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Tinkazos
versão On-line ISSN 1990-7451
Tinkazos v.15 n.31 La Paz jul. 2012
Preiswerk, Matthias
2011
Contrato intercultural. Crisis y refundación de la educación teológica
La Paz: Plural. 462 pp. ISBN 978-99954-1-422-1
Sandro Aranda Escóbar5
Al igual que muchas disciplinas del quehacer humano, la teología no está exenta de la crisis de sentido al que nos llevó el conocimiento moderno; crisis que las actuales universidades van reproduciendo en sus diferentes ofertas académicas al repetir ese saber como algo absoluto y acabado.
La teología en particular atra-viesa por un proceso de redefinición de su sentido referente a su objeto de estudio, lo cual hace más complicado su abordaje y su enseñanza, tanto como disciplina como opción de vida, en el caso cristiano.
Matthias Preiswerk hace una labor titánica al embarcarse en la problemática de la teología. En su trabajo recorre por distintos componentes, además de ofrecernos una propuesta de renovación desde la epistemología, basada en el contrato intercultural. Sin duda, su aporte es de mucha utilidad para la renovación del pensamiento teológico en América Latina.
Como el mismo autor menciona en su carta abierta, el texto puede abordarse desde varios horizontes, puesto que cada capí-tulo trata de un tema en concreto, y en su independencia y autonomía ofrece al lector pautas e hipótesis de trabajo, sin que necesariamente tenga que recorrer toda la obra.
El comentario que ofrecemos se centra en la propuesta de una nueva epistemología, basada en el contrato intercultural, que es el nudo de la obra, esperando que ésta sirva de motivación a quienes están involucrados en el ámbito de la teología, particularmente, y para todos aquellos que buscan la renovación del pensamiento en sus fundamentos epistemológicos.
Preiswerk plantea una propuesta de interculturalidad como nuevo paradigma para superar las visiones unilaterales de la enseñanza de la teología y cómo este nuevo paradigma puede abrir un camino de referencia para la creación y reproducción del conocimiento en general.
Ensaya un marco teórico con posibilidad de construir puentes entre la pedagogía y la teología, buscando además articular enfoques y disciplinas desde una racionalidad plural e incluyente. Ese nuevo paradigma se fundamenta en la realidad práctica.
El paradigma actual, tiene su propia legitimidad y dinámica al margen de la realidad, de la práctica y de los saberes de la educación teológica, sin embargo, este nuevo paradigma basado en la relación intercultural puede ser muy útil en la interpretación y superación de la crisis de la educación teológica en América Latina y el Caribe (228).
El conocimiento moderno devino en ideología, puesto que se reprodujo sin realidad; y cuando se acerca a ella, tiende a acomodar dicha realidad a sus presupuestos, lo cual hace que el pensamiento se vacíe de contenido.
En la enseñanza de la teología, la realidad es la misma. Las facultades de Teología no tomaron en cuenta la realidad cultural y siempre la asumieron como algo homogéneo, de ahí que su enseñanza no tuvo mayor impacto en la sociedad ni logró una identidad definida. Resultó más fácil transformar un seminario en universidad, que repensar la educación teológica en función de una pedagogía alternativa.
Preiswerk, en el estilo que acostumbra, muestra el movimiento y las relaciones de los agentes involucrados en la enseñanza teológica (docentes y discentes) y cómo estas relaciones influyen en la homogenización de una matriz que no corresponde a la localidad o la cultura en cuestión.
De la misma forma, muestra las relaciones de la teología con otros saberes, para resaltar que la teología se presta los métodos, herramientas e información de otras ciencias, y aún así insiste en su autonomía arrogante de creer que ella se explica desde sí misma. Se nota una fuerte tendencia autosuficiente y centrípeta de la Teología que incide directamente en su enseñanza (236).
Así, la educación teológica busca refugiarse debajo de una identidad o modalidad única y frente al peligro del pluralismo o del relativismo, prefiere afirmar y preservar la unicidad y homogeneidad de su identidad confesional y doctrinal, de sus opciones epistemológicas, teológicas, morales, etcétera, ligado a una tradición colonial con todas sus repercusiones racistas, y patriarcales (239).
Ante esta realidad, el autor ofrece un nuevo paradigma queradica en la unicidad de la comprensión e interpretación de cada cultura, resolviendo en esta unión el problema de la teoría y la práctica para lograr nuevos sentidos que den pie a la enseñanza de la teología en América Latina.
La cultura como el horizonte hermenéutico más amplio que propone el autor, se refiere a tomar en cuenta las matrices dinámicas y complejas de producción y reproducción de imaginación, creencia, comprensión, interpretación y acción, y cómo las personas y grupos sociales las elaboran e interiorizan para dar sentido a su vida y a su comunidad (242).
Por tanto el autor insiste que es necesario reconocer la realidad multicultural y que es urgente impulsar y luchar por relaciones interculturales equitativas. La interculturalidad, según el autor, es el proyecto de convivencia equitativa, de interacción, intercambio y diálogo entre culturas dentro de un proceso mayor de transformación de las relaciones económicas, sociales y políticas.
Afirma que desde el diálogo intercultural, se puede construir la dimensión epistemológica de la interculturalidad, es decir, es la respuesta a la exigencia y posibilidad de salir de la hegemonía y la dominación de un patrón de conocimientos monocultural y autoproclamado como universal (256).
El paradigma intercultural ofrece nuevas premisas de conocimientos y de saberes y estimula un nuevo marco de práctica. Por lo tanto, es una racionalidad que cuestiona las racionalidades dominantes y monoculturalistas. En este sentido tiene un carácter teórico e incluyente que busca superar las ambigüedades del término interculturalidad y permite el reconocimiento de diferentes racionalidades (257).
El autor propone en el paradigma intercultural la afirmación de una razón humana, considerada como invariante antropológico, dentro de la cual se manifiestan diferentes ámbitos y dimensiones de la racionalidad. En este nuevo paradigma resaltan las siguientes racionalidades:
a. Racionalidad contextual. Implica el pensamiento que asume lo contextual como algo fundante y no como mera circunstancia.b. Racionalidad ética. Apunta a las relaciones cortas entre personas como a las relaciones largas entre grupos y culturas.c. Racionalidad relacional. Referida a la dialéctica entre identidad y alteridad.d. Racionalidad plural e incluyente. Toma en cuenta otras relaciones y modos de conocimiento.e. Racionalidad descentrada. Conlleva a valorar el ámbito cultural, sin sacralizarlo, mirándolo desde afuera y en perspectiva crítica.f. Racionalidad inédita. Racionalidad latente liminal, capaz de acoger lo inédito; encuentra y saca nuevos sentidos del pasado, del presente y del futuro.g. Racionalidad inter y transdisciplinaria. Capaz de pesar simultáneamente a partir de diversos enfoques y disciplinas del saber.
5 Estudió Teología en la Universidad Católica Boliviana San Pablo, Ciencias de la Educación en la Universidad Salesiana de Bolivia y Filosofía en la Universidad Mayor de San Andrés. Correo electrónico: sandroares@yahoo.es La Paz-Bolivia.