INTRODUCCIÓN
La pandemia mundial de la COVID-19, ha puesto a prueba la capacidad de respuesta de los gobiernos para garantizar medidas sanitarias en salvaguarda de la seguridad y la vida de las personas; no obstante, ello implico no descuidar la educación de las jóvenes generaciones quienes han vivido confinados en un encierro de prácticamente casi dos años. Para Picon (2020) la presencialidad habitual hasta ese momento, se vio alterada abruptamente por lo que se optó por la implementación de una educación remota con el propósito de dar continuidad mediante el uso de plataformas educativas virtuales, a pesar de las difíciles circunstancias.
En esta línea de investigación, Cosi (2020) valora el rol trascendental que cumplió el profesorado en el proceso educativo virtual adoptado por los gobiernos al asumir el protagonismo activo y dinamizador de este proceso transformacional. La digitalización educativa, en cierta medida, se vio forzada pues la gran mayoría de docentes aún están en proceso de ir incorporándola en sus prácticas pedagógicas cotidianas, debido al desconocimiento de su utilidad sumadas las limitaciones tecnológicas de conectividad tanto de parte de estudiantes y más aun de sus respectivas familias.
En este escenario, la virtualidad asumió un rol de preponderancia social al ser empleada no solo en lo educativo, sino en todas las actividades humanas. Para Almenara (2018) se vive en la era del conocimiento, por lo que el uso de los recursos y herramientas digitales se han masificado y con especial énfasis en la educación de las jóvenes generaciones; no obstante, se constituye en una ardua labor implementar procesos de alfabetización digital orientados al profesorado y los estudiantes para que puedan cumplir su misión con eficacia y eficiencia en un nuevo escenario generalizado: la educación virtual.
Por la coyuntura descrita, se presenta un campo novedoso para realizar una exhaustiva revisión bibliográfica respecto a qué es el desempeño del docente y cómo se rediseña en un escenario nuevo e inesperado como es la educación a distancia empleando para ello los medios virtuales, marcadas históricamente por un contexto de disparidades sociales y económicas de la educación en general. Esto es, el sistema educativo, tanto de escuelas públicas y privadas; urbanas y rurales; multigrados y poli-docentes, presentaban una brecha digital, dado que muchas de ellas carecían de conectividad a internet, etc. Al respecto, Robalino et al., (2021) mostraron cifras que revelaban que el 73% de los distintos niveles educativos a nivel latinoamericano carecían de conectividad a internet así como a equipos tecnológicos.
En el caso peruano, el Ministerio de Educación, mediante la Resolución vice ministerial N° 046-2020, desde el 20 de marzo del 2020, implementó a nivel nacional la estrategia nacional de educación no presencial y remota denominada “Aprendo en Casa”. Ello se transmitió por medios virtuales accesibles para estudiantes urbanos con conectividad al internet (a través de una plataforma web) y para aquellos sin conectividad o ruralidad mediante la televisión o la radio como medios masivos y accesibles para estudiantes rurales o en condición de pobreza. Asimismo, era necesaria una educación bilingüe, esto es, en las lenguas originarias como el quechua, asháninka, aimara, entre otras, hecho que obligó a una movilización masiva para acceder a la educación básica y superior.
Según Picón et al., (2020) a la fecha existe una demanda urgente de preparar al personal docente en servicio en competencias digitales para hacer realidad los objetivos y directrices de la modalidad virtual consideradas imprescindibles e impostergables; es decir, mientras más preparado se encuentre digitalmente el docente podrá incorporar el uso de las herramientas digitales a su praxis pedagógica haciéndola más contextualizada según los intereses y expectativas de los estudiantes que están ligados al uso de lo virtual en términos cotidianos. Por ello, el objetivo del estudio es analizar el desempeño docente con relación las brechas digitales dentro del sistema educativo en tiempos de pandemia.
La importancia que tiene el abordaje de este tema radica en que el desempeño docente es un factor crucial para determinar la calidad de la educación. Cuando los docentes enfrentan brechas digitales, como falta de capacitación, recursos tecnológicos insuficientes o acceso limitado a plataformas educativas, su capacidad para enseñar de manera efectiva puede verse comprometida. Además; la tecnología ofrece oportunidades para innovar en la enseñanza y el aprendizaje, permitiendo métodos pedagógicos más interactivos, personalizados y colaborativos. Sin embargo, las brechas digitales pueden limitar la capacidad de los docentes para adoptar y aprovechar estas innovaciones. Por lo tanto, es crucial analizar cómo las brechas digitales afectan el desempeño docente y la capacidad de innovar en el aula.
METODOLOGÍA
Se realizó una revisión bibliográfica, la búsqueda se basó en información reciente respecto al desempeño docente en todos los niveles educativos. Por lo que se accedió a las bases de datos como Scopus, World of Science, Ebsco, Scielo, considerando solo publicaciones desde 2018-2021, además de las bases de datos, se abordaron referencias en bibliografías de otros trabajos relevantes como libros relacionados con las competencias docentes. Los descriptores utilizados fueron “teaching performance”, “virtual learning”, “school teacher”. Para el proceso de clasificación de la información se usó como técnica el análisis documental, y como instrumento la matriz de registro, posteriormente, con los resultados de búsquedas alcanzados se procedió a clasificar la información en dos categorías denominadas desempeño docente en el marco de la educación virtual, y Perspectivas al desempeño docente virtual por los actores sociales. Una vez clasificadas las fuentes y categorizadas, se utilizó como gestor bibliográfico Mendeley, para organizar las fuentes. Seguidamente se realizó analizaron las fuentes críticamente para evaluar evalúa la calidad, relevancia, metodología y hallazgos de cada estudio considerado dentro de este análisis. Se procedió a destacar los principales hallazgos, tendencias, patrones y lagunas en la literatura consultada, como además las áreas de conflicto convergente dentro del desempeño docente.
DESARROLLO Y DISCUSIÓN
Desempeño docente en el marco de la educación virtual
Los entes rectores del sector educación de los diversos gobiernos implementaron medidas tendientes a promover que los estudiantes puedan proseguir con los procesos educacionales desde sus domicilios empleando los medios digitales como son la web, la televisión y la radio e inclusive otras plataformas educativas virtuales gratuitas como el Meet, Zoom, Google Classroom y sobre todo el Whatsapp web para poblaciones rurales (Cortés et al., 2020). Este contexto posibilitó establecer mecanismos y formas que permitieron mantener una comunicación fluida desde el Ministerio de Educación a través de la Dirección General de Tecnologías Educativas (DIGETE), en el caso peruano se extendió a las Direcciones Regionales de Educación, Unidades de Gestión Educativas Locales, equipos directivos y docentes, de docentes a estudiantes y entre estudiantes. Sin embargo, para Ferreira y Barbosa (2021) las limitaciones de accesibilidad y cobertura se hicieron notorias determinándose las precarias condiciones tecnológicas de las escuelas y de los ambientes domésticos que dificultaban el acceso a las herramientas digitales por parte de la mayoría de estudiantes urbanos y, sobre todo, rurales.
En ese sentido, Meza et al., (2021) aseveran que las competencias digitales que poseen los profesores ante esta nueva y única alternativa de educación remota aún son débiles en el sentido de que no habrían recibido capacitaciones y formación suficiente para la virtualidad, sin embargo, su urgencia de aprenderlas para su utilización en su labor docente era urgente y necesaria. Asimismo, para Cali (2020) este cambio significó una transición forzada hacia el uso de las TIC en las escuelas y en los centros de educación superior como una única opción para participar del proceso educativo, por lo que aún está pendiente formar a los docentes en el uso y aprovechamiento de las tecnologías informáticas como medios eficaces para mejorar los niveles de aprendizajes de los estudiantes.
También Cortés et al., (2020) sostienen, que muy a pesar de que un profesor ostente saberes digitales y disciplinares, procesos pedagógicos y didácticos de enseñanza-aprendizaje, estos se pueden percibir de manera positiva y efectiva siempre que tengan la capacidad de integrarlas en la enseñanza y aprendizaje virtual. Por ello, recomiendan la priorización de una tecnología por su eficacia pedagógica-didáctica y no dejarse influenciar por la moda pasajera o circunstancial. Ante estas exigencias y retos, los docentes han demostrado mucho interés por incorporarlas gradualmente a sus prácticas pedagógicas cotidianas desde la virtualidad.
Es por esta razón que la sociedad actual requiere perfiles personales y profesionales que se caractericen por una sólida preparación digital, orientados a la generación y construcción del conocimiento desde un enfoque reflexivo y crítico, además de asumir decisiones con conocimiento causal, buscando la comunicación intercultural. En ese sentido, en la agenda de la educación mundial al 2030, se estableció la urgencia de implementar a escala internacional la preparación digital docente para propiciar la construcción de sociedades inclusivas, donde el uso de las TIC asuma un rol preponderante, estableciendo para ello las competencias digitales en la formación del profesorado, este marco ha tenido tres versiones: la de 2008, 2011 y 2018 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2019).
Por su parte, Ruiz et al., (2020) consideran que, ante la irrupción de la virtualidad en la vida escolar, esta ha asumido un rol innovador al permitir adaptar herramientas de la educación a distancia entendida como aquella, orientada a aquellos estudiantes que por alguna razón se encuentran alejados de los centros educativos. Mediante los entornos virtuales que ofrecen las TIC, los sistemas educativos, actualmente, se sirven de estos, para implementar la modalidad remota. De esa forma, se prescinde de la participación presencial del personal docente, administrativo y estudiantil en los recintos escolares, pero no se prescinde de la planificación, ejecución y evaluación formativa por medio del empleo de las herramientas digitales que propician la interacción entre el docente y los estudiantes.
En la actualidad, en donde la virtualidad es la única forma para desarrollar los procesos educacionales, se vienen desarrollando importantes investigaciones para conocer el desempeño docente a nivel mundial. Por ello, es necesario que los gobiernos orienten las inversiones en el campo educacional, focalizándolas en dotar de competencias digitales, entendida como el cúmulo de competencias y capacidades que permiten, a los docentes y estudiantes, emplear las herramientas digitales para solucionar problemas de manera individual o colaborativa desde un enfoque crítico, reflexivo y, sobre todo, creativo, debido a que la llamada cuarta revolución industrial en la que nos desenvolvemos a través de un lenguaje digital es común a todas las disciplinas humanas (Cabero-Almenara et al., 2020).
Por su parte, Vollbrecht et al., (2021) asumen que los docentes deben emplear de las aplicaciones digitales, aquellas que les permita desarrollar videoconferencias u otros sistemas alternativos en vivo, los cuales dan la sensación de haber vuelto a la normalidad de la presencialidad, mostrando tanto al profesor como al estudiante oportunidades para optimizar la enseñanza. Cabero-Almenara et al., (2020) reiteran que en este cambio respecto a las formas de enseñar, centralizadas hoy mediante las herramientas digitales, es preciso considerar el empoderamiento del profesorado para el uso de los recursos digitales, brindando de competencias digitales a los docentes en servicio y los que vienen formándose para la docencia sin descuidar además contenidos de educación inclusiva para que puedan ser competentes al promover escuelas que atiendan las necesidades de los estudiantes para enfrentar airosamente los desafíos y retos del siglo XXI empleando tales recursos digitales.
Para Martínez Chairez et al., (2016) la educación, históricamente, ha estado supeditado a cambios permanentes, donde la implementación de las tecnologías informáticas ha despertado una demanda mundial de interés creciente para dotar de competencias digitales al personal docente. La implementación de la estrategia de la educación remota por el Estado peruano frente a la emergencia sanitaria no ha tenido una viabilidad exitosa, sobre todo en aquellas zonas rurales caracterizadas por la falta de conectividad, acceso y cobertura, esto es, la mayoría de la población escolar rural (y parte de la urbana) se ha visto afectada por la falta de energía eléctrica, accesibilidad a la radio y a la televisión, las precariedades de espacio y mobiliario de los hogares y también la formación docente en cuanto se refiere al uso y manejo de las herramientas digitales que canalizan los procesos pedagógicos.
El profesorado asumió una actitud positiva para desarrollar los procesos educativos en contextos de virtualidad, a pesar de sus limitaciones formativas, de uso, manejo y accesibilidad a los medios tecnológicos y de autoformarse desde una mirada innovadora (Baque-Castro y Electricista, 2021). Farfán (2021) considera que los docentes en los procesos virtuales de enseñanza deben centrarse en la retroalimentación formativa como estrategia de acercamiento al estudiante para que desde una perspectiva formadora pueda intercambiar información orientada al desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo acerca del proceso de aprendizaje. Además, deben ceñirse al empleo creativo de los medios y materiales educativos, implementando una metodología de trato interpersonal y la devolución de información cualitativa respecto a la evaluación formativa.
A raíz del confinamiento y la no presencialidad, se hace necesario también desarrollar actitudes que promuevan los valores sociales, tal como afirma Morales (2020) al considerar que en la sociedad contemporánea, marcada por el sobre individualismo y los conflictos sociales, la participación del docente es expectante para contribuir desde su rol socializador y preparar a las generaciones en el desarrollo de habilidades sociales que favorezcan la convivencia armoniosa basada en la solidaridad con responsabilidad social. En esa misma línea, para Fernandes et al., (2021) la crisis sanitaria global está mostrando, a la comunidad de profesores, los distintos roles por asumir para ejercer su práctica pedagógica con eficacia. Evidentemente, no ha sido fácil introducir estos cambios radicales en las formas de enseñanza y que, finalmente, el aprendizaje de toda esta experiencia se reduce a que enseñar y aprender, de ahora en adelante, no será nunca como las de antaño, no muy lejano.
Para poder analizar y conocer el desempeño docente en tiempos de la virtualidad se han mostrado diversas facetas del profesorado; no obstante, la que más resalta es la actitud propositiva que han mostrado, con la única intención de proponer un acercamiento a sus estudiantes en situaciones de no presencialidad o virtualidad (Baque-Castro y Electricista, 2021). A su vez, también hay estudios que consideran que es de mucha valía buscar, obtener y analizar información cualitativa como cuantitativa de parte del estudiantado acerca del estudiante como actor y agente fundamental de la educación tal como lo afirmó Navarrete (2017) quien explica que esta modalidad se desarrolla sobre todo en centros superiores de formación universitaria al considerar que esta población goza de esta prerrogativa para poder emitir un juicio valorativo del quehacer docente sobre estilos y formas de enseñanza.
Para Cali (2020) en situaciones de virtualidad es necesario complementar la formación digital del docente en las siguientes esferas o dimensiones: alfabetización digital que facilitaría ingresar a los buscadores y demás bibliotecologías para desarrollar la búsqueda selectiva de información útil que ayudaría en el proceso de planificación curricular; comunicación digital que permitiría la comunicación fluida entre los distintos actores educacionales implicados en el proceso educativo; la generación digital para promocionar las producciones digitales y compartirlas; protección digital para hacer frente al delito informático; la solución de dificultades que traen consigo las redes sociales. Dichas competencias digitales de fortalecimiento de habilidades tecnológicas se desarrollarán de manera virtual tanto sincrónica y asincrónicamente.
Según Concepción y Ramos (2020) no hay ningún proceso de cambio que no genere incertidumbres y desafíos, ya que los resultados serán diversos, pese a todo el esfuerzo desplegado por el Estado por implementar procesos formativos en cuanto a competencias digitales docentes unidas además a la buena actitud del profesorado para ir implementándolas de manera paulatina en su jornada pedagógica. Se esperan resultados que sirvan de soporte para ir mejorando condiciones de conectividad, accesibilidad de internet, sobre todo, en poblaciones excluidas históricamente.
En cuanto a la evaluación de desempeño docente en tiempos de virtualidad, a la luz de las investigaciones recientes acerca de los rasgos que caracterizan a un docente exitoso como elemento clave de la calidad educativa, Osuna (2020) considera que una escuela es exitosa siempre que se logre una actitud comprometida con la labor educadora tanto dentro y fuera de la escuela. Por su parte, para Urzua et al., (2020) el ejercicio docente está relacionado a enseñar y aprender a partir del desarrollo de la actitud reflexiva y metacognitiva. Además, Quispe (2020) afirma que los docentes logran mejores desempeños cuando tienen permanente acompañamiento y monitoreo de parte del equipo directivo y, como efecto de la educación remota, Cervera et al., (2021) enfatizan en la necesidad del dominio de estrategias de trabajo colaborativo que combinen labores docentes y estudiantiles. Asimismo, Chereguini et al., (2021) también consideran imprescindibles formar al docente en cuanto a conocimientos, habilidades, destrezas y estrategias que le favorezcan promover el desarrollo de competencias didácticas y el dominio disciplinar vinculadas a lo digital.
En esta misma línea de investigación, Cabero-Almenara et al., (2020) también recomiendan evaluar el desempeño docente en las siguientes dimensiones: dominio disciplinar, pedagógico, tecnológico y respeto, y consideración por la normatividad y seguimiento a su ejercicio docente para que una vez identificadas sus necesidades formativas, se fortalezcan sus competencias profesionales en el uso de las herramientas digitales orientadas a la generación de conocimiento, debido a que hubo limitaciones en su formación inicial en cuanto a sus habilidades digitales. Esta problemática puede hacer que se dicha formación se perciba como sobrecarga laboral, ya que el trabajo es extendido. Además, es inquietante la situación de los docentes de los niveles más bajos, como el de inicial y primaria, dado que en los primeros grados de enseñanza tienen limitadas competencias digitales, lo cual preocupa en razón de que los más perjudicados serían los estudiantes menores (Portillo et al., 2020).
Asimismo, Valladares (2020) considera que ante este contexto se vienen implementando procesos educacionales online o virtual en el nivel superior universitario. En ese sentido, es imperativo redireccionar las formas de evaluar el desempeño docente. Se debe dar énfasis en las apreciaciones de los estudiantes como protagonistas principales del proceso de aprendizaje y además es necesario, dada la escasez de modelos de cómo evaluar el desempeño docente en tiempos de virtualidad, asumir la evaluación del desempeño docente desde un enfoque holístico que esté centrada básicamente en la búsqueda de la mejora profesional.
Para poder evaluar el desempeño docente en el contexto de la virtualidad, a pesar de las condiciones en las cuales viene desarrollándose, Villarruel-Fuentes (2018) consideran la posibilidad del empleo de Moodle como herramienta digital para poder facilitar la labor del equipo directivo brindándoles información útil para mejorar el desempeño docente, dada las implicancias de integrarlas en los procesos de formación. Sin embargo, recomiendan el dominio de las mismas para que puedan servir de apoyo para los fines esperados y no un obstáculo por su falta de dominio y experticia.
Para Baque-Castro y Electricista (2021) no se puede descuidar realizar el seguimiento sobre el actuar docente en esta virtualidad, ya que esta brinda oportunidades para optimizar el desempeño del educador, validando además los modelos formativos que deben emplearse para estos propósitos, puesto que el estudiantado es el principal actor del proceso educativo en este escenario virtual. Estos procesos evaluativos permiten además realizar los ajustes necesarios para procurar las mejoras pertinentes, ya que los profesores emplean diversas herramientas conjugadas con sus capacidades pedagógicas y didácticas.
Respecto al proceso de evaluar el desempeño docente en el nivel universitario en épocas de virtualidad, Chipana (2020) encontró una relación favorable entre el buen desempeño docente y un adecuado aprovechamiento estudiantil que se debe promover. Estos estudios nos ayudan a visionar la preponderancia de no descuidar el desempeño del docente en tiempos de pandemia, así como en tiempos presenciales venideros, lo cual significa una verdadera oportunidad para promover mejores prácticas pedagógicas.
En lo que respecta al desempeño docente y las brechas digitales, Cascales (2020) revela que el modo de vida de las familias han cambiado de una manera casi radical de hace no más de una década, donde los padres de familia muchas veces tienen que salir de sus hogares a buscar los medios económicos necesarios; por lo que los profesores o educadores tienen que estar lo suficientemente preparados para propiciar encuentros familiares mediante las herramientas digitales y lograr incluirlos en los procesos de aprendizaje remotos conjuntamente con sus hijos.
Ante esta situación, los países con el afán de frenar la expansión de la pandemia priorizaron medidas como la inhibición de uno de los derechos más importantes: la libertad de libre circulación. Este hecho ha motivado a que millones de estudiantes de todos los niveles estén obligados a desarrollar clases desde sus domicilios, en confinamiento social obligatorio, a través de la implantación de una nueva forma de convivencia. Ello no quiere decir que se hayan adoptado ya las estrategias de enseñanza virtual idóneas, sino que posibilita que los procesos pedagógicos y didácticos empleen formas distintas de virtualidad recurriendo a las aplicaciones (Moodle, Warsapweb, web, llamadas telefónicas, videoconferencias) por lo que la virtualidad adopta un giro referente a la inclusión, ya que no todas las personas tienen acceso a estos medios dadas las circunstancias económicas de los grupos sociales vulnerables y no solo de estudiantes, sino también de docentes; inclusive el hecho de que las personas puedan tener acceso a las tabletas, celulares, conectividad al internet no implica que lo puedan emplear con fines eminentemente educativos (García et al., 2021).
Por su parte, Calderón (2021) considera que las brechas están constituidas por la falta de equidad en cuanto a la accesibilidad, disponibilidad y uso del internet. Por lo tanto, es importante que las tecnologías informativas o comunicativas y la infraestructura educativa tecnológica virtual aseguren aprendizajes sin exclusiones, que guardan sus orígenes en la inequidad socioeconómica que son causa para que las escuelas rurales vivan una realidad dispar en medio de la pandemia que se vive a nivel mundial. El mismo investigador concluye que las brechas existentes, hasta antes de la llegada del COVID-19, se han incrementado entre poblaciones estudiantiles rurales y urbanas; mientras que en el ámbito urbano desde temprana edad se inician en la digitalización, en las rurales esta situación es disímil, dado que está marcada por la inversión limitada del Estado, con un enfoque de construcciones escolares que aún no consideran las TIC. Esta situación de limitaciones digitales tanto de docentes y estudiantes han devenido en el uso limitado de aplicaciones del celular y los mensajes de texto, lo cual genera una brecha tecnológica que se traduce en las alarmantes tasas de abandono y exclusión escolar (Calderón, 2021).
Para Kuric et al., (2021) el cambio de la educación presencial a la virtual ha mostrado de una forma contundente las disparidades sociales que siempre han estado latentes y nos reta a realizar una reingeniería participativa de los sistemas educativos, para que la exclusión no se incremente. Los estudios parecieran estancarse cuando llegan a las desigualdades sociales y se asocian con culpar a los estudiantes pobres con su falta de esfuerzo o dedicación, así como al profesor desmotivado y con precaria preparación profesional, dejándose de lado los problemas de estructura en desprestigio de la escuela pública. Por su parte, López et al., (2021) definen las brechas digitales -palabra surgida a finales de 1990- como la distancia o el espacio que tienen grupos humanos de distintas características socioeconómicas y culturales para acceder a estas herramientas de comunicación virtual y a la utilización del internet para distintos usos. A la luz de estos datos, se considera que recientemente unos 3900 millones de personas se encuentran incluidas en esta brecha digital. Ante esta realidad se trazaron objetivos de cobertura al 2030, en razón de que más del 50% de la población mundial sigue sin acceso tecnológico. Las poblaciones indígenas y aborígenes se caracterizan por vivir en condiciones de pobreza y precariedad, es decir, viven en condiciones sin acceder a los servicios básicos como el agua potable, el sistema de desagüe, la luz eléctrica y comunicaciones.
Según Wakui et al., (2021) hay datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco, 2019) que reportaron que 2 de cada 10 niños estaban viviendo situaciones de encierro obligatorio por temor al contagio. A ello, se sumaban problemas relacionados a la salud mental y al incremento de las brechas de disparidades en cuanto al aprendizaje sobre todo en las familias vulnerables. Evidentemente, las clases virtuales en línea no solo tuvieron repercusión en la modalidad de enseñanza asociada a la tecnología, sino también en el desempeño docente. Según Hernandez (2021) una de las mayores dificultades que han tenido los profesores ha sido cómo acceder al internet en España en el periodo del 2020, había limitaciones digitales en el profesorado. Es por ello que los resultados de su investigación muestran que aquellos docentes que tenían algún nivel de formación digital no tuvieron mayores dificultades para acceder a los recursos tecnológicos necesarios para el desarrollo de sus clases virtuales, frente a aquellos que no las poseían hasta ese momento.
En cuanto a la realidad educativa universitaria mexicana, Astudillo et al., (2021) sostuvieron que esta situación sanitaria mostró que las instituciones de formación superior aún no han estado lo suficientemente preparados en infraestructura tecnológica digital, así como en la preparación digital del profesorado para desarrollar los procesos educacionales de manera eficiente en un entorno virtual. De modo similar, muestran las desigualdades estudiantiles que en definitiva acrecientan las brechas relacionadas a los aprendizajes esperados, originados también por las deficiencias y limitaciones en dotar a las instituciones educativas de conexión a internet. Estas disparidades entre escuelas públicas y privadas, urbanas y rurales, y de poblaciones originarias incrementan las tasas de exclusión, marginación y atraso escolar siendo los más desfavorecidos estas últimas.
Respecto a los riesgos potenciales de las clases virtuales desarrolladas por los docentes, Daniela y Rubene (2021) sostienen que a pesar de que el empleo de los recursos digitales son novedosos, no se deben perder de vista los riesgos cuyo empleo acarrea. Se generó prácticas socialmente excluyentes respecto a los estudiantes que no cuentan con los dispositivos que les permita conectarse con el resto de la clase, en ese sentido, varias investigaciones concluyen que la educación no presencial es mejor y viable para aquellos estudiantes que tienen el apoyo de sus padres al proporcionarles tanto el apoyo tecnológico como el de acompañamiento en sus aprendizajes. Otro de los riesgos es que los padres, en su afán por apoyar a sus hijos e hijas, terminan haciendo las tareas por los estudiantes sobre todo en el nivel de educación infantil y primaria. Pero; como contraparte, a su vez se desarrollan fuertes lazos de colaboración familiar en el proceso educacional.
A su vez las prácticas excluyentes y discriminatorias no son nuevas, sino que vienen arrastrándose históricamente en los países latinoamericanos y otros, tal como refieren García et al., (2021) donde la mujer rural ha sido víctima de este tipo de prácticas, por lo que es imperativo poner esta problemática en la agenda pública para insertarlas laboralmente y propiciar su rol como madre para potenciar la educación escolar. Cortés et al., (2020) manifestaron que el estudiantado en el nivel universitario empleó más tiempo para realizar la revisión bibliográfica, así como ejecutar las tareas asignadas por los profesores, sea en forma individual o grupal. Estas formas de trabajo virtual, por lo tanto, exigen de una actitud de responsabilidad e interés por el empleo de los medios digitales disponibles; sin embargo, esta forma de trabajo síncrono y asíncrono también obligó a los estudiantes a explorar y a aprender a usar las herramientas tecnológicas con fines educacionales.
Perspectivas al desempeño docente virtual por los actores sociales
Ahora bien, respecto a la perspectiva del desempeño docente virtual por parte de los actores sociales, Pineda (2018) considera la importancia del acercamiento de las familias al uso de las TIC, es decir, es importante integrar a los miembros de la familia en los procesos educacionales y fomentar la participación familiar en la construcción del conocimiento en escenarios de virtualidad. Sin embargo, esta integración debe realizarse considerando los peligros y riesgos que ello trae consigo recomendando el análisis crítico y reflexivo de los contenidos. Además, tiene la ventaja de que las familias se constituyen en soportes para contribuir en la formación de los estudiantes.
En relación al aspecto mental, Ali et al. (2021) sostienen que los estudiantes presentaron señales de alteraciones de somnolencia, además de una preocupación por querer terminar los días, debido a la sensación de cansancio. Por ello, recomiendan la realización de estudios que puedan determinar la relación existente entre la sensación de estrés y la falta de relaciones sociales y los niveles de aprendizajes, cuyos resultados podrían ser empleados para implementar programas de mejoramiento de la salud mental estudiantil.
Asimismo, Castillo (2020) recomiendo a raíz de un estudio realizado a infantes, adolescentes y jóvenes post pandemia, la realización de un trabajo multidisciplinario de coordinación entre el personal docente, los pediatras y psicólogos para la detección inmediata y atención correspondiente sin descuidar los procesos educacionales en línea. Asimismo, Luijten et al., (2021) afirmaban que la salud mental de estudiantes infantiles y púberes estaban muy afectadas y, por tanto, las medidas de restricciones de movilización social de estos grupos humanos vulnerables debieran salvaguardar la preservación de la salud mental.
Por consiguiente, se observó que la gran mayoría de padres de familia y demás integrantes asumieron la educación en la virtualidad como un nuevo rol asignado por la escuela, generando incomodidad por ejercer labores docentes sin haber sido preparados para dicha labor. Asimismo, Martínez et al., (2019) consideraban que se debe asumir lo establecido por la UNICEF (2020) por parte de los estados, es decir, no se debe posponer los derechos de las personas por enfrentar la crisis sanitaria mundial; al contrario, se deben hacer los esfuerzos suficientes por garantizarlos. Respecto a la percepción de los docentes sobre el cumplimiento del deber en el ejercicio de su profesión, se sienten poco optimistas, ya que consideran que la virtualidad trajo consigo el alargamiento de la jornada laboral acompañada de episodios de estrés y abatimiento emocional, entre otras afecciones que alteran su vida personal, familiar y, sobre todo, profesional.
Para Flávia et al., (2021) las actuales circunstancias de la modalidad de educación virtual generaron alteraciones de estados de salud mental en el personal docente y directivo. Además, forzadamente, incorporaron el uso de recursos digitales a las metodologías de enseñanza hasta ese momento, sumadas a la ampliación de la jornada laboral ordinaria docente en donde las actividades del profesorado con las familiares se vieron alteradas, ya que se ampliaron a los siete días de la semana. Estas situaciones suponen la urgente necesidad de implementar estrategias orientadas a asegurar la salud mental y emocional de los docentes. Por lo tanto, se concluye que es prioritario analizar y reestructurar las dimensiones del desempeño del profesor, los contenidos curriculares y los perfiles de egreso desde una perspectiva digital. Los profesores que venían participando en los programas de formación digital antes de la pandemia tuvieron una adaptación menos compleja que aquellos que no estaban circunscritos o no participaban de tales programas, teniendo muchas veces que asumir actitudes improvisadas y de adopción ante las nuevas formas competenciales docentes (Hernández, 2021).
La mayoría de las familias españolas se habían visto condicionadas en forzar su participación activa en los procesos educacionales. Por ello, tanto los docentes como los integrantes familiares consideraron necesario que se incida en la preparación del estudiantado para lograr la autonomía estudiantil. De esa manera, el profesorado utilizaría el mayor tiempo para organizar, adecuar y contextualizar las situaciones de aprendizaje, enviarlas a los estudiantes y familiares, mejoraría la conducción de las sesiones y, finalmente, procedería en la revisión y análisis de las evidencias o productos enviados por los estudiantes para devolverles información cualitativa (retroalimentación) para las mejoras de las tareas o actividades de los estudiantes (Pérez-Pueyo et al., 2020).
Discusión
La transición hacia la educación virtual ha sido una respuesta inmediata y necesaria de los entes rectores del sector educativo frente a circunstancias globales imprevistas, como la crisis sanitaria. Esta revisión bibliográfica aborda diversas perspectivas y desafíos asociados con esta transición, con un enfoque particular en la preparación y competencias digitales de los docentes.
En cuanto a los Medios y Plataformas Virtuales, expuestos por Cortés et al., (2020) destacan la diversidad de plataformas utilizadas, desde Google Classroom hasta WhatsApp web, especialmente para llegar a áreas rurales. Este esfuerzo ha sido apoyado por entidades como la DIGETE en Perú, aunque Ferreira y Barbosa (2021) señalan la existencia de brechas en accesibilidad, particularmente en zonas rurales y desfavorecidas.
Por consiguiente, las competencias digitales docentes, se muestra como un tema recurrente, por la falta de formación adecuada para los docentes en competencias digitales (Meza et al., 2021). En ese sentido, Cali (2020) enfatizó que este cambio ha sido una transición forzada, lo que resalta la urgencia de capacitar a los docentes en el uso efectivo de las TIC.
Otro aspecto a rescatar está relacionado con integración Pedagógica, Cortés et al., (2020) subrayan que no es suficiente que los docentes tengan habilidades técnicas; deben integrar efectivamente estas herramientas en sus métodos pedagógicos. A lo Vollbrecht et al., (2021) sugieren que las herramientas como videoconferencias ofrecen una sensación de normalidad y mejoran la enseñanza.
En cuanto, a los desafíos y retos que enfrenta el desempeño docente y pese al esfuerzo y adaptación de los docentes, Baque-Castro y Electricista (2021) platearon la necesidad de una evaluación constante y retroalimentación. Además, la formación docente debe considerar dimensiones como la alfabetización digital, comunicación digital y protección digital (Cali, 2020).
Por su parte, en la evaluación y monitoreo del desempeño docente bajo el contexto virtual ha ganado relevancia (Osuna, 2020; Urzua et al., 2020). La formación y el acompañamiento continuo son esenciales para garantizar la calidad educativa en entornos virtuales (Quispe, 2020; Cervera et al., 2021).
Para cerrar es necesario comprender la preocupación importante sobre la exacerbación de las brechas digitales y sociales (Calderón, 2021; Kuric et al., 2021). Las desigualdades previas se han magnificado, especialmente entre zonas rurales y urbanas, lo que destaca la necesidad de políticas inclusivas. Aparte de las preocupaciones técnicas y pedagógicas, hay una creciente conciencia sobre el impacto en la salud mental de estudiantes y docentes (Ali et al., 2021; Castillo, 2020). La adaptación a nuevos roles y métodos de enseñanza ha generado estrés y agotamiento.
La transición hacia la educación virtual ha presentado una serie de desafíos y oportunidades. Aunque se ha logrado cierta adaptación y avance, es crucial abordar las brechas existentes, capacitar adecuadamente a los docentes y garantizar un enfoque inclusivo y centrado en el estudiante. La evaluación continua y la adaptabilidad serán clave para mejorar y fortalecer el sistema educativo en tiempos de crisis y más allá.
CONCLUSIÓN
La revisión detallada del desempeño docente en el contexto de las brechas digitales dentro del sistema educativo revela una serie de consideraciones críticas que demandan atención urgente. La transición hacia un entorno educativo más digitalizado, aunque prometedora, ha ampliado disparidades evidentes en el acceso y utilización de herramientas tecnológicas entre distintos actores educativos. A pesar de la resiliencia y adaptabilidad demostrada por docentes, estudiantes y administradores, es ineludible reconocer las limitaciones y desafíos inherentes a esta transformación.
El compromiso y la dedicación de los docentes emergen como pilares fundamentales en esta nueva era educativa; sin embargo, su eficacia y capacidad para alcanzar resultados óptimos se ve intrínsecamente ligada a un apoyo institucional robusto y estratégico. La evidente brecha tecnológica que enfrentan muchos estudiantes no solo obstaculiza su aprendizaje, sino que también subraya la necesidad urgente de acciones concretas para garantizar una educación equitativa y accesible.
Además, en este escenario de cambio acelerado, es esencial no perder de vista los aspectos socioemocionales y de bienestar mental de todos los involucrados. La evolución hacia modelos educativos más digitales no debe ser a expensas del bienestar integral de la comunidad educativa. La salud mental, la equidad y la inclusión deben ser consideradas como elementos centrales en cualquier estrategia educativa futura.
Finalmente, en el contexto de la cuarta revolución industrial y la creciente digitalización de la sociedad, es imperativo que el sistema educativo evolucione de manera proactiva, enfocándose en la alfabetización digital y la preparación adecuada de las generaciones actuales y futuras. Adoptar un enfoque reflexivo y analítico permitirá maximizar los beneficios de la educación virtual, al tiempo que se abordan de manera efectiva los riesgos y desafíos asociados. En última instancia, el objetivo debe ser garantizar una educación de calidad, inclusiva y equitativa que prepare a los estudiantes para enfrentar con éxito los desafíos de un mundo cada vez más digitalizado.
CONFLICTO DE INTERESES. Los autores declaran que no existe conflicto de intereses para la publicación del presente artículo científico.