INTRODUCCIÓN
Los profesionales de la salud se encuentran constantemente sometidos a tensiones propias de su labor, sobre todo en una época en que la pandemia ha sido la responsable de esa característica de sobre salto e incertidumbre en la salud y la vida de las personas, en esas condiciones, la entrega que el personal de salud da es un factor determinante de la calidad de un servicio asistencial en situaciones de emergencia o vulnerabilidad, conjuntamente con dicho servicio entregan incluso su estado emocional como parte de la asistencia y la empatía es un recurso inevitable y fundamental que permite la comprensión del sufrimiento del afectado, de tal manera que pone al galeno y su equipo médico en condiciones de entender el padecimiento del paciente y también el estado emocional de la familia que sufre conjuntamente con aquel (González et al., 2018).
Lo manifestado anteriormente implica que los profesionales de las diferentes disciplinas de la salud en el propósito de alcanzar un tratamiento integral de los pacientes trabajen de manera conjunta en equipos colaborativos, sin miramientos de jerarquías, experiencias o magnitud del aporte de cada uno, de manera que no se puede trabajar aisladamente si se conoce que el paciente tiene otros aspectos como el social y emocional de la salud, esta necesidad de colaboración más estrecha entre los profesionales se basa en la declaración de los países de dotar de recursos de manera más eficiente, eficaz y económica en respuesta a problemáticas más complejas en los individuos, familias y comunidad (Lajes et al., 2021).
La formación de los profesionales en general implica la integración de una serie de conocimientos al que se agregan también los valores como persona, donde la responsabilidad, la honestidad, la empatía, entre otros valores, resultan fundamentales desde un aspecto ético, en ese sentido, la educación puede ser considerada como el motor vertebrado del desarrollo humano y el conocimiento para que las personas pueda ejercer su profesión (Flores, 2020). Sin embargo, el trabajo colaborativo no solamente es una prerrogativa de los trabajos universitarios, sino que se deben dar fuera de estos claustros y trasladarse a otros espacios como los hospitales, centros y áreas de salud donde se concreta la formación de los profesionales de la salud y se inicia el vínculo con la comunidad; para que se de esta condición es importante que desde la formación universitaria se adquieran habilidades de trabajo en equipo interprofesional para aplicarlas posteriormente en el trabajo de los centros de salud (Lajes et al., 2021).
El Organismo Mundial de la Salud (OMS) en 2010, habló de una educación interprofesional que la definió como el aprendizaje entre dos o más estudiantes de diferentes disciplinas que comparten experiencias y conocimientos que permite una colaboración efectiva con el propósito de mejorar los resultados de la salud y en efecto resulten beneficiados los usuarios o pacientes (Pérez, 2019). Del mismo modo, el Centre for the Advancement of Interprofessional Education - CAIPE, afirma que este sistema cooperativo entre profesiones distintas ocurre cuando aprenden entre sí, con la intención de mejorar la colaboración y la calidad de los cuidados brindado por el servicio de salud (Red regional de Educación Interprofesional de las Américas, 2018).
En España, en la Universidad de Navarra la educación interprofesional se ha implementado para garantizar el aprendizaje integrado de los estudiantes cuya profesión se centra en el cuidado de las personas, de manera colaborativa, de tal manera que el aprendizaje se da entre los miembros que conforman ese grupo, dicho proyecto se enfoca en dar a los estudiantes de medicina, enfermería y farmacia, los conocimientos, habilidades y actitudes para desarrollar las competencias de trabajar de manera interpersonal en equipo, además de enfatizar en su enseñanza los valores éticos que en este caso se hacen más fueres y cada uno vela por su cumplimiento, la resolución de conflictos evitando que sucedan en el interior del equipo, las relaciones interpersonales y la comunicación que se hace más estrecha y llevadera (Arbea et al., 2021).
En la Universidad Austral de Chile, se aplicó una metodología denominada Recursos Educativos Abiertos - REA, esta propuesta tiene como base la experiencia del proyecto AUS1410 en el que se fomenta el aspecto colaborativo y multidisciplinar en su desarrollo, donde participan profesionales de la salud, pero también profesionales de otras áreas como educación y tecnologías de la información, con la intención de democratizar el acceso al conocimiento que produce las organizaciones universitarias, además de crear sinergia y nuevos conocimientos y formas de solucionar problemas, de esta manera, diseminarlos a los países iberoamericanos mediante el acceso a conocimiento de calidad (Bucarey y Aguilar, 2017).
En Perú, se realizó un estudio en Ayacucho donde se reportó las deficiencias que tiene el sector salud en cuanto a atención primaria de pacientes, el autor indicó que la atención médica en las zonas rurales se reportan un conjunto de problemas relacionados con los recursos humanos en salud, los cuales se encuentran concentrados en la capital en desmedro de las zonas rurales. El autor concluyó que la formación de los profesionales debe tener un enfoque interprofesional, donde puedan confluir y compartir conocimientos, aprender de las experiencias de los integrantes con una mirada intercultural, de tal manera que para la zona rural se cuente con profesionales colaborativos, interculturales y con competencias acordes al lugar de trabajo (Miranda et al., 2021).
Lo mencionado anteriormente son planteamientos que nacen de una premisa internacional que une a todas las organizaciones que es la de aprender juntos para trabajar juntos a través de prácticas colaborativas en salud, con dicha premisa nace un movimiento mundial que promueve tal estrategia, de tal manera que actualmente se cuenta con mayores fortalezas para darle impulso a este movimiento a través de propuestas metodológicas más sólidas que promueven el trabajo colaborativo con mayor eficiencia y eficacia, permitiendo mejorar la calidad de los cuidados y los servicios de salud (Pérez, 2019). Así también, se han conformado múltiples redes a nivel internacional para fortalecer la mencionada estrategia de colaboración dinámica en los trabajos de salud. De acuerdo a lo descrito el presente estudio tiene como objetivo analizar el aporte del trabajo colaborativo para fortalecer la empatía como parte de la formación del profesional de la salud. Con el propósito de resaltar la importancia del trabajo del equipo médico y el aporte que registra el trabajo colaborativo cuando se unen para brindar un servicio integral a los pacientes.
MÉTODO
Fue realizado un estudio bibliográfico, bajo el análisis documental, de tal manera que el objetivo fue determinar el aporte del trabajo colaborativo para fortalecer la empatía como parte de la formación del profesional de la salud. Las fuentes que se han revisado se encuentran insertas en las bases de datos de Ebsco, Scielo, Dialnet, Pubmet y Google Académico, en los que se revisaron 25 estudios de enfoque cualitativo y cuantitativos, de los cuales se obtuvieron 19 que cumplieron con los criterios. La información extraída fue de un período de 5 años y se revisaron revistas relacionadas al tema.
Como criterios de inclusión se tuvo en cuenta, revistas nacionales e internacionales alojadas en las bases de datos mencionadas, en el idioma español, inglés y portugués, estudios de enfoque cuantitativo y cualitativo con una antigüedad de 5 años, así también, libros que sean útiles para el propósito del estudio y páginas web que brinden información oficial e importante como la Organización Mundial de Salud y Unesco. Entre los criterios de exclusión estuvieron aquellos que no cumplan con las características de los estudios mencionados en los criterios de inclusión y tesis de pregrado y posgrado.
En la siguiente Tabla 1 se puede apreciar las 19 fuentes que quedaron luego de aplicar los criterios de inclusión.
RESULTADO Y DISCUSIÓN
La educación interprofesional y el trabajo colaborativo
La aplicación de la estrategia interprofesional ha dado resultados importantes en el campo de la atención médica, la cual se ha visto mejorada mediante la intervención colaborativa de los distintos profesionales con diferentes capacidades y experiencias que trabajan de forma conjunta con la intención de mejorar los servicios médicos y por ende también mejorar la cadena de atención al paciente, de tal manera que el beneficiado es este último. Tal como lo manifiesta Cajachagua et al. (2020) al mencionar que la estrategia denominada educación interprofesional se aplica con la intención de que los profesionales aprendan unos de otros para colaborar de manera más eficaz en la prestación del servicio de salud, así también en las últimas décadas se ha incrementado el uso de esta estrategia para fortalecer la atención fragmentada, redundante y de acceso deficiente. Así también, Previalo y Antoniassi (2018) afirma que en la labor interprofesional es importante también considerar una buena comunicación reconocida como esencial en la relación con el paciente y la familia.
En la actualidad se está dando mucho énfasis en la mejora de las capacidades de los profesionales, en función de que la necesidad específica en el sector salud es agobiante, sobre todo en las áreas rurales y en aquellos lugares donde es muy dificultoso que se presentes servicios de salud eficientes, como en las áreas rurales donde la dificultad no solo es el acceso a los servicios de salud, sino también la distancia, el idioma, las vías de acceso, entre otros. Esta situación es corroborada por Miranda et al (2021) en su estudio realizado en Ayacucho - Perú, pone en evidencia esta situación de carencias en el servicio de salud, donde los más perjudicados son los pacientes, en tal estudio revela que en el interior de Perú existe deficiencia de recursos humamos con capacidades específicas como la comunicación intercultural, el trabajo colaborativo, la empatía con el ser humano, aspectos que dificultan una buena atención al paciente.
Esta situación se podría ver mejorada con la intervención de una metodología que pudiera romper esas barreras y permitir que el profesional pueda aprender con profesionales de su misma carrera o de otra distinta, es decir, una metodología que promueva el trabajo interprofesional, tal como se dan en otros espacios internacionales. Al respecto, Arbea et al. (2021) agrega que tal situación se puede obtener mediante el desarrollo de una metodología adecuada, sin embargo, otro aspecto que también se está poniendo énfasis es la cooperación o apoyo entre las distintas carreras asociadas o interdisciplinaria, dando lugar a una tendencia que se denomina educación interprofesional que actualmente están adoptando las distintas universidades que pretenden obtener un profesional solidario, con valores y de alto nivel competitivo.
Por su parte, Pérez (2019) indica que en el sector salud, la educación interprofesional y el trabajo colaborativo de los profesionales de esta área pretende resolver diversos problemas que se plantean en el desarrollo de la profesión, como es el caso de la duplicidad de los actos profesionales que trae como consecuencia la insatisfacción de los usuarios, además del empleo inadecuado de los recursos humanos y financieros, deficiente integración que ocasiona la falta de trabajo en equipo y la correcta coordinación y articulación de roles profesionales para lograr mayor capacidad de resolución de problemas de salud en la población. Sin embargo, este modelo a pesar de que se ha venido practicando durante mucho tiempo, la evidencia de su avance en el trabajo colaborativo ha sido muy lento debido a que no se dan acuerdos entre profesionales dentro del equipo (Cohen, 2020).
Esta situación se puede deber a que no se ha preparado al profesional de salud a trabajar de forma mancomunada para obtener un resultado, más bien su trabajo ha sido solitario y de logros específicos y limitados, tampoco en las universidades nacionales se ha promovido este tipo de metodología, la que sí se ha aplicado por necesidad en la práctica, pero es una situación que debe ser promovida en las universidad para que el profesional tenga en su mente que no se debe alcanzar objetivos de manera solitaria, sino con la cooperación de los demás profesionales y que junten se pueden alcanzar mayores metas, más ambiciosas, de mayor envergadura y alcance.
Tal es la importancia de esta práctica que la Organización Mundial de la Salud - OMS en 2010, la define como la práctica colaborativa interprofesional que intervienen varios profesionales de la salud con diferentes antecedentes profesionales con la intención de brindar servicios integrales de salud a pacientes, donde también intervienen la familia, los cuidadores y de manera general la comunidad (Cohen, 2020). Al respecto, Cordella y Navarrete (2017) anotan que cuando la familia se suma en el cuidado del paciente pasa a ser parte del equipo multidisciplinario paciente-familia-equipo de salud, de esta manera el paciente y su familia asumen un rol activo donde se diluye la angustia de la situación de la salud del paciente, la cual incide en la recuperación del mismo de manera positiva y en la prevención del estrés laboral en los profesionales de la salud.
Llegando a este punto, también es importante resaltar el rol que juega el docente en la formación interdisciplinario del profesional de la salud, debido a que el docente es un facilitador del conocimiento y tiene presente que el estudiante es el protagonista principal del aprendizaje, de esta manera promueve el aprendizaje colaborativo, refuerza los conocimientos y valores en el futuro profesional, con el objetivo de ir formando un profesional con capacidades, habilidades, competencias específicas y valores. Es por ello que Cohen (2020), confirma esta perspectiva al determinar que en este proceso de formación es importante la intervención del docente, quien es el que tiene el rol de motivar a los estudiantes generando prácticas que concreten el objetivo, así también la motivación intrínseca del estudiante es fundamental para participar en eventos que contribuyan a la consolidación del objetivo.
El trabajo colaborativo y la empatía
Considerando que una de las características de la educación interprofesional es el trabajo colaborativo, de manera específica en el área de salud el cuidado de la persona es una manera de acercarse a la práctica clínica, es aquí donde el profesional de la salud inicia su acercamiento al paciente desde una perspectiva humana, colocándolo a este último y sus necesidades en el centro de atención, para tal efecto, es necesario el insumo de la empatía para que el profesional de la salud conozca y sienta la necesidad del paciente, es decir se sensibilice con su dolor como si se tratara de un familiar cercano. Al respecto, Arbea et al. (2021) afirma que la empatía es un insumo determinante y fundamental para que el equipo médico logre entender la necesidad del paciente y desde ese panorama tenga un enfoque integral del diagnóstico que debe proporcionarle y los cuidados necesarios al mismo.
Para ninguna institución educativa en la actualidad le es ajeno la integración de la práctica colaborativa en su planteamiento educativo, tal es la importancia del tema que la OMS, afirma que la educación interprofesional promueve el trabajo colaborativo, del mismo modo, la práctica conjunta de profesionales que ponen a disposición su experiencia evidencia mejores resultados en la salud de las personas (Cohen, 2020, Vieira et al., 2018). De esta manera, la práctica colaborativa ha tomado relevancia en todos los espacios porque está comprobado que los objetivos pueden tener mayor alcance, ser más eficientes con los recursos y alcanzarlos más rápido, el trabajo colaborativo no es nuevo en los grupos humanos, se habla también en otras áreas como la administración donde es empleado como un principio que se aplica en el trabajo en equipo y en la sinergia, esta última entendida como la suma de todos los esfuerzos de un grupo humano para concretar metas comunes.
Al respecto, acota Previalo y Antoniassi (2018), que la práctica interprofesional colaborativa en salud permite incidir sinérgicamente en la atención y mejorar el acceso a la salud, mejorando el uso de dos recursos, mejorando la eficiencia de los servicios, agilizando los resultados y racionalizando los costos sin descuidar la salud. En esa misma línea, otros autores prefieren llamarlo humanización de los servicios, para referirse al apoyo mutuo entre profesionales de la salud junto a la empatía que deben demostrar los galenos en la práctica médica, pues pequeños detalles pueden mejorar la salud del paciente como es el caso de una palabra amable, una palabra de aliento, una sonrisa o un saludo, puede mejorar el estado de ánimo del paciente que contribuye a la mejora del mismo conjuntamente con el bienestar de la familia que le acompaña.
Sobre este aspecto, se cita a Lafaurie et al. (2018), quien indica que la humanización de los servicios de salud visto como lineamiento ético está tomando cada vez mayor fuerza en los espacios donde haya atención médica, esta tendencia es un reto que deben integrar las universidades en su plan curricular, entendiéndose humanización de la salud como la noción de paciente como un ser integral que merece un cuidado objetivo desde la perspectiva profesional y también uno subjetivo que aborda temas sociales, espirituales y relacional, razón por la cual el profesional debe reflexionar sobre su práctica médica y tener una que contemple la empatía hacia los pacientes que se encuentran afectados en su salud.
Así también, se tiene el estudio de Yang et al. (2018), en el que manifiesta que la empatía de los médicos está estrechamente relacionada con los resultados de los pacientes, esto fue demostrado estadísticamente en el estudio realizado a pacientes con cáncer de próstata avanzado, en el que se evidenció luego de realizar algunas pruebas que la empatía expresada por los médicos se notaron en los indicadores de inmunidad, en el que se resaltó un cambio en el porcentaje de célula NK, el cual fue significativo, más no se evidenció mejora en otras células cancerígenas. Por lo tanto, el autor concluyó que el personal médico debe enfocarse en mejorar su empatía hacia los pacientes. Así mismo, las intervenciones que se centran en la ansiedad, el estigma y la autoeficacia de los pacientes pueden ser útiles para mejorar la inmunidad.
Por otro lado, la cooperación es una característica que no se puede desligar de la empatía entendida esta última como la capacidad de una persona para entender la condición de la otra, el caso es que se trata de nivelar sentimientos, pareceres, opiniones con una persona o con un grupo de ellas, esta es una característica que se promueve en la formación de los profesionales médicos debido a que tratan con personas con dolencias físicas y hasta emocionales. Al respecto, Daniel Goleman citado en Harvard Business Review (2018), hace un distingo entre tres tipos de empatía, la primera la denomina empatía cognitiva, que es la capacidad de entender la perspectiva o enfoque que plantea la otra persona, en segundo lugar, define la empatía emocional, que es la capacidad de sentir lo que la otra persona siente y en tercer lugar se encuentra el interés empático, la cual se refiere a la capacidad de entender lo que la otra persona necesita de ti.
Estas definiciones vertidas por el autor mencionado permiten distinguir el tipo de empatía que debería definirse en el personal médico, al parecer la que más se adecúa a las necesidades del estudio es la empatía emocional y el interés empático, porque el profesional médico al tratar con el paciente no discute para entender su punto de vista como se hace en la empatía cognitiva, porque éste se encuentra en una situación de desventaja, por lo que el personal de salud debe poseer un interés empático para entender lo que el paciente necesita, que obviamente es su mejoría en la salud, así también debe considerar en su práctica la empatía emocional que es la concesión más preciada que requiere el paciente conjuntamente con su familia para sentir lo que el paciente y su familia está experimentando en el momento de la emergencia o el proceso de recuperación.
Sobre el tema, se tiene a Moya (2018) quien indica que la cooperación no se desliga de la empatía, además agrega que a estos dos se le suma el altruismo, los cuales son tres elementos que se encuentran muy relacionados, las personas empáticas tienen una disposición innata por ayudar a otro ser humano, la cual es una característica que las distingue porque lo expresan con total normalidad, sin embargo, también se puede adquirir o aprender de manera consciente. La empatía se puede reflejar en cada acto que realizan las personas, sobre todo en el servicio médico se da a todo nivel como cuando el paciente acude a un hospital público y realiza largas colas en espera de una atención eficaz y empatía del personal que atiende en admisión, así también, la empatía está asociada con el autocuidado y autocompasión, aspecto que puede mejorar la relación entre personal médico y paciente (Marca et al., 2019; Yi et al, 2020).
Tal como se había indicado, a menudo cuando se habla de empatía, automáticamente se piensa en el concepto de ponerse en el lugar de los demás, sin embargo, la empatía implica otros elementos como sintonizar desde las ideas y emociones, tratar de sentir cómo se siente la otra persona, para muchos es una situación fácil de hacer, es como un don, para otros, no encuentran la manera de sentir lo que los demás sienten (Moya, 2018). De acuerdo a lo mencionado, el ser humano nace con la capacidad de empatizar, es decir, es su naturaleza, sin embargo, debido a la profesión o las experiencias, esta condición aumenta o disminuye.
CONCLUSIÓN
Se concluye que el trabajo colaborativo fortalece la empatía en la formación de los profesionales de la salud, a través del esfuerzo interdisciplinar que hacen con la intención de llevar al paciente una atención integral donde no solo se atiende el aspecto biológico del ser humano, sino también el aspecto social y emocional.
A través del trabajo conjunto se obtiene mejores resultados del intercambio de conocimiento y experiencias entre los profesionales, haciendo que los retos más difíciles sean alcanzables y también gratificantes para el equipo y no solo para una sola persona.
Este enfoque no solamente es la interrelación entre profesionales de la misma carrera o de carreras distintas, sino también puede integrarse la familia y la comunidad en general, de tal manera que se diluye la angustia de la situación de la salud del paciente, la cual incide en la recuperación del mismo de manera positiva y en la prevención del estrés laboral en los profesionales de la salud.
La empatía es una capacidad que el profesional de la salud debe poseer para entender la situación del paciente y su angustia, de esta manera, el personal de salud podrá mejorar su interrelación con el paciente y su familia a lo largo de todo el proceso de atención.
La implicancia del presente estudio es que plantea un desafío dado por la innovación en las metodologías de enseñanza en las aulas universitarias que plantea el trabajo colaborativo para mejorar la calidad de vida de los pacientes en un tratamiento integral.