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Tinkazos
versão On-line ISSN 1990-7451
Tinkazos v.15 n.32 La Paz dez. 2012
Agua para la vida y la seguridad alimentaria
La contribución del PIEB a la agenda local de adaptación al cambio climático
Water for life and food security
PIEBs contribution to the local climate change adaptation
Javier Gonzales Iwanciw1
En el marco de su convocatoria Agua para la vida y la seguridad alimentaria, el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), como parte de su Programa de Investigación Ambiental (PIA), promovió cinco estudios. El objetivo de este artículo es comentar la contribución de estas investigaciones a una agenda investigativa del cambio climático.
Los estudios de caso trabajan temáticas relevantes del desarrollo local como la producción agrícola en la región andina de Cochabamba, la aplicación de medidas de almacenamiento de agua atajados en los valles centrales de Bolivia, la vinculación de la temática de la adaptación al cambio climático a nivel de los gobiernos municipales y el problema de las inundaciones e incendios en las sabanas benianas.
Si bien los estudios son puntuales, abordan problemáticas complejas de la vulnerabilidad y el riesgo climático local y apuntan a problemáticas notorias tanto en la región andina de Bolivia como en las sabanas benianas, así como en los grupos poblaciones más vulnerables.
También es importante mencionar que los estudios recuperan la experiencia temática de instituciones que han estado trabajando en aspectos de desarrollo rural, asistencia técnica, conservación de los recursos naturales a lo que se suma una mirada desde la óptica de la adaptación al cambio climático.
Una mirada investigativa es necesaria para empezar a explorar y lograr mayor entendimiento sobre cuáles son los retos climáticos con los que están confrontados las personas, familias y comunidades en los ámbitos rurales de Bolivia, pero también para lograr mayor entendimiento sobre cuáles son los retos para los tomadores de decisión y las instituciones en los niveles locales, y para los ámbitos investigativos.
Este comentario ha sido estructurado a partir de dos miradas: una desde la perspectiva investigativa y otra desde la perspectiva de la propia agenda pública de cambio climático donde los ámbitos locales (comunidades y municipios) empiezan a ser agentes visibles.
Política pública
La construcción de bien público desde abajo es una gran oportunidad en Bolivia. El despliegue paulatino de la descentralización, las demandas de coordinación y articulación entre los diferentes niveles del Estado, el desarrollo de capacidades para la gestión territorial a nivel de los municipios y las regiones son algunos de los elementos más importantes de la política pública en Bolivia.
Una de las percepciones más nítidas es que Bolivia está empezando a definir marcos de política pública nacional que capitalizan y le dan un impulso mayor a las experiencias locales puntuales. Este es el caso de los programas nacionales de agua. Se espera que el ámbito programático de la revolución productiva se empiece a consolidar así como el de los derechos de la Madre Tierra; ambos conllevan la necesidad de transformaciones profundas en la organización social y económica en los ámbitos rurales pero también en los niveles de conciencia, que permitan una relación más armoniosa con la Madre Tierra.
Desde la perspectiva de la adaptación al cambio climático los procesos descritos arriba son necesarios, pues es a nivel de las unidades locales, ya sean familias, unidades productivas, municipios, donde se pondrá a prueba la capacidad de soportar los impactos y efectos adversos del cambio climático.
Avances investigativos
Por definición se puede decir que hay avances en el estado del conocimiento sobre una determinada temática cuando existe un mayor entendimiento de las problemáticas y los contextos particulares, así como una evolución teórica, aclaración y consolidación de un marco conceptual (explicación y/o discurso) de esas problemáticas y de cómo abordarlas.
Una primera discusión de fondo está vinculada a la determinación del objeto/sujeto o sistema de estudio, sistema vulnerable, en este caso la comunidad, el ecosistema o el proyecto. Según el caso, los abordajes metodológicos para la adaptación al cambio climático podrían tener gamas de Adaptación basada en comunidades o Adaptación basada en ecosistemas o, muy particularmente, tener el abordaje de proyecto con una estructura y lógica determinada. Estos tres abordajes se encuentran en los cinco estudios comentados, con diferentes matices.
El estudio Inundaciones e incendios. Elementos para un acercamiento integral al problema en el Beni, coordinado por Mario Baudoin, tiene una perspectiva ecosistémica integral y compleja para ir ganando un entendimiento de cómo empieza a comportarse un ecosistema dinámico bajo la intervención de los seres humanos y según escenarios visibles y documentables de variabilidad y cambio climático.
Otros tres estudios: Cambio climático y políticas municipales. Acciones en las comunidades de Aiquile, Challapata y Padcaya, coordinado por Daniel Cruz; Indicadores del tiempo y la predicción climática. Estrategias agroecológicas campesinas para la adaptación al cambio climático en la puna cochabambina coordinado por Nelson Tapia y Manejando el riesgo climático en los andes. El caso de las comunidades aymara quechuas de Chillavi-Ayopaya, coordinado por Heber Araujo tienen una mayor tonalidad de adaptación con enfoque en las comunidades donde el objeto/sujeto o sistema de estudio es la comunidad.
El estudio Aportes y dificultades en la utilización de atajados frente al cambio climático en el municipio de Anzaldo, coordinado por Rolando Oros, por su parte, si bien se lleva a cabo en comunidades, tiene un enfoque tecnológico o de proyecto.
Vulnerabilidad y/o resiliencia
Una segunda pregunta está relacionada con el entendimiento que vayamos ganando sobre los factores que determinan o inciden sobre la vulnerabilidad o resiliencia de este sistema y cómo abordamos la adaptación.
Aquí es importante mencionar inicialmente que en la mayoría de los casos, sino en todos, existe una notoria dificultad o debilidad estructural para contar con escenarios climáticos con niveles aceptables de confiabilidad, es decir, debemos hoy y en el futuro lograr la capacidad de operar con altos niveles de incertidumbre que se acrecientan a medida que el cambio climático se despliega (a menos que se logren resolver temas más estructurales sobre la generación y uso de la información climática).
Resiliencia parece ser una de las palabras clave que surge cuando la amenaza no solo es climática sino sistémica (es decir niveles crecientes de incertidumbre y entropía) y este es el enfoque que resalta en la mayoría de las investigaciones promovidas y publicadas por el PIEB en esta colección. Y esto se da, por un lado, porque los procesos de deterioro socio-ambiental en los ámbitos rurales son notorios (pérdida de la capa arable, deforestación, deterioro de los recursos hídricos, migración de la población económicamente activa, etcétera); y, por otro lado, intuimos que las comunidades mantienen una reserva de resiliencia expresada, por ejemplo, en la vigencia del conocimiento tradicional, la vigorosidad de la cultura andina, la diversificación de prácticas y estrategias de sobrevivencia y/o medios de vida, los activos naturales y reservas genéticas con las que se cuenta, así como un reconocimiento cada vez más fuerte de que Bolivia ha desatado un proceso de empoderamiento de los grupos históricamente excluidos y por tanto más vulnerables.
Partiendo del entendimiento sistémico mencionado, la capacidad adaptativa es sin duda una de las características de la organización social en los diferentes niveles, pero es crítica a nivel de las unidades productivas (familiares, privadas, comunitarias, estatales y/o mixtas). Si éstas logran formas organizativas que les permitan adecuarse rápidamente a los retos que les plantea su entorno físico, social, tecnológico y/o ambiental, logran amortiguar situaciones de shock externo, mantener reservas, aumentar sus niveles de flexibilidad y mantener o mejorar sus resultados, entonces estaremos evidenciando formas de desarrollo resiliente.
Una agenda de adaptación al cambio climático emergente
Los cinco estudios proponen temas relevantes:
· La mirada ecosistémica recobra nueva relevancia desde la perspectiva de la gestión del territorio y desde la perspectiva de la reducción de riesgos y la adaptación al cambio climático; por ejemplo los atajados más que reservorios de agua y elementos de un sistema de riego, se constituyen en infraestructura que complementa funciones ecosistémicas claves como amortiguar y regular el flujo y ciclo local del agua.
· La revalorización del conocimiento ancestral va más allá que una mera valorización utilitaria, es el reconocimiento de la riqueza y del valor que tienen las formas de comer, vestir, producir, dialogar con el medio, reverenciar lo sagrado y explicar la vida; ahí radica la fuerza y el vigor de un pueblo y este es el alma, el corazón de la resiliencia comunitaria.
· Qué rol pueden y deben jugar los municipios en el contexto de la agenda pública de cambio climático. Cuáles son las oportunidades emergentes en el contexto de las autonomías y cuáles son todavía las principales barreras que se deben remover.
Como principal mensaje de las investigaciones está el hecho que una agenda investigativa de cambio climático requiere ser propuesta en el contexto de los retos y planteamientos actuales sobre el desarrollo local y/o regional. La adaptación al cambio climático no sucede desligada y separada del resto sino que requiere de una reinterpretación de la forma en la que venimos haciendo las cosas y de los mismos supuestos del desarrollo.
Como resiliencia visualizamos una complementación dinámica y virtuosa entre los potenciales existentes en la cultura y el conocimiento de la gente y su medio, su ecosistema. Hablar de una relación armónica con la Madre Tierra puede parecer iluso y marcado de excesivo optimismo, sin embargo existe una imperiosa necesidad de reevaluar esa relación, dado que de otra manera estaremos observando una creciente vulnerabilidad y los impactos que esta conlleva.
Por otra parte, cuando pensamos en los factores de vulnerabilidad y resiliencia volvemos a ver no solo los factores tangibles sino también los intangibles del desarrollo como las virtudes sociales manifiestas en la comunidad y en la sociedad. Necesitamos abrir más los ojos a lo intangible, a los valores verdaderos de la sociedad; dotar de sentido y de significado el desarrollo es trabajar por una sociedad y comunidad más resilientes.
BIBLIOGRAFíA
Araujo, H.; Alem, N.; Pizarro, R.; Regalsky, P.
2012 Manejando el riesgo climático en los andes. El caso de las comunidades aymara quechuas de Chillavi-Ayopaya. La Paz: PIEB-PIA.
Baudoin, M.; Domic, A.; Ortuño, N.; Palabral, A.; Ramírez, E.; Bustillos, R.; Calderón, J.
2012 Inundaciones e incendios. Elementos para un acercamiento integral al problema del Beni. La Paz: PIEB-PIA.
Cruz, D.; Canedo, F.; Gruberg, H.; Luján, F.; Pérez, C.; Zelada, E.
2012 Cambio climático y políticas municipales. Acciones en las comunidades de Aiquile, Challapata y Padcaya. La Paz: PIEB-PIA.
Oros Martínez, R.; Iriarte, J.; Rodríguez, F.; Herbas, J.
2012 Aportes y dificultades en la utilización de atajados frente al cambio climático en el municipio de Anzaldo. La Paz: PIEB-PIA.
Tapia, N.; Torrico, D.; Chirveches, M.R.; Machaca, A.
2012 Indicadores del tiempo y la predicción climática. Estrategias agroecológicas campesinas para la adaptación al cambio climático en la puna cochabambina. La Paz: PIEB-PIA.
1 Socióloga con maestría en educación y doctorado en ciencias del desarrollo. Ha realizado estudios de carácter etnográfico en escuelas y colegios secundarios en Bolivia y México centrados en las prácticas de los maestros, sus saberes, los procesos de construcción y circulación de los mismos, entre otros temas. Correo electrónico: Talaveramarialuisa@gmail.com. La Paz-Bolivia.