Introducción
La pandemia por COVID-19 representó un evento histórico que impactó profundamente la salud física y emocional de la población mundial. Para contener la propagación del virus, la Organización Mundial de la Salud declaró emergencia sanitaria global el 11 de marzo de 2020 1, y en México, el gobierno federal estableció medidas de confinamiento a partir del 24 de marzo del mismo año, trasladando las actividades educativas a la modalidad virtual 2. Esta transición modificó drásticamente las estrategias de enseñanza-aprendizaje 3, evidenciando desigualdades sociales y limitaciones en el acceso a la educación.
Diversos estudios documentaron un incremento en síntomas psicológicos como ansiedad, estrés postraumático y depresión durante el confinamiento, atribuibles a factores como el aislamiento, la incertidumbre y las pérdidas económicas 4,5. En el caso del profesorado, estudios realizados en países como China 6, Polonia 7, España 8 y Vietnam 9 reportaron un deterioro significativo en su salud mental, caracterizado por altos niveles de síntomas de ansiedad y depresión. Este panorama también fue compartido por algunos países de América Latina, como Colombia, Perú y Argentina 10, donde se registraron sentimientos de ineficacia profesional y, sobre todo, una sobrecarga emocional derivada de la combinación entre tareas escolares y responsabilidades familiares. Los niveles de estrés y las afectaciones al bienestar emocional estuvieron influenciados por factores demográficos como el sexo, la edad y el estado civil 11, así como por las dificultades de acceso a las nuevas tecnologías 12. En el caso de México, además de los síntomas ya mencionados, se observó que la salud mental de las docentes mujeres se vio particularmente afectada, al asumir simultáneamente responsabilidades laborales y de cuidado familiar, lo que exacerbó los niveles de estrés y agotamiento 13.
Existe amplia evidencia de la vulnerabilidad en las mujeres de presentar síntomas psicopatológicos, tal como la ansiedad y la depresión, como se ha documentado durante la pandemia 14. El deterioro de su salud mental está asociada a variables socioculturales, como el número de hijos, las dobles jornadas, la violencia familiar y su menor resistencia a la socialización 15,16. Esta evidencia refuerza la necesidad de diseñar programas de apoyo emocional y estrategias preventivas para el personal docente en el escenario pospandémico 17.
En esta investigación, el estrés se entiende como una alteración del funcionamiento habitual provocada por estímulos externos o internos 18,19, y que, al superar los recursos de afrontamiento de una persona, puede generar un desbalance adaptativo 20. El afrontamiento del estrés se refiere al conjunto de respuestas cognitivas y conductuales que las personas emplean para manejar situaciones que perciben como amenazantes o que superan sus capacidades personales 21. Este proceso no es estático ya que puede variar según el momento o el contexto, en algunos casos, las personas adoptan estrategias adaptativas, dirigidas a enfrentar activamente la fuente de estrés 22, mientras que otros recurren a estrategias desadaptativas, como la evitación o la negación del problema 23.
El concepto de autocuidado fue introducido por primera vez a finales de la década de 1950 por Dorothea Orem (1959), a través de su teoría del déficit de autocuidado 24, la cual hace referencia a la capacidad y responsabilidad de las personas para cuidar de sí mismas. Además, el autocuidado se considera una conducta preventiva frente al desgaste, que abarca tanto aspectos personales como profesionales, y que promueve la autorresponsabilidad y el bienestar integral 25.
Bajo este marco, el objetivo del presente estudio fue analizar la relación entre los niveles de estrés, los estilos de afrontamiento y el autocuidado en docentes mujeres de educación básica en Coahuila, México, en el contexto de la pandemia por COVID-19.
Material y métodos
La investigación realizada corresponde a un estudio cuantitativo, su diseño incluyó un enfoque transversal con alcances correlacionales 26. Se recolectaron datos mediante un muestreo no probabilístico y por conveniencia de 100 mujeres, el criterio de inclusión fue que se desempeñaran como docentes, de nivel inicial hasta media superior, adscritos a la Secretaría de Educación Pública (SEP) en el estado de Coahuila, México; que contaran por lo menos con un año de experiencia laboral en la institución, y que al momento del levantamiento de los datos se encontraran en el ejercicio de sus funciones, ya sea presencial, semipresencial o en línea.
La edad promedio fue de 36 años (desviación estándar, DE=7,49), la mayoría eran casadas y brindaban atención en línea durante la tercer Ola por COVID-19, pasando en promedio 5,96 horas diarias frente a las pantallas por trabajo, mientras que por ocio 3,51 horas y cerca de una hora en las tareas de los hijos. Además, las maestras utilizan sus redes sociales para comunicar situaciones laborales añadiendo una hora más fuera del horario laboral. Es decir que aproximadamente 12 horas al día están frente a las pantallas. La mayoría de ellas trabaja por jornada (82%), el 8% tiene doble plaza, el 57% no tiene otra actividad laboral, mientras que aquellas que si se dedican a alguna actividad adicional; el 10% es a las ventas, 20% a las actividades por honorarios y 13% a otra actividad con jornada. El nivel de escolaridad promedio fue de licenciatura 48% y de maestría 41%.
Con el propósito de caracterizar a la población participante, se aplicó un apartado de datos demográficos compuesto por siete ítems: edad, estado civil, número de hijos, rol como cuidador primario, tipo de servicio en el que labora, así como antecedentes de contagio y fallecimiento de familiares por COVID-19. Para la evaluación del nivel de estrés, las estrategias de afrontamiento y las conductas de autocuidado se utilizaron dos instrumentos, los cuales se describen a continuación.
Perfil del estrés desarrollado por Kenneth M. Nowack 27 ofrece una evaluación integral del estrés y su asociación con riesgos para la salud, al considerar diversos factores vinculados con la aparición de enfermedades relacionadas con el estrés. Este instrumento está compuesto por 123 reactivos distribuidos en siete áreas; estrés, hábitos de salud, red de apoyo social, comportamiento tipo A, fortaleza cognitiva, estilo de afrontamiento y bienestar psicológico; y se organiza en 15 sub-escalas que permiten analizar con mayor precisión la relación entre el estrés y el riesgo de enfermedad. Esta herramienta ha sido validada previamente en estudiantes universitarios mexicanos, reportando coeficientes alfa de Cronbach que oscilaron entre 0,65 y 0,9328. En este estudio, se obtuvo coeficiente alfa de 0,804, lo que refleja un nivel aceptable de consistencia interna.
Escala de valoración de agencia de autocuidado (ASA) 29, en su versión en español 30. Esta escala fue desarrollada para evaluar cómo las personas gestionan su salud de manera autónoma, enfocándose en la toma de decisiones relacionadas con su bienestar. La escala se centra en las conductas relacionadas con la prevención de enfermedades, el manejo de condiciones crónicas y la toma de decisiones en relación con el cuidado personal. Este instrumento consta de 24 ítems, con un formato de respuesta tipo likert de cinco opciones. Su objetivo es evalúa tres tipos de capacidades: estimativas, transicionales y productivas. Las capacidades estimativas se centran en identificar condiciones y factores internos y externos relevantes para el autocuidado; las transicionales orientan la toma de decisiones sobre las acciones a seguir respecto al autocuidado y las productivas se relaciona con la ejecución concreta de dichas acciones. Asimismo, contemplan aspectos como el desarrollo de habilidades, el uso eficiente de la energía y la adquisición de conocimiento. En investigaciones previas realizadas en población mexicana se han reportado niveles de consistencia interna entre de 0,84 y 0,90, (29-30), mientras que en el presente estudio se obtuvo un coeficiente alfa de 0,875.
El procedimiento de recolección de datos comenzó con la difusión del instrumento de autoinforme a través de Google Forms®, utilizando herramientas digitales y redes sociales para facilitar el acceso. Se aprovecharon grupos ya establecidos de maestros en Facebook® y WhatsApp®, lo que permitió llegar a las participantes que cumplían con los criterios de inclusión del estudio. Las respuestas recopiladas se almacenaron de manera segura en un archivo electrónico. Al concluir el periodo de aplicación, el instrumento fue desactivado temporalmente para dar paso a la organización, análisis y limpieza de la base de datos. Posteriormente, el análisis estadístico se llevó a cabo utilizando el software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS). Durante este proceso, se identificaron y eliminaron 8 casos que no cumplían con los criterios establecidos para la muestra.
Resultados
Durante la pandemia, el 27,6% de las profesoras enfermó de COVID-19 y el 34,3% reportó que algún familiar lo contrajo; además, el 27,6% vivió la pérdida de un familiar cercano. En cuanto a la adaptación laboral, el 91,4% recurrió al uso de redes sociales personales. Pasaban en promedio 5 horas diarias frente a la computadora por trabajo (18,1%), entre 1 y 3 horas por ocio (18,4%) y alrededor de una hora acompañando las tareas escolares de sus hijos (16,2%).
Los resultados revelan que las docentes de esta muestra reportan en general un nivel medio alto de estrés (Tabla 1). En los componentes respecto a los hábitos saludables se encontró un nivel bajo en higiene del sueño, alto nivel de ejercitación, muy bajo en hábitos alimenticios, en prevención y en uso de drogas recreativas. Las maestras reportan tener una red de apoyo en un nivel medio bajo. En cuanto a las características de acuerdo con la conducta tipo A y fuerza cognitiva reportan niveles bajos. Contrario a la percepción de tener bienestar psicológico donde reportan un nivel medio alto y un nivel alto para el afrontamiento.
Tabla 1. Estadísticos descriptivos de las subescalas del perfil de estrés
| N | Mín. | Máx. | M | DE | |
|---|---|---|---|---|---|
| Puntuación total estrés | 100 | 9 | 26 | 16,65 | 3,5058 |
| Sueño | 100 | 4.2 | 20 | 13,126 | 3,04135 |
| Ejercicio | 100 | 2.33 | 11.67 | 6,7267 | 2,6244 |
| Alimentación | 100 | 9.6 | 16.4 | 12,882 | 1,43015 |
| Prevención | 100 | 7.13 | 30.13 | 18,315 | 4,55953 |
| Conglomerado | 100 | 3 | 9.67 | 4,7133 | 1,2014 |
| Puntuación total red de apoyo social | 100 | 22 | 90 | 45,43 | 12,57885 |
| Puntuación total conducta tipo A | 100 | 8 | 35 | 22,62 | 4,70499 |
| Puntuación total fuerza cognitiva | 100 | 53 | 120 | 89,52 | 12,18998 |
| Puntuación total de estilo de afrontamiento | 100 | 41 | 85 | 62,7 | 7,51228 |
| Puntuación total de bienestar psicológico | 100 | 21 | 60 | 43,92 | 9,26782 |
Nota: N=muestra, Min= mínimo, Max= máximo, M= media, DE= desviación estándar
El tipo de afrontamiento más utilizado por las docentes (Tabla 2) se encuentra la valoración positiva con un 15%, seguido del afrontamiento en el cual minimizan la amenaza o situación conflicto con un 12,7%, posteriormente el afrontamiento donde se concentran en el problema con un 12,6% y finalmente el afrontamiento por valoración negativa con 114%.
Tabla 2. Estadísticos descriptivos de afrontamiento
| N | Mín. | Máx. | M | DE | |
|---|---|---|---|---|---|
| Afrontamiento valoración positiva | 100 | 5.4 | 21 | 15.036 | 3.07343 |
| Afrontamiento valoración negativa | 100 | 4.2 | 20 | 11.474 | 3.44851 |
| Afrontamiento minimización de amenaza | 100 | 6.2 | 21 | 12.796 | 2.56739 |
| Afrontamiento concentración problema | 100 | 6.6 | 21 | 12.61 | 2.81071 |
Nota: N=muestra, Min= mínimo, Max= máximo, M= media, DE= desviación estándar
En el análisis de correlación de Pearson (Tabla 3) los resultados revelan que, en general, existe una correlación positiva entre la mayoría de los estilos de afrontamiento y el autocuidado. Esto significa que, a mayor autocuidado, las docentes tienden a centrarse más en resolver problemas (r = 0,306), realizar una reevaluación positiva de las situaciones (r = 0,195) y buscar redes de apoyo social (r = 0,192). Sin embargo, también se observaron correlaciones negativas en la expresión emocional abierta (r = -0,109) y la auto-focalización negativa (r = -0,160).
Tabla 3. Correlaciones entre los estilos de afrontamiento y el autocuidado
| Puntuación total autocuidado | |
|---|---|
| Búsqueda Apoyo Social | .192** |
| Expresión Emocional abierta | -.109** |
| Religión | .067* |
| Focalizado en solución problema | .306** |
| Evitación | 0.058 |
| Autofocalización negativa | -.160** |
| Revaluación positiva | .195** |
Nota: * correlación p < 0,05, **correlación p < 0,01
En el análisis de correlación entre el estrés, el autocuidado y los estilos de afrontamiento (Tabla 4), se observó que niveles elevados de estrés en las docentes están asociados con una disminución en la valoración positiva (r = -0,365) y en la concentración en el problema (r = -0,244), así como con un incremento en la valoración negativa hacia sí mismas (r = 0,503). En cuanto al autocuidado, se identificó una correlación positiva moderada-alta con la valoración positiva (r = 0,547) y con el enfoque en la concentración del problema (r = 0473). lo que indica como el estrés puede afectar las estrategias de afrontamiento que pueden tener las docentes y el autocuidado aumentan estrategias positivas.
Tabla 4. Correlación entre el estrés, el autocuidado y los estilos de afrontamiento
| Valoración positiva | Valoración negativa | Minimización de amenaza | Concentración problema | |
|---|---|---|---|---|
| Puntuación total Estrés | -.365** | .503** | -0.077 | -.244* |
| 0 | 0 | 0.447 | 0.014 | |
| Puntuación total Autocuidado | .547** | -.353** | .219* | .473** |
| 0 | 0 | 0.028 | 0 |
Nota: * correlación p < 0,05, **correlación p < 0,01
Discusión
Los hallazgos del estudio evidencian que, en el contexto de la pandemia por COVID-19, las docentes de educación básica en Coahuila, México, experimentaron niveles bajos de estrés, aunque con características particulares. Entre las estrategias de afrontamiento predominó la valoración positiva, lo cual indica que las participantes tienden a enfocarse en los aspectos constructivos de las situaciones adversas, recurriendo a la automatización y al apoyo social para manejar el estrés. En cuanto a las conductas de autocuidado, se observaron hábitos orientados a la preservación de la salud física y mental; no obstante, las áreas más afectadas fueron la alimentación y la higiene del sueño, junto con un elevado nivel de sedentarismo, factores probablemente influenciados por el confinamiento.
La mayoría de las participantes eran mujeres casadas, con hijos menores de 10 años y responsabilidades como cuidadoras principales de sus familias, lo cual podría estar vinculado con la prevalencia media-alta de estrés reportada. Los hábitos alimenticios y el descanso fueron los componentes con menor frecuencia, resultado que coincide con otras investigaciones que relacionan variables sociodemográficas como el sexo, la edad, el estado civil y el tipo de familia con la aparición de síntomas de estrés durante los primeros meses del aislamiento 9,33.
El aislamiento alteró la vida cotidiana al difuminar los límites entre la esfera personal, familiar y laboral, este fenómeno afectó con mayor intensidad a las mujeres quienes presentaron síntomas de ansiedad, depresión y trastorno de estrés postraumático (TEP) 14. En esta población se identificaron signos de estrés y un deterioro en los hábitos saludables. Asimismo, factores como la migración forzada a la modalidad virtual de enseñanza y el incremento en la carga laboral impactaron negativamente en la percepción de eficacia personal, el control del entorno y el acceso a redes de apoyo, estos hallazgos coinciden con lo reportado en estudios que señalan que la sobrecarga de información, las interrupciones constantes y la insuficiencia en las competencias tecnológicas afectaron significativamente el bienestar psicológico y la percepción de autoeficacia de los docentes 34. Además, se ha documentado un aumento en la prevalencia de depresión, ansiedad, insomnio y agotamiento en docentes mexicanos 35 como peruanos 36.
A diferencia de lo reportado en otra investigación 37 en la que las docentes manifestaron un nivel medio-alto de bienestar psicológico, los resultados del presente estudio sugieren que el uso de un estilo de afrontamiento centrado en la valoración positiva (como recordar momentos felices o pensar en lo positivo de la situación) pudo haber contribuido a atenuar el impacto emocional de la pandemia. Asimismo, se identificó que, a mayor nivel de estrés, se reducen tanto las conductas de autocuidado como la puesta en práctica de estrategias de afrontamiento, lo que, de persistir en el tiempo, podría derivar en la aparición de síntomas clínicos graves 4,5. Además, se observó que las docentes menores de 50 años, con enfermedades preexistentes, dificultades para adaptarse a la enseñanza remota o conflictos entre las demandas laborales y familiares, presentan un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental 38,39.
Al contrastar estos hallazgos con estudios previos 40,41, se confirma que los docentes con mejores herramientas personales tienden a tener niveles más bajos de estrés, lo que coincide con la observación de que el autocuidado funciona como un factor protector en situaciones adversas. Por el contrario, altos niveles de ansiedad, depresión y estrés fueron asociados con la falta de habilidades de afrontamiento en crisis y con la dificultad para establecer límites entre el trabajo y las actividades domésticas, especialmente el cuidado de los hijos 7,8, elementos también presentes en esta investigación.
Entre las limitaciones del estudio se encuentra el momento de recolección de datos, realizado ocho meses después del inicio del aislamiento, periodo en el cual muchas docentes ya se habían adaptado o capacitado para la virtualidad. Esto plantea la necesidad de desarrollar estudios longitudinales que permitan observar la permanencia de las estrategias de afrontamiento y autocuidado. Además, se utilizó una muestra no probabilística compuesta exclusivamente por mujeres docentes de ciertas instituciones, por lo que los resultados no pueden generalizarse a toda la población docente ni a otros contextos.
Con base en los resultados obtenidos, se propone continuar investigando sobre el estrés, el afrontamiento y el autocuidado a lo largo del tiempo, especialmente en el periodo post-pandémico. También se sugiere incluir docentes varones para realizar comparaciones por género y comprender cómo influyen las diferencias socioculturales. Sería valioso, además, extender el análisis a docentes de distintos niveles educativos y regiones, con el fin de explorar el impacto del entorno laboral y geográfico.
En conclusión, el estudio permitió reconocer el efecto que tuvo la pandemia en la salud emocional de las mujeres docentes, quienes enfrentaron estrés relacionado con el uso intensivo de tecnologías y las responsabilidades del hogar. A pesar de ello, demostraron capacidades resilientes mediante estrategias de afrontamiento funcionales y conductas de autocuidado, las cuales operaron como mecanismos protectores. Estos resultados destacan la necesidad de fortalecer el bienestar docente mediante programas institucionales enfocados en el manejo del estrés y el fomento del autocuidado integral.














