INTRODUCCIÓN
Desde que el ser humano tuvo uso de razón ha buscado una forma diferente de mejorar la calidad de convivencia. Ante diversas dificultades ha sabido ser creativo y perseverante. En la actualidad, es la escuela el mejor escenario que permite una trasformación de contextos. Aquí considerando los conocimientos, valores, actitudes y culturas, se presenta el lugar correcto para mejorar la convivencia social. Sin embargo, como menciona Díaz y Sime (2016) también es escenario donde se presentan actos de violencia que requieren la participación de diferentes personas para evitar la formación de un conflicto mayor. Tal como lo explican, Medina et. al. (2021) la educación es un escenario donde se da el intercambio de conocimientos y el desarrollo de las habilidades sociales; por ello, es que se puede generar contiendas difíciles entre los estudiantes.
La llegada de un nuevo acontecimiento, como lo fue la pandemia por el COVID-19, puso en una encrucijada a muchos sectores. En el contexto de México, Celis (2021) expuso que los maestros siempre están en actualizaciones pedagógicas y de metodologías, pero esta realidad fue anómala por lo que ocasionó una situación de incertidumbre en los docentes y diversos sectores. En cuanto a la educación, se pudo evidenciar que poco se había avanzado en el desarrollo de las habilidades tecnológicas, por lo que en este nuevo escenario se potencializó el manejo de la tecnología e información. En Perú, de acuerdo a la Resolución Vice-Ministerial N. 088-2020- MINEDU se mencionó como objetivo el brindar disposiciones a los docentes para que desarrollen su trabajo de acuerdo a lo estipulado en el Decreto de Urgencia Nº 026-020, donde indican varias medidas diferenciadas y provisionales, en las diversas escuelas y programas nacionales de la educación básica regular con el fin de brindar seguridad y que el servicio educativo no se detenga. De esta manera se aseguró la continuidad del servicio educativo no presencial en condiciones de calidad, equidad y diversidad. El Ministerio de Educación actuó de una manera preocupante buscando normas y aliados que permitieran sacar adelante el sistema educativo. Vargas (2020) en la realidad de México precisó que tanto las instituciones, autoridades y sociedad en conjunto tuvieron preocupaciones y reflexión sobre la escuela y sus componentes.
Sin embargo, en el desarrollo afectivo de los estudiantes la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020) expresó que la mayoría de adolescente presentaron situaciones de estrés, ansiedad y otros trastornos producto de los cambios en el sistema educativo ya que pasaron a un sistema educativo virtual. De igual manera, Rodríguez et. al. (2021) consideraron que los efectos psicológicos en la educación fueron producto del aislamiento social y de la falta de interacción cara a cara con sus pares. De ahí que, como menciona Gajardo et. al. (2021), la formación de los maestros no solo debe estar enfocada al aspecto formativo académico sino al de brindar el soporte de ayuda emocional ante situaciones sociales eventuales.
Cambiar la escuela al hogar, en una primera instancia, sonó a repensar en la unión y amor familiar, pero la escasez de medios económicos, el poco acceso a medios tecnológicos (celulares inteligentes, computadoras, laptops, etc.) se convirtieron en una necesidad extrema que provocó conflictos no solo económicos sino emocionales y familiares. Según Villar (2020), las familias repentinamente tenían que vivir todas juntas en un mismo espacio, sin poder abrazarse y los adolescentes, sin poder salir, conversar o visitar a sus amigos; asimismo, los jóvenes que terminan sus estudios secundarios, no podían asistir a su graduación. La autora consideró que mucha de la actitud de las personas era negativa. De ello, Cueva y Terrones (2020) manifestaron que la sociedad afrontó los desafíos de la educación no presencial, pero la calidad de vida emocional tuvo sus complicaciones debido a la falta de comunicación e interacción con los agentes principales en la educación.
En Ecuador, León (2022) precisó que en el proceso de enseñanza y aprendizaje en una educación virtual es fundamental la empatía, ya que posibilita la integración de las actividades. Asimismo, consideró que las acciones motivadoras permiten un compromiso y responsabilidad con el sistema educativo. De igual manera, para Rodríguez et. al., (2020) la empatía es una de las principales acciones que permite obtener estrategias positivas en el desarrollo integral en los estudiantes. Esta habilidad facilita el control de las emociones y construye estrategias para un ambiente socio educativos.
Respecto al contexto de Venezuela, Blanco y Blanco (2021) consideraron que el bienestar emocional influye en la toma de decisiones educativas en los estudiantes. En la medida que haya un óptimo desarrollo, el aprendizaje será significativo. En cuanto al escenario educativo de Colombia, Aparicio y Ostos (2021) describen que en los procesos de enseñanza se necesita enfatizar respecto al trabajo y la importancia que tienen las emociones con la finalidad de obtener resultados en el aprendizaje de los estudiantes. Estas nuevas situaciones refuerzan la capacidad de socialización y cognición. De igual manera, en México para Salinas et. al. (2021) las emociones de los estudiantes juegan un rol fundamental en el desenvolvimiento académico, puede optimizar los procesos de los hábitos de estudio y así facilitar el proceso cognitivo. El estado emocional que generen los maestros debe estar canalizado por medio de estrategia que impacten en el estudiante.
De acuerdo a los aportes que se presentan, se debe tomar en cuenta que las planificaciones educativas y sobre todo las acciones de los maestros deben estar enfocados en una pedagogía de emociones donde se apliquen estrategias para gestionar las emociones y construir un aprendizaje que sea beneficioso y duradero en los estudiantes.
Se comprende que el término emoción procede del verbo latino movere y tiene como significado «movimiento hacia» dando a entender que en toda emoción hay una acción. Según García (2012) dice que las emociones son actos afectivos que surgen repentinamente llenos de intensidad, caracterizados por cambios somáticos ostensibles, las que se muestran como reacción a una situación de urgencia ante motivaciones de carácter repentino llenos de intensidad conectándose a la biología y cognición. Por su parte, Botto (2014) precisa que en la emoción hay una experiencia de por lo menos 3 dimensiones y su respectivo sistema que permite responder: cognoscitivo/subjetivo; de conducta/expresivo y fisiológico/de adaptación. En este sentido, es necesario comprender cómo se manifiestan estas 3 dimensiones considerando la relación entre ellas y la prevalencia de cada una de estas. La relevancia se presenta en cada una y tiene sus variaciones en relación con la emoción particular determinada y su función desempeñada.
Para Goleman (1996) el desarrollo emocional es importante porque es ese lazo entre lo que se siente, como se reacciona y los impulsos morales. Se ha evidenciado que la vida del ser humano se basa en el cúmulo de emociones vivenciadas lo que provoca un actuar expansivo, que con el transcurrir debe convertirse en el autocontrol que enriquecerá la voluntad y carácter.
Respecto al campo educativo, Elizondo (2018) indican que incorporar en las aulas nuevas prácticas, y mejores actividades del desarrollo emocional, brindará resultados adecuados a la nueva generación. Sin embargo, Fernández (2018) y Touriñan (2008) precisan que al hablar de emociones se debe trabajar más con las negativas como el miedo, el estrés, la depresión que son las necesitan estrategias de reconocimiento y reacciones ante ellas. Desde el punto de vista de Lerner y Keltner (2000) depende del juicio y decisión del individuo para la valoración de las emociones, ya que estos emiten juicios que van a activar valoraciones positivas, negativas de sus experiencias sesgando sus respuestas.
De ello, se desprende que las emociones buenas o malas, (positivas o negativas), solo serán catalogadas de acuerdo a la experiencia y reacción que tengan las persona. Lo importante y necesario que se necesita establecer es que los estudiantes deben conocer propuestas de solución de problemas ante la presencia de diferentes emociones. Algo positivo de esta pandemia del COVID-19 fue que sirvió para motivar a crear búsqueda de nuevas soluciones a las diferentes emociones que presenta el ser humano en la etapa educativa.
Los niños y jóvenes continuaron sus clases a distancia creando un aprendizaje virtual y recibiendo enseñanzas básicas con la finalidad de que la pérdida del desarrollo de competencias sea el mínimo posible. De acuerdo con García (2021) el aprendizaje virtual se basó en un sistema sostenido por un modelo de educación a distancia y acompañado en una enseñanza en línea. Por su parte, para Espósito (2020) los aprendizajes virtuales están conformados por diversas herramientas que permiten a los alumnos empoderarse de conocimientos organizados con un diseño especial para cualquier aspecto de estudio. En esta nueva realidad educativa, los estudiantes enfrentaron no solo la propuesta de nuevas herramientas sino la de demostrar el empeño y desenvolvimiento en las materias. Las emociones jugaron un papel fundamental para que el estudiante continúe sus avances académicos. Por estas razones, es que es necesario reconocer la importancia de los estados de las emociones positivas ya que tienen un rol en el desarrollo intelectual, físico y social de los seres humanos para convertirlos en seres más fuertes ante amenazas y oportunidades. En términos Piqueras (2009) se puede afirmar que las emociones positivas producen bienestar y estabilidad emocional a su vez mejora la etapa de aprendizaje y empoderamiento de nuevos conocimientos basado en un condicionamiento. Goleman (1996) manifiesta que la felicidad produce un incremento de la actividad cerebral, la misma que trabaja en disminuir sentimientos negativos y disminuir los que producen preocupación y que sobre todo incrementan la generación de energía. Tal vez no haya grandes cambios fisiológicos, pero se produciría un gran entusiasmo y mentalidad positiva para enfrentarse a nuevos retos y objetivos. Bajo esa percepción se puede agregar que es importante crear espacios para promover la felicidad y sobre todo enriquecerla.
METODOLOGÍA
El estudio se desarrolló por medio de un análisis de revisión sistemática con la finalidad de realizar un estudio exhaustivo sobre la información existente de la importancia de las emociones en el aprendizaje virtual. Vera (2009) precisa que el artículo de revisión sistemática es un estudio que selecciona e integra la información esencial de un tema específico.
Como primer criterio se utilizó la base de datos My Loft de la Universidad César Vallejo (UCV). Las bases de datos utilizadas fueron ExLibris Primo y ProQuest. Respecto a los criterios de inclusión de la información se ha considerado el año de publicación del 2020 al 2022; asimismo, los artículos están enfocados en la educación básica y superior (Figura 1). Otro criterio de análisis estuvo enfocado a la búsqueda de palabras claves como “emociones”, “regulación de emociones”, “pedagogía de las emociones”, “aprendizaje virtual” y “estrategias virtuales”. Cabe precisar que en los criterios de exclusión se tuvo en omitir los documentos de réplica, artículos de otras áreas y en idioma inglés.
Finalmente, la información se organizó considerando el objetivo de estudio, el método, los resultados y las referencias (Tabla 1).
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
De acuerdo a la información presentada se tiene que en los estudios León et. al., (2021) identificaron que en el tiempo de pandemia los maestros fueron un soporte para el estado emocional de los alumnos ya que ellos por medio de las actividades escolares implementaban estrategias para mejorar el comportamiento de los estudiantes. El manejo de los recursos tecnológicos fortaleció los lazos de los alumnos, ya que regularon el comportamiento emocional para obtener resultados adecuados en los estudios.
De igual manera, Celis (2021) precisó que las estrategias virtuales deben, también, fortalecer las estrategias emocionales de los estudiantes. En este caso, tal como menciona Vargas (2020), en el aprendizaje virtual no se puede minimizar las emociones que se puedan presentar, pues puede generar dificultades en lo sucesivo. Respecto a ello, Zambrano (2020) precisa que los educandos necesitan estrategias que fomente la regulación de sus emociones. En la participación educativa, se evidencia la falta de actividades capacitadas para acceder a una habilidad emocional acorde al desarrollo de la educación. La enseñanza y aprendizaje por medio de la virtualidad necesita estar enfocada a través de una comunicación asertiva y directa donde se mejore la fortaleza emocional. Para Gajardo, et. al. (2021) la preocupación de los maestros es formar estudiantes con adecuados manejos emocionales. En tal sentido, la pedagogía de emociones debe abordar eficacia en las prácticas educativas.
Por otro lado, Cueva y Terrones (2020) consideraron que la salud mental en el aspecto académico es un problema ocasionado por el estrés, frustración y la deserción escolar. En este sentido se debe desarrollar programas que autorregulen las emociones de los alumnos con la finalidad de minimizar las emociones negativas y sus consecuencias. Por ello como menciona Barcala et. al., (2022) la participación activa en los escenarios educativos debe ser trabajada con responsabilidad en los maestros. Martínez (2022) señalan que en la toma de decisiones se debe reforzar las atenciones de las necesidades psicoafectivas. La educación formativa implica una metodología donde se pueda atender a los estados emocionales d ellos estudiantes. El enfoque pedagógico necesita responder a la diversidad de aprendizaje.
Polo et. al. (2021) consideran que los estudiantes responden a una pedagogía afectiva en la medida que se atiendan a las necesidades. Tanto la felicidad, dignidad y entusiasmo son valores que necesitan ser motivados en los estudiantes para que puedan tener una formación integral y así responder al rendimiento académico. Asimismo, para Del campo y Patiño (2021) la educación tiene un carácter formativo donde se establecen relaciones constructivas con los demás.
Según Rodríguez et. al. (2021) hay una necesidad de formar a estudiantes con capacidades emocionales donde las interrelaciones sean satisfactorias por medio de la cooperación, respeto y compasión. Se necesita potencializar las condiciones emocionales y deshumanizar la frustración, soledad y emociones que dañen los dolores del alma. De igual manera, Medina y Garduño (2021) considera que los docentes deben mantener un equilibrio emocional para que puedan ser ejemplo en los estudiantes y tengan una motivación adecuada en la enseñanza que brinden.
CONCLUSIÓN
Se afirma que las emociones cumplen un rol fundamental en el aprendizaje virtual, y que a pesar de que hay propuestas para ir incluyéndolas en el nuevo enfoque educativo, todavía no se ha empoderado al maestro de una adecuada formación en educación emocional. En esta coyuntura por la pandemia del COVID-19 se ha puesto de manifiesto la gran brecha que todavía se tiene ya que las autoridades educativas no encuentran una fórmula eficaz y necesaria para implementarlas. Es preocupante los pocos casos expuestos, pero los que han surgido en diferentes lugares han sido impactantes.
En el inicio del año 2021, se están dando otros casos graves de estudiantes que necesitan un gran apoyo emocional. La RVM 273-2021-MINEDU, Perú, estipula que se debe brindar una promoción de comportamientos y hábitos saludables, de igual manera reconoce que el contexto actual puede generar muchas situaciones de estrés, temor, incertidumbre, temor. Por ello, es importante acompañar y orientar a las familias sugiriéndoles actividades de crianza, físicas, técnicas de relajación y actitudes de resiliencia para afrontar diversas situaciones. Es necesario poner manos a la obra, pensar en esta juventud que hoy necesitan más que nunca amor, ternura, confianza y calidad de tiempo para que dejen ese resentimiento, ira e impotencia que está llenando sus jóvenes corazones. Es hora de actuar y enrumbar en una mejor educación con mucha emoción.
La pandemia del coronavirus llegó al mundo para alterar los esquemas que ya se tenían, cambió las costumbres, el confinamiento en los hogares, el uso de barbijos, la prohibición de salir, la limpieza con lejía, el uso de alcohol, no visitar a familiares, amigos y se tuvo que aceptar y además de adaptarse, razón por la cual las casas se convirtieron en aulas y el uso de herramientas digitales se convirtió en prioridad.
Los estados de ánimo de los estudiantes, en muchas ocasiones, desbordaron debido al poco control de las mismas, por lo que se sugiere un apoyo a estudiantes del nivel secundario por los maestros y especialistas en el tema. También apoyo a las familias de los estudiantes para ayudarlos en esta etapa.
Hay que tener en cuenta que es muy importante reconocer que, para continuar con el proceso educativo, la conectividad también juega un rol preponderante; sin ella la educación quedaría totalmente desfasada y sin oportunidades. Se recomienda a los padres de familia realizar un seguimiento minucioso a las clases virtuales, acompañarlos y fomentar el afecto entre los integrantes de la familia.