Introducción
El periodo universitario actualmente comprende la etapa de Adultez Emergente, la cual radica entre los 18 y 29 años y se encuentra principalmente caracterizada por cambios físicos, psicológicos, cognitivos y sociales en el individuo, así como una constante búsqueda del rumbo de vida (Arnett, 2000; Arnett y Schwab, 2012), se considera que este periodo engloba una inmensa cantidad de posibilidad, esperanza y expectativas para el individuo (Arnett, 2008), así mismo sobresale la existencia de sentimientos ambivalentes, ya que la persona comienza a cuestionarse y evaluar el rol que tienen dentro de la sociedad, así como las responsabilidades que ha adquirido a lo largo del tiempo (Felinto et al., 2020); dichos factores influyen el establecimiento de relaciones cercanas e íntimas que se dan fuera de los círculos familiares (Guevara et al., 2021; Uriarte, 2005).
Respecto a lo anterior, es importante mencionar que las relaciones románticas adquieren una mayor relevancia durante la adolescencia (Sarquiz-Garcia et al., 2021), sin embargo, es en la adultez emergente cuando el individuo suele consolidar una relación de pareja (Arnett, 2000; Bynner, 2005), en la cual dependiendo de la calidad del vínculo percibido se puede experimentar satisfacción y beneficio, o por el contrario la interacción se mediara por la angustia y ansiedad ante la pérdida del compañero (Rivera et al., 2011), aunado a esto, en los últimos años la tecnología ha crecido de manera acelerada originando nuevas formas de comunicación (Moreta-Herrera et al., 2018), es así como los y las jóvenes han implementado estas Nuevas Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) para poder iniciar, mantener y terminar estos vínculos afectivos (Merkle y Richardson, 2000), incluso con mucha más frecuencia durante y después de la pandemia por COVID-19 (Fonseca, 2023).
No obstante, el uso inapropiado de las redes sociales y los medios tecnológicos pueden favorecer el surgimiento o intensificación de conductas violentas o de riesgo en las relaciones (Donoso-Vázquez et al., 2017; García, 2019) como la Ciberviolencia en el Noviazgo (CDV, por sus siglas en inglés), un fenómeno que hace referencia a aquellas conductas abusivas repetitivas a través de los medios tecnológicos que tienen como objetivo el aislar, controlar, devaluar y dominar o causar algún daño a la pareja o expareja (Borrajo et al., 2015b; Muñiz et al., 2015), dentro de éstas se contemplan el divulgar información privada ya sean fotografías, videos, mensajes, etc. (Gámez-Guadix et al., 2018; Reed et al., 2017; Yahner et al., 2014), hacer uso de un lenguaje peyorativo y despreciativo, humillar, empleo de estrategias de seguimiento o vigilancia y/o amenaza (Bennett et al., 2011; Cava y Buelga, 2018), el intercambio de contraseñas y la prohibición de relaciones con otros (Borrajo y Gámez-Guadix, 2015).
Es así como surgen las siguientes preguntas: 1) ¿Existe alguna diferencia significativa entre hombres y mujeres respecto a la ciberviolencia cometida y sufrida?; 2) ¿Hay alguna relación entre las subescalas de mitos del amor romántico y roles de género?; 3) ¿Existe alguna asociación entre roles de género, mitos del amor, dependencia y la ciberviolencia?; y 4) ¿Existe una relación predictiva entre los roles género, los mistos del amor y la dependencia sobre la ciberviolencia?
Referentes conceptuales
Para comprender lo anterior, distintos estudios se han encaminado a investigar la prevalencia y los distintos factores asociados a la CDV y por ello la presente investigación considera tratar como un factor asociado, primeramente, a los roles de género, los cuales pueden definirse como como aquellas expresiones atribuidas al hombre y la mujer establecidas socialmente por cada cultura, las cuales enmarcan la posición en la estructura social generalmente a favor del varón, razón por la que algunas conductas y características son mayormente valoradas y otras rechazadas entre la sociedad (Saldívar et al., 2015), razón por la que se consideran como un factor de riesgo en la violencia de pareja (Nava-Reyes et al., 2018; Reitzel-Jaffe y Wolfe, 2001).
Por otra parte, como segundo factor se considera a los mitos del amor romántico, los cuales se refieren a todas aquellas creencias que construyen el significado del amor, creando comportamientos y esquemas específicos (Bonilla-Algovia y Rivas-Rivero, 2020) que suelen ser imposibles de cumplir (Yela, 2003), por ejemplo la creencia de la media naranja, es decir una pareja perfecta para cada individuo, que el amor todo lo puede y todo lo perdona aunado a que solo existe uno en la vida, la normalización del conflicto, la idealización de que el amor puede cambiar a una persona y que la felicidad de uno depende del otro, los celos como una muestra de afecto, la entrega total a la pareja y la despersonalización de uno por el otro, así como la total eliminación de la intimidad (Ferrer et al., 2010). Estos elementos favorecen el establecimiento de un alto grado de dependencia en la pareja (Pascual, 2016), pues distorsionan los límites de la libertad, derechos y privacidad entre la diada (Ferrer et al., 2010) permitiendo, entre otras cosas, la aceptación de conductas violentas (Swart et al., 2002).
Finalmente, la última variable a considerar en esta investigación es la dependencia, un fenómeno que se define como la necesidad afectiva constante de un individuo hacia su pareja caracterizada por: 1) necesidad y deseo de exclusividad; 2) priorizar a la pareja; 3) idealización del otro; 4) sumisión y subordinación; y 5) ansiedad a la separación (Castelló, 2005). Sumado a que la persona suele alejarse de sus intereses y redes de apoyo social (Méndez et al., 2012), convirtiéndose así en un factor de riesgo para la justificación de la ciberviolencia.
Por lo anterior, el presente estudio tiene como principal objetivo describir y analizar la relación entre los roles de género tradicionales y estereotipados, los mitos del amor romántico, la dependencia en las relaciones con respecto a la ciberviolencia en el noviazgo entre jóvenes universitarios pertenecientes al estado de Puebla, México.
Es así como se hipotetiza: 1) una diferencia significativa en los roles de género y el control y agresión, ambos en su modalidad cometida, donde los hombres obtendrán mayores puntuaciones; 2) una correlación significativa y positiva entre las subescalas de mitos del amor romántico y roles de género; 3) una relación entre roles de género, mitos del amor, dependencia y la ciberviolencia; y 4) una relación predictiva de la dependencia sobre la ciberviolencia de control y agresión tanto cometida como sufrida.
Método
Diseño
La presente investigación se llevó a cabo a través de un paradigma positivista, con enfoque cuantitativo, de diseño no experimental, con corte transversal, ex post facto y alcance descriptivo, correlacional y predictivo.
Participantes
La muestra fue seleccionada de manera no probabilística y por conveniencia, obtenida mediante la técnica bola de nieve. Constituida inicialmente por N=638 participantes sin embargo, después de aplicar los siguientes criterios de inclusión: 1) tener entre 18 y 29 años y 2) estar o haber estado una relación de pareja heterosexual (novio/a, free, amigo (a) con derechos, quedante, etc.), como mínimo con un mes de duración, finalmente se obtuvo una muestra de N=589 participantes de los cuales n=434 fueron mujeres y n= 155 son hombres.
Instrumentos
Datos sociodemográficos y sobre la Relación de Pareja, sección conformada por 9 ítems creados específicamente para esta investigación con la finalidad de obtener información respecto a la edad y el sexo del participante, así como a indagar sobre la relación actual o, si es el caso, la anterior; se obtuvieron así también datos como el tipo de relación, la duración de ésta y la frecuencia de convivencia virtual y presencial.
Escala de Roles de Género, construida por Saldívar et al. (2015) para población mexicana, comprende 18 ítems distribuidos en tres dimensiones: Roles Masculinos Estereotipados (α=.78), Roles Femeninos Estereotipados (α=.80) y Roles Tradicionales Para Mujeres Y Varones (α=.76); con un recorrido tipo Likert de 5 puntos donde 1=Totalmente en desacuerdo, 2=En desacuerdo, 3=Ni en desacuerdo ni de acuerdo, 4=De acuerdo y 5=Totalmente de acuerdo.
Escala Mitos del Amor Romántico, para esta investigación se hizo uso de la versión establecida por Rodríguez-Castro et al. (2013) quienes consideran 7 reactivos y dos factores denominados Mito de la idealización del amor y Mito de la vinculación amor-maltrato; con la posibilidad de respuesta 1=Totalmente en desacuerdo a 5=Totalmente de acuerdo.
Escala de Adicción al Amor, diseñada por Retana y Sánchez (2005) para población mexicana, consta de 66 reactivos y 10 factores, no obstante, para efectos de este estudio se consideró únicamente la dimensión de dependencia conformada por 10 ítems con opción de respuesta tipo Likert con cinco puntos de anclaje que van de 1=Totalmente en desacuerdo a 5=Totalmente de acuerdo.
Cyber Dating Abuse Questionnaire (CDAQ), en su versión validada por Hidalgo-Rasmussen et al. (2020) para México, consta de 20 ítems paralelos que estiman el control y la agresión directa en las relaciones, ambos en la modalidad de cometida y sufrida, a través de una escala Likert, donde: 1=Nunca (no ha pasado en nuestra relación), 2=No en el último año, pero sí anteriormente, 3=Rara vez (ha ocurrido en una o dos ocasiones), 4=A veces (ha ocurrido entre tres y diez veces), 5=Con frecuencia (ha ocurrido entre once y veinte ocasiones), 6=Casi siempre (ha ocurrido más de veinte veces), es así que a mayor puntuación mayor frecuencia de control/agresión directa sufrido(a) y/o cometido(a).
Procedimiento
Se optó realizar la recolección de datos de manera online, a través de un cuestionario de Google Forms, por lo que dicho formulario fue distribuido a los posibles participantes mediante el apoyo de docentes pertenecientes al área de Ciencias Sociales y Administrativas de una universidad pública de Puebla.
Aspectos éticos
Con base en los lineamientos establecidos por la Asociación Mexicana de Psicología (2009), la Declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial, 2017), la Secretaría de Salud en la Norma Oficial Mexicana NOM-012-SSA3-2012 (Diario Oficial de la Federación, 2013) y el Código Ético de la APA (2017), se garantizó la confidencialidad de la información, el anonimato y la voluntariedad a los participantes mediante un ítem que otorgaba la oportunidad de elegir abandonar o continuar dentro del formulario si la persona así lo deseaba. A continuación, se facilitó al participante un consentimiento informado en formato breve y extenso. Aunado a lo anterior, esta investigación contó con la aprobación del Comité de Ética de la Facultad de Psicología de adscripción de los autores (Aprobación SIEP-BUAP: 134/2023).
Análisis de datos
Primeramente, se realizaron análisis descriptivos en los cuales se calculó el índice de Alfa de Cronbach (α), el test de Kolmogorov-Smirnov con corrección de Lilliefors y se extrajeron las medidas de tendencia central de las escalas y subescalas utilizadas. Posteriormente se realizaron los análisis inferenciales los cuales consisten en la prueba de rangos U de Mann-Whitney, seguido de correlaciones a través del índice de Spearman (rho); y finalmente un análisis de regresión lineal, el cual comúnmente se realiza a estudio cuyos datos tienen una tendencia normal, sin embargo, algunos análisis como la prueba t o el ANOVA puede usarse en datos con distribución no normal (Zar, 2010), a razón del Teorema del límite central el cual establece que una variable no normal puede poseer una tendencia normal solo si es lo suficientemente robusta (Stroup, 2015). Es importante mencionar que para lo anterior se hizo uso del programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) en su versión 21 para realizar los análisis estadísticos correspondientes.
Resultados
Primeramente, se obtuvo la confiabilidad de las variables empleadas tanto en la muestra total como segmentada por sexos, así mismo, se realizaron las pruebas de normalidad y medidas de tendencia central. Los resultados, plasmados en la Tabla 1, evidenciaron fiabilidades altas en la mayoría de las subescalas siendo la más baja idealización del amor en la muestra de mujeres; por otra parte, la muestra revelo anormalidad de los datos. Por su parte, las medidas de tendencia central y dispersión reflejaron, en ambas submuestras, un bajo desacuerdo en cuanto a los roles de género y mitos del amor romántico, específicamente en las dimensiones de roles de género, mitos del amor romántico y dependencia (véase Tabla 1).
Tabla 1 Análisis de fiabilidad y principales estadísticos descriptivos

Nota: Elaboración propia. α=Alfa de Cronbach, K-S=Kolmogorov- Smirnov, M=Media, Md=Mediana, DT= Desviación Típica, Mín=Mínimo, Máx=Máximo.
Posteriormente, se llevaron a cabo los análisis de las diferencias por sexo (véase Tabla 2) en las variables estudiadas los cuales reflejaron una mayor inclinación a las tres dimensiones de roles de género, los mitos de idealización del amor y agresión directa sufrida por parte de los hombres.
Tabla 2 Diferencias por sexo

Nota: Elaboración propia. n=Submuestra, Rango=Rango promedio, U=Valor experimental U de Mann Whitney, Z=Aproximación por lo normal, p=Significación bilateral, r=Tamaño del efecto, Psest=Tamaño del efecto para U de Mann Whitney
Ahora bien, los análisis de correlaciones (Véase Tabla 3) en la muestra dividida por sexos, señaló una asociación significativa y positiva en ambas submuestras entre las tres dimensiones de roles de género (masculinos estereotipados, femeninos estereotipados y tradicionales para mujeres y varones); así mismo se presentó una relación similar entre las variables anteriormente mencionadas y las subescalas de la idealización del amor y vinculación del amor y maltrato; de la misma forma se reflejó una correlación entre las escalas roles de género y mitos del amor romántico con la subescala dependencia.
En cuanto a las subescalas de ciberviolencia resaltó en ambos sexos la correlación positiva entre el control y la agresión directa, las dos en su modalidad sufrida y cometida, con la idealización del amor y la dependencia; en el caso de los varones es importante mencionar que vinculación del amor-maltrato se asoció con control sufrido, mientras que las mujeres reportaron una asociación entre agresión directa sufrida y roles de género tradicionales para mujeres y varones.
Por otro lado, las cuatro dimensiones de la escala CDAQ se correlacionaron entre sí.
Tabla 3 Correlaciones entre las variables

Nota: Superior a la diagonal se representan las asociaciones de las variables en la muestra de mujeres (n), inferior a la diagonal se encuentran los datos de la muestra de hombres (n). 1=Roles Masculinos Estereotipados, 2=Roles Femeninos Estereotipados, 3=Roles Tradicionales Para Mujeres y Varones, 4=Idealización Del Amor, 5=Vinculación Del Amor Maltrato, 6=Dependencia, 7=Control Sufrido, 8=Control Cometido, 9=Agresión Directa Sufrida, 10=Agresión Directa Cometida. ** La correlación es significativa al nivel 0.01 (bilateral). * La correlación es significativa al nivel 0.05 (bilateral).
Finalmente, se realizó un análisis de regresión lineal para el cual se optó por unir las subescalas del CDAQ: control y agresión directa en sus respectivas modalidades, sufrida y cometida, es así como, en la Tabla 4 se observan los 2 modelos obtenidos para la ciberviolencia sufrida y las variables de roles de género, mitos del amor y dependencia, donde el segundo explicó el .04 de la varianza (r2= .04, F=12.18, p< .009), misma que fue significativamente mayor que en el primer modelo. Estos valores indicaron una capacidad predictiva de las variables dependencia y roles tradicionales para mujeres y hombres. Asimismo, los valores de tolerancia (.95) y del factor de inflación de la varianza (1.04) permitieron descartar un problema de colinealidad entre las variables independientes.
Por otra parte, las variables que indicaron una capacidad predictiva para la ciberviolencia cometida fueron la dependencia y los mitos que idealizan al amor, así como aquellos que lo vinculan a la violencia; como se muestra en la Tabla 5, el modelo tres explicó el .16 de la varianza (r2= .16, F=37.85, p< .009), cuyos valores de tolerancia (.81,-.85,-.90) y factor de inflación de la varianza (1.23,-1.17,-1.10) pudieron descartar los problemas de colinealidad entre variables.
Discusión
Ahora bien, a la luz de estos resultados la primera hipótesis fue aceptada de manera parcial ya que se evidenció una mayor aceptación de los roles de género por parte de los varones, lo cual coincide con lo reportado por Castillo-Mayén y Montes-Berges (2014), cuya muestra masculina concordó con las características estereotipadas de cada uno de los sexos, esto podría ser consecuencia de la coerción social ejercida hacia los varones y el esquema de crianza diferenciado entre hombres y mujeres (Castillo y Gamboa, 2013). Sin embargo, y al contrario de lo esperado, los hombres reportaron sufrir con mayor frecuencia que las mujeres agresión directa sufrida, lo que difiere de algunos estudios, como el de Moncada et al. (2021), sugiriendo así que el sexo no forzosamente determina al agresor o víctima (Peña et al., 2022). Estos hallazgos podrían ser consecuencia de que el uso de la violencia suele tener motivaciones individuales; por ejemplo, las mujeres comúnmente cometen estos actos como una forma de desahogo o respuesta a algún acto que consideren inadecuado de su pareja, mientras que los hombres la utilizan para dominar y controlar (Foshee et al., 2007). Sumado a esto, socialmente podría haberse estado validando el uso de la violencia para responder a la misma, lo que coadyuva a la normalización de estas conductas (Borrajo y Gámez-Guadix, 2016).
Aunado a lo anterior, otro dato a resaltar por su particularidad es la predisposición de los mitos del amor romántico por parte de los hombres, resultados que difieren de estudios previos, como el de Bonilla-Algovia et al. (2021) o Bonilla-Algovia y Rivas (2021), donde la población femenina suele exhibir mayor idealización del amor; lo anterior podría deberse a la deconstrucción de los estereotipos de género y los mitos del amor romántico a lo largo de estos últimos años, sin embargo, ya que aún se conservan y reproducen diversos modelos de estas creencias a través de medios como el cine (Orellana y Garay, 2020), entre otros, que favorecen la preservación y aceptación de estos esquemas disfuncionales que afectan la creación, mantenimiento e interacción de los individuos en vínculos de pareja.
En cuanto a la segunda hipótesis, “una correlación significativa y positiva entre las subescalas de mitos del amor romántico y roles de género”, se aceptó en ambas submuestras; esta relación se sustenta en el hecho de que los mitos del amor se basan en los esquemas de género (Blanco, 2014; Torrico, 2022) aunado a la acentuación y perpetuación de estos a través de los medios de comunicación (Bisquert-Bover et al., 2019).
En este orden de ideas, la tercera premisa “una relación entre roles de género, mitos del amor, dependencia y la ciberviolencia”, fue parcialmente aceptada ya que no se evidenció ninguna asociación entre las conductas de control o agresión directa con los roles de género lo que discierne, en cierta forma, con estudios como el de Martínez-Gómez et al. (2020); no obstante, los mitos de amor romántico, particularmente idealización del amor, reflejó una relación directamente proporcional con las conductas de ciberviolencia, esto se encuentra en la línea de lo hallado por Cava et al. (2020) y Cava et al. (2023) quienes sugieren que el acuerdo con los mitos del amor romántico aumenta la probabilidad de ser víctima de violencia online, aquella que es perpetrada a través de internet o medios de comunicación (Muñiz et al., 2015), y offline, que es la que se realiza cara a cara (González et al., 2020), aunada a que facilita la presencia de problemas emocionales, baja autoestima, conductas de riegos y la creación de relaciones afectivas desiguales donde se busque la dominación y sumisión (Bisquert-Bover et al., 2019).
De la misma manera la variable dependencia también mostró una correlación positiva con la ciberviolencia en el noviazgo, lo que coincide con lo hallado por Espinar et al. (2015). Lo anterior, de acuerdo con Rodríguez y Rodríguez (2016), podría ser consecuencia del avance tecnológico ya que al permitir el constante contacto y alerta contribuye a la perdida de interdependencia por parte de los miembros de la diada, lo que a su vez podría facilitar el control entre la pareja (Martínez y Ferrón, 2019).
Añadido a lo anterior, los resultados revelaron una correlación directamente proporcional entre las variables de control y agresión directa, ambas en su modalidad cometido y sufrido, tanto en las mujeres como en los varones, esto coincide con lo reportado por Caridade et al. (2019), Lara (2020), Rojas-Solís et al. (2021), Sarquiz-Garcia et al. (2021; 2022), lo cual sugiere una bidireccionalidad de la ciberviolencia que puede ser resultado de la normalización de estas conductas entre las parejas (Martín et al., 2016), pues dichos actos, principalmente los de control, son considerados muestras de afecto y cuidado (Borrajo et al., 2015c) o son simplemente minimizados (Rodríguez y Rodríguez, 2016), reforzando así ideas disfuncionales como los celos, las cuales justifican el daño perpetrado o recibido (Ferrer y Bosch, 2013).
Finalmente, se aceptó la cuarta hipótesis, “una relación predictiva de dependencia sobre la ciberviolencia de control y agresión tanto cometida como sufrida”, datos que concuerdan con lo hallado por De Los Reyes et al. (2022), quienes mencionan que las personas dependientes emocionalmente de su pareja son proclives a padecer y soportar actos de ciberviolencia, de igual manera que pueden llegar a ejercen distintas formas de control sobre sus parejas con el objetivo de mantener la relación, entre otras razones, esto podría deberse a que las personas con dependencia emocional suelen tener miedo a la soledad, priorizar al otro sobre sí mismos y establecen un esquema de autocrítica y negatividad independiente de la situación, generando insatisfacción en la vida (Quizhpi y Vintimilla, 2023).
Conclusiones
Entre los resultados más destacables de esta investigación se encuentran: la aceptación entre los hombres sobre los roles de género y mitos que idealizan al amor, lo que podría coadyuvar a que también reportaran una mayor presencia de ciberviolencia sufrida en sus relaciones. Aunado a lo anterior, se encontró una relación significativa entre las variables idealización del amor y dependencia con la ciberviolencia, tanto en su modalidad de agresión como de control, lo cual sugiere que la normalización de esos ideales románticos no solo facilita la existencia de dependencia emocional (Galicia et al., 2020) sino que conllevan a conductas que normalizan el conflicto (Bisquert-Bover et al., 2019); en consecuencia, el acuerdo con estos dos factores facilita la aparición de conductas violentas a través de los medios de comunicación e internet debido a la minimización o normalización de estos actos como muestras de amor o una prueba del afecto de la pareja; en esta línea de ideas, agresión directa y control, en sus variables cometida y sufridas, se correlacionaron entre sí, en ambas muestras, lo que sugiere la consideración de la ciberviolencia como fenómeno bidireccional.
En cuanto a las fortalezas de este estudio se puede señalar su enfoque cuantitativo y diseño no experimental que favorece la replicabilidad de este, aunado a que la mayoría de las escalas empleadas se encuentran validadas para población mexicana. Sumado lo anterior, el alcance de la investigación permite la generación de hipótesis para futuras investigaciones, así mismo los datos recabados añaden al corpus científico material que puede coadyuvar en la creación de programas de promoción, prevención e intervención en el fenómeno de la ciberviolencia en el noviazgo en la población universitaria.