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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.56 La Paz mayo 2025  Epub 31-Mayo-2025

https://doi.org/10.53287/uyur1719jj83r 

INVESTIGACIÓN

Urbanización, multi-ocupación y clases sociales en una ciudad amazónica minera boliviana*

Urbanization, multi-occupation and social classes in a bolivian amazonian mining town

Juan Pablo Neri Pereyra1 
http://orcid.org/0000-0002-6513-7871

1Instituto de Investigaciones Sociológicas “Mauricio Lefebvre” (IDIS), Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, Bolivia E-mail: jp.neri157@gmail.com


Resumen

Este artículo presenta algunos de los hallazgos del estudio “El ‘temible’ Guanay. Historia y etnografía de una ciudad amazónica boliviana”. Argumento que el análisis de la consolidación de Guanay como una boom town articulada a la minería, y de las trayectorias y ocupaciones de sus habitantes, permite caracterizar la estructura y las relaciones de clase de este centro urbano. La recopilación de datos y el análisis se informaron en los estudios sobre procesos de urbanización y expansión urbana amazónicos. Los hallazgos son el resultado de un estudio etnográfico, utilizando los principales métodos de la investigación cualitativa. Demuestro que Guanay es un ejemplo de urbanización amazónica boliviana, cuya sociedad está ampliamente estratificada y donde los medios de vida de las personas se caracterizan por trayectorias sociales variadas, el mantenimiento del vínculo entre lo urbano y lo rural, y la multi-ocupación, en el marco de arreglos precarios y de una economía predominantemente informal.

Palabras clave: Urbanización; expansión urbana amazónica; multi-ocupación; clases sociales; estratificación; minería aurífera; Guanay-Bolivia

Abstract

This article presents some of the findings of the study “El ‘temible’ Guanay. History and ethnography of a Bolivian Amazonian city”. The analysis of Guanay’s consolidation as a boom town with mining, as well as the trajectories and occupations of its inhabitants, allows us to characterize the structure and class relations of this urban center. The study draws from research on Amazonian urbanization processes and urban expansion, and it was informed by ethnographic study that used qualitative research methods. The analysis demonstrates that Guanay serves as an example of Bolivian Amazonian urbanization, where the society is predominantly stratified and individuals’ livelihoods are marked by diverse social trajectories, the preservation of the connection between urban and rural areas, and multi-occupation, within the context of precarious arrangements and a predominantly informal economy.

Keywords: Urbanization; Amazonian urban expantion; multi-occupation; social classes; estratificatiom gold mining; Guanay-Bolivia

INTRODUCCIÓN

Durante el último quinquenio, el oro se convirtió en la principal mercancía de exportación de Bolivia, sobrepasando a los hidrocarburos; la mayor parte de estas exportaciones provinieron del departamento de La Paz, en particular de los distritos mineros de la provincia de Larecaja (Tipuani, Mapiri, Guanay yTeoponte) (Córdova, 2015;Zaconeta, 2024). Esta tendencia, propiciada por un aumento sin precedentes de los precios internacionales del oro, impulsó una importante dinamización social y económica en centros urbanos como Guanay, Mapiri y Mayaya. A pesar de que estos distritos ya tenían una historia larga de minería aurífera aluvial, de pequeña y mediana escala, el auge aurífero de la última década se tradujo en una expansión urbana y un creciente flujo de personas hacia los mismos, para articularse a la actividad minera y/o a las actividades de comercio y servicios en las ciudades pequeñas e intermedias.

El presente artículo expone algunos de los hallazgos del estudio titulado “El ‘temible’ Guanay. Historia y etnografía de una ciudad amazónica boliviana”, realizado en el Instituto de Investigaciones Sociológicas de la Universidad Mayor de San Andrés durante el año 2024. En este caso, argumento que el análisis de la consolidación de Guanay como una boom town o ciudad en auge articulada a la minería y de las trayectorias y ocupaciones de sus habitantes permite caracterizar la estructura y las relaciones de clase de este centro urbano. Los procesos de urbanización amazónicos difieren de los de otras regiones, debido a las particularidades sociales y económicas históricas de esta región; en particular, el predominio de actividades económicas extractivas, determinadas por la lógica del capitalismo mercantil. Si bien la minería aluvial es la actividad central que hace posible la dinamización de comercio, los servicios y el trabajo urbanos, no la incluyo en esta explicación por considerarla una actividad rural. En este marco, el presente artículo es una contribución a los estudios sobre urbanidad y modernidad amazónica en Bolivia, que es una temática poco estudiada.

Para fundamentar mi argumento, primero, explico la discusión sobre el concepto de boom town, a la luz de la literatura producida sobre procesos de urbanización y expansión urbana amazónicos. Segundo, presento los hallazgos de mi investigación etnográfica: la descripción del centro urbano de Guanay en la actualidad, centrándome en su organización económica, y tres trayectorias de vida que considero representativas de la vida social de este centro. Tercero, a partir de los hallazgos, realizo una descripción y un análisis de la estructura de clases de este centro urbano, como una característica clave de su expansión.

MARCO TEÓRICO

La presente investigación se inspira en los estudios sobre procesos de expansión urbana amazónicos realizados en otros países de la región. En este sentido, la recopilación de datos en campo y el análisis se informaron en los estudios sobre boom towns (ciudades en auge) amazónicas, es decir, sobre procesos de urbanización y expansión urbana. El análisis de estos procesos también permite describir y analizar sociológicamente a la población de estos centros urbanos.

El concepto de boom town ha sido utilizado para el estudio de ciertos procesos de urbanidad amazónica, para referirse a centros urbanos que experimentan un crecimiento súbito, usualmente vinculado al auge de una determinada actividad económica (Browder & Godfrey, 1997;Brown & Ryder, 1998;Godfrey, 1990). Los casos más emblemáticos de desarrollo urbano amazónico, impulsados por el auge de una actividad, en particular, extractiva, tuvieron lugar en Brasil. Por ejemplo, el desarrollo de la capital amazónica de Manaos fue, en gran medida, correlato de la economía gomera de finales del siglo XIX y principios del siglo XX (Garfield, 2013). De la misma manera, en el caso de Belem do Pará, la extracción de goma también fue un factor clave para su desarrollo urbano, así como la minería, en distintos periodos. Ambos centros urbanos pasaron con el tiempo a ser metrópolis amazónicas. Sin embargo, no todos los desarrollos urbanos en la Amazonía siguieron un mismo proceso lineal de desarrollo. En este sentido, el concepto de boom town o ciudad en auge se refiere más al auge de la actividad económica que al segundo, es decir, el proceso de expansión urbana.

El desarrollo de ciudades amazónicas estuvo determinado por varios factores, dependiendo del contexto histórico y regional específico. Godfrey y Browder (1996) plantearon dos tipos de expansión urbana amazónica no como regla general, sino como patrón. Por un lado, una expansión que denominan “populista”, pero no en el sentido político, sino en el sentido de un proceso impulsado por las personas, de manera informal y autónoma. Por el otro, una expansión corporativista, es decir, impulsada por intereses mayores, como el Estado y/o el capital privado.

En lo que respecta a la primera noción, la expansión urbana o “populista”, corresponde con un proceso impulsado desde abajo. Por ejemplo, a través de procesos migratorios espontáneos motivados por la dinamización económica, que responde a los ciclos de auge de actividades económicas, en este caso, la minería aurífera. Esto fue lo que ocurrió en el caso de Guanay, a partir de la década de 1980, durante un proceso de fiebre del oro. Asimismo, durante las primeras décadas del siglo XXI, estos factores influyeron en la continuación de esta expansión, a partir de la llegada de nuevos vecinos, así como de trabajadores temporales. En este marco, la noción de urbanización informal permite comprender cómo ocurren, en la práctica, los procesos de expansión urbana denominados “populistas”, que se traducen en ciudades en auge.

En la misma línea, Brown y Ryder (1998), a partir de un análisis cuantitativo, demostraron que el desarrollo de ciudades intermedias “en auge” o boom towns en la Amazonía ecuatoriana, a finales del siglo XX, estuvo ampliamente influenciado por procesos de colonización agrícola; el poco éxito de los intentos de industrializar el país, seguido de las políticas de austeridad del neoliberalismo. Estos factores catalizaron procesos de migración y de auge de la informalidad y el cuentapropismo en la región en cuestión, vinculados a los sectores del comercio y los servicios (Browder y Godfrey, 1997;Godfrey, 1990;Padoch et al., 2008). De la misma manera, a partir de la segunda mitad del siglo XX, las regiones tropicales de La Paz vieron su población incrementarse por procesos de migración interna, motivados por las actividades extractivas. En este marco, otro aspecto que caracteriza estos procesos de expansión urbana es que la población se multi-ocupa y, por lo tanto, mantiene un vínculo estrecho con el área rural.

Ambos tipos de expansión urbana (populista y corporativista) son impulsados por la presencia de una actividad económica dominante; en el caso de la Amazonía, la extracción de productos forestales, la extracción de minerales, la expansión de la frontera agrícola y la colonización agraria. En general, son las actividades extractivas de mercancías altamente comerciales, como la goma, la castaña, la madera o el oro, las que impulsaron un mayor desarrollo urbano. En consecuencia, el grueso de las actividades urbanas, que gravitan en torno a la actividad extractiva predominante, corresponde con el sector terciario (comercio y servicios). Como señalan Brown y Ryder (1998), en el caso de la Amazonía en particular, la presencia mayoritaria de hogares rurales de bajos ingresos sentó las bases para la urbanización y la expansión de las economías informales. Por otro lado, esta misma organización económica se traduce en sociedades desiguales, donde los grupos dominantes son los que dirigen la producción y/o la comercialización de la mercancía predominante, así como el resto de las actividades del sector terciario.

El trabajo de Zalles (2011) brinda luces fundamentales, para situar a Bolivia en las discusiones precedentes. Este estudio explica la génesis urbana de Caranavi considerando las condiciones históricas de su emergencia y, sobre todo, la formación de clases: la diferenciación social y su consiguiente evolución. El surgimiento de Caranavi tuvo que ver, tanto con procesos “populistas” a través del desarrollo de economías extractivas, como la goma, la cascarilla y el oro, que dieron lugar a la creación de un eje comercial, como con procesos estatales, en particular, la colonización del norte paceño promovida a partir de la década de 1950. En lo que respecta a las características sociales de esta ciudad, Zalles señala que, históricamente, predominaban los centros comerciales y de rescate de mercancías forestales, los servicios y los trabajadores de pequeños oficios. A partir de mediados del siglo XX, llegaron olas de migración de poblaciones andinas, que se articularon, tanto a actividades del sector terciario (comercio, transporte y otros servicios), como a la agricultura. En el segundo caso, no solo como campesinos propietarios, sino también como trabajadores agrícolas por cuenta propia. Además, todavía existe una economía articulada a la extracción de recursos forestales. Caranavi es un centro urbano, con una sociedad altamente estratificada, aunque no se trata de un sistema rígido, ni donde la clase social esté determinada por el factor étnico.

Estos son los temas que me interesa analizar en el caso de Guanay. Es decir, las características de su expansión urbana, la influencia de la organización económica regional, dominada por la minería aurífera, y la manera como estos aspectos determinan la organización social de esta ciudad pequeña.

METODOLOGÍA

Los hallazgos que presento en este artículo son el resultado de un estudio etnográfico realizado en Guanay (figura 1), durante el año 2024, donde utilicé los principales métodos de la investigación cualitativa. Observación directa, que consiste en realizar observación no intrusiva de las actividades y la vida cotidiana de los participantes del estudio; observación participante, en este caso, me involucré en las actividades económicas de las personas y la vida cotidiana, para comprender ciertos aspectos, como la organización del trabajo minero; entrevistas semiestructuradas, que utilicé para realizar indagaciones extensas y en profundidad sobre las trayectorias de vida de las personas, así como para que me cuenten la historia del lugar a través de su experiencia; y las conversaciones informales, que fue una de las técnicas más empleadas durante las múltiples interacciones que tuve con distintas personas. Esto me permitió comprender varios temas de manera no dirigida y muchas veces combinando con la observación participante. Un último método fue la recopilación de documentos, como suplemento a la información primaria recogida en campo, también procuré acceder a documentos sobre Guanay y la minería, en el gobierno municipal y archivos privados.

Fuente: Redwood (1987).

Figura 1. Mapa del lugar de trabajo 

La información obtenida a partir de la observación no intrusiva y participante, así como en las múltiples conversaciones informales que sostuve con la gente, fue anotada con detalle en un diario de campo. Por su parte, las entrevistas y otras interacciones que pude grabar fueron transcritas y, posteriormente, codificadas. Para la recopilación de información documental, que me permitió conocer la dinámica social y económica del centro urbano, recurrí a los archivos del Gobierno Autónomo Municipal de Guanay, desde donde se me proporcionó varios documentos. En particular, me permitieron revisar la documentación sobre las licencias de funcionamiento de las diversas actividades que se realizan en el centro urbano. Asimismo, para conocer la historia de Guanay, pude acceder a varios documentos históricos que me fueron proporcionados por vecinos de este centro urbano, incluyendo planos antiguos, crónicas, diarios de viajeros, entre otros.

RESULTADOS

1. Descripción de una boom town minera boliviana

Guanay es una ciudad pequeña o bien una ciudad-pueblo (town en inglés), situada en la antigua provincia de Larecaja, del departamento de La Paz. Aproximadamente, la mitad de la población del municipio, que lleva el mismo nombre, habita en esta cabecera municipal. Según los datos del Censo de 2012, 4.125 personas vivían en este centro urbano y, según las previsiones de los vecinos, los resultados del Censo de 2024 revelarán un incremento de la población de este centro urbano, entre 8.000 y 10.000 habitantes. Quizás ésta sea una previsión optimista, pero, indudablemente, este centro urbano se expandió de manera considerable durante las dos primeras décadas del siglo XXI. De haber sido un pequeño pueblo, de casas de palma y de adobe, hasta finales del siglo XX, en la actualidad la mancha urbana de Guanay se extiende entre los ríos Mapiri y Tipuani; la otrora comunidad y hoy pueblo de Wituponte, situado al otro lado del río Mapiri; y un pequeño desarrollo habitacional llamado Miguel Dolling, al frente del río Tipuani. Siguiendo los criterios de clasificación del sistema de ciudades de Bolivia, que incluyen el tamaño poblacional, la inmigración, la densidad demográfica, las funciones urbanas y la producción, Guanay es un centro urbano dinámico, gracias al impulso de la actividad minera, el comercio y los servicios (Apaza Condori et al., 2021).

Lo primero que me llamó la atención al llegar a Guanay, así como al pasar por Caranavi, es el aspecto de la expansión urbana, que se manifiesta en la multiplicación de edificaciones de ladrillo descubierto, así como de algunas edificaciones con fachadas más sofisticadas. Ésta debe ser la prueba más palpable de la expansión urbana producto de la migración desde las tierras altas. La organización de este centro urbano tiene que ver enteramente con su vocación mercantil, y consta de dos zonas comerciales importantes. Al ingresar, cruzando el río Tipuani, la Avenida Guanay, en la zona de Duranplaya, corresponde con la zona denominada “industrial”. Esta zona es relativamente nueva y se erigió en terrenos que previamente tenían una vocación agrícola. Acá se encuentran los negocios de importación y comercialización de 1.- maquinaria y equipos de trabajo; 2.- ferreterías; 3.- autopartes y demás insumos para automóviles; 4.- servicios de limpieza de autos y camiones; 5.- la pequeña planta industrial de producción de bombas de agua del empresario Wilmer Coca; 6.- talleres de mecánica automotriz, entre varios otros similares. La mayoría de los edificios son de reciente construcción; en algunos casos, son estructuras tipo galpón. Asimismo, la avenida recién fue adoquinada el año 2024. La avenida Guanay continúa hacia el norte, pasando por la zona de las carnicerías y de otros negocios comerciales similares a los señalados (figura 2).

A partir del punto señalado, inicia la zona de comercios y servicios varios. La calle Rurrenabaque también es conocida como la famosa “K’encha calle” o “calle maldita”1, aunque también podría caracterizarse como la “calle del placer”, porque en ésta se encuentran concentrados los locales de consumo de bebidas alcohólicas (bares y karaokes). Todos los días de la semana, desde media mañana hasta altas horas de la madrugada, funcionan estos locales donde se escucha música a todo volumen. En algunos casos, chicas vestidas de “cholitas cochabambinas” están en la puerta para convidar a los transeúntes a pasar. En otros, los mismos clientes están en la calle intentando gestionar sus borracheras.

Fuente: Gobierno Municipal de Guanay.

Figura 2. Planimetría de Guanay (2011). 

A pesar de ser un sitio de diversión y desenfreno, no es el lugar más halagador. El adoquinado de esta calle está maltrecho y, debido a que la “limpieza” de los locales es desechada en la misma, siempre está llena de lodo y de charcos. Los ambientes, en su mayoría oscuros y pequeños, exudan un olor concentrado a cerveza, entre otros aromas. Salvo por un par de locales que ofrecen ambientes más grandes y decorados, los bares-karaokes son pequeños establecimientos, equipados con inmobiliarios viejos y/o desgastados de madera, con espacios cerrados y poca circulación de aire, propensos a la fetidez. En el pasado, la k’encha calle fue una zona residencial. El proceso de transformarse en el centro del esparcimiento y del placer inició a finales del siglo XX, precisamente, a continuación de la fiebre del oro de los años ochenta y de un breve auge de la extracción de maderas preciosas durante los años noventa. En ambos casos, el fenómeno social del fast money2 fue un factor determinante para que nuevos empresarios de este tipo de servicios se multiplicaran, en esta calle en particular.

Tanto la avenida Guanay, como la calle Rurrenabaque terminan en la zona central de este centro urbano. La siguiente avenida principal se denomina Sorata y es donde se organiza la zona de comercio y servicios. Tanto esta avenida, como las calles transversales que conducen hacia la plaza principal, por el Sur, y hacia la calle Coroico, por el norte, están repletas de negocios de comida, hospedajes y tiendas de distinta índole. De hecho, la gran mayoría de los vecinos de Guanay regentan y/o trabajan en algún negocio del sector terciario. Finalmente, hacia el lado Noroeste, subiendo el pequeño cerro, se ubican la cancha principal, la avenida Mapiri, donde también se encuentra el Supermercado Felicote y el puerto de Guanay que, en el pasado, solía ser más importante, debido al transporte fluvial que había entre Mapiri, Guanay y Rurrenabaque. En la actualidad, el puerto está semiabandonado, salvo por la presencia de una pequeña posta de la fuerza naval.

La avenida Mapiri, que se ubica en el extremo norte del centro urbano, corresponde con una de las zonas periféricas y más descuidadas. Por ejemplo, durante mi trabajo de campo, la Federación de Juntas Vecinales (Fejuve) de Guanay realizó una protesta, señalando que en esta zona algunos jóvenes iban a consumir drogas y robaban a la gente. De hecho, ambas playas, de los ríos Mapiri y Tipuani, con el tiempo, se convirtieron en vertederos de desechos sólidos y orgánicos del centro urbano. Al cruzar el puente Guanay, para ingresar a la ciudad, se puede observar la acumulación de basura en las orillas del río, dando una impresión desagradable. Lo propio, en la convergencia entre ambos ríos, se aprecia una considerable acumulación de basura, escombros y otros residuos.

Guanay es un ejemplo de expansión urbana “populista” e informal. Ambas categorías son importantes, para comprender el proceso de urbanización en la Amazonía boliviana. La dinamización económica que caracteriza a Guanay, como pequeña ciudad en auge o boom town, es comprobable por el tipo de actividades económicas que predominan en el centro urbano. Al igual que en otros centros urbanos amazónicos, la mayor cantidad de establecimientos y de actividades está vinculada al comercio y los servicios. Esta organización también es determinante del tipo de trabajos y relaciones de clase en la urbe. Durante mi trabajo de campo, realicé un padrón de los diversos actores económicos y establecimientos urbanos que cuentan con licencias municipales de funcionamiento, que permite tener una idea de lo que señalo previamente (cuadro 1).

Cuadro 1. Negocios y establecimientos con licencia municipal de funcionamiento vigente, entre 2021 y 2024. 

Fuente: elaboración propia con datos del Gobierno Autónomo Municipal de Guanay.

Los establecimientos del cuadro son solo los que cuentan con licencias municipales de funcionamiento vigentes entre los años 2021 y 2024. Existe una multiplicidad de establecimientos adicionales, que no renovaron o no cuentan con licencia, por lo que es evidente que la actividad económica en Guanay está ampliamente vinculada al sector terciario. Un dato interesante es la gran cantidad de karaokes, bares y cantinas. Este tipo de establecimientos no solo se dedica al dispendio y consumo de bebidas alcohólicas, sino también al comercio sexual. De hecho, el comercio sexual es uno de los temas que más se comenta sobre Guanay, en otros centros urbanos y comunidades. En lo que respecta a la categoría “empresas vinculadas a la minería”, abarca tanto algunas cooperativas auríferas, como empresas de rescate del mineral y otros rubros vinculados con el comercio y los servicios.

Los siguientes sectores dominantes son la venta de maquinaria, autopartes, los talleres de metalmecánica, mecánica automotriz y demás servicios e insumos vinculados con el trabajo minero y el transporte; dos actividades centrales en todo boom town minera. Entre los establecimientos comerciales, también debe contarse las empresas de rescate y comercialización de oro. Algo que me llamó la atención es el número reducido de joyerías, una actividad que era predominante en el centro urbano hace algunas décadas. Por último, la cantidad de comercios de todo tipo y de establecimientos de comida también es un indicador importante del estilo de vida en Guanay. La mayor parte de la gente come afuera. Esto también da cuenta de un estilo de vida más abocado al consumo, producto de la dinamización económica y el incremento en el poder adquisitivo. De hecho, algunas de las personas que conocí, que recién habían llegado a este centro urbano, comentaban que el costo de vida es demasiado elevado, a diferencia de otras ciudades pequeñas e intermedias. Empero, la dinamización económica y el incremento del consumo de comercio y servicios son características cíclicas de las ciudades en auge.

2. Trayectorias, multi-ocupación y medios de vida

El siguiente aspecto que permite caracterizar una ciudad en auge, y que está estrechamente vinculado al anterior, son las trayectorias y las ocupaciones de las personas. Guanay es un ejemplo de proceso de urbanización amazónica boliviana, cuya particularidad es el hecho de ser un centro de servicios y comercio para la minería aurífera de la región de Larecaja tropical. La población de las ciudades en auge puede dividirse, de la manera más simplificada posible, entre los habitantes permanentes y la población migrante estacional. Desde luego, también sucede que una parte considerable de las personas que llegan atraídas por la actividad económica termina asentándose en el centro urbano. En este sentido, la población y su composición social sobrellevaron varias reconfiguraciones a través del tiempo, que estuvieron, en gran medida, determinadas por la llegada de nuevos habitantes atraídos por el auge de las actividades extractivas y la subsecuente dinamización comercial3.

A lo largo del siglo XX, la sociedad guanaeña estuvo compuesta por vecinos blancos y mestizos, oriundos de La Paz, Sorata y otros departamentos de Bolivia, así como por extranjeros. Entre las familias, había una pequeña élite local de vecinos educados y vinculados a la minería y las actividades comerciales y de servicios. Esta composición social fue el resultado de un proceso largo de sustitución de la sociedad indígena de la reducción franciscana fundada a inicios del siglo XIX, y estuvo mediada por el impulso de la extracción de la cascarilla, la goma y el oro. Para finales del siglo XX, estas familias conformaban la sociedad “tradicional” o antigua de Guanay. A partir de la década de 1980, en adelante, llegaron varias olas de migrantes de otras regiones contiguas y de otros departamentos del país, sobre todo de las regiones andinas (La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba).

Estas migraciones estuvieron vinculadas a distintos procesos económicos y políticos en la historia del país. En primera instancia, a los procesos de colonización del norte de La Paz, como parte de las iniciativas estatales de colonización e industrialización rural, durante la década de los setenta (ver Perrier Bruslé y Gosalvez, 2014). En segunda instancia, a la crisis económica y de hiperinflación de 1982 y la fiebre del oro que tuvo lugar entre 1979 y 1984. Por otro lado, se presentó el giro hacia el modelo neoliberal, entre los años 1985 y 1990, que también impulsó procesos “populistas” de migración hacia las tierras bajas. Por último, se advierte los periodos de boom de los precios del oro, que tuvieron lugar, desde inicios del siglo XXI (2011-2014 y 2020 al presente). De esta manera, tuvo lugar una nueva reconfiguración social, con el progresivo desplazamiento de la antigua élite local y de la sociedad “tradicional”, por una nueva élite local de comerciantes, pequeños y medianos empresarios del sector de servicios, transportistas y, desde luego, socios de cooperativas y empresarios privados.

Desde finales del siglo XX, esta dinámica se volvió aún más reiterada, en los periodos de auge de la actividad minera aurífera (1980, 2001, 2013, 2023). En este marco, otro aspecto que llamó mi atención fue la cantidad no menospreciable de personas que conocí, que llegaron a trabajar estacionalmente, ya sea en actividades mineras o en actividades vinculadas con el comercio y los servicios, con la esperanza de asentarse y establecer algún negocio, o bien para mejorar sus condiciones de vida en sus lugares de origen. Para fundamentar esta realidad social, a continuación, expongo cuatro historias de personas que conocí en Guanay que dan cuenta de los aspectos que he explicado previamente4. Si bien existen trayectorias más variadas, los casos son representativos de tres grupos importantes: i) los migrantes de las tierras altas que se consolidaron como empresarios extractivistas y capitalistas mercantiles; ii) los trabajadores informales y por cuenta propia, que tienen trayectorias muy diversas y se multi-ocupan; iii) los descendientes de las familias “tradicionales” de Guanay, que son resultados de procesos similares, pero más antiguos.

Don Francisco es un reconocido comerciante de Guanay, dueño del único supermercado de este centro urbano. Oriundo de la localidad rural de Okola, en el lago Titicaca, Francisco migró a la ciudad de La Paz a los 22 años, en busca de oportunidades. Primero trabajó en el sector de construcción, luego como trabajador fabril, hasta quedar desempleado durante la crisis de 1982. Durante ese tiempo, algunos compañeros de trabajo comentaban sobre la posibilidad de ir a sacar oro a Guanay. “Yo estaba con Juan, un día, un amigo me cuenta, ‘hay minas que en Guanay que llegas al río y ¡te alzas el oro! es para alzarse eso” (risas) ¿Entonces me entró a la cabeza, ‘¡ucha! y ¿cómo puede ser real? ¡Todos serían ricos!’ ” (Francisco M., comunicación personal, 23 de julio de 2024). Contagiados de la fiebre del oro, con unos amigos se aventuraron en Guanay, solo para descubrir que el lavado de oro aluvial no era tarea fácil. Gastaron su dinero y tuvieron que trabajar como jornaleros en el cultivo del arroz. Después de un breve retorno a La Paz, una señora en Guanay les prestó insumos para lavar oro en el río (un lavadero y una batea). A partir de ese momento su suerte comenzó a cambiar.

Unos meses después, se encontró con su sobrino, quien lo llevó a la localidad rural de Carura, a una hora en automóvil de Guanay, para realizar minería aluvial. En una ocasión, durante un partido de futbol, el socio de una cooperativa se percató del talento de don Francisco y le propuso convertirlo en socio para que jugara en el equipo de la empresa. De esta manera, Francisco dejó de ser un trabajador informal y por cuenta propia. Con las ganancias que generaba, su esposa abrió una pequeña tienda en el pueblo. En una oportunidad, barranquilleando en un tajo abandonado, Francisco cuenta que encontró un bolsón de oro que aprovechó hasta que aparecieron los dueños, al enterarse de su descubrimiento. Durante esos años, don Francisco también ocupó cargos dirigenciales en la cooperativa y en el gobierno municipal, desde donde intentó impulsar proyectos de modernización, incluyendo infraestructura de agua potable, electrificación y un proyecto de fomento a la producción de café, plátano y madera mara, entre otros, impulsado por la ONG Caritas. Sin embargo, tras varios desencuentros y conflictos con vecinos del pueblo, decidió dejar Carura.

De retorno en Guanay con su esposa e hijos, gracias a un préstamo de su primo y a varias pepas de oro que acumuló en el pasado, compraron una casa y abrieron una tienda de abarrotes que, con los años, se convirtió en un negocio rentable. Sus hijos realizaron estudios superiores en la ciudad de La Paz y retornaron a Guanay para consolidar el negocio familiar, en un supermercado y una bodega. La rentabilidad de este negocio se funda en, por un lado, la dinamización del consumo en Guanay debido al impulso de la minería aurífera y, por el otro, que los comerciantes de las localidades rurales se aprovisionan en su establecimiento. Además, el establecimiento ofrece algunos productos importados que no se encuentran en otros establecimientos. La trayectoria de Francisco es, en cierta medida, arquetípica del capitalista mercantil de esta región tropical, cuyo éxito se funda en la actividad extractiva aurífera y en su capacidad de ajustar sus medios de vida.

La siguiente historia, de Gabriel, con quien entablamos una buena amistad, es un ejemplo de la movilidad laboral que es característica de esta región. Nació y creció en la ciudad pequeña de Cotapata, lo que le permitió vincularse a las actividades extractivas de la Amazonía alta. Cuando era adolescente fue a visitar a su hermano en Tipuani, a dos horas de Guanay, donde aprendió a batear oro aluvial. Allí también conoció a su esposa. Debido a la falta de oportunidades, se fueron a vivir a La Paz y él trabajó en varios municipios del departamento, realizando y dirigiendo trabajos de construcción de carreteras y puentes, donde ganó experiencia específica en esas áreas. Durante esos años, también se aventuró, sin éxito, con un grupo de personas, a prospectar yacimientos auríferos por los valles que conectan Sorata con las regiones tropicales. Sin embargo, su actividad más estable fue en el sector de la construcción. Unos años más tarde, fue a trabajar a Gabón, en África occidental, en la construcción del megaproyecto para la nueva capital de ese país. Consiguió ese trabajo porque un amigo le pasó el dato de una empresa que estaba reclutando trabajadores en Santa Cruz. Su trabajo consistió en la coordinación y planificación de la construcción de las carreteras y los viaductos de la nueva ciudad y fue su experiencia laboral más estable. Durante ese tiempo, se esposa también migró a Italia, a trabajar en el sector de cuidados.

Tras su retorno, ambos decidieron instalarse en Santa Cruz. Contrajeron una deuda con el banco para comprar un terreno y construir una pequeña casa. Entretanto, continuó trabajando por contrato, en pequeños proyectos de construcción, así como cultivando café, paltas y cacao, entre otros productos en su terreno. Me explicó que su objetivo es consolidarse como productor agrícola y llevar una vida tranquila. Sin embargo, para poder alcanzar tal propósito, primero debía liberarse de su deuda con el banco. Llegó a Guanay, unos meses antes que yo, con la intención de lavar oro en las pozas5; sin embargo, esta actividad todavía no había empezado debido a las lluvias. Es por ello que aceptó un trabajo de construcción en el edificio donde yo residía. A pesar de que su deseo era ir a “pozear”, para capitalizarse y pagar su deuda, era bastante crítico con respecto a la actividad minera y sus efectos sociales.

Don Stanislao y don Mateo fueron dos de mis informantes clave, hermanos y miembros de una familia antigua de Guanay. Su padre, oriundo de Cochabamba, llegó en la década de los treinta, después de la Guerra del Chaco, para trabajar en una hacienda en Mapiri, pero luego se independizó y se estableció en Guanay. Allí trabajó realizando producción agrícola, pero también como comerciante arriero, transportando víveres y otras mercancías hacia Tipuani y, posteriormente, dirigiendo algunas operaciones mineras en Carura, lo que le permitió ingresos sostenidos. La trayectoria de los miembros de esta familia, al igual que de las demás, estuvo vinculada con la modernización y la dinamización que procuró la minería, tanto en Tipuani, como en Guanay cuando ingresó la empresa South American Placers Inc. Por un lado, Mateo trabajó varios años como operador de draga en la empresa minera Estalsa, que le permitió tener un empleo estable y una renta. Al retornar a Guanay, después de varias décadas, trabajó brevemente para la empresa Turbião, que intentó realizar explotación aluvial en el río Tipuani. Pero, debido a que la tecnología que emplearon era deficiente, cancelaron sus operaciones. Posteriormente, abrió una pequeña tienda que administra con su esposa hasta el presente y es socio de una cooperativa, junto con su hermano Stanislao y otras personas.

Por su parte, Stanislao tuvo una trayectoria más variada. Después del deceso de su padre en 1970, se fue un tiempo a Estalsa, en Oruro, a vivir con su hermano. Luego retornó a Guanay y, consiguientemente, se fue a estudiar a Carmenpampa, donde la Universidad Católica Boliviana tiene una sucursal para formación en temas agrícolas. Después tuvo la oportunidad de ser futbolista, pero, “por jodido”, como él mismo dice, eso no se concretó, ya que tuvo desencuentros con los dirigentes del equipo. Posteriormente, trabajó en varios oficios como contratista; como socio de una cooperativa minera; incluso llegó a ser alcalde de Guanay y asambleísta departamental; además, participó en el relevamiento de información para la elaboración de una serie de monografías sobre las provincias del departamento de La Paz. Esta experiencia le permitió cultivar su entusiasmo por la historia de la región y de su pueblo por lo que, hasta ahora, es considerado el historiador de Guanay. En la actualidad es socio de una cooperativa y su esposa administra una pequeña tienda de papelería.

Las características urbanas y las historias presentadas previamente ofrecen elementos para analizar la composición social y la estructura de clases de este centro urbano. En este marco, propongo que, para comprender la estructura social de Guanay, deben aplicarse dos criterios de análisis sociológicos: la clase social, por un lado, y el estatus cultural, por el otro (ver Wright, 2018).

DISCUSIÓN. CLASES SOCIALES Y ESTATUS EN GUANAY

En esta sección, propongo una descripción y análisis de la estructura de clases en Guanay, centrándome en tres estratos sociales, las clases dominantes, el estrato intermedio y las clases subalternas. Desde luego, esta descripción no pretende ser definitiva, sino orientadora para futuras indagaciones sobre esta región.

En Guanay, existen dos grupos que conforman las clases dominantes: los capitalistas extractivistas y los capitalistas mercantiles. Es importante aclarar que estos grupos no son mutuamente excluyentes, sino que pueden estar compuestos por las mismas personas o por los miembros de las mismas familias, ya que también en este nivel social operan estrategias de multi-ocupación y hogares multi-situados (Padoch et al., 2014). Por el otro, existe un estrato social intermedio, compuesto por pequeños empresarios del comercio y los servicios (petty-capitalist), donde participa una buena parte de los miembros de las “familias tradicionales” que quedan en Guanay. Finalmente, existe una extensa clase subalterna, cuya composición social es bastante diversa, ya que son personas locales y migrantes de diversos lugares, y cuyas particularidades dependen del tipo de actividad en la que participan (trabajo minero, minería por cuenta propia, trabajo remunerado urbano, comercio informal, entre otras). Además, como parte de este sector subalterno, existe una reducida, aunque no-negligible, subclase (underclass), que es una expresión problemática del proceso de expansión urbana, en el marco de todos los demás procesos descritos. A continuación, explico con mayor detalle esta estructura de clases.

El concepto de “clases dominantes” es más amplio que, por ejemplo, el de élites. En un sentido marxista, implica dos cosas. Por un lado, una posición socioeconómica privilegiada, mediada por el control del proceso productivo y de acumulación de capital; y, por el otro, una posición cultural privilegiada (Poulantzas, 2007, pp. 62-63;Wright, 2018). En este marco, las relaciones de clase en una formación social capitalista6, como la de Guanay, están determinadas por intereses económicos y políticos que, no obstante, no están del todo articulados. Para evitar aplicar una lectura ortodoxa de las clases sociales en el caso de Guanay, es necesario considerar algunos aspectos. Primero, el prevalecimiento de la lógica del capitalismo mercantil, como un patrón de la historia social y económica de la Amazonía. En el marco de este prevalecimiento, dependiendo del caso o la subregión concretos, los intereses económicos de las clases dominantes se traducen en la coincidencia y concurrencia de los intereses entre, por ejemplo, las burguesías comerciales locales con las burguesías extractivistas y/o las burguesías terratenientes.

Segundo, con relación a los intereses políticos, se refieren sobre todo a la influencia en la política local, que les permitan mantener las estructuras sociales sobre las que se funda su posición socioeconómica privilegiada. Es decir, a influir en la política local, para asegurar el cumplimiento de sus intereses económicos. En este marco, es posible argumentar que, a diferencia de otras “burguesías”, en otros contextos capitalistas, incluso la participación de estos grupos dominantes en la política nacional tiende a reducirse a la defensa de sus intereses económicos locales. Por ejemplo, en el caso del cooperativismo minero, la participación de dirigentes en espacios estatales de toma de decisión está principalmente orientada a defender sus intereses corporativos locales (asegurar el avance de trámites administrativos, realizar cabildeo para evitar una mayor “injerencia” o control estatal sobre sus actividades, evitar mayores regulaciones, entre otros) (ver García Bonet, 2020;De Theije y Salman, 2018;Salman, 2016;Toledo Orozco, 2022).

Por otra parte, en este segmento de la población existe una construcción de estatus, a partir de determinadas prácticas e instituciones. En particular, a partir de la fiesta y del establecimiento de relaciones de parentesco y/o patrocinio ritual (compadrazgo). Las relaciones de parentesco y patrocinio ritual cumplen una función fundamental para la cooperación intraclase y el mantenimiento del estatus social, en el marco de la modernización particular de esta región (ver Mintz y Wolf, 1950;Nutini y Bell, 2019). En efecto, como me explicó el socio de una cooperativa, el ayni (institución andina de cooperación recíproca) en la organización y patrocinio de celebraciones, cumple una función de fortalecimiento de vínculos comerciales entre los actores económicos dominantes (i.e. cooperativas mineras, empresas de rescate de oro, comercializadoras de equipos e insumos).

El nivel intermedio de la sociedad guanaeña7 es más diverso y extendido en términos sociológicos. Al igual que las clases dominantes, no se trata de un estrato rígido, en particular, si se contrastan algunas trayectorias individuales y familiares. En términos socioeconómicos, en este nivel ingresan varios subgrupos: pequeños comerciantes y dueños o administradores de establecimientos de servicios; rentistas; algunos trabajadores del transporte urbano y algunos mineros informales y por cuenta propia, entre otros. Además, como se observa en las trayectorias revisadas previamente, muchas personas experimentaron uno o más procesos de movilidad y migración a lo largo de su vida. Esto resuena con los hallazgos de la etnografía de Tubb (2020) en la región aurífera del Chocó, en la Amazonía colombiana, donde explica el concepto de “rebusque”, que se refiere a la estrategia, precaria e informal, de las familias de los centros urbanos y las comunidades rurales, de constantemente cambiar sus medios de vida. La multi-ocupación y la movilidad son procesos que inciden en la movilidad social de las personas, ya que pueden sentar las bases para un ascenso social, o bien, el descenso a una posición socioeconómica menos favorable. Esto es particularmente cierto en el caso de la minería aluvial, donde el hallazgo de un buen yacimiento puede ser bastante azaroso.

En este marco, al interior de este nivel de la sociedad, operan dos criterios de diferenciación: 1.- socioeconómico, determinado por el nivel de ingresos que la o las actividades que desempeñan les proveen; 2.- la cuestión del estatus cultural. Por ejemplo, algunas personas a las que caracterizo como pertenecientes al estrato intermedio forman parte de las familias antiguas o “tradicionales” de este centro urbano. En este caso, a pesar de ya no conformar el estrato socioeconómico dominante, sí constituyen un estamento particular, basado en el parentesco por filiación y la antigüedad. Si bien los participantes no expresaron formar parte de un “grupo selecto” de personas, se distinguen de, por ejemplo, los vecinos llegados de manera posterior8. En otras palabras, un aspecto que es interesante, con relación a este subgrupo de las clases intermedias, es que, a pesar de no tener una posición socioeconómico privilegiada, se distinguen invocando un cierto estatus cultural. En la enunciación de esta distinción, incluyen criterios como el hecho de ser “verdaderos guanaeños”; haber nacido y vivido en el pueblo; e, incluso, criterios vinculados con el fenotipo y con atributos culturales (haber sido educados; no participar en ciertas prácticas consideradas vulgares, etc.), relacionados con los migrantes de las regiones andinas.

Es importante señalar que, en Guanay, así como en otros contextos amazónicos, cuya composición social se transformó por la llegada de migrantes de las tierras altas, a diferencia de lo que ocurre en las ciudades principales de Bolivia, la diferenciación socioeconómica, es decir, la organización de la estructura de clases sociales, no está determinada por el fenotipo o el factor étnico (ver Zalles, 2011). De hecho, en el estrato intermedio de la sociedad guanaeña también se hallan personas que llegaron de manera más reciente, para trabajar y/o para establecer un negocio, con la aspiración de consolidar una posición socioeconómico más favorable.

El segmento social más amplio y diverso corresponde con las clases subalternas. En este caso, utilizo el concepto gramsciano de subalternidad, en lugar de “clases trabajadoras”, por ejemplo, porque expresa mejor la complejidad de su composición social. Una característica central de las clases subalternas es que no se trata de un bloque homogéneo o unificado (Gramsci, 2012, pp. 52-54). Aunque los apuntes de Gramsci se refieren más a aspectos culturales y políticos, son perfectamente aplicables para entender la composición social de estas clases. En el caso de Guanay, algunos aspectos que complejizan la definición de este segmento son: 1.- el lugar de origen; 2.- el tipo de actividad que realizan; 3.- su posición socioeconómica, en términos de ingresos, calidad y estilo de vida. Todo esto, en el marco de las dinámicas de multi-actividad y hogares multi-situados que describo previamente. Desde luego, todo esto también impacta en las características culturales y políticas -a saber, organizativas- de estos grupos sociales. En este sentido, también operan criterios de distinción culturales, similares a los analizados para las clases intermedias.

Cuando Brown y Ryder (1998) analizaron la cuestión del empleo en las ciudades en auge amazónicas en Ecuador, señalaron que un aspecto clave para comprender esta organización era el giro hacia el neoliberalismo, en un país que no había logrado consolidar una base productiva. Ergo, las políticas de ajuste estructural y de austeridad conllevaron a un auge de la informalización de la economía y de la precarización del trabajo. Estos efectos también ocurrieron de manera importante en el caso boliviano. En este marco, las clases subalternas participan de esta organización económica, ya sea como trabajadores asalariados, o bien como trabajadores informales y por cuenta propia. El empleo se organiza en los dos sectores predominantes: 1.- la minería aurífera, como actividad extractiva y rural; 2.- los servicios, el comercio y la construcción, en el sector urbano; 3.- otras actividades rurales. Los miembros de las clases subalternas pueden circular entre estos sectores y entre diferentes relaciones sociales (asalariados, pequeños negociantes, contratistas, trabajadores por cuenta propia).

La participación de la población trabajadora urbana en actividades rurales (producción agropecuaria de pequeña escala, trabajo agrícola por jornal, entre otras) es un aspecto importante para comprender que la urbanización amazónica no implica la escisión sociocultural con el ámbito rural, lo que planteó Redfield (1930), por ejemplo. Al contrario, el vínculo sostenido entre ambos ámbitos es una parte importante del proceso de urbanización. Esto ha sido analizado bajo la categoría de ruralización, que se refiere a la vinculación de personas de la urbe con actividades periurbanas de tipo rural, o bien en trabajos en actividades agropecuarias y extractivas, con el propósito de mejorar sus condiciones de vida urbanas. Este fenómeno tiene lugar de distintas formas: 1.- a partir de la pluriactividad de determinados miembros de la familia; 2.- la migración estacional; 3.- a partir de que familias urbanas mantienen vínculos con sus comunidades rurales de origen para diversificar sus fuentes de ingreso (Padoch et al., 2014, pp. 325-326).

En el centro urbano de Guanay, predomina el trabajo informal y precario, realizado por poblaciones flotantes, que conforman las clases subalternas9. Es decir, fuerza de trabajo que no participa en procesos formales de acumulación de capital y que, por lo tanto, circula y se multi-ocupa constantemente. Ésta es, probablemente, una de las características más problemáticas de las ciudades en auge. En primera instancia, los trabajadores asalariados y precarizados de las operaciones mineras, dentro de los cuales se hallan los trabajadores especializados (operadores de maquinaria, mecánicos contratistas y sus empleados), y los no especializados (lavadores y oficios múltiples). En segundo lugar, los mineros informales y por cuenta propia, en particular, los carancheros, los barranquilleros y los poceros10. En el caso de estos trabajadores por cuenta propia, su situación socioeconómica es más precaria, ya que está sujeta a las fluctuaciones en el precio del oro, al estado general de la industria minera en la región, así como contingencias. Por ejemplo, a inicios de 2024, dos carancheros fueron arrastrados por la corriente hacia un viejo túnel que sirvió para desviar el cauce. Solo uno sobrevivió, luego de pasar ocho días al interior del túnel.

Asimismo, existen muchos trabajadores asalariados precarizados, bajo arreglos informales, en los sectores de servicios y comercio. Es decir, se trata sobre todo de arreglos orales, que pueden ser terminados en cualquier momento. Éste es un segmento bastante amplio, ya que incluye empleados de tiendas, personal alojamientos, trabajadores de talleres de mecánica, trabajadoras sexuales y un sinfín de otros oficios, en el marco de relaciones dependientes precarizadas. Por otro lado, en Guanay abundan los trabajadores por cuenta propia: contratistas del sector de construcción, vendedores callejeros, conductores de “toritos” y otras personas que ofrecen servicios a destajo por pequeñas cantidades de dinero.

Por último, al interior de las clases subalternas y de la población flotante, existe una subclase (underclass) o lo que Marx denominó como lumpenproletariado. El concepto de subclase ha sido aplicado sobre todo para el estudio de la desigualdad en grandes ciudades, aplicado a las experiencias de las poblaciones más desaventajadas y marginales (Belmonte, 1981;Massey y Denton, 2003;Wilson, 1987). Es un concepto mucho más engorroso, por tratarse de un segmento de la sociedad más desagregado, pauperizado y diverso. En el caso de Guanay la existencia de una pequeña, pero no negligible, subclase es una de las marcas del proceso de expansión urbano. Al tratarse de una ciudad pequeña, este grupo más desaventajado, compuesto mayormente por trabajadores marginales por cuenta propia, algunos atrapados por vicios, no está completamente abandonado a su suerte, aunque se halla en una situación social y cultural de mucha desventaja. En ciertos casos, los apoyan aceptando sus servicios, brindándoles alimentos o algún otro tipo de caridad.

CONCLUSIONES

Los procesos de urbanización y expansión urbana amazónicos difieren de otras regiones, precisamente, porque responden a una organización social y económica particular, en donde predominan las actividades extractivas, el agronegocio y el capitalismo mercantil (Brown y Ryder, 1998;Godfrey, 1990;Padoch et al., 2008). Esto, a su vez, se traduce en variaciones según cada subregión. En el caso de Guanay, la expansión urbana estuvo determinada por los ciclos de auge de la minería aluvial aurífera, desde finales del siglo XX, hasta el presente, que transformaron a este centro urbano en una pequeña boom town o ciudad en auge. En particular, el auge de la actividad extractiva impulsó la proliferación de actividades de comercio y servicios en el centro urbano, que es una tendencia observada en otras ciudades en auge amazónicas. Ambos procesos, la expansión de la minería y el incremento del sector terciario urbano, también conllevaron a un incremento de flujos de personas hacia Guanay, ya sea para asentarse o para trabajar estacionalmente. Especialmente, existe un importante flujo de población flotante, que se articula a trabajos precarios y estacionales, así como a trabajos informales y por cuenta propia, en los sectores económicos señalados.

En este marco, la caracterización y descripción de Guanay como una ciudad en auge y el análisis de las trayectorias de personas que habitan en este centro urbano, permiten comprender los cambios en su composición poblacional, así como la estructura y las relaciones de clase. Los medios de vida de las personas se caracterizan por trayectorias sociales variadas, el mantenimiento del vínculo entre lo urbano y lo rural, y la multi-ocupación, en el marco de arreglos precarios y de una economía predominantemente informal. Esto a su vez, es fundamental para comprender la modernidad de la Amazonía y sus contradicciones. A saber, la sobre especialización y dependencia de la región en la actividad extractiva; la preeminencia de la lógica del capitalismo mercantil; la diferenciación social; y los impactos socioambientales a largo plazo. La dinamización económica que produce el auge de la actividad extractiva a nivel local es perceptible sobre todo en el incremento coyuntural de la capacidad adquisitiva de las familias urbanas y, consecuentemente, en la proliferación de las actividades comerciales y de servicios. Sin embargo, este incremento del sector terciario es sustancialmente dependiente de la actividad primaria dominante. Por lo tanto, resta examinar en qué medida esta dinamización se traduce en acumulación de capital, reinversión productiva y, por lo tanto, el prospecto de un desarrollo regional a futuro.

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NOTAS

1 Este denominativo fue puesto por los mismos vecinos del centro urbano, aunque algunos cuestionan su pertinencia: “yo no sé qué tiene de k’encha, si tanta plata se mueve ahí”, me dijo una vez una amiga. En realidad, el adjetivo se refiere al corolario desdichado del trabajo de los mineros, por ejemplo, cuyo dinero usualmente termina malgastado en alcohol y mujeres.

2 Siguiendo la explicación de Tubb (2020, p. 104), la noción del fast money o “dinero rápido” se refiere a la velocidad con que el dinero comienza a circular en economías en auge, como también sucedió en el Chocó, en Colombia. Esto deriva en la expectativa generalizada, entre los habitantes locales y las personas que llegan, de enriquecerse rápidamente. Es interesante que el autor plantee que este fenómeno se manifiesta de manera distinta, dependiendo de los actores que participan en la economía en auge.

3 La región de Larecaja tropical tiene una larga historia de articulación comercial con el sistema económico mayor, a través de industrias extractivas. A partir de mediados del siglo XVIII, se desarrollaron las industrias de la minería aluvial, la cascarilla y la goma. En este marco, la transición de Guanay, de ser una reducción de indígenas Lecos y una misión franciscana, a ser un centro de servicios para estas actividades, fue bastante temprana. En particular, Guanay se convirtió en una posta importante, debido a su situación geográfica, el encuentro de los ríos Mapiri y Tipuani, en el río Kaka. Es decir, la confluencia entre, por un lado, la región de acceso desde Sorata hacia los distritos cascarilleros de Mapiri y Guanay y, por el otro, el acceso hacia los distritos auríferos de Tipuani y gomeros de Challana (Guise, 1922;Prodgers, 1922;Weddell, 1849).

4 Los nombres de las personas y de ciertos lugares fueron cambiados para proteger la identidad de los participantes.

5 El trabajo en las pozas o “pozear” se refiere a la minería informal y por cuenta propia que realizan miles de personas que, por temporadas, se desplazan hacia los distritos auríferos para lavar oro en las operaciones mineras de las cooperativas y/o las empresas. Este trabajo está repleto de contingencias, pero ofrece la expectativa de hacer “dinero rápido”. Durante el trabajo de campo, debido al incremento sin precedentes de los precios internacionales del oro, miles de personas llegaron a la región de Guanay, Mapiri, Tipuani y Mayaya, para trabajar en las pozas.

6 Utilizo la noción de “formación social capitalista”, en lugar de modo de producción capitalista, debido a que se trata de una formación social subsumida formalmente en relaciones de producción e intercambio capitalistas. Es decir, no se trata de una sociedad plenamente integrada a y determinada por las lógicas de la producción capitalista, precisamente, porque prevalece la lógica del capitalismo mercantil, que promueve arreglos laborales y formas de organización de la producción informales y precarias, con características precapitalistas (ver Harris, 2001;Poulantzas, 2007).

7 En este caso, no me refiero a la noción cuantitativa de “clase media”, cuya definición tiene que ver, principalmente, con el criterio del nivel de ingresos. Si bien el factor de los ingresos forma parte de la categorización, como se verá a lo largo de la sección, me refiero a un grupo social compuesto por distintas micro-clases, en el sentido de la ocupación y del tipo de relaciones sociales en las que participan.

8 De hecho, el criterio del parentesco puede ser un factor explicativo de la circulación entre grupos sociales dominantes, en el marco de los ciclos de auge del oro. En su estudio sobre el compadrazgo en Tlaxcala, Nutini y Bell (2019) señalan que, en contextos de modernización y/o apertura económica, las relaciones de parentesco por filiación pierden relevancia con relación al parentesco ritual. Esto es, precisamente, lo que ocurrió en Guanay, a partir de finales del siglo XX, con la llegada de migrantes que se constituyeron en actores mineros y/o empresarios exitosos.

9 Esta categoría fue, inicialmente, descrita por Marx, cuando analizó las múltiples formas de existencia de las poblaciones sobrantes o excedentarias. Es decir, las poblaciones que no participan de ningún proceso formal de acumulación de capital (Marx, 1981, p. 791). En el caso de Guanay, serían las personas que no participan directamente de las actividades mineras, sino que circulan entre las múltiples actividades de la economía informal urbana, que incluyen el comercio, los servicios y la construcción.

10 Estas categorías corresponden con los mineros informales y por cuenta propia que trabajan, a lo largo del año, lavando oro aluvial y de los desmontes. Los carancheros son trabajadores mineros informales y por cuenta propia que lavan oro en los ríos. El término “caranchero” deriva de “carancho”, que es el denominativo para la pequeña succionadora flotante que utilizan para extraer agua del río. Por su parte, los barranquilleros trabajan en los desmontes vertidos por las cooperativas y/o las empresas, con lavaderos armados con maderas, en cuya base ponen una alfombra de tipo césped sintético, para que el oro se precipite. Finalmente, los poceros son personas de distinta procedencia, motivadas por la fiebre del oro, que ingresan masivamente en las pozas de las operaciones mineras, durante horarios determinados, para probar su suerte lavando oro manualmente.

* La investigación de la cual se deriva este artículo contó con el apoyo del estudiante de la carrera de Sociología, Milton Pinto Acuña como auxiliar de investigación y de las estudiantes Sofía Carriquiriborde Ichaso y Camila Valentina Troche Zúñiga como asistentes de investigación.

Recibido: 12 de Febrero de 2025; Aprobado: 16 de Abril de 2025

Declaro no tener ningún tipo de conflicto de interés que haya influido en mi artículo.

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