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Temas Sociales

versión impresa ISSN 0040-2915versión On-line ISSN 2413-5720

Temas Sociales  no.17 La Paz dic. 1993

 

PRODUCCIÓN UNIVERSITARIA

 

 

LA IDENTIDAD EN LA JUVENTUD AYMARA - URBANA ALTEÑA (1)

 

 

Por: Alfredo Balboa V.
Juan Altamirano.

 

 


 

 

INTRODUCCION.

Todos al menos la mayoría somos conscientes de nuestra complejidad socio-cultural, somos algo así como el resultado de una imposición-asimilación socio-cultural, occidental, por un lado y, andina, por el otro. Y tomar seriamente esta afirmación es asumir una posición objetiva respecto de nuestra realidad, es decir, observamos así tal como somos. En este sentido, ese es precisamente el propósito del presente ensayo que es parte de una investigación que vinimos realizando en estos últimos meses, el de mostrar aquella complejidad a la que hacíamos referencia líneas arriba.

Como se sabe toda investigación comienza con un problema y el nuestro se dio a conocer, a través de prácticas socio-culturales en la juventud de los sectores urbano-populares de La Paz y El Alto, al parecer paradójicas y, por qué no, ambivalentes. Por un lado, veíamos que reproducían un sistema de valores socio-culturales andinos y por el otro occidentales, es decir. Los jóvenes: entre El Rock y el Khantus, y sin tener aún una idea concreta a que tipo de regularidades respondían. Sin embargo, gracias a nuestras indagaciones, es que poco a poco lográbamos entender sus contradicciones y sus regularidades, lo cual nos permite ahora plantear algo de aquello, que, no obstante, sólo se constituye en un análisis inicial y a groso modo, cuya presentación final requiere aún de una depuración ulterior. En ese marco y con las consideraciones y las disculpas del caso hacia el lector, esperamos que este sirva en algo a la comprensión de lo complejo de nuestra realidad además de ser el promotor de facturas, investigaciones sociales que indaguen sobre lo que hablabamos reiteradamente, tratando de encontrar respuestas que hacen tanta falta a nuestra sociedad.

 

El Grupo de Pares Fuente de Identidad en la Juventud Aymara-Urbana.

Los raperos o los chojchos, los khantus, los deportistas, los curas (2), cte. Son algunos de los apelativos para designar y distinguir una práctica social concreta de un joven "alteño" respecto de otro. Estos simples apelativos utilizados con frecuencia en una ciudad como El Alto por sus jóvenes, encierra todo un mundo de complejidades, de estratificaciones, diferenciaciones, sociales y culturales, etc., entre ellos mismos y en relación a "otros" jóvenes (de La Paz-ciudad).

Cada una de ellas es una vía expresa que manifiesta una dcterm inada aetitud y comportamiento social que difícilmente puede lograr ser entendido en su real dimensión por quienes así lo intenten. Son expresiones inherentes a los jóvenes que generación tras generación se van reproduciendo a través de una lógica reproductiva juvenil particular que nos muestra la complejidad socio-cultural de nuestras sociedades.

Son jóvenes agrupados en tomo a instancias grupales no formales y diversas, creadas e impulsadas por una infinidad de circunstancias sociales, económicas y culturales concretas y por intermedio de la espontaneidad y creatividad de sus miembros.

Estos agrupamientos espontáneos: grupos de pares(3), muy propios de la juventud, conducen, a los jóvenes, a encontrar una identidad común al conjunto de sus integrantes. Identidad construida en el contexto de la interacción entre sus grupos de referencia y sus referentes socio-culturales inmediatos: geográfico: El Alto (su barrio), lo étnico-cultural (lo aymara) y lo social (la sociedad global). Es en este proceso en el que se construye la identidad colectiva del joven aymara-urbano.

Se designan como raperos (chojchos) porque se visten al mas puro estilo norteamericano y porque frecuentan y bailan en las discotecas. Se llaman khantus,porque se dedican íntegramente a cultivar la música autóctona o nativa y se llaman los deportistas porque se dedican a la práctica deportiva futbol, basquet, etc.

Decir, sin embargo, que estos agrupamientos son el resumen de todas las demás actividades que estos jóvenes desarrollan en su vida cotidiana en ElAlto, puede parecer una afirmación un tanto exagerada. Sin duda que son, en términos cuantitativos, actividades donde se encuentran insertos un buen número de estos jóvenes aymara-urbanos. Son los centros e instituciones sociales, culturales, deportivas, donde estos jóvenes desarrollan también sus actividades recreativas cotidianamente. Estas son instancias formales cuyo fin es determinado por las características de las instituciones que las rigen, con arreglo a sus intereses. Sin embargo, cuantitativamente, la participación es menor que en las "no" formales, pero de las que no hablaremos en este breve acapite.

En ese sentido, los jóvenes tienen una visión de su realidad, y esta visión de iguales o diferentes es una definición hecha por las características del grupo al que pertenecen. Así, los juicios de valor sobre la realidad dependen del tipo del grupo en el cual estan insertos. Y por lo general estas incidirán en el grado y nivel de percepción que tengan estos jóvenes de esta realidad. Cuanto más se observen discriminados y marginados, subjetivamente, mayores serán las percepciones negativas de su realidad.

Muchos, la percepción la realizan siempre desde su ámbito territorial al que pertenecen, se diran "alteños" cuya referencia la ligarán al espacio del que son parte, esto significará que integran a un sector de la sociedad, e identificados, subjetivamente, con una clase, la baja.

A partir de ello logran clasificar a los estratos sociales. Los de abajo (Los alteños) y los de arriba (Los paceños), y esta identificación de alteños siempre la realizan desde su ámbito territorial específico: El Alto, sector desarrollado básicamente por inmigrantes campesinos rurales.

"Ellos piensan que nosotros somos campesinos, a pesar que nos tratan siempre de campesinos, porque tampoco hay que hacerse desmerecer con ellos porque yo digo son burgueses y nosotros debemos sobresalir. Y yo más antes trabajaba con un licenciado que vivía en Calacoto y tenía un hijo que tenía 18 años, entonces me hablaba y yo decía en el año 90 me he promocionado, y él me decía tu no me vales nada y así me humillaba, que decía no me vales ni la cuarta parte de mí, me decía y yo me aguantaba todo, porque ellos todo tienen, tienen plata, tienen comida, mientras la gente de El Alto, no tiene nada" (4).

De ahí la clasificación en el marco de las clases sociales tienen su referente en el campesinado, en la indiada o en la cholada. Esta es una percepción hecha a partir del referente étnico-cultural, lo aymara.

"O sea nos toman mal, nos ven como algo bajo, o sea mal nos toman, a pesar que nunca he escuchado eso (tal vez), porque somos hijos de madres de pollera por esas cosas, por eso mayormente nos toman mal. (...) Al menos yo no pienso nada de ellos, les dejo vivir tranquilos, y que me dejen vivir tranquilo, no digo nada de ellos, no pienso nada de ellos, no me interesa que hagan su vida tranquila y nosotros nuestra vida tranquila"(5).

Sólo por vivir en El Alto muchos se consideran de clase baja. Pero, en cambio, el concepto de campesino o cholo, es reservado sólo para quienes recien inmigraron del campo, o para aquellos quienes práctican la música autóctona reproduciendo inconscientemente a nombre de Bolivia la música nativa. Pero, que en los hechos esta designación es, a su vez, también evitada.

"Aquí en la ciudad de El Alto me siento normal, bien, tan sólo no quisiera pisar abajo (...) porque la gente es más movida, o sea gente que a uno lo trata como a un indio, y tan solo porque los de El Alto son un poco morenitos, tan sólo por eso" (6).

"Ellos piensan que nosotros somos indios porque nosotros vivimos aquí en El Alto, como viven abajo y son medio blanconas, choquitas, tal vez nos tratan mal pero nunca mehan tratado mal pero eso si saben mirarse, sin embargo yo nunca les he hecho caso, porque con mirarme no me hacen daño" (7).

Sin embargo, muchas de las percepciones sobre sí mismos y sobre el conjunto de los urbano-populares lo realizan también desde su núcleo altruista del que son parte, el grupo de pares; se identifican como rockeros, culturalistas y deportistas no sólo por sus vestimentas sino por todo un conjunto de símbolos y signos que los unen y los distinguen del grueso de los jóvenes urbano-populares. Lenguajes que van desde vestimentas pasando por los peinados terminando en los aretes y los lentes oscuros, que los distinguen del resto de la población.

Cada uno de estos vestuarios además de servir como atuendos distinguidos de cada grupo específico sirven también para marcar territorialmente y simbólicamente las distintas entre unos de otros. Así, los campos deportivos se constituyen en espacios exclusivamente para el uso deportivo, las fiestas ceremoniales, en cambio, para el desarrollo de las actividades de los jóvenes culturalistas y las discotecas para los rockeros y de manera similar sus pautas de consumo actúan.

Sin embargo, un mismo joven a la vez que asistir a fiestas ceremoniales como Khantus puede también frecuentar las discotecas, pero pocas o muy pocas son las veces que estas actitudes rebasan los límites dispuestos simbólicamente por estos jóvenes; serán, más bien, excepciones en que uno de sus miembros abandone y se pase definitivamente a actuar de otra manera. Y estas modificaciones serán, no obstante, sólo el resultado de los cambios en las expectativas objetivas por cuanto éstas ya no proporcionan beneficios subjetivamente importantes a sus integrantes y la más de las veces por razones que tienen que ver con las presiones que reciben de su núcleo familiar como del medio social.

"A mi me gustan las chicas buenas, que se vistan bonito porque a los chicos nos gusta que se vistan pantalones anchos eso nos gusta y que tengan buen carácter pero hay algunas malas que no hay caso ni de bailar con ellas y estas malas te insultan te dicen no sabe bailar. (...) (antes) claro me rechazaban tata es, me decian, pero ahora me siento mejor vistiendome así, porque incluso he conocido amigas pero más antes no conocía ni amigas, nos votaban mejor, no insultaban no más. Y no saben decir cura es, tata debe ser, no debe saber ni bailar, sonsa para ese cholitas está bien, saben decir, pero las cholitas no nos gustan" (8).

Asimismo, por otra parte, cada uno a su modo interpreta las bondades de sus vestuarios, con ello a su vez desechaban la de otros grupos. Estas interpretaciones parten siempre desde el punto de vista del grupo al que pertenecen. Estas conjeturas serán el resultado de las actitudes y acciones que desarrollan entre ellos y el resto de los jóvenes urbano-populares diariamente.

Contando, de esa manera, con estos argumentos la emisión de juicios de valor serán más dultiles sobre el accionar de sus coterráneos. Les diránchojchos, a los que van seguidamente a las discotecas, curas a los que dedicados al deporte, y tatas a los culturalistas. Cada una de estas conceptualizaciones, hechas por estos jóvenes urbano-populares, son el resultado de su relación diaria que establecen con su entorno social del que son parte. De ahí es que, se llamarán santos o curas porque no realizan acciones que van en contra de las buenas costumbres ciudadanas o se dirán chojchos porque sus atuendos se salen de los marcos del buen comportamiento ciudadano y de las reglas y normas andinas o se dirán tatas porque práctican la música autóctona, etc.

Pero, en los hechos sólo se consideran "los Khantus, los deportistas o los raperos", manteniendo así las distancias necesarias en un proceso de identificación pero de distinción con respecto a los otros jóvenes. En ese sentido, estos referentes tienen utilidad en función no solamente para demarcar territorialmente sus acciones, sino para delimitar simbólicamente las diferencias que establecen respecto de los "demas" jóvenes y de su rol al interior de estas sociedades y todo a través de sus actitudes, sus comportamientos sociales y sus pautas de consumo específicos.

Por ello es que sólo se escuchan y se ven solamente como jóvenes rockeros, khantus y deportistas, etc., antes que puramente jóvenes. Esta actitud parece comparable con una búsqueda insistente, a partir de un uso específico de pautas de consumo, de comportamientos como también de conductas colectivas, en un propósito enteramente diferencial.

"De por si veía que a las chicas vestidas como chojcheras les molestaban los chicos. Bueno, pues, yo tenía una amiga que trabajaba y ella se vestía así con pantalones anchos a ella le molestaban mientras a mi no y de ahí es que he tenido que cambiar viendole a ella. Han empezado a venir los chicos" (9).

De ahí es que se verán los jóvenes -raperos, khantus y deportistas- no sólo diferentes sino iguales, muy parecidos: chompas iguales, pantalones iguales, armillas, ponchos y busos deportivos iguales. Teniendo únicamente a varias en sus colores y en sus volumenes. En algo así de una similitud en un proceso de diferenciación. En ese sentido, la distinción en realidad al jóven campesino será una clave para entender sus actitudes y comportamientos sociales ambivalentes.

"A las chicas que tienen buen cuerpo, a las que se visten bien, y casi no fijan en su forma de hablar, en su carácter, les importa cómo sea su carácter o su forma de ser, si es bueno o malo, y más les importa que se vistan bien para que el otro fiato le digan que pintuda es tu ñata. O sea los utilizan a las mujeres y a los hombres como un objeto de lujo. Y si te ven con una cadena de oro te dicen que bien y si te ven con una fiata pintuda te dicen que bien, así los utilizan a los chicos a las chicas y las chicas a los chicos, al menos eso es lo que pienso yo" (10).

En ese sentido, quizás será más objetivo, para entender esas conductas y comportamientos sociales de identificación-desidentificación aymara, la utilización del idioma aymara en los lugares públicos o restringidos, para entender objetivamente esas actitudes sociales.

Se puede decir que, la predisposición espontánea hacia su entendimiento y su uso en la calle y en el hogar del aymara varía de acuerdo a los grados de aceptación y rechazo por parte de la sociedad global, en otras palabras, su utilización, está determinada por el concepto que la sociedad global tiene del aymara.

Todos o al menos la mayoría sostienen entender el idioma aymara pero pocos indican que lo utilizan para comunicarse. Casi todos mantienen una opinión positiva e incluso sienten una identificación con lo aymara en sus lugares más afectivos, y restringidos en los lugares públicos desarrollando una práctica opuesta a aquella.

Sin embargo, en el fondo estas actitudes que con frecuencia desarrollan tienen como hilo conductor un mantenimiento en el completo anonimato del origen étnico-cultural. Es necesario también sefialar que estas acciones tendrán como común denominador un innegable esfuerzo por distinguirse del grueso de los jóvenes urbano-populares, pero en particular es un intento de subrayar las diferencias respecto del joven cholo y campesino.

"Algunos hablan como yo, con sus padres, sus hermanos, pero otros hablan sólo en castellano. Y algunos no hablan porque no saben y porque tienen vergüenza. (...) por ejemplo el caso de mi primo el sabe hablar perfectamente el aymara pero en la calle el no habla junto a su abuelo, a su padre, su madre y él no habla porque le da vergüenza de hablar y porque las chicas le ven hablar. (...) sus amigos le puede decir que él es de tal lugar, del campo, le pueden insultar" (11).

 

Conclusión.

Todas y cada una de estas conductas, comportamientos y prácticas sociales juveniles tienen como común denominador un esfuerzo innegable para diferenciarse de los jóvenes campesinos o cholitos.

La discusión gira siempre en tomo a una identificación con lo aymara, en una especie de acercamiento a lo indígena. Casi la mayoría, se precisará entender el aymara, pero en la práctica desarrollarán una actitud opuesta a esa identificación, algunos dirán que hablan el aymara, otros aducirán no conocerla e incluso, algunos mas avesados plantearán ignorar su presencia; actitudes tales que nos muestran a una identidad difusa y ambivalente.

De esta manera, estas posiciones por lo general contradictorias que tienen como un común denominador una notable diferenciación con respecto al campesinado y a la chalada en la ciudad, en una perspectiva de desprendimiento de los problemas que su sola identificación significa para estos jóvenes, nos muestran también las diferentes facetas que va adquiriendo la identidad en nuestras ciudades andinas, y que, a su vez, nos indican que son estas peculiaridades las que forman parte de nuestra identidad.

 

Notas.

1.- De los resultados iniciales obtenidos de la investigación sobre la identidad en la juventud aymara-urbana de El Alto es que se elaboró el presente ensayo que, sin embargo, solo adquieren el rango de aproximadamente preliminares al fenómeno socio-cultural en mensión.

2.- Como se podrá observar a lo largo de toda la exposición de este ensayo, sólo hacemos mensión a los jóvenes aymara-urbanos. Ello se debe al carácter de caso del estudio, limitado sólo a los jóvenes del sector norte de la ciudad de El Alto de La Paz, vale decir, la 16 de Julio, Villa Ballivián y adyacentes. Por lo tanto, el haber limitado el estudio a sólo jóvenes constituye una alerta para evitar generalizaciones futuras con los consiguientes riesgos que ello supone.

3.- Para los fines consiguientes tomamos la definición hecha por Burgelin sobre los grupos de pares: "Uno de los hechos más sorprendentes es ante todo la tendencia de los adolescentes a agruparse en una micro sociedad, el peor grupo (grupo de pares) o banda de amigos, en cuyo seno constituyen un mundo de relaciones tanto de la escuela como de la casa, a menudo en la calle (dónde ir?). Es siempre un grupo espontáneo que, a diferencia de las células de los movimientos de juventud escapa a todo control adulto. Es normalmente un grupo poco numeroso, pero que puede tener lazos de alianza y antagonismos con otros grupos poco numerosos, hasta formar una especie de red o de sociedad juvenil" (Burgelin, Oliver: "La comunicación de masas". Ediciones Planeta y A.T.E., abril de 1974, printed in espain).

4.- Testimonio No l. Genaro, Copa-Ticona. 20/12/92. (joven deportista).

5.- Testimonio N° 2. Cuchuyme, Juan de Dios. 16/12/92 (joven deportista).

6.- Testimonio No 3. Ramirez, Erick. 7/12/92 (joven rapero).

7.- Testimonio No 4. Pérez, Mónica. 23/9/92 (joven rapera).

8.- Testimonio N° 5. mamani Quispe, José Milton. 12/9/92 (joven rapero).

9.- Testimonio No 6.. Pérez, Mónica. 23/9/92 (joven rapera).

10.- Testimonio No 7. Cuchuyme, Juan de Dios. 16/12/92 (joven deportista).

11.- Testimonio No 8. Marca Ticona, Juan Carlos. 16/8/92 (joven culturalista).

 

 

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