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Ajayu Órgano de Difusión Científica del Departamento de Psicología UCBSP

versión On-line ISSN 2077-2161

Ajayu vol.22 no.2 La Paz ago. 2024  Epub 31-Ago-2024

https://doi.org/10.35319/ajayu.222261 

ARTÍCULO

LA ἐΠΊΜΈΛΕΊΑ (ÉPIMÉLEIA) EN LA TERAPIA CRÍTICO-POÉTICA PAKMANIANA

THE ἐΠΊΜΈΛΕΊΑ (ÉPIMÉLEIA) IN PAKMANIAN POETIC CRITICAL THERAPY

O ἐΠΊΜΈΛΕΊΑ (ÉPIMÉLEIA) NA TERAPIA CRÍTICA POÉTICA PAQUISTANESA

Gonzalo Correa Rivera1  * 
http://orcid.org/0000-0003-2302-5457

Gonzalo Lobos Sepúlveda1 
http://orcid.org/0009-0003-6582-844X

Johan Sánchez Salazar1 
http://orcid.org/0009-0001-6029-0068

1Universidad Gabriela Mistral


RESUMEN

A partir de un análisis comparativo de bibliografía, la presente investigación intenta comprender si la propuesta de una terapia crítico-poética del psiquiatra argentino, Marcelo Pakman, se ajusta a los criterios que establece Foucault para la ἐπίμέλεία (épiméleia). Esto con el objetivo de comprender si la relación entre terapeuta y paciente de la terapia crítico-poética se ajusta a las especificidades que propone Foucault, entendiéndolas como un cuidado de sí. Considerando lo anterior, en el presente trabajo se realiza una breve revisión de psicoterapia crítico-poética, tanto como del concepto de épiméleia, para luego revisar las posibles coincidencias entre ambos.

Palabras clave: épiméleia; terapia crítico-poética; psicoterapia; Pakman; Foucault

ABSTRACT

Based on a comparative analysis of bibliography, this research attempts to understand whether the proposal of a poetic critical therapy by the Argentine psychiatrist, Marcelo Pakman, fits the criteria established by Foucault for ἐπίμέλεία (épiméleia). This with the aim of understanding if the relationship between therapist and patient of critical poetic therapy adjusts to the specificities that Foucault proposes, understanding them as self-care. Considering the above, in the present work a brief review of critical-poetic psychotherapy is carried out, as well as the concept of épiméleia, to then review the possible coincidences between the two.

Keywords: épiméleia; critical poetic therapy; psychotherapy; Pakman; Foucault

RESUMO

A partir de uma análise comparativa da bibliografia, esta pesquisa procura compreender se a proposta de uma terapia crítica poética do psiquiatra argentino Marcelo Pakman se enquadra nos critérios estabelecidos por Foucault para ἐπίμέλεία (épiméleia). Isso com o objetivo de compreender se a relação entre terapeuta e paciente da terapia poética crítica se ajusta às especificidades que Foucault propõe, entendendo-as como autocuidado. Considerando o exposto, no presente trabalho um breve.

Palavras-chave: épiméleia; terapia poética crítica; psicoterapia; Pakman; Foucault

La presente investigación tiene como objetivo comprender si la concepción terapéutica de Pakman, se ajusta a los criterios que establece Foucault para la épiméleia. A través de un análisis comparativo de ambas propuestas se buscó identificar similitudes y diferencias entre ellas. Esto con el fin de resolver la pregunta de si la propuesta de Pakman se enmarca en una relación con un otro, al modo de la ἐπίμέλεία (épiméleia). En ese sentido, se intentará defender la tesis de que la terapia crítico-poética es una forma particular de épiméleia. De esta manera, primero se explica brevemente cómo entiende Foucault la épiméleia, luego se muestra en qué consiste la propuesta de Pakman y finalmente, se analizan los puntos de convergencia y divergencia entre ambas.

La épiméleia y la relación con otro.

Ahora bien, ¿Cómo se relaciona la propuesta de Pakman con la idea de ἐπίμέλεία (épiméleia) descrita por Foucault? Se debe explicitar que una de las razones por las que se hace necesario el estudio de este autor, radica en el hecho de que, por un lado, piensa una relación con un otro que lleva a inquietarse por sí mismo y, por el otro, ayuda a pensar lo que es difícil de ser pensado. En este sentido, Pakman recupera un tipo de relación de inquietud y de cuidado de sí mismo que Foucault estudia con detención en la Hermenéutica del sujeto bajo el “concepto de épiméleia/cura sui, que significa el cuidado de uno mismo.” (1994, p. 33).

En Tecnologías del yo, Foucault (2016) sostiene que:

El precepto “ocuparse de uno mismo” era, para los griegos, uno de los principales principios de las ciudades, una de las reglas más importantes para el arte de la vida. A nosotros esta nación se nos ha vuelto ahora más bien oscura y desdibujada. Cuando se pregunta cuál es el principio moral más importante en la filosofía antigua, la respuesta inmediatamente no es “cuidado de sí mismo”, sino el principio délfico gnothi sauton (“Conócete a ti mismo”) (p. 50).

El “ocúpate de ti mismo”, que desde siempre en la antigüedad subordinó al “conócete a ti mismo”, fue juzgado moralmente por la cristiandad bajo la idea de que debe primar la austeridad terrenal, en favor de una trascendencia direccionada a la inmortalidad. La renuncia de sí, y con ella, la renuncia del cuidado de sí se transforma paradójicamente en el principio de salvación. De esta manera, el cuidado de sí mismo, en un movimiento especular, se consideró demasiado terrenal para el que busca lo trascendental, tal vez demasiado egoísta, o bien se transformó en el cuidado del alma, de lo que sobrevivirá eternamente independiente del cuerpo. Sin embargo, la sentencia “conócete a ti mismo” del oráculo de Delfos, también se fue desvitalizado en la medida en que se alejaba de su subordinación primigenia respecto al “ocúpate de ti mismo”, de modo tal que las nociones de verdad ligadas a la evidencia cartesiana lo transformaron en el cogito ergo sum puramente epistémico como vía regia del conocimiento seguro (Carreon, 2023).

Foucault (1994) hace notar la inversión de importancia del “conócete a ti mismo” por sobre el “ocúpate de ti mismo”, resaltando que este último constituye la condición necesaria para iniciarse a la filosofía tanto como resulta ser el principio básico de cualquier conducta racional. La razón de esto es que, según el autor, “la épiméleia implica (…) una actitud en relación con uno mismo, con los otros y con el mundo” (1994, pp. 34-35). Esta actitud debe ir acompañada de una atención sobre los modos de ser, del pensar, del creer y el sentir. Hay una suerte de desdoblamiento mental y actitudinal, en la medida en que la épiméleia designa un modo de comportarse que se ejerce sobre uno mismo. Es el sí mismo ejerciendo su influjo en sí mismo.

Foucault (1994) sostiene que la “filosofía es una forma de pensamiento que intenta determinar las condiciones y los límites del acceso del sujeto a la verdad” (p.38), pero ¿qué sucede si la verdad a la que queremos llegar no trata de una verdad objetiva y evidente de tipo cartesiana, sino que es una verdad que busca el sujeto sobre sí mismo? Dijimos que la épiméleia es una actitud en relación con uno mismo, que es una forma de autoatención y un modo de comportamiento sobre sí. Esto implica que para los modos de acceso de verdades propias e íntimas se requiere de un esfuerzo transformador que permita tal acceso, lo que, a su vez, surte un cierto efecto en el sujeto.

Foucault (1994) sostiene que “la verdad es lo que ilumina al sujeto” (p. 39), y más adelante, que ella misma es “(…) lo que le proporciona la tranquilidad de espíritu” (p. 39). Sin embargo, como se advirtió anteriormente, ya para la modernidad, el cristianismo había rebajado él ocúpate de ti mismo, mientras que el conócete a ti mismo se encontraba reducido a un asunto meramente epistémico, de manera que el conocimiento se enaltecía señorialmente en el trono que lo proponía como única vía de acceso a la verdad. Esta verdad, aunque sea una verdad evidente, a pesar de ser una verdad pura y exclusiva del yo como lo es el cogito ergo sum, deja de ser una verdad que ilumina al sujeto, que le proporciona tranquilidad espiritual, porque nada dice sobre él. Así, cuando Descartes (2017) sostiene “aquí sí encuentro que el pensamiento es un atributo que me pertenece: es el único que no puede separarse de mí. Yo soy, yo existo, esto es cierto.” (p. 69) En esta idea descartes encuentra una verdad indubitable sobre su yo, pero que nada dice de él como un sujeto concreto, de un tal René Descartes.

Cañal Fuentes (2011) refuerza esta idea al sostener que:

A partir de entonces la primera concepción de épiméleia, es decir, el cuidado de uno mismo, la preocupación de uno mismo dejará de tener importancia y quedará eclipsada por el conocimiento de uno mismo, conocimiento de sí concebido en el marco de la relación entre el sujeto y el objeto, y no como práctica de sí. Si en la Grecia socrático-platónica, y la posterior cultura grecolatina, constituida principalmente por el estoicismo y epicureísmo, hablar de conocimiento de uno mismo suponía el cuidarse a uno mismo y la práctica de sí, el cartesianismo rechazará la cura sui como modo de acceso a la verdad y propondrá la exclusividad de un discurso verdadero en la relación cognoscitiva sujeto-objeto. El conocer será una apuesta por la verdad del discurso y su fundamentación vendrá avalada por el cogito y la existencia del sujeto, y no por el conjunto de reglas y la práctica necesaria del hombre como modo de acceso a la verdad. (p. 59)

Entonces ¿Cómo encontrar verdades sobre sí? ¿Cómo retornar a una forma de épiméleia, esencial para el ejercicio de la filosofía? Según el autor, la respuesta es que con un otro como mediador. Foucault (1994) es explícito en este punto cuando sostiene que

El otro es indispensable en la práctica de uno mismo para que la forma que define esta práctica alcance efectivamente su objeto, es decir, el yo. Para que la práctica de uno mismo dé en el blanco constituido por ese uno mismo que se pretende alcanzar resulta indispensable el otro. (p. 57)

Siguiendo esta misma línea, Foucault (1999) sostiene que, en el proceso de ocuparse de uno mismo, el otro tiene un papel protagónico y para sostener esto hace referencia a la stultitia:

Que no cabe ocuparse de sí sin la ayuda de otro es un principio generalmente muy admitido. Séneca decía que nadie es nunca lo suficientemente fuerte como para liberarse por sí mismo del estado de stultitia en el que se encuentra: «Necesita que se le tienda la mano y que se le saque de eso». Galeno, de igual modo, decía que el hombre se quiere demasiado a sí mismo como para poder curarse solo de sus pasiones: había visto a menudo tropezar a hombres que no habían consentido someterse a la autoridad de otro. Este principio es cierto para los que empiezan; pero lo es también posteriormente y hasta el fin de la vida. (p. 280)

En la propuesta de Pakman se deja ver que el otro, en la práctica de sí, surte el efecto de un movimiento especular, en el que el sí mismo se encuentre consigo mismo. Esto resulta algo enteramente novedoso respecto a lo que el propio Foucault pensaba, dado que él consideraba sólo tres formas de participación del otro, a saber: el ejercicio del ejemplo, el ejercicio de capacitación y el ejercicio del desasosiego.

En las dos primeras hay una transmisión de conocimiento, uno como modelo de comportamiento, y otro como transmisión de saberes. El tercero -que resulta enteramente distinto- dice relación con el método mayéutico, en el que otro ayuda a hacer nacer una verdad. No obstante, en este caso el otro también cumple el rol de una suerte de maestro. La particular participación del otro en la función de épiméleia que se aprecia en Pakman no se traduce en lo que Kant (2009) describe cómo ese estado de tutela, que -ya sea por “pereza”, ya sea por “cobardía”- nos aleja del uso de la propia razón y que se constituye como una “segunda naturaleza”.

Este estado de tutela transforma al sujeto en un estulto, entendiendo por esto alguien que “no es capaz de querer de un modo adecuado. Su voluntad es una voluntad que no es libre, una voluntad que no siempre quiere, una voluntad que no es una voluntad absoluta” (Foucault, 1994, p. 59). Es esta falta de dirección, esta capacidad de dejarse llevar, es lo que hace que el sujeto busque a otro que lo guíe y que piense por él, lo que se traduce en que pierda su autonomía y que, por lo tanto, caiga en estado de tutela. Es, en definitiva, un perezoso de voluntad. Pero como se dijo, el rol que toma el otro en Pakman es distinto a esto. No es una tutela o una invitación para no ocuparse, lo que representa una novedad.

El mismo Kant (2009) nos advierte que es precisamente la aparición de un tercero en la forma de un libro, un director espiritual o un médico el que nos puede seducir para no hacer uso de nuestra propia razón (p.25-26). Más bien, por el contrario, la función del otro en la épiméleia que se deja ver en Pakman se aproxima a la emancipación del sapere aude kantiano en la medida en que los procesos de excripción se levanta la resistencia de lo singular frente al monopolio micropolítico del signo. Es decir, este otro que nos ayuda a ocuparnos de nosotros mismos, lo hace promoviendo una resistencia emancipadora que posibilita la aparición de la singularidad.

Ahora, ¿qué es salir de la stultitia? El mismo Foucault (1994) sostiene: “salir de la stultitia consistirá precisamente en actuar de tal forma que uno pueda quererse a sí mismo, que uno pueda tender hacia uno mismo como si fuese el único objeto que se puede querer siempre de forma libre y absoluta.” (p. 60). El estulto, perezoso de voluntad, se deja llevar por las corrientes del océano social que lo rodea sin oponer resistencia, desprendidose absolutamente de sí, no se ocupa de sí mismo, no porque no puede, ni tampoco porque no quiere, sino que envuelto por las influencias del mundo exterior y receptáculo acrítico de las mismas, simplemente no le interesa esta tarea. Por el contrario, el que sale de la stultitia se hace cargo de sí mismo, entrando en lo que Kant llamaría una mayoría de edad, no por lo que se halla al momento de hacerse cargo de sí mismo, no porque ahí encuentre verdades sobre sí que antes no sabía. No. El llamado “¡Sapere aude! ¡Ten valor de servirte de tu propia razón!” (Kant, 2009, p. 25.) no se refiere a un contenido, a algo que se encuentra, sino más bien a un gesto, el gesto de hacerse mayor, de pensar por sí mismo, el gesto, en definitiva, propio de la épiméleia, de ocuparse de sí mismo.

Ahora bien, mientras que es posible alcanzar el sapere aude kantiano en soledad con el cultivo de la propia razón, salir de stultitia no es posible si no es con el acompañamiento de un otro ¿por qué? Pues porque el estulto es, por definición, el que no se relaciona consigo mismo. Entonces, ¿cómo se espera que el que no se relaciona consigo mismo llegue a un estado de ocupación de sí mismo si no es por medio de otro que lo ayude en esta tarea? Con razón Foucault (1994) sostiene que “la constitución de uno mismo en el objeto, en el fin absoluto y permanente de la voluntad, no puede lograrse más que por la mediación del otro. Entre el individuo stultus y el individuo sapiens es necesario el otro” (p. 60). Luego continúa “el cuidado de uno mismo, por tanto, precisa la presencia, la inserción, la intervención del otro” (p. 61). Ahora, así como el otro que podía surtir el influjo de un tutor, podría llegar a ser un libro en Kant, en Foucault no queda del todo claro quién es este otro. El pasaje es corto y en una ocasión sostiene que es la filosofía y en otra el filósofo, pero lo cierto es que la forma de épiméleia que nos presenta Pakman, requiere solo de alguien más, capaz de participar de un evento poético.

Ahora, ¿por qué ocuparse de uno mismo? Pues para ocuparse de uno mismo. La ocupación por uno mismo es un fin que se basta a sí mismo. No hay un para qué de la épiméleia que trascienda la propia épiméleia. El ocuparse de sí mismo es la línea de partida y la meta. Así, la épiméleia es un fin en sí mismo en la que uno mismo se constituye como una autofinalidad en la que se encuentra su propia recompensa. La épiméleia, esencial en la filosofía helena, era el saber que enseñaba a vivir y para Foucault “esta cuestión va a ser cada vez más absorbida por la pregunta siguiente: ¿Cómo hacer para que uno mismo se convierta y siga siendo lo que debe ser?” (1994, p. 69).

Lo anterior nos lleva a una pregunta ya realizada: si la filosofía es una forma de pensamiento que busca los límites y condiciones de la verdad, ¿Qué sucede si la verdad que busca el sujeto es sobre él mismo? El acceso a tal verdad requiere de una transformación del yo, pero junto con esto, al momento de encontrar esta verdad operaría otra transformación del yo. La verdad del sujeto encontrada y revelada por el mismo sujeto lo transforma. Siguiendo esta línea Dionisio M. y Delgado E. (2018) sostiene que

De la misma manera, en la práctica de la épiméleia se vislumbran otras formas de ser, es decir, ya no ser uno mismo; por tanto, cabe resaltar que lo que se postula es una tarea, una nueva manera, una nueva praxis de subjetivación y quizá una nueva responsabilidad: hay que implementar nuevas formas de subjetividad rechazando el tipo de individualidad que se nos ha impuesto. (p.202)

Hablamos de una transformación tras otra, que no termina en el encuentro de una verdad, sino que puede perpetuarse en un continuo operar del yo transformador del yo. En tanto que todo esto se trata de la verdad y de cómo ésta transforma al sujeto, de lo que se habla acá es de la absorción de la filosofía por la espiritualidad. En este contexto, por espiritualidad se entiende la búsqueda y la práctica continua en las que el sujeto realiza sobre sí mismo las trasformaciones necesarias para tener acceso a sus propias verdades. En otras palabras, la espiritualidad es un modo particular de la filosofía como búsqueda de límites y condiciones de la aparición de verdades del sujeto para sí mismo.

Vale decir, la épiméleia es una particular forma de filosofía en tanto que el cuidado de sí se relaciona con verdades y la búsqueda de estas del propio sujeto sobre sí mismo, lo que resulta ser transformador para él. De acá se comprende que la épiméleia sea la forma de conocimiento que enseñe como vivir, pero este aprendizaje es interminable, hasta la muerte. Así, enseñar cómo vivir ¿no es enseñar, también, como morir? En el Fedón, Platón (2005) sostiene esto cuando dice que “en realidad, por tanto, los que de verdad filosofan, Simmias, se ejercitan en morir, y el estar muertos es para estos individuos mínimamente temible” (p. 87). El aprender a vivir es aprender a morir y la épiméleia es el camino, debido a que, esta es una actitud en relación con uno mismo, con los otros y con el mundo.

Para finalizar, ahora se hace necesario rescatar las cuatro características descritas hasta el momento que son propias de la epimeleia descritas por Foucault, a saber:

  • 1) Es una transformación del sujeto por sí mismo.

  • 2) Se constituye como el emprendimiento de una búsqueda de las propias verdades.

  • 3) Esta búsqueda es interminable.

  • 4) Se requiere de un otro que ayude en la relación consigo mismo.

La propuesta crítico-poética.

¿Cuál es la novedad de la particular forma de épiméleia que presenta Pakman respecto a otras como el psicoanálisis? Hay dos características que hacen que la propuesta crítico-poética sea distinta: la primera es que mientras que en el psicoanálisis la fórmula terapéutica es la interpretación -en donde el terapeuta ofrece una posible verdad que devele el inaccesible inconsciente del paciente-, en el caso de Pakman la vía regia es el evento poético, entendiendo este como la venida a la presencia del sentido en la forma de una imagen que se ha mantenido soslayada dada la dominancia micropolítica.

La micropolítica es una forma cotidiana de sujeción que fija cómo ser, qué hacer, qué sentir y cómo parecer. Al respecto Gómez y Rejón (2022) declaran:

Pakman denomina “micropolíticas”, a esos guiones, modelos, aprendizajes o hábitos estereotipados a través de los cuales se perpetúan prácticas sociales que encarnan conocimientos asociados y relaciones de poder, tanto en el lado del paciente como del terapeuta. Pakman aboga por una distancia crítica que recupere el espacio para la singularidad como alternativa a esa alienación micropolítica. Distanciamiento crítico que no margine y anule lo sensual y único, “para volver a esa singular experiencia humana que se encarna en momentos poéticos a los que la psicoterapia no solo no es ajena, sino que es un lugar potencialmente privilegiado para su ocurrencia”. (p.107)

Así, el evento poético viene a contravenir a la micropolítica dominante, pero no al modo de una interpretación analítica, sino que más bien como un ofrecimiento transformador de los sujetos participantes del encuentro.

La segunda es que, mientras el psicoanálisis es una propuesta distinta y a veces distante de la filosofía, con fundamentos epistémicos propios e independientes de esta, la propuesta de épiméleia de Pakman proviene de la filosofía misma, no solo porque se fundamenta en filósofos tales como Foucault y Nancy, sino que los conceptos de cuño propio también son profundamente filosóficos. Así, si bien se puede decir que el presente estudio trata sobre la obra de Pakman, lo cierto es que de lo que en realidad trata es de una particular forma contemporánea de épiméleia, que se constituye como un tipo de inquietud por uno mismo que ayuda a pensar lo que es difícil de ser pensado gracias a un otro que lo pone a disposición.

El evento poético está compuesto por dos partes: evento y poiesis. Para Pakman (2014) el evento es, en cuanto fenómeno, algo constitutivo del mundo y, en cuanto a hecho, algo imprevisible y singular difícil de encapsular en los patrones o pautas de lo que se estaba dando hasta entonces. Los eventos son tanto, fenómenos constitutivos del mundo, como transformadores de este.

Los eventos explicitan o traen a la luz una posibilidad que no existía hasta entonces. Antes del evento: la ausencia. Una característica fundamental del evento es su fugacidad. El evento viene y se va, como un chispazo, en un abrir y cerrar de ojos, por lo que no es en sí mismo la creación imperecedera de una realidad, sino más es un abrir que indica que una posibilidad ha sido ignorada. Es, en definitiva, una propuesta. Por esta razón Pakman (2014) sostiene que “el evento poético se da de un modo discontinuo, pero no solo en circunstancias históricas extraordinarias, sino como posibilidad ordinaria, aunque no necesariamente frecuente ni obligatoria” (p. 141). A pesar de la cualidad de ser excepcional y fugaz, el evento es una posibilidad ordinaria, cotidiana, que no requiere de grandes coincidencias o de contextos históricos muy particulares para que se dé. Puede ser producto de un encuentro, una reflexión, una frase o se puede dar en psicoterapia. El evento es siempre una posibilidad latente, del mismo modo que lo es la épiméleia.

Sobre la poiesis, Pakman (2014) sostiene, a su vez, que “subraya tanto el papel del nacimiento o llegada a la presencia del mundo como sentido, de la imagen como aparición de la realidad en nuestra existencia, y de la imaginación como trabajo de exposición de las imágenes entre sí que logra, en algunos casos, configuraciones en evento psicoterapéutico” (p. 141-142). Poiesis es un término que proviene del griego derivado del verbo ποιέω que significa “creación”, “producción”, “hacer”, “crear”. De esta manera la poiesis hace referencia a dos aspectos:

El primero es la llegada a la presencia del mundo como sentido, es decir, exposición de una imagen marginada micropoliticamente producto de una baja intensidad existencial, que contraviene a la micropolítica, en la medida en que acarrea consigo un determinado sentido que, en su singularidad, crítica, cuestiona, pone en duda o muestra alternativas diversas, respecto a las capas de significaciones asentadas en los signos micropolitizados.

El segundo es el trabajo de la imaginación como proceso en que las imágenes son expuestas entre sí, es decir, un proceso de encuentro de imágenes en el que se posibilita su manifestación como reducción a su mínimo irreductible.

Lo expuesto no quiere decir que todo evento es necesariamente poético. El evento es poético cuando el sentido que se expone en forma de imagen y que tiene la cualidad de multiplicarse en la imaginación, se constituye en una aparición que devela lo que hasta ese momento estaba ausente dentro de la paleta de posibilidades. El evento poético acontece cuando el sentido está marginado por la micropolítica, y es expuesto por el evento, transformándose este en poético.

Si tenemos en consideración que los eventos poéticos son acontecimientos fugaces, excepcionales y, a la vez, cotidianos del aparecer del sentido frente a las capas de significaciones sedimentadas en el signo micropolitizado, se comprende entonces que los eventos poéticos no son otra cosa que el acontecer de la excripción, entendiendo por excripción, el proceso mediante el cual se posibilita la emergencia del sentido que contraviene la micropolítica.

¿Cuáles son los modos de realizarse de los eventos poéticos? Para Pakman (2014) son esencialmente dos. El primero consiste en que la imaginación toma imágenes con una baja intensidad existencial, en tanto que marginadas por la micropolítica. El segundo, consiste en que la imaginación toma imágenes del imaginario social, pero que, a pesar de eso, sirven como contracara de la micropolítica. Estas imágenes sirven a la micropolítica en tanto que figuran ahí al modo de un cliché, vale decir, que su uso es de forma estereotipada, pero con la versatilidad de despegarse de la sedimentación de significaciones, para trasladar la singularidad del sentido.

Si en el primer caso la imaginación rescata en el evento poético una imagen del exilio, el olvido o la supresión, en el segundo despega la función de la imagen en el imaginario social para que deje de servir a este. Estas dos formas de realización del evento poético deben entenderse como un rescate respecto de un orden prescrito por la micropolítica y su rol hegemónico: el primero de la marginalización, mientras que el segundo de la dominación.

METODOLOGÍA

Para responder a la pregunta sobre si la propuesta terapéutica crítico poética se enmarca en lo que define Foucault por ἐπίμέλεία (épiméleia), se realizó un análisis comparativo a partir de una revisión bibliográfica de los textos principales de La hermenéutica del sujeto (Foucault,1994) y Exilio del Mesías (Pakman, 2021). A través del análisis de los principales conceptos identificados en cada propuesta, se logró establecer si la concepción terapéutica de Pakman, se ajusta a los criterios que establece Foucault para la épiméleia.

Al respecto Sánchez (2020) sostiene que “La función del método comparativo es heurística, en cuanto ayuda a la perspectiva de comparación a lograr un entendimiento más profundo en la complejidad del correspondiente objeto de estudio. y en cuanto anima a percibir más claramente la especificidad de cada caso” (p.45)

RESULTADOS

A continuación, se presentan los principales conceptos identificados en cada propuesta y sus convergencias y divergencias en relación con la épiméleia.

Épiméleia, la propuesta crítico-poética y espiritualidad

La descripción que hace Foucault de la épiméleia corresponde a una forma de autoatención en un movimiento especular, que se traduce en una práctica concreta en la forma de autocuidado. Esto equivale a decir que, para tener acceso a verdades propias, se requiere de un esfuerzo transformador que permita tal acceso. No obstante, este no es un camino al solipsismo psíquico. Foucault (1999) dice explícitamente “que no cabe ocuparse de sí sin la ayuda de otro” (p. 280). El cuidarse es también un dejarse cuidar, por lo que incluye una alteridad.

Por otra parte, con Pakman se sostuvo que la vía regia de la terapia es el evento poético, entendiendo este como la venida a la presencia del sentido que se ha mantenido soslayado dada la dominancia micropolítica. En esta línea Besoain, Cuevas, Araya, Angulo, & Morales (2019) sostienen que:

Se trata de eventos en los cuales los participantes comparecen en un encuentro no preestablecido ni dado por una noción a priori de espacio terapéutico, sino que este se precipita en torno a un evento singular, que Pakman denomina poético. Este evento, creador de comunidad, permite la aparición de aspectos de la realidad que exceden a la micropolítica dominante promoviendo las condiciones relacionales para la apertura a un proceso de imaginación. (p.86)

Así, el evento es creador de comunidad, vale decir, genera una complicidad entre los participantes del evento en la medida en que ese particular fenómeno fue vivido por ellos como copartícipes, vale decir, tanto el paciente como el terapeuta fueron testigos fundantes de la comparecencia de una singularidad transformadora o, lo que es lo mismo, de un evento poético. Es por esta razón que Jimenez (2013) afirma:

(...) como terapeuta se debe cultivar una “sensibilidad poética”, eligiendo lo poético como una manera de realizar una terapia, siendo estas “palabras que permanecen” el testimonio de esta poética, como eventos que -al modo de la parresia- cobran carácter de revelación por la vivencia de certeza que los acompaña. (p.64)

Ahora bien ¿Es entonces el trabajo crítico poético propuesto por Pakman, espiritual al modo en que describe Foucault la épiméleia? En su libro Exilio del Mesías (2021), Pakman propone el concepto de teología de la vida cotidiana, entendiendo esto como una “inclinación hacía lo abierto más allá de lo que existe como las cosas del mundo, reales o ficticias, que conocemos, presentándose como un impulso transformador inmanente a toda aparición de sentido” (p.20). Esta forma de teología de la vida cotidiana es entendida como una mesiánica “que, sin esperar una respuesta de los cielos, aspira y da impulso también a acciones esperanzadas y transformadoras” (ibid.). La transformación a la que se hace alusión es producto de una potencialidad que no se agota al momento de actualizarse, sino que, por el contrario, siempre se mantiene abierta en la dimensión del sentido.

En su texto El sentido de lo justo (2018) el autor nos dice que dicha transformación tiene “(...) una dimensión ética inmanente que tiene solamente un carácter de búsqueda y no de resultado estable producto de un proceso (...)” (p.38), y un poco más adelante sostiene que esta ética debe ser entendida “(...) como la búsqueda incesante de una vida mejor (...)” (p.42), una vida que valga la pena ser vivida. En resumidas cuentas, la propuesta terapéutica del modelo crítico poético se constituye como una apertura en la forma de una búsqueda que no se agota y es una potencialidad tan impredecible como transformadora, que apunta hacia una vida mejor.

Junto con lo anterior, hay dos elementos más que agregar. El primero es que Pakman (2018) sostiene que dicha apertura transformadora se desarrolla en lo que el autor denomina una micro comunidad. Esta es condición de posibilidad del evento poético, tanto como es constituida para atestiguar la emergencia de este, en un proceso recursivo sin comienzo. El segundo es que en esta micro comunidad se desarrolla “(...) una aventura de libertad que, sin ser absoluta, es aún propia de seres cuyas determinaciones no terminan de capturarnos totalmente.” (2018, p.149). Según el autor, este espacio de libertad que posibilita la micro comunidad toca la cuestión de la verdad, en el sentido de que los eventos poéticos que atestiguan los participantes traen verdades existenciales que aparecen como una novedad en la medida en que antes de la emergencia del evento no se encontraban disponibles para ninguno de ellos.

Ahora pongamos el acento en las características propias de la terapia crítico-poética:

Primero, es una teología de la vida cotidiana, entendida como una inclinación hacía lo abierto que se presenta como una búsqueda transformadora por una vida mejor.

Segundo, esta búsqueda, como inclinación primigenia hacía lo abierto, es una potencialidad que no se cierra al actualizarse, lo que equivale a decir que es tan impredecible como permanente.

Tercero, la condición de posibilidad de la emergencia del evento poético es una micro comunidad, es decir, se requiere de un otro.

Cuarto, los eventos poéticos que son constituidos por la micro comunidad tanto como constituyentes de esta, trae verdades existenciales que antes de la emergencia del evento, no se encontraban disponibles.

Se debe recordar que para Foucault por espiritualidad se entiende la búsqueda y la práctica continua en las que el sujeto realiza trasformaciones sobre sí mismo con el fin de tener acceso a sus propias verdades. Ahora ¿No son estas las cuatro características recién descritas parecidas a las enumeradas anteriormente sobre la épiméleia? Estas dicen relación con una transformación del sujeto por sí mismo, esta transformación es producto de la búsqueda interminable de las propias verdades, y se realiza gracias a la mediación de un otro.

Considerando esto ¿No es la psicoterapia en general, y la propuesta crítico-poética, en particular, una forma de espiritualidad no religiosa?

CONCLUSIÓN

En el presente trabajo se intentó resolver la pregunta de si la propuesta pakmaniana de una terapia crítico-poética se enmarca en el concepto de épiméleia como lo describe Foucault. En ese sentido, se defendió la tesis de que la terapia crítico-poética es una particular forma de épiméleia, entendiendo por ésta como el cuidado de sí. Lo anterior con el objetivo de comprender si la concepción terapéutica de Pakman, se ajusta a los criterios que establece Foucault para la épiméleia.

Según lo revisado, las características de la épiméleia descritas por Foucault son cuatro: la transformación del sujeto por sí mismo, esto se realiza por medio de la búsqueda de las propias verdades, esta búsqueda no tiene fin y, por último, se requiere de un otro para realizarla.

Por otra parte, según se vio, las características propias de la terapia crítico poética propuesta por Pakman también son cuatro, a saber: es una teología de la vida cotidiana, entendida como una búsqueda transformadora por una vida mejor. En segundo lugar, esta búsqueda es una potencialidad que no se cierra al actualizarse. En tercer lugar, la emergencia del evento poético depende de una microcomunidad. Y, por último, los eventos poéticos traen verdades existenciales que antes no se encontraban disponibles.

Así, se comprende que hay coincidencia en cada uno de los cuatro puntos de la épiméleia de Foucault, con los cuatro puntos de la teología de la vida cotidiana de Pakman, por lo que se concluye que la propuesta pakmaniana de una terapia crítico-poética se enmarca en el concepto de épiméleia como lo describe Foucault. Todo lo anterior transforma la psicoterapia crítico-poética en una particular forma de épiméleia.

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Financiamiento. Esta investigación si recibió financiamiento.

Nota

3Criterio ético empleador: esta investigación no contó con la participación de seres humanos y se empleó exclusivamente análisis bibliográfico.

Recibido: 28 de Marzo de 2024; Aprobado: 05 de Abril de 2024

* gonzalo.correa.rivera@gmail.com

Declaración de conflicto de intereses.

Los autores declaran que la presente investigación se llevó a cabo en ausencia de cualquier relación comercial y/o financiera que pudiera considerarse como un potencial conflicto de intereses.

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