Comprender al ser humano más allá de lo biológico es una condición indispensable para brindar el cuidado enfermero, teniendo en cuenta que este debe ser holístico e integrado buscando evitar la fragmentación del sujeto y su cosificación1. Para lo anterior, se requiere que el profesional cuente con los conocimientos y habilidades para brindar cuidados que estén orientados al paciente y a la integralidad de su ser, lo cual es referido bajo el término de Cuidado Humanizado (CH), el cual incluye aspectos de la relación profesional-paciente como el trato cordial, la sensibilidad y el respeto2,3.
Bandura4 refiere que el pensamiento es regulado por la motivación y la conducta humana, por ello, las creencias y expectativas sobre lo que ocurrirá si realiza determinada acción y la percepción de contar con las capacidades para realizar actividades que contribuyan al alcance de las metas esperadas, son elementos indispensables al analizar la praxis profesional. Basados en ello, podría mencionarse que la percepción de autoeficacia para brindar cuidados humanizados incide en el esfuerzo, persistencia y compromiso para implementarlo; así, cuando el profesional se percibe como poco eficaz, ejecutará menor cantidad y calidad de actividades de humanización5. Asimismo, algunas condiciones laborales como la sobrecarga de trabajo, las jornadas extensas, la escasa experiencia laboral, la antigüedad en el trabajo, el estrés, entre otras, pueden incidir negativamente en la dispensación del cuidado con un enfoque humanizado6,7.
Por otro lado, Lepez & Eiguchi8, refieren la necesidad de una formación ética que brinde las herramientas para brindar cuidados humanizados a los pacientes, siendo parte relevante del accionar del enfermero. Por lo anterior, es importante que en el marco laboral, los departamentos de docencia y enfermería provean orientaciones para que el profesional adquiera competencias para la humanización del quehacer profesional, vinculando la mejora en la praxis enfermera con la participación en actividades de formación continuada9. Lo anterior, repercutirá positivamente sobre el paciente, permitiéndole al profesional relacionarse y comunicarse de manera efectiva, reduciendo la estancia hospitalaria, acelerando los procesos de recuperación y contribuyendo a aumentar la satisfacción con los cuidados brindados10,11. Basados en lo anterior, resulta indispensable analizar la autoeficacia percibida para brindar cuidados humanizados en el personal de enfermería, dado que podría servir para detectar áreas pasibles de intervención para mejorar la atención al paciente.
Diversos estudios se han desarrollado con la finalidad de conocer la percepción de estudiantes y profesionales de enfermería sobre sus capacidades para brindar cuidados humanizados, y han reportado mayormente una percepción positiva. Al respecto, un estudio realizado en Buenos Aires (Argentina) que incluyó 76 estudiantes y profesionales de enfermería, encontró niveles moderadamente positivos de percepción de autoeficacia para brindar cuidados humanizados12, mientras que, otro trabajo realizado en Chile con 197 estudiantes de enfermería, concluyó que el 73% de los encuestados tuvieron un alto grado de percepción para brindar cuidados humanizados13. Por otro lado, desde la perspectiva del paciente se ha referido que el cuidado humanizado contribuye a una mejoría en la calidad de vida, la calidad de sueño y acelera los procesos de recuperación14, evidenciando la relevancia de realizar este tipo de actividades en los entornos hospitalarios, sobre todo, en pacientes en procesos de rehabilitación. Cernas-Ortiz et al.15, y Ventura & Sosa16, han descrito que la percepción del éxito al realizar una tarea, motiva al profesional a ponerse metas más exigentes, lo cual mejora su desempeño y compromiso, lleva a considerar que la autoeficacia percibida para brindar cuidados humanizados incide en la implementación de las actividades de humanización.
Por lo anterior, se diseñó el presente estudio con la finalidad de evaluar la autoeficacia percibida, para brindar cuidados humanizados por parte del personal de enfermería de una institución sanitaria especializada en rehabilitación de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina durante el primer semestre del 2023.
Materiales y métodos
El presente trabajo se corresponde con un estudio descriptivo con componentes analíticos, de corte transversal y con enfoque cuantitativo.
La población estuvo comprendida por 108 trabajadores de enfermería de una institución sanitaria de carácter privado especializada en la atención a pacientes en rehabilitación, situada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina, de los cuales, 96 trabajadores accedieron voluntariamente a participar en el estudio. Se excluyó una observación dado que el instrumento se encontraba mal diligenciado, siendo la muestra final de 95 observaciones (87,96%).
Se incluyó al personal de enfermería con formación de tecnicatura y licenciatura, así como a los pasantes de enfermería, con más de 6 meses de antigüedad laboral en la institución y que accedieron voluntariamente a participar en el estudio. Se excluyó a los instrumentos diligenciados de manera inadecuada.
Para la recolección de datos se utilizó el Caring Efficacy Scale (CES) en su versión en español validada por Poblete Troncoso17, y utilizado en estudios previos en Argentina12. Éste instrumento, está construido bajo la Teoría del Cuidado Humano de J. Watson y está integrado por 30 ítems los cuales son respondidos utilizando una escala de 6 adjetivos que van desde Fuertemente de acuerdo (puntaje 6) hasta Fuertemente en desacuerdo (puntaje 1). De éstos, 15 ítems están redactados de forma negativa, lo cual amerita para su análisis que sean invertidos. El puntaje final del instrumento oscila entre 30 y 180 puntos, de modo que, a mayor puntaje, mejor autoeficacia percibida para brindar cuidados humanizados y relacionarse con el paciente. Se realizó el cálculo de Alfa de Cronbach del instrumento, obteniendo un valor de 0,91 (buena fiabilidad).
Se complementó la recolección de datos con 10 preguntas que buscaban caracterizar sociodemográfica y laboralmente a los encuestados, indagando respecto a variables como edad, sexo, estado civil, tenencia de hijos, nivel formativo, rol en el trabajo y por fuera de él (asistencia, gestión educativa, gestión hospitalaria, docencia e investigación), antigüedad laboral, turno de trabajo y capacitación en cuidado humanizado (durante la formación profesional o en servicio).
Para la recolección de datos, se remitió el instrumento y el consentimiento informado volcados en un Formulario de Google a quienes manifestaron su interés en participar del estudio. Esto se realizó vía aplicaciones de mensajería instantánea y correo electrónico. Los datos recolectados se exportaron en una base de datos en Microsoft Excel y fueron analizados utilizando el programa Infostat.
Para el procesamiento de datos se procedió a realizar el cálculo de frecuencias absolutas y relativas para las variables categóricas, y media y desvío estándar para las variables numéricas. Para el análisis inferencial se implementaron pruebas no paramétricas, dado que las variables no presentaron un comportamiento normal. Se utilizaron las pruebas U-Mann-Whitney- Wilcoxon, Kruskal Wallis y Rho de Spearman. Se fijó un nivel de significancia estadística de p<0,05.
Respecto a los recaudos éticos, se implementó el consentimiento informado y la recolección de datos fue resaltada como voluntaria y anónima. De acuerdo con la legislación argentina, el presente estudio se categoriza como “sin riesgo” dado su carácter observacional, anónimo y puesto que no se recopilaron datos sensibles. Se respetaron las normas internacionales de Helsinki y los principios de la ética de la investigación de no maleficencia, autonomía y respeto por la dignidad humana18.
Resultados
Se encuesto a 96 profesionales de enfermería, de los cuales uno fue excluido por diligenciamiento incompleto del instrumento de recolección de datos. Los 95 encuestados restantes tenían una media de edad de 38,29 años (DE:8,00), y eran mayormente mujeres (82,11%), de estado civil soltero(a) (57,89%), con hijos (62,11%), con formación de tecnicatura en Enfermería (73,68%), desempeñan actividades asistenciales tanto intra (86,32%) como extra-institucionalmente (61,05%), con más de 5 años de experiencia laboral (64,21%), del turno noche (37,89%), y han recibido capacitación en humanización del cuidado a nivel institucional (71,58%) y durante su formación (90,53%) (Tabla I).
Al indagar sobre la autoeficacia percibida para brindar cuidados humanizados y relacionarse con los pacientes, se encontró que el ítem con mejor valoración fue “Si pienso que un cliente/paciente está incómodo o puede necesitar ayuda, me acerco a esa persona” con una media de 5,07 (DE:1,52) categorizado como “Moderadamente de acuerdo”. Por otro lado, el ítem con peor valoración fue “A menudo encuentro difícil transmitir mi punto de vista a los pacientes/clientes cuando lo necesito” con una media de 2,44 (DE:1,56) categorizado como “Moderadamente en desacuerdo” (Tabla II).
Tabla 2. Autoeficacia percibida por los profesionales de enfermería

Fuente: Elaboración propia.
FA: Fuertemente de Acuerdo, MA: Moderadamente de Acuerdo, LA: Ligeramente de Acuerdo, FD: Fuertemente en Desacuerdo, MD: Moderadamente en Desacuerdo, LD: Ligeramente en Desacuerdo.
Al realizar el análisis inferencial, no se halló relación entre las variables sociodemográficas como la edad, sexo, estado civil, tenencia de hijos, nivel formativo, experiencia laboral, turno de trabajo y formación previa en humanización del cuidado.
Se identificaron medias más altas en los profesionales que cumplían roles gestión en comparación con aquellos que desempeñaban actividades asistenciales (163,08 vs. 145,98, p:0,018) (Tabla III). Este hallazgo se corrobora al comparar las medias del instrumento en los profesionales que realizan actividades de asistencia directa y los que no (144,33 vs. 154,11, p:0,049).
Discusión
El Cuidado Humanizado representa una filosofía en la atención basada en la experiencia del paciente y visualizándolo en la integralidad de su ser, más allá de la(s) patología(s) o padecimiento(s) que tenga. Al reconocer la integralidad del ser, el profesional de enfermería puede contribuir a la recuperación de la salud y a garantizar la satisfacción del paciente y sus necesidades11,19.
En el presente estudio se identificaron niveles positivos de autoeficacia para brindar cuidados humanizados y relacionarse con los pacientes, sobre todo en aquellos profesionales con roles vinculados a la gestión. Los hallazgos mencionados son similares a otros estudios que incluyeron estudiantes, técnicos y licenciados en enfermería5,11,12.
Como fue referido, se halló una percepción de autoeficacia para brindar cuidados humanizados más baja en los profesionales que desempeñaban exclusivamente roles asistenciales. Ello, coincide con diversos estudios en los cuales se ha referido que la alta carga de trabajo, las actividades asistenciales y condiciones como la percepción de realización personal baja propias del rol de asistencia, se vinculan con mayores índices de despersonalización y con el desarrollo del Síndrome de Burnout20,21.
Aunque no fue estadísticamente significativo, se hallaron medias superiores de autoeficacia percibida para brindar cuidados humanizados en los trabajadores que habían sido capacitados sobre humanización en el espacio de trabajo. Como fue mencionado por Bandura4, la capacitación permite al profesional tener mayor confianza en sus acciones al permitirle contar con las capacidades necesarias para el logro de sus objetivos de cuidado, traduciéndose en un mayor nivel de implementación de acciones de CH.
El nivel de autoeficacia para brindar cuidados humanizados fue mayormente positivo, lo cual contrasta con estudios como el de Guerrero-Ramírez et al.22, quienes hallaron en profesionales de enfermería de Perú que las actividades de humanización provistas fueron categorizadas como regulares en un 52%, mientras, coincide con los hallazgos de Canova-Barrios et al.12, quienes en una muestra de 75 enfermeros académicos y asistenciales encontraron niveles moderadamente positivos en la percepción de autoeficacia.
Diversos estudios han referido que la autoeficacia para brindar cuidados humanizados parece ser un factor protector para el desarrollo del Síndrome de Burnout23,24-26, vinculado con el hecho de que uno de los tres componentes de este síndrome es la deshumanización. Por ello, el contar con un concepto positivo de las propias habilidades, resulta indispensable. Mientras, desde la perspectiva del paciente en rehabilitación ayuda a disminuir la ansiedad, la depresión y acelerar el proceso de recuperación10,11,27,28.
Del estudio se puede concluir que se hallaron niveles moderadamente positivos (altos) de autoeficacia para brindar cuidados humanizados y relacionarse con el paciente en los profesionales de enfermería. La autoeficacia se relacionó negativamente con la realización de actividades exclusivamente asistenciales. Se requiere del diseño e implementación de estrategias cuyo fin sea capacitar y promover la dispensación del cuidado humanizado en los profesionales de enfermería, haciendo hincapié en aquellos de reciente ingreso y en quienes realizan exclusivamente roles asistenciales29,30.
















