se superan limitaciones como los prejuicios y se aborda de manera más amplia e integral. Por ello, es esencial establecer una mayor claridad en la diferenciación de conceptos como "tiempo libre", "ocio" y "recreación". Aunque estas nociones están interrelacionadas, a menudo se confunden y se utilizan de manera indistinta, por lo que lo que se requiere una profundización en sus significados.
a.Ocio y tiempo libre
La distinción entre ocio y tiempo libre ha sido objeto de análisis por diversos teóricos a lo largo de los años. Para De Grazia (1966), el ocio y el tiempo libre son diferentes. El tiempo libre es un periodo en el que las personas no están obligadas a trabajar. El ocio es una forma de utilizar ese tiempo de forma libre y satisfactoria. Esto implica que es posible tener tiempo libre y no necesariamente tener ocio. El tiempo libre se puede considerar como una medida de tiempo disponible, mientras que el ocio es una actitud o estado del ser humano.
De igual forma, para Weber (1969) el tiempo libre es el conjunto de aquellos periodos de tiempo de la vida en los que la persona se siente libre de compromisos externos a él, por ejemplo, libre del trabajo asalariado. En este tiempo, las personas quedan libres para emplear con sentido, esos momentos y así hacer posible una vida verdaderamente humana.
Estas diferencias entre ocio y tiempo libre, son profundizadas por Elías y Dunning (1992) quienes señalan que “el primer paso que hay que dar para desarrollar un marco teórico de referencia para estudiar el ocio, más en sintonía con los hechos observables, consiste en distinguir y definir con mayor claridad las relaciones entre tiempo libre y ocio” (p. 88). Desde su perspectiva, el tiempo libre abarca todo el tiempo que no se dedica al trabajo remunerado. No obstante, en las sociedades modernas, sólo una parte de ese tiempo libre se dedica a actividades de ocio. Para profundizar en esta comprensión, desarrollaron una tipología de actividades que generalmente se realizan en el tiempo libre, lo que aclara que no es posible dedicar una parte significativa de ese tiempo al ocio.
Esta tipología considera como primera categoría el trabajo privado y la administración familiar como actividades domésticas, incluido el aprovisionamiento mismo del hogar. Una segunda categoría, es el descanso definido en actividades como sentarse y fumar o tejer, soñar despierto, vagar por casa ocupado en fruslerías, no hacer nada en concreto y, sobre todo, dormir. Una tercera categoría es la satisfacción de las necesidades biológicas, que se refiere a las necesidades biológicas que están socialmente estructuradas como comer, beber, hacer el amor y dormir. La cuarta categoría referida a la sociabilidad, consideran actividades que no son trabajo ni ocio pero que implican un esfuerzo considerable que van desde un extremo de sociabilidad altamente formal a otro altamente informal. Una quinta categoría considera actividades denominadas miméticas y de juego, que son actividades como ir al teatro, conciertos, carreras, cine, cazar, pescar, jugar al bridge, escalar montañas, apostar, bailar y ver la televisión. Son actividades desarrolladas en el tiempo libre con características de ocio que pueden ser actividades en las que las personas participan como actores o como espectadores, siempre que no sean ocupaciones especializadas con las que se gana la vida.
En conclusión, la distinción entre ocio y tiempo libre subraya la complejidad de la experiencia humana en la sociedad contemporánea. Según teorías como la de desarrollo a escala humana (Max-Neef, 1986), el ocio se considera una necesidad fundamental, mientras que el tiempo libre actúa como un satisfactor o recurso necesario para disfrutar de momentos de satisfacción y significado. Sin tiempo libre disponible, el verdadero ocio, que enriquece la vida, se vuelve inalcanzable.
b.Ocio y recreación
En cuanto a la relación entre la recreación y el ocio, Cuenca (2013) ofrece claves para diferenciarlos. Señala que las prácticas recreativas son un referente común del ocio, representando actividades tangibles que realizan las personas, pero sin profundizar en las vivencias o en su impacto en ellas y en sus comunidades. En contraste, el estudio de la experiencia de ocio se enfoca en vivencias subjetivas, libres y satisfactorias, que tienen un valor intrínseco. Estas experiencias se caracterizan por su naturaleza procesual, por estar impregnadas de valores, por vivirse emocionalmente, por no depender del sentido del deber y por estar influenciadas por el entorno en el que se desarrollan.
Por otro lado, Elías y Dunning (1992) aportan otra perspectiva al señalar que las actividades recreativas “contribuyen en la contención rutinaria de las emociones que pueden, hasta cierto punto, relajarse públicamente y con el beneplácito social” (p. 126). En este contexto, las personas tienen la oportunidad de experimentar emociones placenteras sin riesgos, constituyendo espacios en los que, con aprobación social, pueden expresar un moderado nivel de emoción que sería inapropiado en otras esferas de la vida.
Además, Elizalde (2010) y Gomes (2012a) argumentan que la noción de recreación en se ha construido bajo la influencia del modelo norteamericano de entretenimiento institucionalizado. Este modelo fue adoptado en países latinoamericanos que atravesaban procesos de reducción de jornadas laborales y establecimiento de períodos de vacaciones. En su opinión, la recreación se utilizó como un dispositivo de control social frente al nuevo tiempo libre de la clase obrera durante la transición del siglo XIX al XX. Así, el concepto de recreación se asumió para designar la creación de espacios dedicados a actividades consideradas higiénicas, moralmente válidas, productivas y vinculadas a la ideología del «progreso» (Elizalde y Gomes, 2010). Al igual que el tiempo libre, la recreación se reconoce como un medio para satisfacer la necesidad de ocio en teorías como la de desarrollo a escala humana (Max-Neef, 1986), viéndola como un conjunto de actividades objetivas que pueden contribuir a satisfacer la necesidad fundamental de ocio. Profundizar la comprensión de estos aspectos es fundamental para comprender el verdadero potencial del ocio en la actualidad.
A partir de este marco contextual y teórico se abordan las significaciones sobre el ocio que un grupo de profesores participantes manifestaron como se presentará a continuación.
c.Objetivos
El objetivo general de este estudio fue identificar los imaginarios de ocio para un grupo de profesores de una institución de educación superior en Colombia. Para desarrollarlo se procuró adoptar un enfoque que permitiera comprender el ocio como imaginario social, mediante una metodología mixta con el propósito de obtener una visión más completa. Este objetivo se abordó siguiendo el método que se describe a continuación.
2. Método
Esta investigación se fundamento en un enfoque fenomenológico y empleó métodos empíricos para la recolección de datos. Se definió como de carácter exploratorio, por cuanto pretendió obtener una visión general y comprender la naturaleza del ocio en el contexto de los profesores (Hernández-Sampieri y Mendoza, 2020). Se empleó una estrategia de recolección de información mixta, Explicativa Secuencial (Creswell, 2007; Hernández-Sampieri y Mendoza, 2020), en la que los métodos cualitativos permitieron acceder a producciones discursivas y los métodos cuantitativos, complementaron desde una perspectiva más amplia la comprensión del fenómeno del ocio en la experiencia de los profesores.
En la fase cuantitativa, se desarrolló un cuestionario ad hoc, que constó de un total de 28 preguntas, de las cuales 17 eran cerradas y 11 abiertas. Fue construido y adaptado a los objetivos y variables de investigación, a partir de la revisión de literatura. Las preguntas consultaron sobre los pensamientos, emociones y prácticas de ocio de los profesores. Se optó por una muestra no probabilística por conveniencia (Otzen y Manterola, 2017) constituida de 160 profesores un 55% de mujeres y 45% hombres. El análisis de esta parte, se desarrolló con apoyo de técnicas de Análisis Exploratorio de Datos (AED) (Huber y Gento, 2018).
En cuanto a la fase cualitativa, se configuró a partir de un guion de entrevista, que incluyó un total de 22 preguntas que se distribuyeron en un momento introductorio y luego en tres bloques asociados a tres etapas de la vida de los participantes. Las entrevistas se enfocaron como historia de vida temática (Tinoco, 2004), con el fin de recolectar información sobre los pensamientos, emociones y prácticas de ocio de los profesores Esta muestra se basó en un enfoque no probabilístico intencional (Otzen y Manterola, 2017). Se realizaron 12 entrevistas virtuales con profesores. El corpus de las entrevistas se sometió al procedimiento de análisis hermenéutico propuesto por Baeza (2022), para el análisis de imaginarios sociales
Utilizando los datos obtenidos de los cuestionarios y las entrevistas, se realizó una triangulación de resultados con el propósito de examinar las concordancias y discrepancias (Aguilar y Barroso, 2015) y de esta manera, identificar los imaginarios sociales de ocio dominantes (instituidos) y dominados (instituyentes).
El enfoque metodológico para el estudio de los imaginarios, se definió mediante la revisión de diferentes alternativas sistematizadas por Aliaga et al. (2022), para el estudio de los imaginarios. La tabla 1, sintetiza ocho de estas posibilidades metodológicas revisadas.
Tabla 1 Metodologías Utilizadas en la Investigación de Imaginarios Sociales

Nota. Información adaptada de Aliaga et al. (2022).
Al analizar estas posibilidades metodológicas para el estudio de los imaginarios sociales, se adoptó la perspectiva propuesta por Baeza (2022) ya que se consideró coherente con los objetivos de esta investigación, pues se enfoca en la identificación de significados producidos discursivamente que influyen en las acciones y juicios de las personas (Cegarra, 2011; Baeza, 2003). Además, se consideró que esta es una de las metodologías que estimula el empleo de métodos mixtos que permiten una comprensión más completa de los fenómenos. Autores como Creswell (2007) y el mismo Baeza (2022), argumentan que, con el desarrollo y la legitimidad de la investigación cuantitativa y cualitativa en las ciencias humanas y sociales, la investigación de métodos mixtos se está expandiendo.
3. Resultados
Este apartado se centra en sintetizar los resultados relacionados con los pensamientos y significaciones que configuran los imaginarios de ocio de los profesores. Se presentan en primer lugar, algunos de los resultados de datos más relevantes recolectados con la aplicación del cuestionario, revisados a través del Análisis Exploratorio de Datos, mediante el uso de la herramienta Atlas Ti.
En primer lugar, se retoma lo referente a términos asociados al concepto de ocio para los profesores, mediante la consulta de palabras relacionadas, para identificar las principales asociaciones que hacen los profesores frente a la idea de ocio.
La exploración de frecuencias a través de la generación de una nube de palabras permitió realizar un análisis descriptivo que reveló las principales asociaciones léxicas con el concepto de ocio. Los resultados destacan que los términos preeminentemente vinculados a este constructo son "descanso", "diversión", "relajación", "tranquilidad", "actividades", entre otros, tal como se ilustra en la figura 1.

Nota. Datos analizados a partir de aplicación de cuestionario. Octubre de 2022
Figura 1 Palabras asociadas a ocio
La nube de palabras se complementó con un ranking de términos asociados al concepto de ocio, obtenido mediante el recuento de adjetivos, sustantivos y verbos mencionados por los participantes. Esta clasificación, desarrollada con el propósito de profundizar en el análisis permitió una visión más detallada de las asociaciones conceptuales en torno al fenómeno del ocio. Los resultados se presentan en la figura 2.
La recurrencia de términos asociados por los profesores al concepto de ocio revela patrones diferenciables, destacando que la palabra más frecuentemente mencionada en estas asociaciones es "Descanso", con un total de 79 apariciones. Le siguen en frecuencia "Tiempo" con 43 apariciones, "Libre" con 25 y "Diversión" con 22 apariciones. Esta información evidencia una tendencia hacia términos positivamente connotados, como descanso, diversión y relajación. No obstante, se advierte que también emergen términos con connotaciones menos favorables, tales como pereza e inactividad, aunque con menor frecuencia. Asimismo, se identifican términos asociados a acciones específicas, como dormir y lectura. Este análisis cuantitativo de la frecuencia de términos proporciona una visión de las percepciones de los profesores en relación con el ocio, destacando tanto las dimensiones positivas como las potenciales asociaciones negativas o acciones conexas.
De la misma forma, se solicitó a los participantes escribir palabras vinculadas al concepto de tiempo libre, con el fin de identificar sus asociaciones. En estos resultados, además de descanso, resaltan ideas como familia, actividades, diversión, deporte. La figura 3 permite evidenciar el detalle de los hallazgos.
Igualmente se hizo un ranking de palabras relacionadas con “tiempo libre” que mostró los resultados de la figura 4 .
Al examinar la repetición de las palabras asociadas por los participantes al concepto de tiempo libre, se observa que la palabra más frecuente es "Descanso", con 56 ocurrencias, seguida de "familia" con 43, "Deporte" con 21 y "diversión" con 19 apariciones. Además, se identifica el término "ocio" con 7 frecuencias.
En otra de las cuestiones propuestas, se presentaron una serie de 12 enunciados relacionados con las dimensiones en las que el ocio puede ser estudiado según Cuenca (2000). Las dimensiones ofrecen un marco conceptual que aborda dimensiones tanto positivas como negativas del ocio. Estas reflejan una comprensión matizada y holística del concepto de ocio, abordando sus múltiples facetas. Dichas dimensiones son: Terapéutica, lúdica, ambiental y ecológica, productiva, festiva, creativa, solidaria, preventiva, alienante, ausente y consuntiva. Se solicitó a los participantes evidenciar su nivel de acuerdo o desacuerdo con los enunciados.
La figura 5 presenta los resultados.
En síntesis, un 67% de los encuestados manifestó estar muy de acuerdo con la afirmación de que "el ocio son espacios de recuperación y calidad de vida", mientras que un 65% indicó estar de acuerdo en que "el ocio le proporciona espacios de descanso y diversión". Asimismo, un 61% señaló que "el ocio le permite vinculación con la naturaleza y espacios de capacidad de admiración".
Por otro lado, solo un 7% de participantes manifestó estar muy de acuerdo con la idea de que "el ocio significa inactividad, desinterés, aburrimiento, pereza o no hacer nada", y un 7% expresó estar de acuerdo con la afirmación de que "el ocio hace referencia a experiencias perjudiciales para la sociedad y las personas". Además, solo un 4% mostró estar muy de acuerdo con la afirmación de que "el ocio son espacios de consumo y mercantilización".
Se consultó también sobre la percepción de la presencia de obstáculos que les impidieran disfrutar del ocio y el tiempo libre. Un 72% de los encuestados afirmaron sentir que existen obstáculos que les impiden disfrutar del ocio y tiempo libre, mientras que un 44% indicaron que no consideran tener obstáculos que les impidan disfrutarlos.
Se solicitó a los participantes que indicaron tener obstáculos para disfrutar del ocio, que explicitaran cuáles eran esos obstáculos. La Tabla 2 resume los impedimentos que fueron clasificados.
Tabla 2 Obstáculos Para Disfrutar del Ocio

Nota. Datos analizados a partir de aplicación de cuestionario. Octubre de 2022
En el análisis se clasificaron 8 categorías de obstáculos que afirmaron los profesores, les impiden disfrutar de ocio y tiempo libre. Entre ellas están la carga laboral y exceso de trabajo, los compromisos académicos de estudio, la distancia y movilidad a su trabajo, factores económicos, falta de espacios de ocio, mala gestión del tiempo y procrastinación, problemas personales y responsabilidades familiares.
En síntesis, los resultados descritos del cuestionario muestran que los profesores asocian el ocio principalmente con términos positivos como "descanso", "diversión", "relajación" y "tranquilidad", destacando su rol en la recuperación y el bienestar emocional y físico. Aunque algunas percepciones negativas, como "pereza" o "inactividad", están presentes, el ocio se considera principalmente un recurso para descansar y mejorar la calidad de vida. Además, el ocio está vinculado a la vida familiar, lo que refuerza su dimensión social.
Por otro lado, los profesores enfrentan diversos obstáculos que les impiden disfrutar plenamente de momentos de ocio. Entre ellos, se encuentran la carga laboral y el exceso de trabajo, ya que consideran que la cantidad y complejidad de las actividades que deben realizar superan el tiempo contratado. Esto les obliga a trabajar fuera de su horario establecido, incluso en su tiempo libre, lo que se agrava con los compromisos académicos relacionados con la formación y la investigación. Además, la distancia y el tiempo de desplazamiento hacia el trabajo consumen energía que podría dedicarse al ocio. Los factores económicos también limitan el acceso a actividades de ocio de su interés, que requieren inversión; ante las condiciones salariales precarizadas, se ven obligados a buscar múltiples fuentes de ingreso, ocupando así lo que debería ser su tiempo libre. La falta de espacios de ocio adecuados reduce las oportunidades de esparcimiento, mientras que la mala gestión del tiempo o la procrastinación dificultan el aprovechamiento del tiempo libre. Por último, los problemas personales y las responsabilidades familiares se identifican como limitantes significativas que les impiden disfrutar del ocio plenamente. Las obligaciones familiares incluyen el cuidado de hijos, la gestión del hogar o el apoyo a familiares enfermos, lo que consume recursos emocionales y físicos. Además, los problemas personales, como enfermedades, conflictos o situaciones de crisis, dificultan la relajación y la desconexión necesaria para disfrutar de momentos de ocio.
En cuanto al análisis de entrevistas, se empleó fundamentalmente un enfoque hermenéutico (Baeza, 2022), basado en codificaciones y categorizaciones que llevaron principalmente a tres grandes subtemas el ocio como descanso en función del trabajo, el ocio como fuente de ingresos y el ocio como factor de desarrollo humano. La tabla 3 sintetiza las ideas que definen estos tres subtemas:
Tabla 3 Plano Ideacional - Pensamientos Sobre el Ocio en Entrevistas

Nota. Datos analizados a partir de entrevistas realizadas en enero de 2023
Algunas de las citas de las entrevistas que dan cuenta del pensamiento de los profesores sobre el ocio se describen a continuación.
Ocio en relación con el trabajo: desde esta perspectiva lo definen como espacio para el descanso, desconexión, relajación, distención, liberación y escape de las demandas laborales, como lo ejemplifican los siguientes testimonios:
Lo entiendo a través de los antónimos. El ocio es todo aquel tiempo que nosotros estamos dedicando a no hacer un uso productivo de nuestro tiempo, productivo en el sentido de producir bienes y servicios, de estar cumpliendo una función; es decir, todo aquel tiempo que estamos dedicando al descanso, a recuperar la energía que invertimos en el trabajo (P.1).
Tiene que ver con esos espacios en los que realmente no estamos dedicados a realizar una determinada actividad, sino justamente los tomamos para descansar y para poder detener esas funciones que nos exige el trabajo (P.3).
Claro que sí, porque me ayuda a ser más eficiente. Hoy en día el ocio lo considero más segmentado, más filtrado, no tan divergente como cuando era joven que quería muchas cosas (P.4).
Ocio como espacio productivo o fuente de ingresos: desde este segundo gran tema se evidencian dos posturas, las que entienden el trabajo como experiencia placentera y las que procuran una monetización del tiempo libre como una complementariedad o equilibrio entre el trabajo y el ocio, los horarios laborales y la vida personal.
Yo aplico la frase que cuando uno hace lo que le gusta es como si va a trabajar. Y pues yo lo considero como ocio, programa mucho mi mente porque es el trabajo, pero lo programo para divertirme y para estar en ese tiempo (P.4).
Tengo una concepción, una percepción, una vivencia, que me hacen sentir que el tema laboral es muy agradable y que se puede disfrutar a plenitud, por eso llevo tantos años en la docencia. No creo que uno tenga que trabajar hasta las cinco de la tarde y salir para disfrutar del tiempo libre (P.1).
De hecho, si soy muy sincera mi trabajo de profesora del medio tiempo para mí es un espacio de ocio y entretenimiento porque no tengo el rol de coordinadora, entonces puedo disfrutar el ejercicio pedagógico. […] Para mí esas clases, son un disfrute, no las considero trabajo, además, me sacan de la rutina, del mundo administrativo, de la coordinación (P.6).
Se encuentra que algunos profesores han desarrollado emprendimientos desde experiencias de ocio con fines económicos para tener fuentes de ingresos alternativas:
Hago un personaje de humor y pues esa es mi otra profesión, mi arte de hacer reír gracias a Dios. Porque la verdad sí, porque me están pagando, entonces es un trabajo y por tal razón tengo que responder a ese cliente (P.4).
Tengo unos proyectos para hacer ilustraciones para un repositorio digital, entonces parte de mi tiempo libre lo uso en producir esas ilustraciones, pero al final se está monetizando, entonces no sé si esa actividad sea realmente de ocio (P.1).
Estamos moviéndonos desde el punto de vista del arte productivo porque uno no puede vivir del arte solamente viendo en un cuadro, sino que el cuadro tiene un costo y alguien lo comprará (P.9).
Otras supeditan la importancia del ocio a la utilidad del tiempo invertido:
El ocio es importante siempre y cuando se trate de actividades de las cuales se pueda aprender, por ejemplo, viendo videos o compartiendo con las personas que pueden aportarle a uno. Y esas experiencias pueden aprovecharse ya sea tomándose un café o jugando a algo (P.5).
Digámoslo así hablándolo, con una expresión, no encuentro otra, no quiero generar una mala interpretación, no quiero ser maquiavélico, si no quiero relacionarlo con un sentir con un objetivo claro y el objetivo es descansar, aprender, sentirme distinto. Lo que sea, hay un objetivo ahí en ese tiempo (P.9).
Algunos profesores indican que su concepción del término ocio ha cambiado en el tiempo por diferentes razones. Aseguran que por los procesos de formación y reflexión han llegado a conclusiones sobre nuevas formas de comprenderlo:
Sí se remonta uno a hace unos años, pues se hablaba de ocio y cómo que yo interpretaba que era cómo no hacer nada. Ya después leyendo en forma independiente, ya vi que es diferente esa interpretación. También muchos cambios que ha tenido nuestro país. Las personas nos culturizamos en cuanto a eso. Anteriormente en el colegio, casi ni existía esa palabra de ocio. Ahora ya uno la entiende de forma diferente (P.7).
Por ocio hasta hace unos cuantos años yo entendía que era el tiempo que uno casi que desperdiciaba con el paso del tiempo y acercándome precisamente al aprovechamiento de mi tiempo libre y ahorita vamos a definir el tiempo libre. Me fui acercando a la vez a una definición diferente de lo que es ocio en este momento lo comprendo. Cómo esa oportunidad de utilizar muy sabiamente, como un aprovechamiento muy significativo, ese tiempo libre que uno tiene (P.9).
Ocio como factor de desarrollo humano: en el marco de esta tercera gran categoría los profesores asocian al ocio con actividades que generan placer, satisfacción, autonomía, autorrealización o disfrute y lo consideran como un derecho.
El ocio yo siento que hace referencia a actividades que forman parte de ese tiempo libre, pero que le generan satisfacción. Yo lo asocio con una satisfacción interna, como unas actividades que le brindan bienestar, satisfacción y que aprovecha para tal fin. Ese tiempo libre de autonomía para sentirse bien consigo mismo (P.11).
El ocio lo entiendo como aquellas actividades que uno realiza generalmente después del espacio del horario laboral. Lo que no quiere decir que no se disfrute del trabajo o de otros proyectos que se estén desarrollando. El ocio entendido como autorrealización es como un derecho (P.1).
Por otro lado, está la visión materialista en la que es necesario tener títulos sobre títulos para poder sobrevivir en esta selva académica, lo que provoca un nuevo factor de estrés: la necesidad de endeudarse para poder cursar posgrados, etcétera. Todas estas dinámicas sociales, culturales y económicas afectan la forma en la que percibimos nuestra vida y reducen el tiempo que tenemos para dedicarlo al ocio, a nosotros mismos, a las actividades que nos generen placer, tranquilidad y paz (P.3).
En síntesis, los pensamientos de los profesores entrevistados frente al ocio giran en torno a la comprensión del ocio como instrumento de descanso o aprendizaje en función del trabajo, una idea que busca armonizar el ocio, el trabajo y la familia y finalmente la visión de ocio en la perspectiva de su desarrollo humano.
La triangulación de los datos recolectados mediante cuestionarios y entrevistas permitió identificar convergencias y divergencias en los significados que los profesores otorgan al ocio. Esto resultó en tres imaginarios fundamentales asociados al ocio, que evidencian las tensiones en la vida de los profesores en relación con este.
El primero es la idealización del ocio como camino hacia la perfección: en el que se asocia el trabajo y el ocio. Aunque los profesores relacionan el ocio con el descanso de las cargas laborales, también lo ven como un espacio productivo que puede monetizarse o capitalizarse mediante aprendizajes, los cuales a menudo se vinculan con su dinámica de trabajo.
El segundo imaginario es la idealización del ocio familiar. Aquí, el ocio está relacionado con la vida familiar, reforzando la dimensión social y fortaleciendo los vínculos familiares. Sin embargo, las obligaciones familiares, como el cuidado de los hijos o la administración de asuntos domésticos, a menudo impiden que los profesores disfruten de actividades libres y voluntarias a nivel personal individual.
El tercer imaginario es el ocio como espacio para el desarrollo humano. En este, los profesores encuentran satisfacción personal, autonomía, libertad, autoafirmación, autorrealización, socialización y sentido de pertenencia y lo consideran una fuente de expresión personal, donde pueden ejercer un derecho fundamental.
4. Discusión
La diversidad de perspectivas sobre el ocio entre los profesores revela la complejidad de este fenómeno y su interpretación. Los resultados de la investigación corroboran la presencia de una concepción del ocio entre los profesores que se vincula principalmente con el trabajo. Este hallazgo pone de manifiesto un imaginario instituido relacionado con la influencia de ideas arraigadas que estandarizan el significado del ocio y regulan el tiempo libre en función de las demandas laborales (Días, 2012; Gomes, 2012b), subrayando la comprensión naturalizada del ocio en relación con el trabajo y haciendo énfasis en la importancia de garantizar la productividad y el rendimiento laboral (Dumazedier, 1964; Weber, 1969; Marcuse, 1976; Lafargue, 1991). En este sentido, fue posible identificar la influencia de discursos gerenciales, manifestados en un lenguaje asociado a la dinámica de la productividad, que refuerza la idea de programarse para encontrar placer en el trabajo y sentirlo como algo agradable y divertido (Laval, 2004). Este enfoque está en sintonía con la concepción del trabajo como un deber moral y un fin en sí mismo, relegando al ocio a un papel instrumental al servicio del trabajo (Elías y Dunning, 1992).
La transformación del ocio en un espacio productivo o fuente de ingresos evidencia una tendencia contemporánea en la que se desdibujan las fronteras entre trabajo y ocio (Lasén, 2019). La concepción del ocio como carrera, impulsada por emprendimientos basados en experiencias de ocio con fines económicos, contrasta con la noción tradicional de ocio como negación del negocio (Rul-lan, 1997). La percepción de obstáculos para disfrutar del ocio, como la limitación de recursos económicos que llevan a la búsqueda de diferentes fuentes de ingresos, refleja la experiencia de procesos de precarización del trabajo en el entorno académico. Este cambio se alinea con la idea de un sistema de actividades donde el trabajo se mezcla con el tiempo libre, el estudio y el juego, denominado como ocio creativo por algunos autores (Codina, 1999; Stebbins, 1982; Stebbins, 1992; De Masi y Palieri, 2000;).
El ocio asociado a la familia se configura como un imaginario instituido, culturalmente introducido como un dispositivo social. Aunque se reconoce como un factor positivo para el bienestar, gracias a la interacción con personas cercanas, también puede tener un impacto negativo al limitar la autonomía personal y generar responsabilidades restrictivas. Esto resalta la influencia de ideas históricamente arraigadas, que vinculan a la familia con un entorno de control y como transmisora de patrones sociales y culturales (Ruíz, 2017).
Una visión menos latente, que se interpreta como un imaginario instituyente sobre el ocio destaca su concepción como un derecho que facilita procesos de autoafirmación, autorrealización, socialización y sentido de pertenencia (Cuenca, 2000; Lázaro y Madariaga, 2014; Stoppa e Isayama, 2017). Desde la perspectiva del aprendizaje y la profesionalización, los profesores asocian el ocio con el desarrollo humano, subrayando la importancia en sus vidas.
Finalmente, los relatos de los profesores sobre la evolución de la concepción del término ocio a lo largo del tiempo refuerzan la noción de que el ocio es un fenómeno cultural dinámico que se modifica por diversos factores (Elizalde y Gomes, 2012). La importancia de la capacitación y la esencia subjetiva del ocio, que varía según la personalidad y las vivencias individuales, confirman la naturaleza cambiante y subjetiva de este fenómeno (Bayón et al., 2012; Lazcano y Madariaga, 2016).
Es significativo resaltar que alrededor del ocio como experiencia que se desarrolla en el transcurso de la vida, se generan pensamientos, prácticas y emociones asociados que evolucionan en el tiempo. Abordarlo en el marco de historias de vida y como imaginario social, permitió analizarlo para hacer visible la riqueza y las contribuciones que hace a las personas. Es interesante evidenciar que el concepto de ocio en este grupo de profesores, no se asocia principalmente a conceptos negativos prejuiciosos, sino que se encuentran nuevas formas de aprovecharlo y entenderlo. Este aspecto según algunos participantes tiene que ver con procesos de reflexión y formación que han tenido con respecto a la comprensión y percepción de las experiencias de ocio.
5. Conclusiones
Este estudio destacó el potencial significativo de la perspectiva de los Imaginarios Sociales para comprender el fenómeno del ocio. La adopción de la propuesta teórica de Baeza ha revelado que este enfoque proporciona una vía apropiada para explorar las experiencias relacionadas con el ocio. No obstante, se subraya la importancia de ir más allá de la exploración de prácticas y adentrarse en pensamientos, emociones y contextos para una comprensión completa. La metodología mixta utilizada ha permitido un análisis más amplio y una interpretación de las ideas que impulsan las experiencias de ocio de los profesores. Las conclusiones reflejan las vivencias actuales y la influencia de tradiciones culturales en los imaginarios de ocio. Se destaca la necesidad de considerar limitaciones como el tipo de muestra y la imposibilidad de generalización de resultados para futuras investigaciones. Se recomiendan enfoques interdisciplinarios, estudios longitudinales, comparaciones transculturales, exploraciones en diferentes perfiles profesionales que permitan orientar investigaciones futuras para enriquecer la comprensión del fenómeno del ocio en otros contextos y poblaciones.