INTRODUCCIÓN
La comunicación humana y sus comportamientos desempeñan un papel crucial en la sociedad, pero su óptimo desarrollo no siempre se alcanza, generando dificultades en la resolución de conflictos. La familia, como la base fundamental de los aprendizajes sociales, es preponderante, y utiliza la comunicación familiar como herramienta clave para llegar a acuerdos equitativos. Sánchez (2016) destaca que el individuo construye su identidad en relación con la convivencia, y una función familiar adecuada facilita su desempeño en el desarrollo social.
Por su parte, Zamora y Ayrit (2020) señalan que un 30% de los padres mantiene una escasa comunicación familiar, lo que afecta el apoyo hacia sus hijos. Durante el año 2020, la UNICEF en Argentina (2020) identifica que el 20% de las familias experimentaron más enojo y discusiones entre padres e hijos debido al estrés, la ansiedad y la angustia. Además, el uso predominante de redes sociales, televisión y teléfonos celulares en el 96% de los hogares afectó la comunicación, según el informe.
La falta de comunicación familiar, según el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (2018) puede generar conductas inapropiadas, agresivas y violentas, replicándose en el comportamiento futuro de los hijos. En un entorno familiar disfuncional, la presencia de conductas inapropiadas conduce a la agresividad y la violencia, afectando la comunicación, la convivencia y la tranquilidad (Pablo et al., 2021).
Esta agresividad, Aguaguiña y Tamay (2016) manifiestan que cuando se rompe el vínculo familiar entre padres e hijos, especialmente en hogares desestructurados. En el ámbito educativo, la agresividad se refleja en los colegios, con 7243 casos reportados en Lima Metropolitana, siendo el 84% en escuelas públicas y el 16% en privadas (Ministerio de Educación 2019, citado por Zamora y Ayrit, 2020).
Ante esta situación, este estudio busca comprender las dinámicas y consecuencias de la comunicación familiar deficiente y su relación con la agresividad, tanto a nivel social como educativo. Bajo la determinación y la relevancia del tema en el desarrollo integral de los individuos y la sociedad. Por ello, a través de este artículo se pretende explorar las causas y efectos de la escasa comunicación familiar, identificar posibles soluciones y proponer estrategias para mejorar la convivencia y prevenir la agresividad. Las variables a considerar incluyen la calidad de la comunicación familiar, la presencia de conductas agresivas y las repercusiones en el ámbito educativo. La población objetivo abarcará tanto a familias como a estudiantes en contextos escolares diversos, con el fin de obtener una comprensión integral de la problemática. En el contexto de la investigación, se espera identificar patrones y tendencias que contribuyan a abordar de manera efectiva la relación entre la comunicación familiar y la agresividad en diferentes contextos y niveles sociales.
En Villa María del Triunfo ubicado en Lima- Perú, se han evidenciado casos de violencia, como es suscitado el martes 02 de mayo del 2023, en el que un menor de 15 años fue interceptado por uno de sus compañeros, quien procedió a agredirlo con un cuchillo en el pecho, abdomen y pierna; suceso precedido por otra agresión también con cuchillo en abril del mismo año por su compañero de clases, culminando con un estado de salud reservado (Caretas, 2023). Al respecto, se formuló ¿Cuál es la relación entre la comunicación familiar y la agresividad en adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo- Perú, 2023?
En cuanto a su justificación, se generan datos y aportes sobre la comunicación familiar, cuya importancia es mediar entre conductas adaptativas y conductas violentas hacia la sociedad, sobre todo en tiempo de incertidumbre social, donde se ha incrementado los índices de violencia y agresividad en las familias (MIMP, 2020). Además, en la justificación metodológica, la Organización Mundial de la Salud (2019) insta a buscar aportes haciendo uso de instrumentos validados y actuales, por lo que este estudio ofrece datos confiables que expliquen la dinámica a investigar. Así mismo, en la justificación práctica, se conoce el sentido o dirección de relación, respondiendo a la necesidad señalada por Sánchez (2021) para generar mayor evidencia del comportamiento humano como fenómeno social; por tanto, los datos de este estudio aportan para conocer dicha realidad, que a su vez permite ejecutar proyectos de intervención.
Formulándose como objetivo general: Determinar la relación entre comunicación familiar de la madre y el padre con agresividad en adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. Como hipótesis general: Existe relación significativa entre comunicación familiar y agresividad en adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023.
Considerándose estudios a nivel internacional, realizados sobre la agresividad en relación con la comunicación (Garcés et al., 2020; Lapa, 2020; Mata, 2022; Montalvo y Pantoja, 2022; Romero, 2021; Rosales, 2019), además, de otras variables como el funcionamiento familiar (Asprilla, 2021), variables psicosociales (Silva et al., 2021), relaciones intrafamiliares (Cubas, 2020), lazos parentales (Aguirre y Lacayo, 2019); por otro lado, se denota la evidencia literatura de la comunicación (Castro et al., 2021) vinculada a variables como el malestar psicológico, la victimización en la escuela y la actitud hacia la autoridad institucional (Castro et al., 2019) y la violencia escolar (Enciso, 2023).
En el apartado de las teorías, se comprende como familia al grupo natural de estructura de carácter dinámico (Hernández et al., 2017), siendo los padres los fundamentos de aprendizaje de socialización, por tanto, su comunicación a través del afecto y el lenguaje establecen el nivel de la cultura (Chong et al., 2017)
Por su parte UNICEF (2017) respecto a la comunicación familiar, refiere que desde los padres se adquieren las actitudes estables, disminuyendo los problemas sociales o riesgos a los que se exponen sus hijos, lo que a su vez fortalece o merma su autoestima. En este mismo sentido, Díaz et al., (2018) refiere esta comunicación se da a través de la negociación, participarían las opiniones, sentimientos e intercambio de ideas, conllevando al establecimiento de límites individuales.
Morataya y Nuñez (2016) refieren que para que la comunicación sea funcional, sebe haber una expresión adecuada, clara y precisa, donde existe concordancia entre lo que se dice, promoviendo la adaptabilidad y participación de sus miembros respecto a sus experiencias y ruralidades personales, produciendo la capacidad de resolver problemas, generando identidad e independencia; pues la sensación de abandono al ser ignorados, producen la reducción en la intención de comunicarse (Hernández et al., 2017), obteniendo escasez de un diálogo claro que a su vez produce conductas de riesgo en los mismos (Álvares y Hernández, 2021).
Para efectos de este estudio, se considera como base la clasificación dimensional de Díaz y Jaramillo (2021) donde describe problemas en la comunicación y apertura a la comunicación y según los postulados de Olson y Barnes (1982). La apertura a la comunicación comprende la expansión a la socialización y desenvolvimiento desde la versatilidad, innovación y creatividad a partir de la recepción de la interrelación con cada uno de sus miembros, transmitiéndose costumbres, valores y tradiciones a su vez, instaurándose en generaciones; sin embargo, una inadecuada comunicación merma las relaciones interpersonales, afectando a sus miembros.
Respecto a la dinámica de agresividad en el hogar, Kusheta et al., (2019) refiere que esta encuentra lugar a raíz de una inadecuada comunicación entre padre e hijos debido a la influencia de valores, creencias y la cultura; así también, Raimundi et al., (2017) refiere que los hijos con problemas de comunicación con sus padres tienden a presentar ansiedad, baja autoestima, depresión y consumo de sustancias. Es así que García et al. (2020), refiere que la agresividad presente en la adolescencia es subsecuente a situaciones traumáticas provistas por el seno familiar, siendo a su vez usado para defenderse de las circunstancias o de agresores. Según Rivera y Arias (2020) los adolescentes tienden a pertenecer a grupos de agresores para sentirse protegidos del entorno.
Sobre los postulados del Cuestionario de Agresividad (AQ) de Buss y Perry (1996) se plantea una división de la variable en 4 dimensiones: Agresividad Verbal, donde se efectúan burlas, insultos, amenazas, etiquetas, sarcasmo, sobrenombre, entre otros adjetivos lesivos que dañen emocionalmente; Agresividad física, donde se efectúa el contacto a través de golpes, presiones, empujones y otros, ocasionando daño o lesión en el cuerpo; Ira, donde se presentan conductas con connotación hostil; y Hostilidad, la cual comprende un componente cognitivo de hostilidad al pensar y actuar minimizando a otros debido a una percepción subjetiva negativa, provocando intensión de dañar.
MÉTODO
Estudio de tipo básico, nivel correlacional, bajo diseño no experimental, con corte transversal. Las variables, en mención son: Comunicación familiar padre-hijo y agresividad. La población general fue de 420 estudiantes en el primer colegio y 276 alumnos en el segundo colegio. Mientras que, la muestra quedó establecida con 168 estudiantes de tercer grado y 51 del cuarto grado del primer colegio, asimismo, 39 estudiantes del tercer grado, 85 del cuarto grado y 44 del quinto grado. Empleándose la escala de comunicación familiar P- A de Barnes y Olson (1982) y el cuestionario de Agresividad (AQ) de Buss y Perry (1996).
Los procedimientos a realizar respondieron a las normas del estudio en la Universidad Cesar Vallejo, solicitud de permisos, emisión y recepción de documentos pertinentes para su viabilidad. Para obtener los resultados, se realizó el tratamiento de las respuestas de cada instrumento, empleándose el Excel donde se generó la matriz de datos, para luego, realizar el análisis en el software estadístico SPSS v25. Al respecto, para comprobar la normalidad de distribución, se empleó la prueba de normalidad (Kolmogorov-Smirnov), permitiendo distinguir la continuidad de la aplicación de las pruebas correlacionales de Spearman.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la Tabla 1 conforme a lo observado, se detalla que, un 42% de los adolescentes cuenta con una comunicación familiar con su madre en nivel medio, mientras que, un 54% en referencia a la comunicación familiar con su padre, manifestó ubicarse en un nivel bajo.
En la Tabla 2 se evidencia que, el 56% de los adolescentes ubica en nivel medio a la agresividad, seguido de un 32% en nivel bajo y solo un 12% se encuentra en nivel alto.
Análisis inferencial
En la Tabla 3 los hallazgos demuestran que no se cumple la hipótesis alterna al encontrarse ausencia de significancia esperada (p>.05) tanto entre la relación entre comunicación familiar con la madre y agresividad, como en la comunicación familiar con el padre y agresividad.
En la Tabla 4 se evidencia que entre la apertura a la comunicación respecto al padre y agresividad mantienen una significancia aceptable (p<.05) con una relación inversa débil (rho=-.104), con la ira una relación inversa débil (rho=-.103).
Con referencia a la Tabla 5 se indica que entre la apertura a la comunicación respecto a la madre y agresividad mantienen una significancia aceptable (p<.05) con una relación inversa débil (rho=-.151), con la agresión física una relación inversa débil (rho=-.120), con la agresión verbal con una relación inversa débil (rho=-.162), la ira con una relación inversa débil (rho=-.155).
Queda demostrado en la Tabla 6 que la relación entre problemas de comunicación respecto al padre y agresividad mantienen una significancia aceptable (p<.05) con una relación directa débil (rho=.108), con la dimensión agresión física con una relación directa débil (rho=.108), con la dimensión ira con una relación directa débil (rho=.116).
Finalmente, en la Tabla 7 se visualiza que entre los problemas de comunicación respecto al madre y agresividad se mantiene una significancia aceptable (p<.05) con una relación directa débil (rho=.120), con la dimensión agresión física (p<.05) con una relación directa débil (rho=.118), con la dimensión ira (p<.05) con una relación directa débil (rho=.112).
DISCUSIÓN
Se evidencia que no existe una relación significativa entre la comunicación familiar y la agresividad en los adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023, puesto que, los valores de significancia fueron mayores al 5% que se toma de referencia al probar la hipótesis. Este hallazgo contrasta con los resultados de Lapa (2020), quien informó la falta de significancia (p > .05). Sin embargo, los estudios de Mata (2022) en Huaraz, muestran una relación inversa baja en relación a la madre y el padre. Además, Romero (2021), en Lima, reporta una relación inversa moderada entre las variables para padre y madre. Por otro lado, Rosales (2019) y Cubas (2020) evidencian una relación inversa muy débil entre la comunicación con el padre y la agresividad, pero no hallaron relación con la comunicación relacionada con la madre. Se plantea que estas discrepancias podrían ser atribuibles a la diversidad de nuevas esferas de aprendizaje y pertenencia en la sociedad. Según García et al. (2020), cuando los adolescentes enfrentan traumas en el entorno familiar, buscan refugio en nuevos grupos de pares que pueden influir en sus patrones de comportamiento, utilizando la agresividad como medio de protección frente a un entorno percibido como amenazante. Según Rivera y Arias (2020), estos grupos pueden motivar a los adolescentes a buscar personas vulnerables para ejercer poder.
Se estableció una relación inversa muy débil entre la apertura a la comunicación con el padre y la agresividad y la ira en los adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. Esta relación parcialmente respalda la hipótesis alterna del estudio. Estos hallazgos contrastan con la investigación de Montalvo y Pantoja (2022), quienes también encontraron una relación inversa entre la apertura a la comunicación con el padre y la agresividad. Ello se sustenta en el estudio de Enciso (2023), que indican que una mejora en la calidad de la comunicación entre el padre y sus hijos está relacionada con una reducción en la violencia entre los menores en entornos educativos. Se subraya además que la comunicación adecuada, según Kusheta et al., (2019) y Chong et al. (2017), contribuye al desarrollo del afecto, los valores y las creencias, lo que conlleva a una mejora en el nivel cultural y puede influir en la disminución de comportamientos agresivos en los adolescentes.
Además, se observó una relación inversa muy débil entre la apertura en la comunicación con la madre y la agresividad en los adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. Esta relación se evidencia en las dimensiones de agresión física, agresión verbal e ira, aunque no se encontró relación significativa con la hostilidad (p > .05). Estos resultados respaldan parcialmente la hipótesis alterna planteada en el estudio. A diferencia de estos hallazgos, Montalvo y Pantoja (2022) también encontraron una relación inversa entre la apertura en la comunicación con la madre y la agresividad. Asimismo, Aguirre y Lacayo (2019) explican que la calidad de los lazos establecidos entre las madres y sus hijos puede tener un impacto significativo en la reducción de conductas desviadas en los menores. Se argumenta que una comunicación clara, precisa y adecuada entre madre e hijo, según Morata y Nuñez (2016), puede prevenir el sentimiento de abandono y la reducción en la interacción comunicativa, promoviendo así respuestas agresivas que pueden desembocar en comportamientos de riesgo, según Hernández et al. (2017) y Álvares y Hernández (2021).
De igual forma, se observó una relación directa muy débil entre los problemas de comunicación con el padre y la agresividad en los adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. Lo cual, también se refleja en las dimensiones de agresión física e ira, aunque no se encontró una relación significativa con la agresión verbal ni la hostilidad (p > .05). Estos hallazgos respaldan la hipótesis planteada en el estudio. A diferencia de estos resultados, Montalvo y Pantoja (2022) encontraron una relación directa entre los problemas de comunicación con el padre y la agresividad. Por otro lado, Silva et al. (2021) explican que la presencia de comportamientos agresivos por parte del padre puede influir negativamente en la apertura del afecto y la cercanía emocional de sus hijos. Se argumenta que la falta de negociación en torno a opiniones, sentimientos e intercambios de ideas, de acuerdo con Díaz et al. (2018), puede conducir a la ausencia de límites, lo que a su vez puede contribuir a la aparición de conductas agresivas y a la manifestación de ira en los adolescentes.
Asimismo, se evidencia una relación directa muy débil entre los problemas de comunicación con la madre y la agresividad en los adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. Esta asociación también se observa en las dimensiones de agresión física e ira, mientras que no se encontró relación con la agresión verbal ni con la hostilidad. Estos resultados respaldan la hipótesis del estudio. Aunque Montalvo y Pantoja (2022) encontraron una relación directa entre los problemas de comunicación con la madre y la agresividad, se destaca el argumento de Castro (2019) que sugiere que el malestar psicológico experimentado por los menores en el entorno familiar se relaciona con una comunicación inadecuada con los padres, especialmente afectando más a las mujeres que a los hombres. Verificándose por UNICEF (2017) que la adopción de actitudes inestables debido a problemas de comunicación puede incrementar los riesgos sociales y afectar la autoestima de los adolescentes, aumentando la ansiedad y la propensión al consumo de sustancias, como sugieren Raimundi et al. (2017).
CONCLUSIONES
No existe relación entre comunicación familiar y agresividad en adolescentes de dos colegios nacionales en Villa María del Triunfo, 2023. A nivel de dimensiones, se detalla que, si existe relación entre apertura a la comunicación respecto al padre y agresividad en adolescentes, apertura a la comunicación respecto a la madre y agresividad en adolescentes, problemas de comunicación respecto al padre y agresividad en adolescentes; y, finalmente, relación entre problemas de comunicación respecto a la madre y agresividad en adolescentes.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.