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Revista Ciencia y Cultura

versión impresa ISSN 2077-3323

Rev Cien Cult vol.28 no.53 La Paz  2024  Epub 11-Dic-2024

https://doi.org/10.35319/rcyc.2024531327 

ARTÍCULOS Y ESTUDIOS

Ángeles en la retaguardia: las “madrinas” de guerra en la campaña del Chaco, 1932-1935

Angels in the Rear: War Godmothers in the Chaco Campaign, 1932-1935

Luis Fernando Aruquipa Chino* 
http://orcid.org/0009-0002-9600-1894

*Estudiante de Historia en la Universidad Mayor de San Andrés. Contacto: luisaruquipachino@gmail.com


Resumen

Durante la tercera década del siglo pasado, a Bolivia le tocó afrontar una de las guerras más sangrientas de su historia. Una guerra que terminará cambiando por completo el destino del país, además de llevarse consigo una generación entera de jóvenes que tenían muchos sueños que cumplir. Mucho se habló del heroísmo mostrado por los hombres en el campo de batalla, omitiendo así la importante participación femenina durante este conflicto. Pues ni bien empezó la guerra, una parte de la población femenina de La Paz se ofreció para formar parte de la Sanidad Militar y Cruz Roja; algunas señoritas también organizaron las labores Pro-Patria, creando sociedades patrióticas. Una de éstas fue la institución “Madrinas de guerra”, que inicialmente nació en La Paz, presidida por la señora Bethsabe Iturralde. Dicha institución que tuvo la autorización del Ministerio de Guerra y Colonización, en los meses siguientes a su creación, se fue expandiendo a todo el país, con el objetivo de que estas señoritas brinden apoyo moral y material al ahijado y a su familia.

Palabras clave: Guerra; mujeres; institución; población

Abstract

During the third decade of the last century, Bolivia had to face one of the bloodiest wars in its history. A war that will end up completely changing the destiny of the country, in addition to taking with it an entire generation of young people who had many dreams to fulfill. Much was said about the heroism shown by men on the battlefield, thus omitting the important female participation during this conflict. Well, as soon as the war began, a part of the female population of La Paz volunteered to be part of the Military Health and Red Cross, some young ladies also organized Pro-Patria work by creating patriotic societies. One of those patriotic societies was the “Godmothers of War” institution, which was initially born in La Paz, chaired by Mrs. Bethsabe Iturralde. This institution, which had the authorization of the Ministry of War and Colonization, in the months following its creation, expanded throughout the country, with the objective of these ladies providing moral and material support to the godson and his family.

Keywords: War; women; institution; population

1. Introducción

La Guerra del Chaco fue un conflicto sangriento que se llevó la vida de toda una generación de jóvenes. La guerra siempre cae bien a los nacionalismos, y el conflicto del Chaco no fue la excepción. Parece ser que los gobernantes ven en la guerra una buena oportunidad para unir el país en una sola causa: “defender el territorio” así cueste toda una generación de jóvenes. En este contexto, las mujeres también fueron partícipes, impulsadas por sus sentimientos patrióticos. Es por ello que desde inicios de la guerra la mujer participó activamente, incluso aquellas damas que repudiaban las guerras. Una de ellas fue Ana Rosa Tornero, que inicialmente proclamaba discursos repudiando la guerra y posteriormente se la ve apoyando a la causa patriótica. En este contexto surgió la institución “Madrinas de guerra”, una sociedad conformada por varias señoras y señoritas del país, preocupadas por la situación de los soldados en el Chaco, sobre todo de aquellos que no tenían familia. Esta institución cumplió importantes labores en favor de la sociedad en general.

Este artículo está escrito principalmente en base a fuentes primarias, ante la ausencia de estudios sobre la institución de las “Madrinas de guerra”, entre los cuales solamente se puede destacar la obra de Florencia Duran y Ana María Seoane (1997), y algunos otros estudios más. Considero que se debe seguir investigando sobre el tema de las madrinas de guerra, que no solamente da para escribir un artículo, si no para una tesis. Debido a algunas limitaciones, solamente se hizo la consulta a algunos periódicos que estuvieron a mi alcance. También se complementó con fuente primaria que se encontraba transcrita en otros estudios.

2. La mujer en el contexto de la Guerra del Chaco

La Guerra del Chaco, un conflicto entre Bolivia y Paraguay que empezó en el siglo XIX por la cuestión de los límites, pese a varios intentos de negociación diplomática jamás se logró evitar mediante un acuerdo concreto1. A finales del siglo XIX se mandó expediciones al Chaco mediante el río Pilcomayo, para la observación de este territorio poco conocido2. Una de estas expediciones contaba con la presencia de una mujer de nombre María Pericón (Noticias; noviembre 1947); posteriormente en las primeras décadas del siglo XX, Bolivia se asentó en el Chaco fundando fortines3.

Es en 1928 cuando se produce el primer enfrentamiento entre ambos ejércitos, exactamente el 5 de diciembre, cuando un regimiento paraguayo atacó violentamente a un reducido grupo de soldados bolivianos que resguardaban el fortín, haciéndolos prisioneros. Esto generó manifestaciones en las ciudades del país, principalmente en la ciudad de La Paz, donde una gran multitud de damas salieron a marchar, protestando en contra de las acciones tomadas por Paraguay. Se dirigieron a la plaza Murillo, donde en presencia del presidente de la república, Hernando Siles, mujeres como Ana Rosa Tornero y Bethsabé de Levy pronunciaron discursos rechazando el accionar del enemigo (Virreira, 1932, pp. 92-95).

¿El conflicto armado en el Chaco había comenzado?, pues así parece. La Liga de las Naciones trataba a toda costa evitar el estallido de la guerra, motivando tanto a Bolivia como a Paraguay a optar por la diplomacia para solucionar los problemas de límites. Al final nada resultó, llegó 1932 y también la guerra. Los combates de junio y julio en el fortín Pitantuta o Chuquisaca dieron inicio a largos tres años de sangrienta guerra que se llevó consigo a toda una generación de jóvenes bolivianos.

Ni bien comenzó la guerra, varias mujeres participaron mostrando su opinión y su interés en colaborar. Algunas opinaron en contra del conflicto bélico, como el caso de la señora Ana Rosa Tornero, que juntó a señoras y señoritas y las concentró en una multitudinaria presencia en la plaza Murillo, el 20 de julio de 19324. Después de recibir una ovación por parte del público, expresó su opinión condenando el conflicto bélico y pidiendo que se reestablezca la paz entre ambos países. Otro caso es la opinión pública del Ateneo Femenino, que fue difundida por los periódicos de la época. Esta institución invitaba a las mujeres del mundo en general a meditar y pedir paz para que el conflicto del Chaco llegara a su final5. Otra mujer que fue muy crítica por los nacionalistas que apoyaban la guerra fue Hilda Mundy, quien publicó varios artículos metafóricos criticando el accionar de las sociedades patrióticas: “La mujer boliviana consciente de sus deberes, ha repudiado eternamente las guerras de conquista…”

La otra parcialidad de las mujeres pedía la guerra, impulsadas por sus sentimientos nacionalistas, como en el caso de Oruro, donde las mujeres se mostraron a favor de la guerra, pidiendo que continúen las hostilidades para castigar los actos antihumanitarios de los paraguayos6. En Potosí se concentraron 5000 mujeres, manifestando su fervor nacionalista, en la plaza 10 de noviembre, lanzando mensajes patrióticos para el ejército en campaña7; algunas damas expresaron su sentir patriótico mediante las radioemisoras, como lo hizo la Liga de Damas Católicas, que envió mensajes de aliento y gratitud por el sacrificio a los combatientes bolivianos en el Chaco8. También en la prensa se podía leer textos como el siguiente:

Mi deseo vehemente es que mis ahijados actúen en defensa del patrimonio nacional, con toda suerte, demostrando la valentía del soldado boliviano, que, en la hora presente, lucha por el derecho y la justicia que le asiste sobre suelo patrio. Al desearos un feliz viaje, imploro a la providencia por vuestra buena conservación y retorno con los laureles de la victoria. Recibid por separado, pequeños paquetes cuyo contenido os servirá en algo. Muy atenta y segura servidora: Frida de Brindley9.

Al final, tanto las mujeres que estaban a favor de la guerra como las que la repudiaban unieron fuerzas para participar activamente en las campañas de recolección de fondos, víveres, ropas, materiales de sanidad, organización de kermeses. Incluso algunas damas llegaron hasta la línea de fuego para supervisar el curso de la guerra10.

Para recolectar fondos mediante donaciones y realizar otras actividades en favor de la patria, con el fin de posibilitar el pago de aguinaldos a los combatientes en el Chaco, se creó el Centro de Propaganda y Defensa Nacional. Dicho centro controlaba todas las donaciones que hacían instituciones privadas, públicas y la población. De este Centro van a depender todas las sociedades de damas y comités pro-patria que se formaron una vez que inició la guerra.

Inicialmente, en la ciudad de La Paz, se formaron sociedades patrióticas de damas. Una de ellas estuvo organizada por las hijas del presidente de la república, Daniel Salamanca, quienes hicieron un llamado en tal sentido a las señoras y señoritas de la sociedad paceña. En un inicio se convocó a una reunión para definir el papel que iban a jugar las mujeres11, y posteriormente se organizó la “Sociedad de señoras patrióticas”, compuesta por varias señoras y señoritas de La Paz. Esta sociedad se organizó con el objetivó de cumplir ciertas medidas en favor de los combatientes del Chaco12. Otro caso es el de las ex alumnas del colegio Santa Ana, quienes organizaron un comité que tenía el objetivo de realizar colectas de víveres y fondos económicos para destinar al ejército en campaña13. Una de las sedes donde hacían sus reuniones estas sociedades de damas de La Paz era el Colegio de los Sagrados Corazones, donde se ponían de acuerdo para aunar los esfuerzos por el bien del país. En una de estas reuniones incluso se tuvo la presencia de legaciones extranjeras14. También se deben mencionar las labores de recolección de fondos cumplidas por asociaciones religiosas como la “Liga de damas católicas”, que organizó un comité para realizar actividades de socorro a los soldados. Otro caso es el de la “Asociación de cristianas”, que en base a varias medidas que tomó para la adquisición de materiales de donación, hizo la entrega de vendas, sabanas y ropas para destinar a la Cruz Roja15

En las comunidades rurales de La Paz también se organizaron comités de señoras y señoritas en beneficio de la patria, como en la provincia Aroma, donde se conformó un “Comité de damas”, que realizaron una donación de ración seca (pito de cañahua, quinua, trigo) destinado a los soldados16; en Sica Sica también la población femenina hizo la entrega de dinero y sacos de pito de cañahua17; en Sorata, de igual manera, se organizó un comité de señoras y señoritas para la recolección de fondos y víveres18.

En el interior del país también se organizaron comités de damas patrióticas, como en Tarija, donde las señoras y señoritas se encargaron de la confección de mosquiteros, uniformes para los soldados y materiales para la sanidad; en Cobija la población femenina realizó recaudación de fondos, además de organizar diversas actividades recreativas y una kermese para atraer fondos económicos, todo apoyado por las autoridades locales19. En las compañías mineras se formaron comités de damas; concretamente, en la compañía minera Aramayo las esposas de los trabajadores donaron ropa para los soldados; en Cochabamba se lanzó una iniciativa para crear un comité de ayuda a las familias de los reservistas que se encontraban en el Chaco20. Y lo mismo ocurrió en Sucre, Potosí, Oruro, Santa Cruz, Villazón, Uyuni y otros municipios.

Independientemente de las sociedades femeninas, algunas personas particulares también hicieron su donación al Centro de Propaganda y Defensa Nacional, como la señora Hortensia Ramos, que hizo la donación de todas sus joyas para su venta en favor de los combatientes del Chaco21. Otra dama que realizó su donación fue la “Señorita Santa Cruz”, Juanita Mercado Antelo, con un total de 200 Bs. al Centro de Propaganda y Defensa Nacional22, aunque no fue la única miss que hizo su donación para la causa patriótica, también aportaron la “Miss Cochabamba” con Bs. 134, la “Miss Sucre”, con Bs. 61, la “Miss Oruro”, con Bs. 58, la “Miss La Paz”, con Bs. 48, y la “Miss Potosí”, con Bs. 9. Toda esta colecta fue organizada por Ana Rosa Tornero, quien era presidenta de la escuela Profesional de Sánscritas “Uruguay”23. Algunas docentes del Liceo Venezuela de igual manera hicieron su donación para contribuir a los defensores del Chaco. A esta larga lista de mujeres que hicieron su donación, se suma la sociedad femenina religiosa de la “Congregación de los tabernáculos”, que hicieron una donación de Bs. 10024.

Una de las instituciones que también se organizó de gran manera fue la Cruz Roja, conformando un cuerpo de enfermeras para partir al Chaco y cumplir con las funciones de sanidad25. Varias voluntarias pidieron incorporarse a la Cruz Roja, como el grupo de las hermanas de Santa Ana, que con un grupo de enfermeras adiestradas pidieron viajar al Chaco para poder socorrer a los soldados26. En el Liceo Nacional Venezuela, varias señoritas solicitaron incorporarse a la Cruz Roja27, y lo mismo ocurrió en el asilo San José de la ciudad de La Paz con las señoritas que habían cumplido la mayoría de edad, mientras que las niñas se encargaron de confeccionar ropa para los soldados del ejército boliviano28. A todas las señoritas que voluntariamente pidieron ser incorporadas a la Cruz Roja se les impartió cursos de enfermería en Santa Cruz29 y La Paz30, y muy probablemente en las demás ciudades del país. Además, se hizo el llamamiento a todas las señoras y señoritas voluntarias para que pasen a formar parte del cuerpo de enfermeras de la Cruz Roja.

La participación femenina en la primera etapa de la Guerra del Chaco fue muy destacada y organizada de manera masiva. Ante la necesidad de recursos, la población femenina respondió realizando varias donaciones; pese a que algunas damas opinaban en contra de la guerra, de igual manera hicieron su contribución patriótica. Las madres no dudaron ni un solo segundo en enviar a sus padres, esposos, hermanos e hijos al Chaco, en defensa de la patria, y es que la población boliviana estaba impregnada en su totalidad de nacionalismo. Incluso algunas damas pidieron ir a la línea de fuego, como la aviadora Amalia Villa de la Tapia31, que ofreció sus servicios al Estado Mayor del ejército boliviano en campaña32, aunque dicha solicitud fue negada, no se sabe el motivo.

3. La institución “Madrinas de guerra”

En Bolivia existe la peculiar tradición de nombrar padrinos y madrinas para diversos acontecimientos a lo largo de la vida, en el bautismo, en la primera comunión, en la graduación, en el matrimonio, etc. Y durante el conflicto del Chaco surgió la inédita costumbre de tener una madrina de guerra, que posteriormente se extendería al Paraguay, e incluso, unos años después, en la guerra civil española.

Inicialmente los reservistas antes de marchar al Chaco, nombraban como madrinas de guerra a sus enamoradas, tías, hermanas o señoritas distinguidas de la sociedad (Criales, 1991, p. 69). Esta madrina de guerra significaba para los soldados la personificación de una madre-ángel, pendiente siempre de su ahijado y deseando que todo salga bien y el combatiente vuelva de la guerra.

Pero posteriormente las madrinas de guerra empezaron a operar ya como una institución, con sede en la ciudad de La Paz y presidida por la señora Bethsabé Iturralde, una distinguida dama de la población paceña. Esta institución empezó sus funciones el 29 de julio de 1932, con la autorización del Ministerio de Guerras y Colonización, la misma que fue publicada en la prensa escrita:

El Ministerio de Guerra y Colonización ha autorizado a la señora Bethsabé Iturralde para organizar la institución MADRINAS DE GUERRA. Dicha autorización indica que la franquicia telegráfica deberá recabarse del Ministerio de Comunicaciones33.

Las “Madrinas de guerra” establecieron su oficina en la avenida Villazón N° 24734, donde también operaba la sección de mensajería de dicha institución. Posteriormente se publicó en la prensa escrita el “Programa de la Institución de Madrinas de Guerra”, que establecía seis puntos importantes para su funcionamiento. En el primer punto se realiza la solicitud al Estado Mayor para que éste pueda comunicar a todos los jefes y comandantes de los regimientos, y por ende a los oficiales, suboficiales y soldados sobre la organización de la institución. En el segundo punto se debía nombrar en cada departamento a una señora encargada de la creación de la filial. En el tercer punto se convoca a los oficiales y soldados que deseen tener una madrina de guerra, lo soliciten a la señora representante de la institución, brindando la información de su nombre, su regimiento y el lugar donde se encuentra, para que se le designe una madrina de guerra. En el numeral cuatro se aclara que las madrinas de guerra no solamente se ocuparían del oficial o soldado, sino también de la familia del ahijado, brindándole apoyo moral y económico. En el quinto punto se menciona la creación de una sección de correspondencia para mantener la comunicación entre los soldados y sus familiares. Finalmente, en el sexto punto se establece que desde La Paz se realizarían viajes a otras ciudades de la republica siempre y cuando sea necesario35

Muchos de los objetivos trazados en el programa de la institución se llegaron a cumplir, aunque la sección de correspondencia llegó a durar poco tiempo debido a la censura que estableció el Estado Mayor del Ejército. La directiva de la institución estaba conformada de la siguiente manera: la directora e inspectora era la señora Bethsabé Iturralde; la sección de la correspondencia entre los soldados y sus familiares estaba dirigida por las señoras Esther de Perou y Cecilia de Saavedra; la sección de correspondencia entre los soldados y sus madrinas estaba a cargo de las señoras Elena de Salmón y Victoria de Pinedo; la sección de encomiendas estaba dirigida por las señoras María Luisa de Zapata y Rosa de Mendoza López; en las secretarías estaban las señoras Alina C. de Prudencio y la señorita Laura Sánchez.

Una vez establecida la institución se hizo el llamado a todas las señoras y señoritas para la instrucción. Esta convocatoria fue publicada en los medios escritos, principalmente en los periódicos La Razón y El Diario:

Insinuamos a todas las señoras y señoritas residentes de esta ciudad que deseen ser madrinas de guerra tengan a bien a pasar a inscribirse en horas de 2 a 4, todas las tardes, en la AVENIDA VILLAZÓN 427.

Actualmente existe un pedido grande de Madrinas de Guerra, y es deber que las señoras y señoritas se han impuesto obligatoriamente, cumplir con el amor patriótico36.

Al parecer la demanda de madrinas de guerra por parte de los oficiales y soldados era alta, motivo por el cual “Madrinas de guerra” solicita en los periódicos que varias señoras y señoritas se sumen y acepten ser madrinas:

Se necesitan cuatrocientas señoritas que quieran aceptar ser Madrinas de Guerra. Inscribirse en la secretaria de la Institución, avenida Villazón, frente al Colegio Militar37.

3.1 Expansión de la institución por todo el país

Una vez establecida “Madrinas de guerra” en la ciudad de La Paz, se expandió por todo el país. Inicialmente, en agosto de 1932, se creó la filial en la ciudad de Santa Cruz, organizada bajo la presidencia de la señora Adriana de Peredo y la dirección de la señora Candelaria de Añez. Una vez que se realizó la instrucción, las damas se movilizaron rápidamente para concurrir al cuartel del Regimiento Pari N° 30, para realizar la entrega de varios obsequios para los conscriptos38.

Para septiembre de 1932 ya existía la filial en Oruro, realizando ayudas a los pobres de dicha ciudad, además de las familias de los soldados movilizados. Esta filial logró identificar un total de 300 familias que vivían en condiciones de pobreza, y para brindarles ayuda tuvieron que extremar la estrategia para recaudar más fondos para la causa patriótica39. Al parecer, por la inexistencia de una filial en Sucre, en la primera etapa de la guerra muchos conscriptos de Chuquisaca eligieron a damas orureñas como madrinas de guerra40. Luego la asociación se organizó en Sucre, realizando kermeses y otras actividades recreativas en la plaza 25 de mayo, con el fin de recolectar fondos destinados a la caja pro-atención de heridos evacuados del Chaco41. Es sabido que la princesa de la Glorieta fue madrina de varios soldados, apoyando activamente de manera económica y moral.

En la ciudad de Tarija también se conformó una filial de la institución, al parecer formada por la señora Bertha Perou de Paz, quien mediante una carta dirigida a Bethsabé Iturralde solicitó la conformación de la filial, debido a que muchas damas estaban entusiasmadas de ser madrinas de guerra42. En Cochabamba, de igual manera, una vez formada la filial, damas de la población cochabambina asistieron a la despedida de los conscriptos que partían rumbo al Chaco43.

De esta manera, para 1933 la institución ya estaba instalada en todo el país, incluso llegando a comunidades rurales como Achacachi, que estaba bajo la dirección de la señora Justina Durán de Mollinedo, Sorata, donde recolectaban fondos y víveres, y un poco después Sica Sica, Viacha, Coroico, Villazón y Uyuni (estas dos últimas en Potosí). Pero lo más interesante es que la entidad transcendió fronteras, llegando hasta Chile, donde un grupo de damas bolivianas que residían en Valparaíso enviaron una carta a la señora Iturralde solicitando organizar una filial en esa ciudad44. Otro caso es el de las hermanas chilenas Azucena y Martha Latorre, que pidieron ser madrinas de guerra de combatientes bolivianos.

3.2 Actividades que cumplió la institución “Madrinas de guerra”

La institución cumplió importantes labores en todo el país, desde el apoyo moral a los soldados hasta brindar apoyo económico a las familias de los movilizados. A parte de estas actividades también cumplían la función de recepción y envío de correspondencia al Chaco, para mantener comunicado al soldado con su familia.

El 24 de agosto de 1932 se publicó en los periódicos uno de los primeros informes de las “Madrinas de guerra”, donde se establece que la institución trabajó en tres actividades. La primera era la correspondencia, registrándose más de 400 cartas despachadas, además de la distribución de la correspondencia proveniente del Estado Mayor. La segunda tenía por tarea la recepción y despacho de las encomiendas; la institución había logrado remitir al Chaco hasta esa fecha un total de 140 paquetes. Por último, el tercer objetivo era la búsqueda y llamamiento a la población femenina para que puedan ser madrinas de guerra, además de remitir circulares al interior de la república para organizar instituciones similares45.

Respecto a la actividad de envío y recepción de cartas provenientes del Chaco, las “Madrinas de guerra” publicaban en los periódicos el listado de cartas que llegaban a la institución, pidiendo que sean recogidas de sus oficinas46. Las madrinas también cumplían la función de redactar y leer las cartas para las familias que no tenían la capacidad de leer y escribir, principalmente de reservistas indígenas. Toda esta imperiosa labor de correspondencia solamente se realizó en la primera etapa de la guerra, debido a las disposiciones que tomaron las autoridades estableciendo la censura de la correspondencia para evitar el espionaje. A partir de 1933 se creó el Correo Militar, dependiente del Estado Mayor, y toda carta debía ser enviada o recibida mediante éste47.

Las cartas que intercambiaban las madrinas con sus ahijados, o viceversa, eran muy conmovedoras; muchas de ellas eran publicadas en los periódicos, con el objetivo de mostrar el sentimiento patriótico de las mujeres, además de conseguir que más damas voluntarias fueran madrinas de guerra. He aquí dos muestras:

Regimiento 47 de Infantería 4ta Compañía Señora Cristian P. de León

Quillacollo Respetable madrina:

Hemos llegado ayer sin novedad a este cuartel, todos nosotros llenos de fervoroso patriotismo, como legítimos hijos de nuestra grandiosa patria, debiendo proseguir el viaje el 29 con dirección a Muñoz.

Madrina: en poco tiempo más, mi regimiento empezará con su cometido dentro de nuestra Historia, ya que por nuestras venas corre sangre fría y serena. Nuestra acción no se concretará simplemente a la toma de fortines, si no que arrojará al audaz invasor del dominio de nuestros territorios.

Y así triunfantes levantaremos en la asta (SIC) nuestra bella tricolor sobre el límite que marcara nuestra propia sangre, tinte que no habrá quien lo borre con otra acción de guerra… Perdone Ud. Madrina que le recomiende de modo eficaz, atienda a mi pequeño hijo, si acaso le faltaron recursos de vida, ya que he dejado mi hogar sin ninguna ayuda.

Sin más que decirle, le envió mil saludos a Ud. así como a mi padrino, su ahijado y seguro servidor.

Aurelio Fernández Vargas

¡Viva Bolivia Grande y Unida, digna madrina Que viva!

El Imparcial. Cochabamba, 1 de noviembre de 1932 (cit. en Arce et al., 2015, pp. 53-54).

Carta del Tte. de aviación José Arzabe

Chaco boliviano, 23 de febrero de 1933

Locamente querida madrinita:

Hace dos días que llegó aquí el Regimiento Aroma, y en él un muchacho que me trajo una carta suya; la recibí y la “devoré” con la avidez de un sediento que no ha bebido durante una semana. ¡Qué buena es Ud. Madrinita! Si no fuera por sus cartas y las de mi casita…la vida sería muy pesada aquí. Lástima que el correo nos da muy de vez en cuando ese consuelo que nos sostiene a los que luchamos”

El imparcial. Cochabamba, 21 de marzo de 1933 (cit. en Arce et al., 2015, p. 142).

Carta de una madrina de guerra:

Soldado y amigo. Don Pastor Solís

Presente

Al aceptar gustosa y con orgullo la designación de “Madrina de Guerra”, que te has designado hacerme, hago votos como extranjera de tu madre patria, Bolivia, para que triunfes en toda acción que, desde hoy día, tienes impuesta como soldado boliviano.

Las obscuras nubes de la guerra han empañado el claro y generoso cielo de esta noble nación, pero, gracias a la hombría y el gran corazón que, así como tú, tiene cada soldado boliviano, muy pronto veremos todas nuestras aspiraciones coronadas y entonces sabremos hacer recuperar en el mundo entero “que el cobarde agresor ha sido derrotado”, “entonces gritaremos, bolivianos y extranjeros de verdad queremos a Bolivia “Viva Bolivia integra, grande y sublime”.

Hasta luego muchacho, tengo seguridad que volverás con honor y gloria para el orgullo de tu patria, de tus padres y también de tu Madrina de Guerra, que te promete no olvidarte y desde esta tierra hacer llegar aquí el aliciente que necesitas en el campo de honor. En cuanto a tu familia si la tienes yo tendré mucho gusto de verla y cuidarla durante todo el tiempo de tu ausencia.

Tu madrina:

Carmela de Lauderdate

El Republicano. Cochabamba, 25 de abril 2015 (cit. en Arce et al., 2015, p. 167).

La imagen de la madrina de guerra era muy querida por los soldados, pues estas generosas damas se concentraban en las despedidas de los regimientos en todas las ciudades del país, llevando varios obsequios, como cigarrillos, detentes, cartas, además de comida. En estas despedidas varios soldados nombraban a las señoras y señoritas como sus madrinas de guerra; en muchos casos una dama tenía como ahijados a varios soldados, e incluso podía haber madrinazgo de unidades enteras, como ocurrió con la señora Gumercinda Mendizábal, en Oruro, quien fue nombrada madrina de todo un destacamento, llegando a tener 400 ahijados. En sus despedidas ofrecía una cena, o una chocolatada, y en algunas ocasiones y obsequiaba chompas a todos sus ahijados48.

Las despedidas que realizaban las madrinas de guerra eran actos muy solemnes en las cuales muchas veces se hacía entrega de estandartes al regimiento que iba a partir, como sucedió en La Paz, en la ceremonia y jura a la bandera del Regimiento Illimani, el 9 de diciembre de 1932. La señorita Yolanda Bedregal49, comisionada de la institución, entregó un estandarte bordado por las manos de las madrinas al comandante del Regimiento, mayor Ricardo Mejía50.

De igual manera, en la ciudad de Cochabamba, las madrinas de guerra entregaron un estandarte al regimiento de dicha ciudad, antes de su partida. Esto fue reflejado en un medio de comunicación:

MADRINAS DE GUERRA OBSEQUIAN UN ESTANDARTE DE GUERRA

La mujer boliviana como siempre ha respondido al llamado de la patria que honra la nación, no ha escatimando su esfuerzo y voluntad para contribuir en la medida de sus alcances a la defensa nacional.

A los muchos valiosos objetos que han hecho nuestras damas a los reservistas cochabambinos que se alistan en el ejército, vamos a añadirle el siguiente: las socias de la Juventud Católica Femenina han confeccionado un hermoso estandarte de guerra que será obsequiado a nuestros soldados que partirán el martes a la zona de operaciones.

El Tiempo. Cochabamba, 24 de septiembre de 1932 (cit. en Arce et al., 2015, p. 32).

Las madrinas de guerra no solamente velaban por el bienestar moral de los soldados escribiéndoles cartas y enviándoles cigarros, fósforos, pito de cañahua, etc., también les interesaban la familia de combatiente. En la mayoría de los hogares, la presencia masculina era importante, pero ante la ausencia de esta presencia masculina, varias familias sufrieron por la escasez de recursos económicos. Algunas familias vivían en alquiler, y como el jefe del hogar se encontraba en la guerra, se les dificultaba el pago de la renta. Es por eso que hubo varios casos de dueños de casa que pretendían dejar en la calle a familias de reservistas51. Las madrinas de guerra intervenían en estas situaciones para evitar que las familias queden en la calle. Además, eran intermediarias entre la familia y el conscripto, brindando a sus ahijados información sobre sus familiares, y visitando a éstos de vez en cuando.

LE PIDE A SU MADRINA DE GUERRA LES INFORME SOBRE SU ESPOSA Y NIÑOS PEQUEÑOS

Hospital Puerto Escobar, 21 de octubre de 1933 Señora Rosa Fernández de Carrasco

“… Le ruego madrina que no se olvide de darme noticias de mi señora e hijitos, a quienes Ud. conoce. Comprenderá la infinita alegría que experimentaré al saber ellos. Su recuerdo me acompaña y es un motivo más que en los momentos de grande lucha ponga mi más grande decisión y empeño, pensando en que también cumplo una obligación sagrada de defender territorio nacional”

(El imparcial. Cochabamba, 15 de noviembre de 1933) (Arce et al., 2015, p. 210).

En la ciudad de Santa Cruz, la sociedad de madrinas de guerra ofreció sus servicios al Comité Pro Defensa Nacional para confeccionar ropa desinada a los conscriptos del Chaco, además de la confección de mosquiteros y paquetes sanitarios52. En la ciudad de Tarija, las madrinas cumplieron tareas de confección de paquetes sanitarios para asistir a la Cruz Roja y hospitales militares cercanos.

Para la época de navidad, durante todo el periodo que duró la guerra del Chaco, el Comité Pro Defensa Nacional tuvo el objetivo de entregar a los combatientes, a los prisioneros de guerra y a familias de soldados, el aguinaldo de navidad53.

Para la recolección de fondos participaron activamente las sociedades femeninas en todo el país, recolectando dinero, víveres, ropa y juguetes. Una vez llegada la navidad, las asociaciones femeninas, incluidas las “Madrinas de guerra”, fueron las encargadas de distribuir los aguinaldos de navidad, principalmente en los hospitales a donde era trasladados los soldados heridos en el Chaco. Las sociedades femeninas ofrecían inicialmente un desayuno, para posteriormente entregarles prendas de vestir, cigarrillos y otros tantos obsequios54. También hicieron la entrega del aguinaldo de navidad a las familias de reservistas.

El Rotary Club fue la sociedad encargada de realizar el envío de los paquetes de aguinaldo a los soldados del Chaco. Estos paquetes estaban compuestos por diversos artículos indispensables para los soldados en campaña, como ser coca, cigarrillos, fósforos, dulces, ganchos, drogas, pañuelos, tarjetas postales, lápices, mensajes, medallitas religiosas, entre otros objetos. Todos estos paquetes fueron armados por las manos de las sociedades femeninas55.

Algunas damas pidieron viajar hasta Asunción para entregar el aguinaldo de navidad a los prisioneros bolivianos. La impulsora de esta iniciativa fue la señorita Ana Rosa Tornero, que solicitó al Ministerio de Relaciones Exteriores un permiso especial para, acompañada por otras mujeres, visitar a los prisioneros en la capital paraguaya56. Dicha petición fue negada, pues hubiese despertado sospechas de espionaje en el Paraguay. Lo que sí logró la señorita Tornero fue llegar hasta la línea de fuego para observar la situación de los soldados57.

El periódico Semana Gráfica58 habilitó la sección “Nuestro correo para las madrinas de guerra” el 9 de septiembre de 1933, para que los conscriptos solicitaran una madrina de guerra, y que dichas madrinas puedan recibir información breve sobre sus ahijados. Esta sección duró hasta diciembre de 1933, cuando fue cancelado.

La labor que cumplieron las madrinas de guerra fue muy importante para los soldados que se encontraban el Chaco. En muchos casos estos combatientes no tenían quién les escribiera cartas, y este vacío era llenado por las madrinas de guerra, enviándoles cartas con el objetivo de levantar la moral del recluta. Una vez terminada la guerra del Chaco muchos soldados se mostraron agradecidos con sus madrinas de guerra, ofreciéndoles fiestas y obsequios, como hizo el artista Gil Coímbra, quien organizó una fiesta en el Club de La Paz, a su madrina de guerra, Lola Sierra (Durán y Seoane, 1997, p. 77).

3.3 ¿Qué pasó con las madrinas de guerra?

Existe una mínima información sobre la participación femenina, sobre todo de las madrinas de guerra, en las últimas etapas de la Guerra del Chaco ¿Qué pasó? Eso mismo se preguntaba la prensa escrita en ese momento. La Semana Gráfica, el 13 de abril de 1934, publica un interesante artículo, preguntándose sobre las madrinas de guerra: “¿Dónde quedó todo el patriotismo de las madrinas, aquéllas que con tanta alharaca publicaron su deseo de aliviar la pesada carga que gravita sobre los hombros de sus ahijados? ¿Dónde está la continuación de aquella sencilla ofrenda que consistía en la pulsera de identificación y el escapulario?”. Probablemente la institución siguió funcionando hasta el final de la guerra, pero la población femenina ya no se mostraba tan interesada en mostrar su patriotismo, debido a la desmoralización de la población boliviana por los desastres que iba sufriendo el ejército de Bolivia. Además, la guerra siempre trae consigo duras crisis económicas. Algunas sociedades femeninas tuvieron que cesar sus funciones, como la “Sociedad de señoras pro-Chaco” en Oruro, que, ante el poco interés mostrado por las damas, además de la falta de recursos, dejó sus labores59. Muchas otras asociaciones de mujeres siguieron el mismo camino.

4. Conclusiones

La “Madrinas de guerra” fueron muy importantes en el contexto de la Guerra del Chaco, pues no solo beneficiaron a los soldados, sino también a las familias de escasos recursos, que se vieron beneficiadas con las actividades de ayuda social que cumplían las madrinas. No solo fueron ellas quienes cumplieron con esas funciones colaborativas, también hubo muchas sociedades femeninas que cumplieron labores similares. Además, la población siempre se mostraba colaborativa ante las diversas actividades que eran organizadas por las sociedades femeninas. Finalmente, en la última etapa de la guerra, ante la falta de interés por parte de la población y la crisis económica que se produjo en el país, éstas se vieron afectadas.

La Guerra del Chaco fue un hecho histórico que marcó un antes y después en la historia de Bolivia. Y en el caso de las mujeres significó una oportunidad para su propia transformación, pues se valoraron a sí mismas, descubriendo hasta donde llegaban sus límites. Ante la ausencia masculina, de un momento a otro tuvieron que aprender nuevas cosas, se hicieron cargo del hogar, en el área rural el trabajo agrícola fue realizado netamente por las manos femeninas, lo mismo que el espacio obrero de las fábricas. No creo que el pensamiento femenino haya sido el mismo una vez terminada la guerra, pues además cada vez llegaban con más fuerza las influencias de las corrientes feministas, por lo que la mujer boliviana aspiraba más a un trato igualitario y a la participación en la política.

Referencias

Arce, C., M. Briancon, D. Martínez y R. Rivero (2015). Epístolas de la Guerra del Chaco. Cochabamba: Los Tiempos. [ Links ]

Cárdenas, E. (noviembre de 2011). Oruro en la Guerra del Chaco. Oruro: La Patria. [ Links ]

Criales, H. (1991) Un héroe negro en la Guerra del Chaco. La Paz: Alcaldía Municipal de La Paz. [ Links ]

Durán, F. y A.Seoane(1997). El complejo mundo de la mujer en la Guerra del Chaco. La Paz, Ministerio de Desarrollo Humano. [ Links ]

Mundy, H. (1990). Cosas de fondo (impresiones de la Guerra del Chaco y otros escritos). La Paz: Huayna Potosí. [ Links ]

Virreira, Alberto (1932). Bolivia-Paraguay, 5 de diciembre de 1928. La Paz: Imprenta Eléctrica. [ Links ]

NOTAS

1 Primero se firmó el tratado Decoud-Quijarro en 1879, que planteaba que los límites entre Bolivia y Paraguay iban a ser en cercanías del rio Pilcomayo. Este tratado no fue ratificado por Bolivia. Posteriormente, en 1887, se firmó el tratado Acebal-Tamayo, el 14 de febrero, en Asunción. De igual manera, el tratado no fue ratificado por los desacuerdos por ambas partes.

2 Una de esas expediciones la realizó Daniel Campos, navegando desde Tarija hasta Asunción mediante el rio Pilcomayo en 1883. Posteriormente publicó su informe en formato de libro, una edición maravillosa con varias ilustraciones.

3 Puestos militares

4 La Razón, 21 de julio de 1932

5 La Razón, 29 de julio de 1932

6 La Razón, 25 de septiembre de 1932

7 El Diario, 9 de agosto de 1932

8 El Diario, 6 de agosto de 1932

9 (Cárdenas, 2011, p. 44).

1010 Es el caso de Laura de la Rosa, que llegó hasta el Chaco para entrevistarse con el alto mando militar del ejército de Bolivia y los soldados. Una vez concluido su viaje, publicó en 1935 un interesante libro con el título de “Mi visita a las trincheras y zanjas del Chaco”, un ejemplar maravilloso ilustrado con varias fotografías.

11 La Razón, 23 de julio de 1932

12 La Razón, 24 de julio de 1932

13 La Razón, 27 de julio de 1932

14 La Razón, 27 de julio de 1932

15 La Razón, 24 de julio de 1932

16 La Razón, 04 de septiembre de 1932

17 El Diario, 12 de agosto de 1932

18 El Diario, 27 de julio de 1932

19 El Diario, 10 de agosto de 1932

20 El Diario, 01 de agosto de 1932

21 La Razón, 09 de agosto de 1932

22 La Razón, 26 de Julio de 1932

23 La Razón, 30 de julio de 1932

24 La Razón, 28 de julio de 1932

25 El Diario, 21 de julio de 1932

26 La Razón, 23 de julio de 1932

27 La Razón, 23 de julio de 1932

28 El Diario, 21 de julio de. 1932.

29 La Razón, 24 de julio de 1932

30 La Razón, 17 de julio de 1932

31 Amalia Villa de la Tapia fue la primera aviadora boliviana, y una de las primeras en Sudamérica, hizo sus estudios de aviación en Perú en donde logro conseguir su brevete en aviación. A mediados del siglo pasado fue incorporada a la Fuerza Aérea boliviana.

32 El Diario, 19 de agosto de 1932

33 El Diario, 29 de julio de 1932

34 Esta oficina era en realidad el hogar de la señora Bethsabé Iturralde, que se encontraba al frente de lo que ahora es el monoblock de la Universidad Mayor de San Andrés

35 La Razón, 30 de septiembre de 1932

36 El Diario, 11 de agosto de 1932

37 El Diario, 6 de agosto de 1932

38 La Razón, 27 de agosto, de 1932

39 La Razón, 22 de septiembre de 1932

40 El Diario, 17 de agosto de 1932

41 La Patria, 9 de agosto de 1933

42 El Diario, 30 de agosto de 1932

43 El Diario, 13 de septiembre de 1932

44 La Razón, 16 de septiembre de 1932

45 El Diario, 24 de agosto de 1932

46 El Diario, 14 de septiembre de 1932

47 El Diario, 19 de diciembre de 1932

48 Semana Gráfica, 6 de mayo de 1934

49 Yolanda Bedregal fue una importante literata boliviana del siglo XX

50 El Diario, 10 de diciembre de 1932

51 El Diario, 19 de agosto de 1932

52 El Diario, 17 de septiembre de 1932

53 La Patria, 15 de noviembre de 1933

54 La Patria, 24 de diciembre de 1932

55 El Diario, 11 de diciembre de 1932

56 La Patria, diciembre de 1933)

57 Semana Gráfica, 6 de mayo de 1934

58 Al parecer este semanario circulaba en la línea de fuego para las tropas del ejército boliviano, pues se tiene información que reporteros de Semana Gráfica estaban presentes en el Chaco

59 La Patria, 13 de diciembre de 1933

Recibido: 01 de Septiembre de 2024; Aprobado: 01 de Octubre de 2024

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