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Revista Perspectivas

versión impresa ISSN 1994-3733

Perspectivas  n.28 Cochabamba sep. 2012

 

ARTICULO

Pobreza y mercado de trabajo infantil en Bolivia y Cochabamba

 

 

Osvaldo Walter Gutiérrez Andrade
Doctor en Ciencias Económicas,
Docente de la Universidad Católica Boliviana “San Pablo”
oswaguan@ucbcba.edu.bo

Recepción: 20/04/2012
Aprobación: 10/05/2012

 

 


Resumen

El trabajo infantil en Bolivia es una de las realidades más preocupantes en la actualidad. El mundo de los niños, niñas y adolescentes trabajadores, es menos visible que otros ámbitos del mercado del trabajo y de la economía en general.
La investigación realizada tuvo el propósito de comprender cuáles son las características del mercado laboral infantil en la ciudad de Cochabamba y en qué condiciones esta mano de obra se inserta en la estructura económica regional. También abordó, mediante entrevistas y grupos focales las percepciones que tienen sobre el trabajo infantil, los propios niños, los padres y directores de instituciones que trabajan con esta población.
El objetivo fundamental de este estudio fue aportar elementos descriptivos para generar una tipología del trabajo infantil en la ciudad de Cochabamba y también probar una metodología que pueda ser aplicada con posterioridad a nivel nacional y en otras ciudades o ámbitos urbanos de América Latina y el Caribe.
Palabras clave: Pobreza. Trabajo Infantil. Situación socio económica. Mercado de trabajo.


Summary
Child labor in Bolivia is one of the most disturbing realities today. The world of children and teenagers who work is less visible than other areas of the labor market and overall economy.
This research aimed to understand what are the child labor market characteristics in Cochabamba and under which conditions this labor is inserted into the regional economic structure. It also addressed, through interviews and focus groups' perceptions about child labor, children themselves, parents and directors of institutions working with this population.
The main objective of this study was to provide descriptive elements to generate a typology of child labor in Cochabamba and test a methodology that could be applied later, inside the country and in other cities or urban areas of Latin America and the Caribbean.
Keywords: Poverty. Child Labor. Socioeconomic status. Labor market.


 

 

Presentación

En el siglo XXI, todavía hay niños y niñas y adolescentes que realizan trabajos no adecuados a su edad y grado de madurez. En los países latinoamericanos el 10% de los niños y niñas son trabajadores y de estos un 67% realizan trabajos considerados como peligrosos (OIT, 2010).

La investigación tiene por objetivo analizar la realidad socio-económica con la que conviven miles de niños, niñas y adolescentes trabajadores (NAT´s) en Latinoamérica, Bolivia y en Cochabamba, para que posteriormente se puedan viabilizar iniciativas de acción de tipo gubernamental y no gubernamental.
Para ello el trabajo se ha estructurado en tres partes bien definidas:

  • Una primera parte general, referente al trabajo infantil en Latinoamérica. En este bloque se analiza la naturaleza del trabajo infantil, se identifica el problema y sus causas, se explican las peores formas de trabajo infantil, se realiza un diagnóstico y análisis de los NATs desde una perspectiva de género.
  • La segunda parte se refiere al trabajo infantil en Bolivia. Se analiza el alcance y naturaleza del trabajo infantil, se identifica el problema y sus causas, se explican las peores formas de trabajo infantil, se realiza un diagnóstico y análisis de los NATs .
  • La tercera parte es específica de Cochabamba y se ha realizado un estudio de caso en la ciudad de Cochabamba. Se ha incluido una exhaustiva investigación de campo cuyo objetivo ha sido identificar las principales características de la inserción de los NATs en el mercado de trabajo y su problemática.
  • Finalmente se incluyen las conclusiones y recomendaciones obtenidas de la información de los tres apartados anteriores. Esta parte resulta fundamental para poder sensibilizar a la sociedad en su conjunto, y particularmente a las instituciones gubernamentales y no gubernamentales sobre el problema del trabajo infantil.

 

1. Situación del trabajo infantil en latinoamérica

1.1 Descripción del trabajo infantil en Latinoamérica

En el informe de Save The Children de 2008 sobre la esclavitud infantil doméstica en el mundo, se confirma que la mayoría de la mano de obra infantil utilizada para el servicio doméstico es femenina (Save The Children, 2008; 4-14 y 21), hecho que se observa especialmente en Latinoamérica, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Este informe referente al estudio Esclavos puertas adentro, analiza los casos de Brasil, Colombia, Paraguay y Perú, y se verifica que el porcentaje de niñas empleadas en el servicio doméstico sobre el total ronda el 83,5% para estos países.

En la subregión de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana, se puede estimar que el trabajo infantil doméstico total de los estos países en el año 2000 comprendía a unos 170.000 mil menores de 18 años, en labores domésticas fuera de su hogar. El informe cita, además, que existían 40.000 niños en Guatemala que tenían entre 5 y 17 años y el 90% eran niñas. En Paraguay había, en el 2000, alrededor de 67.000 menores del mismo margen de edad que realizaban algún tipo de trabajo doméstico no remunerado.

En general, muchos de los niños trabajadores domésticos afirman ser maltratados por sus empleadores, incluyendo ser insultados (33%), tener que comer las sobras (20%), ser golpeados (12%) o abusados sexualmente (5%).

El informe de Save the Children concluye esta parte del estudio en Latinoamérica con algunas cifras:

-    En Brasil hay alrededor de 559.000 niños trabajadores domésticos entre 10 y 17 años.
-    En El Salvador existen unos 14.200 trabajadores domésticos menores de 19 años, de los cuales, 4.102 son menores de 14 años.
-    En Perú existen, aproximadamente, 150.000 niños trabajadores domésticos.
-    En Honduras se calcula que existen en torno a 20.764 niños trabajadores domésticos.
-    En Nicaragua existen alrededor de 17.694 niños trabajadores domésticos.
-    En Costa Rica hay unos 12.498 niños trabajadores domésticos.
-    En Panamá existen alrededor de 9.300 niños trabajadores domésticos.

I.2. La pobreza en América Latina y su relación con el trabajo infantil

El trabajo infantil es básicamente, uno de los síntomas de un problema subyacente de pobreza generalizada y desigualdad social. Pero es también una causa de ella y, en ese contexto, se perpetúa a sí mismo. (IPEC, 2003; 4).

A pesar de su leve reducción, las tasas de trabajo infantil siguen siendo muy elevadas en algunos países de la región latinoamericana (OIT, 2006a; 9): en los últimos años se ha reducido el trabajo infantil en las niñas y niños de edades comprendidas entre 5 y 14 años de Latinoamérica en su conjunto; no obstante, las tasas siguen siendo muy elevadas en algunos países en particular y la región en general.

Los países latinoamericanos considerados en la presente investigación son 18, en orden alfabético: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Del análisis de la situación del trabajo infantil en América Latina, y especialmente de su vinculación con la pobreza, se obtienen importantes resultados y conclusiones.

Se comienza analizando la vinculación entre el trabajo infantil a nivel agregado y algunas características de la pobreza a nivel macro. Cabe destacar la redundancia entre diferentes índices, ya que existe una variabilidad muy pequeña entre ellos (Pérez, 2008; 186). Sen, en 1976, ya identificaba los problemas derivados de la evaluación de la pobreza, que pasan por: la identificación de las causas (Sen, 1976; 219). El PNUD1 ha potenciado en todos sus informes sobre Desarrollo Humano un concepto que presta atención a las libertades fundamentales del individuo; para intentar medirlo se utilizan una serie de índices: el Índice de Desarrollo Humano (IDH); el Índice de Pobreza Humana para los países en desarrollo (IPH1); y el Índice de Desarrollo de Género (IDG). Como el propio PNUD reconoce, se trata de diferentes mediciones pero con los mismos componentes: longevidad, educación, nivel de vida digno y participación o exclusión.

Al considerar conjuntamente la tasa de trabajo infantil con la pobreza vista como una situación de ingresos insuficientes (es decir, estimada utilizando líneas de pobreza), hay una clara correlación positiva: las mayores tasas de trabajo infantil se presentan en los países con mayores niveles de pobreza y viceversa (gráfico 1). Si bien el coeficiente de correlación es de 0,54 es posible afirmar que el fenómeno del trabajo infantil en América Latina se asocia directamente con la pobreza en una dimensión global.

Gráfico 1. América Latina (17 países): tasas de trabajo infantil de 5-14 años y % de población pobre (insuficiencia de ingresos)

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de encuestas de hogares CEPAL (CEPAL, 2006)

A nivel agregado (país) las tasas de trabajo infantil se correlacionan positivamente con las tasas globales de pobreza: la tendencia entre países muestra una asociación entre tasas elevadas de trabajo infantil (5-14 años) con altas tasas de incidencia de la pobreza y viceversa, de forma tal que la situación a nivel de hogares y personas se reproduce a nivel agregado. Se consideró tanto la pobreza por insuficiencia de ingresos como por necesidades básicas insatisfechas (aproximada por el Índice de Pobreza Humana o IPH1)2.

También se presenta una correlación positiva entre las tasas de trabajo infantil y la pobreza medida por el IPH (gráfico 2.), es decir, que a medida que aumenta la insatisfacción de las necesidades básicas materiales consideradas para la medición del IPH, también aumenta la tasa de trabajo infantil. El coeficiente de correlación es de 0,431, poniendo en evidencia que la insuficiencia de ingresos es un determinante más significativo para el trabajo infantil.
Gráfico 2.

América Latina (17 países): tasas de trabajo infantil de 5-14 años e Índice de pobreza humana (IPH1)

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de encuestas de hogares y PNUD (2006)

Aunque el trabajo infantil genera un aumento de los ingresos para los hogares, éste no es suficiente para acabar en la que viven. Cuando se consideran los ingresos provenientes del trabajo infantil (en efectivo e imputado), solamente una proporción muy baja de los hogares con niñas y niños trabajadores logra superar el umbral de la pobreza por insuficiencia de ingresos gracias al aporte del trabajo infantil. A nivel de países, el trabajo infantil no constituye entonces una solución al problema global de la pobreza como tampoco a nivel de hogares.

I.3. Las peores formas de trabajo infantil en Latinoamérica

Si se observa el cuadro 1. , para datos de 2008, en la región aún hay 14 millones de niños/as de entre 5 y 17 años en esta situación, lo que representa 10% del total de niños/as en ese rango de edad (141 millones de niños/as). La mayor parte de ellos realizando tareas peligrosas (6,7% del total de la población infantil, y casi un 67% de los niños/as trabajadores/as). Es importante destacar que del total de niños y niñas que son explotados laboralmente, el 67% (9,4 millones) realizan trabajos que son peligrosos y amenazan su integridad física y psicológica. Del total de menores trabajadores, se puede hacer una distinción según edades: 4 millones son adolescentes entre 15 y 17 años que realizan trabajos peligrosos, y que por ese motivo están considerados dentro de la clasificación de trabajo infantil. Los otros 10 millones son niños y niñas entre 5 y 14 años, que estarían trabajando por debajo de la edad mínima para trabajar3 .

Cuadro 1. Estimaciones regionales del trabajo infantil en 2008 (grupo de edad de 5 a 17 años).

 Fuente: OIT, 2010

Según muestra el cuadro 2. , tuvo lugar una disminución del 1% en el número de niños entre 5 y 14 años que trabaja en América Latina y el Caribe en el período de tiempo comprendido entre 2004 y 2008, lo que en números absolutos representaría un descenso de 1 millón. Al analizar las cifras regionales, se observa que en Asia y el Pacífico, junto con América Latina y el Caribe, ha disminuido el trabajo infantil, aunque lo hace de forma más significativa la primera zona (4%, lo que se traduce, en términos absolutos, en casi 26 millones de niños/as menos), mientras que en África Subsahariana se ha incrementado tanto en términos relativos como absolutos.

El cuadro 2. muestra el número de niños/as ocupados en la producción económica.

Cuadro 2. Tendencias mundiales de la actividad económica de los niños por región, 2004 y 2008 (grupo de edad de 5 a 14 años).

Fuente: OIT, 2010

I.4. Realidad socio económica de la población infantil en Latinoamérica
Se establece el porcentaje de niños y niñas que viven en hogares con ingresos bajo (50% del ingreso mediano nacional en 17 países de América Latina), y definir algunas comparaciones con las mediciones de pobreza absoluta (Minujín, Delamonica, et al; 2005). Salvo en tres países: Chile, Costa Rica y Uruguay, más de la mitad de los niños y niñas que están por debajo de la línea de pobreza relativa4 no disponen de ingresos suficientes para una alimentación adecuada. En 12 de los 17 países analizados, más del 20% de los menores de 18 años, se hallan en esa situación de privación absoluta5 (gráfico 3.).

Gráfico 3. América Latina: Niños y niñas que viven bajo la línea de pobreza relativa, y que además no tienen ingresos suficientes para una alimentación adecuada, 2002

Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales de las encuestas de hogares de los respectivos países

a/ Área metropolitana de Asunción
b/ Ocho ciudades principales y El Alto
c/ Zonas urbanas
d/ Área metropolitana de Buenos Aires

Además, desde comienzos de los años 90 a la década actual, se registró un aumento de la pobreza infantil en 13 de los 17 países latinoamericanos analizados, entre los que destacan: Argentina, Brasil, El Salvador, Panamá, Costa Rica, Uruguay y República Bolivariana de Venezuela, donde la pobreza afectó a un 3% o más de niños que a comienzos de los noventa. En tan solo cuatro países: Nicaragua, Perú, Paraguay y Chile, los niveles de pobreza relativa infantil cayeron (gráfico 4.).

Gráfico 4. América Latina: Cambios en la incidencia de la pobreza relativa infantil 1990-2002

Fuente: CEPAL, sobre la base de tabulaciones especiales en las encuestas de hogares de los respectivos países.

a/ Área metropolitana de Asunción
b/ Zonas urbanas
c/ Ocho ciudades principales y El Alto
d/ Área metropolitana de Buenos Aires

En términos prácticos, aún cuando los países lograron reducir –moderadamente- el porcentaje de niños y niñas pobres, su número total siguió creciendo. Así, en Nicaragua, que registró la mayor caída de pobreza infantil relativa (-3,4 puntos porcentuales entre 1993 y 2001), el número de niños y niñas pobres aumentó de poco más de 550 mil a alrededor de 700 mil niños. En Chile, esta cifra afecta a unos 100 mil niños y niñas más que a principios de los años noventa, debido a la persistencia de una mala distribución del ingreso.
Entre 1990 y 2002, el producto interior bruto (PIB) per cápita creció en casi todos los países de América Latina, aunque de manera inestable y en contextos de alta volatilidad. El aumento de la pobreza infantil, por tanto, en la mayoría de los países, se relacionó fundamentalmente con la mayor concentración del ingreso en un contexto de crecimiento inestable. (CEPAL, Naciones Unidas, UNICEF, 2005; 8-9).
En América Latina, los sistemas de protección social son aún incipientes y de baja cobertura. Ello acentúa la vulnerabilidad de las familias más pobres e incide negativamente en su capacidad de ofrecer un entorno protector en que los niños y niñas puedan ver realizados sus derechos (OHCHR, 2004).
Al analizar la situación de Latinoamérica en el mundo respecto a la diferencia entre niños y niñas en términos de su participación en las tareas domésticas no remuneradas, se puede afirmar que esta diferencia es mayor en el África Subsahariana (44 por ciento), seguida de América Latina (29 por ciento), los países en transición y desarrollados (15 por ciento) y Asia y el Pacífico (8 por ciento) (OIT, 2009; 15-16). El gráfico 5. muestra el porcentaje de menores de entre 5 y 14 años que se dedican al trabajo doméstico, por sexo en Colombia, Ecuador, El Salvador y Guatemala.

Gráfico 5. Porcentaje de niños de 5-14 años que realizan tareas domésticas no remuneradas, por sexo

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos de SIMPOC: Cálculos basados en las encuestas nacionales sobre trabajo infantil en una muestra de 16 países. Datos 2009.

 

2. Situación del trabajo infantil en Bolivia
2.1 Pobreza y desigualdad en Bolivia

De la Dehesa distingue una situación de pobreza absoluta, otro de pobreza relativa, y finalmente el de desigualdad (De la Dehesa, 2003). El concepto de pobreza absoluta, se relaciona al número de personas que viven en el mundo con menos de un dólar o dos dólares al día en términos de paridad de poder compra, donde la PPC mide el poder de compra relativo de las monedas de los países. Este concepto ha dado origen a lo que se conoce como la línea de la pobreza, que también puede medirse de manera relativa como el número p porcentaje de personas en un país que están debajo de esta línea. En el cuadro 3. se presenta los datos para Bolivia, hasta el 2005, según el método de la línea de la pobreza, ya que el 2005 es la última encuesta de hogares publicada por el INE. Según esta información, en el 2005 aproximadamente el 60% de la población en Bolivia vivía en condiciones de pobreza, lo que representa 5.584.772 personas.

Cuadro 3. La pobreza en Bolivia, años 1999 - 2005

 Fuente: MOLINA 2011:16.

El concepto de pobreza relativa, establece la pobreza en relación con el consumo medio de cada país, el criterio más utilizado es el porcentaje de la población que vive con menos de una tercera parte del consumo promedio nacional; pero estos datos no están disponibles para Bolivia.
En referencia a estos conceptos de pobreza, hay que señalar que han sido criticados por el nobel de economía Sen (2001), quien afirma que no hay “una correspondencia estrecha entre 1) la pobreza vista como escasez del ingreso y 2) la pobreza vista como incapacidad para satisfacer algunas necesidades elementales y esenciales” (SEN, 2001, 239). De manera que la pobreza no debe medirse sólo según el acceso a bienes materiales y sociales. Es necesario que los individuos tengan la capacidad de utilizarlos eficazmente, que les permitía ser libres para procurarse su bienestar. De manera que la pobreza puede ser más intensa que la medida mediante el ingreso, razón por la cual en las palabras de Sen (1996) “utilizar una línea de pobreza que no varíe entre las personas puede ser muy equivocado para identificar y evaluar la pobreza” (SEN, 1996, 67), esta razón propone definir la pobreza en términos de la privación de la capacidad.
En respuesta a las críticas de Sen, en Bolivia se adoptó la Metodología de las Necesidades Básicas Insatisfechas, la cual está definida de manera textual en el estudio de la Unidad de Análisis Políticas Sociales y Económicas; Instituto Nacional de Estadística (2002), como la que “permite evaluar las condiciones de infraestructura de vivienda, insumos energéticos, niveles educativos y atención de salud de la población. Estos aspectos representan una medida de la pobreza estructural, distinta a la que se obtiene a través de los ingresos de la población, la cual está relacionada con el empleo y las variables de ciclo económico y se denomina pobreza coyuntural” (UDAPE-INE, 2002, 1).
En el cuadro 4. se presentan las tasas para Bolivia, en base a la información del último censo realizado. Puede observarse que, según el Método de Necesidades Básicas Insatisfechas, en Bolivia aproximadamente el 58.6% de la población fue considerada pobre en el 2001, la misma que, a partir de una medición de la pobreza absoluta, medida a partir de los ingresos, llegaba a 63,12%.

Cuadro 4. Bolivia: Necesidades Básicas Insatisfechas según Departamento, por censo
(En porcentaje)


 Fuente: MOLINA 2011:18.

Asimismo, se observa que Potosí y Beni tienen la mayor incidencia de pobreza, seguidos por Chuquisaca y Pando. Los departamentos de Santa Cruz, Tarija y Cochabamba se encuentran al otro extremo con menor cantidad de pobres en términos porcentuales. Asimismo, estos últimos fueron los que presentaron mayores tasas anuales de reducción de pobreza entre 1992 y 2001.

En la desagregación de las Necesidades Básicas Insatisfechas (Cuadro 5.) se puede observar que las principales deficiencias se encuentran en torno a la vivienda y los servicios de agua y saneamiento: el 70% de la población tiene insuficiencias en vivienda y el 68% en servicios de agua y saneamiento. Por el lado de educación y salud, la insuficiencia alcanza el 62,6% y el 37,8%, respectivamente.

Cuadro 5. Bolivia: Desagregación de necesidades Básicas Insatisfechas según Departamento, por censo (En porcentaje)

Fuente: MOLINA 2011:19.

Por otro lado, el PNUD define la pobreza tomando en consideración la carencia de capacidades humanas básicas que se manifiestan en problemas tales como analfabetismo, desnutrición, tiempo de vida corto, mala salud materna y padecimientos por enfermedades prevenibles. El enfoque del PNUD incorpora otras dimensiones de la pobreza (Cuadro 6.), de forma similar al método de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI). El mismo consiste en seleccionar un conjunto de necesidades básicas y calificar como el pobre aquellos hogares que no satisfagan una de ellas, y como pobres extremos aquellos que no satisfagan más de una de ellas. Todos estos indicadores se tradujeron en lo que se conoce como el Índice de Desarrollo Humano (PNUD, 2004).

Cuadro 6. Índice del Desarrollo Humano, por Indicadores Utilizados en su Construcción, 2001

Fuente: MOLINA 2011:20-21.

En base al informe PNUD (PNUD, 2004), los indicadores sociales relacionados con las Necesidades básicas insatisfechas y los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) mejoraron ostensiblemente durante los años 1992 a 2001. No obstante, Bolivia aún se encuentra entre los peores países de la región en cuanto a malnutrición y tasas de mortalidad materno-infantiles y está lejos de cumplir el ODM relativo a educación básica universal completa.
En lo que se refiere al Índice de Desarrollo Humano (cuadro 6.), Bolivia se sitúa en la posición 114, considerada como desarrollo medio. Asimismo se puede observar que el IDH boliviano con un valor de 0,67 es inferior al promedio de América Latina y el Caribe (0,78). Desglosando este índice, se constata que Bolivia se encuentra por debajo de los estándares latinoamericanos en materia de esperanza de vida, PIB per cápita y alfabetización de adultos; sin embargo, en lo que a escolaridad y matriculación se refiere Bolivia posee indicadores superiores al promedio de la región.
En referencia a la desigualdad y distribución del ingreso, son variados los instrumentos para medir esta desigualdad: la curva de Lorenz, el coeficiente de Gini, el índice de Theil, el índice de Atkinson, entre otros. En general, la desigualdad se refiere a la diferencia que generalmente existe entre los ingresos (podría analizarse la desigualdad de cualquier otra variable) de diferentes grupos sociales dentro de una población. (DEHESA, 2003, 135).

Para Bolivia, en lo que concierne a la desigualdad del ingreso (Cuadro 7.), el índice de Gini para el 2005 (año en que se publicó oficialmente la última encuesta de hogares en Bolivia) es de 0,6 lo que muestra un alto índice de inequidad en la distribución del ingreso. En Bolivia, el percentil más rico gana 33 veces lo que gana la población de más bajos ingresos.

Cuadro 7. Bolivia: Indicadores de distribución del ingreso per cápita mensual, 1999 – 2005

Fuente: MOLINA 2011:23.

Como conclusión, se constata que Bolivia se encuentra por debajo de los estándares latinoamericanos en materia de esperanza de vida, PIB per cápita y alfabetización de adultos. La pobreza en Bolivia trasciende incluso a marcadas diferencias urbanas – rurales y pasa a situarse a un nivel regional, donde departamentos como Potosí o Chuquisaca presentan una situación evidentemente desfavorable en comparación con los demás departamentos.
Andersen y Molina (ANDERSEN Y MOLINA, 2004) muestran que, en lo se refiere a diferencias por género, en 113 de 314 municipios de Bolivia, las niñas tienen menor acceso y permanencia en el sistema escolar que los niños. La mayoría de los municipios con inequidades genéricas en contra las niñas que se encuentran en el Altiplano en las zonas de mayor pobreza y proporción de población aymara.

2.2. La pobreza infantil en Bolivia
Según la UNICEF (UNICEF, 2005), hay cuatro millones de niños/as pobres en Bolivia. Se calcula que cerca de dos millones de niños, niñas y adolescentes se encuentran en situación de riesgo por sus condiciones y estilos de vida, dentro de un contexto de pobreza y exclusión. Si bien existen diversos factores que se constituyen en causales del trabajo infantil, la pobreza se halla en el epicentro de la problemática. En la mayoría de los casos, se la ha identificado como una consecuencia estructural del sistema. (IRIARTE, 2010, 260).
En Bolivia seis de cada diez bolivianos son pobres. Bolivia tiene el más alto porcentaje de niños, niñas y adolescentes trabajadores, ya que es uno de los países más pobres y endeudados de Sudamérica. El dato más reciente indica que existen alrededor de 830 mil niños, niñas y adolescentes trabajadores, de los cuales se estima que el 35% está entre los 10 y 14 años. Aún cuando la pobreza y la exclusión social son los factores más evidentes relacionados con el trabajo infantil, en Bolivia este problema es resultado de múltiples causas. (Véase cuadro 8.).

Cuadro 8. Impacto del trabajo infantil sobre las estimaciones de pobreza de los hogares
Costa Rica, Bolivia y Guatemala: Impacto del trabajo Infantil sobre estimaciones nacionales de pobreza

*Para el cálculo se excluyen los hogares con ingreso ignorado, pero se incluyen los hogares con ingreso cero.
Fuente: SAUMA 2007:19

Según el cuadro 9., los departamentos más pobres de Bolivia son Potosí y Beni, ya que cuentan con los porcentajes más altos de pobreza, según el total de población de cada departamento. Sin embargo, en los departamentos de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, hay mayor cantidad de pobres debido a que son los departamentos donde se concentra la mayor cantidad de población de Bolivia. De esto se puede deducir, que estos tres departamentos albergan el mayor número de niños, niñas y adolescentes trabajadores.

Cuadro 9. Población total por situación de pobreza, según departamento

Fuente: INE-UDAPE, 2002.

Entre las áreas rural y urbana, la más afectada es la rural, ya que un 80% de ésta es pobre. Esto se debe a que la actividad principal donde se concentra la pobreza es la agricultura (del área rural), lo que quiere decir que la mayor incidencia de indigentes proviene del sector agropecuario no asalariado (cf. IRIARTE, 2010, 268).

Cuadro 10. Datos de pobreza de Bolivia

Fuente: IRIARTE 2010:253

Por otro lado, un estudio realizado por la UNICEF6 sostiene que los infantes del área rural trabajan cerca de 40 horas por semana y en el área urbana este período excede las 40 horas, lo que vulnera las normas. Otro estudio de la UNICEF7 revela, que el 90% de los niños/as de Bolivia viven en la extrema pobreza. Nueve de cada 10 niños/as viven por debajo de la línea de la extrema pobreza en el área rural de Bolivia.

El Cuadro 11. muestra que, niños, niñas y adolescentes de las regiones del altiplano y los valles enfrentan los mayores niveles de pobreza. El subgrupo con mayor incidencia de pobreza es el que corresponde a niños y niñas cuya edad oscila entre 0 y 5 años. Esto demuestra que los menores son los más afectados por la pobreza en Bolivia y manifiesta que es la población que tiene mayores probabilidades de mantenerse en situación de pobreza en su vida adulta (cf. UDAPE-UNICEF, 2004, 95).

Cuadro 11. Pobreza medida por línea de Pobreza (LP), según piso ecológico y grupos de edad (en porcentajes)

Fuente: UDAPE-UNICEF 2004:93

2.3 Situación socio económica del trabajo infantil en Bolivia
Según el Censo de 2001, ese año Bolivia tenía 8.274.325 habitantes de los cuales el 45% eran niños, niñas y adolescentes menores de 18 años. En el año 2006, este país tenía más de cuatro millones de niños, niñas y adolescentes, menores de 18 años, de los aproximadamente 9,4 millones de habitantes. Al año 2011, el 50,1% de su población es femenina, el 44% es menor de 18 años y el 62% se identifica como indígena. En términos de hábitat, el 60% de la población y el 45% de la población infantil vive en zonas peri urbanas (véase http://www.ine.gov.bo).

Según UDAPE, en 2004, el 69% de los niños/as hasta los 17 años se encontraba en situación de pobreza moderada (véase http://www.udape.gov.bo). En el caso de la niñez indígena, UDAPE estima que el 84% de los niños/as menores de 5 años y el 90% de 5 a 13 se encontraba en situación de pobreza en 2002 (http://www.udape.gov.bo/revista/IDINA-UNICEF.pdf). Revisando la Encuesta Continua de Hogares del año 2000 y posterior evaluación del Ministerio de Salud, se tiene que en el primer mes de vida mueren más de 7 mil bebés (a un promedio de 234 niños/as cada día). Otros 7 mil no llegan a cumplir el primer año de vida, 70 mil sufren desnutrición crónica y 60 mil no tienen el derecho de ingresar a la escuela a los seis años.

Según estimaciones del Censo Nacional de Población y Vivienda del año 1992, la población de menores trabajadores comprendidos entre los 10 y 19 años constituían en Bolivia, el 13% del total de la población económicamente activa lo que representaba aproximadamente un número de 280.000 niños y niñas que trabajan en el país. En un documento publicado en agosto de 2006 por la UNICEF y el Instituto Nacional de Estadística, muestra que en Bolivia existen más de 300 mil niños, niñas y adolescentes trabajadores que van desde los 7 hasta los 17 años (IRIARTE, 2010, 492).
En el siguiente punteo, se resumen algunas características que muestran la preocupante situación de los niños, niñas y adolescentes trabajadores en Bolivia:
- De 255.000 niños/as que nacen anualmente, alrededor de 20 mil no llegan ni siquiera a sobrevivir los cinco años. (PNUD, 2009). Más de 300.000 menores de edad, de entre 7 y 17 años, un 10% de la población económicamente activa de Bolivia, trabaja más de 40 horas semanales. (UNICEF, 2009). El 33% vive en la calle más de cinco años, 16% menos de un año y el 29% menos de un mes. (IRIARTE, 2010). El 12% son niños/as menores de 12 años, el 49% tienen edades entre 12 y 18. (IRIARTE, 2010). El 38% tiene ingresos menores a 20 bolivianos (alrededor de 3 dólares americanos), el 36% entre 20 a 50 y el 26% percibe más de 50 bolivianos (Periódico “El Deber” de Santa Cruz de la Sierra, 10/09/2009).

- En el 56% de los hogares en Bolivia hay al menos un niño/a o adolescente trabajador (Periódico “La Prensa” de La Paz, 11/06/2010). El 22% de los niños, niñas y adolescentes trabajadores, alquila un cuarto para dormir, el 21% duerme en la calle, el 21% en telhos8 y el 13% en instituciones (Periódico “Los Tiempos” de Cochabamba, 21/08/2009). El 46% tiene su certificado de nacimiento, el 13% un carnet de identidad y el 39% es indocumentado (Publicación “CAMBIO”, 11/06/2010). Más de 800 mil niños/as y adolescentes de Bolivia desarrollan actividades en la zafra de caña de azúcar y castaña, además de minería, en las regiones de Santa Cruz (oriente), Bermejo (sur) y Potosí (este) (Periódico “El Deber”, 10/09/2009).

- Según la Defensoría del Pueblo del Estado Plurinacional de Bolivia, dos millones de niños, niñas y adolescentes, es decir un 20% de la población total de Bolivia, viven en la pobreza y 336.000 trabajan en la calle, las minas y el campo. El 12 de abril de 2011, día del niño boliviano, según el vocero del Estado Plurinacional, la población infantil representa un 46% de los habitantes del país y de cada 100 niños y niñas que ingresan a la escuela, 30 no terminan la primaria y 7 de cada 10 sufren algún grado de violencia doméstica.

- Según Iriarte, el 61,2% de la población total de Bolivia es pobre: el 81,7% de la población total que vive en el área rural es pobre, frente al 49,5% de la población que vive en el área urbana. (IRIARTE, 2010, 261). El informe de la Defensoría del Pueblo de Bolivia afirma que 6.000 niños/as viven en las calles y 1.487 en cárceles junto con sus padres que cumplen sentencias penales. Además, 130 niños, niñas y adolescentes son portadores del sida. (El Nuevo Herald – Miami, 13/04/2011). La Encuesta Continua de Hogares realizada en noviembre de 2000 identificó que en el área rural, una 82 personas de cada 100 eran pobres, lo que representaba una incidencia del 81,7% y en el área urbana ésta incidencia es de 49,5%. A nivel nacional, la brecha de pobreza llegó al 30,9%, en el área urbana al 21,7% y en el área rural al 47% según el INE (IRIARTE, 2010, 261).

- Según estimaciones del PNUD, entre el 2005 y 2007, 278.236 niños/as entre 7 y 14 años (23%) y 399.506 entre 15 y 19 años (42,5%) estaban activos de manera permanente en Bolivia. Estos datos aumentaron y estimaciones actuales hablan de más de 800.000 menores trabajando(RED ERBOL, 29/10/2009). Según la publicación “Trabajo Infantil en Bolivia” (UNICEF-INE, 2004) de 2004, bajo la autoría de Carmen Ledo, señala que en el año 2001, la población boliviana de 7 años y más edad alcanzaba a 6.7 millones de personas. La PEA ocupada era de alrededor de 3 millones de bolivianos. Del total de la PEA (3.165.047 personas), alrededor de 313.529 son niños, niñas y adolescentes, es decir, alrededor de un 10%. La magnitud del trabajo infantil, entre 7 y 17 años, en las zonas rurales es de alrededor del 12% de la PEA; en cambio, en las zonas urbanas sólo llega al 9%.

- El año 2001, la población de 7 a 13 años de edad era de alrededor de 1.5 millones. De esta cifra, un total de 115 mil niños y niñas realizaban actividades de producción de bienes o servicios. Los datos del Censo 2001 dan cuenta de un total de 729 mil adolescentes entre los 14 y los 17 años; más de una cuarta parte de ellos (27%), es decir alrededor de 198 mil, realizaban alguna actividad económica. En total se percibe que 313.000 niños, niñas y adolescentes de Bolivia trabajaban en 2001. Por la información obtenida esa cantidad, prácticamente se duplicó hasta el año 2007 y llegó a 800.000 en 2011.

 

3. Situación del trabajo infantil en Cochabamba

3.1. Población

La población del departamento de Cochabamba en 1992 fue de 1.110.205 habitantes, que representan el 17,3 % del total nacional; el 52,2 por ciento de esa población se sitúa en las localidades mayores a 2.000 habitantes y 47,8 por ciento en las zonas rurales (INE, 1997). Complementariamente, de acuerdo con los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda 2001, realizado el 5 de septiembre por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el departamento de Cochabamba cuenta con 1.455.711 habitantes. Representando el 17,5% de la población boliviana.

Según la publicación “Realidad Numérica de Cochabamba” (2002), respecto al Censo realizado el 3 de junio de 1992, el número de habitantes se incrementó en 345.506 personas. De los 1.455.711 habitantes empadronados, 856.752 viven en el área urbana y 598.959 en el área rural. La población urbana alcanza el 58,85% y la rural a 41,15%. En el departamento de Cochabamba viven 736.588 mujeres y 719.153 hombres, es decir, el 50,5% son mujeres y el 49,5% son hombres. La provincia Cercado registra la mayor cantidad de población: 517.367 habitantes.

3.2. Niveles de Pobreza
Según el análisis realizado por el INE, UDAPSO y UDAPE, Mapa de Pobreza 1993, el porcentaje de hogares en situación de pobreza (incidencia de pobreza) en Cochabamba alcanzaba a 70,8%, esto supone que 168.030 hogares particulares no cubrían adecuadamente sus necesidades de vivienda, servicios e insumos básicos, educación y/o salud. En los centros urbanos la extensión de la pobreza llegaba a 48,6% de los hogares y en el área rural la tasa de incidencia alcanzaba a 93, 4 por ciento (INE, UDAPSO y UDAPE, 1993).

Según esta misma fuente, en la ciudad de Cochabamba, la pobreza es relativamente más atenuada: el 43,3% de sus hogares era pobre, porcentaje que representaba una población de 169.166 personas. Los datos del Censo 2001 muestran que el 55,0% de la población del Departamento de Cochabamba es pobre, cifra que equivale a 777.820 habitantes, quienes carecen de servicios básicos, residen en viviendas que no reúnen las condiciones apropiadas, tiene bajos niveles de educación y/o presentan inadecuada atención de salud.

La infraestructura social en el departamento no es del todo apta, puesto que una elevada proporción de las unidades familiares no llegan a cubrir sus principales necesidades; el 74,3% de los hogares no dispone de servicios adecuados de agua, sanitarios y/o de eliminación de excretas; el 66,4% no cuentan con suficientes espacios en la vivienda; el 66,1% de las familias presentan algún rezago educativo en escolaridad alcanzada, condición de asistencia y/o alfabetismo; el 53,8% de las viviendas no están dotadas de energía eléctrica y/o no pueden acceder a la utilización de centros de salud más convenientes; y el 49,7% por ciento ocupan viviendas que fueron edificadas con materiales de mala calidad.

Las condiciones de vida según el área geográfica en donde se ubica la población son muy dispares. En el área urbana, los deficientes niveles de vida de los hogares se reflejan, en menor medida, en la disponibilidad de espacios (62,8%), saneamiento básico (57,2%, educación (45,3%) y salud (44%). Las familias no tienen mayores problemas en cuanto a los insumos energéticos y los materiales de construcción, debido que alrededor del 83% de las viviendas tiene acceso a estos satisfactores. En la Ciudad de Cochabamba, una fracción importante de las viviendas particulares cuentan con adecuados insumos energéticos y materiales de construcción; sin embargo, importantes contingentes tienen todavía carencias en los espacios de la vivienda (61,3%), saneamiento básico (49,4%), atención de salud (41,9%) y educación (40,3%).

3.3. Niños, niñas y adolescentes trabajadores
En cuanto al empleo, se caracteriza por la inserción de la Población Económicamente Activa (PEA) en actividades manufactureras (15.635) y servicios varios (14,75%). A ello hay que añadir las deformaciones sociales, culturales, políticas y económicas que ha introducido el circuito de elaboración, comercialización y consumo de cocaína. El 12,74% de los niños/as y adolescentes trabaja (18.569), el porcentaje más alto lo tiene los chicos entre 15 y 19 años (60,55%) y, del total, el 7% afirma desarrollar otras actividades adicionales. En la ciudad, la presencia de mujeres es mayor (52,44%) a la de los varones (40,45%); el análisis desagregado por edad no muestra diferencias significativas con las otras ciudades analizadas (DOMIC y RIVADENEIRA, 1995, 45-49).

En el presente apartado se realizará un análisis de la situación de los niños, niñas y adolescentes trabajadores de la ciudad de Cochabamba, en base a cuatro estudios9. Los mencionados trabajos han sido efectuados en años distintos, situación que favorece la posibilidad de comparar algunos resultados. Casualmente, los estudios de referencia fueron realizados por cuatro reconocidas universidades del medio.

3.4. Preferencia por el trabajo
El estudio (UAL), llegó al resultado que se muestra en el Cuadro 12.:

Cuadro 12.: Preferencia por el trabajo de los niños, niñas y adolescentes trabajadores

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

El estudio de UAL señala que al 79,3% de los niños, niñas y adolescentes trabajadores, les gusta trabajar. Ante análoga pregunta el estudio de la UCB llegó a un porcentaje del 71%.10

3.5. Ocupación

En términos de ocupación laboral el Proyecto UAL, consideró la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones (CIUO-88), de la OIT.11 Se tienen los siguientes resultados:

Cuadro 13.: Ocupación de los niños, niñas y adolescentes trabajadores

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del presente proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

La inmensa mayoría de los niños, niñas y adolescentes trabajadores (95%), desempeña una ocupación en el sector comercio y servicios; y por lo que se observa y por las características de su trabajo, se encuentran en el sector informal de la economía. Un porcentaje bastante menor lleva a cabo sus actividades laborales en el sector denominado semi-industrial (5%).

Según el trabajo de UNIVALLE (Nieva, 2002), las labores en busca de ingresos económicos son diversificadas, puesto que en el Distrito N° 5 existen muchas empresas, y talleres de actividad industrial y comercial. De ellos, los que más atención capta en los menores de 14 años, son los trabajos dentro de actividades comerciales de venta de productos en tiendas y otros centros con un 42%; seguido por aquellos trabajos donde podrían desarrollar algún oficio o establecerse como aprendices, que son en los talleres, ya sean mecánicos, de tornerías, cerrajerías, gomerías en un 38%. Por otra parte la actividad realizada de manera independiente, es decir sin relación patronal alcanza a un 20%, entre ellos están los infanto-adolescentes que realizan actividades laborales, como ser la venta en la calle, lustrabotas, limpia parabrisas, tickeadores y otras. Se subraya que en este estudio también los niños, niñas y adolescentes trabajadores se encuentran predominantemente en el sector comercio y servicios.

Según el trabajo de la UCB (Departamento de Administración, Economía y Finanzas), se llegó a establecer la siguiente distribución de ocupaciones: 32% vendedores de dulces, 13% cuidadores de autos, 17% venta de videos, 13% lustra botas, 13% heladeros, 8% vendedores de refrescos y 4% trabajos semi-industriales. Se confirma a nivel de la ciudad de Cochabamba que el 96% se encuentra en el sector comercio y servicios, mientras que el 4% restante está en el sector industrial (UCB, 2007). A su vez el trabajo efectuado por la UPB (Vaca, 1997), señala que el 73% estaba en el sector comercio y el 27% en el sector servicios. En este trabajo no se percibe que los niños, niñas y adolescentes trabajadores hayan desempeñado trabajos en el sector industrial.

3.6. Lugar de trabajo

En relación al lugar donde desempeñan su trabajo, el proyecto UAL, obtuvo los siguientes resultados:

Cuadro 14.: Lugar de trabajo de los niños, niñas y adolescentes trabajadores

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del presente proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

Prácticamente la mitad desempeñan su trabajo en la calle y la otra mitad trabajan con familiares. Un pequeño porcentaje, se encuentra trabajando en empresas. El estudio de la UCB (UCB, 2007), a similar pregunta las respuestas fueron las siguientes: 4% en empresas, en la calle 38% y con familiares 58%. Al parecer en el transcurso del tiempo los niños, niñas y adolescentes trabajadores tienen la tendencia de buscar o tener la necesidad de mayor trabajo callejero. Los estudios de UNIVALLE y de la UPB, no se refieren explícitamente a esta variable. Se subraya que el trabajo de menores en las dos últimas décadas ha aumentado en Bolivia y en Cochabamba.12

3.7. Ingresos

A nivel de ingresos, se obtuvieron los siguientes resultados:

Cuadro 15.: Ingresos de los niños, niñas y adolescentes trabajadores (en Bs)

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del presente proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

En el cuadro 11.5 se observa que los ingresos de los niños, niñas y adolescentes trabajadores son muy variables, el 11% no tiene ingresos y un 0,8% ingresa un monto de Bs1.900.-. Se destaca que más de la mitad (51,6%) obtiene ingresos que oscilan entre Bs300.- y Bs700.-13. Subrayar que el 95% de esta población obtiene ingresos menores a los Bs1.000.-, es decir menores a U$ 143 dólares americanos.

El estudio de la UPB (UPB, 1997), llega a establecer que los adolescentes con un ingreso igual o mayor a Bs500.- son el 37,5%, los que obtienen un ingreso igual o superior a Bs300.- son el 28,4%, aquellos que obtienen ingresos iguales o superiores a Bs200.- son el 14,3%, lo que llegan a obtener ingresos iguales o superiores a Bs100.- son el 10,5% y aquellos adolescentes sin ingresos ascienden a 9,3%. El estudio de UNIVALLE (Nieva, 2002), señala respecto al factor económico, que los infanto-adolescentes presentan diversas necesidades y que sus ingresos varían de acuerdo a la actividad que realizan.

Se pudo establecer que el monto de dinero que las familias requieren para atender las necesidades más básicas es de Bs. 700; se observó también que ese monto está lejos de ser cubierto con los ingresos familiares, ya que incluso en las familias en las cuales el padre trabaja, se genera un ingreso económico mensual de Bs. 400 a 470. Sin embargo, una gran parte de los hogares no cuenta con el padre (45%), ya sea por fallecimiento o abandono de éste, es por esa razón que los hijos/as, o sea los infanto-adolescentes menores de 14 años tienen que salir en busca de trabajo.

El estudio de la UCB (UCB, 2007), establece que el 4% obtiene entre Bs1.- y Bs100.-, el 8% ingresa entre Bs101.- y Bs200.-, el 8% obtiene ingresos entre Bs201.- y Bs300.-, el 13% generan ingresos que varían entre Bs301.- y Bs400.-, mientras que el 29% obtienen un ingreso que oscila entre Bs401.- y Bs500.-, y finalmente el 38% que obtiene ingresos superiores a los Bs501.-.

3.8. Destino de los ingresos

Respecto al destino de los ingresos, el Proyecto UAL, llegó a los siguientes resultados:

Cuadro 16.: Destino de los ingresos de los niños, niñas y adolescentes trabajadores

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del presente proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

Destaca del Cuadro 16., el hecho de que 11,5% de los niños, niñas y adolescentes trabajadores no tengan ingresos y que más del 40% destine sus ingresos a cubrir sus necesidades básicas (vestimenta y alimentación) y el hecho de que el 25% entregue todos sus ingresos a su familia, también expresa que ese dinero está yendo a cubrir estas necesidades. El estudio de la UCB, en términos del destino de sus ingresos, llegó a los siguientes resultados: el 4% señala que sus ingresos están destinados a alquilar una pequeña habitación que comparte con otros niños/as; el 4% indica que destina sus ingresos al ahorro; el 8% destina el fruto de su trabajo a la adquisición de muebles o recreación; el 17% no tenía ingresos; el 25% destina su renta a su vestimenta y el 42% restante canaliza sus ingresos a su alimentación. Se confirma el hecho de que los niños, niñas y adolescentes trabajadores forman parte de una economía informal fundamentalmente de subsistencia, con baja capacidad de ahorro o de generar bases (estudios), para un futuro mejor.

El estudio de UNIVALLE (Nieva, 2002), remarca que sólo el 14% de los infanto-adolescentes menores de 14 años, mantienen el anhelo de proseguir con sus estudios que pudieron verse afectados por falta de ingresos económicos y de tiempo de dedicación al estudio por encontrarse incluso todo el día en su fuente laboral. El estudio de UPB (Vaca, 1997), señala que sólo el 16,5% de los adolescentes trabajadores tienen capacidad de destinar sus ingresos a sus estudios. Todos los estudios muestran que los niños, niñas y adolescentes trabajadores tienen serias limitaciones para proseguir sus estudios.

3.9. Horas de trabajo por día

El Proyecto UAL, ha establecido lo siguiente:

Cuadro Nº 17.: Horas de trabajo por día niños, niñas y adolescentes trabajadores

Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos en la encuesta por muestreo del presente proyecto “Niños, niñas y adolescentes trabajadores”, UAL, Cochabamba, 2011.

Se observa que casi la mitad de la población trabajadora encuestada trabaja a jornada completa y un porcentaje muy próximo a un 20% trabaja más de ocho horas diarias. Esta situación limita en gran medida sus posibilidades de dedicarse con suficiencia a los estudios. El estudio de UNIVALLE (Nieva, 2002), indica que los infanto-adolescentes que desarrollan actividades laborales se encuentran en gran proporción, en los centros en los que tienen una relación obrero patronal, su tarea la realiza en calidad de ayudante llegando y trabajan incluso más de 8 horas diarias, encontrándose en esta situación el 70% de los niños/as menores de 14 años entrevistados; aspecto que podría interpretarse como explotación laboral o trato inhumano. Los estudios de la UCB (UCB, 2007) y de la UPB (UPB, 1997), no se refieren a esta variable.

Finalmente señalar que se constata que los niños, niñas y adolescentes trabajadores forman parte de una población económicamente pobre que debe esforzarse mucho para ganar el sustento diario. Su horario de trabajo, en la mayoría de los casos sobrepasa la jornada laboral establecida, cuentan con salarios reducidos o a veces nada, a cambio de alimento y vivienda. Tienen importantes restricciones para estudiar y muchos son niños y niñas que se encuentran de manera permanente al servicio de sus familias u otras fuentes laborales. Su trabajo es una cuestión de supervivencia para ellos/as y para sus familias.

Conclusiones y recomendaciones

Conclusiones

  • Miles de niños, niñas y adolescentes latinoamericanos se ven obligados a trabajar desde edades muy tempranas, en ocupaciones altamente peligrosas para su salud física y psicológica, estando en una situación de desprotección absoluta. Muchos de ellos reciben baja o nula remuneración.
  • La incidencia del trabajo infantil sobre el ingreso familiar: éste genera un aumento de los ingresos para los hogares en el momento en que se realiza, pero no es suficiente para sacar a los hogares de la pobreza.
  • Otra presión para los hogares sin recursos, y que incide en que los menores trabajen, es el apoyo económico que se ven obligados a dar a los mayores de la familia. Se puede afirmar la existencia de una estrecha vinculación entre hogares con personas mayores y trabajo infantil.
  • Se puede afirmar la importancia, por parte de los gobiernos, de crear políticas que fomenten la educación e incrementar el gasto público en educación per cápita como herramientas para erradicar el trabajo infantil y disminuir los niveles de pobreza.
  • Se confirma que el principal factor causante del trabajo de los niños, niñas y adolescentes de Bolivia y Cochabamba es la pobreza, que a medida que ésta se va agudizando se reproducen condiciones para que el trabajo infantil se vaya incrementado.
  • Mientras el gobierno asegura que la pobreza en Bolivia y Cochabamba ha disminuido, la tasa de desempleo es baja y la distribución del ingreso es cada vez más igualitaria; se observa que la población de niños, niñas y adolescentes trabajadores cada año que pasa en mayor.
  • En Bolivia y Cochabamba, la situación inestable del hogar y la necesidad de generar ingresos son los principales causantes, en el corto plazo y en ámbito urbano, del trabajo de los niños, niñas y adolescentes. Se condiciona de manera negativa, el ejercicio de su derecho fundamental de acceder a una educación regular y continua.

Recomendaciones

  • Establecer una catalogación o listado detallado de trabajos peligrosos, nocivos o insalubres absolutamente prohibidos a los menores, y asimismo mantener una cláusula general en régimen abierto, que permita la inclusión de aquellas que se revelen de tal carácter.
  • Concienciar a la sociedad en general del grave problema del trabajo infantil es una tarea de los gobiernos, organizaciones internacionales, ONG´s y, por supuesto, de los medios de comunicación.
  • Instaurar mecanismos efectivos y ejecutivos de cumplimiento y control en materia de reducción de jornada de trabajo del menor, con la consecuente imposición de sanciones proporcionadas y adecuadas en caso de incumplimiento por el empleador.
  • Reducir la vulnerabilidad familiar, mediante la protección social (seguridad social). Los gobiernos deberán garantizar la cobertura social con el fin de minimizar riesgos y prestar servicios sociales eficaces y sostenidos a todas las personas que lo necesiten.
  • Se observa prioritario que en Bolivia se lleven a cabo foros y eventos sobre la problemática del trabajo infantil, a nivel nacional y a nivel de los nueve departamentos. Es necesario realizar una evaluación objetiva, con participación estatal, privada, social cooperativa, ONGs y organizaciones de NATS, sobre la problemática del trabajo infantil.
  • El gobierno boliviano debe trabajar en la creación y el fortalecimiento de políticas públicas que velen eficazmente por los derechos de los NATS del país, y que se llegue a erradicar por completo la explotación laboral de los NATS. Debe trabajar en la elaboración de programas nacionales y subnacionales destinados a la reducción de la pobreza para poder reducir los índices de trabajo infantil en el país.
  • El gobierno boliviano y las organizaciones internacionales deben trabajar conjuntamente para tomar iniciativas y realizar acciones preventivas para proteger a los niños, niñas y adolescentes trabajadores, igualmente escuchar y permitir la participación de las diferentes organizaciones de NATS. Se considera que acciones de prevención y coordinación son la clave para combatir este flagelo.
  • El Estado Plurinacional de Bolivia, en su perspectiva de economía plural, debe coordinar con las instituciones que trabajan con los niños, niñas y adolescentes trabajadores puesto que son los que más interactúan con ellos y están al día con sus problemas, dificultades y necesidades. Este trabajo de coordinación, debe tomar en cuenta también a las organizaciones de NATs.
  • A nivel regional, se recomienda que la Honorable Alcaldía Municipal y la Gobernación de Cochabamba, destinen mayor presupuesto a las Defensorías de la Niñez y Adolescencia para llevar adelante proyectos, programas, bajo un enfoque de equipos multidisciplinarios para trabajar en prevención, educación, promoción e intervención.
  • Se debe focalizar el trabajo de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia en programas educativos para llevar a cabo talleres en educación sobre derechos y deberes de los NATs, como también en prevención contra la explotación laboral, explotación comercial, sexual, trata y tráfico de personas, maltrato infantil y discriminación en todos los colegios públicos, privados y de convenio del departamento de Cochabamba.

 

Notas

1. Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

2. El Índice de Pobreza Humana (IPH) mide privaciones en tres aspectos básicos del desarrollo humano: una vida larga y saludable (longevidad), los conocimientos y un nivel de vida decoroso. La privación en el caso de la longevidad está determinada por la vulnerabilidad a la muerte a una edad relativamente temprana y se mide por la probabilidad al nacer de no vivir hasta los 40 años. En el caso de los conocimientos, la privación se refleja en la exclusión del mundo de la lectura y las comunicaciones y se mide por la tasa de analfabetismo de las personas adultas. Finalmente, la privación en lo que respecta al nivel de vida se refleja en la falta de acceso a suministros económicos generales y se mide por el porcentaje de la población que no utiliza fuentes de abastecimiento de agua potable y el porcentaje de menores de 5 años de edad con peso insuficiente.

3. Convenio núm.138 sobre la edad mínima para trabajar, OIT. El Convenio exige a los Estados que lo ratifican la fijación de una edad mínima y define una gama de edades mínimas. Estos mínimos varían según el nivel de desarrollo y según el tipo de empleo y trabajo.

4. El índice de pobreza relativa se refiere al porcentaje de niños/as que viven en hogares con ingresos por debajo del 50% del ingreso mediano nacional.

5. La noción de “pobreza absoluta” identifica una canasta básica de bienes y servicios que cubra las necesidades básicas de un individuo u hogar para vivir digna e independientemente. Luego se calcula el costo de los componentes de esta canasta básica según precios de mercado y sobre la base de este cálculo se define un valor de referencia o línea de pobreza. Este método permite medir la pobreza“absoluta”, es decir, por debajo del punto de referencia establecido. Metodología utilizada por la CEPAL.

6. Estudio publicado en el periódico “El Diario” de la fecha del 11 de junio del 2010 del especialista Wolfgang Friedl (especialista de comunicación de la UNICEF).

7. Estudio publicado en el periódico “La Prensa” de la fecha del 27 de Agosto del 2010 del especialista Ludwing Guendel (representante de la UNICEF).

8. Precarios albergues transitorios.

9. VACA, Carla. “Adolescentes Trabajadores: Propuesta de un Centro de Formación en la Ciudad de Cochabamba, Universidad Privada Boliviana (UPB), Cochabamba, 1997.
NIEVA, Gricelda. “Análisis de la Realidad Socioeconómica y Jurídica de los Trabajadores Infanto- Adolescentes y Propuesta de Implementación de una Oficina de Derechos del Trabajador Infanto- Adolescente (Defensoría de la Niñez y Adolescencia del Distrito 5”, Universidad Privada del Valle (UNIVALLE), Cochabamba, 2002.
DEPARTAMENTO DE ADMINISTRACIÓN, ECONOMÍA Y FINANZAS: “Niños, niñas y adolescentes trabajadores de la calle”. Informe de investigación, Universidad Católica Boliviana (UCB), Cochabamba, 2007.
PROYECTO: “Niñas/niños y adolescentes trabajadores de la calle – Cochabamba, Bolivia”, Universidad de Almería – OISS (UAL), Cochabamba, 2010-2011.

10. Los grupos focales realizados en diversas instituciones refrenda esta situación, así por ejemplo niños, niñas y adolescentes trabajadores del Centro del Menor Trabajador, consideran que el trabajo es algo bueno y beneficioso, que es bueno para todos los niños y que es una forma de divertirse también. El grupo focal del Centro AVE, señala que el trabajo es normal, es felicidad y es algo útil que además sirve para sus estudios, para ayudar a la familia y en la casa. El grupo focal Ministerio Josías, señala que el trabajo es para ayudar a sus familias, dicen que pueden aprender muchas cosas, como ayudar a las personas. El grupo focal del Proyecto Jireh, añade: “el trabajo es bueno porque podemos hacer amigos”. En Mosoj Yan señalan: el trabajo te hace más responsable y seguro, además aprendes a no avergonzarte. (Trabajo de Focus Group del Proyecto UAL: Niños, niñas y adolescentes trabajadores, Cochabamba, 2011).

11. La CIUO-88 constituye une herramienta indispensable para la comparación internacional de datos ocupacionales y para su descripción y presentación. Ha sido pensada también para que pueda servir como modelo para el establecimiento o la revisión de una clasificación ocupacional nacional.

12. El análisis de los dirigentes adolescentes de la ONATSCO (Organización de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores) de Cochabamba, señala que ser un niño, niña o adolescente trabajador, es una etapa se aprende muchas cosas: “Es la etapa donde te enseñan, digamos lo que es la solidaridad, saber compartir”. Señalan que las leyes deben respaldarlos porque “al hacer nuestro trabajo, hacemos un aporte a la sociedad como también al Estado”. Subrayan que la Ley debe protegerlos porque: “…la valorización y la existencia de niños, niñas y adolescentes trabajadores en Cochabamba, porque prácticamente están vulnerables a tener distintos accidentes, ya que se trabaja en la calle…” La
ONATSCO, señala que el trabajo infantil no va a desaparecer: “…el trabajo de menores jamás va a desaparecer, a menos que en Bolivia no haya pobreza, no haya falta de dinero, puede ser que no haya niños que no trabajen pero va haber, no se va a terminar”. (Trabajo de Focus Group del Proyecto UAL: Niños, niñas y adolescentes trabajadores, Cochabamba, 2011).

13. Las respuestas que dieron los niños, niñas y adolescentes trabajadores, en un 80,5% de los casos se refieren a los ingresos que perciben diariamente. Sin embargo cruzando con los días que trabajan, se ha obtenido un promedio de 20 días de trabajo efectivo por mes. En consecuencia, para el porcentaje indicado (80,5%), se trata de una proyección de sus ingresos diarios hacia un mes completo. En el 19,5% restante de las respuestas, la frecuencia que se obtuvo es efectivamente mensual y se trata de datos reales y no proyectados.

 

Referencias Bibliográficas

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