La Guerra del Chaco (1932-1935) fue un conflicto entre Bolivia y Paraguay por el territorio del Chaco Boreal. Desde su inicio, la Guerra del Chaco ha sido motivo de una extensa bibliografía, de la que destacan libros testimoniales, memorias y homenajes. Los primeros autores en dar a conocer cómo se desarrollaba y vivía este hecho bélico fueron sus principales actores: generales, capitanes, subtenientes, tenientes, sargentos; además de sus esposas, madres, hijas e hijos. En este texto trataremos de dar una pincelada sobre las imágenes que acompañan a los libros que testimonian este conflicto histórico.
El libro, según José Antonio Arze (2016, p. 230), es un objeto cultural que transmite una variedad de conocimientos. Es decir, los libros son objetos portadores de información que recurren a la narración y análisis en diversos géneros -novela, cuento, poesía, ensayo, historia o memorias- incluyendo ilustraciones como grabados, dibujos, fotografías, mapas y planos.
Aquí voy a referirme a un libro que es parte de la Colección Bibliográfica de la Familia Arauco (CFA) de la biblioteca Marcela Inch del Archivo de La Paz. Se trata de la obra Homenaje a la sección de hierro. Campaña del Chaco, que fue publicada el año 1935 con 116 páginas e impresa por la Escuela Salesiana de Artes Gráficas de la ciudad de La Paz.
El libro es un homenaje de varios autores al Regimiento Campos 6° de Infantería. Al mando de Félix Méndez Arcos (Cochabamba, 28 de mayo de 1905 - Villa Montes, 20 de febrero de 1935), los 24 hombres de este escuadrón (conocido como La Columna de Hierro o La sección de Hierro) ofrendaron sus vidas en defensa de la patria en Villa Montes ese trágico 20 de febrero de 1935.
Homenaje a la sección de hierro. Campaña del Chaco es una compilación de 27 escritos, entre poemas, ensayos, odas y palabras de agradecimiento. Entre los autores que se sumaron al tributo figuran, por ejemplo, el entonces ministro de Guerra, Enrique Baldivieso; el rector de la Universidad Mayor de San Andrés, Francisco Bedregal; el escritor e historiador Manuel Frontaura Argandoña; el poeta Gregorio Reynolds; el historiador, geógrafo y maestro Alfredo Jáuregui Rosquellas y la escritora María Pardo de Vargas, entre otros.
De este libro me interesa analizar los recursos gráficos utilizados, como un ejemplo del uso de las imágenes en los libros publicados entre 1932 a 1935, periodo que duró el conflicto. La Guerra del Chaco “fue motivo de varias creaciones literarias y estudios históricos y sociopolíticos” (Arze, 2016, p. 239) y el aporte de pintores, dibujantes, fotógrafos activos en la época permite ver la magnitud de la guerra en la sociedad boliviana.
Las imágenes en el libro
El libro cuenta con siete figuras, de las cuales cuatro son fotografías del cortejo fúnebre de los miembros del Regimiento Campos. La Figura 1 es la cubierta; lleva un texto manuscrito en la parte superior que dice: “Sr. My. Julio Arauco Prado Pte1”.
La parte superior presenta un recuadro levemente adornado que tiene en su interior un diseño en el que sobresalen dos querubines, que son ángeles con caritas de niños, considerados seres intermediarios entre Dios y los seres humanos, además “simbolizan el conocimiento y sabiduría de Dios”. En la imagen, los querubines preparan las puertas del cielo, para recibir a los héroes muertos en la Guerra del Chaco con la dedicatoria: “... Al teniente Méndez Arcos, a la cabeza de sus 24 camaradas, ingresa a paso de vencedor al templo de la inmortalidad...” (Baldivieso, 1935, p.8). En la parte central está el título con tipografía sencilla; y en la parte inferior van los datos referenciales de año y lugar de publicación, además de una figura con forma de aldaba, “símbolo del destino o de la muerte” (Bruce-Mitford, 1997, p. 94).
La Figura 2 es la portada o la primera página. Es la réplica del contenido de la cubierta, salvo que incluye la imagen de un carruaje tirado por caballos, que hace alusión al carruaje fúnebre que transporta los féretros.
Tras el sumario o índice está la Figura 3, que es la página donde se detallan los nombres de los 25 hombres que murieron en campaña. El título y la lista de los 25 héroes a la cabeza de Félix Méndez Arcos se encuentran al interior de un recuadro adornado; en cada extremo, en un encuadro individual, se incluye un par de coronas florales con rozones que simbolizan “honor y respeto” a quienes han alcanzado la grandeza o la gloria durante la guerra (Salazar, 2007, p.1).
En las últimas páginas del libro están dispuestas cuatro fotografías que figuran en el índice como “grabados”. En estas fotos se ve de forma secuencial el recorrido fúnebre y honores que se hicieron en la ciudad de La Paz al escuadrón Sección de Hierro el 4 de abril de 1935. Cada una de las fotos tiene su leyenda.
La Figura 4 es la primera fotografía de la secuencia. En la descripción destaca la palabra “catafalco” en alusión al espacio que se dispuso, en el interior de la Catedral de la ciudad de La Paz, para erigir un altar con adornos fúnebres como coronas y cruces florales. La decoración de la capilla ardiente estuvo a cargo de “los pintores Cecilio Guzmán de Rojas, Ricardo Bohorquez y Fausto Aoiz” (VV.AA., 1935, p. 1015). Alberga los 25 féretros de los héroes, que están cubiertos con la tricolor nacional en homenaje al heroísmo de Méndez Arcos y sus compañeros.
En la Figura 5 se visualiza el cortejo fúnebre, que se inicia con los restos del teniente Félix Méndez Arcos. Su féretro es transportado en una cureña, un “carro o montaje en el que se coloca la pieza de artillería para elevarla sobre el terreno y moverla con facilidad. Las hay de varias clases...” (Tamarit, [1853] 2022, p. 90). Además, va acompañado de los escoltas montados en caballos, los familiares, “el presidente de la nación José Luis Tejada Sorzano, el cuerpo diplomático, altas personalidades administrativas, generales, jefes y oficiales” representantes del comercio y la banca, delegaciones de las embajadas, etc. En las gradas de la Catedral están dispuestos en filas los militares de distintos regimientos, estudiantes de colegios y escuelas particulares y fiscales junto a sus maestras que procuran el orden. Mientras que en las últimas filas se divisan a varias damas, posiblemente “las señoritas socias de la Cruz Roja Boliviana”.
En la plaza Murillo se ve otra multitud de personas esperando para rendir su homenaje a los héroes caídos en combate. “Ante sus despojos, Bolivia entera se inclina reverente. Lágrimas humedecen los ojos; fuego quema los corazones, y la patria derrama sobre las cajas mortuorias las hojas de laurel, que las futuras generaciones bolivianas se encargarán de conservar eternamente frescos y reverdecidos” ( Jáuregui, 1935, p. 16).

Figura 5 “La cureña de artillería, en la que fueron conducidos los restos del teniente Méndez Arcos”
En la Figura 6 se visualiza el cortejo fúnebre que llega al barrio de San Sebastián por la calle Evaristo Valle rumbo al Cementerio General. En primer plano se ven en una línea los 24 féretros donde están los compañeros de Méndez Arcos que son los soldados: Emiliano Colque Berrios, Valentín Barrios Molina, Lorenzo Vargas Paco, Eduardo Araníbar Pérez, Cleto Barrera Martínez, Alejandro 2° Choque Quispe, Genaro Arispe Orellana, Roberto Hinojosa Nogales, Enrique Marca Cliura, Florentino Lanoza Álvarez, Demetrio Fernández Estrada, Cruz Quispe Huaicho, Miguel Najaya Cayo, Timoteo Gonzales Gutiérrez, Francisco Caballero Carpio, Felipe Zarate, Pedro Elías Arriola, Cecilio Álvarez Veisaga, Francisco Camargo Alegre, Bernabé Zarate Marín, Damián Vásquez Pilco, Humberto Moscoso Castro, Manuel Maria Roncal Erquicia y Manuel Villa Nicacio. Son llevados en hombros por sus camaradas de otros regimientos. Al respecto, en la prensa de la época se describió: “...los soldados del legendario CAMPOS compañeros de armas de los caídos inmortales, formaron para rendirles el último homenaje compartiendo este honor con el bizarro regimiento SANTA CRUZ...” (El Diario, 5 de abril de 1935).
Finalmente, en la Figura 7, la última foto del libro, se ve en un primer plano al cortejo fúnebre en la plaza Alonso de Mendoza, donde se rinden los respectivos homenajes con un momento de solemnidad. En el pie de foto destaca la palabra “apoteosis”, que significa, según la RAE, “ensalzamiento de una persona con grandes honores o alabanzas”. Ello está relacionado con la figura del héroe que genera sentimientos “[de] admiración”; mientras “el héroe asciende, es asimilado al panteón y considerado una divinidad” (Sánchez et. al, 2024, p. 9).
En segundo plano se ve el cortejo compuesto por “...el General en jefe del Ejército, altos jefes y oficiales, además de delegaciones de las unidades que quisieron rendir homenaje...” (El Diario, 5 de abril de 1935). El pueblo está dispuesto en filas en los extremos de la calle, y otros ciudadanos rinden su homenaje desde los balcones. En tercer plano se visualiza el Illimani, nevado representativo de la ciudad de La Paz; la casa tambo Quirquincho; las torres de la Catedral y la Iglesia de San Francisco.




















